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Los Cronistas de Baern

Los Cronistas de Baern
Creada originariamente como un cónclave de historiadores, con el paso del tiempo, la organización inicialmente conocida como “La Orden de los Cronistas de Baern” ha recorrido un largo y accidentado camino, a la vez que ha experimentado una gran cantidad de cambios a lo largo de su prolongada existencia.
En la actualidad, su presencia e influencia se encuentran presentes en una gran parte de las naciones civilizadas que conforman la franja central del occidente continental. Mientras que en algunas de ellas se encuentra sólidamente implantadas, en otras sólo se encuentra presente a través de los vestigios que se conservan de sus relaciones pasadas.
Asentada bajo distintas formas, sus labores también han ido evolucionando y adaptándose a cada entorno y cultura en la que se han introducido. De la misma manera, esta presencia también se encuentra consolidada entre otros organismos que realizan labores homóloga a la suya en las naciones que se encuentran fuera de su área de influencia directa. Esta relación adopta diversas formas entre las que se incluyen acuerdos de servicio, una colaboración académica recíproca entre miembros de distintas organizaciones, o vía contratos puntuales. Pese a no ser la más antigua de estos organismos dedicados al acopio de conocimiento, sí que es la que disfruta de una mayor repercusión fuera de las fronteras de su territorio natal.
Dependiendo del lugar en el que se encuentre su sede, el apelativo por el que son conocidos varia enormemente. Si bien es cierto que, de cara al pueblo llano, los nombres que se usan con mayor frecuencia para referirse a ellos son los de “Los Cronistas” o “Los cronistas de Baern”, la diversificación de sus áreas de estudio ha hecho que, tanto a nivel interno, como dentro de los estamentos científicos y las instancias de poder, el genérico que se utiliza para referirse a ellos es simplemente el de “La Orden”.
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Historia de La Orden

Historia de La Orden
El filósofo, historiador y filántropo baerni Walur Latnaer (Bran, Baern -750, -681) puso las primeras piedras de lo que evolucionaría hasta convertirse en la primera encarnación de La Orden en el año 437 de la llamada “Edad moderna” (-719 del Calendario mecbarino). En aquel momento, tanto su objetivo como el alcance de este eran mucho más limitados. Tras casi quince siglos de existencia, estos objetivos han ido cambiado a lo largo de sus distintas iteraciones. Ya hayan venido estos intentos de expansión dados por la ampliación y alteración de sus intereses, por algún evento anómalo, o un descubrimiento relevante, según se ha ido afianzando su conocimiento dentro de cada nuevo área de estudio, su organización interna ha tratado de adaptarse a estos cambios de enfoque. Junto a esta diversificación de sus intereses también se ha ido incrementando su influencia, poder y capacidad de mediación. Estos cambios no han sido recibidos de la misma manera, sucediéndose las épocas en las que han sido considerados como en una de las organizaciones más respetadas e influyentes del continente, un poder y una amenaza potencial a tener en cuenta, o una organización en el límite de la irrelevancia.

Este ejercicio de constante adaptación no tardó en dar sus primeras muestras ya que, poco tiempo después del inicio de su actividad, de la misma manera que comenzaba a crecer su repercusión, su misión inicial también comenzó a verse alterada y expandida.
Quienes comenzaron como un pequeño grupo de estudiosos de la historia humana, en un breve lapso de tiempo se convirtieron en los albaceas de un conocimiento mucho mayor, dando con ello las primeras muestras de lo que ha terminado siendo una de sus señas identitarias.
Junto a la documentación histórica de la que hacían acopio, también llegaba hasta ellos por distintos medios una gran cantidad de textos que versaban sobre todo tipo de materias. Independientemente de que estas obras hubiesen sido obtenidas durante alguna de sus investigaciones o a través de aportaciones provenientes desde el exterior, gracias a los datos recogidos en ellos pronto se convirtieron en los depositarios de un gran conocimiento, no sólo de material histórico, sino también dentro del ámbito científico.

Cambiando el paradigma

Durante sus primeros años de vida, todo aquel documento exento de datos cronológicos se limitaba a ser simplemente almacenados. No fue hasta que se produjo la llegada de la tercera líder de la organización; La Cronarca Dinsula Horanath (Mamdayal, Baern -701, -647), que aquello cambió.
Una de las propuestas más tempranas que presentó tras asumir su cargo, fue la que introdujo la primera alteración significativa en la organización; la fundación de la Orden de los Naturistas, organismo del que también fue su primera Oxiarca.
Horanath, entre cuyos intereses y prioridades se hallaba el conocimiento en toda su extensión, siendo en particular la ciencia quien tenía una prominencia especial, se negó a que La Orden se limitase a realizar mera recolección y posterior abandono de todo aquel dato que no fuese de naturaleza histórica.
Para el momento en el que se produjo el final de su mandato, La orden de los Naturistas disponía de una cantidad de recursos similar a la de los Cronistas, lo que provocó otras de las grandes señas identitarias de La Orden; la constante disputa por obtener la financiación necesaria como para llevar a cabo sus estudios, así como la rivalidad entre los distintos Oxiarcas.

Más allá de la creación de la orden de los Naturistas y el inicio de la apertura general de miras, la mayor aportación de Horanath que ha perdurado hasta la actualidad ha sido la de la metodología y el acercamiento hacia el estudio. Fue ella quien relegó la simple y llana recopilación de la información a un segundo plano, siendo la investigación, contrastación, verificación y documentación de la misma la prioridad. Este nuevo marco de trabajo se implantó tanto para aquella recién nacida orden como del resto de las órdenes teóricas.
De acuerdo a sus propias palabras, “La función de La Orden debe ser la de convertirse en los albaceas y propagadores de todo el conocimiento humano. Tanto del que se posee en el día de hoy, como de todo aquel que ya se llegó a poseer en el algún momento de la historia. Ayudar a la humanidad a aprender de los errores del pasado y a comprender el funcionamiento de la realidad que le ha dado vida.
Si bien el conocimiento es un concepto subjetivo, la verdad no lo es, y alcanzarla debe ser el objetivo último de todo aquel que aspira a formar parte de La Orden”.
Aquel enfoque, que fue interpretado por muchos de sus miembros como un drástico cambio en la misión fundacional de La Orden, se encontró con una fuerte oposición por parte de los integrantes más asentados de entre Los Cronistas.
Estos defendían que “La función de Los Cronista no es la de emitir un juicio de valor o decidir qué es cierto o falso, sino la de estudiar, documentar y custodiar la información de todo lo que ha sucedido, ha sido dicho o escrito a lo largo de la historia.
La Orden de los Cronistas no crea ni interpreta la historia, al igual que tampoco juzga a sus participantes”.
Esta dicotomía conceptual, y los matices de lo que significa e implica el acto de estudiar, se han mantenido hasta el día de hoy, variando enormemente el lado hacia el que se ha decantado la balanza en la persona que se encuentra el puesto de mando del Yishin Amat; el órgano de gobierno que gestiona La Orden.

De cualquier manera, ya sea como meros transcriptores, como investigadores o como fuente de conocimiento aséptico, el gran mantra de Horanath caló de tal manera que ha terminado por convertirse en otro de los rasgos definitorio sobre el que, salvo contadas excepciones, han trabajado gran parte de sus sucesores.
Aquellos que han seguido los preceptos de Horanath, como norma general no aceptan diferenciación alguna en la metodología a seguir para llevar a cabo su misión, independientemente de su ámbito de estudio.
Tanto aquello que se conoce, se supo, se asumió o se dio por cierto en algún momento, como lo que el paso del tiempo ha desmentido o, en apariencia, se ha demostrado como erróneo, debe ser verificado. Todo dato debe ser estudiado, falsado y validado con la misma meticulosidad y rigor antes de ser aceptado y transmitido como una verdad.
Esta labor se ha visto plasmada en la creación de las tres grandes obras de La Orden: La Enciclopedia del tiempo, El Atlas de la realidad y el Códice del conocimiento.

Relaciones internacionales

Con el transcurrir del tiempo, a medida que La Orden fue obteniendo y compartiendo el tan ansiado conocimiento, su reputación comenzó a propagarse más allá de las fronteras de su Baern natal. Tanto sus aciertos, como sus errores y las conclusiones que sacaban de estas, pasaron a ser observados y estudiados con interés por sus homólogos en otras naciones.
A medida que el intercambio de información entre Los Naturistas y los estudiosos de la universidad de Amlash se hacía más frecuente, también comenzaron a surgir las primeras fricciones con la teocracia de Goord.
A pesar del aire de neutralidad que ha pretendido tener siempre La Orden alrededor de los conflictos de sus naciones vecinas, o de su negativa a emitir juicios morales, las relaciones internacionales siempre han sido un tema harto delicado que siempre ha preocupado a sus dirigentes.
Su perspectiva histórica, promulgada como algo objetivo e imparcial, ha hecho que La Orden tienda a chocar con los nacionalismos basados en el derecho divino y sus construcciones mitológicas. Tratando de aprender de los errores cometidos por quienes formularon las teorías del pasado, por sus vecinos en la actualidad y por sus predecesores dentro de La Orden, los sucesivos líderes, han tratado siempre de mantener el delicado equilibrio entre el respeto a las tradiciones, la eufemística y su dedicación a trasladar un mensaje inequívoco.
Gracias a esto, los distintos Omniarcas o “Guardianes del Conocimiento”, han tratado de amasar y asentar el poder real necesario para poder convertirse en un organismo autónomo. Un ente que no necesite depender de ningún gobierno. Una pretensión de autonomía formal que requiere de una gran inversión.

Financiación

Tras la negativa de los herederos de Latnaer a continuar sufragando los gastos de La Orden, uno de las primeros objetivos de sus sucesores fue el de alcanzar esta independencia real, tanto a nivel económico como político de cualquier agente externo. Para ello, la organización necesitaba ser capaz de desarrollar una serie de mecanismos que les permitiesen obtener los cuantiosos ingresos imprescindibles para su subsistencia. Métodos y procedimientos que, al mismo tiempo, no comprometieran al resultado final de su trabajo. El objetivo a largo plazo era el de tratar de evitar el clientelismo y las ingerencias por parte de entidades ajenas, pero alcanzar este objetivo era una tarea que se escapaba enormemente del ámbito de estudio de cualquiera de sus integrantes y cuya consecución tardaría mucho tiempo en lograrse.

A lo largo de aquellos primeros tiempos difíciles, el desarrollo de todo tipo de acuerdos, tanto con Baern como con Saliria, les permitieron sobrevivir a los momentos más complicados, pero el dinero obtenido mediante estos acuerdos no eran suficiente como para cumplir con las ambiciones de sus dirigentes. Para alcanzar la financiación necesaria, algunos de ellos se vieron obligados a recurrir a otra suerte de tratados que acostumbraban a venir acompañados de letras pequeñas y compromisos de difícil cumplimiento de acuerdo a sus reglamento interno. De esta manera, su autonomía se vio comprometida y, por momentos, se limitó a ser una mera quimera plasmada en sus estatutos. Un objetivo cuya consecución acostumbraba a estar más allá de su alcance. Durante varios siglos, su capacidad para subsistir por sus propios medios fue imposible, no dejando otra elección a sus líderes que la de aceptar algunos acuerdos considerados por muchos como inaceptables.
Algunos de sus Omniarcas como Gisül Najaseli (Biloskstür, Baern -604, -523) o Dyshart Olmenequ (Shaymat, Rearem -464, -393), a los que les tocó dirigir el destino de la organización en momentos muy complicados, han pasado a los anales de la historia de La Orden como una deshonra para su título y todo lo que representa. Pese a que estos casos no dejan de ser elementos aislados, forzados en gran medida por su escaso margen de maniobra, esto no ha evitado que aquellos que lograron solventar con mayor eficacia los momentos complejos terminasen sus mandatos libres de críticas hacia sus gestiones.


Discrepancias, acuerdos y presiones

Las disputas internas han sido una constante dentro de su historia y todo error, muestra de debilidad o toma de decisiones no consensuadas, una herramienta más a ser utilizada en las luchas para avanzar en la escala jerárquica.
Más allá de los anteriormente mencionados, por su jefatura han pasado todo tipo de dirigentes. Desde aquellos que, de manera independiente a la intencionalidad de sus acciones, han pasado a la historia como los culpables únicos de la caída en desgracia de la organización, hasta aquellos con una visión muy parcial de su misión, o quienes, directamente, poseían unos intereses antagónicos a los valores bajo los que se creó La Orden.
En momentos puntuales, el ceder ante alguna de las presiones exteriores ha sido inevitable, mientras que, en otras, ha formado parte de una estrategia a largo plazo para alcanzar o recuperar su independencia. La historia de la misma orden ha sido reescrita en más de una ocasión de acuerdo a los designios de sus dirigentes. Esto ha llevado a sus sucesores a verse obligados a elegir entre tratar de corregir los errores, o continuar con la mentira. A pesar de todo esto, y de la leyenda negra que ha generado, su independencia ha sido una constante prácticamente inalterada a lo largo de la mayor parte de su existencia.

Aún así, esta leyenda negra y las acciones deshonestas de sus Omniarcas acostumbran a ser sacadas a la luz con frecuencia. Cuando nuevos gobernantes comienzan a tratar con ellos, no es raro que utilicen estos nombres y estas historias como arma arrojadiza contra ellos a la hora de tratar de forzar su mano. La obtención de unas condiciones más favorables en los acuerdos a forjar o renovar un tratado rara vez entiende de etiqueta, ética o una negociación honesta.

Pero estas herramientas no son sólo utilizadas por quienes negocian con ellos. Con la comprensión de que el poder no reside tan sólo en la acumulación de datos, sino en cómo estos son explotados, el gran esquema que se ha ido diseñando desde las grandes mentes que han pasado por su jefatura tampoco ha optado siempre por descartar la presión y el chantaje.

No existe prebenda eterna ni acuerdo atemporal, al igual que no hay un sistema perfecto capaz de adaptarse a un mundo en constante cambio. Pese a todo, La Orden ha logrado sobrevivir a los cambios de regencia, ideologías y sistemas de gobierno de las naciones que la rodean, aunque no ha salido incólume de estos cambios.
Su propia estructura interna se encuentra en constante evolución y adaptación. Si bien no ha superado todas las complicaciones sin sufrir pérdidas y escisiones, sí que ha sido capaz siempre de conservar gran parte de los recursos necesarios para no desaparecer por completo.
Aunque las normas que han ido diseñando para su propio funcionamiento interno han cambiado para adaptarse a los nuevos tiempos, estas apenas han llegado a realizar puntualizaciones y matizaciones menores acerca del marco teórico sobre el que se debe desarrollar su misión.

Más allá de la percepción simplista que se tiene de ellos en el exterior, o de la imagen de estoicismo, cerebralidad, orden y control que pretenden proyectar, a pesar de las complejas reglamentaciones que han diseñando para evitar esta causística, la corrupción en el seno de La Orden no ha podido ser evitada, siendo una lacra que les ha acompañado y se ha expandido con el crecimiento de la organización.
Independientemente de las luchas por el poder y de la desviación temporal del objetivo trazado a largo plazo, el gran esquema también se ha visto alterado en diversas ocasiones debido a la acción de agentes internos. Individuos que han ofrecido desde el seno de La Orden servicios para los que no tenían autorización, o que se han ofrecido para tratar de incluir dentro de la agenda de la organización prioridades ajenas.
El hecho de priorizar una u otra actividad puede llegar a implicar cuantiosas sumas de dinero, tanto para ellos como para otros miembros de la orden que no deberían tener acceso a él.
Las luchas de egos tampoco ha sido algo desconocido. Estudiosos que, tras considerar que su trabajo no recibía el reconocimiento o los recursos necesarios, los ofrecían al mejor postor, o buscaban mecenas en algún otro lugar de manera independiente. Esta, y no otras razones que, en apariencia, pueden parecer más dañinas, ha sido una de la mayores fuentes de problemas para La Orden. La fragmentación y la aparición de otros organismos con objetivos similares, por más que sean organismos con los que puedan llegar a realizar estudios conjuntos, lo único que ha logrado es que parte de los fondos provenientes del exterior sean destinados a otro lugar.

De cualquier manera, y pese a que algunos de estos sucesos ha estado cerca de poner fin a La Orden, si bien han logrado dañarla en mayor o menor medida, no han impedido que vuelva a recuperar una y otra vez su posición de cierto privilegio.

Teoría y práctica

La labor de La Orden no es meramente teórica. Ya desde los primeros momentos su encarnación más temprana, la gran cantidad de información que manejaban requería de ser catalogada de una manera meticulosa a la par que funcional, lo que derivó en la creación de la primera de las “Órdenes pragmáticas”, la de los Archivistas. Esta orden, con un profundo componente práctico, fue seguida poco tiempo después por la de los Naturistas y continuada por otras. Algunas de ellas, como la de los Cartógrafos, nacieron como respuesta a servicios requeridos por alguna nación. Otras, como la de los Constructores, a petición de agrupaciones como el consorcio de comerciantes que compró las ruinas de Edera para su reconstrucción.

La tercera de las órdenes pragmáticas; la de los Tecnócratas, también ha sido históricamente la más cuestionada de todas ellas. Si bien ya desde el fallecimiento del fundador y principal mecenas de la organización algunos de los estudiosos realizaban labores similares a las de esta orden, estas labores carecían de la entidad, criticidad o presupuesto de este organismo interno.
La orden de los Tecnócratas fue fundada, entre otro, con con un propósito muy claro en mente; el diseño de los mecanismos que permitiesen a La Orden obtener la independencia económica. Con este fin como uno de sus objetivos principales, fue fundada por la Omniarca Imperia Svetlasa (Bran, Baern -642, -581) poco tiempo después de alcanzar el poder.
Con la llegada de este nuevo organismo también se alteró una vez más la estructura, no sólo jerárquica, sino también la meramente organizativa dentro de La Orden. La nueva dirigente confiaba en que, tratando de auditar, controlar y racionalizar los recursos dedicados a cada una de sus tareas, el conjunto sería más sostenible.

En la constante expansión a la que se veía sometida la organización, una de las primeras decisiones de los Tecnócratas también fue la más discutida. Las posibilidades que planteaban para tratar de explorar nuevas vías de financiación de La Orden fueron recibidas con una mezcla de incredulidad, alarma y escepticismo. Estas decisiones implicaban la priorización de los recursos asignados hacia las órdenes pragmáticas por encima de los dedicados a aquellas que se centraban en las ciencias puras. Más allá de las razones meramente morales, lo que no fue recibido con buenos ojos por parte de los perjudicados era lo que consideraban el establecimiento de un sistema de clases dentro de la organización. Un sistema en el que ellos pasaban a ser miembros de segunda categoría.

Para llevar a cabo aquel objetivo, la organización ya no se debía limitar a esperar las peticiones y proveer de conocimiento a sus solicitantes, sino que también tenía que ofrecerlo de una manera activa. Esto no pasaba simplemente por realizar tareas de promoción, sino que también requería que se tratase de plasmar aquel conocimiento bajo la forma de los llamados “artefactos prácticos”, ya fuesen estas técnicas de construcción innovadoras, nuevas maneras de explotar las fuerzas naturales del mundo o la formación de individuos que no pertenecían a la organización.

Antes de aquel momento, tras poco más de un siglo de existencia, La Orden ya había pasado por varias crisis previas, pero nunca antes había estado tan cerca de separarse de una manera tan traumática. Siendo consciente la Omniarca de lo tenso y problemático de la situación, la amenaza del primer gran cisma fue resuelta con brevedad de manera discreta. Svetlasa renunció a su puesto como líder de la organización, asumiendo tras esto el mandato de los Tecnócratas. Al mismo tiempo, Égorstin Raimul (Lashal, Baern -652, -583), dirigente de los Naturistas, pasaba a ocupar su posición como dirigente de La Orden.
Más allá de estos juegos de poder y las suspicacias que despertaron, aún con gran parte de sus compañeros reticentes a seguir sus dictados, la influencia apenas se vio mermada y los designios de los Tecnócratas continuaron siendo aplicados durante años. Si bien es cierto que, después de estos eventos, su existencia y cometido nunca han sido sencillos y sus decisiones nunca han estado exentas de críticas o ser sometidas a una incomprensión y rechazo generalizados, su labor se ha mostrado como algo imprescindible para la subsistencia de La Orden. Más allá de sus errores y ciertas decisiones cuestionables, los Tecnócratas habían llegado para quedarse.

Porque, junto con el crecimiento, llegaban también nuevos riesgos y nuevos retos a ser solventados. Cuanto más se expandía La Orden, más se complejizaban las tareas de quienes debían controlar, gestionar o administrar tanto a las subórdenes como su cada vez mayor estructura.
Para estas labores se crearon nuevas órdenes cada vez más especializadas. Nuevos organismos prácticos formados por administradores y gestores. Gente destinadas únicamente a mantener funcionando aquella maquinaria que amenazaba con volverse insostenible.
Con un conocimiento limitado en cada una de las diversas áreas del saber que debían supervisar y auditar, su tarea no sólo no era sencilla, sino que era vista con una notable desconfianza y un cierto desprecio por una parte de los estudiosos.
De acuerdo a las voces críticas, aquellos individuos no sólo no aportaban nada a la labor de La Orden, sino que las tareas que llevaban a cabo sólo servían para desacreditar su nombre y su obra. Eran funcionarios destinaos a realizar tareas triviales y automáticas, estorbos cuyas decisiones sólo servían para entorpecer su libertad de acción. La tecnocracia no era una ciencia sino una barrera para esta. Un parásito, un generador de procedimientos obtusos, documentación inútil, formalismos redundantes e inconveniencias que amenazaba con desvirtuar su labor y destruir todo lo que habían logrado construir hasta entonces.

A pesar de todas las críticas y los conatos de enfrentamiento entre los defensores de las distintas bloques, la visión práctica terminó consolidándose dentro de la organización. Con la paulatina implantación de las medidas tecnocráticas, las cada vez mayores necesidades particulares de cada grupo pudieron ser solventadas, permitiendo con ello la dedicación en exclusiva de los estudiosos a sus tareas principales.

Expansión y fragmentación

A lo largo de su ya larga historia, las andanzas de La Orden no sólo han sido un cúmulo de aciertos, y grandes éxitos. Mezclándose y alternándose con estos, los breves periodos de estabilidad y crecimiento han sido normalmente interrumpidos de manera tumultuosa por constantes altibajos, escándalos y escisiones. Durante las épocas de inestabilidad, aún conscientes de su propia historia y conocedores de las debilidad del sistema, esto no ha impedido que los distintos dirigentes de la organización hayan continuado con sus planes de crecimiento y expansión.
Ya hayan venido estos planes forzados por los compromisos adquiridos por sus predecesores, auspiciados por lo que se percibía como una oportunidad, por la falta de visión de algunos de sus líderes, o causados por la ambición personal del Omniarca que gobernase La Orden en un momento dado, esta imparable huida hacia adelante que parece no tener fin se ha demostrado como una máxima inmutable.
Con esto, y generalmente de manera irreflexiva, su inmensa estructura en constante expansión se ha visto sometida a una serie de pruebas que han bordeado, cuando no superado los límites y la capacidad de adaptación de sus mecanismos de control. Los tempranos intentos de implantar su presencia en otros territorios más allá de las fronteras de Baern fue la piedra de toque que dio comienzo a esta compleja serie de pruebas.
Estos primerizos intentos de expansión, sustentada en muchas ocasiones sobre unos terrenos resbaladizos y poco recomendables, diluían los límites de una escala jerarquía cada vez más descentralizada, provocando frecuentes conatos de rebelión, escisión y cismas que no tardaron en dar sus primeras señales.

Por un lado, las participación de los miembros de La orden pragmática de los Constructores en la reconstrucción de diversos monumentos arquitectónicos del pasado, así como la gran labor que desempeñaron durante el resurgimiento de Edera, o la elaboración por parte de la de los Cartógrafos del Atlas de la realidad, les granjearon un nombre y una repercusión notoria fuera de su hogar ante las instancias ajenas a los círculos intelectuales.
Por otra parte, mientras que, de cara a los pueblo, su labor era percibida como una obra altruista, ante los ojos de quienes ostentaban el poder comenzaron a ser percibidos como una amenaza potencial. Aún así, esto no impidió que su presencia continuase consolidándose de manera inexorable en distintas naciones. Si bien, en algunas de ellas, como el Imperio Menetiano, Nivar, Goord y algunas de las provincias de Rearem, sí que se establecieron términos limitantes y rígidos para sus asentamientos dentro de sus territorios, otros gobernantes como Mavra Daniseva o Sipskriel les abrieron las puertas de sus territorios sin poner apenas condiciones.

Pero su papel y su presencia en cada territorio ha ido cambiando según ha ido transcurriendo el tiempo. El hecho de que su participación en la formación de la posterior República de Menetia y la “Conjura de Sunrath” no sólo no se hiciese pública, sino que tampoco se plasmase en los documentos oficiales, provocó el primero de los profundo cismas en los que se vio sumida La Orden.
Las instancias del poder, pese al agradecimiento, también comenzaron a percatarse de que la amenaza potencial que siempre habían representado se estaba volviendo algo tangible y real.
A pesar de ayuda prestada durante la formación del Vim Ubar, algunos de los componentes del nuevo gobierno menetiano albergaban la sospecha de que los miembros de La Orden sólo se encontraba en su lado, el del bando ganador, como parte de un plan más ambicioso a largo plazo. Un estrategia urdida desde Baern de la que ellos no eran sino unos meros peones.
Tras aquel evento, tanto Menetia como Goord comenzaron a restringir aún más su capacidad de acción y a vigilarlos con mayor detenimiento. A partir de aquel momento, cada nueva entrada cartográfica que se incluía dentro del Gran Atlas de la Realidad fue supervisada con suma atención. Cada línea de las fronteras se escrutaba de manera casi obsesiva buscando motivos ulteriores, dificultando enormemente el avance de la tarea. Esta actitud no fue exclusiva de la recién formada república, sino que la controversia y la discusión se convirtió en la tónica habitual.

En aquel momento se produjeron las primeras fragmentaciones de La Orden, con la escisión de la universidad de Sunrath. El abandono de esta sede de los dictados provenientes desde Cahirn Ansay dio inicio a una serie de movimientos que desencadenarían la primera gran crisis.
Con anterioridad se habían producido desavenencias, fricciones y abandonos de pequeños grupos de estudiosos pero, tras algo más de dos siglos de existencia, se producía el primer gran cisma con el nacimiento de la llamada “Escuela de Sunrath”. Ante esta primera fugas de cerebros, otros descontentos no tardarían en seguir los pasos de los menetianos.

A su vez, y dándose cuenta de que les era más beneficioso el hecho no depender de un organismo externo, tanto Goord como Dúgental optaron por ofrecer a los integrantes de La Orden que se encontraban en sus territorios la posibilidad de convertirse en parte de los estamentos oficiales de sus respectivos equipos de gobierno. A su vez, los eruditos de Mitsulen firmaban acuerdos con la más cercana Sunrath.
No se producía una ruptura completa en la relación con su antigua alma máter, pero sí un brusco cambio en las lealtades y prioridades, así como una renegociación de los términos de su relación.

Las consecuencias de todos estos sucesos supusieron un severo golpe para las ambiciones de La Orden pero, a pesar del varapalo, si bien supuso una severa merma en su capacidad de influencia, no impidió que continuase manteniendo gran parte de su relevancia y peso específico. Las ambiciones de sus Omiarcas, sin embargo, apenas se vieron disminuidas. Pese a todo, aún conservaban una moderados presencia dentro de los esquema de poder de gran parte de los territorios del centro continental.

Independencia

Desde que los herederos de Latnaer se negaron a continuar con la financiación de La Orden, esta comenzó a sumirse en una serie de deudas que arrastró y se fueron incrementando a lo largo de trescientos cincuenta años.
Tras la debacle que supuso aquella decisión, si bien, La Orden había logrado sobrevivir, su subsistencia había venido dada en gran medida por las aportaciones de diversos mecenas de toda índole e ideología, pero este dinero acostumbraba a venir acompañado de unos intereses adicionales que poco tenían que ver con lo meramente económicos. Compromisos que, en ocasiones, pretendían influir en el resultado final de lo escrito o en las conclusiones que se extraían de sus estudios.
La lucha entre las órdenes teóricas y las pragmáticas alrededor de este tema había sido una constante, y la razón por la que muchos de sus integrantes llegaron a abandonar sus filas. Si bien este cambio en el paradigma era aceptado como una consecuencia inevitable por gran parte de los estudiosos, a la par que las órdenes teóricas se sentían como los principales damnificadas, la solución a este problema vino dada por parte de un miembro de las órdenes pragmáticas.

Gracias a los estudios y a las tesis de Asclerioth de Salastea (Salastea, Baern -508, -428), uno de los miembros más destacado de la Orden de los Economistas, la organización comenzó a vislumbrar la posibilidad de escapar de aquella lacra que le había mantenido presos durante tanto tiempo.

Dentro del campo de estudio de Asclerioth, centrado este en el análisis de las influencias entre la economía, la política y las relaciones internacionales, el economista afirmó haber descifrado, extraído y transformado en un conjunto de normas, los patrones sobre los que se regía el gran esquema socio económico del momento. A partir de estas teorías, plasmó en su tesis el diseñó del sistema sobre el que La Orden comenzó a construir su ruta hacia la autonomía completa tiempo después.

La implantación de de estas tesis no fue rápida o sencilla, y su transformación en un conjunto de leyes, licencias y acuerdos que las convirtieran en algo aplicable al mundo real requirió de más de un siglo.
Gracias a ellos, en el año -328 y de la mano del Omniarca Fanrut Ulirman (Bancusu, Baern -386, -315), La Orden, no sólo lograba dar por terminado todo compromiso basado en un acuerdo económico, sino que pasaba a ser capaz de imponer sus propias condiciones. Cuatro siglos después de su nacimiento e, irónicamente, de manera contraria a los deseos de gran parte de sus múltiples acreedores, La Orden lograba saldar su última deuda histórica y comenzaba aspirar a algo más.
Con esta serie de logros pasaba a ser dueña de su propio destino, a obtener la capacidad de mantener una independencia económica, a encontrarse libre de cualquiera compromiso adquirido con anterioridad y optar a un nuevo comienzo.

Asimismo, tras superar aquel primer gran escollo, la independencia política pasó a ser el siguiente gran objetivo a alcanzar. Pero aquel nuevo camino tampoco era sencillo. Los planes de Ulirman eran muy ambiciosos y requerían de una gran inversión. Para la consolidación de aquella nueva Orden se necesitaba de una expansión como nunca antes habían llevado a cabo. Una que continuase asentando y consolidando su presencia de manera firme e inexorable en las cortes, senados y consejos de las naciones más poderosas del Daegon occidental.

Tras el éxito alcanzado gracias a la labor de los sucesores de Asclerioth, a su vez y con la consecución de este hito, La Orden de los Economistas, uno de los sub-organismos pertenecientes a los Tecnócratas, lograba temporalmente alcanzar el estatus de Orden Mayor. Una orden entre cuyas misiones se encontraba la de supervisar los complejos acuerdos económicos que se firmaban con aquellas naciones que requerían de alguno de sus servicios.

Corrupción

La independencia, el nuevo estado de crecimiento y la atención que despertaba aquella nueva encarnación de La Orden, trajeron hasta ella una serie de complicaciones añadidas. Una de ellas, la de la corrupción, si bien no era algo desconocido, sí que siempre se había encontrado en un plano muy secundario.
Los primeros síntomas de aquella nueva lacra no tardaron en hacerse visibles, poniendo cada uno de ellos en entredicho las promesas de objetividad y compromiso de La Orden con su misión.
Mientras sus enemigos utilizaban aquellos sucesos como arma arrojadiza, sus asociados y clientes los usaban para presionarles hacia un escenario similar a aquel que habían abandonado poco tiempo atrás. El hecho de que los casos más importantes no tardaban en salir a la luz pública, sin importar si habían sido o no resueltos, convirtieron la búsqueda de una solución a esta problemática en un una de las principales preocupaciones de los Omniarcas.
Los sucesivos rectores de La Orden realizaron diferentes acercamientos hacia aquella problemática, pero cada nueva corrección de la reglamentación interna sólo servía para sacar a la luz nuevas carencias en esta. La situación que muchos habían vaticinado como una utopía estaba resultando ser la causa de la crisis más compleja con la que se había encontrado jamás la organización.

Junto con el crecimiento y el acercamiento hasta las instancias del poder, el acceso hasta La Orden también pasó a constituir un nuevo medio para ascender dentro del escalafón social. Al mismo tiempo, la apertura de estas puertas, así como las actividades que se podía llevar a cabo gracias a ellas, conllevaba a su vez una nueva responsabilidad de cara a estos mismos poderes.
Más allá de esto, la expansión generaba también nuevas vulnerabilidades capaces de desestabilizar el ya de por sí delicado y precario equilibrio de poder dentro de la misma organización. Dentro de aquel escenario siempre cambiante, surgían a diario nuevas vías de acceso para individuos que sólo buscan el lucro propio sin importar el coste. Aquella era una situación que necesitaba ser controlada.

Si con la creación de las órdenes pragmáticas La Orden logró a fomentar y regularizar el acceso a nuevos modelos de financiación, y con los funcionarios y organismos tecnocráticos a controlar las aspiraciones de crecimiento de los distintos gerentes de la organización, la Omniarca Ludvila Árbegost (Yalan, Baern -312, -221) optó por tratar de convertir aquel problema en una oportunidad con la creación de tres nuevas órdenes centradas en la resolución de este tipo de problemáticas; Los Censores, los Legisladores y los Juristas. A través de ellos se trató de atajar otro de los grandes escollos para la estabilidad de todo gobierno; el del surgimiento de la corrupción intrínseca a toda gran organización.

Al igual que la creación toda nueva orden, y todo nuevo cambio drástico en el seno de la organización, la toma de aquella decisión vino acompañada por la desconfianza y el desagrado por un gran número de los integrantes de las que ya se encontraban perfectamente asentadas. La toma de decisión fue aprobada por un margen muy ajustado lo que, irónicamente, también condujo a que la Omniarca fuese acusada de nepotismo y corrupción.

Si bien las funciones desarrolladas por los Juristas ya habían sido desempeñadas con anterioridad por una serie de sub organismo que formaban parte de Los Tecnócratas, las otras dos nuevas entidades suponían una ruptura total con todo lo anterior.
Al mismo tiempo que algunos de los subalternos de Árbegost retomaban la vieja amenaza de un cisma que podría destruir todo lo ya construido, aquella noticia tampoco fue recibida con agrado por parte de las autoridades de Baern.
El hecho de que aquel ente autónomo en el que se había convertido La Orden pasase a tener su propio régimen interno de justicia, implicaba que su capacidad de presión sobre ellos se volvía cada vez menor. Tras largas y tensas negociaciones, y pese a la amenaza de una intervención militar por parte de las tropas de Baern para tomar Cahirn Ansai, en el año -251 Árbengost realizó la declaración formal que establecía la separación de La Orden del estado de Baern.
Esta decisión, en apariencia tomada de manera unilateral por la Omniarca, se encontraba apoyada por las fuerzas de Nivar y Menetia. Los gobiernos de ambas naciones consideraban que La Orden se había convertido en algo demasiado crítico como para depender de cualquier otro gobierno. Si no dependía de los suyos, no dependería de ninguno.

Con la independencia completa el problema no hizo sino agudizarse. una serie de complicaciones que ya se encontraban presentes hasta aquel momento se hicieron aún más visibles. Dentro de la compleja burocracia interna que les había permitido su crecimiento de una manera controlada, se incluían nuevas normas y mecanismos forzados por su nuevo estatus que, a su vez, se convertían en brechas de acceso para individuos poco recomendables.

A pesar de los altibajos que ha sufrido desde entonces, La Orden nunca a dejado de ser un ente completamente autónomo, al igual que tampoco ha dejado de estar salpicada de escándalos. La oportunidad de crecimiento ilícito no es una prerrogativa exclusiva de los los altos mandos, sino que se extiende a lo largo de todo el árbol jerárquico.
De la misma manera que la corrupción en las altas instancias se ha demostrado como algo inevitable, aquellos que se encuentran en los puestos más bajos también forman parte de en la cadena de mando, responsabilidad y poder. En los momentos en los que La Orden ha gozado de una mayor repercusión, también lo ha hecho la proliferación de nuevos escándalos de todo tipo, tanto ciertos como fabricados.
La perversión de las normas del reglamento interno es un arte en sí mismo, al igual que lo son los juegos de presiones e intrigas para que se aprueben unas por encima de las otras. Los mecanismos diseñados para evitar este tipo de intrigas y las ansias de poder siempre han sido susceptibles a un uso creativo, parcial y partidista.

Independientemente del tamaño que haya llegado a alcanzar la institución, sus diferentes reglamentos no han logrado evitar que alguno de sus puntos críticos dependa de la labor de un pequeño componente. Cada nueva iteración que ha tratado de poner solución a alguno de los problema ya detectados, siempre ha acostumbrado a sacar a la luz nuevas fallas hasta entonces ocultas, y La Orden, por más soberbia e impresionante que pueda parecer, no está libre de estas grietas, contradicciones internas y lagunas en su sistema.
Dado su gran tamaño actual, tras la apariencia de estabilidad, orden y control que pretende proyectar, en su interior se fraguan todo tipo de movimientos contradictorios. Algunos de estos no tienen reparos en ser mostrados en público y se plasman a través de la tergiversación de los mecanismos de los que disponen, mostrando sin pudor ante la mirada impotente de los juristas los huecos que pueblan sus leyes, otros lo hacen de manera subrepticia.
Más allá de los usos que fuerzan a la evolución constante de los mecanismos de control, en el interior de La Orden también se encuentran quienes no buscan estas lagunas como herramientas de promoción interna, sino que aspiran a obtener a través de ellos un enriquecimiento rápido o quienes, directamente, han sido pagados para introducirse en la organización y mermar su influencia o su reputación.
Entre las salas y pasillos de las distintas sedes bullen y se desarrollan todo tipo de tramas que amenazan con desestabilizar su misma estructura. No existen planes ni mecanismos de control perfectos, no existen leyes sin fallas que explotar. Por más procedimientos que establezcan los tecnócratas para controlar la corrupción y el arribismo, por más que se esfuercen e investiguen los cuestores, por más sentencias que dictaminen los legisladores, en su aspiración por evitar el colapso, también van abriendo nuevas puertas hacia la destrucción de La Orden.

La incomodidad y, en ocasiones, inconveniencia que provocan los mecanismos diseñados por los tecnócratas, al igual que su propia naturaleza, los han convertido en la orden más denostada por el resto. Por otro lado, la orden de los Censores es la más temida.
Los métodos y mecanismos de ambos son puestos constantemente a prueba y sus motivaciones en entredicho. Al mismo tiempo, mientra que las funciones de la primera siempre se han encontrado cuestionadas, muchos consideran a la segunda como un mero agente cómplice en el mantenimiento del estatus quo.

Pese a los esfuerzos de ambos organismos para tratar de minimizar y aislar los brotes de corrupción dentro de la organización, esto no evita que esta recorra libremente sus pasillos o que algunos de sus mismos miembros se vean comprometidos por ella. El hecho de que su relación e interacción con el resto de los organismos tienda a ser muy limitada tampoco ha ayudado a mejorar su imagen. Pese a todo esto, la labor de lo administradores y cuestores se han terminado por convertir en un engranaje crucial sobre el que se sostiene la inmensa y compleja macro estructura de La Orden. Un engranaje más en el marasmo de piezas móviles en un perpetuo y delicado estado de equilibrio cuyo desajuste puede llegar a desencadenar situaciones catastróficas.

Apogeo

Tras el Primer Gran Cisma, una Orden desorientada y sin un plan a largo plazo, perdió múltiples oportunidades de volver a poseer un estatus como el que había alcanzado previamente a la fragmentación. La sucesión de líderes ineficaces y decisiones equivocadas les hicieron pasar épocas de absoluta irrelevancia y tentativas de disolución. Sólo el buen hacer de algunos de sus mandatarios impidieron que el titubeante paso de la organización terminase en colapso. Gracias a ellos, y de manera lenta, La Orden fue recuperando su prestigio en momentos puntuales esparcidos a lo largo de los siglos posteriores.
Irónicamente, el punto álgido de la popularidad de La Orden se encuentra ubicado en este largo periodo tumultuoso. Durante la etapa final del mandato de la Omniarca Maeshu Pomyane (Semper, Baern -228, -137) el nombre de Los Cronistas volvía a estar en boca del pueblo, a la par que la organización en su conjunto recuperaba una reputación similar e incluso mayor que la que había ostentado con anterioridad
Gestionando con cautela e inteligencia sus movimientos y optimizando las ganancias que obtenía con cada una de ellas, con una selección de proyectos orientados claramente hacia el aumento de su visibilidad, el equipo de dirección que trabajó junto con Pomiyane logró que de nuevo se hablase de
La Orden en presente fuera de los círculos de intelectuales y eruditos.

En el terreno más popular, trabajos hercúleos como la recuperación y recopilación de los mitos y leyendas de los folclores de Baern, Nivar, Goord, Bra’Em’Kyg, Rearem, Naltor y Menetia, así como su libre acceso hasta los mismos para cuenta cuentos, poetas y actores, granjearon al Cronarca Diseo Laitusar (Yisantal, Baern -220, -150) la simpatía del pueblo llano.
Pero esto no fue un hecho aislado. Otros trabajos del pasado comenzaban a dar sus frutos en aquellos días. Aquel momento vino precedido por grandes obras y apuestas arriesgadas que en su momento no fueron comprendidas. Gran parte de los réditos de aquel momento de gloria provinieron de una obra concluida casi siglo y medio atrás. La situación geopolítica del momento conllevó que la participación decisiva de La Orden de los Constructores en la colosal obra inacabada del Gran Imperio Menetiano; la finalización de la vía imperial que une de norte a sur la parte central del continente, los convirtiese en los poseedores de una importante parte de un elemento clave del comercio internacional.

Mientras todo esto sucedía, sus organizaciones rivales habían ido sufriendo un desgaste mayor al suyo. A pesar del ímpetu inicial con el que las distintas naciones recibieron en el pasado a los disidentes de La Orden, con el paso del tiempo el dinero y los recursos destinados a sus investigaciones había ido decreciendo, disminuyendo con ello también su capacidad de realizar investigaciones de calado o descubrimientos significativos. Mientras estas organizaciones iban realizando su lenta e inexorable transición hacia la intrascendencia, La Orden, no sin ciertos altibajos, había logrado mantenerse como una organización cada vez más relevante a nivel internacional.

Cuando se alcanzaba los finales del siglo noveno de la “Edad Moderna” (-157 del Calendario Mecbarino), muchos comenzaron a considerar a La Orden de nuevo como un imperio en sí mismo. Una fuerza que algunos miraban con suspicacia. Mientras que unos lo denominaban como “El imperio del Saber”, otros se referían a ellos como “Los Maestros de Marionetas”. Aquellos no dados a eufemismos los denominaron El poder tras la sombra, aunque no por ello ninguno de ellos dejaban de requerir sus servicios.

Sin importar que, con el transcurrir de los siglos. su relevancia haya ido decreciendo, o que la mala gestión de algunos de sus Omniarcas hayan destruido gran parte de aquella relevancia, a día de hoy aún se conservan algunos vestigios de aquella grandeza. Los componentes de La Orden se convirtieron en consejeros, educadores y consultores, formando parte de una manera u otra de las altas instancias, ya fuese a través de sus estudios, o de la formación de las nuevas generaciones de quienes se convertirían en las futuras élites de gran parte del mundo civilizado.

Las órdenes mixtas

Uno de los grandes grandes problemas históricos que había acompañado a La Orden a lo largo de casi toda su existencia; la infranqueable barrera ideológica que separa a las órdenes teóricas de las pragmáticas, era una tarea pendiente cuya solución habían tratado de acometer multitud de sus líderes.
No fue hasta el mandato de de la Omniarca Olayar Kunobe (Munvolta, Saliria -175, -81) que, tras decenas de intentonas fallidas, se llegó a alcanzar una solución de compromiso a este conflicto.
El antagonismo entre los dos grandes bloques era un problema demasiado serio para tratarlo como un problema secundario. Afirmando que la consolidación de este hecho que había acompañado a la organización desde tanto tiempo atrás jamás había hecho bien alguno, la solución del mismo se convirtió en una de las prioridades de Kunobe. Una tarea que se prolongó durante todo su mandato.
La solución final, pese a paliar parcialmente la situación con la creación de las llamadas órdenes mixtas, tampoco fue de su completo agrado, pero sí que dejó una situación que sus sucesores apenas han tratado de matizar o mejorar.

Si bien esta solución no era perfecta, sí que se ha mantenido activa hasta la actualidad. De acuerdo a las teorías de Kunobe, la problemática se había tratado de afrontar desde un enfoque erróneo. El conflicto no era meramente ideológico, sino de una parte muy importante del mismo procedía de la clamorosa falta de comunicación, entendimiento y visibilidad de las tareas realizadas por cada una de las partes implicadas. Ante este enfoque, la primera solución aportada por el equipo de dirección de la Omniarca fue la de crear una orden de mediadores internos, pero este acercamiento se demostró insuficiente. Los Oxiarcas del resto de grupos de estudiosos se negaban a “perder aún más tiempo en trámites inútiles con otro organismo superfluo”.
A partir de esta primera intentona, y siguiendo por un camino similar, se optó por que esta orden no fuese una entidad independiente, sino que los mediadores tenían que ser miembros de cada una de las la órdenes existentes. Miembros con un nivel de especialización menor pero con un conocimiento que abarcase más campos de estudio.

La finalidad de estos sub organismos ubicado dentro de las distintas órdenes mayores varía dependiendo enormemente en cuál de ellas se encuentren pero, a grandes rasgos, cumplen con dos funciones principales.
Por un lado, se espera de ellas que aporten una visión más amplia, ya sea esta teórica o práctica, allí donde algunas de esta es escasa o es más necesitada.
Por otro, sus miembros son los responsables de realizar las labores de comunicación e interlocución cuando se tienen que llevar a cabo tareas de manera coordinada entre las órdenes de bloques opuestos.

A pesar de que estas órdenes mixtas se conservan en la actualidad, la suya tampoco ha sido una tarea sencilla. Considerados por unos como investigadores de segunda poco especializados, y por otros como técnicos con perfiles y visiones demasiado teóricas como para aportar algo en la aplicación del conocimiento, cuando no directamente como intrusos, viven en un constante estado de demérito. Pocos son aquellos cuya labor y aportaciones hayan sido reconocidas o apreciadas alguna vez por los Oxiarcas de las órdenes mayores que las albergan.

Con el paso del tiempo el poder, número y atribuciones de los administradores y las órdenes mixtas han variado y han sido factores discutidos en gran medida, pero su utilidad y necesidad a día de hoy está fuera de toda duda. Si bien su mera creación no fue suficiente para poner fin a los conflictos, sí que han servido para paliar en parte el caótico y arbitrario funcionamiento que antaño padeció La Orden.
Por más que jueguen un papel ingrato y desagradable dentro de la organización, y sus defensores sean escasos, de entre los miembros que militan en sus filas, ya sea dentro de las órdenes teóricas o las pragmáticas, han salido ideas y aportaciones que han supuesto avances significativos para el gran esquema.

Estancamiento y declive

Se han achacado a muchas causas la posterior caída en desgracia que padeció La Orden. El espectro de razones que se han expuesto han pasado desde el inmovilismo y especulación, hasta un agravamiento de la corrupción durante la época de bonanza, o una conjura del exterior para acabar con su poder pero, como acostumbra a suceder con las organizaciones de esta magnitud, todas son ciertas pero ninguna de ellas es en sí misma una verdad completa. Como sucede con toda creación humana, la estabilidad nunca es algo constante. Tras varios siglos de lento crecimiento y la culminación en su época de gran esplendor, llegó el final de un ciclo para La Orden. Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, y motivos que se encontraban más allá del control de la organización, su dinámica se volvió descendente desembocando en una nueva crisis.

Pese a que si que existían presiones desde el exterior para mirar su capacidad de influencia, no hizo falta la presencia de ningún enemigo externo para dar al traste con su trabajo. En aquella ocasión tampoco se trató de una nueva revuelta de quienes se encontraban lejos de Cahirn Ansai, sino del propio desgaste de todo el conjunto. Pequeños detalles arrastrados a lo largo de su ya larga historia que, poco a poco, fueron minando nuevamente su relevancia y credibilidad. No se trataba de nada nuevo, sino de la acumulación de viejas disputas y desacuerdos.

Las disensiones internas hicieron mella una vez más en el seno de La Orden. Las quejas y recriminaciones cada vez eran más constantes. Reclamaciones históricas como aquellas acerca de la priorización y el uso de los recursos que se intensificaron, mientras que los distintos Oxiarcas presionaban para que se destinase más dinero a cada una de sus investigaciones. Personajes de distintos grados de brillantez que pedían mayor repercusión. Estudios que se iniciaban para morir poco tiempo después por falta de presupuesto o errores burocráticos.
Las luchas entre las ordenes pragmáticas y las teóricas eran constantes, y la mera existencia de las ordenes mixtas no era suficiente como para que llegaran a un entendimiento. Egos desmedidos que exigían sin ofrecer nada a cambio, forzando posiciones cada vez más polarizadas. Nadie estaba a salvo de las críticas, pero los Tecnócratas eran una vez más quienes más cuestionados se encontraban, y no sólo por las órdenes teóricas.
Se acusaba a su gestión de centrar sus esfuerzos en la obtención y ampliación del poder dentro de la organización, ignorando las necesidades reales del resto de organismos. De limitarse a gestionar el conocimiento ya adquirido, mientras se relegaba la tarea original de La Orden, la investigación, a una posición secundaria.

Aprovechándose de aquellas muestras de debilidad e inestabilidad interna, más allá de las fronteras de Baern se firmaban nuevos tratados entre las embajadas y las naciones que les alojaban, mientras otras eran directamente absorbidas o conquistadas por ellas. Se producían escisiones cuando algunas de sus mentes más brillantes abandonaban el seno fundacional, ya fuese esto por motivos de puro ego, frustración, ambición personal o por sentir que se estaba traicionados el ideal por el que habían entrado en ella. Algunas de las universidades más importantes se independizaban hasta convertirse en pequeñas ciudades estado. A su vez, temerosas de que ligando su capaz de subsistencia a algún gobierno, terminasen siendo reducidos a la irrelevancia igual que quienes les precedieron siglos atrás, firmaban acuerdos que les permitiesen mantener su independencia. Algunas de ellas fueron capaces de sobrevivir, pero otras no tardaron en desaparecer.
El imperio de saber se deshizo, pero no se colapsó. Su brillo fue disminuyendo poco a poco hasta llegar hasta un punto muy similar aquel en el que se encontraba cuando todo comenzó. Algunas lecciones habían sido aprendidas, otras muchas quedaban aún por ser asimiladas, pero su semilla había sido sembrada y perduraba más allá de sus fronteras.

El calendario Mecbarino

El nuevo resurgir de La Orden llegó de manera inesperada y de la mano de quienes lo iniciaron todo; Los Cronistas.
Gracias al trabajo y las teorías del historiador de origen menetiano Kalend Mecbar, y sin un animo especial de trascendencia, la utilización de sus cálculos para la plasmación del gran calendario sirvió para crear un nuevo vínculo de unión entre las distintas escuelas.
Alejando de manera intencionada los criterios mediante los que realizaba esta medición del tiempo de cualquier atisbo de relación con la mitología o la religión, su agnosticismo confeso fue recibido con una mezcla de agradecimiento y expectación por parte de aquellos que se encontraban bajo el yugo de la superstición.
La idea de señalar el año de su instauración como el año cero fue interpretado como toda una declaración de intenciones. Como un reto lanzado contra quienes ostentaban el poder tratando de imponer sus propias agendas. Pero, por más inconformista que pudiese parecer la medida, quienes pensaban de aquella manera estaban equivocados. Ninguna de aquellas interpretaciones y especulaciones estaba basada en las intenciones originales de la Cronarca Margisa Yudenu (Nórvingost, Saliria -45, 21).
Ante la clara imposibilidad de aspirara a lograr poner de acuerdo a todo el mundo, esta vía ni siquiera se intentó. En su lugar, se optó de manera pragmática y unilateral por no preguntar a nadie y comenzar a utilizar aquella medida como una herramienta de uso interno. No se pretendía convertir en algo exportable o en un estándar formal, sino en crear un criterio temporal único alrededor del cual orquestar sus métricas. Aquel acto, más que una rebelión contra el poder, una especia de broma privada que pocos supieron entender, terminó por ser utilizada también por otros estudiosos ajenos a La Orden de manera voluntaria.

Ante la ofensa manifiesta demostrada por distintos estamentos religiosos y los estados más reaccionarios, los estudiosos independientes parecieron recordar los motivos sobre los que nacido La Orden y lo que quiso representar en un comienzo. Imbuidos por una especie de orgullo gremial, la comunidad científica pareció cerrar filas alrededor de aquel supuesto acto de rebeldía. Su misión fundacional era relevante y la objetividad un requerimiento, no algo opcional.
Con el paso del tiempo, y al igual que había sucedido con las primeras escisiones, tras unos inicios llenos de esperanza e ilusiones, la realidad se había impuesto de manera abrumadora sobre ellos.
Aquellas organizaciones que aún perduraban a duras penas, firmaron o renovaron sus tratados con La Orden, cuando no se fusionaron nuevamente con ella. Las razones que forzaron su partida habían muerto junto con aquellos que tomaron las decisiones en ambos bandos. Si la ciencia y el conocimiento querían volver a ser relevantes, no podían hacerlo de manera estanca, sin debate o confrontación.

Durante aquellos días, La Orden como organización logró recuperar parte del poder que ostentó en el pasado y su número de sus integrantes se vio incrementado, al mismo tiempo que recuperaba alguna de sus sedes en territorios foráneos. No sin dificultades, los consejos de sus embajadores comenzaron a ser requeridos y escuchados nuevamente, renovando con ello acuerdos que se habían perdido tiempo atrás. De manera paulatina, La Orden volvía a recuperar parte de su influencia perdida.

Baen’Shull’Ilay

El contacto de Nusureh y sus habitantes con Daegon y, más concretamente, el surgimiento del domo de Baen’Shull’Ilay en la ciudad de Marndayal, supuso un nuevo hito en la historia de La Orden. Tras aquel incidente, el estudio de este y otros constructos surgidos al mismo tiempo en distintos lugares, así como aquellos similares que se conservaban de la antigüedad, cambiaron de manera drástica las funciones de varias de las órdenes, aunque las que más afectadas se vieron fueron la de los Cronistas, los Naturistas y los Cartógrafos.
Si bien este cambio fue paulatino y pasarían más de ciento cincuenta desde la aparición de la ciudadela jonudi y el traslado de la sede de La Orden hasta sus alrededores, el conocimiento acumulado durante ese tiempo se demostró como uno de los grandes filones que trataron de explotar los distintos Omniarcas.
El corazón de pasaba a estar ubicado alrededor de aquella edificación en su sede central y edificio fundacional; la denominada como “Catedral Infinita”, un palacio dedicado al saber en constante ampliación. Esta edificación situada en la ciudad de Marndayal terminó por convertirse en un lugar de referencia. Una ubicación que, para desgracia del gobierno de Baern, había pasado a convertirse en la capital oficiosa de una nación a la que ya no pertenecía.

Al mismo tiempo que esto colocaba nuevamente a La Orden dentro del esquema de poder del continente, también provocó que, una vez más, fuese vista como una amenaza por parte de sus potenciales aliados, cuando no directamente como una peligro real e inminente por parte de los estamentos eclesiásticos, quienes consideraban el estudio de otros niveles de existencia como una herejía. Tanto es así que, el simple hecho del cambio de sede llevado a cabo por parte de la Omniarca Jeroth Rusandali (Biyusún, Baern 251, 312), ya fue considerado como una provocación por parte de las altas instancias de los miembros de la teogonía de Menetia y la teocracia de Goord. Con el paso del tiempo, no ha sido raro que estos organismos hayan acusado a La Orden de ser los causantes de todo evento anómalo sucedido en el centro continental.

Los peligros que conlleva el estudio de Baen’Shull’Ilay tampoco son algo que se haya tomado a la ligera desde la misma Orden. Dependiendo de la inclinación del Omniarca que gobernase en el momento, este ha llegado a estar muy restringido o incluso prohibido. En ocasiones, incluso aunque el dirigente de La Orden haya estado a favor de incentivar este tipo de estudios, se ha encontrado con trabas por parte del resto de los miembros del Yishin Amat.
Al mismo tiempo que su estudio ha sido apoyado y seguido con atención desde lugares como Saliria o Harst, las pérdidas humanas que se han producido durante las mismas también han sido causa de preocupación por parte de estos aliados.

Refundación

A mediados del siglo pasado se produjo el último cambio significativo que ha sufrido La Orden. Este vino de la mano de la llamada “refundación” llevada a cabo por parte de la Omniarca Audra Teramasu (Áldern, Rearem 599, 690).
Impactada por los sucesos relacionados con “observatorio dimensional” de Suli’Gier’Nal, la desaparición de la tecnóloga Tresha Vishmanayán y obsesionada con la posible relación entre el Domo de Jonur en su Áldern natal y Baen’Shull’Ilay, abogó de manera abierta y sin ambages por la comprensión y exploración de lo que se encuentra más allá de las barreras que definen la realidad en la que nació la humanidad.

Con el reciente tránsito sobre Daegon del llamado “continente errante” de Gishu Undokol, y la posterior aparición de las islas flotantes, el miedo a lo desconocido ha provocado que algunas de las naciones olviden otros temores. Tras estos sucesos, al igual que sucediese tras otros eventos anómalos, la presencia de lo desconocido necesita del saber para que le ayude a disipar estos miedos.

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La Orden en el presente

La Orden en el presente
A lo largo de las últimas décadas, La Orden ha ido recuperando gran parte de la reputación y repercusión que poseyó durante los años de su primera expansión. Más allá de los acuerdos económicos con distintas naciones, también ha continuado expandiendo y afianzando las distintas alianzas de colaboración que ya poseía con los diferentes organismos foráneos cuya labor es similar a la suya. El radio geográfico de estas alianzas no se encuentran limitadas únicamente a los organismos occidentales como la escuela de Sunrath en Menetia, la Universidad de Amlash en Saliria, o el Chayashin Shatteru en Harst, sino que también se ha extendido más allá de las montañas Zorak alcanzando al Gohai Kaeru de Dayashu, el Chernat Ianaster en Kylburn o el Horshutu en Shirune. De la misma manera, el ámbito de estas relaciones se extiende más allá de la mera información.
La participación periférica de La Orden y el Horshutu en la creación de la ruta transitada por la “Liga de comercio marítimo del norte” fue un logro notorio para acercar ambos extremos del continente, pero aún quedan múltiples aspectos por afinar en estas relaciones. Una vez solventado el escollo que se preveía más complicado, el de lograr establecer la comunicación y colaboración con las organizaciones orientales, nuevos e inesperados problemas han ido surgiendo de manera constante. Estas relaciones han resultado ser más complejas que las establecidas con aquellas organizaciones o naciones que se encuentran más cercanas tanto geográfica como culturalmente.
La problemática excede a la distancia o el idioma, dos problemas ya de por sí complejos de solventar, sino que, en gran medida, la gran falta de comprensión de los contextos sociales en los que se mueven estas naciones están resultando ser el mayor escollo a sortear.
Aún pese a esto, su presencia a nivel global se hace cada día más sólida. Tanto el intercambio de información como el flujo bidireccional de estudiosos es algo reciente, pero esto último ha sido fomentado por los últimos dirigentes de La Orden. Desde hace cincuenta años no es raro que se puedan encontrar tanto a miembro de La Orden destinado en alguno de los cónclaves orientales como a la inversa.

En otro orden de cosas, su relación con la teocracia de Goord y con los estamentos religiosos de Menetia, El Dominio y Bra’Em’Kyg siguen siendo complejas. Las acusaciones de inducción a la herejía, pese a no ser tan frecuentes como antaño, distan mucho de ser casos aislados. Sus eruditos en esos territorios se encuentran muy controlados. De la misma manera que sólo se les permite el estudio de elementos muy concretos, tienen prohibida la enseñanza de cualquier tipo de doctrina en sus territorios bajo severas penas. Esta limitaciones se extienden a aquellos miembros de las élites enviadas para estudiar en Cahirn Ansay.
Pese a las ideas renovadoras con las que Liveska tercera llegó hasta el cargo de sumo pontífice de Goord, estas aún no se han extendido hasta los ámbitos que afectan a La Orden.
Por otro lado, el estado de guerra amparado bajo el Tanrakûl proclamado por Shar Kushén aún sigue activo. Con esta cruzada purificadora aún en curso, los caminos de la costa noroccidental de Daegon no son seguros para nadie pero, en especial, para aquellos que niegan la validez de los preceptos sobre los que se basa esta guerra santa.

Mientras que el pueblo llano se sigue refiriendo al conjunto de todas las órdenes como “Los Cronistas”, en los últimos años se ha producido un pequeño cambio en esta dinámica. Poco a poco las labores del resto de las órdenes también ha ido ganando en visibilidad ante el vulgo, siendo los avances llevados a cabo por parte de la Orden de los Naturistas, quienes se encuentran estudiando los recientes fenómenos anómalos, los datos que más interés están despertando entre los habitantes de las grandes urbes.
Por otro lado, las actividades de las órdenes pragmáticas de los Constructores y los Cartógrafos, tradicionalmente atribuidas por parte de los ciudadanos de las naciones afectadas a otro tipo de entidades gubernamentales, también han experimentado un gran impulso en su promoción y visibilidad. Esta mejora en cómo son percibidos por parte del pueblo ha sido una consecuencia directa de las múltiples expediciones que se encuentran llevando a cabo las órdenes de los Cartógrafos y los Naturistas.
Tanto la aparición de las islas flotantes, como la materialización de lo que se sospecha que es una nueva encarnación de Kaeny cerca de las costas de Menetia, han provocado que los gobiernos de las naciones afectadas financien misiones científicas que se adentren en el océano e investiguen las causas y consecuencias de tales sucesos. Estas misiones no sólo han gozado de un gran interés por parte del pueblo, sino que la cantidad de voluntarios que se han presentado para ellas ha sido muy numerosa. Este hecho también a repercutido favorablemente en el número de personas que aspiran a ingresar dentro de las filas de La Orden.

