¿Qué es Daegon? IV: Sociedad, conocimiento y misticismo

¿Qué es Daegon? IV: Sociedad, conocimiento y misticismo
A primera vista, y al igual que sucede con el resto de aspectos que hemos tratado hasta el momento, la manera en la que se han relacionado el mundo racional y el esotérico dentro de Daegon no diferiría en gran medida de la forma en la que los hemos conocido nosotros o de cómo acostumbran a ser presentados dentro de otros universos ficticios.

La religión, al igual que todo aspecto cultural de los pueblos de Daegon es algo vivo. De la misma manera, el mundo del conocimiento también es uno sometido a constantes revisiones. En cualquiera de estos dos ámbitos, aquello que se sabe, se considera o se supone cierto no tiene porqué serlo, y este es un hecho que no sólo atiende a razones de precisión, sino a la misma naturaleza de la realidad.

Al contrario de lo que sucede en nuestro mundo, el papel que han ocupado históricamente tanto la religión como el mundo científico como el religioso dentro de Daegon han sido en gran parte inversos a los nuestros. La humanidad ha ido perdiendo su capacidad de comprender su entorno con el transcurrir de los eones, pero esto no es algo que se encuentre directamente ligado al ascenso del misticismo. Los primeros pobladores del mundo fueron seres inmortales e increíblemente poderosos. Ellos mismos son lo más similar que se podría encontrar en este mundo al concepto tradicional de “dios”.

Todo lo que se encuentra englobado dentro del espectro de ambos campos son conceptos igualmente polarizantes. Ya estén construidos alrededor de una serie de suposiciones, de errores bienintencionados o de mentiras interesadas, a su alrededor se han construido o evolucionado diversas sociedades. Existen una gran cantidad de culturas para las que, ya sea como eje central o como elemento antagónico, su manera de entender la realidad se ha visto influenciadas por afirmaciones erróneas o sesgadas, interpretaciones más o menos afortunadas, o directamente por ideas contradictorias de las palabras o los estudios de uno u otro sector.

- El territorio mitológico

La línea divisoria que separa lo que se sabe de aquello que simplemente se especula con un mayor o menor grado de certeza no puede ser trazada con seguridad dentro de Daegon. Asimismo, tampoco se puede dividir de manera inequívoca aquellos mitos que son una simple invención de aquellos que se basan en la interpretación correcta de ciertos eventos.

En un mundo tan viejo como este, ya no quedan teorías puras. Todo conocimiento o creencia se encuentra impregnado por lo que la ha precedido, la ciencia bebe del mito de la misma manera en la que las distintas religiones lo hacen de los hechos demostrados. Es una vez se ha interiorizado esta verdad cuando se puede empezar a comprender las propias particularidades que pueblan Daegon a la hora de aterrizar estos conceptos.

A grandes rasgos, podríamos dividir el concepto de la religión dentro de este mundo en dos grandes ámbitos: el social y el metafísico. O lo que es lo mismo; la forma en la que puede afectar la religión a los jugadores o cómo se puede interpretar la realidad a través de los preceptos que promulgan las diferentes iglesias.

Tal y como se han planteado estos ámbitos en Daegon, el campo de acción principal de la religión se encontraría más cercano a un entorno realista que a uno fantástico. Su peso se encuentra claramente dirigido hacia el aspecto social, aunque los aspectos metafísicos sobre los que se han construido algunos de estos preceptos son tan válidos como aquellos explicados a través del método científico. Quizás la explicación que den los distintos teísmos acerca de algunos de estos conceptos y abstracciones sean erróneas, pero su efecto sobre el mundo real pueden ser demostrados mediante la simple observación.

En Daegon no existen los dioses tal y como suelen ser presentados tradicionalmente en otras ambientaciones fantásticas. No existen seres que otorguen dones a quienes les procesan devoción. No existe lo que podríamos llamar “milagros de la fe”. Pero esto no es óbice para que su concepción de la misma fe sea muy similar a la nuestra. Una fe que, al igual que en nuestro mundo, es aceptada o cuestionada en distintos grados y que también ha sido la fuente de la que han bebido distintos extremismos. Existen organizaciones fuertemente jerarquizadas y credos con apenas un puñado de creyentes muy acotados geográficamente. Cultos construidos sobre una creencia sincera y generalmente errónea, y mecanismos diseñados desde el más puro pragmatismo como herramientas de control social.

En la historia de Daegon, a pesar de que estas líneas divisorias siempre han sido muy claras, la presencia de eventos anómalos ha ayudado al surgimiento y consolidación de un cierto pensamiento mágico. Sin importar la causa de estos eventos, no sólo su mera existencia ha servido de acicate a distintos personajes para cimentar un culto a su persona, sino que lo indiscutible y extraño de su presencia ha hecho muy complicado a los estudiosos dar una explicación basada en datos objetivos y contrastables.
Todas las religiones que han sobrevivido hasta el día de hoy forman ya parte de la tradición de sus pueblos pero, en gran medida, el germen de casi todos estos cultos que han perdurado hasta la actualidad ha atendido a intereses en los que la preocupación por la metafísica tenía un peso nimio. Dentro de estas longevas organizaciones predominan los aspectos más pragmáticos y prosaicos sobre lo abstracto y lo espiritual. La campaña de imagen propia y descrédito contra quienes las cuestionan que la convicción acerca de lo que se defiende.

Por más que los distintos cultos existentes en Daegon tratan de imponer su visión del mundo, quienes promulgan estas verdades lo hacen en gran medida motivados por la costumbre o la conveniencia, no porque asuman sus dictámenes como verdades absolutas u objetivas. Las palabras contenidas en los textos sagrados son historia antigua, tradición, algo que embellecer para que sea válido en los tiempos modernos. Aquellos pueblos en los que predomina la lengua escrita han adaptado parábolas, sermones y dogmas con el paso del tiempo para tratar de adaptarlas a las necesidades, preguntas e intereses del momento en el que les ha tocado vivir. A día de hoy se pueden encontrar pocas copias de los textos fundacionales de cualquiera de las grandes iglesias sin alterar, pero su autenticidad es algo que desmienten los altos jerarcas de las mismas. En el caso de las culturas cuya tradición es oral no sólo estos preceptos tampoco han permanecido inalterados, sino que es altamente improbable encontrar ninguna de estas versiones primigenias escritas. Algo que se vuelve aún más complejo si se aspira a que haya sido trascrito por alguno de ellos.

Sin importar la cultura que diese origen a cualquiera de los diferentes cultos, las explicaciones que sostienen todos ellos acerca de la vida y el sentido de esta se encuentran basados de forma general en la pura especulación. Aun así, esto no quiere decir que todo en ellas sea una invención.

Porque, por más cierto que sea que en el universo de Daegon no existe ninguna entidad omnisciente custodiando o juzgando los pasos de la humanidad, o seres capaces de como los planteados en otras mitologías, no es menos cierto que quienes han tenido contacto con lo etéreo han sido capaces de atisbar de una manera más cercana e íntima conceptos que no pueden ser comprendidos por la mente humana. Experiencias que han tratado de interpretar y plasmar de una forma que pueda ser explicadas y transmitidas. Estas personas, en aquellas raras ocasiones en las que no han enloquecido o no han sido tratados de dementes, han sido la fuente de la que han bebido algunos de los patriarcas de las religiones.

Aun así, es raro que alguna de las religiones, ya sea esta “civilizadas” o “primaria”, que ha sobrevivido hasta la actualidad haya sido construida sobre una auténtica inquietud filosófica, intelectual o espiritual. Por más que la fe sincera pueda existir dentro de sus rangos más bajos, es el ansia por el poder la cualidad imperante entre quienes forman parte de sus clases dirigentes.

Mientras que las grandes religiones se encuentran fuertemente jerarquizadas, y cuentan con multitud de cismas, quienes representan este papel dentro de culturas menos sofisticadas basan su poder tanto en versiones muy primarias de la psicología, la sociología y otros tipos de conocimientos. En un saber que es en gran medida custodiados por ellos en exclusiva, y al que no pocos de sus seguidores consideran dones divinos.

Los sacerdotes de cualquiera de las distintas religiones carecen de dones otorgados por entidades ultraterrenas. Más allá del poder social que les granjea su puesto, sólo disponen de sus capacidades naturales y el saber obtenido gracias a su propio estudio. Por más eventos anómalos que hayan tenido lugar, jamás se ha producido en Daegon nada similar a una intervención consciente de alguna de las abstracciones con el objetivo de ayudar a quienes adoran alguno de sus aspectos. De esto no debe interpretarse que los conceptos que existen más allá del plano terrenal nunca hayan entrado en contacto con lo existe en niveles de realidad diferentes a aquellos que habitan sino que, cuando así ha sucedido, esto ha tenido que ver con la mera casualidad y por rezos, súplicas o sacrificios.

Porque, entrando en el terreno de lo metafísico, los conceptos que tienen su hogar más allá de la esfera de existencia de la humanidad apenas comparten similitudes con esta. Ni su manera de relacionarse entre ellos ni la percepción que poseen de su propia existencia son equiparables a la nuestra, pero este hecho no evita que sus movimientos afecten a los habitantes de Daegon, ni que, en menor medida, alguna acción global o individual de integrantes de la humanidad pueda llegar a afectarles de alguna manera. Existe una influenciado en ambos sentidos. Cada acción tiene sus repercusiones a distintos niveles, y algunas de ellas generan ondas que pueden llegar a extenderse más allá del lugar en el que ha tenido lugar.
De forma generalmente accidental, lo abstracto se ha vuelto concreto cuando se ha despertado en alguna porción de su interior algo tan humano como la curiosidad. La comprensión que posee la humanidad acerca de su propia existencia es una característica contagiosa. Un elemento que, de forma fortuita, se ha propagado más allá de sus filas. Un regalo casi siempre envenenado que ha tenido como consecuencia la creación de nuevos seres a partir de lo inmaterial. De conceptos híbridos. De nuevas entidades que han sido arrancadas del terreno de lo abstracto para ser arrastradas irremediablemente hasta lo tangible y lo concreto. Para ligarlas al “ahora”.

Estos nuevos seres siempre han sido excepcionales, pero lo han sido en la acepción más literal de la palabra. El mero hecho de haber sido “despertados” a las inquietudes humanas no les ha otorgado una comprensión del entorno en el que han pasado a existir, no les ha preparado para lo que significa sentir, razonar o experimentar el tránsito vital de una manera equiparable a la nuestra. No les ha preparado para ser finitos.
Quizás los haya separado del concepto al que pertenecían desde el principio de los tiempos, quizás se haya visto forzados a la adopción de una forma, a ser materiales, quizás algunos puedan llegar a parecer humanos pero, de la misma manera que estos cambios tienen porqué haberles hecho poseedores de capacidades anómalas, tampoco ha convertido a ninguno de ellos en aquello que pueda dar a entender la apariencia que han tomado.

Algunos de estos conceptos, dadas sus características, pueden haber sido etiquetados como seres que se encuentran por encima de la humanidad, cuando sólo se trata de algo diferente. Cuanto esto ha sucedido, han llegado a ser adorados o temidos, agasajados o perseguidos. Han amado o despreciado su nuevo estado y a quienes le han rodeado, cohabitado con ellos o buscado el final de este nuevo estadio de su existencia. Estos mismos comportamientos serían extensible también hasta los conceptos no humanos ya sean o no nativos de Daegon. Quizás algunos de estos sean poseedores de una comprensión de su ser y su entorno similar a la nuestra, pero siempre existen matices que que nos diferencian de alguna manera. Dentro de esta categoría también se podría incluir a aquellos cuya aparición en este mundo fue previa al surgimiento de la humanidad tal y como es en la actualidad.

Porque, por más terrenales y prosaicas que puedan ser las religiones, esto no convierte en farsantes a todos quienes forman parte de ellas, sólo los separa en tres grandes grupos: aquellos compuestos por quienes ambicionan el poder, por la gente con una concepción equivocada de la realidad y por quienes no cuestionan la cultura en la que habitan.
Algunos de los conceptos básicos a los que apelan sus credos tienen una base tangible. Por más que no existan entidades homólogas a las que pueblan los panteones clásicos, conceptos como los Mayane Undalath, los Jonudi, los Kesari, los Kayain, los inmortales o los padres de la humanidad han servido también como fuente de inspiración para multitud de mitos creados de una manera totalmente descontextualizada. Seres a todas luces “inhumanos” de una u otra manera, cuyos actos o mera presencia en más de una ocasión han supuesto un cambio significativo para el momento y lugar en los que les ha tocado vivir. Cambios que, muchas veces, se han producido sin ser ellos conscientes de tal hecho. En cualquiera de estos casos, por más que su aspecto pueda haber llegado a ser humano o humanoide, ni la simple apariencia ni la convivencia les han otorgado la comprensión de aquello en lo que se convirtieron, la realidad en la que pasaron a habitar o la manera en la que son percibidos.

En Daegon han existido una gran variedad de seres únicos. Entes que quizás hayan sido más longevos o más poderosos, pero más allá de su simple excepcionalidad, ni siquiera aquellos procedentes de conceptos o axiomas próximos entre sí han resultado similares. Una vez que han abandonado o han sido extraídos de sus respectivos hogares pocos de ellos han dado muestras de poseer algún tipo de rasgo común.

Así pues, por más que la historia de Daegon haya contado con un escueto número de seres anómalos, ninguno de estos encajaría con la definición tradicionalmente asociada a cualquier tipo de divinidad. Este hecho, por otro lado, jamás ha supuesto un impedimento a esta u otra humanidad a la hora de crear sus propias respuestas a las grandes preguntas. Respuestas que en raras ocasiones han estado basadas en verdades absolutas u objetivas.

Los textos sagrados, pues, son ficción pura. La dramatización de hechos que sí que sucedieron o el intento por explicar en términos humanos algo que no puede ser expresado con ellos. No están basados en mensajes intencionados procedentes de entidades omniscientes u omnipotentes. El contenido de ciertas secciones plasmadas en ellos pueden haber llegado a asemejarse a ciertos elemento reales, pero estos se encuentran casi siempre distorsionados a través de un prisma externo. Desde un punto de partida o unas asunciones erróneas.