Aparte de todas estas investigaciones, su actual Omniarca, la nivari Tilsaya Misshin (Inyashu, Nivar 699), está impulsando todo tipo de medidas que prioricen las investigaciones de los Cartógrafos, tanto en los cambios que se han producido en el plano material como en Nusureh, Nayistra y Monrasén.
Más allá de esto, también ha demostrado un gran interés en retomar el estudio de los territorios anómalos de Werela y las Llanuras Heladas.

Proveniente de la Orden de los Futuristas, Misshin afirma tener datos que demuestran que la estructura del tiempo ha cambiado, y que la aparición de los últimos sucesos anómalos son una consecuencia directa de ello.
Estas afirmaciones, pese a ser acertadas en su diagnóstico, aún carecen de la información necesaria como para ser capaces de comprender los eventos recientes en toda la extensión. Aún se desconoce cómo estos cambios han afectado a la realidad o a la humanidad, de la misma manera que se carece de la comprensión necesaria para calibrar sus consecuencias una vez que se hayan terminado de consolidar.
Los datos de Tilsaya son considerados por algunos de sus detractores como vagos en detalles, mientras que sus predicciones apocalípticas, las advertencias de que, muy probablemente, aún quedan repercusiones de este cambio por plasmarse en Daegon, todos los recursos que está dedicando a concretarlos y la falta de resultados se están comenzando a utilizar en su contra.
Si bien su ascensión hasta el cargo hace diez años fue casi unánime, una vez superados los primeros momentos y las consecuencias iniciales de los grandes cambios, sus rivales no están tardando en comenzar a sembrar dudas acerca de su capacidad y el camino por el que está llevando a la organización. Las voces críticas la acusan de paranoica, excéntrica y alarmista, al mismo tiempo que siembran la duda acerca de posibles trastornos debidos a su estancia en Baen’Shull’Ilay. Sus periodos de estancia en las zonas periféricas de Nusureh durante su tiempo entre los futuristas le están empezando a pasar factura política, mientras que sus hombres de confianza están teniendo problemas para encontrar pruebas que validen sus teorías.

Más allá de las intrigas políticas dentro de la propia Cahirn Ansay, el aumento de popularidad de los especialistas de La Orden destinados en el extranjero también está comenzando a afectar a sus ambiciones personales y a cómo son percibidos por parte de los gobiernos locales.
Sobre ellos sobrevuela la sombra de sus antecesores. Mientras que se les insta a que todo descubrimiento sea inicialmente propiedad de quien sufraga gran parte de los gastos de sus investigaciones, tampoco es extraño que se les tiente con las mieles de una mayor autonomía bajo la benévola y atenta supervisión de los organismos autóctonos.

Sedes y Embajadas

Más allá de Cahirn Ansay la influencia de La Orden se presenta bajo diversas formas. Mientras que dentro de Baern se encuentran implantados a través de diversas bibliotecas y universidades, también conocidos como los Palacios de la Comprensión y Estancias de la Razón, más allá de las fronteras de su nación originaria su presencia se ha ido transformando, adoptando formas y maneras de trabajar más acordes a cada una de las culturas que se encuentran implantadas. De esta manera, mientras que en lugares como Menetia o Goord sus embajadas adoptan la forma y función de meras sedes diplomáticas, en Saliria, Nivar o Harst estas funciones se encuentran integradas de manera orgánica con las universidades y los organismos científicos de estas naciones. Por otro lado, en Rearem y Bra’Em’Kyg, donde carecen de este tipo de estamentos, las labores de La Orden exceden a los meramente diplomáticos, extendiéndose hasta la formación de los miembros de las clases pudientes y los servicios de consultoría en materia de ciencia y las labores diarias de sus administraciones.

En cada una de las naciones en las que se encontraban establecidas, de la misma manera que la presencia de sus estudiosos adopta una gran variedad de sus funciones y apelativos, sus edificios también acostumbran a asumir diferentes formas y roles.
Mientras que, en el exterior, arquitectónicamente tratan de encajar con los diseños y formas de las ciudades que las rodean, en su interior sí que acostumbra a mantener una cierta uniformidad. Pese a todo, estos edificios no suelen pasar desapercibidos.
En aquellas sedes en las que los miembros de La Orden habitan alguna edificación preexistentes en el lugar, acostumbran a convivir con con los estudiosos y funcionarios locales. Esto no implica que no tengan laboratorios, salas, pabellones o alas enteras para su utilización exclusiva. Estos lugares, salvo excepciones puntuales, son considerados a todos los efectos territorio de Cahirn Ansay donde no se aplican las legislaciones locales.
Este último detalle es así salvo en las embajadas ubicadas en Goord. En ellas no hay excepción alguna en la aplicación de las leyes teocráticas. Todo cuando sucede en su interior es susceptible de ser auditado, investigado y juzgado de acuerdo al Libro de los pecados, el códice de conducta que recoge los divinos preceptos de Gâldaim.
Otras naciones o provincias con mayor autonomía de sus gobiernos centrales, como puedan ser Mytaler en Bra’Em’Kyg o diversos de los raktariones de Rearem han tratado de negociar condiciones similares con La Orden, pero carecen de la capacidad de presión como para imponer tales excepciones.
De cualquier manera, no todo lo que sucede más allá de Cahirn Ansay no siempre llega hasta los oídos de los mandatarios de La Orden. Ya sea por el temor de los estudiosos a las represalias o por su propia ambición, existen cientos de acuerdos cuyos documentos no han llegado hasta la sede central. Lo que sucede en una embajada acostumbra a no salir de allí, y no es extraño que en sus galerías se sellen acuerdos que, a priori, exceden de su capacidad de decisión.

Aparte de las sedes diplomáticas, La Orden también dispone de edificios dedicados a otras funciones. En las grandes urbes de las naciones aliadas con la organización, y de manera independiente a las embajadas, la orden de los Tecnócratas gestiona otras serie de locales que acostumbran a tener unas características muy diferentes.
Por un lado, buscan y reclutan a nuevos talentos locales para su incorporación en las distintas áreas de estudio de La Orden. Aquellos aspirantes reclutados por este organismo, salvo raras excepciones, suelen encontrarse entre los hijos de la gente de poder. Su incorporación implica tanto un aumento en las filas de La Orden como el abastecimiento de sus arcas ya que, durante sus años de formación, está en su mano y la de sus progenitores el asumir todo el coste que esto conlleva.
Aparte de esta tarea, ya sea bajo la forma de casas de prestamos y crédito a largo plazo, o como meros especuladores, buscan oportunidades de negocio a través de las que financiar a La Orden, al mismo tiempo que tratan de captar a inversores y mecenas interesados en la posible explotación futura de los grandes proyectos de investigación.
La preponderancia de estas tareas, sumadas a otros roles que se atribuyen a este grupo, han llevado a la orden de los Tecnócratas a ser más conocida dentro de los círculos del poder es por su búsqueda de del beneficio económico o político por encima de todo lo demás que por cualquier otra razón.

Pero estas no son sus únicas misiones fuera de Marndayal. Más allá de sus labores administrativas, financieras, funcionariales y puramente especulativas, cumplen una función que acostumbra a ser solapada por su la reputación que les precede.
En aquellas sedes que no suelen encontrarse en las grandes urbes, su espectro de acción es más amplio. Allí donde los recursos económicos no abundan su presencia suele venir dada por un intento de activar zonas cuyo potencial se cree que aún no ha sido correctamente explotado. En este tiop de ubicaciones, aunque de manera excepcional, las entidades financieras de La Orden también pueden llegar a realizar inversiones que se podrían llegar a considerar como a fondo perdido. Préstamos que no dejan de ser una apuesta arriesgada, inversiones en lugares asolados por alguna catástrofe, allí donde sus propios gobernantes carecen de los recursos necesarios para iniciar su recuperación. No siempre estas apuestas obtienen resultados ganadores, pero siempre se realizan con la aspiración de que esto les repercuta favorablemente en el futuro de la zona y, por añadidura, de La Orden.

Más allá de que aquellas sedes que se encuentran enclavadas dentro o en la cercanía de grandes urbes, también existen otra serie de emplazamientos de diversa finalidad, tamaño, e índole asociados a la organización.
La causística puede ser muy variada, tanto como la orden a la que pertenecen o la misión concreta que cumple cada uno de estos edificios. Por un lado, órdenes como la de los Naturistas disponen de diversos enclaves ubicados en las cercanías o el mismo interior de los lugares en los que se han producido diversos eventos anómalos. Los estudiosos emplazados en estos lugares acostumbran a dedicar su tiempo en exclusiva a la investigaciones de los mismos y a analizar su propagación e impacto dentro de nuestro nivel de realidad.
Este tipo de edificaciones han acostumbrado a nacer históricamente como campamentos temporales, o a aprovechar los restos de algún antiguo emplazamiento preexistente. Debido a la complejidad de los fenómenos que se estudian desde ellos, con el paso del tiempo estos grupos de estidio han sufrido todo tipo de altibajos, cambiando de manos de acuerdo a los distintos acuerdos con los gobiernos locales, transformándose en entidades independientes cuando La Orden no ha sido capaz de garantizar su sustento o su seguridad, creciendo hasta convertirse en aldeas de distintos tamaños alrededor de las que han generado pequeñas comunidades, o desapareciendo y siendo recuperados por un nuevo equipo rector con posterioridad.
La expectativa de vida y el dimensionamiento de este tipo emplazamientos acostumbran a encontrarse muy ligadas a un equipo rector y su supervivencia depende enormemente de los avances logrados durante ese tiempo. Son emplazamientos peligrosos, muy costosos de mantener y ubicados en unos territorios en los que, debido a los eventos acaecidos en ellos, la situación socio económica acostumbra a ser muy inestable.

Dada la dispersión de todas estas sedes, ya sea en aquellas que se ubican en emplazamientos muy remotos o en las ubicadas en territorios sumidos en algún conflicto, la autonomía de la que acostumbran a gozar este tipo de centros suelen suele ser muy amplia. Siempre que sean capaces de auto abastecerse, apenas suelen padecer ingeréncias provenientes desde Cahirn Ansay.
Los responsables de aquellas misiones que no requieren de una presencia diplomática, rara vez presentan cuentas ante el Yishin Amat mientras no se han obtenido resultados. De la misma manera, algunas de sus investigaciones tampoco suelen venir auspiciadas por las altas instancias, sino que son fruto de iniciativas locales. Resultado de las investigaciones o intereses de los miembros de La Orden ubicados en esos territorios.
En aquellas investigaciones más remotas tampoco es raro que, años después del comienzo de una expedición, y dada la separación geográfica, la comunicación con la sede central se vea interrumpida dejando a los investigadores a merced de sus propios recursos.
De situaciones como esta han surgido iniciativas como las de la Lugens Gaumoru o “Escuela de Gaumot” situada entre las fronteras de las Llanuras Heladas de Skartaria, Tembi y Werela, o el Unlyshe Telamoq ubicado en archipiélago de Kúbor Yolasté, surgidas ambas a partir de la negativa de diversos miembros de La Orden a abandonar su tarea tras la cancelación de sus respectivas misiones por parte del Yishin Amat. Gracias al apoyo de los habitantes locales estos y otros organismos han logrado financiarse y sobrevivir hasta nuestros días ofreciendo a los habitantes de la zona servicios de todo tipos, desde educación hasta consejo científico.

Por más que desde Cahirn Ansay se trata de mantener un cierto control y uniformidad sobre cada una de sus sedes remotas, tal meta es a todas luces imposible. No existen dos sedes iguales, no existen dos universidades con los mismos libros. Cada una de ellas pueden ser utilizadas de manera indistinta para cumplir la función de la otra. Cualesquiera que sea su función primaria, en ambas se han producido eventos que no le correspondían, se han ido construyendo alas y pabellones dedicados de manera indistinta a labores eminentemente diplomáticas o educativas. Todas ellas han visto sucederse en su interior chantajes, acuerdos económicos no oficializados, intrigas políticas, investigación, descubrimientos y enseñanza.

La Catedral Infinita / La Biblioteca Etérea / La Universidad Intangible

La ciudad estado en la que se encuentra la sede central de La Orden ha conocido múltiples apelativos a lo largo de la historia moderna. Incluso en la actualidad, dependiendo de quien se refiera a ella, no existe una uniformidad de criterios al respecto ya sean estos referentes a su nombre o su función. Esto ha llevado a que Cahirn Ansay reciba también la denominación de “La de los muchos nombres”, cada uno de los cuales depende del contexto en el que se la mencione.
Para los habitantes de la misma ciudad, dependiendo de su estrato social, puede ser Manrdayal o Cahirn Ansai. Mientras tanto, los miembros de La Orden se refieren a ellos indistintamente como Baen’Shull’Illay o Cahirn Amsay. Al mismo tiempo, los diplomáticos extranjeros continúan refiriéndose a ella como Marndayal, el nombre que poseía cuando aún formaba parte de Baern. Por otro lado, quienes se refieren a ella de acuerdo a los diferentes roles que cumple dentro de la organización el domo de Baen'Shul'Ilay, se refieren a ella como La Catedral Infinita, La Biblioteca Etérea o La Universidad Intangible.

Pese a que las primeras encarnaciones de La Orden surgieron en Bran, y en esa ciudad sigue existiendo su edificio fundacional, Cahirn Anshay es donde se encuentra ubicado actualmente su corazón y núcleo central. El lugar sobre el que se produjo su refundación. Esta misma ciudad, aunque no pertenece desde hace mucho tiempo a la nación de Baern, es considerada por gran parte del pueblo llano, tanto dentro como fuera de ella, como la capital de facto de la esta nación.
El Domo de Baen'Shul'Ilay, la cúpula / constructo jonudi alrededor de la que ha crecido la ciudad y los cimientos sobre el que se consolidó la refundación de La Orden, no sólo es una de las edificaciones más antiguas que se conservan de los tiempos de los ailanu, sino que también cumple una serie de funciones críticas para la misión primordial de esta última encarnación.

Es gracias a este constructo que la Orden de los Naturistas ha logrado atravesar el velo que separa las distintas capas de la realidad, recuperando gracias a él parte del conocimiento perdido por la humanidad. Desde el interior del Domo se ha logrado acceder tanto a Nusureh y Monrasén como a instancias más alejadas del nivel de realidad que los originó. Es el umbral a través del que se han asomado hasta la comprensión de la naturaleza de la oscuridad primaria; la entidad / concepto que comunica todos los niveles de la existencia. Una puerta que abre el camino hacia lo que no se puede ver, lo que se encuentra “al otro lado”. Aquello que no se puede tocar y que el pensamiento y los sentidos convencionales apenas son capaces de percibir y comprender.
A través de su interior se ha podido llegar hasta las cercanías de Jonund, uno de los entes primigenios que, al igual que la Vida y la Muerte se extienden a lo largo de todo tiempo y espacio de manera simultanea. La fuerza que contiene a toda la existencia aislándola y protegiéndola de La Nada.
Aventurarse en su esencia, en esa oscuridad casi sólida y parcialmente consciente que reacciona de manera instintiva ante las emociones del visitante, conlleva un gran riesgo. Perder la cordura es sencillo, desaparecer en su inmensidad y ser consumido por ella, el destino más frecuente. Fatal cuando el visitante es afortunado, doloroso y agónico en toda ocasión, iluminador en los casos más extraños. Aún así, no faltan voluntarios para adentrarse en Jonund.

En el interior del Domo se encuentran dispersas las memorias de todo lo que ha entrado en contacto con él desde que surgió en Daegon. Arremolinándose de manera dispersa y anárquica por toda su infinita extensión, se encuentran también los restos, recuerdos y ensoñaciones de todas aquellas realidades con las que se ha fusionado desde desde el principio de los tiempos hasta el final de la existencia. Las respuestas a toda pregunta.
Desde su periferia, desde Nusureh, y tras una ardua preparación, aquellos que se aventuran en su interior y logran sobrevivir a la experiencia, son capaces de percibir estas memorias de una manera fragmentada. En momentos estos contactos toman forma alegóricas, otras totalmente abstractas. Son asaltados por las imágenes palabras y emociones de quienes les precedieron en aquel lugar. En las capas exteriores perduran las de aquellos que pertenecientes que llegaron desde Daegon, ya fuesen estos humanos, dragún adai o entidades híbridas. Según se adentran en las capas más profundas, el del los conceptos o entidades que han perdido su nombre y significado dentro de Jonund.

El riesgo es enormemente alto y quienes han logrado regresar desde su interior son escasos. De los cientos de investigadores que se han adentrado más allá de la periferia a lo largo de los siglos, poco más de una decena han logrado regresar. Tras su estancia en ese lugar, incapaces de percibir y comprender el entorno en el que habitaban, con sus cuerpos casi consumidos y sus mentes en situaciones cercanas a la locura, lograron encontrar el camino de vuelta mediante procedimientos que no fueron capaces de explicar.
Antes de perder por completo su capacidad de raciocinio, o de ser incapaces de comunicarse de acuerdo a criterios humanos, algunas de sus experiencias lograron ser plasmadas por quienes les acompañaron en sus últimos días. De estas transcripciones de sus delirios febriles, de muchos de estos textos e imágenes aún se desconoce si contienen algún tipo de información utilizable.
Para el estudio de los mismos, y la comprensión de la estructura del tiempo, nació la Orden de los Futuristas. Tanto ellos como los Cartógrafos y los mismos Cronistas tienen equipos dedicados en exclusiva a estudiar estos materiales y los distintos aspectos accesibles desde el interior del Baen’Shull’Ilay. Estas investigaciones, al mismo tiempo que son considerados como uno de los más críticas y más peligrosas, también suelen ser muy solicitadas. Su estudio es uno de los más codiciadas por los eruditos de estas tres órdenes y uno estos materiales cuya acceso está más restringido por parte de los Censores. No son pocos los estudiosos que han perdido la cordura entre sus páginas, o quienes, tras leer los textos, se han aventurado de manera imprudente desapareciendo en Nusureh.

Pese a todo, a partir de esos textos y gracias también a los restos físicos que se conservan de algunas de las civilizaciones más antiguas, se está logrando articular una reconstrucción de gran parte de la historia perdida del mundo antiguo, a la par de lo que se creen atisbos del futuro.

El Gutrakage

A lo largo de la historia, diversos individuos han sido capaces de tener acceso a breves instantes del futuro, ya fuese este cercano o remoto. A pesar de que estos hechos se han producido casi siempre de manera accidental, en unas ocasiones este logro se ha obtenido gracias a la ciencia, mientras que, en otras, ha sido fruto del puro azar. Independientemente del medio, aquellos que han sido partícipes de esta experiencia, han quedado marcados por ella y han tratado de trasladar este marasmo de sensaciones al lenguaje escrito o el visual, pero esta no ha sido nunca una tarea sencilla. Las sensaciones a las que se han visto expuestos los marcan de manera drástica e indeleble. En una gran parte de los casos, estos individuos ni siquiera han sido conscientes de a qué se han visto expuestos, y mucho menos han sido capaces de plasmarlo de una manera en la que fuese comprensible.

De entre todas las entidades que pueblan el infinito, sólo tres de ellas, aquellas cuya esencia se expande a lo largo de toda la existencia, son capaces de percibir los distintos niveles de realidad en toda su extensión. Tres entes que, por su propia naturaleza, son capaces de contemplar toda la extensión de sus propios “cuerpos”: Avjaal, quien fue principio de la existencia y se convirtió en el final de todas las cosas y sus dos hijas, Sakuradai, El Tiempo y Layga, La Vida.
Pero mientras que sus esencias se extienden de manera ininterrumpida a lo largo del todo, conteniendo en su interior todo aquello condenado a ser consumido por la Nada, sus consciencias, esa característica heredada de la humanidad, se encuentran ancladas en el “ahora”. Ese atributo que les permite tomar decisiones está constreñido a moverse de libre a través del tiempo. Tienen la posibilidad de contemplar la magnitud de sus propios seres, pero en su mano no se encuentra la capacidad para moldearlos a su antojo, o de que sus consciencias viajen libremente a través de ellos de manera no lineal.
Mientras su inconsciente ha visto y “vivido” las decisiones y acciones que tomarán a lo largo del tiempo, no son capaces de conocer qué ha motivado cada una de ellas hasta el momento de llevarlas a cabo. Carecen de la visión de conjunto. Sumado a esto, sus formas no son la consecuencia directa únicamente de sus acciones, sino que se ven afectadas también por las decisiones y las acciones de todos los que se encuentran bajo su influjo. Son conscientes de sus acciones pero no del contexto completo en el que se producirán. No es hasta que han llevado a cabo esas acciones que comprenden realmente las razones o los impulsos reales que les llevarán hasta ellas, o las consecuencias de ellas que se propagarán a lo largo de cada nivel de existencia.

Esa misma consciencia, esa característica que les emparenta con el hombre y les hace gozar y padecer, que les permite comprender y, en cierto modo, compartir la percepción humana sobre su propia existencia y la de los demás, también les hace susceptibles de padecer algunas de sus cargas. La frustración, el sufrimiento, el dolor o el agotamiento no les son desconocidos, y estos son males de los que también necesitan liberarse. Situaciones con las que necesitan lidiar de una manera similar a la humana, sumiéndose en un estado equiparable al sueño.
En esos momentos, cuando el tiempo y la existencia descansan, su consciencia, al igual que la de los hombres, viaja al mundo de los sueños. Un lugar en el que tratar de olvidarse temporalmente de sus cargas y convertirse en seres diferentes, criaturas libres de tales cargas. Un lugar en el que dejan de ser eternos, en lo que todo deja de formar parte de ellos, para ser ellos quienes forman parte de algo más grande. Pero, al igual que todos los soñadores, ellos no crean la narrativa que van a experimentar. Ni siquiera ellos están libres de las pesadillas, de repetir y revivir en ese lugar las tragedias que saben que les esperan o ya han padecido.
En ocasiones puntuales, cuando esto sucede, cuando el infinito sueña, las imágenes que proyectan sus mentes son tan poderosas e intensas que logran atravesar el velo de su propia ensoñación. Cuando pierden el control de su propio ser de esta manera, partes de su consciencia alcanzan otros niveles de existencia y llegan a mezclarse con la de otros soñadores proporcionándoles breves atisbos de otros tiempos, lugares o conceptos.
Aquellos que a lo largo del tiempo se han visto afectados por estas imágenes, incapaces de escapar de su poder, se han visto irremediablemente afectados. Impelidos a tratar de comprender lo que les ha sucedido, sus búsquedas han terminado por ser tomados por las de locos o gente con una conexión especial con el universo. Por dementes y videntes, demagogos y profetas. De entre los textos, grabados y obras de quienes trataron de plasmar estas experiencias, comenzaron a escribirse las primeras páginas de lo que ha terminado por convertirse en el Gutrakage; La profecía del fin de los tiempos.
Este mito, mezclado, alterado y transmitido a lo largo del tiempo junto a cientos de leyendas de manera oral y escrita, ha sido interpretado de diferentes maneras dependiendo de cada cultura. Pasando desde la incredulidad hasta el fatalismo, no fue hasta que varios estudiosos de distintas escuelas de pensamiento comenzaron a analizar las pautas en estas historias, vincularlas con eventos sucedidos en periodos muy alejados cronológicamente de su escritura y tratando de establecer una línea temporal dentro de aquella cacofonía de mitos, invenciones y hechos reales, que se tomó en consideración la posibilidad de plantear la ineludible conclusión final: El tiempo es finito, la existencia está condenada y no está en la mano de nadie la posibilidad de hacer algo para evitarlo.

Ante este hecho se han creado a su vez nuevas y diversas escuelas de pensamiento y actuación. Escuelas, en ocasiones, con acercamientos divergentes y contrapuestas incluso dentro de la misma Orden. Por un lado, los Cronistas aceptan que lo único que se encuentra en su mano es posibilidad de documentarlo todo. Por otro, la más joven orden de Los Futuristas trata de prever los eventos, analizar qué sucesos pueden ser capaz de desencadenar aquellos que se perciben como más dañinos, y diseñar medidas que los eviten.

Los últimos siglos han supuesto un gran avance en la labor de los Futuristas. Con el estudio de Baen’Shull’Ilay y el domo de Jonur, el contacto con los jonudi que habitan estos y otros moradores de Monrasén así como los descubrimientos acerca de Kaeny y el observatorio dimensional de Suli’Gier’Nal, su percepción y comprensión del la realidad se ha visto sometida a múltiples pruebas a la par que daba un salto exponencial. El conocimiento que se daba por contrastado se ha visto superado y su aproximación hacia lo que es el tiempo se encuentra en un constante estado de evolución. Aún lejos de comprender toda su extensión y funcionamiento, sus teorías van ganando en certeza. El tiempo ya no se plantea bajo la visión simplista de antaño, como un elemento ajeno e inmune al resto de la realidad o una línea imperturbable.
Los eventos recientes les han dado unas nuevas pautas de estudio. Indicios que les han replantearse estas teorías y acercarse hacia la verdad: La misma estructura ha cambiado, y este no ha sido un hecho aislado. Aún no comprenden qué ha sucedido o las implicaciones que tendrá, desconocen la existencia de los Kayane Mashur, pero comienzan a hacerse las preguntas correctas.

Si bien el antagonismo entre los miembros de Los Cronistas y de los Futuristas se extiende a varios niveles, esta rivalidad rara vez ha llegado a pasar del plano teórico y dialéctico. Mientras los primeros cuestionan el sentido de estudiar aquello que, muy probablemente, no se va a llegar a conocer jamás, los segundos responden afirmando que lo que carece de razón de ser es el profundizar en lo inevitable, en lo ya aprendido y consolidado, en lo que ya ha pasado y no se podrá experimentar, cambiar, vivir o confirmar.
Si hay algo en lo que ambas órdenes coinciden es en su visión acerca de los preceptos sobre las que se creó La Orden y cuál es la que consideran su función primaria:
Ellos investigan para allanar el camino a quienes les sucedan. Esa y no otra es su labor esencial.

A su vez, tanto de las investigaciones y las interpretaciones de los relatos, obras pictóricas de los profetas, como de los restos y hallazgos de las antiguas civilizaciones sobre los que han trabajado los historiadores, en el exterior se han extraído cientos de conclusiones. Teorías acerca de entidades que gobiernan el devenir del tiempo y conceptos como el destino y el determinismo. Visiones tremendamente limitadas, parciales, incompletas, interesadas y casi siempre equivocadas.

Porque, si bien el determinismo o el destino tal y como son descritas en la tradición no son fuerzas que se encuentren representadas en el universo en el que se encuentra enclavado Daegon, esto no ha impedido que su existencia haya sido teorizada por la humanidad. Para una gran parte de la población que lo habita y ha habitado, el tiempo no es una entidad sino una consecuencia de las acciones de fuerzas que se encuentran más allá de su comprensión o control.

Independientemente de las creencias irracionales o las teorías más o menos certeras, el futuro, al igual que el pasado, son entidades relativas al momento cronológico en el que se encuentra ubicado el individuo. Una referencia a partir del punto de vista del observador.
El futuro “existe” y es algo que se encuentra consolidado. Pero, al mismo tiempo que esto, y de manera independiente a ello, el tiempo, esa entidad consciente de la que forma parte este futuro, no está “escrito” o “moldeado” por los designios de ningún demiurgo.
De la misma manera, el futuro no es algo inmutable. Es un ente complejo y sensible cuya masa conceptual se ve afectada por cada una de las decisiones que se han tomado jamás.
Este cúmulo de características contradictorias es algo que sólo se ha comenzado a comprender recientemente por parte de los miembros de La Orden. Una verdad que sólo se comenzó a vislumbrar gracias al estudio de la oscuridad primaria junto a los textos primigenios de Ýlar de Jomsul y otros soñadores. Aquellos que vaticinaron por primera vez el final de este concepto y toda la existencia.

Hasta tiempos recientes, la limitada comprensión acerca de la misma arquitectura del tiempo, el desconocimiento sobre el comportamiento de su masa estructural, así como la nula percepción de los cambios que se producen en ella, han incentivado el predominio de la superstición, el victimismo y la aceptación de una fatalidad inevitable.
La historia de la humanidad está plagada de líderes que han utilizado estas ideas erróneas para tratar de justificar sus decisiones, explicar el devenir de los eventos que se producían más allá de los límites de lo que su comprensión, o demostrar la afinidad de sus acciones con respecto esas fuerzas que se encontraban más allá del entendimiento humano en un momento dado. Para aquellos que seguían los dictados de los mal llamados profetas, interpretando sus visiones como advertencias o amenazas, el futuro era la fuerza impulsora de sus acciones, el vehículo imparable e inevitable sobre el que se movían. Sólo con el conocimiento real se han comenzado a desmontar aquellas teorías que vinculan lo anómalo y desconocido a un gran plan.
Diversos hombres de ciencia, ya fuesen o no miembros de La Orden, han luchado tratando de imponer el dominio de la razón sobre la superstición a lo largo del tiempo, aunque la lógica, el análisis y las pruebas rara vez han acostumbrado a ser atendidas o comprendidas por aquellos que sustentan su poder sobre la ignorancia.
Así pues, aunque el determinismo o el destino no sean más que una invención humana, esto no ha impedido que su existencia haya sido comúnmente aceptada y utilizadas como verdades absolutas o herramientas en la búsqueda del poder.

Dicho todo esto, que algunos hayan utilizado esta falacia de acuerdo a su conveniencia no implica que toda la existencia no esté condenada. El tiempo, al igual que todo aquello que tiene un inicio es, por definición, finito.
La certeza de este hecho ha sido plasmada de diferentes maneras por parte de los ideólogos de algunas de las culturas que han poblado Daegon, siendo el fatalismo y miedo unas constantes inalteradas. Algunos de estos pensadores lo han plasmado de manera fría, certera y aterradora, mientra que otros, aquellos para los que la verdad resultaba algo demasiado terrible como para aceptarla de manera resignada, han optado por interpretado como el paso intermedio hacia un estado superior.

La certificación de los terribles hechos presagiados por gente como Ýlar de Jomsul, Bashukur “El Loco” o Ludstavic de Úlister, de una u otra manera, no han hecho sino asentar de una manera indisoluble la fatalidad del imaginario colectivo. La gran mentira es más fácil de aceptar que una verdad dolorosa e inevitable, pero esto no convierte lo falso en verdadero.
Porque, independientemente de que el devenir de los acontecimientos no se encuentre decidido previamente por ninguna entidad absoluta, por alguien contra quien luchar o con quien negociar, esto no implica que el final de todo no se vaya a producir. El cuerpo del tiempo está formado por la suma de las acciones de todos y cada uno de los seres, entidades y conceptos que han existido, y el final de la existencia ha sido, es y será la consecuencia directa de todas ellas.

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Estructura y jerarquía

Estructura y jerarquía
La estructura interna de La Orden se encuentra segmentado en una gran cantidad de diferentes grupos, sub organismos, rangos y roles dentro y de los mismos o de la propia escala jerárquica.
Por de todos ellos se encuentra el Yishin Amat; el órgano rector que gobierno, gestiona y toma las decisiones a escala global. En la parte más elevada de la cadena de mando se encuentra el Omniarca, o Sumo Jerarca de La Orden. Bajo su mandato directo, y con un gran poder decisión, se encuentran los quince Omniarcas, o “Guardianes del conocimiento”, quienes lideran a cada una de las órdenes principales.
A nivel decisorio, el voto de cada uno de estos miembros del consejo rector tienen un poder similar, siendo el Omniarca el único que, en caso de un empate, tiene la capacidad de ejercer el voto de calidad. Este voto no sólo implica que pueda decidir que su voto rompe el empate sino que, independientemente que se de una situación de igualdad, también tiene la potestad de optar por que se repita la votación una única vez más, o de convocar una nueva asamblea en fechas posteriores. También es el único cuyo voto es público, se le permite la abstención, o la posibilidad de cambiarlo. En el resto de las ocasiones, su voto tiene el mismo valor que el del resto de los miembros del consejo.

En la actualidad las órdenes mayores y sus representantes son las siguientes:
Por parte de La Orden de los Archivistas se encuentra el Librarca.
Por la de los Los Cartógrafos, el Geomante.
Por la de Los Censores, el Sumo Censor.
Por la de Los Constructores, el Gran Arquitecto.
Por la de Los Cronistas, el Cronarca.
Por la de Los Formadores, el Rector
Por la de Los Futuristas, el Tempus.
Por la de Los Juristas, el Juez Supremo.
Por la de Los Legisladores, el Lexarca.
Por la de Los Naturistas, el Naturarca.
Por la de Los Pensadores, el Mentat.
Por la de Los Preservadores, el Cuidador.
Por la de Los Tecnócratas, el Administrador.
Por la de Los Tecnólogos, el Tecnarca.
Por la de Los Teólogos, Deusarca.

El conjunto de las ordenes mayores que forman el círculo recto de la organización no es algo inamovible. Si bien es cierto que los cambios en cuanto a los grupos que componen este organigrama no varían de manera frecuente, esto no ha evitado que a lo largo de su prolongada existencia no se hayan producido alteraciones. Según se han ido segmentando las diferentes órdenes, o se han creado nuevos organismos desde cero, el número de órdenes que componen el Yishin Amat ha ido aumentando, este crecimiento se detuvo hace tres siglos cuando se alcanzó el número con el que cuenta en la actualidad. Su número ha permanecido estable en quince grandes órdenes desde entonces.
De cualquier manera, esto no quiere decir que el grupo de quienes aspiran a convertirse en el nuevo Omniarca esté reducido a estas quince órdenes. Ni siquiera que los aspirantes a tal puesto estén limitados a sus Oxiarcas. Cualquiera miembro de la organización con los suficientes apoyos puede aspirar a entrar en la lucha por el poder. Lo que está más allá de toda duda es que cuanto mayor sea el poder del aspirante dentro de la organización, mayores son también sus posibilidades de hacerse con el poder.
Por otro lado, independientemente de que la votación para la elección del Omniarca es una acción llevada a cabo por los representantes elegidos de cada una de las órdenes internas, ya sean estas mayores o menores, el mecanismo de elección de los Oxiarcas de cada una de estas órdenes es un evento independiente con sus propios mecanismos. Durante la serie de eventos que preceden a estas votaciones, limitados al ámbito interno y a los miembros que conforman cada de cada una de ellas, sólo sus miembros pueden ser candidatos y nadie externo al propio organismo tiene capacidad de voto.
En cualquiera de estos dos casos, esto no implica que durante la celebración de estos elecciones no existan presiones e intereses provenientes desde el resto de la organización, o desde fuera de la misma que puedan decantar la balanza a favor de uno u otro candidato.

Aspirantes e iniciados

Si bien el acceso hasta los cuerpos de estudio de La Orden no se encuentra regido por estrictos criterios de ningún tipo, aquellos que aspiran a formar parte de sus filas no reciben remuneración o financiación alguna para sus estudios hasta no haber mostrado resultados significativos en alguna investigación.
Aquellos iniciados que no son capaces de obtener estos resultados, o que no disponen del apadrinamiento de algún miembro reputado de la organización, no suelen tener otro remedio que el de realizar labores de manera voluntaria hasta cumplir estos requisitos. Quienes carecen de la capacidad económica para subsistir hasta obtenerlos, acostumbran a esperar alguna plaza vacante entre las filas de alguna de las escalas más bajas dentro de los Tecnócratas o, si no se aspira a formar parte de alguno de los cuerpos de estudiosos, entrar a formar parte del servicio. En estos dos últimos casos los procedimientos de acceso sí que están definidos.
La última de estas opciones se la empleada de manera mayoritaria por parte de los habitantes de Cahirn Ansay que no viven de la ganadería, el campo, o que no tienen la capacidad económica para poner un negocio propio dentro de las ciudades. Este es uno de los escenarios más comunes tanto en la propia sede central de La Orden como en algunas de sus sedes remotas, donde la economía de la zona está prácticamente supeditada a las actividades de La Orden.
Dependiendo de las sedes concretas, este tipo de dinámicas, así como los sueldos y los criterios de acceso acostumbran a estar sometidos a los criterios de los distintos equipos de dirección locales.
Al mismo tiempo, quienes entran a formar parte del servicio pierden casi de facto cualquier esperanza de pasar a formar parte de alguna de las actividades escolásticas.
En otro orden de cosas, el propio movimiento de miembros entre las distintas órdenes, pese a ser posible, es infrecuente. Más aún si este salto se produce desde una orden teórica hasta una pragmática o viceversa. Aún así, se han llegado a dar este tipo de casos en estudiosos que fracasaron, no congeniaron con el equipo de gestión del momento, o descubrieron su auténtica vocación de manera tardía mientras ya formaban parte de en una de ellas para encontrar más adelante un porvenir brillante en otra.

La Orden es percibida de diferentes maneras dependiendo del territorio en el que se encuentre. Su popularidad en cada lugar depende en gran medida de su historia allí, así como de los organismos concretos que se han ido implantando dentro de la zona a lo largo del tiempo, o de su relación con los estamentos del poder y el pueblo. Es por esto que la afluencia de nuevos voluntarios hacia las filas de La Orden están enormemente condiciona en gran medida a partir de todas estas causísitcas.
Mientras que lugares como Saliria Los Naturistas y Los Tecnólogos son las órdenes que más solicitudes reciben para su incorporación, en territorios menor receptivos hacia el conocimiento científico puro como pueda ser Goord, donde su presencia se encuentra fuertemente controlada, son Los Teólogos o Los Constructores quienes tienen una mayor aceptación. Por otro lado, en Menetia, donde su presencia se encuentra muy afianzada y cuenta con una sólida alianza tanto con el Vim Ubar como con la Escuela de Sunrath, el abanico de intereses demostrado por sus ciudadanos es notablemente más amplio.

Agentes y funcionarios

En un estado intermedio entre los aspirantes a formar parte de La Orden y los miembros pertenecientes a alguno de sus estamentos científicos, se encuentran los agentes libres y los funcionarios. Los primeros son trabajadores que sólo realizan trabajos a tiempo parcial para La Orden. Transportistas y guías locales que colaboran en las exploradores, mujeres y hombres de armas que las acompañan durante sus desplezamientos, artesanos o estudiosos locales que llegan a acuerdos temporales para realizar alguna tarea concreta.
Dentro de estos colaboradores ocasionales también se encuentran los agentes compromisarios. Una segunda categoría compuesta por tanto por agentes libres que han acordado priorizar los encargos de La Orden por encima de la de otros clientes, así como por individuos que trabajan regularmente para la organización en las expediciones de investigación sin pertenecer a ninguno de sus suborganismos.
Si bien hay mucha gente que desempeña este tipo de labores, estos compromisarios están obligados por un contrato formal de colaboración. Dependiendo del nivel de compromiso que hayan aceptado, su disponibilidad para atender las necesidades puntuales de la organización varía, así como la cuota fija que reciben de la organización en compensación por los trabajos que pueden llegar a perder o abandonar cuando son llamados.

Por otro lado se encuentra el personal remunerado que cumple funciones burocráticas y administrativas sin pertenecer oficialmente a ninguno de los estamentos oficiales. Pese a que se encuentran contratados por la orden de los Tecnócratas, no son considerados miembros de pleno derecho dentro de la organización. Este tipo de ocupación no es compatible con ningún otro trabajo, ya sea dentro o fuera de La Orden. Salvo que abandonen estos puestos no pueden convertirse en iniciados y, oficialmente, el hecho de haber realizado trabajos como funcionarios tampoco es tomado en cuenta a la hora de demostrar otro tipo de valía. Al mismo tiempo, no pueden aspirar a ninguna de ventajas de ser un miembro de pleno derecho, como el alojamiento, la manutención, la financiación para sus proyectos o la posibilidad de escalar dentro de la jererquía.
A pesar de que el reglamento interno no reconoce o atribuye ningún valor a los aspirantes por el hecho de haber pertenecido a alguno de los cuerpos de funcionarios, esto no evita que las personas concretas hayan establecido algún tipo de vínculo durante ese tiempo con alguno de los responsables que va a juzgar sus proyectos de acceso. De la misma manera, el conocimiento que hayan podido obtener sobre alguno de sus superiores también puede llegar a ser utilizado como una herramienta para hacer presión.

Las órdenes principales

El núcleo central del Yishin Amat está compuesto por los Oxiarcas de las quince órdenes mayores. Las razones para pertenecer a este grupo, así como los requerimientos para su membersía no está condicionada únicamente por criterios económicos, sino que también depende enormemente tanto de su aportación al conocimiento colectivo, como de los intereses particulares y puntuales del Omniarca del momento, la situación geopolítica que se esté viviendo a nivel global, o a las intrigas y luchas por el poder que son una constante dentro de la organización.

Con la llegada hasta la cúpula del poder de los distintos equipos de dirección, a lo largo de sus diferentes etapas las prioridades de la Orden han ido variando enormemente. Aquellos “Guardianes del Conocimiento” que han tratado de dejar su impronta, ya sea creando o pugnado por el establecimiento de nuevas órdenes, no siempre lo han hecho movidos por razones altruistas. La segmentación de las funciones de una orden ya existente puede llegar a tener una serie de implicaciones difíciles de prever, igual que la ampliación de los campos de estudio o acción de La Orden. No se trata de una mera cuestión de orden interno, sino también de cómo puede ser percibido este movimiento desde el exterior.
Este tipo de cambios dentro de la jerarquía, de la misma manera que han sido útiles para tratar de modernizar la organización de acuerdo a los requerimientos surgidos de los tiempos cambiantes, también han sido necesarios para mantener su relevancia dentro del gran esquema geo político, adelantándose a las posibles necesidades de sus actuales y futuros clientes. La adaptación a cada nuevo cambio que les ha tocado vivir ha sido una de sus herramientas más poderosas que les han permitido seguir siendo vigentes pero, en ocasiones, también ha sido causa, tato de cara a los disconformes de su interior, como ante los ojos de los diferentes gobiernos, de una cierta sensación de improvisación, inestabilidad o ha generado la impresión de la total carencia de un plan viable a largo plazo para el futuro de la organización.
Al mismo tiempo, el fomento de unas áreas del conocimiento concretas en detrimento de las anteriores, también ha causado el abandono de algunas de las mentes más brillantes que poseía la organización en momentos concretos. Ya hayan venido estas pérdidas provocadas por un sentimiento de discriminación, de egos desmedidos y no atendidos por uno o ambos lados, de afrentas personales, cuando no directamente por traición hacia la persona o los ideales de La Orden, algunos de estos fracasos han pesado tanto como para llegar a implicar un cambio en el gobierno de la organización.

De este marasmo de situaciones, influencias y debacles, a lo largo de los siglos. Órdenes de distintas longevidades de las que, a su vez, han ido surgiendo cientos de nuevas sub-órdenes, cuerpos especiales o, una vez más, nuevas órdenes surgidas a partir de cualquiera de estos organismos. No todas ellas han perdurado, ya que algunas de ellas sólo han durado tanta como sus impulsores para, a continuación, ser desmanteladas por los sucesores de quienes las crearon, o para terminar siendo asimiladas por alguna otra con un campo de estudio similar al suyo.
A nivel jerárquico y administrativo, más allá del abandono de los descontentos, esto también ha llevado al surgimiento de diversos y serios problemas organizativos.

Las luchas internas no son infrecuentes, tanto las que están basadas únicamente en la búsqueda del poder como las que derivadas de cuestiones más difusas. En aquellas basadas únicamente en la ambición, decidir qué órdenes forman parte del Yishin Amat, y tratar de redefinir cuáles deben ser las escuelas troncales de la organización pueden servir para deshacerse de un enemigo político, o aupar a un aliado que aún carece de la influencia como para apoyar un plan de acción concreto. Por otro lado, ya sea como excusa o por motivos estrictamente teóricos, también abundan las luchas puramente filosóficas; aquellas que tratan de determinar la necesidad de incluir según qué disciplinas y áreas de estudio dentro del organigrama global independientemente de la ventaja económica o estratégica que puedan aportar a La Orden dentro del gran esquema de poder e influencias.
Al mismo tiempo, más allá de las discusiones acerca de la importancia o el rango que debe tener cada una de ellas, o de la necesidad de su misma existencia, otro de los grandes debates es el que comprende aquellos ámbitos de estudio que se solapan ellas. En ocasiones, estas diferencias no se basan tanto en razones objetivas sino que, directamente están sustentadas sobre matices que se encuentran apoyados sobre meros aspectos semánticos. Este tipo de debates, pese a ser menos frecuentes que los anteriores, también han consumido en momentos concretos gran parte de los recursos de la organización, sólo para terminar en la mayor parte de las ocasiones sin una resolución clara.

En aquellas sedes de La Orden que se encuentran más allá de las fronteras de Cahirn Ansay, estas luchas internas no suelen tener apenas repercusión en el organigrama general, pero esto tampoco convierte las situaciones que se viven allí en algo sencillo. Por otro lado, estas mismas organizaciones satélite también han acostumbrado históricamente a ser la fuente de nuevos cismas o a formar y consolidar alianzas no aprobadas previamente por el Yishin Amat.

Si bien es cierto que, de cara al pueblo, la orden de los Cronistas es la que goza de un visibilidad y reputación más sólidas, esto se debe principalmente a motivos puramente históricos. Internamente, y por razones puramente pragmáticas, el poder de este grupo de estudiosos es muy limitado. En otro orden de cosas, y quizás debido a la naturaleza de quienes entran a formar parte de estas organizaciones, pese a que los integrantes de las ordenes con predominancia teórica acostumbran a tener un participación menor en las luchas por el poder político, esta actitud difiere cuando la lucha impacta en los presupuestos y recursos dedicados a sus investigaciones.

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Las órdenes I

Las órdenes I
La orden de los Cronistas es la más antigua, conocida y extendida de todas las órdenes, así como la única que jamás ha abandonado su categoría de orden troncal. Si bien es cierto que, en momentos concretos, esta posición ha llegado a ponerse en duda, en ninguna de estas ocasiones ha sido desposeída de tal título. Más allá de su valor y posición históricas, su participación y aportación en ciertos momentos de crisis ha servido para consolidar esta posición privilegiada.
Esto no ha evitado que, dependiendo del momento histórico, haya resultado una de las piezas clave sobre la que se ha sustentado la organización, una de las más criticadas y cuestionadas, o una entidad de la que nadie se ha preocupado.

En su faceta teórica, esta orden es la encargada de, por un lado, concretar y definir qué es historia y qué no debería ser considerado como tal. Si bien sus miembros son los responsables últimos encargados de dictaminar tal cosa ante una situación de duda, los criterios en los que se basan para tomar esta decisión no son monolíticos y han llegado a cambiar dependiendo del momento.
También son los encargados de decidir el nivel de implicación de los Cronistas dentro de la misma historia. Si deben ser actores activos en la misma y parte de la historia o, por el contrario, meros observadores a los que no se les debe permitir la interferencia en los eventos que presencian y documentan. Al igual que con su otra gran labor, todo lo tocante a este último aspecto de su misión tampoco ha sido uniforme a lo largo de toda su historia.

En su rama pragmática, sus miembros son los responsables de la búsqueda y recolección de información de cualquier tipo de evento presente o pasado, ya sea este militar, social, religioso o geológico. Esta información, ya proceda de textos donados, hallados durante sus excavaciones arqueológicas o la plasmación de la tradición oral, antes de ser transferida a cualquiera de las secciones de la enciclopedia, debe ser referenciada, puesta en contexto y contrastada de acuerdo a las distintas versiones que pueda existir sobre ella. Una vez realizado todo esto, a continuación y sólo tras su verificación final, se dictaminará si debe ser registrado como parte de la historia del mundo, o como parte de la rumorología.

Hasta la llegada de Baen’Shull’Ilay su labor se centraba específicamente en los eventos relacionados con la humanidad pero, tras el comienzo de las investigaciones en Monrasén, parte de esta tarea se vio extendida, pasando a abarcar también la historia de otras realidades. Esta última tarea, si bien dio comienzo varios siglos atrás, aún se encuentra en una fase meramente conceptual y se ha ido realizando de manera descontinuada. Debido a la complejidad, peligro e incertidumbre intrínsecos a las investigaciones del interior de esta construcción, la catalogación de eventos ajenos a Daegon ha sufrido constantes y distintas repriorizaciones, bloqueos o alteraciones por parte de los distintos equipos directivos de La Orden. Hasta el momento, los únicos datos de este tipo que se poseen son los que se obtuvieron a través de las investigaciones de Tresha Vishmanayán.

También son los encargados de desmentir o poner en duda aquellas historias y mitos sobre los que aún no se dispone de fuentes fiables. Más allá del resultado de la investigación, toda historia, ya sea veraz o una ficción, debe ser documentada.
Esta función en concreto ha sido la causante de una gran cantidad de fricciones con los gobiernos de diferentes naciones o con los mismos miembros de La Orden. Mientras que los primeros han tratado de reescribir la historia de sus predecesores para su beneficio propio, el considerar una teoría como un hecho demostrado puede implicar la asignación de una nueva partida presupestária para los segundos. No es raro que, este tipo de situaciones, llegue a escalar en ocasiones hasta el propio Omniarca para que ejerza algún tipo de presión sobre el equipo responsable de dictaminar en ese caso.
Sucesos como la participación de La Orden durante los eventos de la conjura de Sunrath, aún a día de hoy continúan siendo fuente de encendidos debates entre los distintos estamentos, y un eje de presión que se utiliza desde el exterior para forzar la mano de La Orden en algunas de sus decisiones.
Provengan de donde provengan estar presiones, cuando se trata de la alteración de hechos consolidados del pasado, a la hora de tratar de alterar el pasado, el vector de ataque más sencillo acostumbra a ser el más alejado, el chantaje o la coacción a los miembros encargados de custodiar o plasmar los textos. Pese a las contramedidas existentes al respecto, y la segmentación de estas funciones, se tiene constancia de que algunos de los textos relacionados con el pasado de la organización o de algún gobernante han logrado ser alterados.
Ya hayan llegado estas alteraciones movidas por las presiones de sus naciones de origen, por aquellos dispuestos y capaces de dedicar una gran cantidad de dinero a la tarea, o la pura ambición personal, esto ha obligado a los Cronistas a la multiplicidad de los datos en distintos soportes y ubicaciones, así como a una constante revisión de la información ya escrita.

El actual Oxiarca de la orden, el Cronarca Fehirn Chavar (Enbishu, Baern 703), es un hombre ambicioso que llegó hasta el cargo hace quince años con grandes aspiraciones y muchos planes de renovación pero, desde la llegada al poder de Tilsaya Misshin, sus peticiones han sido sistemáticamente denegadas.
Chavar no es partidario de la investigación en Baen’Shull’Ilay y es un fuerte defensor de la escuela de pensamiento que aboga por la no intervención de los historiadores dentro de los eventos que deben documentar. Por otro lado, su subalterna y al mismo tiempo más veterana dirigente de la facción teórica, Linaisa Gubeck (Marndayal, Cahirn Ansay 670), tras más de cincuenta años como cronista, es partidaria de todo lo contrario, y sus apoyos dentro de los Cronistas a este respecto son mayores.
De acuerdo a sus tesis, compartida por los más veteranos y por la misma Omniarca, la observación del presente no se puede realizar desde la indiferencia o la lejanía. Pedir a cualquier persona que no se implique en algo que está presenciando, ordenarle su no intervención, pedirle o esperar que no se forme una opinión es una absurdidad. No se puede impedir que la persona tenga criterio propio o que actúe de acuerdo a sus principios. Tal cosa no sólo es imposible, sino que también puede ser contraproducente y, en gran medida, dañino para la propia persona.
De la misma manera, quien se escuda en una supuesta objetividad para no tomar parte contra un hecho inmoral, no sólo demuestra una clara falta de criterio y una muestra flagrante de cobardía, sino que también muestra una notoria incomprensión de lo que implica la objetividad y la misión de los Cronistas.

La orden de los Archivistas es el segundo organismo más longevo de la organización. Esta orden, la primera fragmentación que padecieron los Cronistas, fue creada en el año -697 por el mismo fundador de los Cronistas. Este, ante la cada vez mayor necesidad de almacenar y ordenar la ingente cantidad de material que llegaba hasta ellos, optó por dedicar a un grupo de estudiosos a aquella tarea concreta de manera exclusiva y especializada. Aquella tarea primigenia se ha ido extendiendo o especializando aún más como consecuencia de las decisiones de los distintos equipos rectores que se han sucedido a lo largo de los siglos.
En su primera encarnación su misión era mucho más generalista ya que, aparte de catalogar y almacenar toda la información de la que disponía la orden, también realizaban las tareas de transcripción, impresión, traducción a otras lenguas y preservación. Labores estas que se han ido transfiriendo a nuevas sub-ordenes.

En la actualidad, al igual que sucede con casi todas las órdenes, sus funciones se dividen en las dos grandes ramas teóricas y práctica.
Dentro de las funciones de su rama pragmática, son los encargados de recibir, categorizar, catalogar y organizar tanto los nuevos documentos que llegan hasta las distintas sedes de La Orden, como otro tipo de materiales que son hallados para su posterior procesado y estudio. Al mismo tiempo, realizan estas mismas tareas con aquellos datos previamente verificados, descartados o transcritos por los miembros del resto de las órdenes, así como la adecuación de los archivos a las nuevas directrices definidas por la rama teórica.

En su vertiente teórica, los Archivistas son responsables de la creación de unos métodos más eficientes para la realización de este tipo de actividades tanto para ellos mismos, como en lo tocante al resto de las órdenes. De la misma manera, también se encuentran en una constante depuración y mejora de los procedimientos ya existentes. Estas tareas incluyen tanto la estructuración de los espacios físicos donde se almacenarán los diversos materiales, como la aceptación, el diseño y el establecimiento de los términos que alimentarán los glosarios y terminologías comunes a todas ellas, o la misma estructura de los tomos finales donde se verán plasmadas.
Algunas de estas tareas también se encuentran parcialmente compartidas secciones concretas que existen dentro del resto de ordenes. Algunos de estos cuerpos archivísticos que poseen funciones compartidas, han terminado por tener la suficiente entidad como para convertirse a su vez en organismos autónomos, como así demuestra el caso de los Preservadores.

Actualmente se encuentra dirigida por el nivari Alexos Hubnat (Dayusc, Nivar 693), proveniente de la rama teórica de los Archivistas. Si bien sus intereses están muy alejados de las pugnas por el poder, y tiene fama de ser un hombre apocado, no por ello es una persona que se calle su opinión en los temas que considera importantes. No comparte, y así lo ha hecho saber en repetidas ocasiones, la visión de la actual Omniarca en cuanto a la exploración de lo que se encuentra más allá de Daegon. Tampoco deja de reclamar más recursos para realización de las tareas diarias de sus subordinados.
Su posicionamiento acerca del estudio de Baen’Shull’Illay es público y le ha llevado a más de un encontronazo con quienes quieren avanzar en este respecto; el domo es una gran herramienta llena de posibilidades, pero la información que se ha logrado obtener de su interior no sólo ha sido escasa, sino que tampoco es merecedora del riesgo que corren quienes acceden a su interior.
No se niega de manera rotunda a su exploración pero, antes de continuar con cualquier estudio sobre ella, se tendría que diseñar una serie de protocolos que asegurasen la supervivencia física y mental de los investigadores.

La orden de los Constructores supuso un drástico cambio en lo que significaba y a lo que aspiraba La Orden en el momento de su fundación. El nacimiento de este organismo en el año -655 por parte de Leyisha Usbami (Bran, Baern -708, 637), tercera Cronarca de la entonces aún Orden de los Cronistas de Baern, estuvo llena de controversia, al implantar un organismo tan alejado de los objetivos escolásticos de la organización. La precaria situación económica del momento, y la pronta llegada de ingresos gracias a ello fue la causa final de su pronta consolidación dentro de La Orden.
Desde aquellos días, donde sus tareas estaban centradas sobretodo en los proyectos de grandes infraestructuras, su razón de ser fue cambiando de acuerdo a las necesidades momentáneas de La Orden, o el deseo concreto de alguno de sus líderes, hasta conformar la situación en la que se encuentra en estos días. Esto no impidió que las presiones contra Leyisha dentro de la organización, poco antes de que se cumpliesen dos años de la creación de los Constructores, desencadenasen en el cese de su cargo. Tras esto, pasó a convertirse en la primera Gran Arquitecta.

Dentro de ella se integran dos escuela a las que, a priori, se suele considerar muy alejadas en sus intereses, cuando estos no son directamente antagónicas: la de los artistas y la de los ingenieros.
Entre sus filas conviven al mismo tiempo quienes anteponer la funcionalidad, fiabilidad y robustez sobre la estética o cualquier otro requerimiento, y quienes aspiran a dotar, por encima de todas las cosas, de belleza a sus obras. En su interior conviven los planificadores, arquitectos y delineantes responsables de algunas de las mayores obras de ingeniería que pueblan el oeste continental, así como los escultores, pintores y artesanos que, a la par que dejaban su impronta personal en el devenir de diversas culturas, han otorgado una coherencia estética al conjunto de cada edad a lo largo de las eras, y han definido, otorgado y realzado gran parte de las obras de arte que han marcado de manera indeleble a varias generaciones.

Sus campos de estudio son tan diversos y eclécticos como sus especialidades. Algunos de ellos, como los que implican el estudio y análisis de las técnicas y materiales que se utilizaron en el mundo antiguo, hasta la investigación de las últimas tecnologías que se encuentran en desarrollo a lo largo de todo el mundo o la creación y aplicación de nuevas técnicas propias o la fusión de todas ellas son comunes. Por otro lado materias como la comprensión del mensaje qué pretendían transmitir quienes les precedieron a través de sus obras, o el cómo ser capaces ellos de comunicar mediante sus creaciones los valores e ideales que predominan en un momento y lugar concretos, son tareas que no se encuentran dentro del ámbito o las prioridades de los ingenieros.

De la misma manera que analizan las obras de sus predecesores y de quienes les rodean, también aspiran a superarles y alcanzar nuevos hitos que compartir con ellos. El acercamiento hacia estas metas han variado enormemente dependiendo del Gran Arquitecto del momento.
Mientras que unos han tratado de fomentar la innovación y han trabajado de manera muy cercana con los Tecnólogos, otros han optado por refinar y perfeccionar las ya existentes. Donde unos han buscado la colaboración constante con el exterior, y han compartido sin ambajes cada nueva innovación, otros han preferido mantener el secretismo y el aislamiento.

Ya haya sido mediante el riesgo y la apuesta por crear algo revolucionario, a través del pragmatismo y la consolidación de lo ya aprendido, desde el deseo de alcanzar nuevas cotas de precisión y preciosismo o a través de la ofuscación, de las mentes y sus manos de sus integrantes han surgido los diseños que han dado forma a gran parte del Daegon central.

El mantra que se puede leer sobre el Gran Arquitecto en sus aposentos es: “Alejemos a la humanidad del salvajismo y el barro. Elevémosla hasta lugares en los que pueda vivir y evolucionar con seguridad. Definamos la civilización a través de sus ciudades, infraestructuras y construcciones, hasta lograr que mujeres, hombres y niños no vuelvan a conocer el frío, la indefensión o el miedo. Transportemos a los nuestros hasta un mundo dotado de unas mayores cotas de sofisticación y belleza, hasta una utopía nunca antes alcanzadas que lo alejen definitivamente de de la barbarie”.

En el interior de las estancias de sus distintas sedes se agolpan todo tipo de tendencias, desde las clásicas defendidas por los Tradicionalistas hasta las más arriesgadas auspiciadas por los Modernistas, pasando por el ensalzamiento de lo estético fomentado por los Románticos. El hecho de que uno de sus lemas sea “Cada gran obra requiere de un acercamiento único y propio” no hace sino propiciar el debate entre todas las escuelas. No existe una versión común, única y consolidada acerca de cuál debe ser ese acercamiento y, de acuerdo a otro de sus mantras ”La diversidad no sólo es algo inevitable, sino que también una herramienta necesaria para el avance”. Si bien es cierto que el debate entre los diversos organismos de los Constructores es una constante, y sus acercamientos no podrían ser más variados, estos grandes axioma siempre se encuentran fuera del ámbito de cualquiera de estas discusiones.
A pesar de que no todos sus trabajos implican obras colosales o la movilización de ingentes cantidades de trabajadores, su nombre acostumbra a estar asociado principalmente a estas. De la misma manera, y aunque las que son consideradas sus obras magnas, como puedan ser las colosales tareas que supusieron la finalización del la Vía Imperial, la reconstrucción de la ciudad de Edera o la creación de los jardines de Mikendal, fueron impulsadas inicialmente por sus miembros, no por ello los encargos que suelen recibir son menores o más sencillos. Este hecho ha provocado que obras críticas pero no tan visibles como los sistemas de alcantarillado de las ciudades, la creación de los sistemas de fontanería de los grandes palacios, y los sistemas de presas que controlan el caudal de los grandes ríos que pasan por las ciudades, hayan quedado como tareas irrelevantes.
Al mismo tiempo, sus grandes obras les ha granjeado también el apelativo de “Los matemáticos de los grandes números” como una referencia velada y contraposición al sobrenombre que siempre se ha utilizado para referirse a los Tecnólogos.

Su actual Oxiarca, el baerni Ilistos Dengelasi (Pusmalar, Baern 690), se encuentra enfrascado en el proyecto de expansión de Cahirn Ansai. Esta obra, más allá de aspirar a ser una revolución a nivel arquitectónico, también persigue impulsar la ciudad como núcleo comercial y de esparcimiento. Este proyecto, que ha pasado por las manos de los últimos tres Grandes Arquitectos sin llegar a lograr los apoyos necesarios para iniciarse, se encuentra actualmente bloqueado debido a los serios problemas de financiación causados por los problemas económicos de La Orden. Pese a que no encontrarse dentro de las prioridades de la actual Omniarca, Dengelasi está buscando otras vías de financiación para el mismo entre los grandes comerciantes de las naciones vecinas.

La orden de los Naturistas está formada por estudiosos de todas las ciencias puras: físicos, químicos, biólogos, matemáticos, geólogos, cronólogos, astrónomos, astro-físicos planares y toda aquella disciplina que sirva para ayudar en la comprensión del funcionamiento y naturaleza del universo en todos sus niveles.
Fundada durante el mandato de Dinsula Horanath (Mamdayal, Baern -701, -647), primera Omniarca que ostentó tal título, en el año -653, es la tercera Gran Orden en cuanto a su longevidad, y una cuyas funciones se ha visto expandidas con mayor frecuencia.

Pese a ser una orden eminentemente teórica, sus vínculos con las investigaciones sobre el terreno es muy fuerte. La práctica totalidad de los trabajos de campo que se encuentra en curso acostumbran a contar con uno o varios de sus especialistas trabajando en el lugar. Tampoco es extraño que alguno de los miembros de la misma orden de los Naturistas sea quien haya impulsado inicialmente alguna de estas investigaciones. Este tipo de investigaciones en concreto acostumbran a ser creados tras aparición de aquellos eventos anómalos que alteran de alguna manera las leyes naturales del lugar.

Si existe un organismo cuya misma esencia sea ecléctica esa es la de los Naturistas. Diversos Omniarcas han tratado de dividirla de acuerdo a sus diferentes especialidades pero, la reticencia de los Naturarcas del momento, sumada al impacto que podría conllevar en sus investigaciones, la misma complejidad que implicaría este cambio, lo costoso de esta tarea en el puro plano económico y jerárquico, así como la más que probable reacción adversa de los propios Naturistas, ha terminado por llevar al traste este tipo de proyectos cada vez que se ha presentado.
A diferencia de organismos como los Cronistas, los Preservadores, los Archivistas o los Traductores, a un nivel puramente organizativo, las divisiones de sus miembros son cuando menos difusas. Dependiendo del momento concreto de cada trabajo iniciado por ellos, los miembros del equipo pueden necesitar de la participación de componentes de varios de los diferentes grupos de especialistas que la componen.

Dada su propia idiosincrasia, las tareas de las órdenes mixtas que se hallan dentro de esta organización no se dedican únicamente a la interlocución entre las facciones teóricas y pragmáticos, sino que gran parte de ellos están formadas por estudiosos que no se dedican de manera exclusiva a una única de sus especialidad. Estos Naturistas, casi siempre como consecuencia de alguna investigación impulsada por ellos, optan por dedicar sus esfuerzos a dos o más de estas especialidades para ganar una visión más amplia sobre el mismo, de manera que les ayude a tratar de resolver las partes más complejas de estos enigmas.
También pertenecen a estos grupos aquellos estudiosos que entran en a los Naturistas sin una idea definitiva acerca de cuál será su especialidad. Hasta que toman esta decisión, acostumbran a formar parte de estos cuerpos. También aquellos que, tras pasar un tiempo dentro de uno de los grupos de especialistas, deciden que ese no es el rumbo que quieren para su carrera, acostumbran a pasar un tiempo dentro de alguno de los cuerpos mixtos antes de tomar una decisión definitiva de hacia dónde quieren encauzar sus pasos.
Aquellos que tras este paso se replantean su idea acerca del mismo acercamiento hacia su trabajo y quieren reconducirlo hacia una vía más práctica de la ciencia, acostumbran a solicitar el traslado a la orden de los Tecnólogos.

Los Naturistas se encuentran liderados actualmente por la menetiana Elstea Gisault (Niaval, Menetia 697). Pese a que no ha abandonado Cahirn Ansay desde que tomó posesión del cargo hace ocho años, ha seguido con atención los eventos que se han estado produciendo en su nación de origen. Tanto el destino de Edera, como los avances en la investigación de Kaeny en la que trabajó durante varios años, son sucesos de los que ha solicitado información de manera constante y que han generado una gran preocupación tanto a nivel personal como intelectual.
Comparte la preocupación de Tilsaya acerca de las consecuencias que se pueden desprender de los últimos eventos anómalos y es una fuerte defensora de las investigaciones tanto en Baen’Shull’Ilay como en el domo de Jonur.
Mantiene también una colaboración activa con su homóloga de la orden de los Tecnólogos, junto con quien trabaja para tratar de establecer un canal de comunicación con Tresha Vishmanayán en el observatorio dimensional situado en Glasnasur. Junto a ellas también trabaja Alecta Yosún, la última de las sucesoras de Alecta Yishandal como araki del distrito de Jonur, así como originaria y yunarêth del propio domo.
Gracias a esta última, se están consiguiendo grandes avances en el estudio de la comunicación y el transporte entre ambas estructuras.

La orden de los Tecnócratas fue instaurada en el año -605, tras su primera gran expansión, por la Omniarca Imperia Svetlasa (Bran, Baern -642, -581).
Este organismo se encargó originariamente del diseño del organigrama de funcionamiento interno de la propia Orden, tarea esta que se ha ido descentralizando con el paso del tiempo. Más allá de las tareas de este tipo que continúan recayendo sobre ellos en la actualidad, también es el responsable de la gestión de todo el personal que realiza tareas no relacionadas con el estudio.
Su nombre comenzó a sonar con fuerza más allá de las fronteras de Cahirn Ansay o Baern en el año -522, cuando el recién formado Vim Ubar de Menetia recurrió a Meriteo de Lesestar (Lesestar, Baern -581, -497), Administrador de La Orden en aquellos días, para la definición y el diseño de su nuevo modelo de estado.
Tras el éxito en aquella complicada tarea, los servicios de consultoría de los Tecnócratas comenzaron a ser demandados también en Nivar, algunas de las provincias de Rearem y la misma Baern, todas ellas interesadas en la modernización de sus sistemas administrativos y la gestión de sus recursos. Durante las siguientes décadas siguientes a la consolidación del nuevo estado de Menetia, este tipo de servicios fueron los más requeridos a La Orden desde el exterior, superando con creces la peticiones que llegaban para los Constructores. Ya se refiriesen estas peticiones a materia fiscal, organizativa o en la formalización de los organismos estatales de las administraciones públicas, sus recomendaciones, consejos y servicios de consultoría gozaron durante mucho tiempo de una gran reputación. Una reputación que fue mermando cuando, tras el traspaso de poder de unos mandatarios a sus sucesores, algunos de los modelos de estado que habían ayudado a desarrollar comenzaron a fallar, o los descontentos forzaron un cambio violento.

Con el paso del tiempo y el crecimiento de La Orden, gran parte de sus funciones se han ido disgregando en otros organismos, lo que ha provocado que, de manera paulatina, lo que tampoco ha ayudado a que su visibilidad fuera de Cahirn Ansay se haya visto fomentada.
En sus primeras encarnaciones, dentro de los cometidos a su cargo también se hallaban las tareas hoy asignadas a Censores, Legisladores y Juristas. Con la creación de estos nuevos organismos, los Tecnócratas fueron perdiendo de manera paulatina el control sobre las tareas de evolución y rediseño de una parte importante del gran esquema. Con esto, la definición de los mecanismos para la gestión y el control interno de la organización pasaron a estar más allá de control, convirtiéndoles, en gran medida, en meros ejecutores de una serie de operativas diseñados por otros grupos.

A día de hoy, este es quizás el organismo compuesto por un grupo más ecléctico de personas, perfiles, roles y funciones, siendo también el más generalista en cuanto al conocimiento requerido para formar parte de él. Esta característica particular ha provocado que gran parte de sus miembros cuenten con un nivel de especialización muy bajo, y que sus filas sean el destino más sencillo y accesible para aquellos que sólo buscan unas tareas perfectamente definidas en cuanto a su operativa y responsabilidades. Según se han ido produciendo los sucesivos cambios dentro del gran organigrama, algunos de ellos como fruto de sus propias decisiones, otros en contra de sus deseos o consejos, han pasado de ser una fuente de ingresos para La Orden, a convertirse en meros gestores de los recursos generados por el resto de órdenes. Esta dependencia del trabajo del resto de organismos también ha acarreado que, en los momentos de problemas económicos, sean sus filas las que más mermadas se vean. De la misma manera, esta dependencia del trabajo y los ingresos generados por el resto de las ordenes no ha servido para mejorar su imagen dentro de la organización, siendo considerados por muchos como unos parásitos que nada aportan.

Pese a todos estos inconvenientes, modificaciones y mala reputación, los ámbitos de estudio de sus teóricos no se limitan únicamente a la gestión de los recursos. Estos incluyen desde la sociología, la economía o las ciencias políticas, hasta la antropología y la psicología, campos estos que, pese a encontrarse denostados por los componente de las órdenes dedicadas a las ciencias teóricas puras, no dejan de ser imprescindibles para el funcionamiento del gran esquema.
El hecho de que entre los campos de estudio que se han ido extrayendo de su seno, se encuentran los que atañen y dieron como resultado la formación de las órdenes anteriormente mencionadas, ha provocado que, aún a día de hoy, exista una gran rivalidad entre ellas.
También es la única de las órdenes que llegado a realizar huelgas ante lo precaria que ha llegado a ser su situación. Estas actuaciones, si bien han servido para que las voces que banalizan su trabajo sean silenciadas, no han hecho mucho para mejorar su imagen dentro de la organización. Por más que se ha demostrado que sin el trabajo de sus miembros sería imposible gestionar La Orden, tanto sus teóricos como sus funcionarios y agentes continúan siendo considerados por muchos como meros eslabones intercambiables, cuando no directamente prescindibles. Irónicamente, la memoria de los miembros de La Orden es corta cuando se trata de los asuntos que le conciernen directamente a ellos.

Los Tecnócratas se encuentran actualmente liderados por la reani Angsvali Yi’Hakún (Áldern, Rearem 677), si bien las responsabilidades de la Administradora no han cambiado desde que ella ocupa el cargo, considera que para el desempeño de sus funciones de manera óptima, ella y sus subordinados necesitan disponer de una autonomía mucho mayor. Sus funciones no deberían encontrarse tan segmentadas y dispersas, ni su autonomía tan constreñida. Al igual que quienes la han precedido, considera que los Tecnócratas deberían tener una mayor capacidad decisoria sobre los mecanismos que tienen que implemetar.

Yi’Hakún no es una mujer preocupada por la ciencia, la religión, el pasado o el futuro. Sus prioridades, de acuerdo a su orden de importancia, son cuatro: Que las deudas no terminen por provocar el colapso de La Orden, que los Tecnócratas recuperen parte de su poder del pasado, que la corrupción no les salpiquen a ella o a sus subordinados y que, una vez finalizado su mandato, la organización se encuentre en una situación económica mejor que aquella en la que se la encontró.
De todas ellas solamente la segunda es una prioridad no forzada por los problemas en los que se encuentra la organización. La complicada posición en la que se encontró la organización tras su llegada al puesto de Administradora, pese a lo inesperado para ella, no han rebajado la ambición personal que le llevó hasta esa posición.
Angsvali es una mujer trabajadora, pragmática, obstinada y metódica. Respetuosa de las leyes, pero cuando lo considera necesario o conveniente, es capaz de obviarlos dentro de unos ciertos límites.
Si considera que alguien de su confianza ha sido engañado actuando de buena fe, lo defenderá aunque el texto de la ley confirme su culpabilidad, igual que luchará para que se cree una excepción que contemple ese tipo de casos. Si la situación es la inversa, no le temblará la mano a la hora de expulsar a la persona imputada independientemente de lo que diga la justicia. Confía en lo que considera que es su instintos, algo que frecuentemente confunde con el afecto, y se enroca en él aunque se le demuestren lo contrario.
Pero no por esto es una persona inocente o fácilmente manipulable. Pese a sus predicamentos morales, ha aceptado dinero de manera extra oficial y, a su vez, ha realizado sobornos para tratar de decantar según qué votaciones a su favor cuando lo ha considerado necesario. Su objetivo final es claro. Aspira a ser Omniarca y realizar cambios drásticos en la organización, pero carece de las simpatías y los apoyos necesarios para conseguirlo.

La orden de Los Cartógrafos fue fundada por el en el año -543 por la Omniarca Ogusta Tanyé (Biloskstür, Baern -614, -531) ante la cada vez mayor demanda por parte de las grandes casas mercantiles para el trazado de unas rutas comerciales seguras.
Dada la escasa fiabilidad de los mapas de la época, los servicios de esta orden no tardaron en ser requeridos por las naciones vecinas, tanto para el estudio y diseño de nuevas rutas comerciales que comuniquen sus territorios, como para la confección de una cartografía más precisa de sus propios dominios.
El desarrollo de aquella tarea fue vigilado con mucho detenimiento y suspicacia incluso por parte de aquellos que lo habían encargado, ya que una de las implicaciones directas de su trabajo sería el establecimiento oficial de sus propias fronteras. El objetivo de esta cartografía era que, a partir de ella, se comenzase a utilizar para definir, de una manera consensuada y reconocida por todos los implicados, las líneas que delimitaban las fronteras de las naciones que componían en aquel momento la columna central del continente.

En la actualidad, si bien uno de los proyectos más ambiciosos de esta orden de cara a los gobiernos de las distintas naciones es la creación de una serie de mapas históricos, topológicos, topográficos y políticos que reflejen con precisión los cambios que ha sufrido Daegon a lo largo de los siglos, esta no es la obra a la que dedican un mayor esfuerzo.
Añadidas a estas labores, una gran parte de su presupuesto va destinado a la financiación de las grandes expediciones. Tanto aquellos promovidas por su propios miembros, como las provenientes de otros intereses. Gracias a estas expediciones se han logrado importantes hallazgos y la recuperación de parajes desconocidos para los nacidos en la edad moderna, así el redescubrimiento de algunos de los lugares que se creían mitos largo tiempo perdidos.
Sus miembros conforman una de las mayores fuerzas expedicionarias a disposición de quien se la pueda permitir. Los distintos cambios que ha sufrido la orografía de Daegon a lo largo de los siglos, ya sea como consecuencia de los solapamientos planares u otros eventos anómalos, han hecho de ella una de las órdenes cuyos servicios son requeridos con mayor frecuencia en las últimas décadas.

Más allá de estas labores sobre el mundo puramente físico, tras el descubrimiento de las características especiales de Baen'Shul'Ilay, sus funciones fueron extendidas aún más para pasar a abarcar también una serie de nuevas y complejas tareas. Estos últimos cambios no han sido recibido con el mismo entusiasmo por parte de sus miembros o sus distintos líderes.
Por un lado, y de acuerdo a las teorías que surgieron alrededor del siglo cuarto, se les ha solicitado la creación de una cartografía que no se limite al ámbito del denominado plano material, sino que abarque también a las distintas dimensiones que lo rodean y entran en contacto con él. Tanto los límites de todos los niveles de existencia, como los movimientos planares que los hacen confluir con Daegon. Dentro de esta tarea también estaría incluido un mapa topológico que plasme su relación con el mismo tiempo.
Más allá de esto, la otra gran solicitud que se les ha realizado es la del trazado y establecimiento de una serie de rutas seguras a través de los distintos niveles de la oscuridad primaria. Estas no sólo deberán limitarse a permitir el recorrido del espacio físico, sino que también se espera que habiliten a los Cronistas el acceso a otras épocas y lugares pasados, y a los Futuristas a aquellas que aún están por venir.
Ninguna de estas dos tareas fue recibida con agrado en primera instancia, y los distintos Geomantes que han dirigido este organismo desde entonces han demostrado un interés casi nulo por la misma. Los riesgos a los que se pide que se expongan sus expedicionarios son considerados excesivos La priorización de estos encargos con respecto a otros trabajos siempre se ha realizado de acuerdo a una serie de criterios cambiantes y ciertamente anárquicos. Esta reticencia a la hora de llevar a cabo el cometido, junto a los peligros que implica en sí mismo, y el gran desconocimiento que existe aún sobre Jonund, ha provocado que, pese a que comenzó hace más de tres siglos, aún se encuentra en un estado muy embrionario.
La practica paralización de esta tarea no ha venido dada de manera exclusiva por el desinterés o la reticencia a la hora de acometerla por parte de los distintos Oxiarcas de los Cartógrafos, sino que también ha sido descontinuada en gran medida por gran parte de los múltiples equipos de dirección que han pasado desde entonces por la jefatura de La Orden. La lentitud en el avance de la investigación del domo, junto al mismo recelo que genera todo lo relacionado con él, han supuesto un pesado lastre.

Esto no quiere decir que no se haya realizado ningún avance a este respecto. Dentro del campo puramente organizativo, tras la creación del cuerpo de Cronólogos dentro de la orden de los Naturistas, dentro de la de los Cartógrafos se creó su homólogo con el de los Cronautas. Ambas entidades se dedican al estudio del tiempo como una entidad acotable y transitable a unos niveles diferentes al lineal y metafísico.
Si bien esta exploración física de estos territorios de una manera segura es aún imposible, el marco teórico en el que se basa esta investigación es lo suficientemente sólido como para se puedan seguir dando pequeños pasos en ella.

Los riesgos que implica el adentrarse dentro de Monrasén y Nusureh aún están muy lejos de ser superados o comprendidos, y las vidas y las mentes que se han perdido en su interior, han hecho de todos los proyectos relacionados con Baen’Shull’Ilay sean el objetivo de una gran cantidad de críticas tanto por parte de miembros influyentes dentro de las distintos órdenes como, sobretodo, por grupos de presión provenientes del exterior de la organización.

Su dirigente actual, la saliria Misenia Kovar (Ívinsgrad, Saliria 717), se encuentra entre los principales detractores de este aspecto de su misión. Si bien considera que, de ser tal cosa posible, supondría un gran avance para toda la humanidad, considera que a día de hoy tales expectativas son absurdas e inalcanzables. Mientras las investigaciones de los Cronólogos no den una serie de resultados contrastables y reproducibles de manera segura, ella no está dispuesta a arriesgar la vida de ninguno de sus subordinados. A día de hoy el cuerpo de Cronautas sólo existe sobre el papel, algo que ha provocado y continua siendo fuente de agrias discusiones con la Omniarca. De cualquier manera, este tipo de discusiones no acostumbran a salir del plano personal.
No sólo quedan aún muchos recovecos del mundo físico por recorrer y descubrir sino que, tras la aparición de los nuevos territorios flotantes, la demanda de este tipo de misiones se ha visto ampliada de una manera totalmente inesperada. Peticiones que han comenzado a aportar cuantiosos ingresos en las famélicas arcas de La Orden.
Hasta no tener una idea clara de la extensión de estos nuevos territorios, Misenia no tiene intención alguna de que sus subordinados retomen sus tareas más allá de este nivel de realidad.

La orden de los Tecnólogos es la encargada del diseño desarrollo y fabricación de los llamados “artefactos prácticos”. El rango que adoptan estos objetos es muy amplio, abarcando desde las herramientas que son utilizadas en su día a día por parte distintos profesionales, pasando por los complejas peticiones de los Preservadores, y terminando en los dispositivos que sirven para llevar hasta el mundo real alguna alguna de las teorías, axiomas y preceptos conceptuales planteados por los Naturistas.

Fundada bajo el mandato de la Omniarca Ibesca Linfosova (Grigorst, Saliria -486, -416) como un organismo menor dependiente de los Constructores, fue separada de esta para alcanzar un estatus propio cinco años después, para convertirse en una orden troncal poco después del fallecimiento de Ibesca.

Si bien sus tareas en un inicio tanto su visibilidad como la repercusión de sus creaciones no salía del ámbito de La Orden, esta situación cambió de manera drástica tras formar parte del Yishin Amat. Actualmente, aparte de las tareas internas que realizan para La Orden, los Tecnólogos también reciben multitud de solicitudes provenientes desde el exterior, y sus especialistas no sólo son muy valorados más allá de las fronteras de Cahirn Ansay, sino que reciben cuantiosas ofertas para abandonar la organización y entrar al servicio de algún gobierno, organismo o personaje influyente. Unas ofertas que no raro que sean aceptadas.

Hace ya mucho tiempo que sus invenciones no están pensadas de manera exclusiva para su uso dentro de La Orden, sino que también han desarrollado artefactos con un claro objetivo comercial fuera de ella. Tanto es así que el desarrollo de algunos de estos proyectos han llegado a ser cancelado por las altas instancias. Esto, en más de una ocasión, ha provocado el abandono de la organización por parte de un tecnólogo o un equipo de ellos, ya sea de manera voluntaria para tratar de finalizar y explotar su invención en otros mercados, o como consecuencia de una expulsión disciplinaria.
Las restricciones de La Orden a la hora de acotar el tipo de campos a explorar por parte de los Tecnócratas tiende a hacer que algunos de ellos se sientan especialmente constreñidos y frustrados. Debido a la neutralidad exigida por sus mismos estatutos, los avances en la ciencia armamentística están totalmente vetados y los referentes a la ciencia toxicológica se encuentran muy vigilados por parte de los Censores. Así como la medicina se encuentra entre sus prioridades, el estudio relacionado con las sustancias dañinas, así como su posesión, sólo están admitas siempre que se encuentren englobados dentro de un trabajo para hallar sus antídotos. Los estupefacientes y las sustancias lisérgicas se encuentran en un terreno gris que depende en gran medida de la interpretación del Cuestor encargado de validar el proyecto concreto.

Su relación con los Naturistas ha pasado por diferentes estados a lo largo de la historia, dependiendo esta en gran medida de los intereses de los diferentes Oxiarcas que han estado al mando de ambas, o de algún hito en alguno de sus campos de estudio.
En momentos concretos, esta relación ha sido casi simbiótica, como pudieron ser las fechas posteriores a los descubrimientos de las cualidades únicas de materiales como el salisch o el kubori. Por el contrario, cuando hasta sus mandos ha llegado gente con una visión muy limitada o tradicionalista, esta relación ha seguido la antigua dinámica de incomprensión mutua que ha enfrentado desde siempre a las ordenes pragmáticas y las teóricas.

Ya dentro del terreno puramente pragmático, tanto los Constructores como los Preservadores acostumbran a tener una relación principalmente clientelar con ellos. En el caso concreto de los Constructores, pese a que gran parte de los dispositivos utilizados por ellos en sus grandes obras han sido proporcionados por los Tecnócratas, estos han sido ninguneados y no se les ha reconocido mérito o atribución alguna como artífices de tales trabajos. Tanto es así que, cuando los Constructores se refieren a ellos utilizando el apelativo de “Matemáticos de los pequeños números”, no es extraño que este sobrenombre sea utilizado de manera despectiva.
Por el contrario, su relación con los Preservadores acostumbra a ser más cercana. La gran variedad y frecuencia de las peticiones que acostumbran a hacerles, principalmente para atender a necesidades concretas de los Naturistas, hacen que los miembros de ambas órdenes acostumbren a relacionarse con mayor asiduidad. Esto ha llevado a que se desarrolle un hermanamiento entre ellas que es raro encontrar entre miembros de otros organismos distintos.

Reyisha Vespul (Johrg, Johrg 703), la actual Tecnarca, ha recorrido un largo camino dentro de la orden. Inicialmente formó parte de los Naturistas, para pasar a continuación a los Constructores y terminar en los Tecnólogos. Desde su reciente toma de posesión del mandato de estos últimos, ha tratado de mejorar las relaciones y acercar posiciones entre las que han sido sus distintas almas mater. Una tarea que no le está resultando sencilla.
Al mismo tiempo que las relaciones con Elstea Gisault son buenas, el objetivo que se han marcado juntas es uno harto complicado y peligroso. Por otro lado, las prioridades de Ilistos Dengelasi no incluyen la investigación o la innovación, sino que está orientando su carrera hacia terrenos mucho más prosaicos.

La orden de los Teólogos, pese a lo que pueda indicar su nombre, tiene una función diferente a la teología tal y como la conocemos. Su labor está centrada en el estudio de las distintas mitologías existentes, no desde un punto de vista teista, sino como una herramienta para las relaciones internacionales de La Orden. Gracias a esta labor, la organización ha logrado formalizar relaciones con las facciones religiosas que ocupan distintas posiciones dentro de las instancias del poder de sus respectivas naciones.

Creada durante el mandato de la Omniarca Rusela Icnatu (Kishaden, Bra'Em'Kyg -363, -281) como un órgano menor dependiente de los Tecnócratas en el año -303, la labor inicia que les fue encomendada, si bien similar en cuanto a su fondo, implicaba un alcance mucho menor al que posee en la actualidad. Icnatu encomendó a una selección de Tecnócratas el estudio de los textos sagrados de Goord, así como la manera en la que estos impactaban en su misma legislación. Ante la situación de estabilidad en la que se encontraba la teocracia en aquel momento, la Omniarca aspiraba a realizar un primer acercamiento diplomático en ella.
Durante la realización de este trabajo se desarrollaron una serie mecanismos destinados a explotar la relación que se podía apreciar entre la legislación de la nación, sus códigos sociales y la manera en la que estas habían ido surgiendo a partir de las distintas interpretaciones de las parábolas y enseñanzas de sus escrituras sagradas.
A partir del conjunto de teorías que vieron la luz durante aquella investigación, se realizó un informe que desglosaba las diferentes alternativas para llevar a cabo una posible toma de contacto con las autoridades goordianas. En el mismo se desglosaba tanto la planificación temporal de los pasos a dar para optimizar los resultados en aquel acercamiento, como las recomendaciones orientadas a aprovechar aquellos puntos más susceptibles de ser explotados por parte de La Orden. De la misma manera, también se realizaba un desglose de los puntos en los que fallaba la organización y que podían ser utilizados en su contra en situaciones similares.

Una vez validado el informe por parte del Yishin Amat, se autorizó a los Teólogos a poner a prueba sus tesis. Gracias a los contactos que se habían estableciendo durante la realización del estudio, la presencia de La Orden fue ganando paulatinamente en presencia dentro de la corte de Tócrata.
Una vez superados la desconfianza y las reticencias iniciales por parte de los cortesanos, La Orden fue capaz de firmar el primer tratado de colaboración con la nación entonces gobernada por el Teócrata Kunsel Grigstasa (Dógalster, Goord -354, -275) en el año -297.
Gracias a este acuerdo, apenas una década después la organización lograba tener su primera sede en el interior de la teocracia.
Pero este éxito tuvo una consecuencia inesperada. Para la manutención de los acuerdos, Jeor Tesala (Olostu, Goord -330, -253), el sucesor de Grigstasa, exigió la presencia de los Teólogos dentro del órgano de gobierno de La Orden. De acuerdo a su misiva “El conocimiento debe estar atemperado con sabiduría, el hombre debe ser consciente de hasta dónde debe saber, y el establecimiento de esos límites sólo se puede hallar dentro de la palabra de Gâldaim”.

Atendiendo a aquel requerimiento, y utilizando a su vez aquel imprevisto como carta de presentación ante otras naciones con una alta representación de la religión en la toma de decisiones, una vez concedida aquella petición, las funciones de los Teólogos fueron expandidas. A partir de aquel momento, el organismo resultante fue ganando en presencia tanto dentro como fuera de la organización de manera paulatina.

Sus miembros hacen las veces de diplomáticos, juristas y embajadores en aquellas naciones en las que se encuentran desplazados, haciendo las veces tanto de embajadores ante las jerarquías eclesiásticas de cada una de ellas, como de punta de lanza en aquellas en las que La Orden aún no ha logrado establecerse.
De manera interna, su acercamiento y asesoramiento no tiene lugar o cabida dentro del campo filosófico, sino que se centra en los aspectos sociales, diplomáticos y legales de cada una de las religiones organizadas que pueblan Daegon. La existencia o no de los dioses u otro tipo de entidades poseedoras de cualidades similares, o su aceptación, son irrelevante para el desempeño de su misión. Si bien ante los ojos de las diferentes naciones que loa acogen, su erudición es fruto de una inquietud espiritual, quienes tienen este tipo de inclinaciones no son aceptados entre sus filas. Aquellos miembros de La Orden interesados en este tipo de disquisiciones acostumbran a terminar formando parte de los Pensadores.
La gran diversidad y complejidad de credos y mitologías que componen las naciones que se encuentran en la franja central del continente, del mismo modo que hace que las características culturales e identitarias de cada una de ellas sean únicas, obliga a su vez a que gran parte de los sub-organismos de los Teólogos se vean forzados a especializarse en alguno de ellos. De cualquier manera, el hecho de que el poder real se encuentre prácticamente copado por dos grandes religiones organizadas, ha tenido como consecuencia que el estudio de estas dos sea la que dispone de una cantidad de recursos dedicados a su explotación.
A su vez, estos dos grandes teísmos no podrían ser más distintas entre ellos a todos los niveles. Mientras que el panteón más extendido, el de la iglesia Tayshari, cuenta con más de una docena de cismas esparcidos por todo el oeste continental y no cuenta con un control centralizado, la Teocracia de Goord que rinde culto a Gâldaim, es monolítica y forma parte de manera indisoluble de cada una de las instancias del poder.
Cada uno de estos cismas de la iglesia Tayshari se encuentra implantado de distintas maneras dentro de las instancias del poder de sus respectivas naciones. Mientras que algunos de ellos pueden llegar a ejercer una cierta presión de manera más o menos efectiva sobre los gobernantes, una parte significativa de ellas apenas tienen capacidad para realizar tales acciones. Por el contrario, dentro del dogma goordiana no hay lugar para el cisma o la divergencia.

Independientemente del impacto del resto de credos en el gran esquema del poder, al igual que sucede con las distintas interpretaciones de la teogonía tayshari, la disparidad, fragmentación e influencia sobre los distintos gobiernos es muy dispar. A la hora de la toma de decisiones dentro de de sus respectivas naciones, su influencia puede oscila entre lo anecdótico y lo indisoluble.
Desde naciones como Harst o Trollellom donde, independientemente de que sus mandatarios sean personajes que representan a sus deidades en el mundo, al carecer de textos sagrados no basan sus decisiones en ellos o en la tradición, hasta lugares como Muliria donde, a pesar de que la iglesia no tiene una presencia oficial dentro de los estamentos políticos, las palabras de los sacerdotes tienen una gran repercusión y peso específico ante el pueblo.

De acuerdo a los estudios realizados por los Teólogos, sólo en la actualidad se han llegado a documentar a nivel global más de un centenar de credos distintos. Dentro de los mismos se incluyen tanto aquellos que han sobrevivido desde las edades antiguas, hasta aquellos de formación más reciente, pero no aquellos a los que no se rinde culto en la actualidad. A su vez, cada uno de ellos cuenta con un nivel diferente de representación en sus propias comunidades, lo que crea un complejo entramado de mecanismos sociales, protocolos y rituales que analizar, matizar y explotar.

Hasta el momento, ninguno de los Oxiarcas de esta orden, o de aquellos candidatos propuestos por ellos ha logrado ser nombrado Omniarca. Esta situación, si bien no se encuentra ligada directamente a ninguna restricción o animadversión especial hacia ellos, sí que suele ser causa de mofa por parte del los integrantes del resto de organismos.
La rivalidad y desavenencias entre Elisia Dainyascu (Limpstav, Saliria 681), la actual Deusarca, y Tilsaya ya existía desde antes de que la futurista se convirtiese en Omniarca pero, tras aquel suceso, esta relación no ha hecho sino empeorar.
Elisia, que también aspiraba al mandato de La Orden, es una mujer preocupada por el presente y que considera a los Futuristas como una organización que basa todo su trabajo en la especulación. Cree que el futuro, como tal, es un ente consolidado. Preocuparse de él antes de tiempo es irrelevante ya que, de tener la capacidad de preverlo, este no se podría alterar y, caso de poder “alterarlo”, obviamente no se trataría de el futuro lo que se había predicho con anterioridad. De una predicción erronea.

La orden de los Censores fue durante mucho tiempo considerada por muchos como la brújula moral y ética de organización, aunque este calificativo se encuentra repartido en la actualidad entre ellos y los Pensadores.
Dentro de las funciones principales de este organismo se engloban las de analizar y dictaminar los límites de lo que es y no admisible dentro de la organización, así como la definición de los límites hasta los que se puede llegar en pos del conocimiento. Los ámbitos de estudio de su rama teórica sen encuentra focalizado principalmente en cuestiones de carácter eminentemente filosófico, siendo el pensamiento ético, tanto en su estado más puro como en su vertiente de aplicación al resto de las ciencias, su especialidad.
Por las manos de sus estudiosos pasa todo aquel texto catalogado como susceptible de ser peligroso o delicado, tanto de los que llegan hasta Cahirn Ansay provenientes del exterior, como los generados por sus propios investigadores. Dentro de su labor no se encuentra sólo el estudio y aprobación de tales casos, sino que también abarca la custodia y el control del acceso a estos textos especialmente susceptibles. Tras la realización de un primer análisis sobre los mismos, sobre ellos recae la responsabilidad de la decisión final acerca de si estos deben o no ser accesibles de manera abierta, o si una investigación debe o no seguir su curso.
Todo aquel proyecto que pueda implicar el poner en peligro la vida de quienes lo van a llevar a cabo, debe ser previamente notificado a los Censores, y serán estoy quienes determinen si vulnera o no los criterios establecidos. Pese a que estos proyectos puedan cumplir los requisitos puramente legales y administrativos, si los Censores no dan su visto bueno, este no se podrá llevar a cabo. En este tipo de casos, para imponerse sobre el criterio de los Censores, sólo cabe un recurso por parte del Oxiarca de la orden que ha iniciado la investigación ante el Yishin Amat.

Aparte de esta vigilancia y valoración acerca de las implicaciones morales y éticas de las acciones de sus compañeros, entre sus cometidos también se encuentran el de llevar hasta la justicia interna a aquellos que rompen o tratan de forzar las leyes en beneficio propio.
En el ámbito externo de su núcleo central filosófico-teórico, dentro de su organigrama existen también diversos sub organismos que que trabajan de manera muy cercana con el resto de órdenes. De entre todas ellos, el cuerpo de los Cuestores es el que más notoria hace su presencia, y el que más recelo y temor inspira entre sus compañeros. La rama pragmática cuya misión es la de vigilar que los criterios y límites establecidos tanto por los Censores como por los Legisladores no sean vulnerados o pervertidos.

La labor de los Cuestores no se limita a la de ser testigos de que los proyectos se realicen dentro de los parámetros aceptados, sino que también incluye la de investigar de manera autónoma al resto de órdenes y denunciar las irregularidades de sus compañeros, liderando la acusación ante los Juristas. Cuando se trata de la autoridad de uno de los Cuestor a la hora de llevar una acusación, nadie está por encima de el en cuanto a su autoridad. Ni el Sumo Censor ni el mismo Omniarca tienen potestad para cerrar una investigación. Si bien la persona que la inició puede ser destituidos de su cargo, una acusación lanzada por cualquiera de ellos no puede ser detenida o anulada sin haber obtenido con anterioridad un veredicto. Si el cuestor impulsor de la denuncia es cesado, uno de sus compañeros debe retomar su tarea ahí donde este la dejó.

Por otro lado, los Censores también son los encargados custodiar y gestionar el acceso hasta el conocimiento considerado como “dañino” o “peligroso”. Si bien es cierto que no existe la figura del conocimiento prohibido, este tipo de material se encuentra fuertemente auditado y requiere de la autorización por escrito del Oxiarca de la orden a la que pertenezca quien solicita ese acceso.

La relación de esta orden con las de los Cronistas, los Naturistas y los Tecnólogos acostumbra a ser complicada. En el caso de las dos primeras, su acercamiento siempre ha condicionado en gran medida de los intereses de sus Oxiarcas en cuanto al estudio de Baen’Shull’Ilay. En el de la tercera, de las necesidades económicas de la organización en cada momento concreto.

Los riesgos que implican la exploración de Baen'Shul'Ilay siempre han bordeado los límites establecidos por los Censores. Dada la naturaleza aún desconocida y altamente inestable de Nusureh y Monrasén, la voluntariedad de quienes pretenden participar en las expediciones hasta su interior es una exigencia, así como la información previa acerca de todos los riesgos y posibles consecuencias a los que se enfrenta. A esto se deben sumar a un riguroso entrenamiento y un extenso periodo de adaptación. Más allá de esto, para todo aquel proyecto que conlleve que un investigador se aventuran en su interior, se exigen una serie de garantías mínimas que rara vez se pueden certificar de manera previa.
Cada nueva incursión tiene que ser validada los Oxiarcas de las órdenes implicadas, previo informe detallado del proyecto concreto, y cada paso debe estar supervisado por un Cuestor.

El caso con los Tecnólogos es diferente, ya que los conflictos acostumbran a nacer como consecuencia de peticiones y presiones externas. Uno de las peticiones que llegan con mayor asiduidad hasta La Orden son aquellos que implican un cambio muy concreto en sus estatutos; el diseño de armamento. Este tipo de peticiones, más allá del hecho de ser una constante desde los inicios de esta orden, también acostumbran a llegar acompañadas de fuertes presiones y cuantiosas ofertas económicas. Ante ellas, los dictámenes de los Censores son claros: El aceptar este tipo de encargos, ya provengan desde el exterior o desde alguno de los Oxiarcas, está vetado.
La armamentística no sólo es una de áreas de estudio y aplicación desaprobadas por parte de los Censores, sino que también implica un riesgo muy grande para toda la organización.
El posicionamiento oficial y tradicional de La Orden en lo referente a los conflictos entre las naciones es claro: No se participará en ninguno de ellos de manera directa o indirecta. A todos los efectos, La Orden es un organismo totalmente neutral, y los Censores son los encargados de que este precepto sea cumplido de manera estricta por parte de cada uno de sus miembros.
De incumplirse el mismo, se romperían de facto múltiples acuerdos firmados en la antigüedad. De llegar a darse este caso, existe la posibilidad de que la protección de las distintas naciones sobre Cahirn Ashay se viese comprometida, convirtiéndose en sí mismo el un blanco muy apetecible para cualquiera de ellas.

La orden de los Censores no sólo es una de las órdenes más impopulares de cuantas forman parte de la organización, sino que también es la que más presiones recibe tanto desde el exterior de la organización como desde la misma Orden. En momentos puntuales de crisis, el Omniarca ha llegado a interceder ante el Sumo Censor para solicitar excepciones al respecto pero, hasta el momento, esta regla se ha mantenido inalterada, al menos de manera oficial.

Si bien es cierto que, en lo tocante a sus deberes, el veredicto de un Censor inapelable. No es menos cierto que, en momentos concretos, tanto el Sumo Censor ha llegado a intervenir antes de que se oficializase tal veredicto. También en contadas y excepcionales ocasiones, las altas instancias de los Juristas han matizado algunas sentencias derivadas de casos ganados por un Cuestor. De cualquier manera, incluso para estas personas, el procedimiento para tramitar este tipo de peticiones es de tal complejidad que rara vez se llega a llevar a cabo.

Esto no ha impedido que agentes libres o antiguos colaboradores hayan utilizado parte del conocimiento adquirido durante su permanencia en La Orden para realizar este tipo de trabajos, pero el perseguir este tipo de actividades excede las capacidades de los Censores, que se ven limitados por las legislaciones de las naciones en las que se ha realizado tal actividad.

Esta orden se encuentra dirigida en la actualidad por la saliria Tomésika Gubdaren (Oxanar, Saliria 698), antaño Cuestora de la universidad de Udversk.
Su tarea en estos días no es sencilla principalmente por las presiones de la Omniarca para fomentar el estudio de Barn’Shull’Ilay. Pese a estas presiones y los indicios de una posible relación los eventos recientes y el Gurtakage, su actitud al respecto no ha variado.
Gubdaren es una mujer pragmática y cerebral que no se preocupa por el futuro lejano. Sus inquietudes se centran en el ahora, en el presente de La Orden y su situación actual. Sus prioridades difieren enormemente de las de la Omniarca, y no le tiembla el pulso a la hora de denegar las peticiones. No encuentra razones de peso que justifiquen las excepciones que le piden hacer, mucho menos cuando lo que entra en juego la vida de los investigadores.

La orden de los Juristas es la responsable de la aplicación de la legislación interna, así como de dictaminar las penas aplicables a las infracciones cometidas. Pese a gran parte de su labor consiste en el estudio de la legislación y jurisprudencia, se trata de un organismo eminentemente pragmático.
Si bien sus miembros no tienen potestad para modificar las leyes de cuya aplicación son encargados, el hecho de que entre sus atribuciones sí que se encuentre la de interpretarlas, hace que en ocasiones la frontera entre una acción y la otra sea muy difusa. Loas debates a este respecto entre ellos y los Legisladores, responsables de su creación y redacción, acostumbran a ser frecuentes.
Si bien tanto la defensa del acusado como la dictaminación de la culpa recae en manos de algún miembro de los distintos cuerpos de los Juristas, la acusación, la presentación de cargos y su investigación siempre corresponde a los Cuestores.

Otra de sus atribuciones es la de dirimir las disputas entre las diferentes órdenes, ya sea esta por la interpretación de algún punto concreto de sus mecanismos internos, o acerca de cuales prevalecen en caso de entrar en conflicto.

Más allá del ámbito de La Orden, los Juristas carecen de poder alguno a la hora de la aplicación de la ley. Su única competencia a este respecto es la de defender a miembros de la organización, o a la misma Orden cuando se presentan cargos contra ellos en algún tribunal internacional, siempre con el apoyo y supervisión de uno o varios miembros de los Legisladores.

Este organismo se encuentra compuesto por estudiosos de las leyes, pero no en lo referente a su teoría, a los conceptos morales tras que se creó cada una de ellas o lo justo o injusto de las mismas, sino en cuanto a su aplicación en cada caso concreto.
Si bien dentro de sus responsabilidades no se encuentra la de la formulación o impugnación de ninguna leyes, el procedimiento burocrático para la aprobación de estas sí que debe pasar por ellos. Toda propuesta de ley que no provenga de los Legisladores requiere de una tramitación previa ante los Tecnócratas. Estos, a su vez, son los encargados de trasladarla hasta los Juristas. Una vez aceptada y admitida a trámite, solamente tras su aprobación esta pasa a entrar de manera oficial dentro del flujo de trabajo de la cámaras de los Legisladores. Ninguna solicitud que no haya sido procesada de esta manera es aceptada para su estudio, desestimación o formulación definitiva.
La complejidad de todo el proceso es tal que multitud de solicitudes no llegan hasta los últimos por algún defecto en la forma. Tampoco es extraño que, debido a intereses particulares, tanto solicitudes perfectamente cumplimentadas, como los expedientes de algún juicio, sean destruidos o se pierdan dentro del trasiego de los papeles.

Su relación tanto con los Legisladores como con Cuestores es muy cercana, y no es extraño el traslado de miembros entre estos tres organismos. Por otro lado, el hecho de que algunas de sus funciones las llevasen a cabo en el pasado los Tecnócratas, ha hecho que se les conozca también de manera despectiva con el sobrenombre de “Los administrativos de la justicia”.
Su separación de los Tecnócratas en el año -199 de la mano de la Omniarca Momdala Gainsul (Yornost, -257, -171), quien anteriormente había pertenecido a este organismo, supuso un duro golpe para esta tras la considerable merma en sus potestades que supuso la creación de los Censores.

Su actual Oxiarca, la reani Yidane Hal’Kslashi (Tsalashi, Rearem 699) se encuentra enfrascada en varios frentes de manera simultanea. La actual situación económica de La Orden, como consecuencia del largo periodo de tiempo por el que se ha prolongado, ha tenido como consecuencia una escalada de acusaciones de todo tipo entre sus miembros. Muchas de ellas no han tardado en ser desestimadas, pero los Juristas se han visto superados por la ingente cantidad de trabajo que ha llegado hasta sus juzgados y despachos.
Por encima de todas estas acusaciones e investigaciones, Hal’Kslashi sospecha de la existencia de una trama organizada para desviar tanto los fondos que posee la organización, como parte de los que tendrían que llegar de manera regular desde sus acuerdos internacionales de colaboración.
En colaboración con diversos miembros de los Censores y, aun a falta de las pruebas necesarias para confirmar estas teorías e iniciar un proceso legal, la sospecha que va ganando más peso entre ella y sus colaboradores más cercanos es la que vincula esta ola de demandas menores a una maniobra para colapsar los recursos de los investigadores, ocultando tras ella a las auténticas maniobras ilegales.
Una gran parte de las acusaciones en curso afectan directamente a la Omniarca. Mientras unas la acusan de malversar los fondos de La Orden, otras la culpan de carecer de las capacidades necesarias para liderar a La Orden. Detrás de todas ellas acostumbran a encontrarse cargos menores sin apenas capacidad de decisión, y las evidencias en las que dicen estar basadas, al menos en la superficie, no dejan de ser meras opiniones, conflictos de intereses o animosidades personales. Hasta donde han investigado los Cuestores y los agentes judiciales no existe ninguna prueba que valide cualquiera de esas acusaciones.

arcanus

Las órdenes II

Las órdenes II
La orden de los Legisladores es el último de los organismos surgidos como consecuencia de la segmentación de las funciones ostentadas originariamente por parte de os Tecnócratas.
Fundada en el año -71, durante el mandato de la Omniarca Tileska Iyasinova (Níduscurg, Saliria -131, -39), sus labores se dividen en dos grandes vertientes claramente diferenciadas.
Por un lado, a nivel interno, las altas instancias de este órgano son los artífices del desarrollo de los reglamentos internos que gestionan a La Orden y la misma Cahirn Ansay. De la misma manera, sus miembros también son los encargados de la definición de los flujos burocráticos derivados de este reglamento.
Dentro de este mismo ámbito, los componentes de este organismo son los responsables en última instancia de de la validación de cualquier propuesta de cambio que implique una modificación sobre estos estatutos. De manera independiente a que estas propuestas puedan afectar o no al funcionamiento de La Orden o las distintas cámaras de gobierno de la nación, su revisión y validación formal por parte de los Legisladores es un requerimiento previo a la tramitación por parte de cualquier otro organismo.
Para terminar con sus funciones en lo referente al orden interno, cualquier alteración sobre la estructura jerárquica. La creación o desaparición de una orden, la alteración de las funciones de cualquier estamento en el gobierno de la nación, la división o la fusión de dos organismos independientes, al igual que toda acción que pueda implicar un cambio en la estructura de poder o en la escala orgánica de la nación, La Orden o cualquiera de sus sub organismos, debe ser previamente aprobada por ellos.

Por otro lado, de la misma manera que los Teólogos estudian el impacto de las religiones en el ámbito social y cultural de las naciones, los Legisladores son los responsables de estudiar sus sistemas legales al igual que sus modelos de gobierno. Estos estudios, al igual que los legisladores que los han llevado a cabo, suelen ser la base y el apoyo sobre las los Juristas acostumbran a preparar la defensa de aquellos miembros de La Orden acusados en otros territorios. De la misma manera, sus informes también son utilizados por otros legisladores, tecnócratas y políticos para encontrar huecos en las mismas y aprovechar estos, u otras interpretaciones plausibles en la mismas en beneficio de sus embajadas, al igual que en alguna negociación o transacción que se encuentre en curso en ese momento.
Más allá del terreno puramente legal y teórico, aunque dentro de un orden de acción similar, entre sus atribuciones, deberes y obligaciones, también se encuentra la responsabilidad de realizar un seguimiento exhaustivo de la evolución de los estatutos, constituciones, usos y costumbre de todas aquellas naciones en las que se ha implantado o se pretende consolidar la presencia de La Orden. Todo cambio que se pueda producir en cualquiera de estos campos, debe ser documentado, y comunicado a quienes puedan verse afectados por ellos.
Sus miembros son los encargados de adecuar el funcionamiento interno de las sedes remotas de manera que no entren en conflicto con las ordenanzas locales. Dependiendo de la complejidad burocrática de cada estado, las interpretaciones e interrelaciones de su legislación y la estabilidad de su situación política, no es extraño que, en las distintas instancias de La Orden ubicadas en ellas, se encuentren uno o varios legisladores expertos en cada materia de manera permanente. En estos casos su labor trata de ser principalmente proactiva, formando grupos de presión en contra de aquellas leyes que les puedan perjudicar, e intentando prever y estar preparados para los posibles conflictos que puedan devenir de cualquier cambio. En última instancia, también son los responsables de interceder ante las autoridades si se llega a dar el caso.

Más allá de la realización de estas dos grande labores, y debido a la propia complejidad de las diferentes legislaciones aplicables dentro de la misma Cahirn Ansay o La Orden, dentro de este organismo existen varios cuerpos dedicados a la revisión no sólo de todas las reglamentaciones de creación reciente aplicables a todos los niveles, sino que también son los albaceas e interpretes últimos del bagaje histórico que ambas arrastran.
Esta labor no recae sobre ellos de manera exclusiva en lo referente a la aprobación de las solicitudes de modificación sobre cualquiera de estos protocolos, sino que también lo hace cuando existe un conflicto entre distintas legislaciones internas. Si bien sus miembros deben ser consultados cuando se tiene que dictaminar cuál de ellas prevalece, las labores llevadas a cabo dentro de sus organigrama pasa por diversas cámaras. Algunas de ellas sólo ejercen como órganos meramente consultivos durante el este estudio previo requerido de cara a tomar tomar tales decisiones, mientras que la decisión definitiva recae sobre otros de ellos.

Ante estas solicitudes, cuerpos como el de los historiadores de la ley son los encargados de dictaminar si la solicitud de alta, modificación o eliminación puede conllevar de manera involuntaria alteraciones sobre alguna ley del pasado que, pese a seguir vigente, no se invoque con frecuencia. De la misma manera, cuando se les pide que dictaminen acerca de la prevalencia entre dos o más normas que parecen entrar en conflicto, también son los encargados de asegurarse de que no exista ninguna ley que, pese a estar en desuso, pueda imponerse sobre las que se investigan en ese momento.
Por otro lado, el cuerpo de lingüistas que forma parte de los Legisladores es el encargados de dictaminar las interpretaciones aceptadas a un nivel puramente semántico de todo texto legal. Su dictamen no entra a considerar si estos pueden llegar a incurrir en una contradicción con alguna norma presente o pasada, sino que se limita a concretar la validez formal de aquellas que están estudiando.
Por último, el cuerpo de Lexógrafos es el responsable de coordinar a estos y otros cuerpos en el desempeño de sus funciones. Todos los estamentos involucrados en la realización de estos cometidos concretos tienen sus obligaciones perfectamente acotadas, pero esto no implica que su labor sea llevada a cabo sin interferencias o que siempre se pueda llegar a un veredicto satisfactorio.
Una vez que los diferentes cuerpos han hecho público sus veredictos, en el caso de no existir unanimidad en sus criterios o dictámenes, se inicia un nuevo proceso de análisis que se traslada a los niveles superiores de la jerarquía.
Una vez llegados a este punto, existe una gran confusión y un ausencia de responsabilidad notable en algunos aspectos concretos de esta labor. Estas carencias han sido denunciados en más de una ocasión tanto a nivel interno de los propios Legisladores, como por los componentes de otras órdenes, pero esto no ha logrado que nadie se haya atrevido a realizar el esfuerzo necesario para subsanarlas. Muchas de estas lagunas, interesadas en gran medida, han sido las herramientas utilizadas de manera histórica por parte de los Lexarcas para eludir alguna responsabilidad incómoda.

Dentro de este vacío legal y las contradicciones que este conlleva en ocasiones, sobre los componentes de los Legisladores no recae la obligación de redactar de nuevo una ley ya aprobada por alguno de sus predecesores en el caso de que se haya detectado un defecto de forma. De la misma manera, pese a tener el compromiso de indicar si una propuesta entra o no en conflicto con otras leyes o partes del reglamento, ninguna norma les condiciona a tomar la decisión en un plazo de tiempo concreto. Son responsables de aceptar o rechazar la propuesta y de redactar su versión final, pero sus atribuciones a este respecto se limitan de manera exclusiva a esto. Tienen el compromiso de indicar qué partes se deben modificar para que una propuesta que han rechazado por algún matiz sea aceptada, pero no la obligación de corregir ellos los textos o indicar cómo se deberían acometer estas correcciones.
De la misma manera que sucede a la hora de aceptar nuevas propuestas, en los casos en los que tienen que dictaminar acerca de algún tipo de conflicto existente entre dos normas, carecen de condicionales temporales pero, al contrario de lo que sucede con este tipo de peticiones, en los casos en los que las peticiones provienen desde la orden de los Juristas, o desde alguien que pretende poner en duda su criterio, el tiempo acostumbra a ser un factor a tener en cuenta.
La relación entre Legisladores y Juristas es compleja, un hecho que se ha reflejado en la frecuencia de las recriminaciones recíprocas. Estas órdenes, cuyos planteamientos originales establecieron unas funciones complementarias de tal manera que no llegasen a entrar en conflicto, con el paso del tiempo han ido desdibujando sus fronteras hasta llevarlos en momentos concretos a hacerlos indistinguibles.
Sobre el papel sus labores deberían haber sido estancas, pero el día a día no tardó en demostrar que las normas y los límites eran susceptibles de ser subvertidos con una frecuencia y facilidad que no ha sido del agrado de sus responsables. La idea acerca de la separación de poderes y responsabilidades con la que se segmentaron las atribuciones de los Tecnócratas generó a su vez una serie de nuevas problemáticas no previstas por sus artífices. A lo largo de sus últimas jefaturas, los líderes de estas tres órdenes han centrado sus esfuerzo en la elusión de la responsabilidad sobre las decisiones de los demás, pero también sobre las propias.
De esta menara, en lo tocante a los Legisladores, se ha llegado a un punto en el que lo que se prima cuando se les realiza cualquier consulta, es el evitar que cualquier repercusión sobre sus decisiones les pueda llegar a afectar negativamente a ellos.
Los cruces de acusaciones entre Juristas y Legisladores cuando los primeros derivan una consulta hacia los segundos, es una clara muestra de esto. El repertorio de ambas órdenes en estos casos es muy similar, abarcando desde las alusiones a intentar pervertir el sistema al negarse a ser unos los responsables del dictamen, hasta las denuncias por tratar de buscar la nulidad del caso en cuestión por matices formales.

Más allá de que este tipo de situaciones y dinámicas no se produzcan con frecuencia en los asuntos más críticos, esto no evita que cuando salgan a la luz sus consecuencias puedan llegar a ser demoledoras. Por otro lado, esta problemática sí que tiene un impacto real en la gestión diaria de La Orden. La lucha por tratar de mantener las competencias propias se han dado de manera histórica, y de manera aún más notoria en el caso de las órdenes derivadas de los Tecnócratas. Esta problemática, una que casi ninguno de los equipos de dirección ha tratado de atajar, ha sido una de las lacras que más han afectado, aunque sea de manera indirecta, a la reputación de La Orden en el exterior. La negativa a asumir ciertas responsabilidades por parte de ninguno de sus organismos acostumbra a dejar gran parte de las propuestas más delicadas en un limbo legal o en un bucle administrativo, en ocasiones intencionado, del que rara vez son capaces de escapar.
En las ocasiones puntuales en las que alguno de los Legisladores que han tratado de solventar algún caso sumido en este de problemáticas, ya fuese mediante la presentación de una propuesta reformulada de manera individual, o alguna indicación pertinente emitida a nivel personal para la corrección de alguna de ellas, esto no sólo no ha garantizado que la ley o norma en cuestión no sea desestimada por el resto de sus compañeros, sino que también ha supuesto la inclusión de una falta en su expediente. Es por esto que, cuando alguno de los Legisladores decide realizar alguna actuación de este tipo, salvo que pretenda llevar a cabo una declaración de intenciones pública, estas se suelen presentar de manera anónima ante el órgano que la ha generado.

El los casos remotos en los que alguno de estos proyectos alcanza un estado crítico, ya sea por necesidad o intereseses de muy alto nivel, la única alternativa de la que se dispone para su solución es la de escalarlo hasta el Yishin Amat. Este organismo, de manera excepcional y en última instancia, es el único que tiene la potestad para obligar a los Legisladores a modificar o retirar una ley que se encuentra en vigor, o a aceptar una nueva ordenanza en contra de su voluntad o contraviniendo a su consejo.
La invocación de este tipo de situaciones se ha ido haciendo cada vez de manera más excepcional con el transcurso del tiempo. Si algo ha quedado demostrado tras cada una de estas decisiones es que, cada una de ellas ha terminado siendo la causante de situaciones muy complejas de solventar. Esto ha ayudado a afianzar la posición de los legisladores dentro del organigrama. Ante su negativa a incorporar alguna nueva ley propuesta desde las altas instancias, las alertas no tardan en aparecer. Pese a que las acusaciones contra ellos cuando sucede tal cosa, todos son conscientes de que, si la ley sale aprobada en contra de su criterio, el principal beneficiado ante esta situación serán el Lexarca y los suyos. Una vez llegada esa situación, quedan liberados de toda culpa o responsabilidad sobre la misma y los incidentes relacionados que puedan surgir. A partir de ese momento, tampoco tienen obligación de dictaminar sobre ella en el caso de que esta pueda ser propensa a interpretaciones ambiguas, o a su utilización se realice de manera partidista. Algo, por otro lado, que los Legisladores están prestos a denunciar cuando se produce.
No es raro que alguna ley hija de situaciones de inestabilidad haya llevado a quien la impulsó o aprobó a ser depuesto de su cargo, lo que ha llegado a incluir a algún Omniarca.
Por otro lado, de la misma manera que sucede con cualquier otra ley preexistente, los Legisladores no tienen obligación o responsabilidad alguna sobre las leyes existentes de manera previa a su existencia. En estos casos tienen libertad a la hora de decidir si emiten veredicto sobre cualquiera de ellas. En el caso de que decidan hacer tal cosa, estas leyes pasarían a contar con su beneplácito de manera oficial. Aquellas sobre las que se niegan a emitir su juicio permanecen en el limbo legal hasta que sean redactadas de nuevo, o sustituidas. En en primero de estos casos, ellos no no tienen obligación alguna de participar en esta nueva redacción. En el segundo, la decisión también recae enteramente sobre ellos, por lo que no es una decisión que tomen a la ligera sin ponderar las consecuencias. Cualquier nueva ley que se crease para sustituirla tendría que venir con su sello, lo que ya les implicaría en el caso de un mal uso

Las luchas de poder a este respecto son una constante. Tanto aquellas que buscan la inclusión de leyes controvertidas, como aquellas que aspiran a lograr que los Legisladores acepten u otros grupos acepten alguna responsabilidad sobre los múltiples vacíos legales que pueblan los reglamentos de La Orden y Cahirn Ansay.
De la misma manera, las cámaras dedicadas a tramitar estas solicitudes suelen encontrase copadas y presionadas por peticiones de todo tipo, ya sea esto debido a maniobras para tratar de ralentizar, desestimar o anteponer las alguna propuesta por grupos de presiones rivales, o como táctica para fomentar su descrédito.
Dependiendo de los asuntos tratados, su dictamen acerca de ciertas materias específicas es seguido de manera muy cercana por los grupos interesados. El hecho de de que una ley sea aplicada por encima de otra, o la desestimación de alguna reclamación puede suponer un giro drástico en ciertos ámbitos del poder. Si bien en los casos concretos que se relaciones con un procedimiento judicial en curso sus atribuciones pueden llegar a verse diluidas con las de los Juristas, esto no deja de ser usado como un herramienta para presionar a ambas.
Tampoco es extraño que los grupos de interés saquen a colación textos antiguos para tratar de sacar adelante sus propuestas. Ante estos casos, la posibilidad de los Legisladores para inhibirse de tomar parte ha llegado a jugar en su contra, es por esto que rara vez hacen uso de esta potestad. En las ocasiones en las que se prevé que va a producir una solicitud de este tipo, los cuerpos de historiadores de la ley ya han podido estudiar el asunto con detenimiento de manera previa el campo de acción de los Legisladores es más amplio, pero ante una solicitud no prevista no les queda más remedio que el de aceptarla, y analizarla con el máximo rigor y profundidad antes de su dictamen. Esto no quiere decir que no retrasen este dictamen todo lo que puedan, o que busquen algún tecnicismo para evitar pronunciarse de verlo necesario.

Así como a lo largo de su existencia, los Legisladores se han dedicado a tratar de marcar perfectamente cuales son su funciones principales, el campo de acción en el que se engloban algunas de sus tareas secundarias es algo difuso. La lucha de poder que mantienen con los Tecnócratas desde su misma separación es una constante, dentro de las acciones llevadas a cabo por parte de los líderes de ambos organismos en su pugna por no ceder un ápice dentro de sus cuotas de poder, la situación a la que han llegado en momentos puntuales ha sido desastrosa para toda La Orden. Si bien lo peor de aquella fase pasó hace ya mucho tiempo, algunas consecuencias de aquello aún perduran. Algunas de sus competencias y atribuciones se solapan en lo referente a la gestión de los recursos de la orden, tanto en lo referente a la capacidad de los Tecnócratas a la hora de contratar a personal externo, como en los asuntos tocantes al reglamento que gobierna a estos las barreras continúan siendo difusas y un terreno de lucha constante. Estos solapamientos no se limitan únicamente a cuestiones relacionadas con la mera cuestión de interpretación de alguna normas, como pueda suceder con los Juristas sino, una vez más, de normas enquistadas que general a su vez vacíos legales cuya resolución podría tener un serio coste político para quien trate de acometer tal tarea. Al mismo tiempo, tocar alguna de estas normas casi fundacionales, podría suponer el desmoronamiento de todo lo que se ha construido sobre ellas.
Algunos de los intentos para sortear este obstáculo han sido los de segmentar aún más estas funciones, otorgando estas funciones solapadas a un nuevo organismo, pero estas intentonas siempre han sido bloqueadas o echadas abajo en cuanto han llegado a las cámaras gobernadas por los Legisladores.
Si bien estos choques son constantes, cuando se produce un conflicto de este tipo en lo tocante a algún punto especialmente crítico, el protocolo dictamina que se debe formar un comité especial compuesto por miembros de cada una de las órdenes afectadas, en el que se debe dirimir el resultado de esta diferencia.