Las creencias que existen en Daegon son diversas, similares en cierta medida a las existentes en nuestro mundo. Comparten historias de heroísmo y la recompensa a quienes siguen aquellos valores que imperan en un momento y lugar. Se encuentran íntimamente ligados al “ahora” en el que fueron remozados por última vez.

- El rechazo a un poder superior

El agnosticismo y el ateísmo también están presentes en Daegon, pero más allá de ellos también existen otras maneras de rechazo hacia lo que implica el mismo concepto de la divinidad. Dentro de este mundo se pueden encontrar varias culturas en las que cualquier tipo de religión organizada se encuentra prohibida, aunque las razones detrás cómo ha evolucionado cada una de estas culturas y los motivos que llevaron a sus dirigentes a tomas estas decisiones acostumbran a ser diversas.
De cualquier manera, de la misma manera en la que este puede ser entendido como un rasgo cultural, la mera pertenencia a estos grupos sociales no implica la aceptación automática de los preceptos que se esgrimen para su conjunto.

Por un lado, las respuestas que se dan a las preguntas trascendentes nunca resultan algo halagüeño. Por otro, el negar los preceptos oficiales siempre ha sido una de las opciones predilectas para quienes buscan la rebelión como impulso vital.
Así, mientras que no es necesario profesar algún tipo de fe para negar o tratar de rebatir la validez de estas tradiciones culturales, este tipo de argumentos siempre resultan más fáciles de aceptar que aquellos que promulgan la muerte como un final absoluto.

- La ciencia en Daegon

Conviviendo, fusionándose y enfrentándose con estas realidades existe en Daegon un importante número de individuos y colectivos que buscan las respuestas a las grandes preguntas a través de otros medios, pero el saber y la certeza son bienes esquivos en esta realidad.

Como ya se ha mencionado con anterioridad, las leyes axiomáticas que gobiernan Daegon son algo cambiante. Quizás los periodos de tiempo que abarca cada uno de estos ciclos de cambios sean enormes pero, cuando uno de estos ha sobrevenido, tanto quienes se han visto envueltos en esta alteración como sus descendientes se han visto forzados a re descubrir los fundamentos sobre los que se basa su conocimiento. La matemática, la física o la química son diferentes en Daegon. Las fuerzas, preceptos y componentes que tratan de describir no se ajustan ni en su forma ni en su constancia a las que conocemos.

Estos cambios no afectan únicamente al entorno en el que existe la humanidad sino que esta también se ha visto moldeada de forma sutil por los mismos. En el pasado lejano la humanidad no sólo fue un concepto diferente al presente, sino que su conocimiento del universo y los avances científicos derivados de él superaron con creces los de la ciencia ficción más fantástica.

Comprender el entorno en el que existen siempre ha sido una de las prioridades de un gran número de pueblos de Daegon. Algo que ha hecho que la observación y el estudio forme una parte muy importante del bagaje cultural de muchos de ellos.

Porque no en todas las naciones de Daegon se encuentra presente el misticismo de la misma manera o con la misma intensidad. En un gran número de ellas se pueden encontrar distintos organismos dedicados al pensamiento racional y al análisis de los distintos aspectos de la realidad desde un punto de vista analítico.
En todas ellas no se fomenta la obtención del conocimiento de la misma manera, ni se le da un uso similar a este saber. La ciencia en sí misma no sólo no es garante de una ética superior, sino que puede llegar a ir acompañada de los mismos defectos de cualquier otro medio a través del que se puede acceder hasta el poder.

El hecho de que podamos encontrar en Daegon lugares en los que se almacena un conocimiento libre de superstición no implica que que este se encuentre disponible para cualquiera. También se han construido templos al saber. Catedrales tanto o más colosales que aquellas dedicadas a cualquier culto y con unas condiciones de acceso igualmente restringidas. Este saber no se limita únicamente al conocimiento de la historia, sino que la ciencia también juega un papel muy importante dentro de la estructura del poder.

A ambos extremos del Pramayán existen organismos científicos que tratan de comprender el mundo en el que existen. Estamentos algunos de los cuales han llegado a tener la entidad suficiente como para no depender de ningún estado. El máximo exponente de este hecho sería La Orden de Cahirn Ansay, una ciudad que antaño perteneció a Baern y que, no sólo obtuvo su independencia hace siglos, sino que esta se encuentra salvaguardada por a un complejo entramado de alianzas con naciones y organismos de todo el continente.

La forma en la que afronta el estudio y el saber se ha visto afectada por lo cambios a los que se ha visto sometido cada territorio. Así pues, aunque puede variar en cada cultura, la mutabilidad de la realidad es una verdad que muy pocos ponen en duda. Por más que hayan pasado milenios desde el último gran evento definitorio, una parte significativa de la labor de quienes componen el mundo científico es la de analizar y valida de forma constante lo que ya sabían. Sólo son conscientes de una manera parcial de todo lo que se ha perdido, pero esto es más que suficiente como para saber una parte del camino que les queda por recorrer. A pesar de que han logrado recrear tecnologías que son impensables en nuestro mundo, en la actualidad sus civilizaciones más avanzadas apenas logran distanciarlos de algunos de los periodos más oscuros de nuestra historia.

Hablando estrictamente, en Daegon no existe la magia, pero una parte de su ciencia sería difícil de distinguir de lo que entendemos por este concepto. Los distintos niveles de existencia son un hecho objetivo, al igual que la inmortalidad, las entidades híbridas o las radiaciones que se filtran entre universos. Todos estos conceptos son estudiados de manera sistemática de acuerdo a los preceptos de la llamada Ciencia Arcana. El saber de lo recóndito, la comprensión de aquello que apenas puede ser intuido o percibido por los sentidos.
Por más que algunos atribuyan cualidades extrañas o sobrenaturales a lo que se logra a través de este estudio, lo que se ha logrado mediante él nada tiene que ver con el misticismo, la superstición o la mera repetición acrítica de patrones diseñados por terceros.

No sólo la realidad ha cambiado, sino que también lo ha hecho la humanidad en su conjunto. Pero de haber algo que no ha cambiado es su necesidad de respuestas. En un entorno expuesto a lo anómalo como es el de Daegon, dado el bagaje histórico de ciertos pueblos, saber a lo que se encuentra uno expuesto no es una opción. Quizás lo infrecuente de estos cambios haga que la tensión no siempre sea la misma, pero si algo han aprendido es que no pueden confiar en que sean otros quienes les salven.

Porque, por más que ya no se conserve vestigio alguno de los días en los que la inmortalidad fue una cualidad humana, son dolorosamente conscientes de una parte de los dones de los que ya no disponen. De aquellos que les han sido arrebatados.

La realidad es un concepto cada vez más anciano y, como tal, más complejo. Tanto aquella realidad como las que colindan con ella se han ido transformando y fragmentando. Con el transcurrir de las edades, la lenta interacción, nacimiento e inclusión de otras abstracciones en su núcleo axiomático ninguna de ellas ha dejado de verse sometida a pequeños cambios.

Aquel concepto que conoció la primera humanidad, desapareció hace ya mucho tiempo, pero no se esfumó de manera voluntaria. La comprensión de la realidad que se logró obtener durante aquellos días no ha logrado ser igualada, pero no porque la humanidad se haya vuelto más estúpida, sino porque aquella era una realidad más sencilla. Tan sencilla y antigua que ni siquiera ha sobrevivido hasta la actualidad el recuerdo de aquella remota edad o de quienes la poblaron.
Con la pérdida de aquella longevidad a la humanidad no se le ha arrebatado la inteligencia o el potencial que poseyó antaño para la comprensión de lo que la rodea, pero cada nuevo cambio supone una nueva pérdida para el saber contemporáneo.

Existe una lucha entre el pensamiento científico y los falsos escépticos, los cínicos y los ignorantes que se apoyan en estas pérdidas para utilizarlas como una nueva demostración de que la ciencia no es algo “real”, pero con cada nuevo avance estas voces logran ser acalladas parcialmente.

Esta no es sino otro más de las múltiples conflictos que tienen lugar en este mundo. Una lucha que muchos creen perdida o una quimera. No son pocos los que afirman que el papel de la humanidad dentro del mundo no es el de comprenderlo o tratar de dominarlo. Que esas ideas ya fueron puestas a prueba en el pasado y que, por la arrogancia del hombre, su hogar casi fue destruido. Que los males que padecen a día de hoy son la consecuencia del atrevimiento del pasado. Que lo que se busca no es algo noble como el conocimiento, sino nuevas armas con las que someter a los que piensan distinto. Herramientas peligrosas que sólo pueden llevar hasta un nuevo ciclo de desdichas.

La realidad es maleable, pero existen razones, patrones en cierta medida observables, cuantificables y replicables detrás de cada uno de sus movimientos. Aparte de por la misma naturaleza o la acción de la humanidad, los conceptos sobre los que se encuentran afianzados las principios básicos de la existencia y, por añadidura, en los que se basa la ciencia, también se encuentran sometidos a otro tipo de influencias. Estas entidades evolucionan al igual que lo hace todo ser vivo, cambiando y, a su vez, generando cambio en todo aquello que les da forma y que es una parte de ellos. Su nivel de estabilidad depende del momento en el que se encuentre sumida cada una de ellas y la manera en la que esto afecte al resto. La realidad no es algo inmutable, peor ello no implica que los axiomas que gobiernan el universo en el que existe Daegon no puedan llegar a ser explicados.

Si bien estos cambios han sido excepcionalmente raros si los si se analizan desde la percepción humana del tiempo, los movimientos de la mecánica cósmica jamás se detienen. La forma en las que se han ido consolidando cada uno de ellos ha variado y cada cambio ha tenido una serie de causas y un conjunto de consecuencia diferentes. De la misma manera, la manera en la que se han propagado a lo largo del tiempo tampoco ha sido uniforme. Entre el momento de su inicio y el instante en el que se han plasmado en Daegon pueden haber pasado milenios, pero de cara a la humanidad, por más detalles y discrepancias que se pudiesen haber detectado con anterioridad, siempre han sido interpretados como algo súbito.
En cada una de estas ocasiones, sus repercusiones han diferido y, mientras que cuando la humanidad era mucho más longeva, algunos de sus componentes fueron capaces de presenciar y anticipar todo el proceso, según fue menguando su esperanza de vida cada uno de ellos ha condicionado no sólo a los avances científicos, sino también la misma formación de las estructuras sociales.

Así pues, no sólo la producción de cierto tipo de tecnologías preexsitentes se han vuelto imposibles, sino que los avances sociales que supusieron en multitud de ocasiones desaparecieron junto a ellos. Por más que en el pasado la ciencia llevase a la humanidad a unas cotas de sofisticación que jamás hemos conocido, en la actualidad artefactos pertenecientes a nuestro pasado como las que serían los equivalentes a las armas de fuego, las máquinas impulsadas por el vapor o el almacenamiento y la manipulación de energías como la eléctrica o la nuclear no son viables.
Estos hechos no vienen derivados únicamente porque no se hayan realizado los avances necesarios para su descubrimiento, sino porque los principios en los que se basaron sus sus descubridores ya no son válidos en esta realidad.

Aún así, de la misma manera que estos axiomas han desaparecido, también se pueden llegar a dar las condiciones necesarias para su regreso pero, de manera independiente a lo remoto de esta posibilidad, esto tampoco garantizaría la recuperación de todo lo perdido. El hecho de que estos cambios se puedan producir en cualquier sentido sólo implicaría la recuperación de axiomas del pasado, pero no otorgaría al mundo presente el conocimiento del pasado. De llegar a darse tal situación todo tendría que ser descubierto de nuevo. Teorías ya desechadas tendrían que volver a ser evaluadas y sería necesario que esta situación se mantuviese de una manera estable durante el tiempo suficiente para que se produjese el redescubrimiento y para que se volvieran a crear las infraestructura necesaria para consolidar estos avances.
Si añadimos a esto que, dependiendo de la cercanía de cada ubicación axiomática perteneciente a otros niveles de existencia estas condiciones tienen efectos distintos, se podrían llegar a dar en un determinado momento o lugar las condiciones necesarias para que algún dispositivo del pasado lejano que no haya sido desmantelado vuelva a ser funcional como consecuencia de una fluctuación en las grietas que comunican las distintas realidades, para volver a ser un objeto inerte tras el regreso de la normalidad.

Como consecuencia directa de todo esto, las particularidades de este conjunto de realidades han provocado el surgimiento de campos de estudio que no se podrían dar en nuestro mundo. Elementos que son estudiados de manera rigurosa y formal mientras que su presencia en nuestro día a día sólo tiene lugar bajo la forma de la palabrería hueca o el pensamiento mágico. De la misma manera, la propia naturaleza física en Daegon ha hecho posible el desarrollo de tecnologías que en nuestro mundo no podrían haber tenido lugar.

Campos como el de la ciencia de los materiales siempre ha gozado de una gran relevancia de manera indistinta tanto entre los cuerpos de estudio más prácticos como en el de los más teóricos. El descubrimiento y el control de nuevos materiales no sólo se encuentra presente en el terreno escolástico, sino que tanto la industria como distintos estados han realizado importantes aportaciones económicas a este respecto dado que ser el primero puede implicar una superioridad tecnológica y económica sobre las naciones vecinas o el rival empresarial.

Los grandes hitos tecnológicos del pasado reciente daegonita han tenido lugar en dos campos muy concretos; el de la mecánica y el de la contención de energías exóticas.

Si bien es cierto que esto no se ha logrado plasmar en la construcción de armas, este siempre ha sido uno de los objetivos prioritarios de los grandes inversores. Dependiendo de las características particulares de cada material su explotación se ha visto potenciada por distintos sectores, pero aún se encuentran muy lejos de lograr desarrollar dispositivos estables capaces de recolectar, almacenar y encauzar las radiaciones exóticas.

Por otro lado, los niveles de precisión en cuanto a la ingeniería mecánica rivalizarían, cuando no superan a los nuestros. La robustez de las grandes máquinas y la eficiencia de los mecanismos complejos con los que se puede llegar a trabajar en Daegon les ha llevado a desarrollar dispositivos más complejos que los de cualquier mecanismo de relojería jamás construido. Algo que ha hecho que el campo de la mecánica sea uno de los que goza también de un importante desarrollo.
La falta de una fuente de energía exógena estable que alimente a las grandes máquinas no ha impedido que su industria haya comenzado a despegar, y tanto la fuerza del aire como la del agua han conseguido ser encauzadas para alimentar a una parte importante de su desarrollo.
Las zonas atravesadas por grandes caudales de agua disponen de presas que alimentan a sus fábricas, mientras que en otras menos afortunadas se continúa utilizando la fuerza animal o la humana para que estas no dejen de producir.
Tanto el diseño de estas presas como el de los molinos o los engranajes que mueven son campos en alza dentro de las naciones más industrializadas. Su fuerza se utiliza tanto para la confección textil como para la de siderúrgica, la mecánica o la alimentaria.

También existen grandes transportes de cargas parcialmente mecanizados diseñados para requerir de una menor dependencia animal, así como grandes y complejas máquinas dedicadas a la construcción. Los increíblemente precisos mecanismos de sus relojes pueden llegar a ser utilizados como aviso ante pequeñas fluctuaciones en los axiomas, y tanto el diseño de sus mastodónticas presas o ciertos molinos que apenas necesitan de viento son secretos por los que se puede llegar a matar.
Los grandes navíos diseñados para el transporte de mercancías también disponen de motores capaces de impulsarlos ante las adversidades climatologías. Las aplicaciones que se dan a este campo del conocimiento aún están muy lejos de agotarse.

Las técnicas de manufactura de todos estos dispositivos puramente mecánicos, de una manera que puede parecer contradictoria con su nivel tecnológico, se encuentran en unos niveles de sofisticación increíblemente avanzados en ciertas naciones. Por otro lado, la investigación sobre los materiales capaces de almacenar cierto tipo de radiaciones exóticas es un área de estudio sometida a fuertes presiones.

La manipulación de este tipo de fuentes de energía es altamente peligrosa, y pocos son quienes poseen el conocimiento, los recursos, la pericia y, en ocasiones, la inconsciencia necesarias para llevarla a cabo. El salto cualitativo que podrían tener de darse resultados exitosos en estos campos hace que se encuentren muy valorados en el plano teórico, pero la alta inestabilidad de los mismos conlleva unos riesgos que históricamente han causado grandes daños. La falta de una comprensión completa de todas las fuerzas implicadas han hecho que, sobretodo en aquellas naciones en las que predominan los teísmos, exista una especial beligerancia generalizada contra ellas.

A pesar del alto nivel de desconocimiento, del riesgo y las malas experiencias del pasado, este tipo de actuaciones están desprovistas de cualquier misticismo. Dentro de los estamentos científicos no existe diferencia entre cómo son estudiadas las leyes generales de la mecánica cósmica o la ciencia aplicada a la agricultura. Ambas son ciencias que se basan en los mismos modelos de trabajo, falsación o validación.
Donde sí que existe una notable diferencia en cuanto a su viabilidad es a la hora de tratar de llevar este conocimiento a la práctica. Una vez más no existe unanimidad a la hora de afrontar estos temas. Cada nación tiene sus propios mecanismos culturales, sociales y legales para tratar con la materia, pero los peligros derivados de manipular ciertos tipos de elementos acostumbran a estar sujetos a un escrutinio pormenorizado. Así pues, la llamada “Ciencia Arcana“ es en la actualidad, salvo en contadas excepciones, una materia eminentemente teórica.

Porque no sólo las ciencias aplicadas gozan de un desarrollo significativo en Daegon. La ciencia arcana no se dedica únicamente a buscar fuentes de energía o herramientas a ser explotadas, sino que, sobre todo, se trata de una ciencia preventiva. En conocer lo que existe más allá del universo tangible para ser capaz de prever sus efectos cuando entre en contacto con su realidad, en tratar de comprender el funcionamiento de todos los elementos que conforman la existencia.

Este aprecio por el conocimiento no se da únicamente en el mundo civilizado, sino que en algunas de las culturas menos avanzadas que pueblan Daegon también se ha desarrollado el interés por ciertos campos de la ciencia. La mente es un bien muy preciado en un universo en el que muchos enemigos no pueden ser derrotados con la mera fuerza física y, en un gran número de ocasiones, ni siquiera pueden ser combatidos. Los sucesos anómalos no entienden de nacionalidades, rivalidades generacionales o alianzas temporales. Cuando los mitos ancestrales y el misticismo no son capaces de proteger a los pueblos, es el momento en el que se forjan alianzas de lo más extrañas.

Algunas de estos pueblos también han desarrollado técnicas útiles a la hora de predecir cierto tipo de sucesos, pero estas se encuentran basadas más en la tradición y la repetición que en un estudio pormenorizado de de todos los factores implicados. Sus comprensión de las materias y sus conclusiones son vagas, pero no por ello menos útiles para su supervivencia. Por más que lo poco ortodoxo de sus métodos haya llevado a las naciones más “avanzadas” a desestimar sus conclusiones, en ciertos campos sus aproximaciones han resultado ser más eficientes, aunque no por ello siempre les han servido para prepararse ante lo anómalo.

Por otro lado, y siguiendo con estos estos pueblos, en ocasiones su conocimiento acerca de los materiales con propiedades particulares también es superior al de civilizaciones teóricamente más avanzadas. De nuevo, quizás desconozcan el detalle pormenorizado de aquello con lo que tratan, quizás no tomen todas las precauciones que serían recomendables, pero aquellos pueblos en cuyos territorios se pueden encontrar yacimientos de estos elementos estos han llegado a alcanzar una destreza considerable en su uso para funciones insospechadas.

Así pues, a pesar de existen una gran cantidad de similitudes entre la manera en la que los habitantes de Daegon entienden el conocimiento y cómo lo entendemos nosotros, las diferencias de su entorno han hecho que su evolución difiera de la nuestra.
Gran parte de los casos que hemos comentado en esta sección hacen referencia a casos infrecuentes pero, ya sea como consecuencia de la manera en la que interactúan con lo que les rodea en el día a día, en cómo se enfrentan a los retos, o en el impacto que tiene cada uno de sus descubrimientos científicos, sus avances no son equiparables a los que han tenido lugar a nuestro mundo.

El ansia de conocimiento ha sido en ciertos lugares la consecuencia de algún hecho traumático; la consecuencia de la lucha que mantienen contra una naturaleza que les ha marcado históricamente. Han sido muchas de las culturas que han sufrido alguna tipo de consecuencia de mayor o menor intensidad como consecuencia de la inestabilidad y los solapamientos planares, pero quienes han padecido las experiencias más traumáticas son quienes más han hecho más para tratar de comprenderlos. Han sido estos sucesos de su pasado quienes les han espoleado para que se fomente el estudio de los mismos y la razón por la que, siglos después del advenimiento de aquellos que han quedado grabados en su acerbo, se mantengan activos los organismos científicos que nacieron para tratar de prevenirlos. Si bien es cierto que el aprecio que les tienen sus ciudadanos se encuentra directamente relacionado con la actividad extraña que tiene lugar en su territorios, incuso en aquellos lugares en los que no se ha producido ninguno de estos durante varias generaciones sólo se cuestiona su razón de ser en los momentos de mayor necesidad en algún otro aspecto social.
Ninguno de ellos ha logrado desarrollar métodos para evitar la llegada de nuevas tragedias, pero sí que han tenido pequeños éxitos a la hora de predecirla o ubicar los territorios que se verán afectados.

De la misma manera que las aplicaciones prácticas se encuentran en constante evolución, existe una clara comunicación entre esta y el mundo teórico. La innovación no sólo se encuentra presente dentro de estos entornos sino que también se puede encontrar más allá de ellos.
Dentro de las grandes urbes no sólo puede dar uno con los grandes estamentos científicos, sino también puede cruzar su camino con diletantes pertenecientes a las clases pudientes que tratan de aunar ambos mundos. Inventores pertenecientes principalmente a familias nobles o industriales, o auspiciados por estas clases sociales o algún organismo estatal.

No todo el estudio se encuentra constreñido dentro de las paredes de una universidad, una laboratorio o las fronteras de una única nación. Asociaciones internacionales como el Nalushat Avasanyali han tratado de aunar los esfuerzos de distintas organizaciones locales en pos de objetivos más grandes. De proyectos como el “Corredor de Nagaidu” que trata de crear un mapa topográfico de los flujos de Gettar, una de las escasas radiaciones exóticas más estables que se conoce y una de las pocas que se han podido utilizar como fuente de energía.

En el cómputo global, existen más organismos científicos en Daegon que religiones organizadas aunque, si comparamos el número de sus integrantes, dependiendo de los parámetros elegidos podríamos obtener lecturas bien distintas.

Si lo que comparamos en el conjunto de quienes forman parte de sus estructuras de poder, el mundo científico saldría ganando, aunque esto en ocasiones ha supuesto un problema. Si las distintas iglesias se encuentran fragmentadas en cismas, los estamentos científicos no sólo no difieren en este sentido, sino que también los superan. Las diferencias culturales y la falta de un referente formal a la hora de resolver las disputas resultan un obstáculo difícilmente salvable cuando se enfrentan ego, certezas y sesgos.

Si lo que comparamos es su número bruto de integrantes, los números crudos darían ventaja al mundo religioso, aunque esta no deja de ser una conclusión un tanto falaz. Porque una cosa es quienes se limitan a seguir las tradiciones culturales y otra muy distinta la verdadera fe. La distancia que separa a quienes creen firmemente en lo que hacen y esperan resultados de sus plegarias y quienes se limitan a repetir sin criterio las tradiciones es abismal.

Independientemente a su número, ya sea bajo forma de industria, el ámbito académico o los pequeños inventores, el mundo científico es algo muy vivo en Daegon. Quizás se encuentran muy por debajo de nuestros estándares en un gran número de campos, pero su evolución en aquellos que no existen en nuestra realidad han llevado a sus pueblos a lugares que jamás conoceremos.

- El legado del pasado

Pero el presente no deja de ser una pálida sombra de lo que se logró obtener en distintos momentos del pasado. De todas las barreras que lograron ser superadas con tecnologías imposibles en nuestro mundo.

Aún quedan algunos vestigios de aquel pasado accesibles en el presente. Obras colosalistas como “El Anillo” o más mundanas como las fortalezas horadadas en las montañas por sus ancestros y que hoy se encuentran habitadas por los ciudadanos de Beretear o Ton’Kaheru, ciertas ciudades como la de Áldern sobre cuyas ruinas se ha construido una y otra vez o como el gran zigurat de Rishgarma sobre cuyas ruinas se conformó una parte de la cultura dengar. Existen naciones enteras que, sin saberlo, se han construido sobre partes de los restos de antiguas megalópolis.

Algunas de estas obras, a pesar de pasar desapercibidas, son visibles como aquellas que forman parte de sus grandes infraestructuras otras, como la ciudad errante de Stergión, es imposible que no llamen la atención. Pero aquellos restos que permanecen en Daegon no no son los únicos vestigios que quedan de aquel pasado lejano.
Más allá de la atmósfera del planeta, por encima incluso del Anillo, se pueden encontrar otros restos de las antiguas civilizaciones. Distintos satélites que un día fueron bases militares o científicas que hoy orbitan Daegon desprovistos de los axiomas que un día les hicieron funcionar y sin nadie que controle sus rumbos. Pero no todos ellos vagan sin rumbo, ya que entre ellos se encuentra Sigma 3.0, la plataforma orbital para la investigación planar que abandonó antaño esta realidad para regresar siglos después.

Más allá de esta, sobre la superficie de la luna que orbita Daegon, Lutnatar, se encuentra la ciudadela de Falsgar. Un lugar raramente habitado, pero que ha servio como refugio durante milenios a uno de los inmortales que habitan este mundo.

Podemos adentrar nuestra mirada en lo más profundo del universo y allí encontraremos otros mundos habitados, colonias cuya evolución puede haber ido pareja a la de Dagon o haberse desviado completamente. Una situación muy similar a la que se puede encontrar en otros niveles de existencia.
Tanto la evolución de la ciencia, como la del misticismo son diferentes en cada uno de estos entornos. Si ya dentro de un contexto tan ínfimo como el de Daegon podemos encontrar diversidad de axiomas, cuando extrapolamos este escenario a un multiverso completo las posibilidades son infinitas.

Cultos organizados y estamentos científicos

La manera en la que se encuentran implantadas las distintas tendencias que hemos descrito hasta el momento en cada lugar del globo varían enormemente. En casi todas ellas conviven de una u otra manera dentro de sus sociedades. La pertenencia a uno un otro grupo no garantiza que sus visiones del mundo coincidan por completo, y no es raro que se lleguen a dar alianzas en apariencia antinaturales entre componentes u organismos de ámbitos teóricamente enfrentados contra quienes deberían ser sus hipotéticos aliados.

No existe una hoja de ruta definida para ninguna de ellas, y sus dudas, discusiones internas, contradicciones y cismas no hacen sino ampliar su diversidad. El camino que toman cada uno de estos grupos depende por entero del contexto presente en el que se encuentran. Pueden esgrimir argumentos o dedicarse a repetir ciertos formalismos heredados, pero rara vez tienen su vista puesta en el pasado salvo cuando este les sirve para los objetivos presentes de sus dirigentes.

- El origen común

De la misma manera en que no todas las religiones se encuentran ligadas a una demarcación geográfica, tampoco todos los organismos científicos dependen de un único poder central. Asimismo, por más que algunos pueblos se puedan rebelar contra su pasado o desconocerlo por completo, lo que es indudable es que, por más que la manera de entender el conocimiento y la fe hayan cambiado a lo largo de las eras, ambas se encuentran poderosamente ligadas en su origen.