Aparte de las normas marcadas por Legisladores y Tecnócratas, cada una de las órdenes también tiene sus propias reglas de orden interno. Tanto aquellas que se encuentran escritas y documentadas, como las que simplemente son tradiciones comúnmente aceptadas, en ocasiones pueden llegar a entrar en conflicto, ya sea de manera tangencial o frontal, con alguna antigua norma o ley. Este tipo de situaciones no son nada infrecuentes, aunque acostumbran a ser solucionadas gracias a la buena fé entre los implicados. Cuando el conflicto viene provocando por otro tipo de motivos, no es raro que sean sacadas a la luz leyes ya olvidada como excusa para dar inicio a alguna lucha de poder. En estos casos la disputa se suele estirar todo lo que se puede, eternizando el conflicto mientras que la parte interesada continúa actuando de manera libre.
Cuando estos casos se enquistan entrando en un bucle infinito, la capacidad de maniobra de los Juristas es muy limitada. Su única alternativa es la de consultar a los Legisladores acerca de la vigencia en los tiempos modernos de esa regla, si debe ser oficialmente desestimada si debe ser traída de nuevo hasta la luz pública pero, u oficializarse de alguna manera. Pero, al igual que en los casos expuestos con anterioridad, si la problemática viene dada por alguna ley no aprobada de manera voluntaria por los Legisladores, ellos pueden negarse a dictaminar sobre la misma, con lo que suelen terminar entrando en juego los juegos de favores, así como las ofertas a nivel personal personal por parte de los implicados, para que estos no se impliquen, dictaminen a su favor, o colaboren en la prolongación de la disputa.
Una vez más, cuando este tipo de situaciones superan el umbral de lo tolerable y afectan a labores críticas, sólo el Yishin Amat puede dictaminar al respecto, creando un nuevo precedente sobre el que los Legisladores pueden abstenerse de opinar en el futuro.

Dada la complejidad de sus tareas, y lo enmarañado de su propia estructura interna, este organismo, a su vez, está dividido en diversas secciones. Hasta ahora sólo hemos hablado de las grandes cámaras encargadas de los asuntos de índole interna, pero la labor de los Legisladores no termina ahí. Más allá de los asuntos relacionados con el gobierno de La Orden y de Cahirn Ansay, existe una pléyade de eruditos en todo tipo de materias. Desde los componentes de la otra gran cámara, la de asuntos exteriores, hasta los que forman las pequeñas agrupaciones dedicadas a alguna especialidad concreta y remota, como puedan ser el diseño, revisión y adaptación del reglamento interno de La Orden a los cambios en el contexto cultural y social del momento, sus homólogos en lo referente a la legislación de Cahirn Ansay o los responsables del estudio de las legislaciones de las distintas naciones con quienes se relacionan ambas entidades. El abanico de campos que abarcan no sólo es amplio, sino que crece con cada nueva división de La Orden o cada nueva integración que llevan a cabo con otras organizaciones de cualquier tipo.

Dentro de las tareas de la Cámara exterior, sus labores tampoco se limitan al estudio y análisis puros, sino que, a su vez, algunos de sus grupos de trabajo acostumbra a realizar funciones de consultoría atendiendo a solicitudes procedentes desde otras organizaciones. Independientemente de que existan tratados previos de colaboración, o que se espere alcanzar alguno en un futuro cercano, esta labor goza de una gran reputación. Esta delicada tarea, a su vez, es otra de las fuentes de conflicto con los Tecnócratas, ya que esta fue una de las labores realizadas por sus miembros gracias a las que La Orden ses dio a conocer antaño más allá de Baern. De cualquier manera, los cometidos derivados de este servicio, pese a ser una gran fuente de ingresos para La Orden, no está libre de riesgos, complicaciones y quebraderos de cabeza.

En otro terreno cercano al de estas atribuciones, la autoproclamada imparcialidad de La Orden en lo referente a cualquier conflicto que tenga lugar más allá de los muros de Cahirn Ansay o sus embajadas, ha hecho que diversas naciones recurran a ellos solicitando su intervención a la hora de dirimir conflictos internacionales. Pese a que no todas las solicitudes de este tipo suelen ser aceptadas, sí que existe un compromiso de atender a todas ellas y dar una respuesta justificando una negativa. El aceptar o no tales encargos depende en gran medida tanto de la situación concreta en el que se encuentra el conflicto, como de la relación que puedan tener tanto Cahirn Ansay como La Orden con alguna de las naciones implicadas. La aceptación de este tipo de solicitudes de una naturaleza tan delicada, tiene que venir siempre aprobada por parte del Yishin Amat.

Las razones y situaciones concretas detrás de cada una de estas peticiones, pese a sus similaridades de base, acostumbran a ser únicas, lo que hace de su aceptación un proceso lento y no exento de problemas. Uno de los elementos comunes que acostumbran a compartir casi todas ellas es la controversia que las acompaña tanto dentro como fuera de La Orden, al igual que la división de opiniones que existe a la hora de entenderlas como oportunidades para aumentar la posición de la organización, o sacar algún beneficio diferente al económico de las decisiones que se tomen acerca de ellas.
Si bien el debate moral acerca de este tipo de actuaciones no se produce dentro del ámbito de Legisladores, cuya misión es obtener un resultado satisfactorio, o el de los Censores, cuya preocupación es asegurarse de que que no se incumple ninguna normativa vigente, el posicionamiento de ciertas escuelas Pensadores a este respecto suele entrar en conflicto con la actitud generalizada de quienes llevan a cabo estas labores.
Por otro lado, y completando los organismos de La Orden que participan en estos protocolos, la labor de los Comunicadores se produce en un ámbito de actuación diferente. De acuerdo a ellos, la percepción que se tiene en el exterior acerca de La Orden como una entidad neutral debe encontrarse por encima de cualquier otra consideración. Cualquier actuación que pueda romper esa imagen debería ser sancionada. Esta preocupación, al contrario de en el caso de los Pensadores, no está motivado por una cuestión meramente filosófica, sino que sus implicaciones son eminentemente pragmáticas. El temor de que La Orden sea percibido como un organismo movido por la acumulación de poder podría llegar a poner en peligro su misma existencia.
Así pues, toda actuación concerniente a sus relaciones internacionales es analizada desde multitud de puntos de vista, lo que a su vez ha llegado a afectar a sus decisiones de manera contraproducente.
El resultado más óptimo de cara a los implicados, que debería ser su obligación sobre el papel, ha sido supeditado en ocasiones por cuestiones de imagen. El hecho de que La Orden pueda salir beneficiada, o la posibilidad de que pueda parecerlo, ha llegado a pesar más que los criterios objetivos. Esto no ha impedido que se hayan llevado a cabo jugadas arriesgadas por parte de alguno de los implicados de cara a salir beneficiados, o que el Yishin Amat no haya ante puesto en más de una ocasión la supervivencia o el posicionamiento de La Orden antes que el beneficio de sus clientes.
De la misma manera, de manera independiente a los motivos que hayan existido tras las decisiones, o del beneficio obtenido por La Orden, rara vez sus resoluciones han estado libres de controversia en el exterior. Las críticas, dudas o reparos acerca de la legitimidad de sus acercamiento, la validez de sus métodos o el beneficio subyacente para la misma han sido una serie de constantes prácticamente inalteradas. Los motivos detrás de cada una de sus decisiones no son analizados únicamente por quienes se han visto afectados por ellos de una manera directa, sino que su escrutinio suele extenderse hasta instancias de lo más insospechadas. Independientemente de que el efecto de sus decisiones no tenga un efecto frontal o tangencial sobre algunas de ellas, estas también son analizados por otros grupos de interés. El terreno de juego de la política internacional es un lugar muy delicado, y las repercusiones de cualquier decisión tomada sobre él acostumbra a tener ramificaciones inesperadas con el paso del tiempo.

Si bien en diversas ocasiones se ha planteado la posibilidad de la creación de una orden que acaparase de manera exclusiva en campo de la diplomacia, las relación institucionales y la coordinación de los trabajos con cualquier tipo de organismo externo, su formación siempre ha sido desestimada. Pese a esta negativa, esto no ha impedido que los Comunicadores, de acuerdo a la estrategia adoptada por sus últimos líderes en su intento por convertirse en una de las órdenes mayores, hayan ido asumiendo gran parte de esta carga a lo largo del tiempo.
A día de hoy, aunque el análisis previo a la aceptación de este tipo de peticiones siempre controvertidas es realizado por el Yishin Amat, y su elaboración posterior compete a los Legisladores de manera exclusiva, siempre que estos asuntos refieren a algún conflicto internacional, los Comunicadores son los encargados de su moderar las mesas de negociación.
Las mismas, debido al deterioro de las relaciones entre los implicados, y muy ligadas a la evolución de la situación política del momento acostumbran a requerir de unas capacidades de mediación que no forman parte del currículo de quienes redactan las leyes.

Pero, más allá de que estas sean las peticiones que generan más atención, este no es el único tipo de solicitudes que llegan hasta ellos. Si bien es innegable que, de no existir un conflicto de algún tipo no se recurre a ellos, esto no implican que este sea o haya sido armado. El abanico de las mismas acostumbra a ser mucho más amplio y generalmente menos dramático. Este abarca tanto las solicitudes para la validación de acuerdos de antaño, hasta el dictamen acerca de la vigencia legal de los derechos de dos o más naciones sobre unos territorios en disputa.
Principalmente dentro de los territorios de Rearem, este tipo de solicitudes son relativamente frecuentes, ya que lo fragmentado de su legislación de sus provincias y la autonomía de la que disponen en ciertos ámbitos los Tahákrair y los Raktarión no es raro que hayan llevado al establecimiento de alianzas de validez que es fácil poner en entredicho, algo que acostumbra a suceder cuando se produce una sucesión en el mandato de alguna de ellas.
La vigencia de estos y otros tratados, al igual que la de los acuerdos firmados en diversos protectorados tras el cambio de gobierno en alguno de los afectados, acostumbra a ser puesta en duda de acuerdo al derecho moderno. En ocasiones también se llega a poner en duda la misma validez formal de leyes concretas de alguna legislación por encima de otra, ya sea esto por antigüedad o adherencia a los axiomas legales predominantes en el momento.
Cuando se aceptan este tipo de casos, los Legisladores no suelen trabajar solos, sino que la opinión de los Juristas también acostumbra a tener mucho peso. Del estudio de las legislaciones o normas concretas de alguna de estas naciones, así como de las decisiones tomadas al respecto en cada caso, se han llegado a alcanzar grandes avances y compromisos en la incipiente creación de un derecho internacional común.

Dentro de un marco de actuación similar, este tipo de servicios de consultoría también suelen ser solicitados en ocasiones para la revisión o adecuación de los reglamentos de otras organizaciones y naciones. Si bien este tipo de casos son raros, tras el momento de algún cambio especialmente significativo en cuanto a lo ideológico dentro de las instancias del poder, se ha solicitado su presencia para garantizar una transición libre de sospechas.

Complementando las tareas de la Cámara interna, a la hora de diseñar y evolucionar la legislación de La Orden, y de la exterior en cuanto al estudio de la legislación internacional, se encuentran la Cámara de intercesión, el ente encargado de recibir, atender y procesar las peticiones procedentes tanto de los ciudadanos de Cahirn Anshay como de los embajadores externos, así como la Cámara mixta, que cumple esta misma función en lo referente a las peticiones provenientes de los miembros de la propia Orden.
Esta última no sólo está compuesta por legisladores, sino que también cuanta con la presencia de miembros del resto de organismos que hacen las veces de consultores en las materias específicas de sus respectivos ámbitos de estudio.

La actual Lexarca, la nivari Ayane Shayk Nylsar (Vignistrad, Nivar 681) se encuentra ya cerca de sus últimos momentos. Tendría que haber abandonado su puesto tiempo atrás debido a su delicado estado de salud, pero su apego al poder le ha hecho permanecer ahí en contra de los deseos de todo el mundo. A lo largo del tiempo ha ido haciendo acopio de favores y secretos que se ha ido cobrando en estos últimos años.
Gran parte de los Oxiarcas han necesitado de su complicidad a la hora de llevar a cabo sus movimientos y, aquellos que se encuentran aún en posiciones de poder, tanto dentro como fuera de la orden de los Legisladores, tienen miedo de todo lo que puede salir a la luz si votan en su contra. Al mismo tiempo, aquellos que han entrado con posterioridad en el juego político no poseen aún la capacidad o el poder necesarios para desmontar este juego de intereses.
De la misma manera que todos aquellos que le deben algo temen y esperan algún golpe final por parte de Nylsar, este nunca llega. Lo que la mantiene en su puesto es la pura inercia, y el no saber qué hará de abandonarlo. Está donde quiere estar y disfruta del juego político y de la sensación de poder que le da su posición. No tiene ni está trabajando en ningún plan a largo plazo para aumentar este poder, sino que se limita a hacer todo lo que está en su mano para mantenerse en su posición.

La orden de los Preservadores es la encargada del estudio y diseño de los artefactos, protocolos y condiciones en las que se transportan y almacenan tanto los textos como todo tipo de materiales sensibles. Asume tareas muy especificas y especializadas cuyas competencias, ya sea de manera individual o compartida, han sido asumidas en distintos momentos de la existencia de La Orden por parte de los Archivistas, los Tecnólogos y los Constructores.

Creada en origen como un sub organismo dependiente de la orden de los Tecnólogos en el año 201, las necesidad de un cuerpo de estas características ya había sido reclamada con anterioridad por diversos Oxiarcas de los Archivistas, Cronistas y Naturistas. En aquella ocasión, y gracias al apoyo de la Omniarca Xibal Nyator (Alcarst, Shemellom 147, 216), la petición impulsada por diversos colectivos y defendida por la Naturarca Lizwica Faitolu (Ibanshu, Shattegar 153, 231) ante el Yishin Amat logró contar con los apoyos necesarios para la formación de aquel nuevo cuerpo.

Durante aquella primera encarnación, aún bajo el manto de los Tecnólogos, la labor fundamental de los Preservadores consistió en la búsqueda de materiales capaces de contener las sustancias peligrosas obtenidas a partir de ciertos experimentos de su orden madre. Con el paso del tiempo y gracias a la repercusión de algunos de sus éxitos, no tardaron en llegar hasta ellos otro tipo de peticiones provenientes de lugares y contextos de lo mas inesperados. Durante aquellos primeros tiempos de indefinición, su labor, si bien se vio sometida a diversos bandazos debido a los cambios de criterio de sus diferentes líderes, siempre osciló dentro de unos límites concretos; el estudio de la ciencia de los materiales y su aplicación en el mundo real.
Este campo híbrido entre Tecnólogos y Naturistas fue el origen de una serie de enfrentamientos entre ambos grupos en lo que los segundos consideraban una intromisión en sus funciones. Esta lucha se llegó a enquistar de tal manera que el Yishin Amat optó por la decisión salomónica de separar a los Preservadores de cualquiera de estas dos órdenes, dándole entidad propia en el año 261.
Tras este drástico giro sus aspiraciones de autonomía no fueron logradas de inmediato. Si bien se vieron libres de una manera parcial tanto de los intereses, las presiones y pugnas por el control de sus descubrimientos entre su antigua alma máter y los Naturistas, gran parte de su infraestructura aún estaba ligada a estas y otras órdenes. Los recursos necesarios para llevar cabo su labor tenían que ser subarrendados a otros cuerpos mientras trataban de obtener los medios económicos que les garantizarían su independencia plena. Al mismo tiempo, fueron impulsando leyes que les permitiesen definir cual sería su marco de acción, sus obligaciones y sus responsabilidades finales.
Pese a lo complicado de sus primeros años de vida como ente autónomo y las maniobras de otros organismos para tratar de dificultar su labor, sus servicios, al igual que los ingresos que estos comenzaron a reportar a La Orden, fueron en aumento de una manera imparable. En apenas una década ya disponían de los medios imprescindibles para tener sus propias instalaciones, cuatro décadas después gracias a su aportación lograban convertirse en una de las órdenes mayores.
De cualquier manera, este ascenso tampoco fue un hecho libre de controversia. Lo ajustado del resultado de las votaciones que llevaron al mismo, junto al hecho de que este se produjese en detrimento de la orden de los Lingüistas, fue interpretado por parte de las órdenes teóricas como una declaración de intenciones nada halagüeña.

Tras este último espaldarazo y reconocimiento a su labor y aportación a La Orden, sus labores y responsabilidades también se vieron extendidos. A partir de aquel momento carecían del escudo que suponía depender de otras órdenes o de los presupuestos generales para los cuerpos menores. El encontrarse dentro de los organismos troncales no los convertía en un organismo enteramente ajeno a las luchas internas dentro de La Orden, sino que los introducía de lleno en él. Ya como uno más de los contendientes, el perfil de sus Oxiarcas cambió con la llegada al poder en el año 334 de la shatteri Railén Tasaleki (Arleun, Shattegar 281, 354). Con ella se dejaba atrás el mandato de los miembros más técnicos para dejar paso al gobierno de los políticos. De la misma manera que esta decisión alteraba la manera en la que se había planteado esta orden en cuanto a su jerarquía interna, también conllevó un cambio significativo en su enfoque de cara al exterior.
Si bien este cambio en las dinámicas fue bien recibido por los integrantes de los Preservadores en un inicio, tras los posteriores cambios no tardaron en aparecer las primeras voces discordantes que ponían en duda la preparación, el conocimiento y la comprensión de la labor de su orden por parte de quienes tenían luchar por ella en las instancias del poder
Para complicar aun más la situación, tras un prolongado periodo de escasez de peticiones desde el exterior, la misma viabilidad de los Preservadores como orden mayor se llegó a poner en duda. De la debacle consiguiente nació la actual estructura jerárquica que contempla la figura del consejero tecnológico, un puesto con la misma capacidad decisoria que del Cuidador. Esta característica particular hace que los Preservadores también sea conocida como “La orden de los dos Oxiarcas”.

Con el paso del tiempo tanto su visibilidad fuera de Cahirn Ansay como el alcance de sus quehaceres se han ido consolidando. El el momento de crisis su labor se centró en la definición y establecimiento de los protocolos preservación de los contenidos generados por Cronistas, Archivistas y Pensadores. El transcurrir de los siglos nunca ha sido un aliado para la palabra escrita, y el estado de deterioro en el que se encontraban obras seminales para comprender la evolución de la humanidad era crítico. La creación de unas estancias en las que conservar las obras originales, al igual que el trasvase de estos textos a otros soportes fueron el punto de inflexión que les hizo ser relevantes una vez más.
Por otro lado, y a pesar de que la distancia con los eventos que llevaron a su fundación siguen siendo una fuente de conflicto con Tecnólogos y Naturistas, su relación con ellos no tardó en normalizarse. El inicio de las investigaciones sobre la misma composición de Baen’Shull’Ilay y los distintos materiales que lo componen supuso un nuevo impulso para esta relación.
Determinar las características de estos materiales, dar con las condiciones necesarias para la experimentación sobre ellos, al igual que el tratar de crear un entorno en el que puedan existir fuera del domo y la creación de los contenedores en los que transportarlos entre ellos, pese a ser obras imperfectas y aún incompletas, han supuesto algunos de los grandes hitos alcanzados por sus miembros.
Pero no sólo las propiedades de los elementos extraídos del interior del domo son extrañas. Las particularidades del mismo material que forma la masa exterior de Baen’Shull’Ilay, al igual que su mutabilidad una vez separado de él, sigue siendo uno de los grandes misterios aún sin resolver.
De la misma manera, y dada la imposibilidad de contener o almacenar algunos de estos componentes, los elementos resultantes de la experimentación con ellos, o los mismos residuos obtenidos a partir de las pruebas a las que se han sometido, la labor de superar estos escollos es una de las que más atención recibe por parte de los Preservadores.
Ya sea bajo la forma de entornos controlados, receptáculos estancos o el intento de adaptación de ciertas localizaciones del interior de Baen’Shull’Ilay para distintos experimentos, los distintos dispositivos desarrollados a lo largo del tiempo apenas han logrado ser capaces de contener estas materias de una manera segura. El hecho de que toda esta experimentación aún sea un pozo sin fondo en cuanto a lo económico ha causado diversas fricciones con los cuerpos más alejados del la ciencia pero, el potencial que se que albergan tanto ellos como los nuevos materiales generados a partir de su estudio, han hecho que La Orden y otros organismos de todo tipo sigan apostando en este campo.
A pesar de esto, la aparición de otros materiales nativos de este nivel de realidad ha provocado que el que, en ocasiones, este consenso científico se rompa. La aparición de materiales como el salisch, el kubori o los primeros minerales traídos desde las Llanuras Heladas hayan supuesto una desviación de su atención y recursos. Si bien el establecimiento los Preservadores trajo como consecuencia el afianzamiento de estos estudios, este no es su único frente.

Derivada de esta tarea, dentro de sus atribuciones también se encuentra la de analizar y dictaminar los periodos de exposición de los estudiosos a estos materiales. Tanto los tiempos de espera que se deben guardar entre cada acceso a una obra, artefacto o material para que este no afecte a la salud de los investigadores, como las condiciones y la cantidad de tiempo durante el que una obra puede ser estudiada para evitar su deterioro.
Si bien la segunda de estas tareas sí que la fue algo por lo que tuvieron que luchar, la primera de ellas no han sido nunca del agrado de los distintos Cuidadores dadas las implicaciones que conlleva. Hasta hace apenas dos siglos no se estableció la relación causa-efecto entre quienes realizaban un tipo de estudio concretos y su propensión a la enfermedad o mayor índice de mortalidad prematura.
Si bien la aplicación de los protocolos recae sobre los Censores, en más de una ocasión se ha tratado de trasladar la culpa de algún fallecimiento sobre los Preservadores. Aún existe mucho desconocimiento de los peligros concretos a los que se exponen los investigadores durante la convivencia con determinados elementos, pero esto no ha impedido que más de uno desoiga los consejos, o que sus superiores no les hayan forzado a continuar con su estudio más allá de los límites de seguridad establecidos.
Dada la elevada repercusión que han tenido los escasos éxitos en este campo estudio, tanto Tecnólogos como Naturistas, pese a tener entre ellos a expertos en esta materia, no suelen dudar a la hora de forzar las normas. Por otro lado, desde el exterior de Cahirn Ansay también se les ha solicitado la realización de protocolos similares. Es ante este tipo de solicitudes cuando los roles de los dos Oxiarcas suelen chocar con mayor frecuencia. Las oportunidad de expansión y reconocimiento que esto suele primar sobre las posibles repercusiones de los errores y las pérdidas que pueden acarrear. El debate entre su utilización como arma política y la vertiente más pragmática ha sido tanto una herramienta utilizada por forzar la salida de alguno de ellos, como una salida desesperada en los momentos de crisis.
Ante estas peticiones, no sólo carecen del escudo que suponen los Censores sino que, en caso de accidentes, errores de cálculo o mala interpretación de sus protocolos es toda la organización quien queda expuesta a las repercusiones de los mismos.
La proliferación de materiales poseedores de cualidades extrañas o peligrosas ha ido en aumento con cada nuevo evento anómalo, y aún existe un gran desconocimiento y temor justificado hacia ellos. Lo que, gracias a su experiencia previa, comenzó siendo una fuente de ingresos y un elemento de valor añadido para La Orden, ha terminado siendo un nuevo arma de doble filo a utilizar con extrema cautela.
A raíz de los primeros experimentos fallidos, en el año 503 se creó un nuevo cuerpo de investigadores dentro de los Preservadores, el de los Diagnosticadores. Este organismo, cuyo ámbito de acción se encuentra situado en un camino intermedio con el de los Sanadores, está compuesto por los especialistas en el la detección y el análisis de los síntomas derivados de la exposición a estos materiales y sus radiaciones.
Esta nueva competencia tampoco fue bien recibida por los Preservadores, y tienen con él una relación dual. Por un lado, parte de los esfuerzos de su rama política se han centrado en que estas tareas sean asumidas por completo por los Sanadores pero, al mismo tiempo, saben que, de perderlas, parte de su relevancia se irían con ellas y podrían llevar a los Sanadores a ocupar un sillón dentro del Yishin Amat.

Por otro lado, su relación con los Censores tampoco es sencilla. La frontera que separa sus deberes compartidos no es del agrado de ninguno de los dos organismos. Al contrario que lo que acostumbra a suceder, cada uno de ellos quiere que el otro asuma una responsabilidad y tareas mayores. Mientras que el riesgo de deterioro que pueda suponer para una obra o texto antiguo el ser extraída de su contenedores, así como las condiciones del entorno controlado en el que puede ser estudiada, es asumido por los Preservadores, el control de acceso hasta las mismas es custodiado por los Censores, y la responsabilidad sobre lo que sucede en su interior recae enteramente sobre ellos.
Esta separación genera también una gran desconfianza y un ambiente de paranoia entre todos los que participan en estas tareas. Las regulaciones y los procedimientos que se han creado para el acceso a determinados artículos son tan complejas que apenas pueden ser investigadas escasos días al año. Los mecanismos que rigen el acceso hasta estos últimos para su estudio se encuentra supeditado a criterios tanto subjetivos como objetivos. Una vez iniciada la misma, tanto su estado de conservación e integridad, así como un estricto listado de condiciones a cumplir de manera previa a que se puede realizar esta investigación, deben ser cumplimentadas de manera exhaustiva, para ser contrastadas y comparadas con las condiciones resultantes en las que se entrega el artículo una vez llegados a la finalización de la misma.
La razón esgrimida como norma general para estas restricciones acostumbra a ser que la investigación no implique un riesgo para las personas o la preservación del objeto, pero también han sido utilizadas de manera habitual como elementos de presión en las luchas de poder entre los distintos cuerpos.

La transferencia de funciones que se les han ido realizando a lo largo de su existencia no se han limitado a esto. Mientras que algunas de ellas han conseguido evitarlas, y otras, por cuyas competencias han pujado, les han sido negadas, el ámbito de acción en el que se mueven ha variado mucho desde su primera encarnación.
Con el paso del tiempo, se le han tratado de transferir más competencias atribuidas a los Censores, ya sea en cuanto a distintos aspectos concretos del acceso a artefactos peligrosos, o la misma vigilancia de quienes los estudian, pero siempre han evitar que aquellas tareas que impliquen un condicionante ético o político recaigan queden bajo su manto. De acuerdo a sus estatutos, su labor se centra en la conservación de los materiales, no la vigilancia de las personas que las estudian, su estado de salud o los motivos que los impulsan a ello. Estas y otras razones que proclaman como su prioridad, al igual que algunas otras de las mismas normas que han sido esgrimidas como argumentos en sus negativas, y que son recitadas casi como un mantra se tratase, por otro lado han sido han sido utilizadas contra ellos cuando han pretendido asumir las tareas de reconstrucción de diferentes obras o edificaciones.

Dentro de esta lucha no todas las batallas han sido perdidas. Gracias la aceptación de manera voluntaria de algunas de las responsabilidades que se les han pretendido asignar, han logrado obtener a cambio otra serie de favores y retribuciones. De esta manera, y de una manera no siempre demasiado ortodoxa, algunos de sus líderes han logrado ir diversificando sus funciones, y asegurando con ello la existencia de los Preservadores a lo largo de los siglos. De cualquier manera, esto sólo ha garantizado que no desaparezcan o que no sean reabsorbidos por alguna de sus antiguas órdenes madre.
Si bien no existe una agenda que detalle los planes de expansión de esta orden de cara al futuro, sí que existe un interés por tratar de ampliar su campo de acción. Dada su propia historia, uno de los temores que ha acompañado a los sucesivos equipos de Cuidadores como una espada de Damocles, ha sido la posibilidad de los Preservadores caigan en la irrelevancia. Su labor y aportación, pese a la importancia que tiene dentro del gran esquema del conocimiento, han sido puesta en más de una ocasión, haciéndoles perder su silla dentro del consejo rector.

Lo intermitente de su presencia dentro de las órdenes mayores, junto a la consiguiente falta de consolidación dentro de las mismas que esto implica, han hecho de ellos una víctima propiciatoria en las luchas por el poder. No ha sido extraño que se les haya utilizado como pieza de cambio para devolver favores cuando un nuevo Omniarca ha llegado al poder. Dependiendo de la situación concreta en cada momento, los Cuidadores se han podido permitir ser más audaces en sus exigencias o no han tenido otra opción que la de ser más sumisos a la hora de aceptar imposiciones. Esta falta de estabilidad sólo ha servido para generar inseguridad y frustrar los planes de expansión de varios de sus líderes, a la vez que impedía que estos se desarrollasen de acuerdo a sus intereses.
A cambio de la aceptación de tareas inicialmente ajenas, como la del traslado de los artefactos desde su lugar de almacenaje hasta las estancias de estudio, la Cuidadora Xianaga Vismale (Mumbase, Tembi 603, 662) logró en el año 653 que una parte de los beneficios derivados de la venta en el exterior de los artefactos diseñados por los Preservadores recayese sobre ellos. La obtención de esta concesión logró aportar una autonomía económica para los suyos de la que nunca antes había dispuesto.
Al mismo tiempo, tal y como se planteó este acuerdo, servía para delimitar aún más su responsabilidad en cierto tipo de situaciones. A partir de aquel momento, en toda ocasión en las que ellos consideran que puede existir una situación de riesgo, o siempre que este desplazamiento implique sacar los artefactos fuera de Cahirn Ansay, tienen potestad para exigir la presencia de miembros de los Censores para apoyarles durante el tránsito.
De la misma manera, si bien la gestión del acceso físico hasta los artefactos también recayó sobre ellos poco después, con lo que pasaban a encargarse de todo el proceso que abarca el circuito completo que implica el acceso reglado hasta los artefactos, así como las condiciones bajo las que se debe realizar el estudio, toda responsabilidad fuera de este ámbito queda fuera de su alcance. Dentro de sus competencias no se encuentra la de decidir quién puede o no tener ese acceso hasta los mismos cuando se trata de materiales peligrosos o sensibles, sino simplemente el documentar las solicitudes y atender a las decisiones que tomen los organismos competentes a este respecto. Ellos no son los propietarios ni los guardianes de las obras, sino que se limitan a verificar que estas se tratan de acuerdo a sus especificaciones y requerimientos. Lo que suceda en el lugar de estudio o en las estancias donde se almacenan las obras cae enteramente sobre las espaldas de los Censores.

Por otro lado, aunque incidiendo en este mismo sentido, nadie se encuentra por encima de ellos a la hora de permitir el acceso hasta los materiales delicados. Por más que los Censores o el mismo Omniarca puedan llegar a autorizar el uso de alguno de ellos, si no se cumplen las condiciones exigidas por parte de los Preservadores, ese acceso jamás llegará a tener lugar.

En otro orden de cosas, y dado el carácter claramente horizontal y pragmático de sus funciones, sus atribuciones han logrado ir alcanzando a otros cuerpos sin aparente relación con su labor inicial.
Gracias a esto, y más allá de las disputas presentas y pasadas, colaboran de manera muy activa con la casi totalidad de las órdenes. Aunque el grueso de su obra se centra de manera más frecuente en su relación con las de los Naturistas, los Tecnólogos y los Constructores, su relación con cada uno de estos organismos, cuando no se encuentran realizando encargos de alguna de ellas, tiene un marco de acción perfectamente delimitado.
Su relación con la primera de estas órdenes es el de determinar las características necesarias para las estancias en los que se realizarán sus experimentos más peligrosos, y diseñar tanto esas estancias como los contenedores en los que se almacenarán los resultados de sus experimentos. Esta labor específica no es realizada de manera exclusiva cuando los materiales con los que se va a experimentar se sabe a ciencia cierta que son peligrosos, sino que también realizan tareas similares cuando se encuentran implicadas elementos de reciente descubrimiento, ya sean estos nuevas aleaciones obtenidas a partir de sustancias ya conocidas que se encuentran en la naturaleza, materiales extraños hallados en algún territorio asolado por sucesos anómalos, o sustancias extraídas de Baen’Shull’Ilay.
Una vez realizado este primer trabajo, los planos y las especificaciones son proporcionadas a los Tecnólogos y los Constructores para su posterior manufactura.

También realizan tareas similares para los Archivistas pero, si bien esta relación es más esporádica dado el tipo de materiales con los que trabajan, la búsqueda constante de soportes más duraderos sobre los que plasmar cualquier tipo de texto ha adquirido tal dimensión que ha conllevado la creación de un cuerpo dedicado en exclusiva a esta función.
Por otro lado, los protocolos que definen el espacio de tiempo que debe transcurrir para que los Transcriptores realicen nuevas copias de toda obra, también entra dentro de sus competencias, al igual que la definición de cuántas copias deben existir como mínimo de cada una de ellas, y las ubicaciones geográficas donde se deben conservar. Por otro lado, el llevar el control de cuándo se ha realizado una nueva transcripción recae sobre los propios Archivistas.

Su tarea no es sencilla, ya que los resultados de los experimentos no siempre pueden ser anticipados, o se carece de la información necesaria acerca de las características de algún nuevo material procedente de alguna expedición. A pesar de su negativa a aceptar responsabilidades sobre la salud de los investigadores, la presión a la que están sometidos sus miembros suele ser constante. Cuando alguno de sus diseños resulta fallido, los cruces de acusaciones entre todos los implicados suelen ser la tónica habitual. Esta situación se suele recrudecer cuando, como consecuencia de estos errores, se producen pérdidas humanas.

Su actual Oxiarca, el menetiano Diómestes Malarta (Quinsyalta, Menetia 701) accedió hasta su posición recientemente tras la destitución de su antecesor, el salirio Olvig Tuldemasov (Vinyurgs, Saliria 681), como consecuencia del juicio en el que se les encontró culpables a él y otros quince miembros de los Preservadores de haber participado en el extravío de materiales sensibles.
Aunque el juicio terminó hace más de dos años, aún queda pendiente localizar al resto de los participantes de aquella trama, así como dar con el paradero actual de esos materiales. Si bien la culpabilidad del antiguo Cuidador ha quedado demostrada más allá de toda duda, aún cuenta con simpatías y contactos dentro de La Orden, así como gente que le debe diversos favores y que necesita de su silencio.
La situación de Diómestes en estos días es incómoda. Antes de su llegada al poder se encontraba destinado como jefe de proyecto en la embajada de Vilchgern, en Goord, donde realizaba tareas mixtas correspondientes tanto a los Naturistas como a los Preservadores en el estudio de los restos de Netter’Gishu’Halal. Su ascensión fue inesperada, tanto por su perfil, algo anómalo dentro del patrón habitual de los Oxiarcas, como por el hecho de ser alguien que no formaba parte de ninguna de las camarillas que luchaban por el puesto.
Al no saberse a ciencia cierta hasta qué niveles se ha extendido la corrupción entre las filas de los Preservadores, los miembros de esta orden dentro de Cahirn Ansay se encuentra bajo un severo escrutinio por parte de los Censores.

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Las órdenes III

Las órdenes III
La orden de los Pensadores es un caso atípico dentro de la organización. A pesar de que las labores que desarrollan sus miembros ya se encontraban presentes en el seno de La Orden desde los momentos previos a la misma fundación de Los Cronistas, y que quienes desempeñaban las tareas que estos han heredado por ellos han llevado a cabo labores significativas dentro de todos los equipos de gobierno, no se reconoció su relevancia y necesidad hasta siglos más tarde. Esta tardanza a la hora de otorgarle una entidad propia ha hecho que, de manera errónea, se le considere como una de las últimas órdenes puramente teóricas dentro del esquema de la organización.

Ya en el documento fundacional de la organización redactado por Walur Latnaer, este hacía referencia al Vecsi erasto nindaeru, “La verdad como concepto, objetivo y herramienta” obra de la filósofa baerni Hispera Alixia (Baxari, Baern -821, -702), como una de sus mayores influencias. No sólo la obra de Alixia fue una gran influencia en él, sino ella fue una des sus mentoras.
En el documento que daba forma, propósito y origen a Los Cronistas, Latnaer incluía estos extractos de la obra de su mentora:

“Me pides que elija como si tuviera elección. Como si no elegir no fuese en sí mismo una elección.
Me exiges que decida entre una u otra cosa. Que no existen opciones más allá de aquellas que me planteas.
Pero mientes. No sé si por maldad, por ignorancia o por ceguera, pero mientes.

El mundo de las decisiones es dual, pero la cantidad de opciones a valorar carece de límites.
Con el lenguaje tratamos de condicionar la realidad. Tanto la nuestra como la de los demás.
A través de él fingimos ser algo que jamás seremos; entidades cuyas acciones moldean aquello que somos capaces de percibir.
Y esto no es así, con las palabras nos limitamos a describiendo el universo de una manera que nos permita enfrentarnos a él. No lo limitamos ni le damos forma, nos engañamos mientras pretendemos hacer ver que lo comprendemos. Aparentamos saber allí donde solamente creemos. Nos colocamos como un elemento central de algo ante lo que no somos nada, algo que no somos capaces de abarcar.
Inventamos atributos humanos para algo que no los requiere. Ocultamos nuestra ignorancia bajo una máscara de suficiencia, miramos al infinito y por el simple hecho de haber inventado palabras y conceptos para describirlo lo creemos subyugado.
Somos algo. Sí, pero sólo motas en el infinito, instantes en la eternidad, elementos prescindibles dentro de un gran esquema que no nos necesita.
Somos buscadores. Aspirantes al conocimiento, pretendientes a un lugar dentro de una certeza inalcanzable.

Me pides que elija, como si en tu mano estuviese la capacidad de crear u otorgar opciones.
Me exiges que tome una decisión como quien se engaña creyéndose poseedor de una respuesta.
Pero mi decisión no depende de ti ni de tus opciones. Mi decisión sólo depende de la verdad.”

“¿Y qué es la verdad sino un engaño más? ¿Qué es la verdad más allá de una palabra?
La verdad sólo es eso; un concepto creado por nosotros. Una quimera, una entelequia, un ideal. La verdad no deja de ser una invención, al igual que lo es la mentira.
Hablas de la verdad como un absoluto, cuando sólo es el marco que crearon nuestros ancestros para tratar de poner límites a lo que carece de ellos. Una mera cuestión de perspectiva, una aproximación siempre imprecisa a fuerzas que no entendemos.”

“Es ahí donde te equivocas y te engañas, porque la verdad no es algo subjetivo o equidistante de cualquier percepción u opinión que se pueda tener de ella.
De ser tales cosas estaríamos hablando de conceptos diferentes utilizando la misma palabra.
No te equivocas en cuanto a que se trata de una palabra. Eso es algo innegable. Un hecho, algo que objetivamente, es verdad. Pero esa palabra se creó tratando de describir algo. Detrás de ella hay un objetivo, un significado, un propósito.
Más allá de todos ellos hay un concepto, por supuesto. Algo que tratamos de definir, expresar y comprender. Por más que este concepto sea una quimera, por más se trate de un ideal, es algo único y absoluto.
Bien y mal son conceptos subjetivos, pero la verdad no lo es.
Es ajena a contextos, inmune a intenciones, indiferente a interpretaciones.
Quizás no lleguemos a conocerla jamás, quizás nos alejemos de ella con cada paso que damos. No depende del uso que hagamos de ella, no se ve afectada por acción o decisión alguna. De manera independiente a todo esto, ella siempre permanece inalterada e inalterable. La verdad es objetiva allí donde nosotros no somos capaces de serlo.
Tu verdad y mi verdad son falacias. No existen sino como interpretaciones parciales e interesadas de un algo mayor. Son irrelevantes. Meros rumores, sombras y proyecciones de algo que se nos escapa. Datos a contrastar, opiniones que refutar, conclusiones a demostrar.
La verdad no se posee ni se moldea, no nos favorece ni nos perjudica, la verdad simplemente ES.”

Pese a esto, la primera inclusión dentro de La Orden de un cuerpo dedicado al pensamiento puro no se produjo hasta el -12 del calendario mecbarino. Esta encarnación original carecía del estatus de orden o de recursos propios, ya que se trataba de una cuerpo menor dentro de los Censores alumbrada durante el mandato de la Omniarca Ibesca Linfosova (Pyotslav, Saliria -71, 14).
Dentro de su limitado margen de maniobra, para lo que sí que sirvió aquel pequeño organismo fue para dar comienzo a una de las grandes labores que heredarían a posteriori los futuros Pensadores; la de documentar y organizar tanto la historia como la evolución del pensamiento humano.
Del debate surgido entre las filas de quienes dieron comienzo a esta labor, compartida en aquellos momentoscon los Cronistas, surgieron las teorías que plantearon la necesidad de establecer un punto de referencia objetivo para la medición del tiempo. A su vez, de aquellas disertaciones y estudios surgieron las las propuestas que conformaron los criterios utilizados a la hora del establecimiento del año 0.
Si bien es cierto que, hasta aquel momento, la filosofía y el pensamiento metafísico se encontraban presentes dentro de La Orden, y que quienes desempeñaban aquellas mismas funciones militaban de manera mayoritaria dentro de diferentes cuerpos de las otras órdenes esencialmente teóricas, la creación de un organismo, por más limitado que fuese, centrado en este área, sirvió como catalizador para crear un lugar idóneo en el que los estudiosos que compartían un interés por la filosofía pura se reuniesen a debatir. Con el paso del tiempo, y al mismo tiempo que desempeñaban aquellas tareas, su hasta entonces pequeño nicho de actuación se fue haciendo cada vez mayor. Ya fuese mediante la aportación de una perspectiva más humanística sobre las pragmáticas, o planteándose nuevos acercamientos tanto al estudio como a las materias que deberían ser abordadas, su ámbito fue impregnando casi a todas las demás disciplinas. Disgregados entre todos los estamentos que componen La Orden, pese a carecer de un núcleo que aglutinase sus diversos acercamientos hacia la ciencia, el conocimiento y la misma razón de ser de la existencia, quienes no encontraban su lugar dentro del modelo ya establecido, fueron creando y dando visibilidad a una agrupación extraoficial y paralela que, de manera inadvertida había existido casi desde el inicio de la misma organización.

Durante aquellos últimos años previos al establecimiento del calendario mecbarino, al igual que a lo largo de los dos primeros siglos que lo siguieron, su presencia y relevancia fueron consolidándose poco a poco. Más allá de que su poder no fuese notorio, o que su presencia no destacase de manera especial, la diversidad de sus múltiples visiones sí que fue impregnando lentamente a las generaciones posteriores. Pese a esto, sin terminar de encontrar su lugar dentro del esquema de poder de La Orden o los organismos que acogían a cada uno de estos Pensadores primigenios, y carentes de una figura que terminase de consolidar sus funciones y hacer visible la necesidad real de su misión, en varias ocasiones estuvieron cerca de verse disueltos. No fue hasta la ascensión al poder de la Omniarca Belstar Vitrami (181, 248 Marndayal, Cahirn Ansay), quien formaba parte de la facción de los Pensadores existente dentro de los Cronistas, que, tras una ajustada votación, no sólo se les separó definitivamente de los Censores y se les dio entidad propia, sino que también se la elevó hasta el estatus de Orden Mayor en el año 223. Con esto, la orden de los Economistas perdía su sillón dentro del Yishin Amat ante aquel, en apariencia, joven organismo.

Tras aquello, tanto sus campos de estudio como su misión dentro del esquema global de La Orden se fueron definiendo de manera inesperada. Siguiendo la estela de los filósofos de antaño, estos comenzaron apropiándose de las atribuciones tradicionalmente otorgadas a estos para, de manera paulatina, ir extendiendo su espectro y difuminando sus límites. De la filosofía y la metafísica puras pasaron a ir concretando sus preguntas hasta llegar a fusionar estas disciplinas con las del resto de órdenes. De esta integración con las diversas materias de las que se ocupa La Orden, y trabajando de una manera similar a la que venían haciendo las órdenes mixtas, se fueron creando nuevas escuelas de pensamiento que aspiraban a aportar puntos de vista únicos que permeasen al resto de organismos. Materias como las de la antropología, la lingüística, la ética, la justicia, la sociología, la politología o la mitología fueron integrándose bajo nuevas perspectivas dentro de los currículos de Cronistas, Tecnócratas, Legisladores y Teólogos. Aquellas órdenes puramente pragmáticas inicialmente se negaron a aceptar lo que percibían como una intromisión en su trabajo, y la visión del componente moral, semántico o metafísico que trataban de imponer sobre temas que, hasta aquel momento se consideraban zanjados. El cometido de los Pensadores de cuestionar lo que se daba por asumido y tratar de hallar lo que subyace bajo el concepto de “normal” o “aceptable” supuso el origen de una gran cantidad de encontronazos que sacudieron los mismos preceptos sobre los que se había construido La Orden a lo largo de su milenio de existencia. La certeza pasaba a ser duda, la verdad absoluta algo inalcanzable y, quizás, un concepto falso en sí mismo. Pero no todo fueron negativas. Mezcladas entre las voces que acusaban a los Pensadores de no hacer ciencia, también se encontraban las que admitían que, con el conocimiento del momento, no todo podía ser explicado utilizándola, y quizás no llegase a serlo nunca.

Más allá de las enseñanzas que se pueden extraer de sus tesis por parte de otros, su cometido se centra en el pensamiento puro y la comprensión de la existencia desde distintos acercamientos. Dentro del rango de acción que abarcan sus diferentes campos de trabajo y estudio, el de la búsqueda de aplicaciones prácticas y concretas dentro del mundo real para sus postulados no es una de las principales. Si bien dentro de su estructura no se encuentra ningún organismo que se pueda considerar pragmático, esto no implica que ninguna de las materias que investigan carezca de impacto dentro de este ámbito. De la misma manera, el ser la única dentro de las grandes órdenes carente de cuerpos de índole no teórica, no quiere decir que su trabajo no haya servido para ayudar a moldear el mundo civilizado moderno.

A día de hoy, su presencia se encuentra plenamente consolidada e implantada de una u otra manera dentro de todos los estamentos de La Orden. A pesar de esto, su convivencia no es siempre sencilla. Si podemos hablar de un grupo dentro de los Pensadores que se podría tomar como un caso paradigmático del enfrentamiento que se ha perpetuado entre esta orden y el resto, esta podría ser el de la escuela de pensamiento de Nyscoli Josam (Livasyanu, Rearem 105, 181).
El cometido de los seguidores de Josam se centra en utilizar de una manera agresiva la duda como herramienta para el avance. De acuerdo a esta escuela, la ausencia de certidumbre, la creencia sin verificar y el conformismo son los mayores enemigos del progreso. Todo lo que no se sabe es sinónimo de fracaso, y todo aquello que no se puede demostrar de manera objetiva, no puede considerarse como conocimiento sino como mera especulación.
Sus miembros, pese a no tratarse ni remotamente la escuela de pensamiento con mayor número de adeptos, acostumbran a ser el foco principal de las fricciones de los Pensadores. Se les ha llegado a acusar de no aportar nada a la investigación y de tratar de boicotear aquellas en las que intervienen, abusando tanto dialéctica como físicamente de quienes las llevan a cabo. El rango de acusaciones también se extiende a quienes los consideran unos elitistas carentes del conocimiento necesario sobre el que cimentar sus críticas. Unos falsos intelectuales incapaces de apartar la mirada de los libros para mancharse las manos en el campo de la ciencia aplicada, que se dedican a socavar la confianza de otros estudiosos y de retrasar los proyectos, desviándolos de los parámetros establecidos y del alcance que se ha definido para ellos. Por su parte ellos se defienden alegando que, la firmeza del conocimiento de aquellos que no son capaces de dar una respuesta satisfactoria a sus preguntas, se encuentra tan vacía y errada como lo son sus conclusiones.
Si bien el nivel e intensidad de las quejas del resto de organismos hacia los Pensadores no ha sido constante, sino que ha mantenido distintas progresiones a lo largo del tiempo, en el caso concreto de los Josámicos prácticamente se ha mantenido inalterado. Tanto es así que, en más de una ocasión se han recibido peticiones para que se expulse a alguno de sus miembros de la organización o, incluso, de que se se rompa todo lazo con esta escuela. El hecho de que este tipo de comportamientos extremos tampoco sean la norma dentro de los Josámicos, no ha impedido que algún Mentat se haya visto obligado a abandonar su cargo ante su negativa a atender estas peticiones, dejando a su sucesor la desagradable tarea de llevar a cabo esta tarea.
A lo largo de su historia, los Josámicos han sido expulsados de La Orden en dos ocasiones, siendo admitidos de nuevo tiempo después con la llegada de nuevos equipos de gobierno.

Estos enfrentamientos han llegado a deteriorar la imagen que se tiene de la tarea de los Pensadores en su conjunto. Por otro lado, percibir en su totalidad esta tareas es harto complicado. Por un lado, esta consiste en encontrar las preguntas que deben ser hechas. De manera independiente a que estas sean o parezcan grandes, obvias y ya resueltas, o en apariencia nimias, estas preguntas deben ser sacadas a la luz y sometidas a un nuevo escrutinio. Su labor no consiste tanto en hallar las respuestas a los qués o los por qués, como en azuzar la búsqueda de la verdad en aquellos que creen ser sus poseedores. No la verdad fácil, cómoda y conveniente, no la verdad parcial, sino la verdad objetiva de existir tal cosa.
De acuerdo a sus mantras, “Sólo haciendo visibles las preguntas y cuestionando los modelos de razonamiento que se han seguido para llegar hasta las respuestas, se puede avanzar y aspirar a acercarse hasta el conocimiento puro”. En la actualidad, y contradiciendo al pensamiento alixio, una parte significativa de los Pensadores defienden la interpretación de la “verdad” como un concepto inalcanzable y peligrosamente subjetivo. Una herramienta útil aunque cargada de un bagaje de interpretaciones demasiado contradictorio. A lo largo de los últimos siglos esta discusión ha polarizado como pocos otros, de una manera casi irreconciliable, las posiciones de todas las escuelas.
Ya se trate de una invención humana, de concepto absoluto y objetivo, o de algún lugar intermedio entre ambos, la manera en la que es percibida, entendida ha condicionado el avance del conocimiento. Los nuevos tiempos han ido trayendo nuevos dogmas y cismas que no sólo han servido para separar a los estudiosos, sino que también han sido herramientas imprescindibles para hacerlos avanzar dejando atrás concepciones equivocadas. Las razones y criterios que gobernaban a los Pensadores no sólo no han sido impermeables a las situaciones que les han rodeado, sino que en ocasiones, han sido quienes las han impulsado. La objetividad, al igual que la verdad, que deberían ser los baluartes sobre los que se construye el conocimiento, son constructos cuya esencia ha sido moldeada para adaptarse al momento. Mientras que la primera encarnación de los Pensadores se definían como guardianes de estos valores, según fueron creciendo e introduciendo en sus filas a nuevas escuelas de pensamiento, esta visión se fue distorsionando.
Su misión no consiste únicamente en tratar de comprender la razón misma de la existencia de la humanidad, como pueda ser el caso de los discípulos de Ilistea de Yundar (Yundar, Shattegar -523, -444) y su escuela Ilisteana, sino que su búsqueda sólo es una más de todas cuantas abarcan. Si bien los ideales Josámico y Alixios continúan siendo quienes cuenten con un mayor número de adeptos, la presencia e influencia de quienes ven poca o nula diferencia entre saber y creer ha ido ganando en visibilidad. La lucha por imponer el ideal objetivo por encima de las visiones conformistas y hedonistas, de utilizar la dudar en lugar de la dialéctica para llegar hasta él, ha sido una constante. Donde unos comienzan afirmando que “Sólo a través de la duda se la puede dejar atrás, sólo a través del descubrimiento se puede acabar con la ignorancia”, algo ante lo que sus detractores replican con nuevas respuestas al debate Vecsino “De manera independiente a la naturaleza de la verdad, la búsqueda mal entendida de su forma perfecta puede llegar a ser una lastre.
Quienes no han aspirado a tanto, sino que una vez hallado lo “suficiente” o lo “necesario” los han utilizado para cimentar su obra, quizás no hayan alcanzado la perfección, a la par que sus obras siempre han resultado mejorables, pero han supuesto un base razonable sobre la que seguir trabajando.
Y es en la razón en lo que debemos basarnos. En el reconocimiento de nuestras limitaciones y la aspiración por superarlas. Quien sólo aspira a la perfección rara vez es capaz de dar el primer paso. No sólo esto, sino que desprecia los pasos que han dado sus predecesores. Quien no se atreve a fracasar y jamás arriesga a estar equivocado, está condenado a fracasar antes siquiera de dar el primer paso.
La verdad es un concepto demasiado árido y monolítico para quienes lo usan de manera estricta. Puede ser el objetivo final, pero nunca el destino marcado antes de aprender a caminar.”.

Estos debates que no tratan acerca de grandes diferencias sino sobre matices, cuando no lo hacen directamente sobre semántica, han supuesto al mismo tiempo el germen del que grandes avances y el motivo que ha impedido otros. La misma naturaleza y forma de actuar de los Pensadores está basada en la confrontación. El choque entre las ideas y su manera de expresarlas. Aunque tanto los mismos acercamientos como las maneras de plasmar las tesis de cada escuela han diferido enormemente a lo largo del tiempo, esto no ha hecho que los conflictos disminuyan. El ámbito en el que se mueve cada una de ellas, así como la maleabilidad de sus objetivos y los métodos concretos que han utilizado para alcanzarlos, al igual que sus contradicciones, conflictos internos y escisiones, siempre han sido de manera indistinta su mayor fortaleza y la causa de su caída.

Si bien la escuela Josámica podría considerarse como la más práctica de entre los Pensadores, centrando de manera mayoritaria su campo de acción en las ciencias puras, los intereses de los Pensadores en su conjunto transcienden de un único campo.

Centrándose en los ámbitos sociales y morales, entre otras muchas, podemos encontrar a los Alsynios, también conocidos como los Utopianos, continuadores de la obra de Alsyn Michastogu (Dogolu, Saliria -693, -631). Esta escuela de pensamiento que se remonta hasta los primeros tiempos de La Orden, buscan dar con la definición de un modelo de sociedad ideal. Un concepto que, no por saberse imposible de materializar en el mundo real, consideran que deba dejar de ser una meta a alcanzar para la humanidad.
Así pues, el dar con la definición de la utopía perfecta, ese concepto cuya misma naturaleza no deja de estar viciada por los condicionantes culturales y sociales del momento, no se plantea como una tarea pragmática, sino como un ideal. Un ideal obviamente subjetivo que no aspira a llevar a la a toda la especia en su globalidad, de manera independiente a etnias, sexos, credos o contextos culturales, hacia una serie de modelos sociales realizables, un ejercicio teórico que saben que está condenado al fracaso, sino que trata de plantearse cuáles serían esos modelos ideales a los que aspirar.
Al igual que sucede con todas las escuelas de pensamiento, también existe discrepancia dentro de sus filas. Al igual que sucede con quienes aspiran al conocimiento científico, allí donde la mayoría acepta que la definición de una utopía objetiva es una tarea imposible, algunos de sus miembros no aceptan esta premisa, a la que acusan de conformista, cómoda y autoindulgente.
Las dos grandes divisiones existentes entre los utopianos son las completamente antagónicas e irreconciliables.
Para los alsynios más dogmáticos, la premisa acerca de la imposibilidad de la utopía, no sólo es falsa, sino que consideran que la consecución de una social objetivamente ideal es algo realizable. Si bien esta la definición de esta sociedad perfecta varía dentro de sus mismas filas, no lo hace la forma en la que esta tendría que ser llevada a cabo. Pese a quien pese, el ideal debe prevalecer sobre las opiniones o deseos de los demás.
Ellos hablan de una utopía impuesta. De acuerdo a sus teorías, en una realidad poblada por la gran diversidad de seres, ideas y aspiraciones que habitan Daegon, lo que es imposible es alcanzar un acuerdo común. Una unidad de criterios a la hora de decidir lo correcto, pero esto no implica que el concepto en sí mismo sea inviable. Su aspiración es la de diseñar el sistema perfecto de acuerdo a lo que definen como “objetivismo lógico”. Estos Utopianos aspiran a ir aún más lejos de los conceptos morales para lograr su objetivo. En pos de este consideran que es necesaria la imposición de las necesidades “reales” y “objetivas” por encima de los deseos y aspiraciones personales, lo que consideran el “bien común” por encima de lo que acusan de ser ideales vacuos y caprichos de quienes no son capaces de aceptar este concepto. Todas las opiniones no son igual de válidas, y ellos se han erigido en los jueces que separarán las necesidades de los privilegios.

Si ya entre los grupos contrapuestos de la escuela alsynia no existe un consenso, actualmente tampoco lo existe entre los distintos cismas objetivistas. En el pasado, cuando una de sus visiones se ha impuesto con claridad, han sido una fuerza a tener en cuenta. Mensajes como el de Marosh Ilvecu (Gorn, Tarmaq -214, -151) calaron lo suficiente como para que se produjesen las primeras revueltas en un lugar tan improbable y lejano a la fuente de aquel pensamiento como es la costa sureña del Dominio. De aquella revuelta, que contó con el apoyo de Sipskriel y otras fuerzas provenientes del exterior de Tarnaq, surgió como resultado el estado fallido de Ilesca.
Tras la caída de Ilesca, tres años de su fundación en el año -153, esta escuela entró en declive y para no volver al ojo público hasta que consolidó su presencia dentro de los Pensadores cuatro siglos después.
Hasta el día de hoy, la disparidad de criterios dentro de los distintos cismas alyxios no ha hecho sino crecer. Las experiencias pasadas, y la observación de la evolución de las distintas culturas consideradas civilizadas del oeste continental, les han llevado a desarrollar dentro de sus filas un rango cada vez mayor de discrepancias. Ubicados entre los predicamentos de sus extremos opuestos, no es raro encontrar dentro de su seno a quienes tratan de materializar tal concepto de las maneras más dispares, ya sean como algo aplicable al mundo real o como un ejercicio puramente teórico. Quienes adoptan el primer acercamiento no acostumbran a pertenecer de manera nominal a los Pensadores, sino que aquellos con este tipo de inclinaciones tienden a formar parte de otros organismos, como puedan ser los Legisladores, los Censores o alguno de los cuerpos políticos dentro de las distintas órdenes a las que pertenecen.

Más allá de lo extremo de los planteamientos de algunos de sus componentes, del acercamiento puramente pragmático de algunos de ellos, o de las propuestas más arriesgadas de ciertas escuelas, las teorías de los Pensadores no siempre aspiran a convertirse en dogmas, imposiciones o herramientas de uso diario en el mundo real. Son conscientes de la imposibilidad de evitar por completo los sesgos, ya sean estos culturales, individuales o condicionados, la soberbia o la visión de túnel causada por la carencia de la visión del conjunto.
La función principal que se han atribuido es la de dudar. Hacerse preguntas y poner a prueba lo ya establecido, descubrir por sí mismos preguntas que no han sido formuladas con anterioridad, hacer que los investigadores cuestionen sus propios métodos y fines, hacer visible ante los gobernantes sean las posibilidades que no han sido capaces de percibir por sí mismos. En definitiva, el avance de la humanidad en su conjunto.
Inspirando a estos otros, a los gentes más pragmáticas, aspiran a que estos busquen maneras de destilar las ideas que subyacen en su pensamiento. A que las preguntas descubran problemas ocultos, y que sus respuestas se transformen en los mecanismos que puedan llevar a la comprensión completa de la realidad, al mismo tiempo que se construye una sociedad “mejor”, más “justa” y estable. De acuerdo a otro de sus mantras “Sólo alcanzando este conocimiento se logrará obtener los medios necesarios para superar las limitaciones a las que está sometida la humanidad. La subjetividad sólo debe ser un escollo más a superar. Un rival esquivo cuya presencia debemos tener siempre presente para ser capaces de identificarla y evitarla”.
Pese a estas palabras y los deseos que expresan, la concepción de lo que es la misma subjetividad siempre ha sido otro de los elementos polarizantes dentro de los constantes conflictos entre las distintas escuelas de pensamiento. Donde unas consideran que esta no sólo no es un escollo, sino una herramienta inherente e indisoluble del ser humano para el establecimiento de sus objetivos, otros consideran que es una lacra que puede ser expurgada gracias al conocimiento.

Mientras que los Josamistas evalúan lo que se considera y acepta como conocimiento científico, tanto en sus conclusiones como en lo referente a los métodos que se utilizan para llegar hasta él, y la moralidad de los mismos, con el objetivo de que este no quede contaminado por los malas praxis, los Alsynios centran su misión en cuestionar, analizar y desmontar los mitos generados alrededor de aquellos aspectos asumidos como “normales” dentro de las distintas sociedades. Tanto los preceptos que reinan en las culturas dominantes, y los que llevaron a la forja de los imperios pasados, como los que fracasaron en su intento para posteriormente desaparecer o han pasado a convertirse en tabú.
Su tarea, quizás por cómo impacta en las estructuras del poder, es una de las que más criticadas resulta. De manera inevitable, y tanto dentro como fuera de las fronteras de Cahirn Ansay, toda idea que amenace al estatus quo siempre es recibida con recelo. Si bien no existe unanimidad entre los puntos de vistas de todos los alsynios, tampoco la hay entre quienes los critican. Extendiéndose a lo largo de todo el rango que abarca a ambos extremos, la disparidad de opiniones es la norma.
Si bien es cierto que entre las filas de los Pensadores predomina la visión de que, en la actualidad, y sin excepción alguna, no existe ninguna sociedad que pueda considerarse justa, los motivos aducidos por cada una de ellas, al igual que los elementos a cambiar que proponen, varían enormemente.
La incomodidad que generan sus tesis en las altas instancias del poder, de manera prácticamente independiente a la ideología que predomine en el lugar, de manera ciertamente irónica, tampoco es percibida como algo deseable por parte de una gran mayoría de aquellos a quienes se aspira a beneficiar. Los cambios que piden los más desfavorecidos muchas veces escapan a los problemas que han tratado de solucionar las ramas de los alsynios alejados de estos entornos. Su concepción de lo que debe cambiar en el sistema acostumbra a moverse en unos niveles difusos y conceptuales. Tanto es así que, estas disquisiciones, apenas tratan acerca de los temas que más preocupan, o que afectan de una manera más directa, a quienes se deberían ver más afectados por ellas.
Esta incomprensión tampoco acostumbra a ser muy bien recibida dentro de La Orden, quienes la achacan a la ignorancia pura. De acuerdo a la visión paternalista y condescendiente de algunos de los pensadores más alejados del mundo que existe más allá de los libros, si el pueblo llano no acepta sus preceptos no es porque hayan errado, sino porque carecen de la formación necesaria para ser capaces de comprenderla. Aquellos algo con una experiencia vital más amplia son capaces de comprender que las diferencias pueden venir debidas a las diferencias en sus contextos culturales, pero esto no impide que reciban unas críticas menos agresivas que las recibidas del resto.
En su defensa, los alsynios también suelen achacar las críticas de sus detractores a su carencia de la libertad necesaria para considerar sus opiniones como algo libre de la influencia del poder. Que estas están condicionados por miedos, ya sean estos o no infundados o, en ocasiones, por una falsa sensación de seguridad,

Por otro lado, cuando estas críticas proceden desde dentro de sus propias filas, la situación tampoco difiere en gran medida. La falta de uniformidad en sus acercamientos, la diferencia de los contextos culturales y socio económicos de los que procede cada uno de ellos, o la misma cerrazón a la hora de aceptas las críticas, han llevado a frustrar cientos de debates antes siquiera de su comienzo. A este respecto, y por más que la confrontación de ideas sea la metodología utilizada para el avance del pensamiento, cuando las críticas provienen de cuerpos o escuelas distintos a los de quien ha originado una tesis se convierte en algo más complicado. No es extraño que, en estos casos, la discusión se vea desviada hacia otros derroteros, dudando acerca de la naturaleza y motivos de las mismas críticas y diluyendo los argumentos entre las acusaciones de intrusismo o la falta de preparación para comprender la complejidad del tema.
El corporativismo no sólo dentro de cada una de las escuelas, sino también entre quienes estudian cada una de las grandes preguntas, puede ser tal que no se lleguen a aceptan las propuestas o la participación estudiosos procedentes de otros campos.