Si estamos dispuestos a profundizar, podemos trazar cada idea hasta los albores de la humanidad y ver cómo surgió y cómo ha ido evolucionando a través de las eras. Por más que en la actualidad podamos encontrar mitos surgidos en tiempos recientes, o descubrimientos científicos cuya naturaleza fuese inviable milenios atrás, todo mito y todo método de estudio bebe de alguna manera de aquellos que les precedieron. Existen multitud de organizaciones dentro de ambos ámbitos que se podrían utilizar como elemento de muestra de este hecho pero, de haber algún concepto que cuya naturaleza se ha visto menos afectada por los vaivenes de la evolución humana en Daegon, estos serían los que ejemplifican el culto a los Señores de Ilwarath y el Nalushat Avasanyali. Dos ideas tan íntimanente ligadas en su concepción como contrapuestas en la actualidad.

Si bien es cierto que ambos organismos se encuentran fuertemente descentralizados y que su presencia en aquellos lugares en los que ha tenido lugar no tiende a adaptarse a los criterios habituales de sus respectivos ámbitos, esto no los convierte en fuerzas a ignorar.

Se podría decir que, a pesar de lo antagónico de su naturaleza, dentro de sus respectivos espectros de acción ambas atienden a criterios contraintuitivos. Que cualquiera de estas dos organizaciones no dejan de ser anacrónicas, aunque la razón para llegar hasta esta conclusión en cada una de ellas vendría dada por razones contrarias. Que, por más que sean lecciones procedentes de su pasado más remoto, sus ideas son tan avanzadas que aún están lejos de ser comprendidas o aceptadas por los pobladores actuales del mundo. Las fronteras que separan a ambas organizaciones se encuentran construidas sobre capas y capas de modernidad. Sobre la negativa de la humanidad por aceptar su insignificancia.

Si analizamos el núcleo de los preceptos que compone el culto a los Señores de Ilwarath y aquellos surgidos de su misma base, todos ellos se encuentran fundamentados sobre esta negativa a aceptar lo que se sabe inevitable. Estos son, con gran probabilidad, aquellos en los que se puede encontrar la expresión más pura de distintos aspectos de la naturaleza humana. Aquella que, por más que reconozca lo inevitable, no está dispuesta a desvanecerse sin presentar toda la lucha posible.
Su fe no se encuentra fundamentada sobre promesas vacías, sino en la remota posibilidad de estar equivocados. En la esperanza que proporciona la posibilidad de seguir vivos, y la hipotética capacidad que esto le otorga para que exista un mañana. Lo que podría ser una traslación directa de una verdad objetiva se oculta detrás de su fe en sí mismo. Detrás de una verdad incómoda a la par que incuestionable que no tiene tanto que ver con gestas heroicas o recompensas como con su incapacidad para imaginar la no existencia y, como consecuencia, su negativa a aceptar la interpretación certera de de aquello que no puede ser experimentado a través de los sentidos.

El fatalismo es algo inherente a estos credos, pero también la esperanza que proporciona la incertidumbre, la esperanza de estar equivocados. Esta que una verdad difusa e incomprensible que, irónicamente, se encuentra basada en datos objetivos, sólo sea un error en su interpretación de la realidad. Algo que puede llegar a ser rebatido cuando no directamente cambiado.

Porque esta es una verdad heredada de antaño. Quizás el único legado de los padres de la humanidad que, por más transformaciones que haya sufrido, ha sobrevivido alterada únicamente en meros matices hasta la actualidad.

Dentro de la multitud de “ahoras” que ha vivido Daegon existió uno sin mitos o miedo, sin muerte o necesidades inalcanzables; Los días previos a la aparición de sus primeros pobladores humanos y los tiempos que siguieron de manera inmediata a estos. Los tiempos en los que, no sólo se definiría lo que es el conocimiento o el mito, sino que también se conformaría la manera en la que serían experimentados por sus descendientes.

En aquel momento previo a casi todo, cuando fue la propia humanidad quien poseía un gran número de atributos que los emparentarían con nuestro concepto de “dioses”, también fue el momento en el que fueron conscientes de la verdad. De lo inaceptable.
Porque, cuando lograron obtener una cierta comprensión de la naturaleza de la realidad y los primeros de ellos conocieron la muerte, supieron que la esperanza sólo era una forma de autoengaño. Una mentira que abrazaron camuflándolo como desafío. Un desafío que ninguno de ellos logró superar. El concepto del final.

Un concepto que no podía ser comprendido en su totalidad, ya que quienes lo experimentaban perdían la capacidad para transmitir aquel conocimiento. Uno fácilmente perceptible pero imposible de explicar. Una certeza que en su interior albergaba la pregunta definitiva. Aquella que no podía ser respondida.

Porque no hay salvación o redención posibles, no hay un juicio en el que ser declarado digno o inocente, sólo un inevitable final ante el que nada se puede hacer, del que no existe un lugar al que huir. Nada escapa a la llegada del fin. El infinito es una abstracción que sólo sirve como concepto hipotético dentro de los campos de la filosofía y la ciencia. Por más vasto que sea “El Todo”, la eternidad es una mentira. Una promesa vacía.

Son pocos los credos del presente que comparten algún vestigio procedente de aquel descubrimiento, y ninguno de ellos se encuentra implantado con firmeza dentro de las culturas autodenominadas como “civilizadas”.
Aun así, una pequeña parte de las religiones actuales comparten sin saberlo un rasgo de partida común heredado de los primero pobladores; su fatalismo y una sensación inequívoca de indefensión.

Aquellos credos construidos alrededor de las experiencias de quienes han contemplado lo que se encuentra en el último momento de la existencia saben que, una vez que concluya el tiempo, sólo quedará la nada, la no existencia. Están influenciadas por la misma verdad que asaltó a los progenitores, aunque carecen del grado de comprensión que llegaron a alcanzar aquellos acerca de lo que esto implica. Poco a poco el saber se convirtió en mito, y el mito en dogma.

Estos han sido los credos que menos han sido afectados por el avance de las civilizaciones, aunque no por ello han permanecido completamente inalterados. Porque los pueblos necesitan de la esperanza para progresar, y la certeza de que, no sólo la humanidad, sino toda le existencia, están condenadas, al igual que sucediese con sus ancestros más lejanos, es un hecho que no están dispuestos a aceptar.
Algunos de los dogmas promulgados por sus líderes contemplan otra vida después de esta, pero no es presentada como un paraíso o un premio. Quizás sea un lugar de reposo, pero este también se desvanecerá cuando llegue el final de todas las cosas. Aun así, a pesar de su aceptación de la cruda realidad, se permiten un pequeño atisbo de esperanza. Incluso dentro de los mitos más pesimistas se encuentra presente el concepto de la lucha. La creencia de que de su mano puede llegar la postergación de este momento.

El culto a Avjaal y los Señores de Ilwarath sería el mayor exponente de esta herencia. Una religión que carece de templos, iglesias, catedrales o una cúpula eclesiástica. Que no pide donativos o trata de captar feligreses. Su mensaje no es halagüeño ni trata de ser tranquilizador. Sus fieles acostumbran a ser gente tocada por la tragedia y recogida por otros como ellos. Personas que recorren el continente y las islas buscado las señales de lo que desencadenará el final. Advirtiendo sobre ellas y tratando de contenerlas. Son al mismo tiempo soldados y predicadores, confesores y redentrores, investigadores y, en ocasiones, tanto jueces como jurados y verdugos.
Su presencia y credo no sólo no son bien recibidos en una gran cantidad de lugares, sino que también se encuentran prohibidas en distintas naciones politeistas. No poseen indumentaria o símbolos propios, y ni siquiera el nombre por el que se refieren a ellos o sus deidades son comunes en los distintos territorios en los que aparecen.

Por su parte la idea detrás del Nalushat Avasanyali es también algo casi tan viejo como la misma humanidad. Su objetivo es tan ambicioso como inalcanzable; Aunar todo el conocimiento humano que se encuentra disperso alrededor del mundo y ponerlo a disposición de quien lo necesite.
A lo largo de los últimos siglos se han producido diversas intentonas para lograr convertir este proyecto en algo real. En el establecimiento de un organismo internacional desligado del mundo de la política en el que los científicos puedan compartir sus descubrimientos, debatir sobre ellos, y determinar cuáles son aquellos merecedores de un esfuerzo conjunto, pero este proyecto siempre ha terminado de la misma manera.

El Nalushat Avasanyali ha logrado ser un concepto activo durante breves lapsos de tiempo, pero los esfuerzos necesarios para asegurar su supervivencia siempre se han encontrado más allá de los recursos de sus integrantes. Aún así, nunca ha sido disuelto oficialmente y siempre han quedado pequeñas células que se han negado a reconocer el fracaso.

Existen un gran número de organismos territoriales que se reúnen cada varias años con este fin, pero el sueño de que estas reuniones puedan contar entre sus integrantes a los equipos de investigación más importantes a ambos extremos del Pramayán es algo que no se logra desde hace décadas.

Pero, como ya decimos, este no es un proyecto innovador. Mucho antes de que de la formación del Nalushat Avasanyali fuese el germen de una idea en la mente de sus creadores, el mundo también conoció a otros entes con características similares. Para llegar a encontrar a alguno de estos que haya gozado de un mínimo de estabilidad tendríamos que viajar cuatro milenios hacia el pasado. Hasta los tiempos de la segunda edad de oro del conocimiento de la humanidad. Porque la fuente de la que bebieron los ideólogos de esta idea contemporánea es la idealización del Rurón Ikigashi, el organismo que en aquellos días trató de definir los protocolos de seguridad para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías.

Pero aquel proyecto tampoco fue original. Millones de años antes de que sus fundadores pisaran el mundo, los progenitores de la humanidad ya habían tratado de crear una obra que abarcase todo su saber humano; el Naludah Avanyali, Los escritos en los que se definirían los “Preceptos para el análisis, la comprensión y el control de la energía planar”.

Tanto la semilla de la curiosidad humana como su necesidad de dotar de algún tipo de sentido a lo que le rodea son tan antiguas como sus capacidad para relacionarse con su entorno, pero el entorno con el que se relaciona no es algo estático. El conocimiento es algo esquivo, un bien que no puede ser poseído de manera indefinida. La verdad, incluso aquella que no depende de apreciaciones culturales, es un concepto mutable. Ya desde sus diese sus primeros pasos sobre este mundo, casi siempre ha sido algo perseguido por la humanidad, aunque, una vez que se ha encontrado en su poder, no todos ellos han estado preparados para aceptarla. Algo han buscado moldear de acuerdo a sus necesidades.

Con el transcurrir del tiempo algunas de las culturas que pueblan Daegon, aquellas pertenecientes a las civilizaciones más sofisticadas, han ido suavizando el mensaje fatalista tanto en su parte racional como en la mitológica. El nihilismo y los extremismos han logrado ser contenidos ocultándolos tras capas de mentiras piadosas o por la incapacidad de aceptar esta verdad, algo a lo que ha ayudado lo excepcionalmente raro de la presencia del mundo ultraterreno dentro del día a día de los habitantes de este mundo.
Porque, por más que se hayan dado eventos anómalos de forma dispersa a lo largo de los siglos, si bien han tratado de ser explicados como castigos para con los infieles, lo fortuito de estos y su equidad a la hora de dictaminar a quienes han afectado, ha permitido que el pueblo los acepte con resignación. Que los afronte como quien se enfrenta a un desastre natural. La humanidad ha aprendido a respetar y temer a la naturaleza en todos sus niveles. A aprovecharse de lo que puede obtener de ella y a no atribuirle intención a lo que no la tiene.

Ciertas culturas rinden culto a versiones antropomorfizadas de abstracciones naturales, pero han aprendido a protegerse sin esperar a que una entidad superior lo haga por ellos. Es probable que dentro del lenguaje de las naciones existan expresiones que puedan ser interpretadas de modo contrario pero, en gran medida, no dejan de ser frases hechas pronunciadas sin reflexionar acerca de lo que implican.

Los sacrificios, ya sean de plantas o animales para apaciguar a las deidades son raros de encontrar, y los de humanos lo son aún más. Esto es así incluso en el caso de los pueblos más primitivos. Si bien la superstición está muy lejos de encontrarse totalmente erradicada, dentro del ADN de esta humanidad reside un saber heredado de sus ancestros más lejanos. Un instinto que les impele a actuar, que les indica que, por más que su hogar les provea de alimentos, también ha engendrado a quienes les dan caza a ellos. Sólo son un elemento más dentro de un conjunto mucho más grande, no la pieza esencial. Esta es una cruda realidad que muchos eligen negar, pero lo que les ha permitido sobrevivir hasta el momento presente.

Si bien el escepticismo, la racionalidad y el saber tampoco garantizan la supervivencia, quienes han confiado de forma exclusiva en la protección de salvadores ajenos a ellos, o en las promesas de charlatanes, demagogos o inconscientes que han afirmado ser sus intermediadores, han ido desapareciendo de manera inexorable condenados por su propia imprudencia.

A continuación presentaremos sólo son un pequeño número de los elementos que conforman las estructuras sociales de occidente. Su presencia y relevancia es incuestionable dentro de las naciones en los que se encuentran establecidos, pero no son los únicos que se pueden encontrar allí.
Cuando no han sido el origen de algún conflicto estos han surgido a su alrededor y, en cierta medida, su papel dentro del esquema de poder es un punto central.

Pueden ser el germen de aventuras o el punto de partida de cualquier personaje. Son estructuras tan grandes que su auge o caída puede desencadenar olas de consecuencias que trastoquen cualquier estamento. Al mismo tiempo, su supervivencia depende de tantos factores que eliminar la pieza más insospechada puede causar un efecto dominó que lo cambie todo.

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¿Qué es Daegon? IV: Daegon Occidental

¿Qué es Daegon? IV: Daegon Occidental
Si centramos nuestra mirada en las naciones que se encuentran al oeste del Pramayan, los principales representantes de esta lucha entre la razón y el misticismo serían claramente dos. La Orden de Cahirn Ansay y la Iglesia Tayshari.

- La Orden

La Orden quizás no sea la más antigua de las organizaciones dedicadas al estudio de la realidad que existen en occidente, pero sí que es la única a escala global que no depende de ningún estamento superior. El Yishin Amat, su órgano rector, es también quien gobierna la ciudad estado de Cahirn Ansay y una gran parte de los territorios que la rodean.
Muchos han querido ver en ella una utopía de la razón, pero esta no deja de ser una visión altamente idealizada de la realidad. Una visión en gran medida propagada por los dirigentes de la propia Orden.

El pequeño estado que dirige tiene todos los males que asolan a aquellos más extensos. Tanto dentro de las quince órdenes mayores que la componen como más allá de ellas, sus luchas internas no se limitan a aquellas construidas alrededor del conocimiento, sino que el poder y el dinero tienen un papel muy importante en ellas.
El complejo entramado de alianzas que tienen con distintas naciones es al mismo tiempo una fuente de ingresos y una espada de Damocles. Por más independientes que puedan ser en lo económico, ni posee un ejército regular ni los tratados que tiene firmados con quienes le rodean le permiten la posibilidad de formar uno.

Su campo de acción cubre todos los aspectos del conocimiento pero, precisamente como consecuencia de esto, distintos organismos pertenecientes a otras naciones cuentan con un conocimiento más profundo sobre un gran número de ellos. Los especialistas en cada campo de estudio se ven forzados a luchar por los recursos necesarios para llevar a cabo sus investigaciones, una situación que en entornos más enfocados en un único campo concreto no acostumbra a darse.

A lo largo de los siglos de su seno han surgido multitud de nuevas organizaciones allí donde ha estado implantada. Organizaciones como la Escuela de Sunrath en Menetia que, tras ser absorbida por el gobierno de esta ciudad, a su vez, daría a luz a otro nuevas sedes tanto dentro como fuera de las fronteras de esta nación.
La relación que ha mantenido con cada una de sus escisiones o expropiaciones no ha sido algo estático, sino que ha dependido mucho tanto de la situación geopolítica del momento como de los dirigentes que se han ido haciendo cargo de cada estamento.

La percepción que se tiene de La Orden fuera de las fronteras de Cahirn Ansay no es algo uniforme, sino que depende mucho del estrato social en el que uno se encuentre. Así, mientras que los estamentos políticos y científicos acostumbran a ser muy conscientes del ámbito completo de su actividad, el vulgo tiende a referirse a ella como “La Orden de los Cronistas de Baern” o, simplemente, “Los Cronistas” restringiendo su papel al de meros archivistas de la historia antigua del mundo.
Esto no ha impedido que estudiosos de toda nacionalidad y condición hayan hecho del viaje hasta sus bibliotecas y universidades casi un objetivo vital. Un viaje que sólo les ha llevado a encontrar algo muy diferente a la imagen idealizada que se ha dado de ella.

Distintos dirigentes de La Orden han sido los principales impulsores de varias de las últimas encarnaciones del Nalushat Avasanyali, aunque estos esfuerzos rara vez han sobrevivido a sus valedores. Por más que todos los estamentos científicos proclamen su adhesión a esta idea, la distancia, los recursos necesarios para mantenerlo y el entramado de relaciones, egos y dependencias del poder han hecho imposible el convertir esta idea en una realidad duradera.

Pero no sólo la ciencia y el conocimiento abstracto forman parte del currículo y las prioridades de La Orden. A pesar de compromiso y pretendida apariencia de neutralidad, tanto el gobierno de Cahirn Ansay como los responsables de sus distintas órdenes tienen una parte muy activa dentro del escenario global de poder y su conocimiento acerca de las ciencias políticas y sociales, la teología o la elaboración y documentación de los sistemas legales y jurídicos de las naciones que les rodean les han convertido en un de los agentes más importantes dentro de este escenario.

Por otro lado, una parte nada despreciable de la nobleza o de quienes gobiernan ciudades, provincias o naciones se han formado de manera directa o indirecta a partir de sus textos, en sus sedes y embajadas o han sido tutorizados por alguno de sus integrantes.

Al igual que sucede con toda gran organización, tanto las desavenencias internas dentro de La Orden como las ingerencias externas han supuesto la creación de nuevas organizaciones. Entes como el la anteriormente mencionada Escuela de Sunrath de Menetia, el Lugens Gaumoru o “Escuela de Gaumot” situada entre las fronteras de las Llanuras Heladas de Skartaria, Tembi y Werela, el Unlyshe Telamoq dedicado en exclusiva a estudiar el archipiélago de Kúbor Yolasté, el Daborush Yalani que ocupó su lugar en Baern tras la declaración de su independencia de esta nación.

- La Iglesia Tayshari

Por su parte, de existir una religión que ha crecido de forma más uniforme y se ha ido adaptando mejor a las distintas fases de modernidad de aquellos lugares en los que se he implantado, esta ha sido la de la Iglesia Tayshari. Un culto que, a través de sus cientos de cismas, se encuentra presente en gran parte de las naciones del Daegon occidental.

Este es uno de los legados más duraderos que se conserva de los tiempos del Gran Imperio Menetiano y, de unirse todas las naciones en las que se encuentra presente alguna de las escisiones de esta religión, esta sería la más extensa de cuantas pueblan Daegon.
Su presencia no se encuentra implantada de la misma manera, o con el mismo nivel de integración en todas las naciones que la acogen, pero esto no se debe únicamente a que los gobernantes de quienes profesan alguna de las formas de esta fe no compartan ideario moral, político o social, sino a que la misma jerarquía dentro del culto se encuentra tremendamente fragmentada.

Dependiendo de dónde centremos nuestra mirada encontraremos a más de media docena de individuos que son denominados como sumo pontífice de la verdadera Iglesia Tayshari. No todos ellos tienen el mismo poder o cuentan con el mismo número de feligreses, pero los líderes de los cismas más sólidamente implantados en distintas naciones como Menetia, Bra’Em’Kyg, Shattegar o Shemmellom cuentan con una capacidad de influencia considerable.
Este tipo de peleas no tienen lugar en el terreno internacional, ya que algunos de estos cismas se encuentran fuertemente implantados en distintas provincias de una misma nación. Los dogmas que promulgan pueden ser similares en mayor o menor medida, pero su interés real poco tiene que ver con lo que puede deparar una vida posterior. Son gente sumida en una lucha por el poder sobre las masas. En un conflicto que se encuentra muy por encima dentro de sus prioridades de cualquier inquietud por la enseñanza de valores éticos o morales. Asimismo, su influencia sobre sus propios feligreses o sobre el pueblo llano se encuentran igualmente dispersas.

Porque no todos los habitantes de las naciones en las que se encuentran presentes son creyentes y, entre quienes sí que dicen profesar esta fe, una gran parte de ellos lo hace como mero elemento tradicional dentro de su vida social. De la misma manera, la presencia que tienen los jerarcas de los diferentes cismas dentro de la vida pública o política de las naciones en las que ejercen su labor es igualmente dispar.
Dependiendo del contexto, el momento o el carisma de cada uno de ellos, en unas ocasiones su poder viene otorgado por la manera en la que se encuentran engarzados dentro de los mecanismos del poder de la nación, por su alianza o afinidad con las élites económicas o por la capacidad de presión que les granjea su habilidad a la hora de movilizar a sus fieles.

Con el paso del tiempo su mitología se ha ido adaptando a la evolución de las civilizaciones que la han adoptado siendo esto, en gran medida, la causa del surgimiento de una gran cantidad de los cismas en los que se encuentra fragmentada en la actualidad. De la misma manera, este trasfondo se ha ido convirtiendo en algo más ajustado a una narrativa convencional. Se ha tratado de dar un encaje coherente a aquellas partes en las que lo abstracto o lo ambiguo predominaban, mientras se trataba de establecer una línea temporal a los sucesos que han sido recopilados en los distintos textos que componen su corpus.
Su mensaje fatalista inicial permanece ahí, pero lo hace de forma vaga diluido entre la épica y la reflexión. Convertido en parábolas metafóricas diseñadas para tratar de conducir a los fieles por el “buen camino” marcado por las altas instancias del clero. La figura del Destructor hace ya mucho tiempo que fue convertida en una amenaza etérea cuya presencia apenas es referenciada en los versículos más oscuros.
A pesar de que existen diferentes versiones a este respecto entre los distintos cismas, “El enemigo” rara vez es tratado como una fuente externa, sino que se encuentra dentro de la propia humanidad. En su potencial para ser la causa de su propio fin. Sólo las facciones más tradicionalistas y reaccionarias achacan esta característica a la influencia proveniente de algún tipo de entidad abyecta. Tanto el nombre como el origen, objetivo, fortalezas y defectos de esta entidad varían en cada una de estas interpretaciones, estando condicionados estos por la fuente que tomasen como base sus respectivos ideólogos.

Si bien es cierto que dentro de la metafísica general de la doctrina Tayshari no se podían encontrar originalmente conceptos similares a los del cielo, el infierno o los ciclos de reencarnación de las mitologías tradicionales, este es un hecho que fue cambiando con las eras. Mientras que sí que existía un premio para los justos y un castigo para los pecadores, estos no se encontraban presentados como bienes cuantificables. No se ofrecía una vida en el más allá en compañía de los dioses. sino la comprensión del sentido de la existencia o la nada. La trascendencia o el olvido eterno.

La relación entre los distintos cismas de la iglesia Tayshari y el mundo científico tampoco es homogénea, siendo asuntos relacionados con este ámbito la causa de algunas de estas escisiones.
La evolución de su acercamiento filosófico y metafísico hacia la comprensión del funcionamiento de la realidad se encontró antaño mucho más cercano al de una verdad objetivable que al de los dogmas de fe, pero esto es algo que ha cambiado mucho desde aquellos días.
Esto no ha evitado que , desde siempre, se hayan producido enfrentamientos filosóficos entre ellos y los estudiosos con los que han convivido. De acuerdo a su acercamiento inicial, lo que sucedía tras el final de la vida no era el paso hacia ningún tipo de “mundo divino” sino que su visión era mucho más abstracta y etérea. Quienes lograban la trascendencia se convertían en la inspiración de las generaciones venideras de una forma tanto metafórica como literal. De su esencia y el saber liberados tras su muerte nacerían los descubrimientos del mañana. Las deidades a las que adoraban personificaban los dones considerados como vitales para la humanidad, el valor, la justicia, el tesón, la compasión, el amor y la capacidad para crear y soñar. Cualidades que han sido tergiversadas a lo largo de siglos para adaptarlas a las visiones pragmáticas y sesgadas de quienes han guiado el camino de sus distintas iteraciones.

Con el transcurrir del tiempo el mensaje se simplificó. Primero se antropomorfizó a las abstracciones para una mejor aceptación de los creyentes, para seguir con una recompensa más mundanal y un castigo más tangible. Una infantilización que ha terminado por privar de todo valor intelectual a sus enseñanzas, dejando sólo unas lecciones morales carentes de una base sólida que las sustenten.

Si bien estos dos estamentos podrían estar considerados como aquellos que gozan de una mayor estabilidad dentro de sus respectivos contextos, esto no deja de ser una mera consecuencia de la manera en la que han gestionado sus relaciones pública y su natural ambición expansiva.

Porque existen también otros cultos y organizaciones dedicadas al estudio en occidente. No todos ellos se han convertido en elementos que hayan logrado obtener la suficiente entidad como para llegar a ser quienes doten a las culturas en las que se encuentran enclavadas de sus rasgos de personalidad más notorios, pero esto no quiere decir que su impacto en estas culturas pueda ser ignorado.

- La Iglesia de Gâldaim

Sí que es cierto que, a este respecto, el misticismo siempre ha gozado de una mayor facilidad para calar en el imaginario de quienes lo han acogido, pero su falta de soluciones a los problemas reales ha terminado por reconducir a estos al escepticismo. Sólo aquellos cultos que han gozado de un contacto íntimo con el poder político han logrado que su influencia no desaparezca. Cultos como el de la Iglesia de Gâldaim o la de los Adeptos del Tanrakul. Por otro lado, otros cultos como pueda ser el que profesan los adoradores de los Señores de Ilwarath, dado lo descentralizado de su naturaleza y lo fatalista de su mensaje nunca han gozado de una aceptación mayoritaria.

En el caso de la primera, su origen nada tienen que ver con nobles ideales o experiencias ultraterrenas sino que vino motivado por una estrategia implacable. Sus dogmas, como el de otras muchas, sustentan todo su ideario sobre la búsqueda del poder, el temor, la visceralidad, la superstición y la veneración a un poder mayor totalmente ficticio, pero el germen de esta contó con una cualidad añadida que la diferencia de algunas de cuantas la rodean; fue diseñada desde su origen como una arma con la que arrebatar el poder a quienes se encontraban en el gobierno, y como herramienta de control con la que mantenerlo. Valores estos que, si bien quedaron fuertemente grabados en quienes serían sus sucesores, también han ido cambiando desde el momento de su fundación de acuerdo al transcurrir del tiempo.

Porque ni siquiera en el caso de credos como este, cultos diseñados por sociólogos o estrategas con el fin de hacerse con el poder de una nación, han logrado escapar a la evolución. Por más que una parte de las mentiras conscientes sobre las que fue construida se hayan mantenido, los herederos de quienes sentaron estas bases han terminado por hacerlas suyas. Crean o no en las “verdades” que se promulgaban en los textos fundacionales que ellos continúan propagando, por más que no sean conocedores de la gran mentira, a pesar de este hecho, o quizás precisamente gracias a él, esta ha sido adaptada a cada uno de los momentos en los que así ha sido requerido.

Los sucesores del primer Gran Teócrata no han tenido reparo alguno a la hora de alterar parcial o totalmente el mensaje de acuerdo al contexto que les ha tocado vivir. Aún así, a pesar de que con el transcurso de las generaciones la ficción creada alrededor del relato inicial haya cambiado enormemente desde su surgimiento, hay un hecho indiscutible detrás de cualquiera de sus interpretaciones. Si se puede extraer una importante lección de la formación de esta iglesia, es aquella que sirve para constatar un irónica verdad ya de por sí difícilmente rebatible; el hecho de que una mentira, de perpetuarse durante el suficiente tiempo, es indistinguibles ante los ojos desprevenidos de cualquier hecho demostrable.