No faltan las voces que afirman que dentro de los mismos Pensadores existe un profundo miedo al cambio, una sensación de seguridad infundada y cierta impunidad ante los en ocasiones desastrosos diagnósticos que realizan. Pese a que tales acusaciones no invalidan de manera automática todos sus argumentos, las críticas de elitismo y paternalismo hacia la forma y el fondo que desprenden en gran medida las palabras de algunos de sus sectores, y su falta de reacción ante ellos, sólo han servido para empeorar o consolidad su ya de por sí denostada imagen en ciertos círculos.

Por otro lado, y dentro de la gran diversidad de criterios de sus escuelas, también existen voces que culpan de la pobreza y la discriminación a los mismos afectados, que les acusan de vivir acomodados en su situación y ser cómplices de lo que les sucede al consentirlo sin hacerle frente. Estas voces que acusan a los oprimidos de vivir acomodados bajo una falsa sensación de estabilidad, condenando a su vez a quienes les sucederán a padecer esta misma condición, también les instan a rebelarse e iniciar conflictos en los que no tienen ninguna posibilidad de vencer. Al mismo tiempo, aquellos escasos Pensadores que provienen de estos estratos más desfavorecidos de estas sociedades, acusan a sus superiores de padecer una ceguera selectiva y condenar a quienes siguen sus dictados a una condena cierta. Por más falsa que sea la sensación de estabilidad, sólo permaneciendo con vida tienen ocasión de poder luchar cuando la situación sea propicia.
La única seguridad real que suelen compartir estos colectivos en es que morirán pobres en el mismo lugar en el que nacieron, porque así son las cosas. Que su situación no cambiará sólo con palabras, pero que la violencia tampoco asegurará que el cambio sea hacia algo mejor. A fin de cuentas, la violencia, es el campo en el que el opresor cuenta con una experiencia mayor. Este sería un campo de cultivo del cual la única seguridad que recogerían sería la de la tierra quemada y la muerte. Dos frutos que en poco o nada servirían a su futuro.
Aún así, las palabras de aliento dadas por quienes no se juegan nada, y las noticias, en muchas ocasiones romantizadas, acerca de las escasas victorias, surten el efecto esperado. Pese a que la historia no avala estas palabras, su falsedad no ha evitado el surgimiento de revueltas improvisadas que han durado tanto como las vidas de sus instigadores. Las victorias son temporales y terminan acalladas por el fatalismo que les rodea y que es lo único que conocen a ciencia cierta.

El impacto del lenguaje en la manera en la que la que la realidad es percibida, al igual que la manera en la que esto sucede a la inversa nunca se han encontrado dentro de los grandes campos de estudio de los Pensadores hasta fechas cercanas. La manera en la que se retroalimentan mutuamente ambos elementos, al igual que la evolución de esta relación y su impacto dentro de las distintas culturas, son temas cuyo estudio que ha comenzado a implantarse de manera reciente debido a que se trata de dos de los intereses principales de su actual Omniarca, pero su reciente oficialización no implica que sea un campo virgen, o que no existan estudios previos sobre la materia.

Por el contrario, diversas escuelas de pensamiento anteriores a la fundación de los Pensadores centraban sus esfuerzos en el mismo, algunos de los cuales generaron gran controversia en su momento. La utilización del lenguaje como algo más que una mera herramienta para la comunicación es tan vieja como su mismo nacimiento, y el poder de las palabras no ha pasado desapercibido para aquellos que, como Gervast Stallnu, a través del lenguaje y la manipulación sociológica, lograron crear las condiciones necesarias para gobernar a través de una mentira aceptada por las masas; el culto a Gâldaim. Este es quizás el éxito a mayor escala registrado en los textos, y uno de los pocos “grandes engaños” que no han sido desmontados. La mentira, la falacia y la eufemística han demostrado ser poderosas herramientas para quienes las han estudiado con detenimiento y las han incorporado a sus arsenales privados.

De la misma manera que sucede con los aspectos sociológicos de la filosofía aplicada, el acercamiento hacia estos temas también se encuentra dividido en una gran disparidad de escuelas de pensamiento que adoptan multitud de formas y enfoques encontrados. De todos estos, las dos vertientes más notables, no tanto por su extensión sino por lo extremo de la primera, lo antagonismo de la segunda, y la cercanía geográfica y cronológico de ambas, serían las de la escuelas Sinleria (Arneida Sinler Yundar, Menetia -290, -202), también conocida como Yundariana, y Nonstélica (Rishvaide Nongaidal Ipsdálah, Naltor -292, -237). La virulencia de su enfrentamiento inicial se achacó en origen a la relación entre sus naciones, pero este conflicto no tardó en superar esta falsa premisa. Al mismo tiempo, mientras que Nongaidal llegó a ser perseguido y ejecutado por su mensaje en Naltor, las teorías de Sinler se valoraron seriamente como elementos viables a incorporar en la legislación menetiana.

Las diferencias ideológicas que continúan separando a los primeros, quienes afirman que la utilización del lenguaje debería ser una herramienta más al servicio del estado. Esta debería ser controlada por el gobierno, y tanto su evolución como su uso indebido deberían encontrarse regulados y legislados, siempre ha chocado frontalmente con los predicamentos de los segundos, quienes consideran este hecho no sólo como algo contraproducente e incontrolable, sino también inmoral. La dicotomía que representan estas dos escuelas, cuyas diferencias son a todas luces insalvables, han supuesto el germen de una gran cantidad de conflictos. Cada vez que, bajo una u otra forma, algún organismo ha tratado de llevar a cabo un modelo de gobierno basado en los predicamentos yundarianos, la respuesta contraria no ha tardado en surgir como consecuencia.
En mayor o menor escala, las tesis del pensamiento sinlerio han tratado de ser utilizadas por los gobernantes de diversas naciones a lo largo de la historia.

Más allá de la figura de Stallnu, quien mezcló la demagogia con el miedo, el misticismo y un control férreo de toda la escala jerárquica del poder, otros aspirantes a conquistadores también han tratado de convertir las medias verdades y las mentiras cómodas en sus herramientas, pero este es un campo de batalla cuyas victorias acostumbran a perdurar tanto como la credibilidad de quien las enarbola.
Del desenlace de quienes fracasaron también se han logrado aprender importantes lecciones, y este ha sido precisamente el campo de estudio elegido por escuelas como la testelana (Visandel Testela, Féisenhol, Edirth -107, -34). Situada ideológicamente en un punto intermedio entre Yundarianos, y Nonstélicos, sus postulados versan acerca de la necesidad de encaminar la evolución del lenguaje hacia su optimización. De acuerdo a sus preceptos, el objetivo del lenguaje debería ser la precisión descriptiva. El intento de llevar a cabo esta premisa sobre cada una de las lenguas conocidas, en sus casos más extremos, lo único que ha logrado ha sido un exceso de literalidad que ha despojado de la toda capacidad de transmitir matices o expresar conceptos abstractos a quienes han tratado de usarlos.

A raíz de los múltiples fracasos resultantes de estos experimentos, se ha tachado a estas escuelas de menores e irrelevantes, y muchos han tratado de sacar como conclusión que tales ideas carecen de cualquier sentido pero, de sus imperfecciones y fallos, se ha logrado obtener una importante fuente de información para los investigadores que les han sucedido.

Si bien el adoctrinamiento y el miedo, o el posicionamiento moral, no han sido los únicos acercamientos que se ha adoptado a la hora de acometer el pensamiento lingüístico, sí que son los que han impactado de una manera más notable en el imaginario colectivo. Más allá de estas visiones existe una pléyade casi inabarcable de puntos intermedios o totalmente divergentes.
La misma definición que utilizan para referirse a esos entes abstractos llamados “pueblo”, “humanidad” o “mundo” cada uno de ellos puede diferir en matices o referirse a entidades cuya definición de base apenas posee puntos en común.
De la misma manera, las funciones que deben desempeñar el lenguaje y la comunicación, al igual que la serie de atributos y características en los que los descomponen, puede llegar a convertir a estos conceptos en entidades casi antagónicas ante la mirada de cada una de las escuelas.

Dentro de la propia Orden este enfrentamiento tampoco ha tenido lugar de manera exclusiva en el terreno teórico, sino que se ha propagado a todos los niveles, fusionándose tanto con otros escuelas de pensamiento como organismos más prácticos. Más allá de los marcos hipotéticos definidos por sus ideólogos originales, este análisis se ha extendido hasta lingüistas, sociólogos, humanistas, historiadores e incluso estudiosos del funcionamiento de la mente humana, los cuales han validado parcialmente algunas de las teorías.
Si bien las conclusiones extraídas acerca de la posibilidad de controlar la evolución del lenguaje son uniformes, sí que ha quedado demostrado que el lenguaje y la capacidad de expresar ciertos conceptos ha sido una pieza clave en la misma creación de cada cultura. De la misma manera, aquellos contextos en los que se han tratado de implantar algunas de las herramientas de control lingüístico, pese a fracasar, sí que han moldeado parcialmente la manera de percibir ciertas abstracciones. Si bien es imposible saber qué habría sido de estas culturas de no haber estado sometidas a tales influencia, se han detectado factores comunes que no se han dado en aquellas que han tenido otro tipo de evolución.
Con cada uno de estos estudios el escenario de esta confrontación se ha ampliado, surgiendo tras ellos nuevas teorías híbridas desarrolladas por los cuerpos más pragmáticos. Al igual que con los intentos de llevar a la practica las teorías primarias, casi todos estos experimentos a pequeña escala, generalmente subvencionados por algún gobierno, también han terminado fracasando. Pero su impacto ha sido muy distinto del provocado por los agentes externos.

Las reacciones de quienes han sido conscientes de que se han visto sometidos por alguno de ellos rara vez han sido amistosas o indiferentes. Por otro lado, la pésima reputación que han dado a La Orden estas acciones por parte de quienes están en desacuerdo con que este tipo de prácticas se lleven a cabo, sólo han servido para mermar su imagen. Al mismo tiempo, la tensión interna que han generado rara vez se ha logrado evitar que se haga pública fuera de sus muros.
Más allá de que dentro de los círculos académicos las reacciones ante este estos casos son dispares, su impacto en el interior de Cahirn Ansay ha llegado a ser demoledor. Tanto es así que se ha llegado a acusar a La Orden de romper su compromiso de no interferencia en asuntos o conflictos de otras naciones. Es por esto, aún antes de la existencia oficial de los Pensadores, tras llegar a la luz pública la implicación de alguno de sus miembros o agentes libres en la investigación de alguno de estos sucesos, se han cortado los lazos con todo aquel sospechoso que posea alguna relación con la organización de manera drástica y sistemática.

Tras la formación y consolidación de los Pensadores, el simple hecho de la existencia de un cuerpo dedicados de manera exclusiva a labores tan íntimamente relacionadas con la materia, causó una radicalización de esta postura aún más notable. Dicho cambio se vio reflejado en el hecho de que no haya salido a la luz la participación de ninguno de ellos en ninguno de estos nuevos ejercicios prácticos. Esto no quiere decir que esta participación no haya existido, o que haya sido descubierta, sino que se ha logrado evitar que los resultados de sus investigaciones internas se han hecho públicas de manera oficial.
Sí bien ha sido imposible evitar que se filtren hasta el debate público las sospechas, la existencia de algunas de estas investigaciones, y se ha llegado a ver obligados a admitir la apertura de expedientes por parte de los Censores para su investigación, las conclusiones a estas nunca abandonado el ámbito de La Orden. El protocolo dictamina que tanto las expulsiones como las llamadas de atención deben quedar de manera exclusiva dentro de los asuntos de orden interno.
Ante la petición de explicaciones desde los estamentos oficiales de algunos de los afectados, las alegaciones de que se trata de asuntos de régimen disciplinario que no pueden salir de la organización nunca han sido bien recibidas. Las situaciones provocadas por estas negativas también han condicionado en momentos concretos su relación con estas ciudades, provincias e incluso con pequeñas naciones.

Con el paso del tiempo, el pensamiento lingüístico en sus distintas vertientes, pese a que aún a día de hoy en multitud de ocasiones es la víctima de la mofa de otras escuelas de pensamiento, o de los cuerpos pragmáticos, ha supuesto para La Orden una fuente de problemas difícilmente igualada por cualquier otro cuerpo.

Dado el hecho de que, ya desde su misma formación, más allá de las fronteras de Cahirn Ansay la comprensión acerca de la función de la orden de los Pensadores se ve como algo etéreo y desdibujado, su pronta ascensión hasta el Yishin Amat fue recibida con incredulidad. El paso del tiempo no ha ayudado a que esta imagen cambie, y esta imagen ha llegado a impactar también dentro de la misma organización. En los momentos en los que ha llegado hasta el poder alguien proveniente de los órdenes pragmáticas, o de un entorno con escaso contacto con el mundo teórico, los Pensadores ha acostumbrado a ser uno de los elementos considerados como descartables.
Dentro de los juegos de poder iniciados por estos Omniarcas, tanto la razón de ser de este cuerpo, como su aportación a La Orden y su pertenencia al órgano rector han sido puestos en duda. Dentro de la misma Orden, las luchas de poder e ideológicas de los cuerpos teóricos y pragmáticos son una constante, y aquellos organismos que no cuadran con la visión general del que se encuentra dirigiéndola, tratan de ser alejados del la toma de decisiones. Dada la diversidad de escuelas, planteamientos y ámbitos de actuación de los Pensadores, no es extraño que alguno de sus componentes haya tenido algún roce con que alguien cercano al Yishin Amat, lo que ha servido como excusa para fomentar acciones punitivas, o para alejar, ya sea conceptual o físicamente a sus responsables de las esferas de influencia.
Salvo en aquellos casos en los que su campo es la política o la dialéctica, los líderes de las distintas escuelas de pensamiento no acostumbran a ser personas preocupadas por el poder, pero esto no evita que, ya sea de manera intencionada, voluntaria o indirecta, sus ideas y postulados impacten en el mismo. Esto también los ha convertido en una incomodidad en los momentos de crisis, y en una entidad idónea a sacrificar cuando así ha convenido. Los distintos Mentat, al igual que los responsables de las escuelas, han sido utilizados como víctimas propiciatorias dentro de los movimientos en las altas esferas en más de una ocasión. Ya fuese esto para calmar los ánimos de algún benefactor de La Orden, devolver algún favor ante alguien a quien han ofendido, o firmar algún tratado con naciones contrarias a algunos de sus predicamentos, sus cabezas han rodado de una manera metafórica más a menudo que las de los jerarcas del resto de órdenes.

Pese a todo esto, desde su llegada al las órdenes mayores nunca han abandonado esta posición. De la misma manera que tienen detractores, el número de sus defensores tampoco es escaso. Si bien no siempre ha sido posible evitar algún sacrificio, las intentonas de los Omniarcas pragmáticos de sacarlos del Yishin Amat por tratar de sustituirlas por algún cuerpo con un acercamiento hacia el conocimiento más cercano a su visión, siempre han logrado ser abortadas.
De la misma manera que los Pensadores ponen a prueba el conocimiento, también desafían los límites de los modelos de gobierno establecidos tanto dentro como fuera de La Orden. Su fomento de la duda razonada a todos los niveles, al igual que su indiferencia generalizada hacia el ostracismo por parte del poder, los convierten en un cuerpo difícil de controlar o ubicar. En lo concerniente a las tareas de los demás, su crítica acostumbra a ser compleja cuando es necesario, y demoledora cuando así consideran que lo requiere la situación, pero cuando se trata de ellos mismos la situación cambia notablemente. El hecho de que la autocrítica sea algo teóricamente inherente a ellos, no hace de esta una tarea más sencilla que cuando es llevada a cabo por cualquier otro individuo. La incoherencia propia y la autocomplacencia son lacras de la que tampoco ellos son capaces de escapar.

Las escuelas y cónclaves que componen esta orden, al igual que las inquietudes y temáticas que abarcan, van mucho más allá de los cuerpos dedicados al pensamiento científico, social o lingüístico. La extensión de sus campos de estudio, al igual que las inquietudes de sus integrantes, son tanto o más bastas que lo que podría ser la resultante de la suma del resto de los cuerpos y escuelas que componen la misma Orden. De la misma manera, sus acercamientos hacia cualquier materia son tan diversos como lo son las ideas de sus componentes. Todo esto no ha supuesto sino una complicación constante, no sólo para quienes han tratado de organizarlos, controlarlos o enfrentarse a ellos, sino también para quienes han tratado de establecer una relación homogénea con ellos en su conjunto.
El hecho de que cada uno de estos grupos centre su foco de atención en asuntos tan dispares, buscando respuesta a las grandes preguntas al mismo tiempo desde perspectivas en ocasiones contrarias, también les ha supuesto un cierto descrédito por parte de quienes buscan resultados rápidos, y acusaciones de demagogia provenientes de aquellos que son incapaces de reconocer o aceptar lo subjetivo de sus propias visiones.
De la misma manera, su aspiración de dar con las pautas necesarias para formular y dar respuesta a una cantidad tan basta de preguntas, a través de una cantidad de acercamientos tan distintos, aceptando al mismo tiempo la posibilidad de ninguna de estas sea el acertado, en multitud de ocasiones también ha desencadenado situaciones contraproducentes para ellos mismos. Lo esquivo de buscar “la verdad” como un absoluto objetivo hace que, una vez cerca de ella, y de manera independiente a lo que indiquen las pruebas, siempre queda espacio para la duda. Los sesgos, los intereses externos, y la dificultad de separar las opiniones personales de los datos objetivos, a pesar de estar en posesión de pruebas que contrastaban ciertas tesis, han llevado al traste multitud de investigaciones prometedoras y bien encaminadas. La detección de los elementos que se han venido a definir como “pensadores tóxicos” es igualmente compleja y su definición tremendamente subjetiva. Determinar quién actúa movido por intereses espurios y quién está simplemente equivocado en sus acercamiento sincero es una tarea delicada. Por otro lado, los Pensadores carecen de un reglamento o código de conducta estricto, y tampoco se adhieren de manera acrítica al reglamento interno de La Orden, y su relación con Censores, Legisladores y Juristas ha llegado a ser muy tensa.
Esto no quiere decir que rechacen todo código de conducta, o que no tengan una reglamentación interna propia, pero la laxitud de sus Oxiarcas a la hora de interpretarla, y la propia naturaleza crítica de sus miembros hacen difícil su aplicación. Las rescrituras de este reglamento se encuentra no son algo extraño, y aquellos Mentat que han tratado de cambiar este hecho, tratando de sustentar su mandato de manera exclusiva en este texto, o en la interpretación personal que hacían del mismo, no han permanecido en su cargo durante demasiado tiempo. Las modificaciones del mismo no vienen dadas únicamente por los conflictos abiertos en un momento dado, sino que la falta de consolidación del mismo viene principalmente motivada por el objetivo de alcanzar unos criterios objetivos independientemente del pensamiento o contextos culturales del momento. La meta de este debate constante es nuevamente “la verdad” pero, nuevamente, esto no evita que sea usado para la consecución de otros fines.

Sus cuerpos tampoco se conforman con realizar preguntas acerca de los temas relacionados con el resto de órdenes que componen la organización, sino que carecen de limitaciones de este tipo. Estas preguntas pueden hacer referencia tanto a los elementos que componen la materia como a la comprensión del lugar que ocupa la humanidad en el gran esquema de las cosas. Puede estar enfocada en llevar a la humanidad hacia nuevas cuotas de iluminación o de conformismo. En romper barreras, en determinar las razones por las que estas jamás podrán ser superadas o, simplemente, en aceptar lo fútil de intentarlo. Sean cuales sean los conceptos que analizan, o las cualidades que les otorgan, los acercamientos, métodos y objetivos de cada escuela a la hora de afrontarlos no son uniformes. Ya vengan estas diferencias dadas por los contextos de procedencia de cada uno de los investigadores, las ideas de base planteadas por sus fundadores, u otro tipo de condicionante debidos al momento o una situación puntual, ninguno de ellos es desestimado de antemano, por poco ortodoxo que pueda ser en su planteamiento.

Tampoco existe ningún tipo de orden de magnitud en cuanto a sus prioridades o exigencia alguna de resultado dentro de un rango temporal prefijado. La búsqueda de la comprensión acerca de un posible gran esquema que gobierne la realidad es difícil de medir en términos cuantificables. Algo tan abstracto y subjetivo como lo es la búsqueda de la iluminación, rara vez se puede considerar como una tarea finalizada. Dentro de este tipo de inquietudes, quizás la consecución del poder podría ser una de las materias considerables como “mesurables”, pero la misma concepción de lo que representa el “poder”, o el hecho de que tal atributo sea algo que se pueda poseer, son debates a los que diversas escuelas han dedicado una cantidad ingente de tiempo y recursos.

Sus métodos de estudio son tan diversos como sus acercamientos a las materias que les interesan. Mientra que unos tratan de ser una fuente de esperanza, las prioridades de otros son más mundanas, cuando no directamente cuestionables. Al mismo tiempo que escuelas como pueda ser la de los Annmugónicos (Yeshina Annmur - Nulossu, Tembi -320, -273) predican con un fatalismo derivado de la irrelevancia de la humanidad como excusa para rendirse al hedonismo y la resignación ante el fin inevitable y otras, como pueda ser la Kyrbúnica (Yagone Kybur - Marndayal, Cahirn Ansay -1, 82) quienes son la fuente de la que beben una gran cantidad de futuristas, niegan esta máxima y defienden la posibilidad del cambio, también resurgen cíclicamente los continuadores de la escuela Zanstarliana (Sysgarm Zanstar - Oheris, Bra’Em’Kyg -203, -142) que se mueven entre un nihilismo individualista y el fatalismo, pero sin ceder por ello ante la resignación o renunciar a intentar cambiar las cosas.

Algunas escuelas nacen y mueren con las personas que las inician. Otras parecen perecer de la misma manera, sólo para resurgir tiempo después ya sea siguiendo de manera estricta los dictámenes de sus fundadores, o adaptando su pensamiento a los nuevos tiempos. De acuerdo a una de sus normas fundacionales, una de las pocas que no admite discusión o posibilidad de modificación, ni las etnias ni las clases sociales ni el bagaje cultural de quien inicia una escuela deberían ser tomadas en cuenta, sólo la validez de sus ideas. Si bien muchos de sus integrantes se enorgulleces de esta máxima, esto no ha evitado que sea puesta en duda en multitud de ocasiones o que, incluso quienes afirman defenderla de manera sincera, la incumplan debido a sus propios sesgos. Las puertas de los Pensadores están abiertas a todo el mundo, pero esto no garantiza que quienes logren entrar se encuentren con un recibimiento agradable, o que puedan ganarse la vida sólo con este logro.

Su estructura interna es tan anárquica como lo puedan ser sus prioridades y, si bien el control que ejerce el Mentat sobre sus subalternos dependen enormemente de la escuela de pensamiento de la que provenga, esto no implica que la imposición de unas ideas sobre otras sea recibida sin discusión. El debate dentro de los Pensadores no sólo es la tónica habitual, sino que también se suele encontrar auspiciado de forma institucional por sus jerarcas. La búsqueda de un ideal o un objetivo común es una lucha que se sabe perdida. Su eclecticismo no es sólo una características que se reserven de manera interna sino que, su diversidad de criterios a la hora de aceptar nuevos miembros, ha supuesto un verdadero dolor de cabeza para los administradores a la hora de tratar de crear a este respecto un conjunto de normas válido para todas ellas. Esto ha llevado a que gran parte de quienes son aceptados por los Pensadores como parte de su organización no pertenezca de manera oficial a La Orden, ni reciba estipendio alguno por su parte.

Lo inalcanzable y, en consecuencia, irrealizable de sus distintos “grandes objetivos” tampoco implica que los ideales que plantean resulten algo inútil. Un ideal, por más inalcanzable que resulte, puede ser el motor que de inicio a la búsqueda de algo concreto y conciso. Que muestre el camino hasta un objeto de deseo materializable, que se convierta en una guía no literal, o en la fuente de inspiración para aquellos a quienes alcanza aunque sea sólo de manera tangencial.
De acuerdo a otra de sus máximas, el punto de vista alejado del pragmatismo es algo necesario para el avance, aunque no por ello es infalible. Aporta una visión del conjunto de la que carecen el hoy y el ahora. Independientemente de que lo puramente conceptual pueda ser transformado en una serie de medidas prácticas, sí que sirve para proporcionar nuevas maneras de acometer tareas que se creían irresolubles. Nuevos retos requieren de nuevos criterios para llegar hasta ellos, y repetir una y otra vez aquellos que han fracasado esperando un resultado diferente sólo puede ser considerado como la elección de un necio.

No existe una manera única u homogénea de englobar la cacofonía de objetivos a los que aspiran los Pensadores. En su interior se encuentran englobados distintos grupos con ideas idénticas aunque con objetivos y acercamientos divergentes, escuelas anarquistas que no aceptan los mismos principios que busca La Orden, y grupos que en su mismo interior albergan visiones antagónicas acerca de la materia que estudian.
Al mismo tiempo que unos aspiran a liberar a la humanidad de los modelos de pensamiento único, otros abogan por expurgar de las sociedades todo vestigio de individualismo. El debate y la discordancia, el inconformismo y reinvención son una parte indisoluble del mensaje que formulan los líderes de una gran cantidad de escuelas. De poder encontrar un nexo común entre todos ellos, este sería el de tratar de proporcionar a la humanidad una serie de herramientas que la liberen de las distintas encrucijadas en las que se encuentra perdida. Dotarla de un conjunto de medidas que le permitan superar el ciclo de conflictos que tiene consigo misma o con Daegon. Otorgarle los medios que le permitan comprender, enfrentarse o abandonar el mismo universo en el que se encuentran anclados o la de las múltiples realidades que confluyen con él.
De la misma manera que aspiran a todo esto, una gran parte de todas las escuelas, cada una desde su propia perspectiva, aceptan que la magnitud de esta misma máxima implica que ninguno de ellos será partícipe de la consecución de estos fines. Aquellos que disienten de este pensamiento generalizado, acusan al resto de faltos de ambición y conformismo mientras que, a su vez, son tachados de demagogos, ilusos o ignorantes por aquellos a quienes critican.

Mientras tanto los sectores más radicalmente pragmáticos de entre los detractores de los Pensadores, independientemente de los círculos en los que se mueven, los acusan de ser creerse superiores al resto y se unos meros oportunistas. Un sumidero por el que se desperdician recursos que podrían dedicarse a objetivos alcanzables.
Por otro lado, sus defensores, al igual que ellos mismos, lejos de dedicara sus esfuerzos a tratar de silenciar a estas voces con argumentos mil veces repetidos, acostumbran a utilizar afirmaciones en ocasiones contradictorias en su intento de definir algo tan esquivo como lo es los mismos conceptos del conocimiento o su consecución. Mientras que los grupos mayoritarios coinciden a la hora de establecer que aspirar a obtener el conocimiento de una lineal y organizada es algo inútil, esto no evita que, a la hora de buscarlo, identificarlo o interpretarlo no hayan sido capaces de dar con otra metodología. Al mismo tiempo que reconocen esto, también coinciden cuando afirman que la necesidad del riesgo, al igual que el tratar de evitar los acercamientos monolíticos para alcanzarlo, son primordiales. Tampoco es extraño, incluso dentro de algunos de esos grupos, encontrar a quienes abogan por la cautela, la paciencia y la consolidación de lo ya conocido antes de continuar avanzando.
El carecer de un frente común, o de una uniformidad de criterios claramente identificable en cualquiera de sus múltiples labores, les ha pasado factura en su relación con otros organismos. De la misma manera, el constante debate interno, así como la falta de concreción acerca de cuando el conocimiento se puede dar por consolidado y contrastado, tampoco ha actuado nunca en su favor. Allí donde unos establecen unos límites claros acerca de cuándo este se tiene que seguir considerando como teoría, simple especulación, creencia u opinión aún por verificar, otros proclaman que estos requerimientos imprescindibles que para los primeros son objetivos, para ellos no dejan de ser meros formalismos que nada aportan.
Esta capacidad para la discrepancia y el escepticismo honesto también ha sido utilizado en su contra, en ocasiones por algunos de sus miembros. Estos rasgos que, por un lado, son algunos de los valores formales más interiorizados dentro de la naturaleza de los Pensadores son, al mismo tiempo y sin lugar a dudas, han sido los elementos que con mayor frecuencia se han utilizado con éxito en su contra. Por más conscientes que sean de que no puede aceptar o fomentar la discrepancia sin que esto permita a su vez el acceso de quienes pretenden explotarla en beneficio propio, o la formación del pensamiento tóxico, la posibilidad de la existencia de este tipo de individuos se considera un riesgo aceptable ante la inevitable parcialidad que implicaría cualquier tipo de censura previa.
Pese a esto, dentro de su reglamento sí que existen una serie de mínimos establecidos para tratar de paliar este tipo de situaciones. No todo acercamiento es válido, no toda opinión puede tener el mismo peso o la misma credibilidad. Por más que, a lo largo de la historia de este organismo, los Mentats han tratado de encontrar un equilibrio entre los extremos, esto no ha impedido la formación de determinados grupos que se han enquistado en su interior. La laxitud a la hora de interpretar y aplicar sus normas tampoco han evitado las acusaciones de censura, de falsa superioridad moral o de agendas ocultas que han sido utilizadas como arma arrojadiza de manera inmisericorde contra ellos. Toda actuación llevada a cabo contra las escuelas o los pensadores detectados como tóxicos han sido rebatidos. Cuando se ha tratado de actuar contra estas escuelas o sus ideólogos, estas acciones se han tratado de utilizar contra ellos, acusándoles de adoptar poses hipócritas y parcialidad. Toda voz que se ha tratado de acallar, ya fuese la acusación legítima o impostada, ha terminado con un conato de escisión con dos o más bandos terriblemente polarizados.
El sistema, pese a su imperfección, o quizás gracias a ella, ha permitido que estos temas no se hayan convertido en un tabú. Sin importar la cantidad de ocasiones en las que se ha modificado el reglamento, ya sea para recrudecer o anular esta parte, este tipo de dinámicas continúan siendo la base sobre las que se sustenta la jerarquía de los Pensadores en todos los niveles de.

La lucha de ciertos grupos por cambiar parte de los modelos establecidos de experimentación tampoco ha surtido demasiado éxito. A día de hoy, el pensamiento predominante en cuanto al camino a recorrer de cara a la obtención de resultados critica la utilización de la repetición, por más útil que esta pueda ser para la realización de tareas rutinarias, como medio principal para tratar de alcanzar el saber. Esto tampoco implica que exista una visión única acerca de cómo afrontar la experimentación. Sí que está aceptado que sólo a través de la búsqueda constante, la experimentación pura y la innovación a todos los niveles, se puede aspirar al mismo, pero los niveles de exigencia, los riesgos aceptados como asumibles y los campos que se son o no explorables se encuentran en constante redefinición. Mientras que unas escuelas considera que, sólo hallando acercamientos que no han sido utilizados con anterioridad, por más remotos o peligrosos que estos puedan parecer en un inicio, se podrá lograr la superación de los escollos que han bloqueado el avance, otras consideran que el coste que se paga por obtener el conocimiento debe ser tenido en cuenta. La cordura, la vida y la muerte de los estudiosos, por más que sea algo que pertenezca de manera exclusiva a cada uno de ellos, es un valor difícilmente mesurable para los Pensadores o la misma Orden como un bien a intercambiar por el saber.

En el año -530 Kiodeth Numastal (Tornquel, Rearem -573, -501) propuso diversos axiomas que consideraba claves de cara a la consecución del conocimiento. Estos axiomas fueron recuperados en épocas recientes por la Mentat Lireia Niestolu (Vladstav, Saliria 639, 701) para terminar siendo adoptados como un elemento troncal dentro de la tendencia predominante. De acuerdo a los textos fundacionales de la escuela Numastélica: “Sólo se puede afirmar que se conoce el camino después de haberlo recorrido, sólo se puede constatar cuál es el destino una vez que se ha llegado hasta él. Todo lo que se encuentra más allá de esto es especulación y deseo. La gran cantidad de factores que desconocemos son una serie de condicionantes e imprevistos de los que es imposible escapar hasta que no han sido desvelados, solventados y han dejado de ser algo desconocido. Todo aquel elemento que permanece en el anonimato altera de manera inevitable los requerimientos del saber. Dependemos de una gran cantidad de indeterminaciones que no pueden ser controladas, comprendidas o, en muchas ocasiones, ni siquiera pueden ser percibidos pese a encontrarse frente a nosotros. Aquello que sólo adivinamos de manera tangencial, que no puede ser descrito, explicado o interpretado mediante las palabras que poseemos y el conocimiento que tenemos hoy, nunca puede ser considerado saber. Aquello que no forma parte del saber, a todos los efectos, no existe hasta que hemos creado palabras y expresiones capaces de contenerlo. Todo objeto que se adhiere a estas características es un nuevo concepto a descubrir.”
Tanto en el momento de su origen, como tras su posterior adopción por parte de Niestolu, aquellos críticos con los predicamentos de Numastal tras haber realizado una lectura parcial, los acusaron de ser una mera recolección de tropos obvios y redundantes, pero este hecho no dejaba de ser una parte importante de su ideario cuando afirmaba “Toda obviedad forma parte del saber. Para que nosotros seamos de de percibir la simplicidad de los “hechos”, otros han tenido que descubrirlos y convertirlos en conocimiento común. Lo que consideramos superado no es sino algo que, en algún momento dado del pasado, fue un misterio lo suficientemente importante como para que alguien se preocupase de buscar su explicación para transformarlo en parte de nuestra cultura”.

De la misma manera que el debate interno es una constante, es considerado como uno de los pilares de los Pensadores y defendido como una características definitorias de este organismo, su misma existencia también se encuentra en constante debate tanto por ciertos sectores de los mismos Pensadores, como por parte de algunas de las órdenes que componen la organización.
Dentro del acercamiento que tienen los Pensadores hacia el conocimiento pueden convivir al mismo tiempo elementos contradictorios. Los métodos que utilizan para alcanzar este objetivo, puede ser en un momento complementario para, a continuación, resultar completamente antagónicos con aquellos que utilizan sus compañeros. Si bien el cambio drástico en sus metodologías es infrecuente, este suele venir como consecuencia de un largo periodo previo de evaluación del mismo. Por más drástico y chocante que esto pueda resultar para el resto de organismos, este rara vez se debe a una decisión fortuita y poco meditada. Esta dicotomía suele ser especialmente notoria en su relación con los Naturalistas, lo que acostumbra a provocar sonoros y crudos enfrentamientos dialécticos entre los miembros de ambos organismos.

La manera en la que cada una de las diferentes escuelas de pensadores y los cuerpos que las componen entienden y afrontan sus respectivas preguntas carecen de una visión uniforme. Su metodología, al igual que los criterios en los que se basan o la naturaleza de las mismas preguntas también han ido evolucionando a lo largo del tiempo.
Mientras que aquellos pensadores que elucubran acerca de los axiomas que definen la realidad en la que viven acostumbran a trabajar con abstracciones absolutas, el terreno en el que se mueven ciertos ideólogos que se preguntan cuál debería ser la composición ideal de una sociedad utópica, por más hipotético que pueda llegar a ser, han tendido a basarse en acercamientos más concretos y acotados.
Más allá del debate interno que les ha acompañado de manera constante, no existe una urgencia real por parte de ninguna de ellas por hallar las respuestas necesarias que pongan fin a sus dudas. Tanto es así que no es extraño que en sus salones se intercambien comentarios no exentos de ironía que afirmen que, de existir tales respuestas, de ser capaces de llegar hasta ellas e identificarlas como ciertas su misma existencia como individuos perdería su razón de ser.
El sentido del humor y la autoconsciencia también acostumbran a ser características comunes entre sus miembros. La capacidad para relativizar y poner en contexto sus objetivos son muchas veces requisitos imprescindibles para su labor. Cuando los temas a tratar pueden llegar a ser tan abstractos y, en ocasiones, desoladores como puedan ser las razón o falta de ella de la misma existencia o la función de la muerte, ser capaz de moverse en un plano puramente teórico es una gran ventaja.

Conceptos como la realidad, la Tejedora, la Vida, el Destructor o el Gutrakage han sido percibidos, analizados y planteados desde distintas perspectivas filosóficas, metafísicas, ideológicas, semánticas y éticas desde el mucho antes del nacimiento de los Pensadores. Algunas de las conclusiones que se sacaron de estas teorías no sólo llegaron a condicionar e influenciando en su momento el rumbo que seguía la organización en su conjunto, sino también el de otras organizaciones y naciones. El papel de la humanidad dentro del gran esquema siempre ha sido uno de los temas que más controversia y disparidad ha generado tanto en el interior de sus filas como más allá de estas.

Cuando se han planteado estas y otras de las grandes preguntas los preceptos que han gozado de una aceptación mayor han sido los de la escuela Numastélica, cuyos principios y modelos de trabajo a la hora de afrontar estas preguntas han sido la base sobre los que se ha trabajado de manera oficial dentro de La Orden. Los preceptos y el modelo de trabajo establecido por esta orden a la hora de acometer esta labor han tratado de ser siempre evitar la ambigüedad, siendo todo lo claro, conciso que le ha sido posible:
“La verdad es algo objetivo y absoluto, pero la percepción que se tiene de ella es algo subjetivo y sus matices son infinitos.
Los errores cometidos en el pasado son una gran guía sobre la que comenzar a trabajar, pero se corre el riesgo de tomar las conclusiones que se extraen de ellos como verdades indiscutibles.”
A su vez, esto contrasta con la máxima que defienden los seguidores de las enseñanzas Kunyal Guró (Divolu, Shattegar 203, 254), otra de las escuelas que luchan por el control de los Pensadores. De acuerdo al pensamiento Gurólico, “La verdad sólo es un elemento atado a un momento y un contexto concretos. Algo mutable e inabarcable, sólo válido y relevante durante ese breve lapso de tiempo.”

Más allá de los intereses y áreas de estudio de las escuelas que pugnan por el control de los Pensadores, su campo de acción abarca materias de toda índole y trascendencia. Estas no se encuentran limitadas por las luchas por el poder ni son definidas por las deducciones que se pueden extraer a partir de lo que se cree saber en la actualidad. Tampoco lo hacen por la posibilidad de que otros cuerpos hallen alguna manera de convertir sus teorías en elementos prácticos. Si bien es cierto que una parte significativa de los Pensadores aspiran a estos objetivos, otros tratan de comprender tanto las ideas que se plantearon en el pasado dentro de su propio contexto, como las que se han ido desarrollando en las eras recientes. Al mismo tiempo, también tratan de evitar la endogamia cultural o la formulación de teorías y predicciones autocumplidas. La complejidad de estas tareas no es menor a la del resto de cuerpos, de la misma manera que, cuando entran dentro de la ecuación los egos y la cerrazón de algunos de sus ideólogos, sus ambiciones pueden llegar a ser aún mayores.
Para tratar de mitigar este tipo de problemáticas, su contacto con teóricos, pensadores y estudiosos de toda índole externos a la propia Orden busca también poner a prueba sus propias tesis, enfrentándolas contra las ideas surgidas dentro de otros contextos sociales, ideológicos y geográficos de su presente y pasado.

Ni La Orden ni sus organismos son o pretenden ser compartimentos estancos ante las influencias provenientes desde el exterior y, de manera especial en el caso de los Pensadores, esta relación acostumbra a ser bidireccional. Las ideas y conceptos que salen de sus distintas escuelas de pensamiento suelen ser probadas y debatidas de manera indistinta con personas ajenas al mundo académico, lo que ha creado en momentos concretos una vinculación con el pueblo similar a la que han llegado a poseer los Cronistas o los Formadores. Una relación que ha llegado a perjudicarles en ciertas situaciones dentro de su historia.
Es tal la repercusión que pueden llegar a tener cierto tipo de disquisiciones y cómo son presentadas que, pese a tener su inicio dentro de los campos de lo teórico y lo conceptual, han terminado impactando ineludiblemente no sólo sobre el resto de las órdenes, tanto teóricas como pragmáticas, sino que también han llegado a afectar a la misma sociedad en su conjunto.

Como consecuencia de una de las grandes desavenencias que históricamente han dividido a algunas de las grandes escuelas de pensamiento, la que concierne al acercamiento que se debe tomar hacia un concepto tan difuso, basto, dual y antagónica como el que se ha venido a llamar “lo natural”, se han llegado a producir altercados que, no sólo han desencadenado agrios debates dentro de La Orden, sino que también han amenazado a la estabilidad de diversas naciones.
Mientras que algunas de las escuelas han optado de manera consciente por limitar su acercamiento al análisis de los valores considerados como positivos de esta entidad, otras con acercamientos similares han afirmado que estos aspectos componían su “todo”. Enfrentadas a estas se encuentran las escuelas que han centrado sus esfuerzos en la contextualización de cada uno de los aspectos que lo componen, evitando atribuirles características morales. Lo subjetivo de esta materia no ha evitado los enfrentamiento, al mismo tiempo que también ha llevado a la creación de ideologías centradas en todo lo contrario; la lucha contra los factores que consideran más dañinos.
De acuerdo a cada uno de estos acercamientos ya sea como dualidades o como entidades independientes, conceptos “naturales” como la vida y la muerte, la salud y la enfermedad o el amor y el odio han encajado de manera indistinta dentro de los ámbitos de cada uno de estos grupos de estudiosos. Más allá de estos valores sobre los que la humanidad carece de control alguno, también se han tratado de englobar como parte de “lo natural” a algunos de los distintos aspectos en los que se han materializado en la sociedad, como el papel de religión en la cultura, la necesidad de la violencia para resolver los conflictos, la superioridad objetiva de unas características humanas por encima de otras, o la existencia de un gran esquema al que toda entidad está ligado sin posibilidad de escape.
Estos debates, tan viejos como toda aquella criatura capaz de comprender y utilizar tales conceptos, jamás han logrado encontrar un consenso acerca de cómo deben ser interpretados o la manera en la que deben ser estudiados. Durante mucho tiempo las discusiones a este respecto han llevado al establecimiento de una serie de posicionamientos encontrados y, en ocasiones, hasta una ruptura total en las relaciones entre algunas escuelas. Los niveles de radicalización provocada por algunos de los argumentos presentados, así como la incapacidad para aceptar la visión del otro, también han llevado hasta enfrentamientos que han trascendido del dialéctico. Este tipo de discusiones y luchas no son una característica exclusiva de los Pensadores, y su radio de acción no se ha limitado a permanecer dentro del terreno puramente filosófico, sino que también ha llegado a impregnar a distintos cuerpos de los Naturistas y más recientemente, a los Formadores y los Futuristas.

El peso de la ideología siempre ha tenido un peso importante en la creación de las diferentes culturas. Pese a que, de manera general, la importancia otorgada a los fundadores de las escuelas de pensamiento no ha sido tan importante como el culto a la persona que ha llevado a la práctica sus idearios, esto no ha evitado que, en momentos puntuales, el carisma de los ideólogos haya ubicado en una posición histórica similar a ambos. En el caso de la propagación de las tesis de Tiermond Nasseus (Vílsfar, Shemellom -437, -349), no sólo su figura fue elevada hasta unas cotas de infamia similares a los de Lísister de Undalaya, sino que el hecho de que perteneciese a La Orden también se ha utilizado como ejemplo del peligro que esta puede representar, y se ha convertido en un arma arrojadiza que se ha usado contra ellos en más de una ocasión.
Más allá de las fronteras de Cahirn Ansay, el impacto producido por las diferentes visiones derivadas de las aspectos más terrenales y “prácticos” de “lo natural” no se trataba de algo novedoso. Con anterioridad a las enseñanzas de Nasseus, ideologías similares a su concepción extrema de “lo natural“ y las implicaciones de esto en “lo apto para sobrevivir” ya habían sido utilizadas con anterioridad. Ya fuese como parte de las herramientas esgrimidas para la creación de civilizaciones como la Tacernse o la Undaaquiana, o como un elemento primordial en la excusa filosófica tras la que se habían escudado algunos cultos para la destrucción y reconstrucción de las culturas en las que se implantaban, los elementos comunes en los que habían basado estos mensajes fueron destilados de acuerdo a un nuevo punto de vista.
En el caso de Nasseus se produjo una rara confluencia de factores. Por un lado, quien promulgaba aquellos preceptos no era un señor de la guerra, un demagogo o un fanático, sino un hombre de ciencia. Por otro lado, su mensaje no sólo encajaba a la perfección con gran parte de las enseñanzas de los principios fundacionales del diversas culturas, sino que les aportaba una nueva capa; la de un razonamiento en apariencia lógico e inapelable. Sumado todo esto al momento concreto en el que se encontraba el Dominio y la capacidad de persuasión del propio Nasseus, su implantación no sólo fue algo imparable, sino que su efecto se volvió viral y devastador.
Al mismo tiempo que sucedía todo esto, el hecho de que Nasseus fuese un miembro de La Orden, dio a su mensaje una pátina de verismo de la que habían carecido los anteriores emisarios. Una pátina que sirvió para su aceptación por parte de culturas menos beligerantes que la tarnaqi.

De acuerdo a las enseñanzas de Nasseus y a su interpretación de los preceptos de los Adeptos del Tanrakûl, el exterminio de los no aptos era el curso natural para la llegada de un mundo mejor. Si bien su tesis no aportaba nada nuevo a lo ya expuestos por otras interpretaciones previas de aquellos textos, su carisma, el culto a su persona, y la influencia que llegó a desarrollar sobre Lísister de Undalaya, fueron los desencadenantes de un conflicto que se prolongó durante más de tres siglos en el oeste continental. Si bien la sucesora de Lísister, la inmortal Elistea de Gaunador, no compartía una visión tan radical como las de Nasseus y su predecesora, esto no fue óbice para que, aprovechándose del impulso ya generado y de las partes en las que sí que coincidían, Elistea prolongase aquel intento de conquista durante todo su reinado.

Para el momento en el que se inicio del conflicto de manera oficial, y la llegada de las primeras incursiones del Dominio más allá de sus fronteras, las noticias acerca de las purgas internas, los motivos aducidos para ellas, y quienes habían sido sus ideólogos ya eran públicos.
Tras la propagación del ideario en el que se basaba y la implicación de uno de sus miembros, las primeras acusaciones de conspiración y ruptura de su acuerdo de neutralidad no tardaron en llegar hasta La Orden, pero para aquel momento otra serie de debates internos ya habían tenido lugar. Mientras que la preocupación principal del Yishin Amat era desmentir las acusaciones y tratar de controlar el impacto de las mismas, en ciertos círculos se iba más allá de la carga y responsabilidad legal de La Orden en aquellos sucesos. En el seno de aquellos debates se formulaban propuestas acerca de si aquello debía ser permitido desde una perspectiva moral, o como tratar de delimitar cierto tipo de actitudes sin recurrir al establecimiento de una censura institucional.
La libertad de pensamiento, y la posibilidad de expresarlo sin miedo a represalias eran derechos inherentes a la propia naturaleza de La Orden. Aquellos hechos, asumidos como algo obvio hasta aquel momento aunque nunca plasmados de una manera explícita, comenzaron a ser cuestionados. Al mismo tiempo, la propia complejidad del debate se encontraba viciada a su vez por la situación que les rodeaba. Pese a no existir aún como una entidad autónoma, se ha llegado a afirmar que la encarnación primigenia de los Pensadores se podría ubicar en esos días, cuatro siglos antes de su primera formación oficial.
Ante la ambigüedad con la que el Yishin Amat gestionó aquella crisis, el posicionamiento de los miembros de La Orden con una inquietudes más humanísticas dentro de todo el espectro ideológico fue la petición de un comunicado claro y sin ambages. Mientras los más libertarios se negaban a aceptar cualquier tipo de censura, los miembros más conservadores estaban dispuestos a realizar concesiones en aquel respecto. Para la argumentación de cada uno de estos puntos de vista dentro de este conflicto, cada uno de ellos recurría a los textos de la antiguas escuelas de pensamiento que validaban sus tesis, y fue gracias a esto que se recuperaron una gran cantidad de textos de esta índole, a la par que surgían nuevas escuelas nacidas a partir de ellos.

Aun así, como consecuencia ante aquella situación, el Yishin Amat se vio obligado a tomar una decisión y posicionarse. Aun después de lograr una nueva situación de estabilidad y calma en sus relaciones internacionales, la resolución del las cuestiones internas tardaron más tiempo en ser reconducidas hasta un terreno más controlado. Aquella crisis había afectado a La Orden como pocas. Los niveles de crispación a los que se llegaron tras las acusaciones sirvieron también para el llevar hasta la luz otro tipo de intereses. Ya viniesen las críticas desde el interior de la organización, o desde algún organismo externo, los diferentes temores se solapaban y confundían. Por un lado, el temor a que sus aliados dejasen de reconocer el estatus de neutralidad, revocando con ello su pacto de no agresión, fue aprovechado por los sectores más críticos con la dirección para intentar un cambio de gobierno. Por otro lado, aquellos menos preocupados por el control de daños a su imagen externa, se encontraban más inquietos ante la posibilidad de un cambio de rumbo drástico en su modelo.
Las luchas por el control, ya fuese de manera directa o subrepticia, se convirtieron una vez más en el eje central sobre el que giraba todo lo demás. Ya se disfrazase bajo la forma de una excusa para el control de daños, como era el caso del portavoz de los Constructores Hanal Ivnayaku (Marnish, Edirth -381, -301), o como argumentos en pos de la un comportamiento más responsable utilizado por la Teóloga Remna Isatdul (Risdal, Menetia -393, -321), las comisiones de investigación se sucedían y las protestas ante gran parte de sus decisiones no se hacían esperar.
Dentro de la multitud de facciones que se oponían por distintos motivos a las propuestas emitidas por las comisiones, quien era más vocal en su oposición, y la ejercitaba de una manera más implacable, se encontraba la Cronarca Silya Vecnayashi (Nórvigost, Saliria -400, -311), quien se negaba a realizar cualquier concesión en la búsqueda del conocimiento a cambio de una falsa sensación de estabilidad. Aduciendo razones tanto éticas como históricas, afirmaba que toda cesión significaba en ese campo era un paso en la dirección equivocada.
Situados en un extremo ideológico contrario al de la Cronarca, también para ciertos sectores de quienes abogaban por acercamientos más pragmáticos para sobrevivir a la crisis, los acercamientos que se tomaban parecían claramente amparados en razones en muchas ocasiones pueriles. De manera general, gracias a todos aquellos miembros que no aspiraban a hacerse con el poder, o a ascender dentro de la escala jerárquica, se logró que el golpe de estado que intentaron perpetrar Ivnayaku e Isatdul de manera solapada fuese abortado.
El núcleo motor de La Orden no sólo logró permanecer, sino que también se trataron de establecer nuevos mecanismos legales para asegurar su supervivencia ante nuevas crisis. Esto no quiere decir que la imagen de La Orden no quedase dañada en el exterior, o que aquellos movimientos contentasen a todos sus miembros. Las tareas de contención de daños llevaron al Yishin Amat a aceptar públicamente una parte muy acotada de la responsabilidad sobre las acciones de Nasseus. Admitieron su lentitud en a la hora de desmarcarse de sus proclamas y se comprometieron a crear una serie de protocolos de actuación ante situaciones similares, dejando también aún más claros los ámbitos en los que cualquier miembro de La Orden podía hablar en su nombre.
Una vez controlada la repercusión geopolítica y legal del evento, se dieron una nueva serie de pasos en cuanto a las cuestiones éticas de orden interno. Una vez más, los decisiones tomadas a aquel respecto, y los criterios en los que se basaron no quedaron libres de controversia. La falta de un cuerpo especializado en esta materia hizo que su elaboración y evolución fuese rotando entre los ya existentes hasta el establecimiento oficial de los Pensadores,

Pese a todo esto, el asunto no quedó zanjado, y la evolución de estas normativas también ha sido seguida con atención por todo tipo de organismos externos. La figura de Tiermond continua siendo utilizada a día de hoy como un ejemplo del “peligro” que representa La Orden y, más concretamente los Pensadores. Pese a que dentro de sus atribuciones no se encontraban las de ser uno de los vocales de la Orden en asuntos internacionales, en multitud de las narrativas utilizadas contra la organización se ha omitido que se trataba de un simple integrante de los Archivistas, atribuyéndole un alto cargo dentro del Yishin Amat o la jegatura de órdenes que aún no existían en aquel momento. Desde diferentes sectores también se ha acusado a la Omniarca Yune Nistalstova (Ancolu, Baern -423, -341) de ser la impulsora en la sobra de las acciones del archivista, y de utilizarlo a posteriori como chivo expiatorio. Una acusación que aún es mantenida a día de hoy por parte de agrupaciones de distinta índole cambiando de manera indistinta la persona señalada.

Mientras todo aquello sucedía, los salones y pasillos de Cahirn Ansay se convirtieron en el epicentro de una explosión de nuevas interpretaciones de los pensadores de antaño, pero no sólo esto. Algunas de aquellas nuevas escuelas de pensamiento no se limitaban a hablar, sino que también abogaban por la acción directa para hacer valer sus argumentos. Los discursos dejaron paso a las protestas, y las protestas a la creación de distintos grupos de presión por parte de cada bando pero, de la misma manera fugaz, anárquica e improvisada que surgieron estos movimientos, no tardaron mucho tiempo en disolverse.
Se ha llamado a esta época como la “gran oportunidad perdida del pensamiento”, a la vez que se le ha achaca a la falta de madurez organizativa y discursiva de sus integrantes su brevedad.

Más allá de estos movimientos dentro de La Orden, con el paso del tiempo, tanto las acusaciones contra ellos por las acciones de Nasseus, como la virulencia de las mismas, si bien se han continuado utilizando como arma arrojadiza, las ocasiones en las que se vuelven a traer al debate público también se han ido espaciando cada vez más.
Tras el fallecimiento de este y de Lísister de Undalaya, la poderosa presencia de Elistea de Gaunador y su anómala longevidad no tardaron en eclipsar sus nombres.
Aparte de esto, la defensa ante estas acusaciones, una vez recalcado que se trata de un hecho del pasado lejano, es clara. Nasseus era un miembro de La Orden, pero no actuaba en representación de la misma. La Orden es un organismo neutral que no acepta ni permite que los debates teóricos y éticos que se desarrollan en su interior salgan de sus muros. Los Pensadores, quienes son los responsables de este tipo de materias, no están habilitados para hablar en nombre de La Orden de manera oficial, y siempre que lo hagan será únicamente de manera personal.
Ante cualquier petición, ya sea esta oficial o informal, de que La Orden se pronuncie de manera oficial ante las acciones de cualquier gobierno, o acerca de algún conflicto en curso, su protocolo dictamina que no se puede emitir ningún comunicado.

Tras aquellos sucesos, las resoluciones tomadas por sus jerarcas y el impacto que estas tuvieron en la vida pública de sus miembros, los posicionamientos de cada una de las facciones dentro de la organización no tardaron en radicalizarse aún más. El pequeño impulso que experimentó el pensamiento filosófico durante aquellos días, alimentó las agrias polémicas generadas por toda una serie de nuevos acercamientos, en ocasiones antagónicos, en cuanto a lo moral, lo ético y lo legal cuando se trata de alcanzar el conocimiento. Estas nuevas premisas entraron a su vez en contacto con las distintas teorías que se adscribían a “lo natural”, tratando de poner orden y contexto dentro de cada una de ellas. Al mismo tiempo, con cada pregunta acerca de cómo se tendría que estudiar este concepto, o la pertinencia de tratar sus distintos aspectos como un todo, cada uno de los teóricos interesados en la materia planteaba extender todas estas consideraciones para su posible aplicación en los campos de estudio del resto de las órdenes.
La posibilidad de la introducción de estas consideraciones éticas dentro de los campos de estudio ya consolidados no tardó en desatar otra serie de polémicas a todos los niveles. Polémicas que, de manera paulatina, continuaron filtrándose más allá del ámbito de La Orden.

Por más que los sucesivos equipos de dirección que componían el Yishin Amat trataban de dejar zanjadas estas cuestiones, mientras el conflicto en el que se encontraba sumido el oeste continental perduraba, el recordatorio de su implicación en el mismo seguía siendo un recordatorio que que volvía al primer plano del debate de manera cíclica. Sumado a todoesto, y mientras estas deliberaciones tenían lugar en el interior de La Orden, las palabras e ideas de Tiermond continuaban vivas y propagándose por otros lugares. Su ideario incidió también tanto en lugares con un modelo social similar al del Dominio, como puede ser Goord, como en aquellas naciones tan alejadas culturalmente de los territorios gobernados por Elistea, como Menetia, Naltor o Rearem.
La multitud de altercados que se produjeron a lo largo de las naciones que rodeaban a Cahirn Ansay, así como diversos conatos de revueltas auspiciadas por la necesidad de iniciar todo tipo de “guerras santas” que demostrase la “aptitud” de sus pueblos para alcanzar el mundo prometido, fueron sus compañeros de viaje durante más de tres siglos.
Tanto esta controversia cada vez que volvía a la palestra toda mención a Nasseus y su cruzada, como el debate y las polémicas que, a su vez, no tardaban en señalarles por quienes se veían afectados, dieron forma a un debate público en cuyo centro siempre aparecía mencionada La Orden. Ya fuese revivida esta polémica de manera fortuita o interesada, en cada una de estas ocasiones siempre existían sectores contrarios a la organización o su equipo de gobierno, tanto dentro como fuera de la misma, que se aprovechaban de estos resurgimientos para utilizar a Nasseus como un arma arrojadiza contra ellos.

Antes de aquel momento, la gestión de la imagen pública de La Orden no había sido nunca uno de los ámbitos que habían preocupado a los Omniarcas pero, tras los reiterativo de aquellos ataques, tanto el control de daños ante situaciones de aquella índole como su posible prevención, entraron de manera prioritaria en sus agendas. Durante el prolongado lapso de tiempo que abarcó la cruzada de Elistea, la viralidad de las mismas se convirtió en materia de estudio por parte de la orden de los Comunicadores, quienes pasaron a formar parte de las órdenes mayores durante algo más de tres siglos. Aunque entre sus atribuciones sí que se encontraban los valores éticos de su labor, este aspecto de su labor siempre se encontraba supeditada ante la obtención de resultados. Sus esfuerzos se centraban en transformar todo aquello anecdótico, tangencial e inofensivo dentro de La Orden en la imagen a transmitir, mientras que trataban de evitar que las materias controvertidas salieran a la luz. Crear maniobras de diversión utilizando lo que el pueblo quería oír, mientras alejaban de su atención los temas realmente críticos, ambiguos o susceptibles de ser utilizados contra ellos.
Su tarea no fue sencilla entonces igual que tampoco lo es en la actualidad, tanto es así que, incluso dentro de los mismos Comunicadores, existen facciones antagónicas.
Sus métodos y prioridades han constantemente cuestionados tanto desde dentro como desde fuera de la organización, y su credibilidad ha sufrido constantes varapalos. Su búsqueda de notoriedad poco tiempo después de la desaparición de Elistea de Gaunador y el final de su cruzada, durante el mandato de la Oxiarca Nimeia Rosúnde (Wínistar, Rearem -47, 31), fue una de las causas que desencadenó su caída en desgracia y la pérdida de su posición como una de las órdenes mayores.
Después de esto, los Comunicadores han continuado con su labor, pero siempre bajo la supervisión de los Censores y los Pensadores. Esto no ha logrado evitar que los objetivos, la ambición de sus líderes, o su utilización por parte de otro tipo de intereses les haya llevado en más de una ocasión hasta situaciones no siempre compartidas por las altas instancias de La Orden. De la misma manera, otro tipo de prioridades e inquietudes, como la de la búsqueda de la verdad, o el considerar que ciertos experimentos que pueden tener consecuencias peligrosas deben ser llevados hasta otras instancias, también ha llevado a algunos de sus miembros a filtrar información, ya haya sido o no esta verificada, que ha generado a su vez nuevos incidentes.

A día de hoy, pese a la inmensa cantidad de volúmenes dedicados a su exposición, debate y análisis, el concepto de “Lo natural” continua siendo una fuente de conflictos. Más allá de la búsqueda de la notoriedad de unos, del mero sensacionalismo y la manipulación de otros, y de su utilización como medio para diversos fines mas o menos cuestionables, no se trata de un asunto ni mucho menos zanjado.
Desde el mismo momento en el que su relevancia traspasó el campo de lo puramente teórico y conceptual, sus distintas interpretaciones jamás han dejado de ser una fuente de conflictos. Desde aquellos que lo consideran algo meramente anecdótico hasta quienes lo consideran el eje a partir del que se tiene que desarrollar todo conocimiento, ideología o cultura.