Aquellos cultos surgidos de una mentira interesada que han logrado prosperar son a todas luces idénticos a los nacidos con propósitos más elevados o abstractos, de la misma manera que estos son indistinguibles de aquellos surgidos de la ignorancia o de la equivocación legítima.
Si bien es cierto que estos cultos rara vez prosperan, esto no se debe tanto a lo falaz de sus intenciones sino a la falta de recursos, a no saber calibrar su fuerza a la hora de determinar quienes son sus rivales o a la dificultad para mantener el secreto entre quienes conocen la verdad. Así pues, la pervivencia de tales organizaciones ha acostumbrado a ser tan duraderas como el tiempo que ha transcurrido entre su fundación y el surgimiento de las primaras desavenencias entre sus creadores.

Existen y han existido a lo largo de la historia de Daegon más cultos creados con un propósito similar al de la Iglesia de Gâldaim. Algunos de ellos han logrado prosperar y otros nunca han llegado a poseer la masa crítica necesaria para consolidarse, pero el surgimiento de nuevos credos de esta índole jamás ha cesado. Así, si bien el de Gâldaim ha sido el que ha logrado una mayor notoriedad y expansión, tanto en sus orígenes como en la actualidad la competencia continúa siendo feroz.

Al contrario de lo que sucede con la Iglesia Tayshari, su área de influencia se encuentra constreñida a la ubicación en la que se produjo el nacimiento; la nación de Goord, y a algunas de las provincias de las naciones vecinas que limitan con ella. Tras la llegada de este culto el fulgurante ascenso hasta el poder de su fundador, Goord se convirtió en un estado totalitario. Pero su veloz triunfo en su nación de origen y las dinámicas que se forjaron a su alrededor no sólo no le permitieron expandirse más allá de aquellas fronteras sino que, en gran medida, fueron las razones principales que impidieron que su influencia se propagase más allá de ellas.

Con el paso del tiempo el autoritarismo ha permanecido como una de sus señas de identidad, pero los distintos acercamientos que han ido surgiendo alrededor de los que son los principios básicos de su credo los han ido matizando. De acuerdo a algunas de estas distintas lecturas, en momentos puntuales Goord se ha llegado a convertir en una fuerza más dentro del panorama internacional, algo que su actual Teócrata está tratando de recuperar.

En este culto podemos encontrar una gran cantidad de los tropos y lugares comunes de las religiones monoteístas, realizando un especial hincapié en aquellas partes en las que se detallan los conceptos del pecado y la culpa.
De acuerdo a su credo, la creación tiene su origen en el uno; en Gâldaim, el “Artífice de todo“. Esta entidad de la que surgió todo lo demás, es también el escriba y custodio de su propia creación. Cada lugar, criatura y elemento que surgió de su ser se encuentra registrado en el primer de sus grandes códice; El libro de la creación.
Una vez completado este texto, los sucesos posteriores comenzaron a ser anotados en otros dos colosales volúmenes; El libro de la vida y El Libro de los pecados. Dos obras creadas con propósitos y características muy concretas.

Mientras que el primero de ellos es infinito, aquel en el que se registran los errores de la humanidad tiene una extensión limitada. La elaboración de estos dos volúmenes y los criterios por los que se determinan los datos que se plasmarán en cada uno de ellos se rigen por las leyes del creador, aquellas que dictaminan cuál será el destino de la humanidad.

La labor de sus Teócratas es la de guiar a su pueblo para que no lleven a cabo actos contrarios a los designios de su dios, impidiendo con ello que las páginas del Libro de los pecados sean rellenadas y que esa obra jamás llegue a finalizarse. Porque Gâldaim rara vez ha sido presentado como una deidad piadosa, todo lo contrario. Es un juez severo, implacable e imparcial. Alguien que no sólo juzga las acciones de la humanidad en sí misma, sino que lo que juzga es a sí mismo a través de su obra. Es alguien que observa a su creación desde su hogar y dictamina si esta ha sido un fracaso personal o algo que merece perdurar. Si lo que contemplan sus ojos le complace, la obra continuará con su curso, pero si le resulta ofensivo será destruida para dar inicio a una nueva.

Pero dentro de este gran esquema la humanidad no es algo irrelevante ante los ojos de este dios. Quizás sea sólo un resultado más de entre todos los surgidos de su pincel y su pluma, pero es quien le ayuda a perfeccionar su cometido.

De acuerdo a estos preceptos, la vida es libertad y desafío, pero también temor y consecuencias. Una herramienta que utiliza el creador para descubrir nuevos matices de su obra que se le pueden haber pasado desapercibidos. La muerte, por su parte, también se rige por designios similares.
Quienes mueren lo pueden hacer por dos motivos. Por un lado los imperfectos, quienes desagradan a Gâldaim, son desterrados de su obra. Su fracaso en la vida se convierte en una advertencia, en una vida congelada, consciente de su estado, pero incapaz de avanzar. Una mera nota que queda registrada en el Libro de los Pecados y es eliminada del de la vida. En el otro extremo se encuentran quienes siguen sus preceptos y logran trascender a la propia obra. Quienes abandonan su envoltura mortal para que el Creador los lleve hasta sus dominios donde le ayudan en su vasta tarea.

- La universidad de Amlash

En el espectro opuesto a todo lo que representa Goord y la Iglesia de Gâldaim, pero compartiendo frontera con esta, encontramos la nación de Saliria y su Universidad de Amlash.

Fundada por Mavra Daniseva durante su mandato entre los siglos decimoprimero y sexto previos al establecimiento del Calendario Mecbarino, la Universidad se construyó sobre la antaño Gran Catedral de la iglesia Tayshari que se encontraba en Amlash, la capital de Saliria. Con esta decisión se daba inicio a la Saliria moderna. Un estado en el que, desde hace casi dos milenios, su propia legislación proclama a la religión como un concepto extremadamente peligroso.

La beligerancia de Daniseva para con los teísmos tampoco fue algo que le saliese barato ni personal ni políticamente. A lo largo de su extenso mandato se tuvo que enfrentar a cinco cruzadas dirigidas explícitamente contra ella y todo lo que defendía. Cinco guerras santas instigadas desde Goord que dañaron poderosamente su mensaje e imagen ante el pueblo.

A pesar de que el escepticismo es un elemento común en Daegon, Saliria no deja de ser una rara ávis dentro del conjunto de culturas que lo pueblan. Junto con Naltor es la única en el que cualquier culto se encuentra prohibido dentro de sus territorios, pero las posiciones filosóficas detrás de las decisiones de cada uno de sus líderes no podrían ser más distintas. Así, mientras que el de Naltor es un estado eminentemente militarista, Saliria siempre ha fomentado mucho más la obtención del conocimiento.

De cualquier manera, sus ciudadanos no son menos susceptibles que el resto a los cantos de sirena de los predicadores o a la incertidumbre inherente a la condición humana, pero la evolución intelectual de sus líderes ha mantenido un mayor nivel de coherencia con la impronta dejada por Daniseva. Aun así, esto no ha evitado que a lo largo de su historia haya existido disparidad de criterios a este respecto dentro de la nación y los componentes de su cúpula.
De la misma manera que los diferentes equipos de dirección de la Universidad no siempre han interpretado su labor de la misma manera, dependiendo del estrato social o la ubicación geográfica a la que pertenece cada uno de sus ciudadanos, el valor que le dan al saber difiere enormemente.

Esta es apreciación no depende en exclusiva del poder y origen de cada uno, sino que siempre se ha encontrado cuestionada. Saliria está muy lejos de ser una utopía. De la misma manera en la que el distanciamiento que existe entre el mundo rural y el urbano es enorme, también lo es la que se puede encontrar dentro de las calles de sus grandes urbes o incluso dentro de la misma Universidad.

En cada uno de los distintos momentos temporales transcurridos desde su fundación, tanto la Universidad como la misma Saliria se han visto sometidas a grandes restructuraciones pero, de una manera u otra, la huella dejada por su fundadora ha sido tan profunda que su legado es algo que ha quedado marcado de manera indeleble en el acerbo cultural de los principales ideólogos que la sucedieron.

La universidad de Amlash cumple una doble función dentro de estructura de Saliria. Por un lado es el órgano que hace las veces de ministerio del conocimiento, mientras que por otro es un órgano independiente. Su cúpula directiva no se encuentra determinada por el gobierno de la nación sino por quienes pueblan las oficinas de jefatura de sus distintos departamentos.
Al mismo tiempo tiene una presencia muy importante dentro del gabinete del Danishef, el efe del estado, y siempre ha sido uno de los departamentos mejor financiados. Su campo de actuación no se encuentra limitado a las fronteras de Saliria, sino que también cuenta con distintas sedes y embajadas en algunas naciones vecinas, y fue precisamente gracias a su apoyo que Cahirn Ansay logró mantener su independencia durante algunos de sus momentos más oscuros de su historia, a la par que también ha sido históricamente otro de los principales valedores de que el Nalushat Avasanyali no caiga en el olvido o el ostracismo.

Si bien cuenta con siempre ha gozado de una gran estabilidad, a pesar de su blindaje institucional no siempre ha logrado mantener la misma reputación. La ausencia de resultados en algunas de sus grandes investigaciones ha llegado a suponer una merma considerable dentro de sus ingresos y autonomía durante aquellos momentos en los que su cúpula directiva o el gobierno de la nación ha estado controlado por gente más pragmática o cortoplacista. De la misma manera, si bien es cierto que dentro de los ambientes intelectuales siempre ha gozado de una gran reputación, esta no se encuentra propagada de la misma manera en otros círculos.

En ciertos momentos, y dependiendo en gran medida de quien se encontrase al mando, su reputación se ha llegado a ver fuertemente comprometida incluso dentro de la misma Saliria. Se la ha acusado de elitismo y de falta de preocupación por los problemas más mundanos y acuciantes. Unas acusaciones que no siempre han sido infundadas.
La vida académica se encuentra formada en gran medida por integrantes de las clases medias y altas. Gente cuya comprensión del modo de vida del pueblo llano es muy limitada. Una realidad que mayormente está basada en lo que han leído en libros escritos por otros como ellos.
Existe una profunda incomprensión por parte de quienes se encuentran en la universidad por todo lo que se encuentra más allá de ella o de los muros de las grandes ciudades, una incomprensión que también se encuentra presente en quienes jamás la han pisado y es mucho más probable que entre en sus salas alguien procedente de alguna nación vecina que algún habitante de Saliria con unos recursos económicos limitados.

- Los Adeptos del Tanrakul

Dentro de un espectro intermedio entre el lo que representa la Iglesia de Gâldaim y los preceptos seguidos por los adoradores de los distintos aspectos de los Señores de Ilwarath, podemos encontrar también en occidente cultos basados en la inevitabilidad del final. No todos ellos realizan una lectura tan dramática y absoluta como los segundos acerca de la verdad que estos promulgan, ni cuentan con una presencia tan estable como los primeros dentro de las estructuras de poder de sus respectivas naciones pero, de la misma manera, la fluctuación en cualquiera de estos dos ámbitos acostumbran a verse relacionadas.

El patrón en el que se ven envueltas estas organizaciones acostumbra a ser algo cíclico. Cada caso es algo único, la consecuencia de un número incontable de sucesos previos que han logrado escapar al control de quien creía tenerlo. Cada momento se mueve dentro de una serie nueva de parámetros. Una serie de criterios que moldean el rango que adoptan quienes malinterpretan, tergiversan y pervierten la verdad. Un arco tan amplio y diverso. que ha llevado a algunas de estas religiones a recorrerlo de un extremo al otro en más de una ocasión.

Como un ejemplo de este tipo de casuística podríamos tomar el caso de la ideas que sirvieron como origen a cultos como el de los Adeptos del Tanrakul. Una organización que no sólo ha logrado enraizar en una nación sino que, en momentos puntuales como lo es el presente, han llegado a convertirse en una de las grandes fuerzas dentro del panorama global.

Esta religión ha pasado por muchas fases, y tanto el acercamiento que han tomado ante el concepto del “momento final” como la idea que subyace detrás de este han cambiado enormemente en cada una de sus encarnaciones. Dependiendo del momento, lo que un día fue dogma en el siguiente ciclo pudo ver convertido en herejía. Por más que a lo largo del tiempo su influencia ha acostumbrado a verse muy acotada geográficamente, en la actualidad se encuentra en el centro de una guerra que afecta a toda la columna occidental del continente.

Pero esto no es la primera vez que los adeptos se encuentran en una situación similar. La lectura interesada de los que fueron sus textos iniciáticos permiten una gran cantidad de interpretaciones, algo que ha sido aprovechado por una gran cantidad de sus líderes.

Dentro de este reducto se pueden encontrar a quienes, como en el día de hoy, realiza una lectura libre del espíritu de lo escrito. Quien interpreta de acuerdo a su interés y de manera literal versos que fueron creados como algo metafórico. Quienes crean versiones aparentemente más acordes a los tiempos que corren, o que se encuentran influenciadas una idea perversa e idealizada de lo que significa “guiar”.

Tarnaq, la nación en la que se encuentra implantado con más fuerza el credo de Los Adeptos, es conocido por muchos nombres. Tantos como estadios por los que ha pasado su sociedad. Los pueblos que la han rodeado los han visto como aliados benevolentes y como aspirantes a tiranos. Como víctimas propiciatorias y como una fuerza imparable. Bajo la forma de tantas cosas diferentes como interpretaciones del Tanrakul se han llevado a cabo. Sobre todo en tiempos de paz, este culto ha logrado extenderse hasta las naciones vecinas, aunque rara vez ha conseguido entroncarse dentro de las estructuras del poder. Sólo ha sido uno más de las credos que pasaban a formar parte de su visión del mundo. Otro prisma a través de mirar la historia y vaticinar lo que está por llegar.

La orden de los Adeptos se encuentra liderada por el Maesc Zahard la “voz y sumo pontífice de las teogonías de Haesh y Taranaqu” mientras que la nación de Tarnaq se encuentra gobernada por el Tukradum. Estas son posiciones que tradicionalmente acostumbran a recaer sobre distintas personas, aunque en varias ocasiones a lo largo del tiempo, como lo es la presente, han sido ocupadas por un mismo individuo. Aun así, la posesión de ambos títulos no otorga a su portador de un poder absoluto en ninguno de los dos estamentos. Esto no ha sido siempre así pero ciertas experiencias de su pasado provocaron una separación más clara de los poderes en cada uno de ellos.