Esta situación no ha hecho sino empeorar tras salir a la luz las relativamente recientes averiguaciones de la Cronista Remia Nisvaval (Mandayal, Cahirn Ansay 573, 647). De acuerdo a los datos plasmados en sus estudios, y recopilados a partir de diversas fuentes previas cuya validez por separado se consideraban ya consolidadas, logró extrapolar de cada una de ellas una verie de hechos comunes. A través de estos fue capaz de demostrar de manera fehaciente la certeza de varias de las predicciones de Ýlar de Jomsul.
Una vez superada la controversia inicial, sus descubrimientos se han utilizado durante el último siglo para polarizar aún más los acercamientos al mismo concepto del tiempo, dando alas a los defensores de este como un enemigo de la humanidad, y a quienes abogan por la futilidad de toda acción ante la existencia de un destino manifiesto. La aceptación de sus textos y de los indicios que en ellos se pueden extraer acerca de la verosimilitud del concepto del “fin de los tiempos”, los cambios que se han ido produciendo a diversos niveles no han dejado de sucederse.
En contra del deseo de Nisyaval, de la recomendación de los Pensadores, o del mandato del Yishin Amat, esta información logró ser filtrada fuera de los muros de La Orden desatando brotes de pánico y dotando de un nuevo arma a quienes quieren verlos caer. Desde que esta noticia llegó hasta el pueblo por primera vez, ha sido modelada de acuerdo a todo tipo de intereses. Retorciendo lo que era un estudio con unos resultados objetivos y un mensaje pretendídamente aséptico para convertirlo en otra cosa.
Dependiendo de los medios utilizados por quienes lo han compartido, el propósito del emisor, y el contexto cultural en el que se ha retransmitido, el mensaje ha adoptado distintas formas. A su vez, tras la desaparición de Nisyaval, también se han logrado establecer paralelismos que han vinculado sucesos recientes con los textos de Ýlar de Jomsul y otros profetas del pasado. El Gutrakage se ha convertido en la justificación para la toma de decisiones de todo tipo, al igual que el fatalismo se ha ido haciendo cada vez más presente en las sociedades que lo acepta como un hecho cierto. Su presencia desde entonces en el debate público se ha hecho cada vez más notoria, convirtiéndose en algo que se ha propagado de una manera incontrolable.

Si bien esta noticia no fue generada ni filtrada por los Pensadores, sí que caló de una manera dramática en varias de sus escuelas de pensamiento. Dentro de la propia Orden, pese a la creación de los Futuristas, jamás ha existido un posicionamiento uniforme acerca de cómo actuar ante este descubrimiento o la ola de fatalismo que la ha acompañado.
Tampoco dentro de los propios Pensadores existe unanimidad a este respecto. Los visos de certeza en algo que, hasta aquel momento, sólo había sido considerado como una más entre la infinidad de posibilidades que brindaba el futuro, ha supuesto un hito dentro de sus filas. Se manera independiente a su cercanía o lejanía temporal, provocó que muchos de ellos se replanteasen los mismos axiomas que habían gobernado su pensamiento, pero la evolución de cada una de las escuelas que se han visto afectadas ha adoptado por enfoques muy diferenciados, cuando no directamente enfrentados.
Ya sea bajo la forma de la resignación, el conformismo, la curiosidad la negación o la confrontación, su presencia dentro del crisol de escuelas ideológicas que compone a los Pensadores, en mayor o menor medida, se ha convertido en algo casi ubicuo. Se trata de algo mucho más grande que una mera tesis formulada dentro de un contexto teórico o de las especulaciones de un iluminado.
Fuera de la Orden, junto a las olas colectivas de fatalismo y negacionismo que se propagaron a partes iguales, la filtración de los textos de Nisyaval fue suficiente como para que se generase nuevos brotes de actividad en las facciones, sectores e ideologías más extremas. Una serie de olas híbridas de resignación, sentimiento de culpa por el alejamiento de las sendas marcadas por los grandes poderes y sus portavoces o, en el extremo opuesto, de gente que se rebelaba contra esos mismos poderes, mientras que se niega a aceptar un “orden natural” que pretende condenar a la humanidad sin darle opción alguna. A su vez, estas oleadas también han sido utilizadas de manera interesada por los oportunistas deseosos de alcanzar objetivos que nada tienen que ver con la preocupación de quienes los siguen. Tanto líderes religiosos como de opinión, ya sea bajo la forma de castigo divino o justa ira contra los rivales, han mezclado el temor, la superstición, la indignación y el conocimiento hasta extraer de ellos una herramienta con la que afianzar su poder sobre ciertas ideologías, o para la de tratar de controlar y dirigir a las masas dóciles de fieles en la consecución de sus propios objetivos.
Parte de la labor de los Pensadores a lo largo del último siglo ha consistido también en desmontar el mensaje de oportunistas y rebatir sus tesis, pero esta es una tarea casi imposible cuando algunos de ellos se encuentran tanto dentro de la organización como en el interior de los mismos Pensadores.

Más allá de los problemas que ha supuesto la viralidad de los mensajes extremos en una mundo cada vez mejor comunicado, y que han hecho de esta característica una estrategia en sí misma, el resto de las preocupaciones de los distintos cuerpos no han disminuido. Ya desde mucho antes de la formalización de los Pensadores como ente independiente, los Tecnócratas habían tomado nota de este tipo de situaciones, y tratado de diseñar una reglamentación que impidiese que este tipo de ideas afectasen al funcionamiento normal de La Orden, o al menos a su imagen pública, pero las distintas filtraciones han complicado mucho esta tarea. De la misma manera, primero los Tecnócratas en solitario, y posteriormente junto a Comunicadores y Censores, también han tratado de evitar que estas salga de la misma, o al menos que, de llegar hasta el exterior, lo hagan de una manera controlada. Cada nuevo descubrimiento en cualquiera de los múltiples campos de estudio de La Orden, al igual que la expansión de sus embajadas fuera de Cahirn Ansay suponen un nuevo reto a esta tarea. A su vez, este hecho, de cara a los Comunicadores y quienes los apoyan, es una nueva muestra de que tienen que volver a formar parte del Yishin Amat.
Como es la tónica habitual dentro de los Pensadores, a este nivel tampoco existe consenso. Por un lado, vuelven a aparecer los viejos fantasmas de la censura y de anteponer la imagen y la forma por encima del fondo. Gran parte de las alternativas que son planteadas pasan por aumentar el control, no sólo sobre lo que sale al exterior, sino también acerca de los temas a estudiar y debatir en el interior. Anteponer la falsa sensación de seguridad sobre por encima de conceptos como “la verdad”, utilizando un acercamiento muy ambiguo y parcial hacia “lo correcto” o “lo responsable”.
Una de las manera que está ganando fuerza en este ámbito para tratar de evitar este tipo de situaciones pasa por un imponer control más férreo a todos los niveles. Por más que esto sitúe a los Pensadores en un punto central de este debate claramente ético, una parte considerable de sus miembros se oponen frontalmente a esta alternativa.
De acuerdo a estos, el trabajo principal debería estar centrado en la apertura y en el establecimiento de un mensaje claro y comprensible. Dedicar más esfuerzo en las tareas formativas, y en aclarar las dudas o las interpretaciones interesadas que en ocultar la información.

Si bien la dinámica de los último equipos de gobierno han oscilado entre estos dos criterios, el del control de la comunicación ha sido el predominante. Al igual que sucedió en el pasado, cuanto más estricto ha intentado ser este control, más viscerales han sido las reacciones internas, y más traumáticas las consecuencias derivadas de las filtraciones. El impacto provocado por parte de cada nueva información ha intentado ser controlado con escaso éxito, lo que ha llevado a La Orden en el último siglo a perder parte de la reputación que había recuperado.
Estos intentos de imponer un control ferreo también han sido fuente de protestas dentro de la organización. Estos hechos que tampoco han ayudado a cimentar su imagen de neutralidad. Por más claro que haya quedado que este tipo de medidas de control nunca han sido eficiente, esto no ha disuadido a quienes han tratado de implementarlas de tratar de lograr tal fin.
Una vez que cualquier tipo de mensaje ha llegado hasta la vida civil, se ha perdido todo control sobre su interpretación, impacto y posibles repercusiones. La tarea de tratar de lidiar con este tipo de situaciones, encomendada originalmente a los Censores, ha terminado siendo heredada por parte de un consorcio de Pensadores, Comunicadores y Legisladores, pero ninguno de estos grupos ha logrado realizar una tarea eficaz en este campo.

En situaciones con un nivel de complejidad tan elevado, y un espectro de difusión tan susceptible de ser propagado como el de los sucesos anteriormente descritos, los Sumos Censores de distintas épocas se vieron forzados a establecer diversos protocolos orientados a encauzar, cuando no directamente controlar, cómo se llevaba a cabo este debate dentro de la misma organización. De la misma manera en la que han ido regulando los medios y tratado de establecer unas condiciones idóneas en las que estos mensajes sean transmitidos hasta el exterior, también se ha aspirado a definir un conjunto de marcos de trabajo para su estudio. La pretensión de objetividad de estos marcos, supeditados siempre de manera inevitable a los contextos históricos y culturales del momento en el que se han dado este tipo de actuaciones, ha hecho de esta algo a todas luces imposible de implantar dentro del gran esquema. Esta labor que antaño recaía de manera exclusiva sobre la orden de los Censores, en la actualidad es llevada a cabo de manera conjunta junto con los Pensadores.

En los casos en los que se han llegado a implantar este tipo de medidas, y dada la naturaleza siempre sensible y polarizada de estos debates, también ha sido inevitable que las visiones más radicales hayan rebasado siempre los límites establecidos. Cuanto más extremas han sido las medidas, más viscerales han sido también las reacciones contra ellas. Hasta tal punto ha sido siempre así que sus artífices rara vez han salido indemnes de este trance.
La reacción natural ante toda aquella medida que coarte cualquiera de las consideradas como libertades fundamentales de la Orden siempre llega acompañada de controversia. De manera independiente al problema que pretenda solventar, el motivo de fondo que la alimente, o la misma reputación de quienes la impulsan, la suspicacia y la animadversión iniciales siempre han sido sus acompañantes. En el caso concreto de aquellas normas nacidas por y para los Pensadores, la animadversión de las escuelas de pensamiento opuestas a quienes la defienden se muestra ya desde sus mismas fases iniciales.
En el esquema general, no es necesario recurrir al recuerdo de las ocasiones en las que se han llegado a utilizar estas medidas como una herramienta para acallar ideas contrarias a quienes se encuentran en el poder, o imponer algún interés particular por encima de los de la organización para que los ánimos comiencen a crisparse. Tales casos se encuentran documentados de manera profusa tanto entre los textos de los Cronistas como entre los anaqueles de los Pensadores. Incluso cuando tales prácticas son utilizadas de manera honesta, el ya de por sí es complejo equilibrio de poderes dentro de la Orden garantiza la resistencia inicial de alguno de los sectores rivales. El encontrar una vía con el menor número de obstáculos posibles a la hora de tratar este tipo de casos es una tarea harto compleja. Los códices de Cronistas, Censores, Juristas y Tecnócratas están plagados de casos que demuestran que jamás se ha logrado alcanzar una aprobación unánime a la hora de establecer estos criterios, teniendo que recurrir de manera inevitables y complejas negociaciones que no han satisfecho completamente a ninguno de los implicados. La equidad con la que los Pensadores tratan de acercarse a los distintos puntos de vista tampoco ha sido una herramienta infalible, ya que ha tratado de ser utilizada por propios y extraños en diversas ocasiones como una herramienta para la propagación de razonamientos perversos e ideas tóxicas.

Dentro de los posicionamientos defendidos con mayor intensidad por parte de Harnyel Crosmutu (Nilstaga, Tembi 670), su actual Oxiarca, se encuentra todo lo relacionado con el surgimiento de el fanatismo de una manera global a la extensión del mismo concepto.
Crosmutu, quien perdió a todos los miembros de su familia que no lograron huir de su hogar tras la invasión y conquista de Tembi por parte del Dominio, se encuentra muy sensibilizada con esta materia. Debido a las persecuciones ideológicas llevadas a cabo contra aquellos que negaban una relación directa entre el Garshed Jonural y el Tanrakul, también ha perdido a muchos más gente cercana, ya fuesen estos conocidos o amigos.
En años recientes gran parte de sus esfuerzos se han centrado en desmontar la tesis y justificación esgrimidas por el Dominio en su cruzada, lo que le ha granjeado no pocas críticas y acusaciones, tanto de parcialidad como de malgastar recursos de La Orden por parte de sectores muy concretos de quienes se encuentran bajo su mando.

Más allá de su situación personal, el surgimiento de una nueva ola de radicalismos similares a los que ya ha experimentado preocupan sobremanera a la Mentat. La cercanía temporal de la “Gran oscuridad” es el caldo de cultivo ideal para el nacimiento de los mismos. Ante cada nueva proclama que ha tratado de atribuir a la Gran oscuridad un mensaje de advertencia, la manifestación de la cólera de los poderes del más allá, o anunciar un justo castigo contra aquellos que los han defraudado, el posicionamiento de Cromsutu y sus seguidores ha sido claro, y su respuesta a la hora de tratar de desmentir tales afirmaciones inmediata.
Si bien la cruzada de Shar Kushen ha sido la campaña militar más exitosa y brutal de los últimos siglos, su magnitud ha ayudado a ocultar otros movimientos similares pero de menor escala surgidos bajo una suerte de argumentos equiparables.
Estos movimientos no han surgido solamente en las diferentes teogonías, sino que también han servido para iniciar revueltas en algunas de ellas contra quienes se encuentran en el poder.

Más allá de estas prioridades parcialmente derivadas de su tragedia personal, Harnyel se encuentra enfrascada en las que han sido las dos áreas de interés que han compuesto su tesis desde antes de entrar a formar parte de La Orden. Por un lado, y siguiendo los caminos marcados por el pensamiento lingüístico, ha dedicado una gran cantidad de esfuerzo a documentar y tratar de desentrañar la manera en la que la percepción afecta al avance de la humanidad. De acuerdo a su tesis, las interpretaciones parciales y erróneas arrastradas desde el pasado, han ido impactando y condicionando la evolución cultural de las naciones del centro continental.

Por otro lado, su interés por la figura de los inmortales le ha llevado a la formulación de toda una serie de teorías su alrededor. Desde la manera en la que un grupo tan pequeño de personas han condicionado el trascurrir de la historia, hasta el tratar de cuantificar cuál ha sido la aportación y el perjuicio concreto de cada uno de ellos. Desde lo inabarcable de la escala y magnitud de su impacto en la misma historia del mundo, hasta la manera en la que afectaría su pérdida al orden y la estabilidad global.
Dentro ya del terreno de la especulación pura, también ha escrito una serie de ensayos en los que especula cómo habría sido un mundo sin su presencia.

La reciente desaparición de Dairus, así como la llegada de Riommar Hayatoshu han supuesto dos hitos sin precedentes ante sus teorías. Dos eventos tan significativos e improbables en tan corto periodo de tiempo, que las probabilidad de que coincidiesen durante su vida se le hacían absurdas. El impulso, y la cantidad de información que esto ha supuesto para sus tesis es difícilmente calculable, y su seguimiento del avance de los acontecimientos en Trollellom y Saliria es constante.

arcanus

Las órdenes IV

Las órdenes IV
La orden de los Formadores surgió como respuesta a una carencia detectada mucho tiempo atrás. La creación de un organismo de estas características había sido una demanda realizada por equipos de dirección de todas las ideologías pero, tras multitud de intentos fallidos a la hora de atajar este problema de manera previa, su consolidación quedaba postergada durante las fases iniciales de su proceso de diseño y definición.
Tanto el eterno desacuerdo acerca de cómo afrontarlo este problema, como la incapacidad por parte de cada una de los afectados para alcanzar un acuerdo, sólo sirvió para que cada uno de los integrantes de La Orden terminase optando por acercamientos incompletos que solamente daban solución a la parte del problema que les afectaba de manera más inmediata. Esta lucha de poderes y egos, al igual que la incapacidad de llegar a acuerdos y compromisos que se hayan mantenido en el tiempo, ha sido la causa de que su asentamiento se haya postergando una y otra vez a lo largo de los distintos mandatos.

Ya con la primera encarnación de los Tecnócratas, se trató que estos asumieran la responsabilidad del diseño de una serie de protocolos para la “preparación de nuevos miembros de La Orden y la transmisión del conocimiento ya existente”. Pese a que tales protocolos llegaron a ser plasmados en el “Wasodu ilisdar do etnage” o “Manual de formación e iniciación al saber”, el escaso apoyo que recibieron por parte del resto de las órdenes para su desarrollo no atenuó las críticas o el desprecio con el que fueron recibidos.
Por otro lado, y al mismo tiempo que se redactaban estos protocolos, los pequeños pasos, decisiones provisionales que atacaban de manera incompleta a los problemas, y la manera en la que se quedaban enquistadas en el funcionamiento diario de los distintos cuerpos que las adoptaban, hacía cada vez más difícil la tarea de los Tecnócratas encargados de tratar de desenredar y ordenar aquella maraña de protocolos. Debido a la propia naturaleza de las solucionas individuales que se tomaban, y a la falta de una visión global, cada nueva decisión complejizaba cada vez más esta tarea, así como la de los distintos equipos que han compuesto el Yishin Amat y que trataron de enfrentarse a este problema posteriormente.

Este bagaje histórico que había arrastrado La Orden ya desde el mismo comienzo de la expansión de sus campos de estudio, al igual que lo vital de la necesidad subyacente que esto acarreaba, obligaba a cada intento de crear a este cuerpo a asumir una cantidad de información cada vez mayor, no sólo en cuanto a su misma extensión, sino también con respecto a cómo cada una de ellas profundizaba en sus respectivas áreas de conocimiento.
Algunos equipos de dirección trataron de usar como referencia a distintos organismos homólogos existentes en otras organizaciones, pero ninguno de ellos logró obtener resultados en sus intentonas. Tras el establecimiento como los Pensadores como una de las órdenes mayores se trató también de que estos asumieran parte de estas funciones pero, al igual que en las anteriores ocasiones, y dada la misma naturaleza confrontacional de este grupo, esta solución tampoco llegó a cuajar.

Tras esta legado de fracasos, la aparición de alguien capaz de aprovechar la oportunidad de unificar criterios y convertir a este amasijo de particularidades en una entidad coherente y autónoma se hizo esperar hasta apenas dos siglos.
Su primera encarnación formal se encuentra datada en el año 453 durante el mandato de la Omniarca Yelena Tecduseva (Kásengan, Saliria 339, 464), aunque aquella versión primigenia del cuerpo de los Formadores distaba mucho de el organismo que es a día de hoy. Siguiendo con los patrones del pasado, el propósito inicial de aquel organismo muy estrechamente ligado a los Tecnócratas, carecía de la libertad de acción, la repercusión y el alcance del que goza en la actualidad. Si bien la aspiración de sus componentes iniciales era el de convertirse en un cuerpo horizontal que abarcase todo el espectro formativo de La Orden, este es un nivel de madurez en su implantación no llegó a ser presenciado por ninguno de ellos.
Su alcance inicial se limitó de manera exclusiva a la evolución del “Wasodu ilisdar do etnage”, adaptándolo a los nuevos tiempos y la realidad contemporánea de La Orden. Una vez finalizado el diseño de esta versión remozada de los distintos patrones comunes planteados por los Tecnócratas, así como el establecimiento de un marco coherente y homogéneo sobre el que formar a los iniciados, y ante la ausencia de nuevas tareas para él, aquel nuevo organismo desapareció. No se disolvió oficialmente, pero sus funciones y componentes fueron absorbidos nuevamente por los Tecnócratas donde se diseminaron entre los distintos cuerpos funcionariales.

Pero su desaparición no se prolongó durante demasiado tiempo. Con la llegada al mando de los Tecnócratas de la que terminó siendo su la llegada de su tercera Oxiarca, la menetiana Ambara Sieln (Sunrath, Menetia 451, 523), en un arriesgado movimiento por su parte, pugnó por el resurgimiento de este cuerpo. Este giro inesperado tanto de cara a sus rivales políticos como a sus aliados, culminó pocos años después con uno de los hitos más importantes de La Orden en aquellos días, sentando con ello una de las bases de lo que, con el paso del tiempo, ha terminado por convertirse en los modernos Formadores.
Tras la tercera iteración del “Manual de formación e iniciación al saber”, no sólo se lograron ordenar y consolidar el marasmo de influencias sobre las que se sustentaba el traspaso del conocimiento, sino que también supuso una revolución a todos los niveles para aquella aún joven orden.
Formada en la Escuela de Sunrath, Sieln, una mujer pragmática y ambiciosa, fue capaz de ver el potencial sin explotar que se hallaba bajo su control. Tras un comienzo de su mandato sin grandes estridencias, en el que se dedicó a forjar alianzas dentro de La Orden a distintos niveles, una vez consolidadas estas no tardó en dar inicio a la que se convirtió en su gran aportación a los Formadores; la de ofrecer los servicios de sus subordinados más allá de los muros de Cahirn Ansay.
Si bien es cierto que La Orden ya tenía establecida para aquel entonces una sólida red de servicios que ofrecía a sus asociados, el del trasvase del conocimiento era considerado una apuesta muy arriesgada vistas las consecuencias de experiencias previas. Los cismas, la creación de organismos locales homólogos a partir de sus alumnos, y la pérdida del aporte económico que aquellos hechos habían supuesto, resultaron unos golpes muy duros no sólo para sus arcas, sino también para todo el conjunto de la organización en el pasado.

A diferencia del acercamiento que se había tomado durante las ocasiones anteriores, durante las fases iniciales de aquel proyecto el ofrecimiento de este servicio no se encontraba orientado hacia los estudiosos, sino que su público objetivo cambió de una manera drástica. En aquellas naciones en las que La Orden ya se encontraba implantada, y donde Cronistas, Archivistas y Preservadores tenían algunas de sus bibliotecas, los Formadores comenzaron a hacer acto de presencia al mismo tiempo que se presentaban ante las distintas cortes y las villas de la nobleza local. Los servicios que ofrecían, al mismo tiempo que resultaban interesantes para sus destinatarios, resultaban inocuas de cara al resto de la oferta de La Orden en aquellos lugares. Por otro lado, su presencia no fueron del agrado de los tutores locales que se habían ocupado de formar a las distintas generaciones de nobles y cortesanos dentro de las cortes hasta aquel momento. La campaña orquestada por Sieln fue muy agresiva, encaminándose no sólo hacia aquellos campos en los que La Orden era puntera, sino también en tratar de sacar a la luz las mismas carencias, incoherencias y sesgos de los estudiosos locales.
En pocos años, al mismo tiempo que se ganaban una mala reputación dentro de las comunidades científicas de Menetia, Rearem, Naltor y Nivar, las sedes que tenían establecidas en estas naciones comenzaron a verse sometidas a remodelaciones y expansiones. Ya viniesen estas obras financiadas y promovidas por la propia Orden o por parte de los gobiernos, nobles o casas comerciales de cada una de estas naciones, las actividades de los Formadores también comenzaron a impactar negativamente en el trabajo desarrollado por sus compañeros. El estatus de los nuevos alumnos requería de unas ubicaciones más adecuadas para ellos, y unas infraestructuras mejor situadas. Por más interesados que se encontrasen sus progenitores en los servicios de los Formadores, sus herederos, algunos de los cuales gobernarían aquellos territorios en el futuro, rara vez consentían acudir, y mucho menos habitar, en unas instalaciones cuyas comodidades no se adecuasen a su nivel de vida. Al mismo tiempo, las medidas de seguridad que se establecían en aquellos lugares se volvían cada vez más estrictas y complejas. Todo aquello conllevó que, durante el tiempo en el se realizaba la formación de los poderosos, no sólo el trabajo, sino también el mismo tránsito del resto de los miembros de La Orden que habitaban en aquellas sedes se veía tremendamente obstaculizado.
De manera paulatina, bibliotecas y embajadas dejaron de ser las sedes oficiales de La Orden, y se fueron transformando con el paso del tiempo en secciones de diverso tamaño e importancia dentro de sus universidades. Esta propuesta, que se encontró con la oposición inicial del Yishin Amat y el apoyo de los habitantes de las delegaciones, tras las manera en la que se fueron desarrollando estos acontecimientos, invirtieron completamente las tornas en aquella actitud hasta convertir al órgano rector en sus principales valedores.
La respuesta negativa y las críticas que llegaban desde sus sedes remotas eran acalladas por sonido de las monedas. Los ingresos que reportaron aquellos servicios a las arcas de la organización alzaron a los Formadores y su Oxiarca hasta el mismo consejo rector de La Orden. De cualquier manera, su lugar dentro de las órdenes mayores, obtenido en detrimento del la posición que ostentaba la orden de los Astrónomos, tampoco se prolongó durante mucho tiempo.

De manera independiente al apoyo proveniente desde el Yishin Amat, las divisiones internas tanto dentro del claustro de los Formadores, como las críticas hacia su visión mercantilista y clasista de la educación provenientes desde distintos sectores del seno de los Pensadores, fueron haciendo mella a lo largo de los siguientes mandatos. El hecho de que, tras varias décadas y de una manera no exenta de cierta ironía, la situación en varias de sus sedes remotas no tardase en revertirse cuando algunos sus antiguos alumnos llegaron al poder, significó el final de la segunda encarnación de los Formadores. De acuerdo a sus propias enseñanzas, el poder que significaba el conocimiento no debía estar sustentado, ni encontrarse radicado en un elemento externo. De manera paulatina, una porción significativa de sus viejos alumnos habían comprendido muy bien sus lecciones, optando por potenciar las infraestructuras locales en detrimento de una dependencia exclusiva de Cahirn Ansay. Aquel fue el golpe que puso el punto final a la primera gran época de esplendor real de los Formadores.

A partir de aquel momento, su labor volvió a encontrarse sumida en un mar de indefinición. El conformismo y la falta de ambición de sus sucesivos líderes condenaron a los Formadores la intrascendencia y a un letargo que se prolongó durante décadas. Mientras todo esto tenía lugar, las continuas luchas de poder dentro de La Orden fueron arrebatándole poco a poco parte de los avances obtenidos hasta el momento. Por otro lado, en su mismo interior también se estaba desarrollando un conflicto, aunque este era de índole ideológica. La pugna entre sus ramas teóricas y pragmáticas terminaban desembocando en un inmobilismo muy dañino para ambas. Las escasas decisiones de calado que se tomaban no sobrevivían a los equipos que las habían aprobado, y cada nuevo paso atrás sólo servía para que su presencia dentro del resto de cuerpos de La Orden se desvaneciese un poco más.
Durante casi un siglo, salvando contadas excepciones, se limitaron a continuar con una versión muy simplificada de la labor desarrollada durante su época de esplendor. Ante lo escaso del trabajo proveniente desde el exterior, sus tareas se centraron en la instrucción de los iniciados, formando y orientando a los iniciados más indecisos en las distintas materias que componían el currículo de La Orden, y tratando de perfeccionar los procesos detallados en el “Wasodu ilisdar do etnage”.
La enseñanza de aquellas materias más complejas de asimilar dentro de las órdenes más técnicas volvió a recaer en los cuerpos docentes de las mismas, pero estas se negaron a incorporar las metodologías diseñadas por los lo formadores al considerarlas poco adecuadas para temas tan alejados de su enfoque generalista. Esta deriva y fragmentación de los modelos educativos terminó desembocando en una merma considerable tanto en sus ingresos como en su reputación, lo que desembocó en un nuevo abandono del Yishin Amat, en esta ocasión a favor de los Lingüístas.
La confianza en su gestión del traspaso del conocimiento fue decayendo de tal manera que su misma labor con los iniciados se volvió meramente opcional. Todo aquel aspirante a formar parte de La Orden tenía la posibilidad de comenzar su aprendizaje sin ningún tutor, tratar de entrar en alguna de las limitadas listas disponibles en cada una de las órdenes, o seguir el camino marcado por los Formadores.

La segunda gran refundación de los Formadores no llegó de manera directa de la mano de ninguno de sus rectores, sino que esta se comenzó a formar a partir de las premisas e ideas de dos Pensadoras. Una de ellas, la filósofa saliria Ilya Rishdaseva (Amlash, Saliria -671, -553), quien formó parte de los equipos de gobierno tanto de Mavra Daniseva como de Elís Namayeva, planteó en ya en su tiempo la necesidad de desvincular la educación del poder adquisitivo o la clase social, pero no de la ética o la ideología. Risdasheva reconocía que los dos primeros objetivos eran complejos de lograr, pero que tratar de negar los otros dos era una flagrante muestra de ignorancia acerca de la misma naturaleza del ser humano. De la misma manera, afirmaba que el hecho de que no hay acción tenía una serie de connotaciones ideológicas. Quizás no todas ellas se mostraban de manera explícita, pero tratar de enmascararlo bajo otra forma sólo significaba tratar de ocultar una obviedad a simple vista.
De acuerdo a sus palabras, “La ideología y la ética personal o la falta de ella impregnan toda acción del individuo. Pretender ignorar este hecho resulta una acción tan vacua como tratar de negar la naturaleza única de cada persona”. Los tres requerimientos de Rishdaseva, algo que ella misma reconocía como una quimera prácticamente imposible de alcanzar, debían ser utilizados como una herramienta y una guía, no como un fin en sí mismos. AL mismo tiempo, y en un campo algo más alejado del de la mera formación, también afirmaba que la educación debía ser una responsabilidad del estado y sus valores, para tratar de perpetuar ambos, ayudar en la corrección de sus errores y adaptarlo a los cambios que sufra su entorno.

Recogiendo el testigo que Rishdaseva había cedido un milenio antes de su nacimiento, la también saliria Kseniya Alynieska (Musdova, Saliria 599. 673) abandonó la orden de los Pensadores para convertirse en rectora de los Formadores en el año 651. Bajo su tutela, y con el apoyo de la Omniarca Arién Daresti (Manrndayal, Cahirn Ansay 612, 681) y otros miembros del Yishin Amat, en el año 669 los Formadores volvieron a ocupar un lugar dentro de las grandes órdenes.
Sus intentos para llevar a la práctica aquellas ideas en su totalidad, al igual que también le sucedió a la misma Rishdaseva en su momento, se encontraron con una férrea oposición por parte de de diversos grupos de presión, tanto en el interior como en el exterior de La Orden.

Las propuestas impulsadas por ambas valedores de aquellas ideas y sus aliados que, no sólo implicaban una reforma drástica del reglamento interno, sino que también llevaban implícitas un aumento significativo en sus costes estructurales provocaron una división como pocas otras habían causado antes. Llevar a cabo aquellas propuestas y tratar de implementar sus máximas dentro de La Orden significaba mermar los presupuestos de todos los cuerpos que la componían y limitar algunas de sus funciones.
Aparte de las cuestiones meramente económicas, aquella redefinición de las funciones de la orden de los Formadores les hacía tener voz y voto no sólo en el Yishin Amat, sino también en áreas muy concretas del resto de sus organismos. Las críticas no se limitaban a poner en duda la validez de las ideas, sino que también llegaron a cuestionar la cordura de quienes las apoyaban. Mientras que unos les acusaba de ser unos idealistas inconscientes que no sólo querían cambiar a La Orden sino a toda la sociedad en su conjunto, otros les achacaban el tratar de alterar la misma razón de ser de la organización sometiéndola a una derivada ideológica que nada tenía que ver con los ideales bajo los que se fundó. Lo enfrentado de las posiciones de cada uno de los bandos llevó tanto al abandono de muchos de sus estudiosos como de sus patrocinadores.

Tras cerca de quince años de debates y propuestas eternamente matizadas, una versión mucho más limitada de la presentada en origen fue aprobada. Esta no tardó en hacerse sentir de una manera significativa en todos los niveles de la organización. Las noticias acerca de estos cambios no tardaron en propagarse de maneras dispares. Las interpretaciones erróneas de los mismos, los rumores y falacias interesadas que proclamaban que La Orden sufragaría los gastos de manutención y de todos sus iniciados atrajeron a toda clase de indeseables. La avalancha de solicitudes para entrar a formar parte de La Orden fueron abrumadoras.
La propagación de aquellas versiones tergiversadas de la realidad desencadenó durante los primeros años posteriores al establecimiento de aquella medida una oleada tras otras de solicitudes, peticiones de ingreso y críticas que nada tenían que ver con el objetivo o las condiciones de la misma. En su gran mayoría, tales acciones provenían de individuos que sólo aspiraban a aprovecharse de aquella hipotética medida y vivir a expensas de sus estudios.
Aquel escenario, el que había sido el punto de partida de la propuesta, y considerado por sus impulsores como ideal, había sido uno de los múltiples descartado por los distintos equipos de dirección que habían gobernado La Orden durante el proceso. Si una razón imperó sobre todas las demás a la hora de optar por su desestimación, fue precisamente la posibilidad de que se produjesen aquel tipo de actitudes. De cualquier manera, por más que se hubiese tenido en cuenta, tanto el orden de magnitud como el origen de la mayoría de aquellas solicitudes, los modelos que habían tratado de predecir aquellos hechos no fueron ni mucho menos certeros.
Allí donde se esperaba que esta clase de solicitudes proviniesen de gente de niveles adquisitivos bajos, la realidad no tardó en demostrarles lo equivocado de sus asunciones. Buscavidas, vástagos desheredados de familias pudientes e individuos procedentes de linajes venidos a menos, al igual que otro tipo de personas acostumbradas a un cierto nivel de vida que ya no se podían permitir no tardaron en llamar a sus puertas bajo la falsa pretensión de cultivar sus mentes.
Si se pudo sacar algo positivo de aquella situación, esto fue la realización de un completo estudio sociológico que realizaron los Pensadores a partir de la misma.
También sirvió para identificar los patrones comunes entre todos aquellos gobiernos y los grupos de presión que trataron de impedir la implantación de aquellas directrices. Dentro de La Orden el conocimiento siempre había sido considerado no sólo como un elemento imprescindible para el avance de la humanidad, sino también como una fuente de poder considerable. Aquellos hechos no hicieron sino confirmar aquellas máxima, al mismo tiempo que también fueron utilizados para detectar el conjunto de ideologías que, de manera adicional, consideraban el acceso al mismo por parte de gente de cualquier estrato social como una amenaza.

Al contrario de lo que indicaban los falsos rumores que se propagaron, el proceso de aprendizaje para entrar a formar parte de La Orden tenía un coste asociado. Sí que era cierto que el acceso inicial era libre para todo aquel que pretendía formar parte de la organización, pero su número de plazas era limitado. También lo era que estos individuos aceptados bajo aquel modelo no se veían obligados a pagar cuota alguna, pero aquellos beneficios iban acompañados de una serie de requerimientos de obligado cumplimiento.
Todo aquel que se acogía a aquellas medidas se comprometía a dedicar su vida al estudio. Quienes no alcanzaban los niveles de exigencia mínimos necesarios para entrar a ninguna de las diferentes órdenes, aceptaban el compromiso de ocupar otro tipo de posiciones que, no por ser más mundanas, se encontraban libres de exigencia. A estos últimos, La Orden se comprometía a darles alojamiento y manutención, pero el aporte económico para sus propios gastos era mínimo.
Si por cualquier motivo cualquiera de ellos optaba por abandonar La Orden, adquiría una deuda económica con ella equivalente a lo que habrían sido los gastos de formación y manutención durante el tiempo que habían permanecido en ella.

De manera independiente al modelo por el que optasen los nuevos aspirantes, los Formadores pasaron a convertirse en la orden frontal por la que pasaba cada futuro miembro. El resto de cuerpos podría mostrar preferencia por la captación de alguno de los recién llegados, y eran libres de tratar de atraerlos hacia sus filas, pero todos ellos debían adquirir en primera instancia una formación generalista que les permitiese tener un abanico de opciones lo más amplio posible a la hora de escoger una orden definitiva.
Este hecho, que era percibido por el resto de las órdenes como una merma en su autonomía y capacidad para nutrir sus filas no era tal. Al mismo tiempo que se redirigían las disputas internas del pasado por los iniciados más prometedores, pasando todas estas a estar enfocadas en los Formadores, aquellos eruditos no pertenecientes a La Orden, pero que ya poseían un bagaje significativo dentro de sus áreas de estudio no tenían que pasar este proceso, siempre que esta contratación entrase dentro del presupuesto asignado a cada uno de estos cuerpos.

Pese a que se intentó que estos modelos de admisión se propagasen a lo largo de todas sus sedes remotas, no fueron recibidos de la misma manera por la totalidad de las naciones que las alojaban. Si bien el gobierno de Goord fue el más vocal y tajante en su negativa, prohibiendo que aquellas prácticas se implantasen dentro de su territorio, otros mandatarios como la Danishef Istlana Dilanyeska (Pristlava, Saliria 621, 699), los miembros del Vim Ubar Menetiano, y diversas provincias Reani, si bien fueron más diplomáticos en su manera de plantear su disconformidad con la medida, también trataron de impedir que se aquellas prácticas se llevasen a cabo dentro de sus dominios.

Más allá de aquel modelo de reclutamiento, quienes no estaban dispuestos a aceptar aquellas condiciones, o se podían permitir el no acatarlas, seguían siendo bienvenidos a los salones y bibliotecas de La Orden al igual que antes bajo las mismas condiciones de antaño.

De cualquier manera, incluso dentro de Cahirn Ansay aquellas practicas tardaron en dar resultados significativos y no estaban libres de problemáticas de otro tipo. El hecho mismo de su existencia había supuesto una fuerte impacto en los ingresos de La Orden, tanto por el coste añadido de los propios Formadores como por las plazas ocupadas por gente que, no sólo no aportaba dinero a cambio de su formación, sino que debían estar sustentados por los recursos de La Orden. Ante aquella situación, las constantes peticiones de la Rectora para ampliar el presupuesto dedicado a aquellas tareas acostumbraban a ser denegadas sin apenas debate. La capacidad de La Orden para asumir la carga económica que implicaba aquella medida era limitada, y el cupo que se podía asumir con aquellas partidas presupuestarias quedaba copado poco después de la apertura de cada una de ellas. La búsqueda de mentes brillantes que la justificasen su existencia era un trabajo que requería no sólo de tiempo, sino también de una elevada cantidad de fortuna. Esta casuística se acentuaba aún más fuera de los grandes núcleos de población donde, pese a contar con una cierta autonomía económica, aquel tipo de actuaciones eran un lujo que no se podían permitir.

Al mismo tiempo, fuera ya de Cahirn Ansay, las intentonas que se realizaban en las sedes de La Orden ubicadas en casi todas las grandes naciones para crear centros de formación en las zonas rurales eran denegadas de manera sistemática por los gobiernos locales. Tan sólo Sipskriel en Harst y Riommar Hayatoshu tras su ascenso al poder en Saliria no sólo aceptaron, sino que también participaron en la financiación de diversos centros con unas características y fines similares. Pero aquellas ayudas no eran algo desinteresado, ya que a cambio de esta participación obtenían una gran capacidad decisoria en sus consejos.

El inicio de la andadura de esta tercera y definitiva encarnación de los Formadores, a pesar de las atribuciones que logró obtener, no fue sencillo. Su ascensión una vez más hasta ocupar un sillón dentro del Yishin Amat fue un proceso arduo y no exento de tropezones. Cada pequeña conquista venía acompañada de un compromiso por su parte, siendo siempre el terreno económico el que más afectado se veía. El regateo a este nivel les llevó a aceptar que los gastos de manutención de los nuevos iniciados saldrían de sus presupuestos, y que el resto de las órdenes, en primera instancia, sólo les harían una aportación proporcional a la cantidad de nuevos miembros que entrasen en sus filas mediante la formación libre.

Se volvió a vivir una nueva situación de crisis en su reputación cuando, tras la primeros años posteriores a la desaparición de sus dos grandes impulsoras, los apoyos con los que contaban dentro del órgano rector se fueron haciendo cada vez más tenues. Esto conllevó una pequeña restructuración dentro de su organigrama interno que llevó finalmente hasta si diseño actual.
Siendo como es una de los cuerpos más jóvenes de la organización, la orden de los Formadores ha sido una de las que más veces ha visto alteradas sus funciones, ha sido absorbida por otros cuerpos o entrado y salido del Yishin Amat.

No ha sido hasta la ya entrados en el siglo séptimo del calendario mecbarino que su posición como la orden mixta por antonomasia ha quedado consolidada, una situación esta última que ha representado un arma de doble filo para ellos para sus sucesivos líderes. El hecho de que una cantidad considerable de sus miembros se encuentre repartida de manera dispar dentro de cada uno de los organigramas del del resto de las órdenes, así como la cercanía que esto implica hacia las prioridades de las mismas, ha provocado en ocasiones que la que es considerada como su misión global se halla visto comprometida. De una manera similar, aquellos formadores que se encuentran destinados fuera de Cahirn Ansay, al igual que quienes nunca la han pisado, acostumbran a adaptar sus métodos de trabajo a los modelos y contextos culturales en los que se encuentran ubicados. Por más que desde la sede central se ha tratado de crear una metodología y temarios estandarizados, al igual que un marco de trabajo común, o de un base de conocimiento sólida en todas las áreas posibles, esto sólo ha logrado que quienes las siguen a rajatabla conviertan su labor en algo casi mecánico e inútil. Encontrar un punto de equilibrio entre las iniciativas personales, las necesidades de cada entorno y la manutención del estatus quo ha sido una de las grandes fuentes de debate internos que se han producido, no sólo dentro de los propios Formadores, sino también en el seno de los diversos concilios que han presidido el Yishin Amat. Tanto ha sido así que la posibilidades de que se cree un órgano superior que regule las actividades de los Formadores fuera de Cahirn Ansay, o la idea de que los Formadores desaparezcan por completo más allá de los muros de la capital se han planteado en multitud de ocasiones.

Por más que se ha tratado de establecer una uniformidad de criterios a la hora de cómo deberían actuar cada una de las universidades, esto ha sido algo imposible. La misma distancia a la que se encuentran de la sede central, al igual que la misma relación que esta tenga con los gobiernos de las naciones en las que se encuentran ubicadas cada una de ellas han sido dos de los motivos históricos que han influido sobremanera en esta situación.
Los problemas en las comunicaciones no se limitan de manera exclusiva a la separación física, sino que el contexto local de cada una de las sedes, más allá del escollo difícilmente que superable, también ha servido como catalizador para sacar a la luz otro tipo de discrepancias. Estas diferencias, pese a que casi siempre son achacadas a las culturas de cada zona, pueden venir debidas a una gran variedad de factores. Dentro de estos, en ocasiones han llegado a pesar más la ambición de la persona responsable de la gestión de esa embajada, discrepancias significativas con la deriva ideológica que pueda haber tenido La Orden en un momento dado o las convicciones personales que de quien se encuentra al mando, que a las presiones los líderes locales o las simples diferencias culturales existentes entre cada entorno.

Más allá de toda esta disparidad existente, que no ha hecho sino acentuarse a lo largo de los años, tras el establecimiento de esta última encarnación de los Formadores, ya desde los primeros momentos posteriores a su establecimiento se convirtió rápidamente en una de las órdenes cuyos servicios eran requeridos con mayor asiduidad.
Pese a lo tardío y complejo de su creación, y los problemas de orden interno o diplomáticos que la han acompañado, a día de hoy nadie duda de su necesidad, utilidad o relevancia.
De la misma manera, en todos aquellos lugares en los que ha sido implantada han tratado de crear cuerpos locales homólogos pero cuyas enseñanzas y ámbitos de actuación sean más acordes a los intereses de quien se encuentra en el poder. La rivalidad existente entre este tipo de organismos, al igual que la lucha por hacerse con una cuota mayor de estudiantes, rara vez ha entrado en conflicto con el respeto internacional que se han granjeado los Formadores. Tanto ha sido así que no pasó mucho tiempo antes de que se convirtiera en una de las órdenes más estimadas, tanto por la misma comunidad científica, como por todo tipo de entidades ajenas al mundo de la investigación.

De manera irónica, desde el mismo momento en el que las universidades de los Formadores volvieron a ocupar una posición troncal dentro de La Orden, y han servido para reforzar la imagen que se tiene de toda la organización en su conjunto fuera de los muros de Cahirn Ansay, esto no ha hecho sino acentuar la disconformidad e inquietud del resto de órdenes ante lo que perciben como una amenaza para su autonomía y libertad de cátedra.
Si bien los miembros de los Formadores han asumido de facto el control pleno del qué enseñan y cómo lo hacen, y la gestión de las universidades externas, todos sus planes de estudio tienen que pasar por la aprobación previa del cuerpo de rectores nombrado por el Yishin Amat. Pese a esto, cuanto más alejado de la sede central, o más pequeño es el centro de formación, su autonomía a este respecto se ve acrecentada.

En la actualidad existen dos grandes centro gestionados enteramente por los Formadores en Cahirn Ansay, cada uno de ellos con una orientación bien distinta.

Por un lado, de la misma manera que la formación que reciben los iniciados de manera previa a su elección de destino definitivo tiene lugar por completo en los bibliotecas y universidades pertenecientes a los Formadores situadas dentro de la propia Cahirn Ansay, cuando los reclutadores del resto de cuerpos logran captar a alguno de estos iniciados para sus filas, los niveles más avanzados de su formación pasan a realizarse de manera descentralizada en las distintas estancias pertenecientes a cada una de las órdenes. Pese a que estos últimos pasos de su educación lo hacen rodeados por los miembros veteranos de estas órdenes ubicados en Baen’Shull’Ilay, no por ello dejan de ser los Formadores quienes guían estos últimos pasos.
Este hecho no es del agrado de gran parte de los Oxiarcas quienes, independientemente de tener la capacidad de poder participar en la redacción de los temarios que afectan a sus áreas de estudio, consideran que han perdido una gran parte del control que poseían antaño sobre la formación de sus futuros miembros.
Este hecho no siempre fue así, ya que en inicio toda formación tenía lugar en en los centros pertenecientes a los Formadores, y el primer contacto con los temarios específicos fue considerado por el resto de los Oxiarcas como algo muy tardío.
El hecho de que los Formadores trabajen de manera muy cercana con los Pensadores tampoco ha sido nunca una noticia bien recibida por parte del resto de grupos. Desde ciertos sectores se llegó a acusar en su momento a Alynieska y Daresti, al igual que a la Mentat Alieshka Shiranova (Ishtalav, Saliria 608, 671) de nepotismo. Las quejas no se limitaron a ser simples intercambios verbales, sino que se llegaron a realizar denuncias oficiales, al igual que, tanto en aquellos momentos como con posterioridad, se han realizado múltiples intentos de impugnar aquellas normas internas achacándoles una nula validez legal.
Las presiones y las luchas por el poder en aquella primera instancia se prolongaron durante más de una década hasta que, finalmente, tras la consecución de algunas alteraciones sobre la norma general de cara al resto de las órdenes, se acordó una situación similar a la que existe en la actualidad.

Por otra parte, fruto de la iniciativa de la Rectora Olesyani Hri’Datsul (Salarvyanu, Rearem 655, 732) en el año 722 se estableció el Ryodum Shikar. En este “Centro de iniciación al saber” fue un nuevo proyecto para tratar de llevar a cabo la visión de Ilya Rishdaseva, siendo un emplazamiento en el que se aspira a proveer de una educación básica y abierta a todo el mundo, de manera independiente a su edad, clase social, sexo o etnia.
En sus escasas tres décadas de funcionamiento, el camino que ha recorrido ha sido uno salpicado con tantos aciertos como equivocaciones. Si bien su ubicación física se encuentra fuera de la ciudad de Cahirn Ansay, y goza de la libertad que le proporciona el escaso interés que suscita en la actualidad por parte de sus dirigentes, este organismo no se encuentra fuera del área de influencia de la sede central de La Orden ni de sus líderes.

El plan de estudios que se imparte en su interior, si bien no se diferencia en gran medida del definido por el alto claustro de los Formadores, no tiene como objetivo el captar a nuevos miembros para La Orden, sino que sólo aspira a despertar y alimentar la curiosidad por el saber en aquellos cuyo modo de vida apenas tiene contacto con el mismo. Por otro lado, al mismo tiempo que los gastos derivados de su manutención recae sobre los presupuestos generales de La Orden, la composición de su profesorado está poblada de manera exclusiva por voluntarios. El origen de estos voluntarios, ya provengan de alguno de los cuerpos de La Orden, de aquellos iniciados que aún no pertenecen a ninguno de ellos, o de estudiosos provenientes de otros ámbitos, carece de una regulación especialmente estricta. Esta voluntariedad, a su vez, lleva implícito el hecho de que ninguno de ellos percibe salario alguno por el tiempo que dedican a esta labor.

Sus puertas nunca cierran, y en su interior se imparten durante el día y la noche lecciones de todo tipo, desde aquellas destinadas a enseñar a leer y escribir, hasta nociones básicas de literatura, matemáticas, historia, filosofía o pensamiento crítico. Por más que, a priori, no se excluye ninguna de las materias que pueblan el currículo de La Orden, han sido muy raros los casos en los que alguno de sus alumnos ha llegado a perseverar lo suficiente como para subir a unos niveles culturales medios.

A pesar de la relativa juventud de esta iniciativa o la escasa atención que ha parecido suscitar en las altas instancias del poder tras su fundación, alrededor del Ryodum Shikar se ha creado todo un complejo ecosistema que ha hecho que tanto su repercusión como su misma naturaleza hayan trascendido en mucho a su función inicial.
A su alrededor ha ido creciendo una pequeña ciudad construida a partir de asentamientos de chabolas y tiendas que, junto a otras pequeñas edificaciones que rodean el edificio principal, han hecho extenderse y trascender el tipo de servicios que, dentro de sus limitaciones, se ofrecen de manera libre a quien los necesita.
Gracias a esto, en momentos puntuales de su historia, se han ido añadiendo a esta comunidad y los servicios que se encuentran a su disposición tanto médicos como artesanos que han tratado de mejorar las condiciones de vida de quienes se han trasladado hasta allí. Dentro de lo limitado y precario de las infraestructuras que se han construido, algunos de quienes se han erigido como líderes de estas comunidades han intentado dotar los más desfavorecidos de alojamiento, comida y protección, aunque el alcance de todos ellos está limitado por la cantidad de voluntarios, y no es el altruismo lo que ha guiado a todos los que han elegido a Ryodum Shikar como su lugar de residencia.

Porque, más allá de las buenas intenciones de una gran parte de sus habitantes, no todo lo que rodea a esta iniciativa es positivo. Al mismo tiempo que se ha ido produciendo esta explosión de altruismo, la carencia de unos equipos de seguridad organizados, así como la pasividad, y en ocasiones connivencia de los que patrullan los alrededores de Cahirn Ansay, ha servido como aliciente para el establecimiento de mafias de todo tipo. Estos grupos organizados se han nutrido tanto de los servicios gratuitos de los Formadores, como de los cuidados de los médicos locales.
Por más que se haya pretendido abolir las diferencias de clase entre los que habitan allí, esto no es del todo cierto. Sólo quienes pertenecen a La Orden cuentan con la protección de la guardia de la ciudad a lo largo de su tránsito desde los muros de la capital a través de ese cúmulo anárquico de sendas y callejuelas que desembocan en el centro de formación.
Con el paso del tiempo ciertas secciones del Ryodum Shikar se han vuelto zonas muy peligrosas. Un laberinto ideal para la desaparición de incautos. Este hecho, así como la desaparición de varios personajes relevantes, ha provocado que, en más de una ocasión, se hayan presentado propuestas para dar por finalizado este proyecto y purgar la zona. Ha sido también por ello que se ha desarrollado una serie de protocolos para todo aquella visita que se vaya a realizar a esos sectores problemáticos. Estos mismos protocolos también indican que el edificio principal debería encontrarse custodiado siempre que alguno de los miembros de La Orden se encuentre allí realizando labores oficiales, siendo “labores oficiales” un concepto cuya interpretación ha variado a lo largo de la existencia del lugar.

Dependiendo de las filias predominantes entre los componentes del Yishin Amat, las actuaciones oficiales han sido todas aquellas llevadas a cabo por miembros de La Orden, aquellas que se hayan avisado con antelación y de acuerdo a los protocolos, o sólo aquellas que promovidas por el consejo rector. Las clases impartidas por los voluntarios, dada su cantidad, la gran rotación de sus participantes o por lo impredecible de su periodicidad y horarios, rara vez han cumplido estos dos últimos criterios, o que los propios interesados se hayan preocupado por informarse de estos cambios, o de cumplimentar la documentación necesaria para llevarlos cabo.
Aún así, ya sea de manera o no consciente por su parte, o por parte de la misma Orden, existe también un protocolo no escrito que garantiza en gran medida la seguridad de estos formadores. Dado lo reducido de su número, es normal que los distintos turnos de las guarniciones que custodian las puertas de la ciudad, como los habitantes del Ryodum Shikar cuyos asentamientos se encuentran en la ruta hasta el edificio central los conozcan y se preocupen de que terminen su camino sin incidentes.

La cantidad de métodos enseñanza que se han probado en este lugar ha sido tan diversa como los educadores que los han llevado a cabo pero, pese a todos los esfuerzos realizados, es raro que aquellos aprendices y alumnos más prometedores lleguen a aprovecharlos para salir de las zonas más marginales.
Si bien se ha llegado a dar el caso de algunos de ellos que han aprendido lo suficiente como para llegar a convertirse en maestros y perpetuar la labor de que se desarrolla en el Centro, y algunos que han llegado a formar parte de La Orden, lo más habitual es que los asistentes no sean capaces de mantener la constancia necesaria para perseverar en el aprendizaje.
Al mismo tiempo, tampoco es extraño que aquellos que despuntan no tarden en ser atraídos, cuando no directamente extraviados, para que entren a formar parte de las filas de alguna de las mafias locales. La búsqueda de perfiles muy concretos por parte de los ojeadores de estos colectivos es frecuente, y no es extraño que algunos de ellos formen parte del propio alumnado. A aquellos que dan señales de progreso en materias como las matemáticas se les ofrece la posibilidad de convertirse en contables, ya sea para el grupo al que pertenece el reclutador, para alguno de sus asociados, o para terceros. Dependiendo en gran medida de la situación social o familiar, de la ética del afectado o de nivel de indefensión, a quienes se les hace uno u otro tipo de estos ofrecimientos, suelen recibir a cambio de sus servicios una parte de las ganancias provenientes del grupo, o se le fuerza a trabajar para ellos bajo coacción.
El tipo de negocios que se llevan a cabo dentro de este sub-mundo incluye desde el tráfico de todo tipo de sustancias hasta el mismo comercio con personas.

Por otro lado, aquellos que han aprendido a leer y escribir también suelen ser gente que logra escapar de allí al ser capaces de optar a trabajos vetados hasta entonces para ellos. Por desgracia y, de la misma manera que en los casos anteriormente mencionados, esto también los convierte en material interesante para las mafias.
En este tipo de casos, ya sea de manera voluntaria o forzosa, el rol que desempeñan es distinto. Por un lado, suelen ser enviados a prestar sus servicios como criados o tutores a familias bien posicionadas, ya sea para realizar pequeños hurtos o tareas de espionaje. Por otro lado y dado que la esclavitud está prohibida dentro del territorio de Cahirn Ansay, los traficantes de personas buscan a sus clientes entre aquellos que provienen de más allá de sus fronteras. Por lo general suelen ser vendidos directamente a comerciantes o nobles de otras zonas que realizan operaciones dentro de los territorios de La Orden ya que, los acuerdos establecidos con otras naciones no impiden la entrada de esclavos acompañantes provenientes del exterior.
En estas ocasiones suelen ser utilizados como traductores y apoyo durante sus quehaceres. Ante todo esto, y a pesar de las constantes denuncias de voluntarios y familiares, el Yishin Amat no ha llegado a realizar ninguna actuación punitiva exitosa.
Sí que se han llevado a cabo investigaciones e intentos de desmantelar estas organizaciones, pero lo intrincado de la relación de los cabecillas de las mismas con algunas familiar influyentes de Cahirn Ansay, cuando no directamente con ciertos altos cargos de la ciudad o de la misma Orden, siempre han condenado a estas intentonas al fracaso.
Por otro lado, a pesar de que no es complicado el descubrir la nacionalidad y las condiciones de estas personas, no resulta tan sencillo el demostrar que su venta se realizó dentro de Cahirn Ansay, en cuyo caso el contrato se consideraría inválido y el esclavo sería liberado y compensado por su antiguo señor.

Lo dispar de su actividad, al igual que las continuas disputas por mantener las parcelas de poder de las que disfrutan dentro de las distintas órdenes, han perseguido a los Formadores a lo largo de toda su existencia de esta última encarnación. Aún así, tanto dentro de Cahirn Ansay como en sus sedes remotas, de manera paulatina, han ido asumiendo nuevas funciones a la par que han logrado consilidar las que ya tenían, limpiando de esta manera la maltrecha imagen que dejaron algunos de sus antecesores.

Más allá de la capital, y de manera independiente a las directrices marcadas desde ella, los temarios impartidos en las universidades que se encuentran alejadas de este núcleo central son adaptadas a los contextos culturales de cada lugar en el que se encuentran ubicadas. Esta labor, realizada en gran medida de manera autónoma por parte de las rectores de las universidades, cuando no directamente por los profesores locales, ha sido la fuente de una gran cantidad de destituciones y sanciones en distintos niveles de la cadena de mando.

A lo largo de este último siglo, de la misma manera en la que ha ido incrementado y cimentando su reputación, también se han ido expandiendo sus funciones y el espectro que abarca su campo de acción. Allí donde sus primera iteraciones se limitaron a ser meras aglutinadoras del conocimiento del resto de organismos de La Orden, donde los formadores terminaron por convertirse en simples funcionarios anónimos sin capacidad real de opinar acerca del qué enseñaban o el cómo iban a desempeñar su función, han pasado a ocupar posiciones de poder y responsabilidad no sólo en el interior de la organización, sino también dentro de la toma de decisiones en diversas naciones.

Su presencia dentro de todas las órdenes no se limita a recopilar la información a ser transmitida, sino que también la cataloga de acuerdo a su fiabilidad, separando aquellos datos que componían el conocimiento preexistente en hechos demostrados, teorías y errores ya superados. Donde antaño carecían de voz o voto en la manera en la que se relacionaban con el resto de cuerpos, ahora forman una parte primordial e integral de los mismos. Al contrario que sucede con la implicación de los Pensadores y los Censores, quienes aportar las perspectivas morales y éticas desde la lejanía, la naturaleza transversal de los Formadores aporta una visión más global y contextualizadora sobre los nuevos descubrimientos.
Es quizás en esta cuestión concreta donde más chocan con sus compañeros. A pesar de la multitud de ocasiones en las que se han tratado de implementar, no se ha logrado dar como una serie de mecanismos capaces de evitar los sesgos, las incoherencias y contradicciones que se puedan dar entre los descubrimientos. Cuando se trata de áreas de estudio con componentes tocantes a distintas órdenes, no es extraño que se den respuestas contradictorias a diferentes aspectos parciales de las mismas preguntas. Este tipo de discrepancias no acostumbran a salir a la luz hasta que alguien externo a ambas trata de contrastar los datos con lo que, a partir de ese momento, todo lo construido sobre esas premisas pasa a ser puesto en duda. El surgimiento de profecías autocumplidas diseñadas para dar la apariencia de una solución o que esta satisfaga a otros intereses, al igual que la visión de túnel que acostumbran a tener los investigadores, ha llegado a desvirtuar, cuando no directamente destruir, algunos pilares considerados como básicos alrededor de los cuales se había continuado trabajando durante décadas, cuando no directamente siglos.

El desenmascaramiento de este tipo de errores es una competencia de cada una de las órdenes pero, con la introducción de los Formadores dentro de las mismas, han sido ellos en el momento de la elaboración de sus textos quienes, a lo largo de sus tareas de verificación de los resultados de estas investigaciones, han sacado a la luz una gran cantidad de ellos. De cualquier manera, este tipo de situaciones no siempre se han manejado de una manera ortodoxa. Cuando se han llevado a cabo estas actuaciones, la respuesta de las órdenes afectadas, incluso en aquellas ocasiones en las que quienes emitieron aquellos resultados murieron siglos atrás, rara vez ha sido de reconocimiento o aceptación. Por el contrario, en una gran cantidad de ellas, las acusaciones contra los investigadores en concreto, la cúpula de los Formadores en general, o los mismos dirigentes del Yishin Amat en su conjunto de tener una agenda oculta, ya sea contra los resultados de la materia estudiada, el investigador que la llevaba a cabo, su equipo, o el cuerpo al que pertenecen, ha acostumbrado a ser la primera respuesta.
La ausencia de unos mecanismos adecuados para determinar la veracidad de unos u otros argumentos, así como la complejidad e implicaciones de los mismos, ha terminado por llevar a más de uno de ellos a ser investigados judicialmente. Como resultado de esto, las investigaciones llevadas a cabo para solventar estas discrepancias han deparado sorpresas de todo tipo. Ni las sentencias, ni los criterios en los que se han basado estas acostumbran a ser uniformes.
Dependiendo de la materia tratada, no sólo se han producido protestas, ceses de altos cargos y abandonos de otros miembros de La Orden como consecuencia de estas investigaciones, sino que también se han llegado a producir desapariciones de alguno de los implicados. En alguna ocasión incluso los miembros de los Juristas designados para su dictamen se han inhibido de emitir una sentencia sobre las mismas. Si bien este tipos de casos tan extremos han sido raros, y los temas que trataban han alcanzado casi estatus de dogmas, esto no ha impedido de otros los hayan tratado de retomar con posterioridad, en ocasiones obteniendo un resultado distinto.

En aquellas ocasiones en los que los temas son menos delicados tampoco ha existido una metodología única para su sobre la que basar su investigación y solución. De cualquier manera, y al igual que ha sucedido con las anteriormente mencionadas, tanto las razones que han hecho salir a la luz estas desavenencias, como las sentencias que se han dictado tampoco han estado exentas de sorpresas e implicaciones inesperadas. El lado hacia el que se ha decantado cada una de ellas también ha sido igualmente dispar, siendo sólo en ocasiones favorable a las tesis de los Formadores.
En aquellos casos en los que se ha demostrado la equivocación de estos, ya sea por un error en sus razonamientos, por una duda razonable entre los argumentos de las distintas partes, por la demostración de la existencia real de una animadversión entre los afectados, o por la presencia de unos intereses de terceros, esto ha supuesto un varapalo significativo para la reputación de los formadores en su conjunto. Por esta razón este tipo de situaciones se llevan con menor asiduidad hasta el extremo de que tengan que ser dilucidados por los juristas y se trata de hacer lo posible por revolverlos de manera interna.
Esto último no es óbice para que, en los anales de los Formadores y otras órdenes, se conserven casos cuyo resultado no haya sido satisfactorio. Acumulándose en ellos, a la espera de encontrar un clima político más propicio para sacarlos de nuevo a la luz, se pueden encontrar una gran cantidad material capaz de poner al Yishin Amat en una posición muy delicada de ser filtrado al exterior.

Con todo esto, el lograr hacerse con el estatus de líder de los Formadores se ha convertido en una ambición tan ansiada como peliaguda. Por más que su misión “oficial”, aquella que se desarrolla más allá de estos ámbitos puramente académicos, consiste en instruir a los nuevos miembros de cada organismo en el que se encontraban englobados, al mismo tiempo, y como una herencia de su segunda encarnación que no han desatendido, también han pasado a convertirse en los tutores y guías de varias generaciones de gobernantes de diversas naciones con la que mantiene contacto La Orden.
Este incremento de su cuota de poder no ha pasado de manera inadvertida para quienes se encuentran sumidos en esa lucha por la influencia y los recursos, al igual que por aquellos que quieren consideran este aspecto de los Formadores como una amenaza a sus aspiraciones.
Si bien esta última facción es menor en cuanto a su número, la visibilidad de sus acciones se deja notar a todos los niveles. Al igual que en el resto de órdenes, dentro de los Formadores también se encuentran inconformistas que, a través de sus enseñanzas, lecciones y mensajes han logrado plantar la semilla de la que han surgido disidentes y revolucionarios.
Ante esta clase de hechos, la posición oficial de La Orden, por más que hayan colaborado de manera activa en más de una de ellas, siempre ha sido la de negar cualquier participación, relación o simpatía hacia las mismas.
Cuando así ha sido requerido desde el exterior, las investigaciones iniciadas para esclarecer estos asuntos siempre se realizan a dos niveles. En algunos casos concretos, cuando las altas instancias en su conjunto han sido las impulsoras de estas acciones, se han llegado a diseñar una serie de protocolos encargados de crear una mascarada de cara a los observadores. Una investigación falsa que, a la par que ha destruido todo documento que les pueda implicar, ha desviado sus miradas hacia un falso culpable previamente pactado.
Aún cuando no ha existido una participación activa del Yishin Amat la precaución también es extrema, y la transparencia en sus métodos y descubrimientos siempre es fingida. Mientras se realiza la búsqueda de los responsables reales, todo aquello que pueda indicar una negligencia notoria por su parte en la cadena de sucesos que ha provocado el suceso es minimizado.

De cualquier manera, estos mecanismos no son perfectos, y los observadores internacionales tampoco se limitan a esperar la llegada de la información que se les proporciona. No están allí únicamente para buscar la verdad, sino que también suelen tratar de hacerse con datos y herramientas con los que sus naciones puedan ejercer presión sobre La Orden.
A todos los efectos, el descubrimiento de una participación de la cúpula de La Orden, o los simples indicios de que esto haya podido ser así en cualquier acción que suponga un cambio en el estatus quo, significaría una ruptura de los acuerdos que posee a nivel internacional. Incluso en los casos en los que se ha demostrado que se cumplieron todos los acuerdos, esto no ha garantizado que la presión sobre ellos haya disminuido.
En aquellas ocasiones en las que se ha llegado a demostrar este tipo de relaciones, ya sea de manera directa, por inacción o negligencia, entre algún miembro del Yishin Amat y una actividad que contraviene a los acuerdos internacionales, la reacción desde Cahirn Ansay no se ha hecho esperar. Los protocolos de actuación internos que se han desarrollado para responder ante estos eventos son claros, fulminantes y tienen el único propósito de limitar el impacto a gran escala.
A través de ellos el Yishin Amat se ve forzado a buscar una víctima propiciatoria que sacrificar de entre sus filas. Dependiendo de la gravedad de la acusación, el cargo de la persona seleccionada puede varias desde el responsable directo de la persona que ha cometido la infracción hasta el líder del cuerpo al que pertenece. Si la persona señalada por las investigaciones externas es uno de los miembros del Yishin Amat, el riesgo que se asume con esta acusación es aún mayor.
En esta última situación en la que el chivo expiatorio tiene que ser uno de los miembros del consejo rector, se plantean dos actuaciones posibles que poco tienen que ver con la acusación en sí misma.
El protocolo oficial sólo se cumple de manera estricta en un único caso; si el Oxiarca ha actuado de manera autónoma y carece de información con la que pueda amenazar a sus compañeros o a la estabilidad de La Orden. Caso contrario, tras la expulsión deshonrosa realizada de manera pública, esta persona pasa a formar parte del Bryn Corgost; un organismo que no existe en los libros y cuya membersía garantiza una cómoda jubilación.
Al igual que sucede en toda gran organización, mantener en secreto la existencia de algo así es imposible por lo que, cada vez que se ha descubierto y hecho pública la existencia de las entidades que han precedido al Bryn Corgost, el escándalo no se ha hecho esperar. Para que La Orden recupera la confianza internacional tras cada una de estas ocasiones, ha sido requerida la renuncia del Omniarca a su puesto, la disolución de ese cuerpo y la imposición de una junta supervisora temporal gestionada por los gobiernos de las naciones aliadas.

Esto no ha evitado que, con el transcurrir del tiempo, las mismas dinámicas se hayan vuelto a instaurar de acuerdo a los intereses y ambiciones de los nuevos equipos de dirección. Por más que La Orden se escude en su neutralidad en los asuntos de política exterior a la hora de defender su autonomía, estas afirmaciones e intenciones rara vez se han mantenido intactas.
Tanto en el caso concreto de los Formadores como en el de los Pensadores, más de uno de sus Omniarcas han asumido y entendido sus respectivas ciencias como las únicas herramienta bélicas admisibles que se encuentran dentro de los campos de estudio de La Orden.

Desde el exterior, se ha acusado a los Formadores de ser la herramienta adoctrinadora de La Orden y, en momentos de tensiones políticas, se ha vigilado su labor en las sedes remotas con gran detenimiento. Si bien es cierto que tanto los Pensadores como ellos han sido de una manera más o menos directa o intencionada los iniciadores de diversos movimientos contraculturales, estos rara vez han venido impulsados por las altas instancias de la organización, quienes han optado de manera general por la utilización de otros medios más controlables para llevar a cabo su visión. De la misma manera, y dada la gran autonomía que granjea la distancia de la capital, sus acciones rara vez han contado con la participación o la aprobación de su mismo Rector.

En la actualidad este organismos, pese a carecer de un único área a la que dedicar la totalidad de sus esfuerzos, centra su atención de manera prioritaria en las que considera sus dos grandes misiones principales.
En su vertiente teórica, sus miembros son los encargados de estudiar, analizar y diseccionar las maneras en las que se puede y se debe transmitir el conocimiento. Esta facción trabaja de manera muy cercana junto a los Pensadores. No sólo se trabaja alrededor del diseño de los métodos más óptimos para realizar esta tarea de una manera aséptica, sino que también valoran las implicaciones morales de lo que se enseña, así como el mensaje global que se quiere transmitir a través de sus lecciones.

En su rama pragmática se encuentran el grueso de sus miembros. Tanto los educadores como quienes cumplen la labor de formarles y prepararles para ejercer esta tarea. Mientras que los primeros tienen un rol muy concreto, los segundos, pese a encontrarse en una zona intermedia entre ambas ramas, oficialmente pertenecen a esta última.

De la misma manera que sucede en el resto de órdenes, pese a que su labor sobre el papel está perfectamente acotada y delimitada, esto no logra evitar una cierta retroalimentación entre estos dos cuerpos. Así pues, la frontera que separa la labor de todas ellas no es algo estático, sino que se diluye y entremezcla desplazando los límites que delimitan esta frontera en ambos sentidos. Aunque jerárquicamente y sobre el papel, los teóricos gozan de una capacidad decisoria superior, sus decisiones no son acatadas de manera automática por los pragmáticos. Más allá de que dentro de su reglamento interno no exista ningún mecanismo oficial a través del que puedan modificar las normas dictadas por los teóricos, las maneras a través de las que pueden hacer presión los pragmáticos, desde la simple desobediencia, hasta la paralización total de su actividad, hacen que la voz de quienes se hayan en la capital sea escuchada con claridad.

Mientras que los primeros carecen del número de miembros necesarios para auditar cómo se llevan a cabo sus instrucciones en Cahirn Ansay, y mucho menos en las sedes remotas, y los segundos se aprovechan de esto como herramienta pare negociar, la libertad y autonomía de la que gozan estos es considerable. Si bien no existe un equilibrio formal en cuanto al poder de decisión de cada uno de ellos, sí que existe un acuerdo tácito de colaboración y comprensión mutua.
Para que funcione este acuerdo es imprescindible la confianza y la comunicación entre ambas ramas, y para que existe esta es necesaria una situación de igualdad forjada a partir de una conversación constante entre sus interlocutores. Los teóricos tienen el compromiso de estudiar toda propuesta de quienes se encuentran trabajando sobre el terreno, mientras que los segundos han aceptado el no llevar a cabo acciones que puedan llevar al descrédito de los teóricos.
Pese a este acuerdo, el equilibrio entre ambos cuerpos es complicado. Toda directriz puede ser sometida a una cantidad tan elevada de interpretaciones como educadores hay dentro de los Formadores. Aparte de esto, cuanto más remota es la sede, y más reducido es el grupo de educadores, más probabilidad existe de que se produzca un distanciamiento de la línea oficial. No sólo por la propia independencia de sus miembros, sino por el mismo retardo que implica en las comunicaciones.

Más allá de las marcadas diferencias existentes entre los dos grandes bloques de los Formadores, la situación no es más sencilla cuando se mira dentro de cada uno de ellos. De manera independiente a las luchas por el poder dentro de sus propias filas o en el gran esquema de La Orden, la disparidad de criterios a la hora de cómo acometer su misión es tan diversa como la que se puede encontrar dentro de los Pensadores.
Tanto en la rama teórica como en la pragmática, siempre ha estado muy marcada de una manera casi insalvable la línea divisoria que separa a quienes tienden hacia una visión mercantilista de su labor y los defensores de su vertiente mas humanista. Aquellos cuyo objetivo principal es el de aportar más dinero a las arcas de La Orden o las suyas propias, y quienes piden más dinero para poder hacer que el conocimiento llegue a ser algo comunal. Pese a existir acuerdos y compromisos entre ambas visiones, y un crisol casi infinito de ilimitado de matices y acercamientos intermedios, algunas de sus diferencias continúan siendo irreconciliables.

De existir una línea física que separase ambas posturas y acuerdos, esta sería la frontera de Cahrn Ansay. La lucha política que se celebra entre sus muros la convierte en un foco de atracción para todo aquel con aspiraciones de cualquier tipo, mientras que las sedes remotas acostumbran a ser el destino de los más voluntariosos. La única excepción a esta máxima serían la dirección de las universidades, cuyos puestos de mando suelen ser una recompensa a los servicios prestados o, dependiendo su ubicación, una manera de tener alejaros de la lucha política a los más ambiciosos.
Por otro lado, a pesar de los acuerdos tácitos, nunca ha faltado una notoria cantidad de voluntarios y formadores que desafían las directrices marcadas desde Cahirn Ansay dentro de la rama pragmática. Entre quienes eligen como destino alguna de las zonas menos favorecidas, no es extraño que se traten de llevar a cabo iniciativas similares a la del Ryodum Shikar. Si bien la existencia de estas traslaciones depende en gran medida de los gobiernos locales, cuando se carece de el apoyo institucional, este tipo de iniciativas han llegado a estar gestionadas por entero por las comunidades locales y aquellos Formadores que ofrecen sus servicios de manera voluntaria tras terminar con sus obligaciones diarias en las universidades. En este tipo de escenarios las condiciones en las que se trabaja no sólo pueden llegar a ser mínimas, sino que se han producido casos en los que estas han tenido que realizarse en la clandestinidad, en ocasiones tanto lejos de la mirada de los gobiernos como la de sus superiores jerárquicos en la universidad.

La diversidad de los emplazamientos en los que se llevan a cabo estas labores voluntarias dependen en gran medida de la situación económica global de la zona, y de los recursos de los habitantes de la misma a la que vayan destinados. De acuerdo a estos criterios, de la misma manera que se han llegado a rehabilitar edificios más allá de los límites de sus universidades para la creación de estas pequeñas escuelas, en otros lugares estas reuniones son emplazadas en graneros, cementerios, catacumbas o recintos dedicados a las artes escénicas en las épocas en las que no se está representando ninguna obra.
Más allá de la situación del territorio o la atención que susciten estas iniciativas en los gobiernos locales, su existencia y viabilidad también depende casi por completo de los intereses o la permisividad de la persona que se encuentre dirigiendo la sede en la que trabajan estos formadores.
El hecho de que en Cahirn Ansay exista un lugar como el Ryodum Shikar, no implica que exista una predisposición oficial para soportar iniciativas similares fuera de sus fronteras. Por más que los principios que defendía Ilya Rishdaseva cimentasen el renacimiento de los Formadores, esto no conlleva su necesaria aceptación por parte de todos sus miembros.
Con el paso del tiempo, y los problemas que han generado este tipo de actividades en otros lugares, si no existe una aceptación oficial por parte de los dirigentes locales, es raro que los rectores de las universidades permitan su establecimiento o que, caso de no estar en contra, reconozcan o defiendan oficialmente su existencia ante una demanda.

Este tipo de actividades rara vez favorecen el crecimiento político de los rectores sino que, muy al contrario, acostumbran a ser una fuente de incidentes desfavorables. Así pues, la ambición personal del gestor de la universidad es uno de los factores claves a la hora de determinar el estatus que tendrán estas iniciativas, los recursos de los que dispondrán, y la protección con la que podrán contar sus integrantes.
Más allá de el estatus oficial que puedan llegar a tener los proyectos de este estilo, si supervivencia depende enteramente del equilibro existente entre estos elementos. De la misma manera en la que se han dado casos en los que estas actividades, a pesar de ser llevadas de manera clandestina, han estado auspiciadas desde Cahirn Ansay para la consecución de orto tipo de fines, también se han dado casos en los que la situación a sido justamente la opuesta; iniciativas visibles, auspiciadas por las autoridades locales en conjunción con la rectoría de alguna de las universidades, cuya actividad ha sido boicoteada desde la sede central.
Factores como el espectro educativo que han abarcado, al igual que la ideología adoptada o los métodos usados para llevarlos a cabo han llegado a marcar su destino cuando se ha producido un cambio en cualquiera de los estamentos que se encuentran en el poder. Sus componentes han pasado de héroes a villanos y viceversa por las razones más variadas.
De manera independiente a la autonomía, visibilidad o clandestinidad de estas iniciativas, de existir un factor común entre todas ellas este ha sido siempre el de la implicación de sus componentes con su tarea. Esto no implica que no exista discusión entre quienes forman parte de ellas, sino que estas rara vez vienen motivadas por la ambición personal, sino por las distintas maneras que tiene cada uno de ellos de entender su tarea. De la misma manera, estos motivos, en ocasiones totalmente arbitrarios, también han sido los artífices de la caída de alguna de estas iniciativas.

Más allá del conocimiento o aprobación de su existencia que exista por parte de los responsables de La Orden o las autoridades locales, la situación socio-política existente con las naciones vecinas, al igual que la ideología predominante en cada lugar y cada momento, también ha condicionado su supervivencia. La posibilidad de que estas iniciativas o las ideas que propugnan puedan expandirse hasta sus territorios no suelen ser bien recibidas.
Dependiendo de la distancia de la frontera en las que se encuentren las provincias en las que se realicen estas actividades, se han llegado a reforzar la seguridad en las mismas para evitar el paso de gente entre los distintos reinos. De la misma manera, aunque generalmente de manera no oficial, también se han realizado asaltos a estos lugares auspiciados por sus mandatarios.
Por más limitadas que puedan ser las relaciones de estos países con La Orden, la posibilidad de que estas se vean afectadas por la existencia de estas iniciativas o de las mismas universidades, ha provocado que, en más de una ocasión se disuelvan, o que la misma universidad se vea trasladada hasta alguna de las provincias del interior. De la misma manera, también se han realizado actos públicos de sanción contra formadores por sus acciones, entre las que se han incluido expulsiones de altos cargos, ante acusaciones de traspaso de sus fronteras o de llevar a cabo actividades ilegales en sus territorios. Siendo como son acciones meramente políticas, rara vez ha sido necesario que el acusador haya demostrado la culpabilidad de los acusados.

Una vez que este cuerpo comenzó a obtener una cierta estabilidad, y que sus resultados fueron constrastables, la evolución en las funciones de los Formadores a lo largo del tiempo no se han detenido nunca.
Por más reticencias, presiones e intentos por frenar su paso firme por parte del resto de las órdenes, su ubicación dentro de los engranajes troncales de la organización ha sido imparable. Al mismo tiempo, la centralización de las tareas que desempeñan sus componentes, más allá de los resultados obtenidos, han supuesto un ahorro significativo para los presupuestos de La Orden. El hecho de que sus integrantes abarquen de manera centralizada todo el espectro de materias de La Orden ha supuesto el desmantelamiento de los cuerpos que cumplían este tipo de funciones dentro de cada una de las órdenes. Aparte de esto, y de manera independiente a las materias de las que se trate, tanto el marco teórico que define el qué es y debe ser la educación, como los medios a utilizar para impartirla ha terminado por convertirse en la fuente de una gran cantidad de encontronazos con el resto de cuerpos. El enfoque teórico de esta tarea, al contrario de lo que sucedía cuando estas labores se encontraban encomendadas a grupos internos de cada una de ellas, adapta un enfoque muy flexible enormemente dependiente del contexto socio cultural de cada territorio en el que se vaya a impartir.
Mientras que con los iniciados de La Orden se adopta un enfoque mucho más estricto y uniforme de manera independiente del origen del candidato, en los territorios ajenos a la capital se trata de adaptar tanto las materias como las técnicas para impartirlas a la situación dentro de los territorios en los que se encuentra consolidado. Pese a que el grueso de quienes realizan las labores teóricas se encuentran en Cahirn Ansay, algunos de ellos también suelen encontrarse destinados en otras universidades. Su tarea en estos entornos con una clara predominancia de la rama pragmática, no se limita únicamente a asegurarse de que las directrices marcadas desde la capital se respeten, o al reporte de las irregularidades en su aplicación, sino que también abarca el estudio de las escuelas locales y la valoración de sus métodos de cara a una posible inclusión de los mismos dentro de los procesos de los Formadores.
Dentro de la dinámica de conflictos habitual con los Formadores estas no excluyen a las críticas procedentes desde sus propias filas. Estas desavenencias no sólo provienen de malentendidos, sino que su origen suele encontrarse en discrepancias de base. El hecho de que este enfrentamiento suela predominar entre las dos ramas de esta orden provocó que dentro de sus estatutos se incluyesen mecanismos para tratar de atajarlos. Anualmente tienen lugar diversas reuniones entre los vocales de ambos grupos para tratar de acercar posturas y corregir los errores y deficiencias que unos han detectado en los otros. Estas reuniones también suelen ser seguidas con detenimiento por el resto de órdenes ya que, de las decisiones que se tomen en ellas, pueden llegar a salir cambios que pueden llegar a afectarles.

La transversalidad de los Formadores ha sido otra de las causas de multitud de disputas con el resto de órdenes. La libertad de cátedra de la que disfrutan tras su refundación ha sido un tema ampliamente debatido dentro del Yishin Amat ante las demandas constantes del resto de Oxiarcas, y un privilegio que, si bien ha sido matizado y recortado en dos momentos puntuales, ha estado cerca de ser revocado en más de una ocasión por motivos puramente políticos.

La escala que han llegado a alcanzar los niveles de presión por parte del resto de cuerpos ha llevado que, a día de hoy, él único medio formal de interacción del que disponen el resto de las órdenes a la hora de tratar con ellos sea a través de los Formadores que se encuentran destinados en el interior de cada una de ellas. Incluso a este nivel, sus capacidad de acción y mediación también se encuentra muy limitada. Los Formadores con los que se tienen estas conversaciones tan sólo tienen potestad para hacer acopio de las peticiones que se les hacen, y aportarlas ante sus responsables directos.

A partir de estos documentos y de la información que recopilan acerca de los nuevos descubrimientos llevados a cabo en sus respectivos campo de estudio, correcciones sobre la documentación ya existente, o su valoración subjetiva acerca de las áreas cuya formalización se debería priorizar, se generan los informes remitidos hasta los teóricos para su valoración.
Con la suma de la información contenida en todos estos informes, es tarea del consejo rector de los Formadores dictaminar a cuáles se dedicarán los recursos de los que disponen. Tanto los recursos económicos como los de personal dedicados a la realización el análisis, interpretación y desglose de estos informes para la elaboración de los nuevos planes de estudios son insuficientes, y esta ha sido una reclamación histórica que ha sido remitida en contadas ocasiones al Yishin Amat.
Dada esta situación, tanto los Formadores que remiten esta información, como sus interlocutores de las órdenes, son consciente de que, en cualquiera de estos casos, ninguna de estas indicaciones garantiza que se vaya a producir ningún cambio en el currículo, lo único que se garantiza es una respuesta dentro de un plazo concreto.
Este protocolo no sólo causa la frustración de quienes tratan de interceder ante ellos, sino que también es una de las principales fuentes de críticas por parte de los miembros de los Formadores que trabajan de manera cercana a cada uno de estos cuerpos. Para tratar de evitar esta situación, se estableció un protocolo por el que estos puestos son rotatorios con la esperanza de evitar, no sólo un exceso de cercanía que pueda afectar a su imparcialidad y su capacidad como mediadores, sino también el disminuir la presión contra los teóricos que proviene desde el interior de su propia orden.

La solicitud que se suele recibir con mayor frecuencia por parte de casi todas las órdenes, siempre en lo referente a la preparación de quienes van a incorporarse a cada una de ellas, es la de el establecimiento de un mayor nivel de especialización. Se considera que la formación que se da a los iniciados es demasiado generalista, y que el retraso en su incorporación que implica el periodo de aprendizaje apenas aporta nada de utilidad para las labores que van a desempeñar allí.
Atendiendo a estas peticiones se han creado diversos proyectos destinados a tratar de cumplir los requerimientos que se les solicitan, pidiendo a cambio que sea alguno de los especialistas de cada orden quien se encargue de la formación. Ninguno de estos proyectos ha conseguido llegar a buen término, ya sea por la negativa de las órdenes a dedicar a alguien en exclusiva para esa labor, por la incapacidad o falta de experiencia de quienes han tratado de llevar a cabo la formación, o por la falta de comunicación a la hora de establecer un plan de estudios previo coherente con la materia que dará cada uno de los especialistas.

Esta desigualdad en los presupuestos viene dada por motivos puramente cuantitativos. El grueso de su presupuesto se encuentra dedicado en el primer grupo de trabajadores quienes, aparte de la recopilación de esta información, también son los responsables de llevar a cabo la formación de los nuevos miembros de La Orden en todas sus ramas.

Más allá de estas reclamaciones llevadas a cabo de manera exclusiva dentro de Cahirn Ansay, la crítica que reciben con mayor frecuencia sus miembros en el exterior están relacionadas con el acercamiento que tienen hacia la misma educación, o con algunas de las actividades extracurriculares que pueden llegar a llevan a cabo sus miembros. En lugares como Goord, actividades como puedan ser ciertos tipos de enseñanzas filosóficas, o la formación teológica que puedan diferir de la visión oficial siempre han generado una gran controversia. Si bien en años recientes las medidas del gobierno de la teología se han suavizado, limitándose a castigar con la deportación a quienes las incumplen, en el pasado los castigos fueron mucho más severos.
Ante la pasividad de Cahirn Ansay ante estas acciones, no ha sido raro escuchar acusaciones contra los dirigentes de los Formadores en particular, y la misma Orden en general, de colaboracionismo con la censura y traición a los mismos principios sobre los que se creó. Por más estricto que pueda ser el reglamento interno de La Orden, su interpretación y aplicación se hace más diversa y difusa cuanto más se aleja uno de la capital. Así pues, de la misma manera que sucede con las actividades voluntarias en otros lugares, tanto la aplicación de este reglamento en los casos más extremos, como el informe que se reporte hasta la capital detallando la situación, depende enormemente de los criterios del responsable de la universidad. Si bien en los casos que han terminado con la deportación de alguno de sus miembros el detalle del suceso desencadentnte de todo se ha podido suavizar, cuando las penas han sido más graves y ha existido el riesgo de un incidente internacional se tiene a ser menos laxo en su aplicación.

No todas las recriminaciones que reciben los Formadores tienen una relación directa con la manera en la que se entienden y aplican el concepto de la educación dentro de sus filas, o acerca de cómo ha este ha ido evolucionando durante el tiempo en el que se han ocupado de su gestión. Una parte nada despreciable de las críticas que recibe su parte teórica trascienden a esta materia concreta, para entrar en el terreno de las acusaciones contra ellos ligadas a un abanico mucho más amplio temáticas. Estas abarcan desde la misma manera en la que ha ido evolucionando su acercamiento hacia la parte práctica de su tarea, hasta las distintas formas en la que han llegado interpretar esta labor y las pretensiones que han tenido de cara a cómo los demás deberían entenderla.
De manera independiente a la fuente de procedencia de estas críticas, ya haya sido desde dentro de los mismos Formadores, desde el resto de las órdenes, o desde más allá de Cahirn Ansay, al igual que sucede en el caso de los Pensadores, la manera en la que su labor se entrelaza con todos los estratos de la sociedad los ha convertido en uno de los blancos más visibles a la hora del establecimiento de algún ataque contra La Orden.

Por otro lado, su aspiración por alcanzar lo que han entendido en cada momento como la “visión ideal” de lo que debería ser la enseñanza también ha sido uno de los focos de las criticas. Mientras que, por un lado, sus sectores más pragmáticos han considerarla históricamente esta idea como algo inocente, utópico, excesivamente filosófico e irrealizable en el mundo real, al mismo tiempo, desde ciertos sectores de los Pensadores les han achacado el poseer una visión simplista y casi infantil. Mientras tanto, los distintos gobiernos que no han coincidido con estas visiones los han calificado de reaccionarios y peligrosos y, por último, otras la han considerado insuficiente.

A pesar de todo esto, de lo que no no existen dudas en la actualidad, independientemente de críticas, matizaciones y disparidad de opiniones a la hora de valorar el desempeño de su labor, es acerca de la necesidad de un organismo que goce de una cierta independencia a la hora de desempeñar estas funciones. Cada bloque interno y organismo externo tiene sus propias propuestas a este respecto, algunas totalmente rupturistas y otras más conservadoras, pero lo que a todas luces ya nadie pone en duda es acerca de la importancia de su misión y el impacto que pueden llegar a tener sus decisiones. Es por esto que el escrutinio al que se les somete desde todos los estamentos en los que se encuentra tan profundamente ligada es tal que cualquier error cometido por sus miembros se ve rápidamente magnificado de una manera acorde a los intereses de quien lo ha desvelado.
Cada paso que recorre su consejo rector en su camino hacia el diseñar y establecimiento de un método formativo homogéneo y optimo para la enseñanza de cualquier tipo de materia, independientemente de su complejidad o del estado de desarrollo en el que se encuentre su investigación, se encuentra fuertemente auditado y plagado de trabas a todos los niveles.
Otro de los grandes problemas con los que se encuentra este organismo es la dificultad para comprender, estar al día y adaptarse al ritmo que impone cada una de sus órdenes hermanas. Mientras que unas pueden tardar siglos en realizar avances significativos en sus respectivos campos, otras no sólo llevan a cabo nuevos descubrimientos con frecuencia sino que, en muchas ocasiones, invalidan completamente datos que se tomaban hasta entonces como hechos demostrados más allá de toda duda. Con la llegada de cada uno de estos nuevos descubrimientos o correcciones, estas órdenes esperan que estos sean incorporados de manera automática en el currículo de los Formadores, pero dada la complejidad de las tareas de documentación a este respecto, las aclaraciones que son solicitadas de cara a validar los nuevos datos por quienes se encuentran entre ellos, y el tiempo que requiere cada una de estas acciones en ser realizadas, en una cantidad significativa de ocasiones este proceso ni siquiera llega a iniciarse. Cada nuevo paso que se añade a la cadena de verificación suele ser interpretadas por los interesados como una pérdida de tiempo y una falta de respeto hacia su trabajo.

Si la relación entre los interlocutores y los investigadores es compleja, la que existe entre el consejo rector y el resto de los Oxiarcas tampoco es sencilla. Para el establecimiento de cualquier nuevo acuerdo, de manera previa a las reuniones entre los líderes de los distintos cuerpos, sus peticiones tienen que ser detalladas y presentadas con adelantado para un estudio previo, Pese a ir dirigidas de manera general hacia su homólogo en los Formadores, casi siempre son respondidas por sus cargos intermedios que se ocupa de ese campo concreto pidiendo información adicional.
Dadas las exigencias que siempre acompañan a la relación del Rector con otros Oxiarcas, estas rara vez suele producirse fuera de las reuniones del Yishin Amat, o en encuentros fortuitos de los pasillos de Cahirn Ansay. De la misma manera, sus subalternos han desarrollado una metodología similar a la hora de relacionarse de manera oficial con el resto de organismos, lo que sólo ha servido para crearles una reputación de excesivamente burocráticos y soberbios.
Esta burocratización en sus relaciones con el resto de organismos y el mundo científico en general, así como la incomodidad que genera en todos aquellos que tratan de sortearla, es a su vez otro de los causantes de una gran cantidad de críticas a nivel interno. Con el paso del tiempo, la incorporación de nuevas materias se ha convertido en un proceso cada vez más raro y complejo, lo que ha llevado a que esta deficiencia haya llegado a convertirse en una de las preocupaciones principales de diversos Rectores.

El fin para todos estos procesos es claro, y es uno que de manera paulatina se ha ido logrando. Más allá de la mera transmisión acrítica de datos, y de acuerdo a cómo han ido evolucionando las funciones de los Formadores a lo largo del tiempo, al contrario de la manera en la que se planteaba la educación antes de su fundación, la propagación del pensamiento crítico, la duda razonada y el método científico han logrado situarse como algunas de las piezas fundamentales sobre las que se ha establecido su labor.
De acuerdo a estos principios, las materias que se imparten deben estar basadas en datos objetivos y evitar la especulación, la superstición y el pensamiento mágico. De la misma manera que se espera del resto de órdenes, su hoja de ruta nunca debe limitarse a la preservación del conocimiento actual, sino a atravesar las barreras que lo limitan. De este modo, se aspira a que todo aquel dato cuya veracidad se encuentre bajo duda, sea transmitido como tal; como una teoría o una especulación a contrastar.
Antes de que cualquier nuevo campo de estudio sea admitido dentro de su currrículo, este debe cumplir una serie de requerimientos que, paradójicamente, toda materia cuyo estudia haya comenzado de manera reciente rara vez posee la madurez suficiente como para ser capaz de satisfacer.
Llegar hasta este nivel de madurez que exigen los requerimientos de los Formadores para la inclusión de cualquier tipo de conocimiento, no sólo es una cuestión de tiempo, esfuerzo y resultados, sino también de unas dotes de comunicación considerables. Concretarla de una manera que se adecue a los patrones que estos exigen también requiere de un conocimiento exhaustivo de sus protocolos internos.

Asimismo, el cumplimiento de los criterios, formalismos, condicionantes y exigencias que se imponen ellos mismos, resulta a su vez una barrera en ocasiones harto complicada de superar por parte de sus miembros ante la diversidad de los contextos sociales y culturales con las que se relacionan. Lugares con una fragmentación como la existente a todos los niveles en países como Rearem y sus provincias, con las limitaciones e imposiciones marcadas por el gobierno de Goord o que ya poseen organismos homólogos existentes cuyas competencias colisionan con las de los Formadores, con son los casos de Menetia o Salira, convierten a la misión de diseñar unos protocolos únicos para todos ellos, o el simple hecho de buscar un acercamiento, por más flexible que se pretenda que sea este, válido para todas ellas en una tarea casi imposible.

Para alcanzar sus aspiraciones, el actual Oxiarca, el baerni Denyaqu Vislag (Bayshin, Baern 710), no se centra en los aspectos teóricos o filosóficos de su cometido, sino que los movimientos que realiza tienen lugar principalmente en el mundo de la política exterior.
El perfil de Vislag es algo anómalo si se compara con quienes le han precedido. En un punto intermedio entre los dos grandes bloques de los Formadores, apenas participa en la toma de decisiones de las ramas teóricas o prácticas. Se ve a sí mismo como un gestor. Alguien cuya misión es la de conseguir recursos para que sus subalternos puedan desempeñar mejor su trabajo. Si bien esta actitud le ha granjeado críticas a nivel interno por lo que consideran que es una falta de implicación con la misión de la orden que comanda, los resultados que ha obtenido han servido para acallar muchas de esas voces.

Por otro lado, el curso de acción que tomó La Orden tras el ascenso de Tilsaya Misshin hasta el puesto de Omniarca no es de su agrado. Ya desde antes de producirse aquel evento, su percepción acerca de la labor de los futuristas era negativa, pero las decisiones de Tilsaya, y cómo han ido impactando en el resto de la organización sólo han servido para empeorarla.
Si bien es consciente de los descubrimientos de los Cronistas, y de los indicios de verosimilitud de ciertos acercamientos hacia los textos de los profetas, Vislag ve a los Futuristas como una secta compuesta por individuos obsesionada por algo tan incierto e imposible de predecir como es el fin de todo. De la misma manera, ante sus ojos su campo de estudio es una lacra que sólo sirve para convertir a gente antaño brillante en una masa fatalista carente de criterio o capacidad de análisis racional.
Ante lo que considera como una clara falta de innovación dentro de los campos de estudio que abarca La Orden, está tratando de llegar a acuerdos con los distintos estamentos científicos del resto de naciones que considera como “el mundo civilizado”. Si bien su interés principal se centra en fortalecer las relaciones con los organismos ubicados al este de las montañas Zorak, también está muy interesado en afianzar los lazos con Harst y su Chayashin Shatteru. Con estos movimientos trata de lograr que aquellas especialidades que aún no tienen cabida dentro de Cahirn Ansay, puedan ir incorporándose dentro de su currículo formativo. En particular, una de las materias que más atención requiere es la medicina. El enfoque resultante de la unión de Naturistas y Tecnólogos se le hace insuficiente, y una parte muy importante de su participación en las reuniones del Yishin Amat está dedicado a ejercer presión para que se le de entidad propia a este campo de estudio.

De sus esfuerzos han salido acuerdos mediante los cuales se han logrado establecer relaciones bilaterales y duraderas con el Gohai Kaeru de Dayashu, el Chernat Ianaster de Kylburn y el Horshutu de Shirune pero, debido al conflicto aún en ciernes en el oeste continental, aún no se ha logrado normalizar la relación con el Chayashin Shatteru.

arcanus

Las órdenes V

Las órdenes V
La orden de los Futuristas es un ente único dentro del esquema de La Orden y una suma de contradicciones en sí misma. Al mismo tiempo que supone una anomalía dentro del gran esquema, es el cuerpo cuya misma existencia más cuestionada se encuentra, y aquel en la que confluyen la suma de todo lo que representa la organización.
Si bien no es el organismo más joven de cuantos componen la organización, sí que es la última de las grandes órdenes en adquirir este estatus y entrar a formar parte del equipo de gobierno. A pesar de su relativa juventud, el impacto que ha tenido su creación y los descubrimientos que han llevado a cabo, la han convertido en el centro de atención de distintos colectivos.Dentro de sus logros de su breve, anómala y accidentada existencia, ninguno de ellos ha estado libre de controversia.

En el terreno puramente organizativo de La Orden, el escaso tiempo que transcurrió desde su segunda refundación hasta su conversión en una de las grandes órdenes nunca ha estado libre de sospecha. De la misma manera, el breve lapso transcurrido entre este hecho y que uno de sus miembros se haya convertido en Omniarca no ha hecho sino acrecentar las suspicacias y las teorías conspirativas dentro de la organización.
Estos hechos que, en sí mismos deberían haber significado un refuerzo para los Futuristas, han sido el arma usada en su contra por parte de sus detractores. Al mismo tiempo, y consolidando tanto su propia naturaleza rupturista y ciertamente temeraria como su capacidad para crear opiniones enfrentadas, también hablan alto y claro acerca de la evolución de la organización en los siglos recientes en su intento por adaptarse a los últimos eventos anómalos que se han producido en Daegon. Estos sucesos no sólo se han convertido en una de las preocupaciones que más han inquietado a los últimos jerarcas de La Orden, sino que también se han situado como el centro de gravedad alrededor del que han orbitado los esfuerzos de casi todos los grandes estamentos científicos del mundo. Por otro lado, esta sucesión de anomalías que se han producido durante los tiempos que les ha tocado vivir, junto al temor que han despertado algunas de las interpretaciones que de ellos se ha hecho, ha condicionado en gran medida la percepción que se tiene de ellos.

Quienes han atribuido a sucesos como el Gishu Undokol una posible relación con diversos sucesos descritos en textos catastrofistas han provocado que la labor de los Futuristas se haya visto impregnado de una serie de connotaciones que nada tenían que ver con su función. Esta percepción errónea, que proviene de manera principal, aunque no única, desde el exterior de La Orden, ha sido la causante de que, en ocasiones, se haya atribuido una intencionalidad no prevista a sus informes. Como resultado de esto, por más que hayan servido para aumentar su visibilidad, lo impredecible de la opinión pública ha deparado generalmente resultados contraproducentes tanto para su misión como para orto tipo de intereses que han albergado sus sucesivos líderes.
Dependiendo de los intereses de quien los menciona, las implicaciones de su trabajo son revestidas de un aire de misticismo, fatalismo o mesianismo. Por otro lado, dentro del gran esquema de La Orden, tampoco existe uniformidad de criterios ni acerca de la misión de los Futuristas, ni acerca de la admisión tácita que desde ella se ha podido interpretar acerca de la naturaleza e implicaciones de los recientes eventos.
Mientras que el hecho de que los Cronistas hayan demostrado unos indicios inequívocos de que tales eventos habían sido plasmados en ciertos textos antiguos no se ha puesto en duda, sí que existe disensión en cuanto a la naturaleza de tales eventos, o las implicaciones de los mismos en la evolución de la historia. Tales implicaciones, por más teorías que han sido formuladas, son a día de hoy algo que aún están muy lejos de ser capaces de comprender y, mucho menos, de hacer algo al respecto.

Al igual que ha sucedido con las órdenes cuyo nacimiento no ha surgido como respuesta a una necesidad concreta, el camino de los Futuristas ha pasado por una gran variedad de estadios antes de llegar a su posición actual. Al contrario que en el caso de Pensadores o Formadores, su paso por cada uno de estos puntos intermedios se produjo de una manera mucho más acelerada.
Tras alcanzar el estatus de organismo independiente y obtener su primera separación de los Cronistas en el año 532, sus funciones en aquella primera instancia continuaron profundamente ligadas a las de su antigua alma máter.
En aquella primera encarnación, posible en gran medida gracias a la intercesión del Omniarca Bexton Lindayal (Daivera, Cahirn Ansay 471, 548), este organismo estaba dedicado a la realización del estudio de la evolución de la cultura en sus distintos aspectos. El fin último de este estudio era el de de tratar de identificar y extrapolar los patrones que se repiten cíclicamente para tratar de prevenir y evitar la repetición de aquellos más dañinos.
Esta encomienda no se prolongó durante demasiado tiempo ya que, menos de una década después, de la mano de su segunda Oxiarca, la Tempus Usvecta Engsvanyala (Ipsolyanu, Rearem 513, 593), quien a la postre pasaría también a la historia por ser una gran influencia para Tresha Vishmanayán (Rearem 571), se comenzó a trabajar con Naturistas y Tecnólogos en un intento de elaboración de la primera teoría unificada acerca de la misma naturaleza del tiempo.
Esta materia, así como los primeros indicios que parecían demostrar lo extraño de su relación con los domos jonudi, se convirtió en un asunto problemático una vez que salieron a la luz pública. La controversia consiguiente provocada por las reacciones de ciertos sectores proclives al alarmismo, acarreó como consecuencia que la orden de los Futuristas fuera disolución por primera vez apenas tres décadas después de su creación.
La misión que se les había encomendado, al igual que parte de sus componentes, regresaron hasta el seno de los Cronistas, pero la semilla que habían plantado no desapareció. Pese al varapalo que supuso aquella decisión, ni Engsvanyala ni a sus colaboradores mas cercanos cayeron en el desánimo, sino que continuaron con sus estudios desde sus nuevas posiciones.

Si bien no de manera inmediata, a partir de los indicios y evidencias hallados en aquellos primeros estudios se produjo un repunte considerable en el interés por saber más acerca de la mecánica extra planar. Una curiosidad que fue utilizada como guía en el camino que siguieron los grupos más inconformistas entre la casi totalidad de las órdenes, y que sería retomada con posterioridad por la encarnación actual de los Futuristas.

Antes de la llegada de la última iteración de quienes han llevado este nombre, se produjo una primera aunque breve reutilización de este nombre se produjo durante el mandato de Amarlys Snetieleva (Vísengan, Saliria 571, 633) en el año 610.
En aquella ocasión el objetivo de los Futuristas se encontraba muy alejado de los objetivos de sus predecesores o sucesores. Formada por componentes de diversas facciones de Utopianos, la aspiración de este grupo fue la de abandonar el campo de la teoría pura y “diseñar el futuro”. Este fin debía ser alcanzado a través de una serie de medidas “realizables” cuyo cumplimiento debía conducir ineludiblemente a un mundo mejor y unas sociedades libres de defectos. Objetivos estos que no lograron alcanzar a lo largo de su breve existencia.

La segunda y definitiva refundación de los Futuristas vino como consecuencia directa del evento que trajo hasta Daegon al observatorio dimensional de Suli’Gier’Nal.
Este evento, al igual que el conocimiento legado Usvecta Engsvanyala y sus seguidores, fue lo que permitió a la humanidad a través de Tresha Vishmanayán establecer el primer contacto, no sólo con unas entidades inteligentes desconocidas hasta entonces, sino que también le dio acceso a parte de un conocimiento totalmente inesperado.
Pese a lo breve de su estancia y lo críptico de aquel conocimiento, las líneas de investigación que surgieron como consecuencia de él supusieron un impulso en una dirección totalmente nueva para los científicos. La misma existencia de Suli’Gier’Nal dejaba patente la posibilidad de un tránsito no lineal a través del tiempo. La información obtenida por Alecta Yishandal no hizo sino confirmar aquellas teorías.
A partir de aquel momento, el estudio del pasado y la interpretación de los textos de gente como Ýlar de Jomsul se comenzaron a mirar desde una perspectiva completamente nueva. El futuro ya no tenía porqué continuar siendo un enigma insondable o una incógnita inevitable.

Con la revitalicación que supuso para La Orden el mandato de Audra Teramasu no sólo se vieron revitalizadas órdenes venidas a menos como la de los Cartógrafos, sino que la existencia de los nuevos Futuristas hizo mucho más que oficializarse. A los componentes de los distintos cuerpos que se encontraban realizando los estudios sobre Ben’Shull’Ilay se les ofreció la oportunidad de abandonar sus respectivas almas máter y convertirse en los componentes de aquel nuevo organismo.
Aquella frenética sucesión de cambios, al igual que los recursos dedicados a la renovación de estos cuerpos no fueron recibidos de buen grado por parte del resto de los componentes de La Orden, mucho menos por parte de aquellas que vieron amenazada su misma supervivencia por los mismos.
No pasó demasiado tiempo hasta que aquellos temores se demostraron justificados. En menos de una década Lingüistas y Sociólogos terminaron por perder su puesto dentro del Yishin Amat en favor de Futuristas y Cartógrafos. Por más que el regreso de los Cartógrafos era algo que se aceptó con una relativa normalidad, el paso de los Futuristas hasta las órdenes mayores menos de una década después de su formación sí que generó un revuelo considerable. Tras los primeros accidentes debidos a lo peligroso de su cometido así como lo desconocido e inestable de su materia de estudio, las presiones para pedir un mayor control sobre sus actividades, o directamente para exigir el cese total de las mismas no se hicieron esperar.

Dotada de unos recursos de los que nunca antes había dispuesto, y acomodada en el nuevo estatus que esto le otorgaba, esta formación, su misión y las maneras en las que la afrontan se han convertido desde entonces en uno de múltiples blancos de las las críticas infundadas procedentes desde los sectores más conservadores y reaccionarios. Al mismo tiempo, desde otros entornos más académicos, las peticiones que reciben con mayor frecuencia son las de un mayor control y una planificación más pormenorizada en sus actuaciones.
Su independencia durante los primeros años de vida les permitió obtener los primeros resultados significativos en la investigación del domo de Baen’Shull’Illay y la oscuridad primaria, pero estos descubrimientos no vinieron sin un coste añadido. Tan pronto como se obtuvieron los primeros resultados prometedores en estos campos, la euforia que esto desató entre sus miembros les llevó a la realización de incursiones cada vez más audaces y temerarias. Expediciones de las que parte de sus integrantes jamás regresaron.

Más allá de su renombre como impulsora de La Orden como algo menos estático, los malabarismos políticos que realizó Teramasu durante su mandato también terminaron pasándole factura. De la misma manera que sus últimas decisiones más arriesgadas terminaron por provocar su caída, su nombre también ha quedado muy ligado al de los Futuristas. Es por esto que, las distintas fases de popularidad o infamia por las que ha pasado esta orden, han impactado en el recuerdo que se conserva de ella.

En la actualidad las labores de los Futuristas están repartidas entre dos grandes bloques de investigadores muy diferenciadas. De estas, una de ellas está levemente basada en la las asignaciones concernientes a su primera encarnación. Esta sección se dedica a estudiar los distintos “textos proféticos” que se encuentran en las distintas bibliotecas y universidades con independencia de la pertenencia de estas a La Orden.
A partir de la interpretación de estos textos se trata de extrapolar, de acuerdo a criterios objetivos, una posible concordancia con hechos acaecidos en fechas posteriores al momento de su redacción o, en los casos en los que no se pueden datar con certeza, de acuerdo al momento en el que fueron hallados.
Su labor de este primer grupo requiere de una relación muy cercana tanto con los Cronistas como con los Archivistas. Su búsqueda tampoco se limita a la palabra escrita sino, pese a la dificultad añadida que esto supone, también abarca a la tradición oral, el folclore y la mitología.

De sus miembros salieron a la luz las primeras teorías que vinculaban de manera objetiva algunos de los hechos narrados en ciertos textos de antaño. A través de sus informes se establecía una relación más allá de una duda razonable entre aquellas palabras y ciertos eventos concretos sucedidos durante momentos especialmente traumáticos acontecidos a lo largo de la historia de la humanidad. De la misma manera, otra serie de versiones interesadas de los mismos fueron descartadas de forma aparentemente definitiva.
La capacidad de influencia de este cuerpo de Futuristas ha provocado que entre sus filas se hayan inscrito en ocasiones agentes de diversos grupos de presión, cuando no directamente demagogos o farsantes deseosos de obtener réditos políticos para ellos mismos. Este tipo de individuos han logrado hacer pasar como ciertas mentiras interesadas a lo largo del tiempo. Falacias y verdades parciales basadas en hechos contrastados cuyo eventual descubrimiento se ha terminado por convertir en un arma utilizada contra La Orden en su conjunto.

Por más que se han tratado de implementar medidas para controlar este tipo de situaciones, estas rara vez se han demostrado como algo eficaz. Tras las intentonas iniciales como fueron el aumento de los requisitos y la investigación de quienes aspiraban a acceder a este cuerpo, quedó demostrado que lo único que realmente se lograba era que su número disminuya.
De manera posterior a esto desde los Censores se tomaron otra clase de medidas destinadas a tratar de evitar la existencia de falsos positivos o que, caso de haberlos, su impacto sobre la imagen de La Orden sea menor. Para esto se implementaron una serie de protocolos orientados a la detección precoz de estos casos. A día de hoy, la evolución que han seguido estos protocolos ha llevado a la creación de un comité designado de manera exclusiva por parte del Yishin Amat. Sobre ellos recae la responsabilidad de aprobar todo estudio de manera previa a su presentación ante el gran público.
Esta medida, inicialmente tomada para la valoración de las materias sensibles descubiertas por los Futuristas, con el paso del tiempo se ha extendido hasta todos los cuerpos que componen La Orden.
Dentro de su cometido no se encuentra únicamente la decisión de hacer o no públicos los resultados de las investigaciones, sino que también es el órgano responsable de aceptar cualquier estudio como veraz.
Estos dos cometidos, en origen íntimamente ligados, también han sufrido alteraciones a lo largo del tiempo, siendo a día de hoy materias diferenciadas. La “veracidad” de un estudio no implica de manera automática que este sea compartido con el pueblo u otros estamentos científicos externos.
Este comité no se limita a valorar la veracidad del estudio, sino que también toma en cuenta otra serie de consideraciones como la alarma social que podría llegar a provocar, o cómo podría impactar en los intereses de La Orden en otras naciones.

Si bien esta última medida sí que ha resultado más eficaz, también ha evitado que estudios válidos hayan llegado a tardar años en ser del dominio público. De la misma manera, también le ha granjeado otra serie de acusaciones de censura contra la, tanto desde el exterior como desde sus propias filas.

Finalmente, complementando las tareas de esta rama de los Futuristas existe una gran variedad de subgrupos entre los que se reparten todo tipo de actividades y proyectos tangenciales. Desde aquellos que, a partir de sus estudios ya verificados, tratan de detectar y aislar los patrones comunes a todos ellos en un intento por simplificar la tarea de los Futuristas, hasta quienes se dedican a buscar una manera “amistosa” de presentar estos estudios para que sean aprobados por el comité.
Mientras los primeros, al mismo tiempo que tratan de hacer más fácil de objetivar esta tarea, realizan también una labor de criba previa a la llegada de ciertos textos hasta los especialistas, los segundos, al mismo tiempo que tratan de lograr que el trabajo de sus compañeros sea más visible, también buscan maneras de que este no sea percibido como una amenaza.
Anuncios como aquellos que se realizaron tras los pruebas que evidenciaban los textos y los estudios derivados de los textos de Ýlar de Jomsul, Bashukur “El Loco” o Ludstavic de Úlister fueron tomados como algo peligroso. Un conocimiento que, como así fue de manera generalizada, sólo podía traer alarma social y una utilización interesada y tóxica por parte de los más extremistas.
La constatación de que, efectivamente, en ellos y más allá de cualquier duda, se demostraba que aquellos individuos habían sido capaces de presenciar eventos que sucedieron siglos después de sus muertes y, con gran probabilidad, en edades previas a su nacimiento, fue utilizada para realizar nuevas lecturas perversas de los pasajes que aún no habían sido ubicados cronológicamente.
Sin importar lo críptico de la escritura de estos textos o la gran complejidad que entrañaba sólamente su traducción o interpretación, la oleada de supuestos expertos en sus entresijos creció de manera exponencial. Las secuencias cronológicas, así como ciertos detalles concretos y, de acuerdo a estos expertos, comunes a todos ellos, se hacían encajar con la llegada de nuevas y enormes catástrofes que se abatirían sobre el mundo de no atenderse a los designios que les habían sido transmitidos sólo a ellos. La tarea de tratar de presentar la información contrastada por los Futuristas de una manera que no resulte amenazadora o en la que no pueda ser tergiversada ha adoptado muchas formas.
Cuando esta información es presentada fuera de los muros de Cahirn Ansay, esta tarea recae sobre los Comunicadores, pero quienes deben conseguir que este mensaje llegue a abandonar sus salas son los propios Futuristas, y esta no es una misión sencilla. Las consecuencias de estas revelaciones han tenido unas repercusiones tan negativas a lo largo de la breve existencia de los Futuristas que este es un tipo de noticias que los apoyos que reciben a este respecto suelen ser escasos.
No todos sus descubrimientos están ligados a tragedias o malos augurios pero, por más que traten de alternar la comunicación de eventos de diversa índole, o les den un tratamiento más aséptico, las noticias e informes que alcanzan una mayor repercusión acostumbran a ser aquellos más truculentos.

En el espectro opuesto a este cuerpo se encuentra su rama pragmática, los exploradores de Baen‘Shull’Ilay. Mientras que los primeros tienen una relación más cercana con las órdenes teóricas, los lazos establecidos por este cuerpo están mucho más ligadas a la versión más técnica y práctica de aquellas dedicadas a las ciencias puras. La gran división en las tareas que existe dentro de sus filas es la que separa a los investigadores técnicos de los buscadores.
Mientras que los primeros son los encargados de estudiar las propiedades de la oscuridad a todos los niveles y determinar la manera en la que esta interactúa con el tiempo y el espacio, la definición que mejor definiría a los segundos sería la de aventureros o, ya sea de manera o no consciente, gente que antepone su curiosidad y el deseo de saber por encima de sus propias vidas.

Si bien la repercusión de los descubrimientos de la rama teórica de los Futuristas es la que más controversia genera más allá de sus fronteras, la actividad de sus cuerpos pragmáticos es la que más atención, expectación y temor suscita dentro de sus muros. Por un lado, los aspectos éticos relativos a permitir que los investigadores arriesguen su vida en pos del conocimiento, por más que estos estudiosos sean hasta cierto punto conscientes de los riesgos que asumen, es un tema que es traído a colación de manera cíclica.
Por otro lado, el gran desconocimiento existente en lo concerniente a la investigación de otros planos, y los escasos datos que se conservan del pasado a este respecto, son una continua fuente de discusión. Los efectos devastadores que se atribuyen a la manipulación de energías extraplanares en el pasado han creado una leyenda negra muy difícil de obviar, incluso para quienes están a favor de su investigación.
Tanto la misma razón de su existencia como el momento en el que esta tuvo lugar también han sido cuestionadas en multitud de ocasiones a lo largo de su breve existencia. Alegando razones similares para ambas alegaciones, muchos consideran que las labores de investigación del tiempo o los distintos aspectos de la oscuridad primaria deberían permanecer de manera integral dentro del campo de los Naturistas.
Mientras tanto, quienes acuden a la demagogia para ocultar su temor o algún tipo de interés privado, utilizan en su ataque argumentos fácilmente desmontables. Las labores de la rama teórica, de ser orientadas en otra dirección, podrían ser utilizadas como poderosas herramientas políticas. Utilizadas una manera interesada podrían llenar con facilidad el hueco dejado por la primera encarnación de los Futuristas. Una herencia parcial que, debidamente orquestada, podría ser destinada a tratar de reconducir el camino de otras naciones a través de un miedo orientado a explotar sus temores culturales e históricos.
Por otro lado, dentro de los Cronistas también existen sectores que se han sentido agraviados con la creación de las distintas encarnaciones de los Futuristas. Cada vez que estos se han independizado de sus filas, sus presupuestos se han visto mermados por algo que, de acuerdo a sus líderes, no dejaba de ser una rama ultra especializada de sus filas insuficiente para justifica su escisión. A esto se ha añadido que, en ambas ocasiones, esta escisión se limitó a ser un acto reflejo surgido como respuesta a un momento muy concreto.
Ya en el mismo momento de su última independización, una parte considerable de estos atacantes alegaban que el grueso del cuerpo de trabajo que asumieron pertenecía a investigaciones ya en curso por parte de otros organismos. Esta hecho, algo que por otro lado ha sido la tónica habitual previa a la creación de la gran mayoría de las nuevas órdenes, ha provocado que aquellas órdenes a quienes pertenecían esas investigaciones reclamasen su recuperación. El paso del tiempo ha disminuido el peso de esta herencia en sus investigaciones, pero esto no ha hecho que las reclamaciones periódicas, principalmente en momentos de apuros económicos de algunos de los cuerpos afectados, sean recordados de vez en cuando.
Si bien los proyectos y atribuciones antaño concernientes a los Cronistas están claros, el resto de su herencia es más difusa y se encuentra dispersa entre distintos ámbitos. Su transformación en un organismo autónomo vino íntimamente ligada a los primeros descubrimientos que se hicieron gracias a las ciudadelas Jonudi, así como al establecimiento y definiciones fundacionales sobre los que se basan conceptos como los de Nusureh o Monrasén.
Estos conceptos, que, en sí mismos beben de multitud de fuentes, y se aceptaron gracias al acuerdo entre Pensadores, Naturistas, Cartógrafos, Tecnólogos e incluso Teólogos, deben mucho a cada uno de estos cuerpos. La percepción equivocada de que su exploración haya sido una concesión casi exclusiva de los Futuristas está algo que tiene mucho que ver con la clara animadversión que existe desde ciertos sectores contra ellos.
Con el paso del tiempo y las sucesivas revisiones y matizaciones de estos asuntos, la relación entre estos cuerpos se ha ido normalizando. Una vez que se han ido despejando los malentendidos, al mismo tiempo que se acotaban las responsabilidades en lo referente a este tema, paradójicamente quienes más reforzados y perjudicados han salido de este conflicto han sido los Censores.

Aun así, las luchas por ciertas cuotas y parcelas del poder no han sido completamente eliminadas. Los restos de aquellos que abogan por su disolución definitiva continúan argumentando sus ataques a través del miedo o con soflamas difícilmente sostenibles. En este respecto, quien peor parado suele salir suele ser la rama técnica de los Futuristas. La ausencia de un gran éxito que les haya permitido consolidar su posición, junto a las pérdidas humanas padecidas durante varias de sus expediciones han sido utilizadas como armas contra ellos y quienes les apoyan.
Por otro lado, la rama teórica tampoco está exenta de detractores tanto dentro como fuera de La Orden. Mientras que su cotejo de los datos del pasado de acuerdo a los textos de los diferentes augures se ha sido considerada como una tarea inútil, tanto los fallos como los aciertos en alguno de sus vaticinios a partir de estos mismos escritos también se han utilizado en su contra desde distintos sectores y de acuerdo a diferentes razones.
Desde estos sectores se continua alimentando la reputación de los Futuristas como orden parasitaria, a la vez que se califica a sus miembros como un organismo dañinos para la misión y la imagen de La Orden.

La presentación de los informes elaborados durante los primeros trabajos de investigación sobre Baen’Shull’Ilay y el resto de entidades extra planares sirvieron para alimentar tanto los argumentos de sus defensores como los de sus detractores. Lo abstracto de los conceptos que se trataba en ellos, al igual que vago de algunas de sus conclusiones fue interpretado como la promesa de un nuevo conocimiento incipiente por unos o como una nueva muestra de sus capacidades demagógicas. Sumando a todo esto las vidas que se perdieron durante aquellas investigaciones, la segunda refundación de los Futuristas, independientemente de las pruebas y los datos objetivos que habían logrado, estuvo envuelta en una una gran controversia.

Por más que se lograse desmitificar ciertos conceptos gracias a estos descubrimiento, que se lograse establecer comunicación con Tresha Vishmanayán a través de uno de los Domos décadas atrás, o que se demostrase en ellos más allá de cualquier duda de la viabilidad de utilizar la oscuridad primaria para distintos fines, nada de esto sirvió para calmar los ánimos. De la misma manera, la demostración de la certeza de los llamados “textos proféticos” realizada por la rama teórica sólo sirvió para empeorar la situación.
Los sucesores de Teramasu en el gobierno de La Orden resultaron mucho más conservadores que ella. Tras el breve repunto en su popularidad que habían supuesto los hitos anteriores, poco después de su segundo gran ascenso su viabilidad volvió a ser puesta en duda.
Los escasos avances que se lograron alcanzar en los campos concernientes a la comprensión del funcionamiento del mismo tiempo, por más leves que fuesen, se encontraban sometidos al constante escrutinio de los Censores.
Pero ninguna de estas trabas ha detenido las investigaciones, aunque son pocos los salen indemnes de esta experiencia. Más allá de aquellos que han perecido o enloquecido tras pasar demasiado tiempo en su interior, o por seguir caminos no acotados se ha tipificado un síntoma en parte de quienes han accedido a Monrasén o Nusureh.
Ya hayan realizado la incursión de acuerdo a los protocolos de seguridad, o de manera clandestina, algunos de quienes se han aventurado en los territorios donde la oscuridad se solapa con el nivel de existencia humano sin perderse o enloquecer completamente en primera instancia, han llegado a dejar una parte de ellos mismos en su interior salen padeciendo el llamado “Síndrome de Jonund”.
Se crea un vínculo entre ellos y la oscuridad que les genera la necesidad de adentrarse en ella una y otra vez hasta que, finalmente, ya no queda nada de la persona que inició aquel camino.

La superstición que siempre había sido un anatema para los principios de La Orden ha hecho una excepción en lo tocante a los Domos. Los beneficios que se podrían obtener gracias a su estudio pueden ser bastos, pero los riesgos para llegar hasta ellos nunca han desaparecido del debate desde que se iniciaron aquellas investigaciones. Las iniciativas para tratar de prohibir estas incursiones obtuvieron un impulso paulatino tras constatarse la existencia del Síndrome. Sustentadas principalmente bajo motivos éticos o de seguridad, también se ha llegado a escuchar voces que plantean que el tiempo y la oscuridad son dos fuerzas que la humanidad no debería tratar de controlar. Argumentos muy similares a los que se defienden desde distintos estamentos religiosos.
Durante largo tiempo el acceso hasta Baen’Shull’Ilay estuvo prohibido atendiendo a estas premisas, y los Futuristas pasaron hasta en dos ocasiones a depender nuevamente de otras órdenes. No fue hasta la reciente legada del Garshed Jonural hace escasas décadas, y la ola pánico causada por la sucesos de eventos anómalos que, no volvió a resurgir una vez más, sino que también fueron retirados estos bloqueos.
Los protocolos de seguridad continúan siendo a día de hoy muy férreos pero el estudio del futuro es algo que, por primera vez, se ha convertido en una de las prioridades de La Orden.