Porque, como ya hemos comentado, Tarnaq tiene muchos nombres tanto para sus habitantes como para los de las naciones que les rodean, pero uno de ellos tiene un peso específico que lo hace especialmente significativo: El Dominio.

Las acciones llevadas a cabo en el pasado por una de las poseedoras de ambos títulos, Elistea de Gaunador, llevó a sus contemporáneos a la creación de un nuevo título, el de Dalor Avarashu; Dominador. Un calificativo que han heredado algunos de sus sucesores.
Elistea gobernó el Dominio durante tres siglos manteniendo vivo el legado de su predecesora; Lísister de Undalaya, quien había proclamado el próximo advenimiento del final de todas las cosas, la llegada del Tanrakûl. Un suceso catastrófico tras el cual sólo el pueblo digno tendrá lugar en este mundo. Un suceso cuya próxima llegada fue lo que aupó hasta el poder al actual Dalor Avarashu.

Obviamente, tanto las palabras de Lísister como las de Elistea se demostraron falsas. El mundo tal y como lo conocían no finalizó mientras ellas vivieron, hace un milenio, sino que cambió para siempre a su país. La intervención de los pueblos que habían sido invadidos por ellos fragmentó el poder y obligó a establecer mecanismos legislativos para que aquello no volviese a repetirse, pero el ciclo ha llegado una vez más hasta ese punto. La memoria es algo muy frágil y en los momentos de necesidad es más fácil escuchar a quien dice aquello que deseas creer.

Tarnaq y los Adeptos se encuentran gobernados desde hace treinta años por Shar Kushén, alguien que sólo cree en el poder. Su lectura interesada de los textos fundacionales de los Adeptos y su carisma le llevaron lentamente hasta una posición que no está dispuesto a soltar sin importar cuántas vidas se pierdan en el camino. Aun así, a pesar de todo su poder, su control sobre la situación dista mucho de ser absoluto.

Por un lado, dentro de los Adeptos existen multitud de cismas, por otro, para llegar hasta el poder se vio forzado a llegar a un gran número de acuerdos. A pedir infinidad de favores que le impiden ser todo lo que aspira a ser. No ha podido derogar todas las leyes que le habrían dado un control real sobre los estamentos que teóricamente lidera. Se proclama a sí mismo como Dominador, pero sólo es una pieza más dentro del engranaje. Una pieza central, pero no una insustituible.

Existen dos vertientes especialmente enfrentadas dentro de Los Adeptos, aquellos que entienden el Tanrakûl como una metáfora de un mundo ideal al que aspirar y quienes proclaman el “nuevo mundo” como algo literal. Dentro de cada uno de estos grupos también existen infinidad de facciones filosóficamente enfrentadas. Así, este evento puede ser un regalo o un castigo, una imposición o un hoja de ruta.
De acuerdo a cada uno de estos acercamientos, mientras que los postulados de unos defienden que el final de todo es un concepto absoluto, otros entienden como un cambio en el paradigma hacia algo desconocido. La facción que actualmente cuenta con un mayor número de devotos no tiene preocupaciones de este estilo, sino que camuflan bajo palabras estridentes y ominosas su total carencia de un pensamiento filosófico. Es raro encontrar a alguien que crea a ciencia cierta que el final se trate de algún tipo de castigo divino, pero también se pueden encontrar grupos que, como el que lidera quienes gobierna en la actualidad El Dominio, pese a no encontrarse en ninguno de estos cismas, realizan un uso sesgada de algunos de sus escritos fundacionales para cimentar su poder.

Su llegada hasta el poder se produjo en un momento ideal para alguien de su perfil; durante la Larga Noche. Tanto él como sus agentes supieron ver la oportunidad y aprovecharse de las penurias provocadas por este suceso para imponerse sobre un equipo de gobierno que, al igual que todos los afectados por aquel evento, se encontraban totalmente indefensos. Su lectura de aquella situación indicaba que se encontraban en una encrucijada. Una prueba a superar antes de alcanzar un nuevo estadio del mundo. Un logro al que sólo lograrán acceder los señalados por la divinidad. Sólo los dignos no pasarían hambre, sólo los señalados volverían a ver la luz de Sholoj, sólo quienes propagasen la palabra llegarían a conocer el nuevo mundo.
No había nada que sustentase sus afirmaciones, pero estas lograron calar en una sociedad cercana al colapso. Nadie creyó aquellas palabras, pero tampoco fueron analizadas. No fue el fervor religioso el que llevó a la acción al pueblo, sino la presencia de alguien que les ofrecía una salida aunque esta fuese irrealizable.

Pero el tiempo ha pasado y la desesperación ya ha quedado atrás. La prolongada guerra ha mermado a todas las fuerzas implicadas, y esto es algo a lo que Kushén tampoco ha logrado escapar. Ya ha pasado el supuesto evento apocalíptico y el mundo continúa con su curso normal. Muchos de los soldados quieren regresar a sus hogares y los apoyos del Dominador, si bien siguen siendo suficientes como para mantenerlo en el poder, cada vez son más costosos de mantener. La guerra santa nunca fue realmente un asunto de fe.

- El Chayashin Shatteru

Si bien esta organización es una de las más modernas de las que trataremos aquí, sus casi siete siglos de edad la dotan de una estabilidad de la que otras carecen. Quizás su tamaño tampoco sea tan grande como el de La Orden o la Universidad de Amlash, pero ha resultado ser un elemento clave a la hora de la resolución de diversos eventos únicos.

Realizando una traducción libre de lo que se puede entender de su nombre, este podría ser interpretado como “Concilio de los arquitectos del mañana”.

Por más que su fundación viniese de la mano de Sipskriel, el gobernante inmortal de Harst, su cúpula directiva no tiene relación alguna con las estructuras de poder de la nación que le da cobijo. Aun así, no es un organismo científico totalmente independiente ya que todo su presupuesto llega a fondo perdido desde las arcas del gobierno central.
Su sede central se encuentra ubicada muy lejos de la capital, en las que fueran las ruinas de la antigua ciudad Mishkoldar, cuyo origen se remonta hasta el tiempo del Imperio Ailanu.

Nació bajo un lema que se ha mantenido hasta el día de hoy. Unas palabras pronunciadas, no sin ser consciente de su alta carga irónica, por alguien que ya llevaba gobernando aquella nación desde varios siglos atrás cuando realizó aquella afirmación:
“La tradición es el mayor enemigo del avance. El conocimiento es maleable y cambiante como lo es la misma realidad. Si tratamos de limitar el primero, jamás lograremos comprender el segundo”.
Su relación con el poder desde entonces ha distado mucho de ser idílica, pero Sipskriel, muchas veces en contra de la recomendación de sus asesores, siempre ha respetado la autonomía de la que le dotó.

Su ámbito de acción son las ciencias puras, centrándose en gran medida en el estudio de las distintas estructuras que componen la realidad. Fueron sus estudiosos quienes lograron determinar el origen de la enfermedad que afectaba a los trabajadores del Kúbor Yolasté y también quienes trataron de atemperar los ánimos ante la llegada de la Larga Noche. En sus laboratorios se pueden encontrar muestras de elementos de toda índole. Desde aquellos que fueron tocados por cada uno de estos sucesos hasta otros procedentes de anomalías como la causante de la “Nieve del olvido”. Desde fragmentos extraídos de los domos jonudi hasta porciones ingrávidas obtenidas de algunas de las islas errantes.

En la actualidad su situación es complicada. Los territorios en los que se encuentra Mishkoldar se encuentran entre aquellos que han sido separados de Harst tras la expansión del Mar de Johrg, para pasar a formar parte de los territorios ocupados en los que se ha constituido la nueva Tembi. Dada la situación en la que se encuentra el conflicto, sus nuevos señores no tienen un especial interés en las investigaciones que tenían en curso, pero entre su personal no se encuentran únicamente estudiosos.

El Kareg Shatter, su consejo de administración, ha llegado a acuerdos con el gobierno temporal de esta nación para dedicar sus esfuerzos en determinar el posible paradero de los territorios desaparecidos, pero esta es una tarea cuyo éxito depende de una gran cantidad de factores que escapan a su control.

Por el momento conservan una cierta autonomía en cuanto a su poder de decisión, pero en lo que respecta a cuestiones económicas su presupuesto ha quedado reducido al mínimo. Se encuentran en una situación como no han conocido nunca. Una para la que su bagaje previo no les ha preparado y cuya solución no se encuentra en ninguno de los tomos que almacenan.

- El Daborush Yalani

El abandono de Cahirn Ansay de su relación con Baern no hizo que esta nación abandonase su búsqueda del conocimiento, sino que en su seno han ido surgiendo a lo largo de los siglos distintas iniciativas para suplir la carencia que dejo su partida.

En su interior se pueden encontrar un gran número de pequeños organismos que aspiran a ocupar su hueco, pero ninguno de ellos tiene la entidad del Daborush Yalani, el ministerio del conocimiento de Baern.

Aun así, la historia de esta organización se ha visto sacudida por multitud de vaivenes. Tanto su papel como su peso dentro de la vida política y social de Baern se ha visto sometido a los criterios y prioridades de cada imp de los equipos de gobierno que han guiado los pasos de esta nación. A pesar de que este órgano se encuentra fuertemente controlado por el gobierno, no todos los dirigentes han tenido muy claro qué hacer con él.
En ocasiones ha sido utilizado únicamente como un reclamo o como una muestra de estatus. Una herramienta que diga al mundo que Baern siempre fue más importante que Cahirn Ansay, y que los avances que estos lograron jamás habrían sido posibles en otro lugar, ero sin dotarles de los medios necesarios para convertir las promesas que hacen ante el mundo en una realidad.
En otras ocasiones la preocupación ha sido sincera y los recursos se han encontrado muy por encima de la pompa.

Sea como fuere, con mejores y peores gestores, con unos recursos más holgados o en situación de precariedad, esta organización ha permanecido activa de manera ininterrumpida a lo largo de los últimos siglos, pero las condiciones bajo las que ha trabajado le han supuesto pagar un alto precio.

En aquellos tiempos en los que han sido administrados por burócratas puros sus mentes más brillantes han terminado por abandonar la organización en pos de un ambiente más óptimo para la investigación. Su destino más inmediato siempre ha sido Cahirn Ansay, algo que no ha ayudado a la relación entre esta y Baern, pero dependiendo de la especialidad de cada uno de ellos tampoco ha sido raro que hayan dirigido sus pasos hasta aquellas naciones en las que se encuentra más desarrollado su campo de estudio.

Una de las acusaciones que se ha hecho al Daborush Yalani con mayor frecuencia es la de su falta de ambición. Una recriminación que ha acostumbrado a provenir principalmente desde su interior. El control que se ejerce sobre él desde el gobierno ha hecho que sus objetivos pequen de cortoplacistas y que su ámbito de acción sea muy generalista, una actitud que resultado determinante a la hora de tratar de atraer perfiles especializados en ningún campo.
Esto no quiere decir que entre sus filas no se encuentre gente con talento o pasión por lo que hacen, pero sí que ha provocado que muchos de ellos abandonen sus salas las injerencias en sus investigaciones han sido especialmente frecuentes o se les han exigido resultados inviables.

Por más que existe una clara competencia entre ellos y La Orden, también realizan estudios conjuntas. Esta competición, sana en lo referente a los investigadores, no lo es tanto cuando los implicados son sus responsables. Existe una desconfianza fundada por parte de los gobernantes de Baern cuando se trata de sus relaciones con Cahirn Ansay. Esta reticencia no es algo procedente de los tiempos en los que los territorios en los que se asienta La Orden se encontraban bajo su dominio, sino a los riesgos que supone dejar la entrada libre hasta sus edificios oficiales a agentes de una nación extranjera.

- El Iluma

De entre todas las organizaciones dedicadas a la búsqueda del conocimiento quizás la que cuenta con un origen más anómalo sea la del Iluma, la organización que es comúnmente confundida con el ministerio del conocimiento de Bra’Em’Kyg.

Este órgano no es el primero de una índole similar que tiene su sede en esta nación, ya que siglos antes de su establecimiento Bra’Em’Kyg ya había tenido otro Ministerio del conocimiento, el Dohet da lisei, pero la luz de aquel pretendido imperio de la razón no tardó en apagarse.

Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que alguien tratase de recuperar aquella idea pero, tanto la función como la posición que ha ido ocupando dentro de Bra’Em’Kyg esta organización han variado enormemente desde el momento de su fundación hace cuatro siglos.

Porque el Iluma no siempre ha estado ligado al gobierno de Bra’Em’Kyg, sino que en origen fue una organización independiente. Aquella primera encarnación fue fundada por los tripulantes de la estación orbital Sigma 3.0 en su búsqueda de las herramientas necesarias para lograr que su base de operaciones volviese a ser completamente funcional.

La Sigma regresó hasta Daegon en siglo primero antes del Calendario Mecbarino y, durante los primeros siglos posteriores a su regreso, lo inmortales que componían su tripulación asumieron distintos papeles mientras trataban de comprender en qué se había convertido su antiguo hogar. Personajes ficticios bajo cuyo nombre y apariencia recorrieron los el mundo, hablando y colaborando con quienes tenían un conocimiento más preciso acerca del funcionamiento de una realidad que era nueva para ellos tras varios milenios surcando distintos aspectos del todo.

Una vez que que constataron que con el conocimiento y los medios que poseían los estudiosos contemporáneos era insuficiente para lograr su objetivo, fundaron el Iluma como un medio a través de continuar ellos con sus investigaciones. A pesar de que los locales no podían aportarles el conocimiento necesario, sí que podían ser un apoyo para labores que requerían de otro tipo de roles.

Sin dar a conocer nunca su verdadero origen y propósito salvo a un reducido grupo de personas, el Iluma se convirtió en poco tiempo en referente en el panorama internacional. Quizás no todas sus teorías resultasen acertadas, pero el acercamiento hacia los problemas que adoptaban sus miembros más técnicos siempre resultaban como mínimo diferentes a cualquier cosa que se estuviese llevando a cabo en otros lugares.