En las instancias iniciales durante las que se comenzó a sospechar que el contacto con las distintas capas de la oscuridad primaria podía ser el propiciador de un nuevo tipo de ciencia, el interés y la curiosidad por su estudio no tardaron en propagarse tanto en La Orden como en otros estamentos científicos, pero tras los primeros informes que evidenciaban el peligro implícito a este estudio, pocos se aventuraron más allá de la elucubración puramente teórica.
Tan sólo La Orden y la Universidad de Amlash han acometido esta tarea de una manera estable. Si bien es cierto que los Naturistas han realizado experimentos sobre fragmentos extraídos de las capas exteriores del Domo, y que los Preservadores han sido capaces de aislar y contener pequeñas porciones de las capas exteriores de la oscuridad primaria, tan sólo los Futuristas han perseverado lo suficiente en este campo como para obtener algún resultado.

Tras su último resurgimiento, su misión volvió a verse alterada, aunque en esta ocasión los cambios fueron menores. Por un lado, tanto la rama teórica como la pragmática han centrado sus esfuerzos en el estudio de Monrasén y las diferentes capas, sub planos y solapamientos de la oscuridad. Cada una de ellas, a través de diferentes metodologías, tratan de recabar y analizar nuevos datos acerca de ellas y su funcionamiento. Es alrededor de estos sobre los que, tras la validación de los Censores, se instrumentan las nuevas misiones destinadas a adentrarse en el terreno.
Si bien la tarea de trazar las posibles rutas dentro de la oscuridad primera son competencia de los Cartógrafos, rara vez ninguno de sus miembros se ha aventurado en el interior de ninguno de los Domos. Aún queda mucho por descubrir en este campo, y cada nuevo datos abre más preguntas que aquellas que despeja. A partir de ellos se han logrado establecer teorías cercanas a la realidad acerca de la manera en la que se relacionan los diferentes niveles de realidad con el tiempo, pero los medios para ser capaces de convertir estas teorías en algo sobre lo que basar nuevos inventos aún están muy lejos de ser alcanzables.

La oscuridad primaria no implica únicamente ceguera o un horizonte infinito de inmaterial nada. Su interior está poblado los retazos de todo lo que alguna vez ha entrado en contacto con ella. Por imágenes, sonidos, sensaciones, pensamientos y fragmentos pertenecientes a cada entidad que existido. Tanto el cuerpo y la mente del viajero se ven atravesados por la entidad consciente que es la oscuridad, convirtiéndose todo su ser en el receptores de todos estos impulsos.
En su interior los sentidos tradicionales se ven alterados y la mente se ve asaltada por todo tipo de estímulos. Lo que se cree saber resulta inútil, incapaz como se ve el individuo de percibir nada asimilable para su conocimiento. Los asaltos sensoriales que recibe la mente del viajero despiertan memorias propias y ajenas. Imágenes de lo que se encuentra oculto en uno mismo y lo que se halla más allá de los distintos velos que separan las realidades. Rutas únicas y sólo existentes para cada uno de los caminantes. La percepción lo condiciona todo. Una percepción extraña y personal. El tiempo y el espacio dependen del observador, y quien no es capaz de asimilar estos conceptos, sólo está recorriendo el camino hasta su propia inexistencia. Quien nada percibe dentro de este no lugar y no momento termina convertido en nada.
Pero ni siquiera quienes son capaces de percibir lo que no está ahí están libres de desvanecerse en el olvido. La traducción de estos impulsos no en algo que se pueda transmitir mediante la narración oral, la pintura, la escritura o cualquier otro medio de comunicación creado por la humanidad de una manera sencilla, o sin un coste añadido.
La claridad se alcanza gracias al contacto, la comprensión gracias a la experiencia. Cuanto más se profundiza en el conocimiento del infinito, más cerca se halla uno de todos los lugares y momentos. Cuando más integrado se encuentra uno con el todo más irrelevante se hace el uno. Ya sea a través del conocimiento o la ignorancia, el destino de quienes se adentran en Jonund es perderse en ella.

La enorme complejidad y los riesgos que entrañan la labor de los Futuristas que se internan en Baen’Shull’Ilay, o en cualquier otro de los acceso que conectan a Daegon con las entrañas de esta fuerza primigenia, han condicionado de una manera significativa la imagen que se tiene de ellos. El rango de apelativos que se les han dedicado ha oscilado entre el de Mártires de la ciencia hasta Irresponsables cuando no, directamente, Suicidas. Todos estos apelativos en alguna u otro caso han sido acertados.
El misterio, las posibilidades y el peligro que rodean a su rama pragmática ha atraído hasta sus filas a personas que han encajado en todos estos perfiles. Tanto ha sido así que, primero los Censores y posteriormente los propios Futuristas, han visto necesario el establecimiento de una serie protocolos y pruebas psicológicas específicas para los aspirantes a esta orden. Con estos medios se ha logrado en ocasiones evitar el acceso de los individuos más problemáticos, pero a costa de perder también a potenciales candidatos válidos. La contrapartida negativa de esta norma, más allá de realizar una labor de detección y criba no siempre eficaz de los candidatos, ha sido la de limitar enormemente el número de miembros que engrosan sus filas.

Por otro lado, el estudio de la información extraída por los distintos exploradores de Jonund no se realiza de manera exclusiva por parte de los componentes de la rama teórica de los Futuristas, sino que, con el paso del tiempo, se ha propagado hasta alcanzar a una gran diversidad de cuerpos.
La interpretación de estos datos no se limita a la plasmación como palabras o imágenes de las experiencias de quienes se han aventurado más allá del umbral, sino que el objetivo principal que se persigue es el de tratan de concretar y ubicar cronológicamente las distintas vivencias que estos han transmitido. El periodo de readaptación al mundo normal que requieren quienes se han introducido en Baen’Shull’Ilay o los otros domos acostumbra a ser el momento en el que se trata de obtener la información de ellos. Es en este momento en el que las imágenes y los conceptos se encuentran en sus mentes en un estado más puro y cercano al origen, a la par que es cuando se encuentran en un estado más sugestionable y receptivos ante las preguntas. De acuerdo va transcurriendo el tiempo desde sel final de su viaje, la consolidación de los recuerdos tiende a pervertir la autenticidad del relato. Durante el intento de la mente por encontrar un sentido y una coherencia racional a la cacofonía de estímulos a los que ha sido sometida es el momento en el que los datos quedan pervertidos.

Las entrevistas durante el periodo de reposo son llevadas a cabo por agentes pertenecientes a los Lingüistas, Cartógrafos, Cronistas y Constructores, pero también se ha llegado a recurrir a poetas, pintores y músicos en el intento de ampliar los acercamientos posibles a la hora de traducir esta información en palabras o imágenes.

Si bien conceptos como, espacio tiempo o distancia carecen de sentido una vez dentro de Jonund, sí que existe una fase de transición según se atraviesan las distintas capas intermedias que lo separan del nivel de existencia humano.
Dada la cercanía de Nusureh con las capas exteriores de la oscuridad primaria, las primeras fases del viaje son relativamente seguras gracias a los protocolos de seguridad que se han ido implantando pero, una vez superado el punto de deriva, no se ha logrado encontrar con un método que garantice el regreso de los expedicionarios. El objetivo que espera lograr en el largo plazo La Orden, una vez superado este escollo, es el ser capaces de establecer rutas casi instantáneas y seguras que puedan llevarles hasta momentos y lugares concretos de manera independiente a su distancia.
Existen teorías que apuntar en la dirección correcta para alcanzar estos objetivos, pero el gran desconocimiento existente acerca de los mecanismos que gobiernan la realidad han provocado que no siempre hayan sido atendidos. Ante la incapacidad de convertir estar teorías en algo realizable, tanto las hipótesis más descabelladas como las sospechas fundadas sobre la observación y los hechos que ya a día de hoy existen, tienen la misma validez formal.
Si tales rutas pueden ser transitadas físicamente, o la única manera de recorrerlas es a través de otro tipo de medios continua siendo otro de los grandes enigmas a los que se enfrentan. La rumorología y el misticismo que rodea a todo lo relacionado a los inmaterial ha hecho un flaco favor a estas investigaciones. Parte de la información proveniente de las extrapolaciones realizadas alrededor de los textos erróneamente “proféticos” le hacen un flaco favor a esta investigación.

Quienes defienden que tanto Ýlar de Jomsul como Bayancú y el resto de los visionarios trataban de mandar un mensaje de cara al futuro, defienden también que sus textos deben ser estudiados con un enfoque diferente al utilizado hasta el momento, y con un detenimiento aún mayor. De acuerdo a ellos, el establecimiento de unos vínculos comunes entre los vaticinios y los augurios plasmados en los textos de los diferentes “profetas” debería ser la prioridad de los Futuristas.
De lograr tal objetivo, su aspiración no se limitaría únicamente a tratar de predecir el futuro o comprender de una manera más profunda el pasado, sino que, de ser capaces de establecer una cronología de los eventos aún por producirse, tratarían de guiar a la humanidad de tal manera que se le permita sortear los diferentes escollos que se encontrará en su camino.

La recepción que han tenido este tipo de iniciativas dentro de los diferentes estamentos del poder a nivel internacional ante tal ambición no ha sido uniforme. Ni siquiera dentro de la propia Orden, o incluso dentro de los mismos Futuristas, existe unanimidad acerca de, no sólo la posibilidad de realizar tal proeza, sino también acerca de la sensatez de hacerlo. Aún encontrándose muy lejos de tener tal capacidad, entre sus filas se encuentran individuos que poseen visiones divergentes acerca de esta misión.
Por más que la probabilidad del advenimiento de un evento como el Gutrakage ha quedado demostrado más allá de toda duda, y que la casi totalidad de las religiones aceptan dentro de sus credos contemplan eventos de unas características, el simple hecho de plantear que se pueda evitar su llegada no es aceptado por parte de gran parte de la población.
Mientras que los estamentos religiosos se amparan en la inviolabilidad de “la voluntad de los dioses”, los más pragmáticos no quieren que tal poder, caso de existir, resida en una entidad fuera de su control.
Esta lucha interna tiene tanto tintes filosóficos como ideológicos o puramente pragmáticos. Por un lado, las presiones provenientes desde el exterior exigiendo que no invadan el terreno de “lo divino”, al mismo tiempo que pueden ser sinceros, no siempre logran ocultar el miedo de algunos de sus propagadores a sumirse en la irrelevancia. Si el concepto del destino no es algo gobernado por los dioses, la cuota de poder de quienes afirman ser sus portavoces en este mundo se vería seriamente mermada.

Sumidos entre la ya de por sí compleja naturaleza de de su propia misión, se historia les ha hecho verse obligados tradicionalmente a adoptar una posición defensiva ante todas las trabas y ataques provenientes desde cualquier frente posible. Incluso ahora, con uno de ellos como gobernante de La Orden, tampoco es extraño que se vean forzados a atrincherarse contra nuevas arremetidas por parte de los organismos e instituciones más cerriles.
Por más que parezca que están transcurriendo tiempos propicios para ellos, la situación de crisis y la crispación general son una espada de Damocles a la espera de caer sobre ellos. Cualquier fallo o accidente en el desempeño de su trabajo, al igual que cualquier error significativo por parte de Tilsaya Misshin, su principal valedora, podría se el desencadenante de unas consecuencias fatales para ambos.

Pese a todo esto, aunque de una manera muy lenta, los avances de los Futuristas en los diferentes frentes establecidos en sus campos de estudios continúan produciéndose.
Por un lado, los recientes descubrimientos que consolidaban las teorías que vinculaban la relación existente entre los textos del pasado y hechos sucedidos en siglos posteriores a su escritura han otorgado una pequeña pátina de credibilidad a su rama teórica ante el pueblo. Por otro lado, si bien las teorías que postulan la posibilidad de algo similar al viaje en el tiempo a través de Jonund no gozan de una elevada popularidad, la posibilidad de establecer contacto nuevamente con Alecta Yishandal y saber más acerca de Glasnasur y lo que se encuentra más allá del nivel de existencia humano sí que ha sido el origen de diversas colaboraciones con ellos.
Tanto los sucesores de Tresha Vishmanayán en Áldern, como el Chayashin Shatteru de Harst, la Universidad de Amlash en Saliria o el Chernat Ianaster de Kylburn han demostrado interés a este respecto.
Durante los tiempos más complicados previos a la situación actual, tanto Sipskriel como Ryommar Hayatoshu han sido dos de los principales valedores de este grupo, aportando ambos cuantiosos recursos tanto económicos como de personal a La Orden bajo la condición de que los Futuristas continuasen con su trabajo e independencia.
Lejos de calmar los ánimos internacionales, este tipo de actuaciones también han servidor para aumentar la presión por parte de las naciones enemistadas con Harst y Saliria.
Dada la mayor complejidad y riesgo de la rama pragmática el avance de su investigación ha sido mucho más lento que el de sus compañeros, pero no ha permanecido inamovible. Aun así, el tiempo que queda hasta que cualquiera de los resultados obtenidos puedan ser considerados como algo “útil”, o para que el conocimiento y los medios al alcance de los investigadores pueda producir algo que pueda ser presentado ante un público no especializado se encuentra aún muy lejos.
Debido a todo este cúmulo de intereses, casuísticas y vaivenes, el que es el gran objeta de los Futuristas es percibido desde el exterior, no sin cierta razón, como una entelequia cambiante e inalcanzable.
Por otro lado, el prolongado periodo de estabilidad del que está gozando en la actual que les ha permitido progresar en el estudio de los textos antiguos también ha jugado parcialmente en su contra. Las trabas administrativas para entrar a formar parte a su rama pragmática, al igual que la ausencia de peligros que ofrece su rama teórica, y el apoyo que recibe desde distintas instancias ha provocado que exista un notable desequilibro entre ambas secciones.
En el campo de actuación intermedio existente entre entre ambas facciones, el de la detección a través de los medios de los que disponen de eventos futuros y su posible causa, se han logrado obtener éxitos parciales. El hecho de haber logrado predecir ciertos sucesos, por más menores que hayan sido estos, o aunque no se hayan logrado concretar el momento o ubicación concretos, ha supuesto un avance significativo.
Pese a esto, e influenciados en gran medida por el número superior de predicciones erróneas y la incapacidad demostrada para lograr prevenirlos, algunos de estos aciertos han sido interpretado como fracasos completos.
En la actualidad existe un alto nivel de certeza acerca de dos sucesos que tendrán lugar en el oeste continental; la llegada de una guerra civil en Menetia provocada por los defensores del regreso del Imperio, y un intento de asesinato contra la actual Teócrata de Goord.
Por más traumáticos que puedan llegar a ser estos sucesos para la estabilidad política de occidente, el debate interno dentro de La Orden acerca del curso de acción a tomar se encuentra en un momento álgido. Tras los últimos éxitos parciales, la actitud recomendada por parte de los Comunicadores es la de mantener este tipo de descubrimientos fuera de la luz pública, al menos hasta que no se haya logrado establecer un orden cronológico de los sucesos y concretar también la localización en la que tendrá lugar su inicio.

Su actual Oxiarca, la nivari Yismala Prinsú (Vorsul, Nivar 701), junto a su antecesora, está presionando para que las investigaciones sobre Baen’Shull’Ilay vayan en aumento, pero ninguna de las dos cuenta con los suficientes apoyos dentro o fuera de la organización como para lograr llevar estas tareas adelante.
Al mismo tiempo, Prinsú es partidaria de no realizar acción alguna que pueda afectar al devenir de los sucesos que se esperan. Desde su punto de vista, los Futuristas existen para prevenir o tratar de minimizar los desastres no causados por la humanidad. La política y los juegos de poder es un campo en el que no deberían intervenir. Esta actitud, y el secretismo que ha imprimido a una gran parte de los trabajos que se han llevado a cabo durante su mandato, le ha granjeado una gran cantidad de críticas.
Pese al acuerdo de imparcialidad que aún se mantiene entre La Orden y sus vecinos, entre sus filas no es extraño encontrar a quienes interpretan los conflictos bélicos como una oportunidad para influir en la vida política, y convertir a la organización en un ente significativo a otros niveles.

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Las órdenes VI

Las órdenes VI
Las órdenes menores

A lo largo de su prolongada existencia, La Orden ha sufrido una gran cantidad de alteraciones tanto en su composición como en su jerarquía interna. Esto ha hecho que, incluso para quienes se encontraban entre sus filas en los momentos más convulsos fuese una tarea harto compleja el realizar un seguimiento de cada uno de los mismos. En algunos momentos especialmente frenéticos o anárquicos, incluso quienes se dedicaban a documentar estos cambios han llegado a tener problemas a la hora de llevar al día el estado de los mismos.

Como consecuencia de todos estos cambios en su seno han surgido y desaparecido todo tipo de organismos, desde aquellos creados para una función puntual que han terminado convirtiéndose en órdenes mayores, hasta aquellas apuestas con visión de futuro que no han durado más allá del mandato de quien las auspició.
En un terreno intermedio entre los casos más conocidos y los más extremos, existe un amplio grupo de cuerpos que, de manera independiente a su capacidad para generar ingresos a la organización con cierta regularidad con los se ayude a sufragar sus gastos, o aunque no sean referencia en el campo de estudio al que se dedican, se encuentran tan integrados dentro de la macroestructura de La Orden que su funcionamiento y existencia son por momentos invisibles. Se han convertido en una parte indivisible del gran organigrama. Elementos que nadie cuestionan aunque, cuando son preguntados, una gran mayoría de quienes se encuentran fuera de su nicho de trabajo son capaces de concretar la función específica de estas órdenes.
Por otro lado, también existen otros organismos que, si bien en algún momento disfrutaron de una cierta relevancia, o que llegaron a formar parte del Yishin Amat, sus días de esplendor han quedado ya muy atrás.
De la misma manera, aunque cada vez con menor frecuencia, mientras los dirigentes de las grandes órdenes se dedican a tratar de acaparar recursos y aglutinar campos de estudio en su seno, de manera esporádica ciertos descubrimientos llevan a quienes han llevado a cabo esos estudios a aspirar a más. A más recursos y personal con los que convertir sus hallazgos en la nueva “gran ciencia” o con los que dar con el siguiente peldaño en el camino hacia la elevación y evolución de algún aspecto clave de la humanidad.

De manera general, este tipo de iniciativas auspiciadas por los miembros de pequeño grupos, una vez que han alcanzado su pequeño momento de esplendor, tienden a volver al redil de alguna de las grandes órdenes. Esto no es óbice para que, en raras y contadas ocasiones, estas aspiraciones hayan terminado desembocando en la creación de nuevos cuerpos cuya existencia se ha llegado a consolidar dentro del organigrama. Si bien estos pequeños órganos gozan de una moderada independencia, carecen de los recursos necesarios para entrar por la pugna por el acceso al Yishin Amat, aunque esto no ha evitado que se hayan producido movimientos del todo inesperados que han llegado a aupar a algunos de ellos hasta alcanzar un estatus similar al de las las grandes órdenes, o que hayan llegado a sustituir a alguna de ellas.

Ya sea de manera meramente testimonial, o perfectamente integrada con alguno de los múltiples mecanismos de La Orden, todo este anárquico y enfrentado cúmulo de intereses e ideales, ansias por la innovación o aspiraciones de lograr una estabilidad duradera que conforman el día a día de la organización, de vez en cuando se ve sacudido de manera inesperada por la aparición de una nueva de las denominadas como “Órdenes menores”. Este apelativo, utilizado sobre su conjunto de manera en ocasiones despectiva, acostumbra a llevar implícito muchos significados.
Ya sea por lo limitado de sus capacidades, por el recelo que pueden llegar a despertar en los cuerpos que se encuentran en riesgo de ser sustituidos, o por lo que concierne a lo reducido del número de sus componentes y sus atribuciones, en ocasiones pueden ser quienes desequilibren la balanza del poder hacia terrenos impredecibles.

Los campos de estudio que abarca La Orden son tan amplios, y se pueden llegar a propagar de una manera tan aleatoria que puede ser complicado incuso para sus dirigentes el llevar un control exhaustivo al día. La existencia de pequeñas sedes en lugares remotos y aislado cuyo contacto, de existir, es algo muy esporádico hace que realizar un seguimiento, o el saber la ubicación exacta de cada una de ella sea casi imposible. Este hecho, si bien es complejo cuando se trata de alguna expedición organizada por una de las órdenes mayores, cuando los implicados pertenecen a un cuerpo autofinanciado por un grupo pequeño, o sufragada por algún mecenas externo, es posible que de cara a las altas instancias ni siquiera existan.

Más allá de los ámbitos e intereses ocupados por las quince grandes, entre las órdenes menores no es que exista un vacío de poder considerable, sino que las posibles luchas entre ellas pasan totalmente desapercibidas ante quienes se disputan los grandes objetivos.

Como ya sucedió en su momento con los Economistas, la teoría afortunada de uno de sus componentes puede catapultar a una de ellas hasta las altas jerarquías. Así pues, tanto ellos como ciertos miembros de los Astrónomos, componentes de diversos cuerpos teóricos de las artes o del lenguaje como puedan ser los Comunicadores o los Estetas, y una infinidad de pequeños cuerpos con intereses de lo más diversos como Agrónomos, Narradores o Estadísticos buscan constantemente su oportunidad de despuntar y sacar a sus pasiones del ostracismo o la intrascendencia.

Al contrario de lo que puede suceder en ocasiones con quienes ambicionan formar parte de las órdenes troncales, quienes aspiran a acceder hasta las menores rara vez suelen hacerlo debido a la aspiración de crecer políticamente o ganar el favor de los poderosos. Esto no es óbice para que entre sus filas no se encuentre gente ambiciosa en todos los sentidos, o para que no deseen una mayor relevancia para sus campos de estudio.
Si bien este se trata de un perfil anómalo dentro de estos cuerpos, también se han dado casos en los que ciertos individuos han utilizado estay aparente invisibilidad como una herramienta para la ejecución de planes a muy largo plazo, en ocasiones en contra de la propia Orden.
De cualquier manera, que el perfil de quien aspira a formar parte de estas órdenes no sea el clásico que se asociaría a alguien deseoso de poder, no implica que carezcan de ambición o que sean gente menos apasionados por lo que hacen.
Tampoco implica que todos ellos sean unos idealistas que desconocen el mundo en el que se se adentran.
De la misma manera, las intrigas que se tejen entre sus pasillos no son menos ambiciosas que aquellas que tienen lugar en las altas instancias. Los distintos grupos de presión, alianzas ocasionales, u oscuras cábalas que pueblan los salones de La Orden no sólo aspiran a hacerse con el control de la misma, sino que entre sus filas también milita gente cuya aspiración es la de “arreglarla”. Convertirla en lo que entienden que debería haber sido siempre. Científicos, políticos y técnicos que quieren depurar y perfeccionar el sistema ya sea utilizando sus mecanismos o subvirtiéndolos.
Pese a que es raro que alguien con aspiraciones políticas entre a formar parte de alguna de estas órdenes, algunos de los grandes cambios que ha sufrido La Orden han tenido lugar como consecuencia de las acciones iniciadas dentro de las órdenes menores.

El hecho de que se tenga de ellos una imagen que oscila entre la inocencia y la idealización un tanto infantil, también ha hecho que se les hayan otorgado toda clase de sobrenombres despectivos como el de “becarios del gran conocimiento“ o de “perseguidores de la pequeña ciencia”.
Más allá de lo referente a su tamaño, la pertenencia a las órdenes menores no excluye la grandeza de objetivos o ambiciones. En algunas ocasiones, la frontera que separa a las órdenes menores de ciertos cuerpos que forman parte de los componentes del Yishin Amat es difusa. Tampoco es raro que, en ciertas materias, sus intereses entren en conflicto o se solapen directamente. También ha llegado a darse el caso en el que, un campo de estudio ha sido “arrebatado” a una de las grandes órdenes en favor de alguna de las menores.

Las épocas convulsas han sido un caldo de cultivo ideal para el surgimiento de nuevas escuelas. De manera histórica, en aquellos momentos en las que ha tenido lugar algún suceso anómalo, ya haya vendo este provocado por la aparición de alguna alteración a gran escala de las leyes universales comúnmente aceptadas, por el descubrimiento de algún concepto que haya servido como impulsor de cualquiera de los grandes campos del conocimiento, o por la llegada al poder de algún Omniarca con ideas renovadoras que ha apostado por la recuperación de algún saber caído en el ostracismo y el olvido, quienes forman parte de las órdenes menores no se han quedado atrás a la hora de buscar su oportunidad para abandonar el seno de alguna de sus hermanas mayores e iniciar su andadura en solitario.
Ha sido bajo este tipo de condiciones cuando se han producido un mayor número de intentos de escisión de los grandes organismos, o cuando ha tenido lugar una mayor proliferación de nuevos cuerpos dedicados al estudio de distintos campos del saber, ya hayan sido estos innovadores o centrados en materias hasta entonces en declive.

Estos momentos también han servido con frecuencia para el surgimiento y la fundación de iniciativas que nada tienen que ver con el conocimiento. Amparadas bajo la apariencia de proyectos formales, y sustentados sobre una retórica que incorpora con eficacia ciertos lugares comunes, algunas de ellas han sido capaces de lograr superar los primeros escrutinios. No ha sido hasta que han tenido que mostrar resultados o una serie de formulaciones contrastables que se ha descubierto su falsedad. El daño causado por estas iniciativas no ha dañado únicamente la reputación de La Orden, sino que su impacto ha llegado más allá de la mera merma estética.
Más allá de que las premisas de este tipo de iniciativas no sólo hayan acostumbrado a carecer de cualquier base remotamente contrastable, algunas de ellas también han llegado a entrar a formar parte del mal llamado “saber común”.
De la misma manera, y dentro de este mismo ámbito del engaño y la manipulación interesada, también han surgido otro tipo de organizaciones que, bajo el falso pretexto de pertenecer o estar relacionada de alguna manera con La Orden, carecen de cualquier relación con ella. Este tipo de agrupaciones criminales se han servido de esta falsa premisa para esparcir una serie de ideas siempre dañinas de una u otra manera.

Así pues, todo esto ha provocado que, en momentos puntuales, las órdenes menores se hayan movido también entre el descrédito, la suspicacia y la indiferencia fuera de Cahirn Ansay. Quienes forman parte de ellas, o aquellos que han luchado por obtener la independencia de estos cuerpos son conscientes de este hecho, pero esto no impide que aspiren a alcanzar esta condición.
En contra de la creencia común, no sólo quienes forman parte de alguna de las grandes órdenes son poseedores de ambición personal o de grandes metas. De la misma manera dentro de las quince órdenes pertenecientes al Yishin Amat existen estudiosos cuya única preocupación es la de llevar a cabo sus proyectos, dentro de las órdenes menores también hay eruditos que consideran que sus campos de estudio deberían estar más presentes en el debate público, o que estiman que la labor o la relevancia de alguna de las grandes materias están tremendamente sobrevaloradas.
En esta guerra por la relevancia todo vale. Cualquier fallo de estos organismos, o muestra de debilidad de sus Oxiarcas son utilizadas por estos individuos para tratar de aumentar el descrédito hacia ellas, y poner sobre el tapete del juego político la posibilidad de un cambio significativo.

En la actualidad, pese a la aparente finalización de la ola de eventos anómalos iniciados por el Garshed Jonural, la vida diaria de casi todos los cuerpos que componen La Orden, al igual que ha sucedido en todo el oeste continental, aún continúan claramente afectados por la magnitud del suceso, y por la multitud de consecuencias originadas a partir de él.

Este suceso, lo que algunos han llegado a proclamar de manera pretenciosa como “la prueba de fuego para la que fue creada La Orden”, ha supuesto un duro golpe tanto para ella como para el resto de estamentos científicos del mundo. La incapacidad para prevenirlo, explicarlo o minimizar su impacto ha sido un argumento utilizado en su contra de manera exhaustiva durante los últimos años. Quienes más afectados se han visto por estas críticas han sido los organismos más consolidados, y esta ha sido a su vez el momento utilizado por los disconformes para hacer escuchar su voz en diferentes foros.

La comprensión acerca del mismo funcionamiento de la realidad aún está muy lejano, y no es necesario formar parte de ninguno de los cuerpos que componen el núcleo duro de las ciencias puras para aceptar esta verdad. El conocimiento que se posee acerca de este respecto, al igual que la manera en la que interactúan el mundo físico y todo aquello que se encuentra en contacto de manera imperceptible con él, continúan formando parte de las grandes preguntas aún sin responder por la humanidad y, por añadidura, por La Orden.
Toda afirmación categórica alrededor de estos conceptos no ha tardado en se desmontada, e incluso aquellos aspectos que han superado el primer escrutinio no han estado libres de ser puestos en duda. Estos hechos hacen que una parte importante de quienes aspiran a la creación de nuevas órdenes traten de desmarcarse de las maneras en las que estas preguntas han sido afrontadas con anterioridad. El enfrentamiento natural entre las nuevas generaciones y las ideas defendidas por quienes ostentan el poder no se limita únicamente al terreno de la ciencia, sino que también se suele extender hasta otros ámbitos como el de la propio validez de ciertos estatutos, la necesidad de preservar el estatus quo, o la necesidad de un cambio drástico en la normativa y distintas jerarquías de La Orden.
Este tipo de iniciativas, apoyadas por los sectores más inconformistas de los Pensadores, ha tenido como consecuencia la generación de una reticencia generalizada en contra de cada nueva petición, ya sea esta una escisión de alguno de los grupos mayores o de cara a incluir alguna nueva materia al currículo de La Orden.

Por más que estas iniciativas carezcan del apoyo suficiente para desencadenar grandes cambios, su misma existencia, y la posibilidad de que alguna de sus ideas se propague fuera de los muros de Cahirn Ansay supone un riesgo para la imagen de la organización. Si bien esto no es algo que afecte de manera exclusiva o directa a las grandes órdenes y sus jerárcas, con el paso del tiempo si que ha llegado a establecer como una dinámica molesta para ellos. Un hábito que nace en el momento en el que sus futuros miembros comienzan su fase de aprendizaje y que, a la larga, sólo les genera problemas. Este tipo de actitudes se han tratado de controlar y atajar sin éxito de distintas maneras a lo largo del tiempo pero, en una parte significativa de estos casos, los únicos elementos disuasorios que han demostrado su efectividad, han sido el mismo paso del tiempo y la concesión de un poder limitado a quienes han encabezado estos movimientos. Cuando lo que se encontraba detrás de los mismos no eran ni la ambición política ni la rebeldía o el inconformismo propios de la juventud, han llegado a ser uno de los principales y más constantes fuentes de incomodidad de los dirigentes de La Orden.

La vida en La Orden durante los últimos años, al igual que lo a sido casi a nivel global, ha sido muy tensa. El constante cruce de recriminaciones, críticas y acusaciones se han mezclado con el surgimiento de cientos de nuevas teorías. Cada avance que se ha dado en un campo ha sido seguido por una mezcla de suspicacia, desconfianza y escepticismo, cada planteamiento formulando descubría más preguntas cuya existencia no se había planteado que aquellas que solucionaba. La práctica totalidad de las escuelas se ha visto afectada, y los diferencias entre cismas preexistentes en ellas se han acrecentado.

Coincidiendo con esta situación, de la misma manera que ha resultado ser una de las causas principales para el resurgimiento de los Futuristas, y el posterior ascenso hasta el poder de uno de sus miembros, también ha hecho de ella una de las órdenes más cuestionadas. Entre las críticas que se les han hecho se han alternado aquellas que han puesto en duda una vez más la misma razón de su existencia, o las que directamente les acusan de haber sido partícipes del desastre a través de sus investigaciones.
Mientras esto sucedía, a lo largo del presente ciclo en el que se ha visto el mundo, el auge inicial hace tiempo que dio paso la actual situación de declive en el que parece estar sumido el mundo científico. Algunos de estos argumentos han utilizado para atacarles no son nuevos, al igual que que tampoco resulta innovador el uso partidista que se ha dado a la situación de crispación. Toda situación de crisis sirve, de manera indistinta, como oportunidad para el surgimiento de oportunistas o visionarios capaces de darles solución. El problema reside en identificar a cada uno de ellos como lo que realmente son.

Dentro de La Orden, este tipo de individuos suelen postularse como los nuevos salvadores del conocimiento. Personas que aspiran a guiar a la organización a través de las tormentas provocadas por lo imprevisible de los cambios culturales, pero también se producen movimientos a más pequeña escala que pueden llegar a pasar desapercibidos.

A lo largo de los últimos años se han producido tres movimientos en este ámbito considerado menor.
El primero de ellos ha afectado a los Futuristas, ya que proviene desde su mismo interior. Utilizando como excusa el actual momento de incertidumbre en el que se encuentra sumido la orden que los alberga, el cuerpos de los Analistas, conocido también de manera despectiva como “Buscadores de profecías”, ha aprovechado para distanciarse de las líneas de investigación seguidas por su alma máter y solicitar una mayor autonomía.
Liderados por la reni Nlussa Li’Vrasún (Tselana, Rearem, 716) ha basado su alegación en que el campo de acción de sus miembros cada día está más alejado del de Futuristas, al igual que se distanció en su momento del de los Cronistas que los albergaron. Ellos no investigan la oscuridad primaria como los primeros, ni se limitan a recopilar datos de los textos antiguos como los segundos, sino que su análisis va mucho más allá.
Con estos argumentos, Li’Vrasún se ha presentado ya en dos ocasiones ante el Yishin Amat para solicitar su independencia, a pesar de ser plenamente consciente de que mientras Tilsaya Misshín continúe ostentando el poder sus ambiciones no llegarán a consumarse.
De cualquier manera, esto no le ha impedido el tratar de hacerse con el apoyo de otros miembros del consejo rector, el buscar financiación para sus ambiciones fuera de La Orden, o el tratar de menoscabar la autoridad de la actual Omniarca.

En el ámbito de los Naturistas también se ha producido un movimiento homólogos al de los Analistas. Si bien este tipo de acciones han sido más habituales en este cuerpo, dado lo longevo de su existencia y lo diverso del alcance de sus campos de estudio, esto no hace que la presencia de este tipo de incidentes no resulten algo traumático.
En esta ocasión, el desencadenante del conflicto ha estado centrado en dos vertientes muy diferenciadas. En la parte práctica, la incapacidad demostrada a lo largo de los últimos veinte años para explicar o predecir el comportamiento del continente errante han supuesto un duro golpe para los cuerpos dedicados a las ciencias aplicadas. Si bien lo inabarcable del suceso, tanto por la falta de un precedente similar, como por lo colosal de tamaño sí mismo, ha servido como paliativo ante la ineficiencia de los Naturistas a la hora de predecir la llegada de la gran penumbra, su tránsito o sus consecuencias, esto no ha servido para acallar por completo el surgimiento de ciertas voces dentro de las altas instancias que han puesto en duda la función y utilidad de los Naturistas.
En su vertiente puramente conceptual, dentro de los mismos Naturistas también se han hecho oír las voces de quienes la acusan de ser un órgano mastodóntico y anquilosado incapaz de adaptarse al cambio de los tiempos. Estas acusaciones, si bien tampoco son nada nuevo, sí que han acostumbrado a provenir históricamente desde el exterior de sus filas. En su ambición por tratar de abarcar tanto, se la acusa de haberse convertido en una entidad excesivamente burocratizada y bloqueante.
Dentro de este segundo debate, si bien las posiciones se encuentran muy enfrentadas, no lo están tanto las fuerzas de ambos bandos. Aún así, la brecha creada ha servido para que naturistas como Hardov Numaens (Vaslatvik, Saliria 681), y Denyala Maeshu (Signus, Baern 698) hayan hecho sendas peticiones para que los cuerpos que lideran dentro de esta orden, Físicos y Astrónomos, salgan de su seno.
Ninguno de estos dos naturistas son jóvenes recién llegados, y sus peticiones no son fruto de la situación reciente, sino que ambos abogan por una mayor libertad en sus estudios, una mayor capacidad de especialización en sus respectivos campos, y poder trabajar sin las restricciones que les impone la pertenencia a su actual orden.

Ambos afirman también que, lo que por muchos es percibido como una sistemática ausencia de descubrimientos o avances dentro del seno de los Naturistas, es una consecuencia directa del nefasto sistema de gestión que que gobierna a esta orden. Los recursos destinados a sus múltiples áreas de estudio se han dedicado de manera esencial a engrasar una anquilosada y absurda maquinaria de revisión incapaz de procesar o entender en su magnitud todo el material que se le proporciona.
Estos argumentarios, utilizados ya con anterioridad por otros descontentos, por más veces que hayan sido rebatidos continúan reapareciendo de manera cíclica. Mientras que se apoyan en verdades parciales, ignoran intencionada aquellos aspectos relacionados ue no les interesan.
Al igual que ha sucedido con cada una de las órdenes que han poblado la organización en un momento u otro, a lo largo de los siglos no sólo se ha puesto en entredicho el acercamiento de cada una de ellas hacia la ciencia y el conocimiento, sino también su misma pertenencia al Yishin Amat.

La visión cortoplacista y mercantilista de la ciencia es un problema que viene ya de lejos. Voces como las de la Pensadora Iskena Vislavad (Ulsvikta, Saliria 361, 444) ya catalogaron en su momento a la parcialidad e inconsciencia de estas actitudes como el gran mal endémico que ha asolado tanto a La Orden como a todas aquellas naciones que se dicen civilizadas. Uno de los grandes escollos que no ha sido capaz de sortear ninguno de los distintos equipos de gobierno.
Vislavad, seguidora de la escuela de la escuela de pensamiento Rishdasevica, consideraba que supeditar la expectativa de resultados a un marco temporal concreto era un error. De la misma manera, cuantificar estos resultados de una manera puramente económica convertía a la ciencia en una herramienta para la economía, cuando ella consideraba que esta relación tenía que ser inversa; las economías nacionales tenían que estar a la completa disposición del conocimiento en sus distintas formas.

La Orden no es un ente aislado y estanco al miedo, la superstición las modas u otras influencias provenientes desde el exterior, y este es un hecho aprovechado en ocasiones por diversas personas y grupos en sus intentos para que sus mensajes ganen en visibilidad. Ya se trate de cuestionar el orden establecido, plantear propuestas irrealizables o exigir una serie de resultados que se adecuen a sus intereses, los charlatanes saben a ciencia cierta que, sin importar que cualquiera de sus pretensiones sean a todas luces imposibles de llevar a cabo, un gesto aprobatorio de La Orden puede suponer un salto y un impulso inconmensurable para las mismas.
No es necesario que ninguna de ellas llegue a formar parte del currículo de la organización. Del simple hecho de que no reciba un “no” rotundo se pueden llegar a sacar grandes dividendos.

Esto no hace sino aumentar la presión a la que son sometidos los administrativos que realizan el proceso de revisión y admisión de nuevas propuestas. Estas presiones provienen tanto desde el exterior, de donde surge una infinidad de ideas peregrinas intercaladas con escasos atisbos de lucidez, como desde el interior, donde tienen que encontrar el difícil equilibrio que concilie los principios sobre los creó La Orden con los intereses personales de algunos de sus miembros y mecenas, las demandas externas, y el riesgo implícito que conlleva la necesidad de evitar el estancamiento y buscar la innovación.
La manera en la que se gestionan estas situaciones a todos los niveles, la respuesta que se da a cada una de estas peticiones, y el modo en el que cada decisión impacta en la propia estructura de La Orden nunca son iguales. De manera independiente a que las decisiones o las herramientas para plasmar cada idea y su resolución sean políticas, económicas o científicas, su impacto siempre es impredecible.

Como consecuencia de todo esto, si bien sigue existiendo la posibilidad del establecimiento de nuevas órdenes, el proceso para llegar a lograrlo cada día es más complejo. Por supuesto, el procedimiento no es aplicado de la misma manera para todos los solicitantes. Los intereses procedentes de todos los particulares no son tratados de igual manera. Aquellos que provienen de quienes son capaces de costeárselos, por más obtusos que sean, de manera irónica acostumbran a tener precedencia sobre los de quienes, pese a haber realizado un estudio previo en detalle, sólo cuentan como argumento con un puñado de teorías plasmadas sobre el papel.

No obstante, se dan también casos excepcionales en las normas son tergiversadas para alcanzar objetivos en teoría más nobles. En aquellos casos en os que coinciden los intereses del pretendiente y el receptor de la petición, los formalismos pueden llegar a ser menos estrictos. Cuando se produce está sintonía, y lo que se busca es atender a la razón última sobre la que se crearon estas normas, el camino a recorrer puede llegar a ser más razonable. Esto no evita que, pese a que estas actuaciones puedan estar movidas por una preocupación sincera, de descubrirse lo sucedido todos los participantes sean llevados a juicio.

Las contradicciones que siempre han existido entre lo que cada uno de los órganos rectores ha querido que sea La Orden, lo que podría haber llegado a ser, y lo que realmente ha sido en cada una de sus encarnaciones han permeado a la organización a todos los niveles. No puede escapar a su propia historia ni a sus errores, al igual que no puede vivir exclusivamente de los éxitos del pasado. afectándola a todos los niveles. En unas ocasiones los temores y las incertidumbres del pasado regresan para atenazar sus decisiones, en otras para espolearlas.
En la situación actual, las dinámicas y sucesos recientes han forzado a sus dirigentes a tomar decisiones arriesgadas que más tarde le han afectado negativamente. Como responsable máxima de La Orden, quien más ha visto perjudicada su imagen, su capacidad para hacer prevalecer su criterio, o la posibilidad para llevar a cabo su visión ha sido Tilsaya Misshin. Al mismo tiempo, las presiones procedentes de distintos sectores no han ayudado a que algunas de las decisiones acertadas tomadas por parte del Yishin Amat hayan llegado a buen puerto.

Durante el mandato de la presente junta rectora, su relación con las órdenes menores, al igual que con quienes aspiraban a alcanzar este estatus, ha sido muy distante. Aquellos que han tratado de utilizar el Garshed Jonural como un medio para justificar sus peticiones se han encontrado con un muro infranqueable. Por otro lado, aquellas órdenes que han solicitado durante los últimos años un aumento en sus partidas presupuestarias tampoco han tenido más suerte.
La situación de pánico vivida en el oeste continental no ha llegado hasta Cahirn Ansay, pero esto no implica que algunos de sus síntomas no hayan llegado hasta allí. Durante esta crisis apenas se han producido cambios significativos para aquello no relacionado con tratar de comprender la repercusión del evento y, la postergación de estas decisiones, ha repercutido muy negativamente en la relación entre el Yishin Amat con sus subalternos. Dentro del propio órgano rector las posiciones tampoco han sido uniformes, y se han producido distintos cambios de parecer en algunos de sus miembros a lo largo de su mandato. Mientras que algunos de estos cambios han sido debidos a motivos puramente políticos, otros. En otros casos, como puedan ser los de Elisia Dainyascu o Denyaqu Vislag, lo que era una animadversión pública en contra de los Futuristas ha terminado desembocando en una enemistad personal con su antigua Oxiarca, pero esto no ha quedado sólo ahí. El estado de crispación no es algo que se haya dado de manera exclusiva en los dirigentes de las órdenes mayores, sino que también se ha propagado hasta quienes, a priori, carecen de la influencia suficiente como para suponer una amenaza para la alta corte.
La Orden es una olla en ebullición esperando el momento idóneo para desbordarse y explotar. Las intrigas no atienden a rangos o posibilidades reales de llevar a cabo un cambio, sino que se están llevando a cabo alianzas de lo más insospechadas a todos los niveles.
Las consecuencias que pueda acarrear cada una de ellas es una gran incógnita incluso para quienes forman parte de ellas. Todos ellos creen ser poseedores del control de su destino, y confían en que la cada vez más mermada influencia de la Omniarca y sus aliados termine desembocando en una renuncia o una destitución.

Por su parte, Misshin, quien es consciente de una gran cantidad de estas intrigas y de los enemigos que se ha ganado durante su mandato, no ha es alguien que esté dispuesta a abandonar su posición sin luchar. Con una mezcla de orgullo, fatalismo y resignación continúa de la mejor manera que es capaz haciendo sus propios planes para reparar todo aquello que ve dañado.
Tras valorar largo y tendido el abandono de sus funciones descartó tal idea ante las alternativas de sucesión que tenía ante ella. Pese al pesimismo con el que afronta los que sabe que serán sus últimos años en La Orden, aún cuenta con recursos que no ha mostrado.

Tanto las batallas que tienen lugar dentro de La Orden abarcan todo el espectro de lo que significa esta organización. No existe una sola de sus áreas que se encuentre libre de conflictos, ya sean ideológicos, por el poder o por rivalidades personales.
En ese campo de batalla no existe diferenciación alguna entre ambiciones u órdenes mayores o menores. De la misma manera, las armas que se utilizan durante su desarrollo no se limitan a la dialéctica.

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Los Siete Reyes Dragón

Los Siete Reyes Dragón
Nacidos de la roca y la lava, del coral y la fosas abisales, de las entrañas lunares y el corazón del mismo sol, Hijos del Cambio, Hueste Perdida o Guardianes de la Existencia, se les han otorgado tantos nombres como culturas distintas han poblado el mundo desde el principio de los tiempos.
De entre todos ellos, sólo siete, humanos por elección desde antes que cualquiera de los nacidos bajo ese signo, cuidan de la humanidad y del descanso de sus hermanos mientras aguardan el regreso del enemigo. Un vigía por cada uno de los siete picos, los primeros de los allí nacidos, fueron bautizados por los padres de los hombres como Los Reyes Dragón.

Esta primera dinastía estuvo formada por:
Dae'on; Primer nacido entre los Mayane Undalath y Señor del Gurudael.
Narg'eon; primogénito del monte Kibani.
Shat'red; Arquitecto de la submarina Matnatur.
Yur´kahn; Mayor de entre los vástagos de Lianu.
Sem'bar; Portador del legado de Olen'Dogar.
Mash'Kar; Domador de las llamas de Nalot.
Noroth'grael; Valedor del halo de Lubdatar.

Ellos blandieron por primera vez las siete llaves, las hojas forjadas para detener al Destructor en su camino. Ellos construyeron las puertas que antaño unieron los siete picos, a las que llamaron Werek, la que une a los hermanos, y custodiaron las fronteras que separan los mundos durante siglos.
Pero esta primera dinastía fracasó en su cometido. El enemigo no podía ser derrotado en combate, pues ellos eran la destrucción, y la muerte y el dolor su alimento. “La que une a los hermanos” fue utilizada por el enemigo las utilizó para asaltar los picos, y estas puertas pasaron a ser conocidas como Rakundareh, las portadora de desgracias.

Pero ellos no eran los únicos combatientes y víctimas en aquella contienda. Las ciudades humanas también fueron diezmadas y, de los siete picos, tan sólo Matnatur, el que llegó a ser conocido como Rielt Kamage: la ultima esperanza, permaneció entero.
Gurudael, el primer pico, el lugar del que surgió el primero de entre los Dragún Adai, fue destruido causando una herida tan dañina y profunda que llegó hasta el corazón del mismo mundo y que no pudo ser sanada durante aquel conflicto. Todos los vástagos de aquel monte también fueron destruidos por aquella herida.

Pero, allí donde los primeros habían fracasado, sus descendientes triunfaron, aunque no sin grandes y trágicos sacrificios. La guerra finalizó, y la realidad había sobrevivido. Los guardianes no habían fallado en su misión vital, pero la primera dinastía de Reyes Dragón había muerto en su totalidad, al igual que la gran mayoría de los padres de la humanidad. La victoria había sido amarga e incompleta. Las siete llaves se perdieron, y las puertas que formaban Rakundareh fueron destruidas por aquellos que las habían creado, dejando incomunicados a los picos.

Mas la tragedia no terminaba allí. La humanidad se había visto afectada por el enemigo. Cada nueva generación era menos longeva que la anterior, y algo había despertado en su interior. Algo oscuro que siempre había formado parte de ellos pero que los primeros hombres lograron mantener controlado hasta entonces.

Los guardianes que sobrevivieron y decidieron convivir con el hombre, pronto descubrieron que aquellos a quienes llegaban a tomar afecto envejecían y morían, dejándoles con una sensación con las que pocos eran capaces de lidiar. La Hueste Perdida no tardó mucho tiempo en regresar a su hogar o en partir en busca de otros mundos. Aquel se les hacía un lugar triste al que apenas un centenar de ellos lograron adaptarse o comprender.
Unos pocos se dedicaron a recorrer el mundo, relacionándose sobre todo con los suyos, y con los escasos supervivientes de las generaciones más antiguas de los hombres, con aquellos nacidos antes de que estallase la guerra que continuaban inmunes al abrazo del tiempo.

Tras el fin del conflicto, a la primera dinastía de los Reyes Dragón le siguió otra formada por los más ancianos de entre los supervivientes de cada uno de los picos. Pero en aquella ocasión y, hasta el día de hoy, todo ha sido distinto. Han cuidado del sueño de sus hermanos y los han despertado en las dos ocasiones en las que ha regresado el Destructor, pero ya no viven en sus montes natales, ni han reparado las salas y estancias en las que antaño habitaron.
Algunos de ellos moran entre los hombres y los protegen tanto de los enemigos externos como de aquellos que se encuentra entre ellos, mientras el resto buscan a aquellos que partieron antaño más allá de astro que les ilumina.
Pocos quedan ya entre los habitantes de Daegon que sepan de su existencia o de la de los sus hermanos. Para sus protegidos sólo son una leyenda, un mito, una quimera, cuando no otro monstruo con el que asustar a los niños.

En el aniversario de la primera llegada del Destructor se reúnen sobre los llameantes brazos de Sholoj compartiendo entre ellos las señales que han detectado del siguiente advenimiento del enemigo.

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El Contemplador

El Contemplador
Huatûr "El contemplador", el ser vivo más longevo que habita el mundo, es el guardián de Olen'Dogar y el gran organizador.
A lo largo de la historia él ha sido quien más activamente se ha dedicado a prever, advertir y preparar a la humanidad sobre cada nueva llegada del enemigo o sus vástagos.
Ha hecho de Kay Tíndawe “La estancias de los espejos” situada en el corazón de Lutnatar, el centro neurálgico de su misión y desde allí atisba los sucesos que se producen en los distintos niveles de existencia.
También ayudó a crear y organizar el Kilgar Doreth, el “Concilio de los inmortales” para ayudarle en su misión.
De los Siete Reyes es quien menos se relaciona con la humanidad de manera social. Cuando habita entre los hombres utiliza multitud de nombres y aspectos, y lo hace casi de manera exclusiva para obtener información. Es un comerciante de conocimiento. Eso es lo único que da y lo único que pide como pago.
Desde la muerte de Daegon se alejó de todo contacto e implicación personal, tanto con los hombres como con sus hermanos. Su misión es lo más importante y se muestra frío, analítico y distante con todo aquel con quien se relaciona, aunque esta actitud no logra engañar a los pocos que le han llegado a conocer en profundidad. La máscara que ha decidido adoptar no es capaz de ocultar a todo el mundo su preocupación y constante lucha interior para evitar una implicación a nivel personal con los demás.

Apenas se permite unas pocas excepciones a esta norma, dos de las más notables son Arcanus, en cuya búsqueda del conocimiento puro casi ve a un reflejo de si mismo, y en Rogani, por quien no puede evitar sentir cierta simpatía, pese a ser consciente de que es la antítesis de su misión, y del peligro que conlleva su actitud amoral y casi nihilista.

Quizás cuando todo acabe, se dice. Pero sabe que cuando acabe la lucha, no quedará nada.

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El Errante

El Errante
Yrmus Krill es el hijo y guardián del monte Kibani y segundo en edad de entre los Reyes.
Durante milenios, su presencia entre los suyos ha sido meramente testimonial. El pico que le dio la vida desapareció de este mundo junto al continente de Nargión durante la llamada “Segunda guerra de los dioses”. Perseguido por los fantasmas de aquellos a los que no pudo salvar tras el desvanecimiento de su hogar, se convirtió en un hombre roto lastrado con una culpa autoimpuesta que no le correspondía. Su vida ha sido una lucha constante y la persecución de una paz de espíritu que no ha alcanzado hasta hace poco tiempo.
Él es el viajero, el explorador de las dimensiones, el cartógrafo planar. Impulsado por el vínculo que le une al lugar en el que reposan sus hermanos ha atravesado el velo que separa los distintos niveles de realidad en su búsqueda incesante.
Pero esta misión le costó muy cara, el aislamiento, la fatiga y la culpa le llevaron hasta extremos peligrosamente cercanos a los umbrales de la locura y sólo el contacto esporádico con sus hermanos le hacía recordar por qué estaba luchando. Aún así, en varias ocasiones faltó a la asamblea de los reyes al hallarse perdido por lugares que ningún otro ser poseedor de consciencia había transitado con anterioridad.
Finalmente, apenas hace tres siglos, encontró la dimensión en la que se hallaba Nargión. Vio que la humanidad había perdurado en aquel lugar casi antagónico para ella o para la misma esencia de los guardianes, pero no había quedado libre de su efecto.
En el interior del Kibani también percibió la esencia aún latente de sus hermanos, pese a no poder permanece demasiado tiempo en aquel lugar lo visitó constantemente tratando de recabar información para volver a traerlo de vuelta hasta Daegon. El camino hasta aquel lugar era peligroso incluso para él, pero no dudó en atravesarlo tantas veces como fue necesario. Pero cada viaje era más duro y cada momento que pasaba en aquel lugar una agresión para todo su ser.
En uno de sus últimos viajes volvió herido y casi derrotado. Viajar tan cerca de la oscuridad primaria le había arrebatado todas sus fuerzas y la promesa del descanso que le ofrecía el olvido nunca se le había sido tan tentadora. A su regreso su cuerpo apenas era un cascarón vacío que, de no ser encontrado por nadie habría terminado por desvanecerse.
Pero fue encontrado por Ilena y Sanda, madre e hija, mortales, humanas, mujeres, “normales”. No eran guerreras pero no por ello dejaban de ser fuertes, de ser luchadoras.
El ser salvado por ellas, por los seres que debía “proteger” no sólo le sirvió para afianzar su determinación, sino que le dio un punto de apoyo, un lugar “real” al que regresar alejado del abstracto de su misión.

Gracias a él, el continente regresó de nuevo hasta su hogar durante el último advenimiento del Destructor, y tanto él como sus hermanos se pudieron unir a la lucha. Una lucha que sabían perdida pero que nunca darán por finalizada.
Ahora hay de nuevo paz. Una paz triste, fatalista, pero él no decaerá. Nunca había tenido tan claro el por qué de su lucha. El por quién.

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La Madre

La Madre
Maed Lloar, Luz de Matnatur, al igual que sus hermanos, ha recibido miles de nombres a lo largo de la historia de la humanidad, pero si hay uno que la ha definido por encima de los demás, este ha sido el de Madre. Si hay una personificación de la vida, una representación física de lo que significa esta palabra, una heredera del legado de Daegon, esta es la señora de Rielt Kamage. De todos los apelativos que ha recibido, de haber uno que ha podido rivalizar con el de “Madre”, y que también le ha acompañado a lo largo de los milenios, este ha sido el de Sanadora, pero no sólo de la humanidad, sino también del mismo mundo.
Pero estos apelativos no se limitan sólo a la humanidad ya que, para sus propios hermanos, ella es un refugio al que acudir cuando todo parece perdido, un punto de apoyo a partir del que seguir luchando cuando se ha perdido la esperanza.
Ella es la madre sanadora, la dadora de vida, la luz que indica el camino.

A través de su relación con Daegon, a quien sostuvo en sus brazos tras nacer, comprendió lo que significa ser humano mientras, juntas, forjaron y compartieron una visión común sobre el que consideraban como el objetivo vital de la humanidad. En honor, reconocimiento y agradecimiento a ella y su labor, asumió una forma femenina a la par que hacía suyo uno de los aspectos de su misión.

Pero, al contrario que sus hermanos, ella asume su labor a una escala pequeña, más local. Busca aquellos lugares más dañados por la cercanía del enemigo y se asienta en ellos tratando de extirpar esa presencia y sus consecuencias, no desde la lejanía. No evita involucrarse con aquellos que quiere cuidar, ni evitan el contacto pese a saber que es indivisible del dolor que le causará la posterior pérdida, parte indivisible de sentirse humano.
Ella vive entre las gentes que habitan en esos lugares como uno más mientras sana sus heridas y las de el lugar al que llaman su hogar.

Pese a lo altruista de su misión, esta no se encuentra exenta de dolor o riesgo. Las distintas fases que conforman su labor le exigen que hunda sus raíces en lugar y las vidas de todos los que lo habitan. En entregarles gran parte de su misma esencia, dejándola expuesta a multitud de peligros a los que, de otra manera, sería inmune. Pero no por ello se oculta o deja de cuidar a quienes se encuentran bajo su protección, o deja de acudir cuando la necesitan sus hermanos.
Recuperar de nuevo todo su esplendor es un proceso muy lento que necesita del transcurrir de varias generaciones humanas pero, mientras tanto, su presencia sigue siendo necesaria en esos lugares para poder acometer los siguientes pasos necesarios para finalizar su tarea. Sabe que no se puede curar aquello no te importa.

La partida nunca es fácil ni está exenta de dolor. Una gran parte de ella misma queda en el lugar. Su vida y su afecto ya han quedado irremediablemente ligados a la de los descendientes de quienes le han ayudado, a la vida de todos aquellos que ha visto y ayudado a nacer.
Su presencia tampoco es olvidada por aquellos a quienes deja. Estos y sus descendientes, como tratando de suplir su ausencia, suelen erigir nuevos cultos dedicados a ella, cultos en los que la encumbran como una deidad de la fertilidad, la agricultura, el amor o la curación, diosas a las que otorgan los nombres que había tomado mientras se encontraba entre ellos.

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El Forjador

El Forjador
De haber alguien capaz de lograr la comprensión en su conjunto del funcionamiento de la realidad, este es Kafarnaul, vástago de Lianu. Si la misión de Maed Lloar es el cuidado de los hombres y del mundo, la suya es la reparación del gran esquema allí donde se encuentra dañado. Él es el arquitecto del futuro, el portador del conocimiento, El Forjador. Su misión no es sólo la de saber, sino también la de comprender y, si hay algo que sabe y comprende, es que la suya es una misión inabarcable, pero no por ello está dispuesto a abandonarla.
Durante su juventud, antes de conocer al enemigo y su auténtica naturaleza, su mente y sus manos ayudaron en la forja las Siete Llaves y la construcción de las puertas que unieron los siete picos. Tras el primer advenimiento no tardó en comprender que las armas y las barreras físicas no lograrían detenerlos. De aquel primer gran fracaso aprendió su primera gran lección vital.
Sabe y comprende que su tarea no está exenta de riesgos y peligros. Que el conocimiento tiene un coste, que sus principales enemigos son la soberbia, el conformismo o el desprecio por aquellas conclusiones que afirman lo contrario que las suyas propias.
Sabe y comprende que aún le queda mucho por aprender. Que el conocimiento se obtiene a través de la prueba y el error, que puede venir de cualquier lugar y cualquier persona, que para mejorar debe estar dispuesto a arriesgarse y fracasar, de escuchar y analizar también aquello y a aquellos que no desea escuchar. Sabe y comprende que el conocimiento sólo llega a través de la duda. De dudar de aquello que aún no es capaz de explicar con sus propias palabras, de aquello que no ha experimentado, de dudar de aquello que sólo sabe, de aquello que da por cierto, pero cuyas razones aún no es capaz de comprender.

Si Maed Lloar es la guardiana de los pequeños detalles, la protectora del hoy, Kafarnaul es el científico, el maestro, el artífice del mañana. Sus tareas son complementarias y su relación casi simbiótica. Va más allá de la empatía, más allá del amor, más allá de lo que los poetas son capaces de narrar. Ella le ayuda a dar contexto a lo que descubre, le trae de vuelta cuando se pierde en sus investigaciones, le ayuda a recordar quien es y la razón última de su tarea.
Aquellos que para “El Contemplador” son sólo nombres sin rostro o datos sin contexto, para ellos son vidas con que han transcurrido ante sus ojos, historias en las que han participado, genealogías que han ayudado a perdurar.

Él fue el primero en comprender lo que Daegon y Maed Lloar intuyeron de manera natural, que el enemigo no podría ser derrotado combatiéndolo como a los hombres. La destrucción no puede ser destruida, debe ser transformada en otra cosa. La agresión responde a la agresión, el miedo responde al miedo, el odio responde al odio. Los instintos deben ser comprendidos y, aquellos impulsos no deseados, controlados. El conocimiento es el arma más poderosa que se puede esgrimir ante el enemigo. Por más que la verdad sea una, cada persona tiene “su” verdad. Verdades muchas veces falsas, interesadas o parcialmente ciertas que sólo pueden ser extirpadas mediante la educación. Pero el conocimiento no se puede forzar en aquellos que no lo desean. La verdad, por más cierta que sea, no puede ser impuesta, debe ser libremente aceptada y comprendida, pues la aceptación de la verdad, sin una comprensión real, la convierte en algo inútil.
Mientras Maed Lloar ha tratado de mostrar estas verdades a los hombres allí donde ha dejado su huella, Kafarnaul ha centrado sus esfuerzos en crear textos, imágenes y otras herramientas que puedan facilitar la comprensión de estas lecciones.

Sólo se permite una pequeña mentira ante sí mismo, la de tener esperanza. Se niega a aceptar algo que comprende que es inevitable. Desea estar equivocado en algo que sabe cierto: La existencia está condenada y es finita. Sólo cuando no quede nada por destruir el enemigo dejará de tener sentido en el gran esquema y desaparecerá para dejar paso a la nada.

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