Hace más de dos siglos que los tripulantes de Signa dejaron de liderar los pasos del Iluma, aunque esto no quiere decir que no mantengan ningún contacto con miembros de esta organización. Desde entonces, si bien el nivel de innovación ha sido menor, su reputación internacional no ha disminuido.

Por su propia naturaleza esta es una organización que especialmente centrada en el terreno de lo práctico. En la obtención de resultados transformables en algo tangible de alguna manera. A lo largo de su historia se ha reinventado en multitud de ocasiones tanto para tratar de adaptarse al sino de los tiempos como para evitar pasar a la irrelevancia.

En la actualidad el terreno en el que resultan más punteros es en el de aquellos objetivos relacionados con la generación de grandes cantidades de energía, así como el desarrollo de dispositivos que puedan utilizarse para que esta se use en el abastecimiento de los servicios básicos de las grandes urbes.
Para esta clase de proyectos no cuenta únicamente con el apoyo del gobierno de Bra’Em’Kyg, sino que también recibe fondos, material y mano de obra de otras naciones.

Esta, si bien es aquella por la que el presente gobierno de Bra’Em’Kyg ha mostrado más interés, no es su único área de acción sino una más de muchas. Así, al mismo tiempo que el poder ha acostumbrado a valorar sus esfuerzos en este campo, el pueblo siempre ha apreciado mucho más sus avances en otro que consume un considerable número de sus grandes equipos de investigadores, el del avance de la medicina.

Más allá de estas interacciones, su presencia en la vida política es escasa aunque no nula. Su labor no es altruista y, de la misma manera que no se atan a ningún grupo político, dentro de sus departamentos también cuenta con secciones dedicadas a analizar los cambios en la legislación y presionar para que estos sean favorables a sus intereses.

De existir un antagonista principal cercano a la esfera del poder, este sería el de la iglesia de Mystaler, el cisma de la Iglesia Tayshari que cuenta con una presencia mayoritaria en Bra’Em’Kyg. Por más que su enemistad se presente como algo que atiende a criterios metafísicos, esto no deja de ocultar una lucha por los recursos que el gobierno aporta a ambos. Las acusaciones que reciben por parte de estos de contravenir a las leyes naturales no son sino una estrategia. Una manera de presionar al gobierno para que su financiación desaparezca y que esto suponga una mayor partida económica destinada a las actividades eclesiásticas.

Tras el gran desastre el Iluma ha quedado muy mermado. Junto a los territorios desaparecidos de Bra’Em’Kyg han se han desvanecido también varias de sus sedes; aquellas ubicadas en las zonas costeras, junto a los resultados de las investigaciones que tenían lugar en ellas. Pérdidas estas que tardarán mucho en poder ser reemplazadas.
Esto también ha hecho que gran parte de sus esfuerzos presentes se enfoquen en la investigación de estos sucesos y sus secuelas,

- El Agon Lur Seshén

En lugares como las Llanuras Heladas todo resulta aún más extraño. Tanto el saber como el mito atienden a criterios que nada tienen que ver con lo que se conoce en Daegon. Su aislamiento casi total de lo que les rodea en el plano físico de este mundo ha hecho que su concepción de la naturaleza humana o la divina sean únicas.
Como sucede también en Werela y otros lugares afectados por una axiomática anómala, las comunicaciones internas también son complejas y cada grupo humano ha evolucionado ajeno en gran medida de gran parte de lo que sucede a los pueblos de su alrededor pero, al contrario de lo que sucede en las junglas habitadas por los angorm, estas culturas son más sofisticadas y tienen una visión global de la historia más próxima a la realidad que la de cualquier otro pueblo presente.

Su camino les ha llevado a convivir con abstracciones o a recorrer las sendas del tiempo. Son conscientes como pocos de la indiferencia de la realidad para con la humanidad y lo insignificante de sus existencias individuales o colectivas. Al igual que todos, ellos también tienen dudas acerca de lo que sucede tras la muerte, pero su rara vez han tratado de buscar una mentira cómoda que le de respuesta sino que su búsqueda siempre ha tendido a dirigirse hacia el terreno de lo objetivo.

Aunque no sean conocidos en Daegon, dentro de los territorios con los que confluyen las Llanuras hay lugares que gozan de una cierta estabilidad. Puntos hasta cierto punto libres de la inestabilidad axiomática que afectan al resto y que, como resultado de esto, son considerados como seguros. Pero esta normalidad no viene libre de su propio precio.

Porque, a pesar de que estas ubicaciones se encuentren exentas de las condiciones que se dan en su interior estos territorios, el acceso hasta ellas no es sencillo. Ni el abandonarlas no el llegar hasta ellas son procesos libre de riesgos y, a pesar de esto, se han convertido en puntos a los que regresar. En entornos en los que se han establecido comunidades humanas.

Vimul ne Oshikar es uno de estos lugares, el hogar de del Agon Lur Seshén, los Contempladores de la eternidad. Desde este lugar ubicado en una realidad interregna, se tiene acceso hasta una parte de Kay Tíndawe; las grutas situadas en el corazón de Lutnatar desde la que se pueden observar los sucesos que tienen lugar en distintos niveles de existencia, en otros tiempos y lugares. A través de ellos se puede llegar a crear un mapa del tiempo pasado y futuro, la labor a la que aspira esta organización.

Pero, por más que la naturaleza de quienes habitan este lugar haya variado con respecto a la de sus ancestros, continúan compartiendo un gran número de sus necesidades básicas. Necesidades que no pueden ser cubiertas con los recursos existentes en las “Estancias de los espejos”.

Porque este lugares carecen por completo de elementos tan básicos para la vida como fauna, flora o agua. Ninguna de las intentonas que por tratar de cultivar alimentos procedentes de otros lugares han fracasado, así pues, a pesar del tiempo que llevan siendo habitadas, por más que se ha trabajado en la edificación de estructuras para moldearlos de acuerdo a algunas de las necesidades humanas, no han podido ser transformados en zonas completamente habitables.

El papel, el cuero y los materiales de los que se encuentran compuestos los libros que pueblan sus incontables y pétreas estanterías han sido traídos de otros lugares. Quienes lo habitan dependen por entero del sustento que les provee desde el exterior. La carencia de estos elementos ha supuesto su abandono en multitud de ocasiones, o la muerte de quienes lo habitaban. Porque los caminos que permiten abandonar estos territorios o llegar hasta ellos no siempre se encuentran disponibles para ser atravesados por conceptos materiales.

Aun cuando el flujo de provisiones es estable, la vida en este lugar no es sencilla. No importa la devoción que se tenga en la tarea que se desarrolla en sus salas de quien se incorpora, pocos son los que dedican por entero su vida a esta labor. Por más dura e incierta que pueda ser la vida en las estepas interplanares, quienes las habitan las encuentran más acogedoras que el ascetismo forzoso y la casi total ausencia de cambio que les aguarda en los salones de las llamadas “Bahías del saber”.

Y, sin embargo, estos salones han sido repoblados una y otra vez. El camino hasta ellos ha sido recuperado y reconstruido tras cada nuevo percance, se han terminado por convertir en un hogar para muchos. Todos los intentos por tratar de superar los escollos que se les han presentado no han hecho sino ayudar a que se convierta en un lugar que han permitido el avance de un conocimiento racional.

- Otros lugares y organizaciones

La diversidad de acercamientos hacia los mundos del conocimiento y el misticismo en occidente no se encuentra limitada únicamente a aquellos que hemos presentado hasta el momento. A lo largo y ancho de sus territorios podemos encontrar un gran número de organizaciones de mayor o menor tamaño que no encajarían dentro de los parámetros que podríamos considerar como “civilizados”, grupos de personas cuyos enfoques nada tienen que ver con respecto a lo presentado en cuanto a las creencias, el saber y la manera en la que estos son plasmadas.

No es necesario que dirijamos nuestra mirada hacia los pueblos menos avanzados para dar con estos perfiles ya que, dentro de los denominados como “evolucionados” también podemos encontrar otras naciones en las que, como sucede en Saliria, cualquier tipo de culto se encuentra prohibido, pero sus similitudes termina en la en ese punto, y ni la forma ni el fondo de cómo han evolucionado bebe de las mismas fuentes.

Ya haya venido dado este cambio por cuestiones de ego, oposición a un poder preexistente, racionalismo o duda sistemática, esto tampoco ha garantizado que el legado de quienes trataron de ejercer estos cambios haya sido permanente. Por más monolítico que pueda ser en un momento dado el control que es capaz de ostentar un gobernante, las dudas o sus propias actitudes muchas veces han impedido que las ideas que subyacen bajo mensaje hayan logrado permear por completo en sus pueblos.

Por más que en las dos naciones en las que este hecho se ha logrado consolidar este cambio no ha venido a través de una revuelta violenta, esta misma actitud no ha resultado exitosa en otras. Así, mientras que Saliria este cambio se produjo a través de una revolución intelectual, el otro caso, el de Naltor, vino dado como una herramienta política para diferenciarse y, hasta cierto punto mofarse, de una nación con la que mantenía rivalidad desde mucho tiempo atrás.

Mientras que la primera es una nación donde la ciencia tiene un gran peso específico y no niega la existencia de fuerzas que se encuentran más allá del entendimiento humano, la segunda ha basado su cultura en su competencia con el rival y en tratar de distanciarse de este. De la misma manera que una niega una intencionalidad detrás de los movimientos cósmicos y la creación del mundo o la humanidad, la otra proclama que adorar a conceptos capaces de concebir un mundo tan imperfecto como aquel en el que viven tan sólo demuestra una enorme falta de carácter e inteligencia.
Irónicamente, mientras que una de ellas se ha dedicado a fomentar el pensamiento racional, la segunda rara vez ha fomentado a lo largo de su historia el tratar de una comprensión mayor de todo aquello que queda más allá del terreno material.

En ocasiones ha sido la misma existencia de estas naciones lo que ha servido para fortalecer o provocar nuevos surgimientos de aquellas ideas que critican. Tener un enemigo claro a quien enfrentase siempre ha sido el combustible ideal para alimentar las llamas del fanatismo. Un medio a través del que los poderosos han logrado ocultar a simple vista las acciones e intenciones más obvias y prosaicas.

De cualquier manera, ninguno de estos lugares se encuentran exentos de superstición o preguntas sin responder. Las inquietudes de quienes han liderado estos movimientos acostumbran a carecer de empatía por quienes se encuentran fuera de sus círculos, y esta ha sido la causa de la caída de muchos de ellos en cualquiera de los espectros de los que estamos hablando aquí. Salvo en casos muy especiales, la comunicación con los legos ha sido una de las características de la que más han adolecido sus ideólogos, y las respuestas que han tratado de dar a las grandes preguntas, o la falta de estas, sólo han servidor para que surjan otras voces que ofrecen palabras más fácilmente comprensibles, más sencillas o más cómodas de aceptar.
Al igual que sucede con los grandes cultos, hasta el momento en el que no se producen carencias el pueblo llano no ha acostumbra a cuestionar las ideas o los métodos de quien se encuentra en el poder, por más que no esté en sus manos la capacidad para cambiar tales situaciones.

De manera independiente al contexto que tratemos, el hecho de que quienes se encuentren en el poder promulguen un ideario no garantiza que todos aquellos que se encuentran bajo su mandato lo acepten sin cuestionarlo, carezcan de ideas o inquietudes propias, o evita que la presión ejercida por la tradición no les lleve de nuevo hasta los derroteros que les son más conocidos.

Saliendo ya del territorio de las naciones con unas estructuras sociales más complejas, en el oeste continental también podemos encontrar territorios en los que aún persisten creencias menos sofisticadas de aquellas de las que hemos hablado hasta el momento. Naciones en las que los cultos no poseen una estructura jerárquica organizada y uniforme a lo largo de toda su extensión y que, en gran medida, pese a provenir de fuentes e influencias similares, sus tradiciones no otorgan un papel tan pragmático a la religión dentro de la jerarquía social.

La función de quienes ocuparían el papel tradicional del sacerdocio tampoco es uniforme en estas culturas y, mientras que en algunas de ellas cumplen funciones equiparables a las de estos, en otras su papel es más similar al de sanadores, eruditos o guías a la hora de de enfrentarse a eventos anómalos. Al igual que los sacerdotes civilizados, estos hombres y mujeres carecen de poderes especiales de ningún tipo, pero sí que poseen un conocimiento más profundo de los funcionamientos de la realidad que el resto de integrantes de sus pueblos. Un conocimiento que se encuentra oculto detrás de múltiples capas de tradición, ritual superfluo y observación. Por más que algunas de estas culturas hayan logrado desentrañar misterios que sus contrapartidas más sofisticadas aún no han sido capaces de aterrizar, la manera en la que los afrontan no se basa en el método científico, y ciertas lecciones que se podrían extraer de este saber implícito quedan ofuscadas bajo la mera repetición acrítica de patrones aprendidos.

Dependiendo de sus culturas, algunos de ellos sí que afirman que este conocimiento proviene de algún poder superior que se lo legó a sus ancestros, pero el aprendizaje e interiorización de este saber es un proceso igual de laborioso que el de cualquier otro campo de estudio.

Este tipo de culturas son más proclives a creen en el misticismo y la superstición, pero esto no evita que sus “hombres santos”, ya desempeñen estos tareas equiparables a las de sacerdotes, chamanes o animistas, hayan desarrollado dinámicas sociales que les permitan explotar el estatus que les otorga su conocimiento.

Sus mitos no acostumbran a estar tan elaborados como los de los pueblos más civilizados, y la ausencia de una cultura escrita hace que, dentro de una misma cultura, y dependiendo de la extensión de los territorios que habitan, estos difieran enormemente en cada emplazamiento. Estos credos tampoco están libres de cismas, errores honestos, interpretaciones parciales o lecturas interesadas de la tradición.

De esta manera, en lugares como Werela se pueden encontrar tribus que adoran a los Jonudi como deidades mientras que otros los consideran criaturas peligrosas o un concepto con el que se pueden relacionar en igualdad de condiciones. A su vez estos pueblos conviven con otros que, bajo el nombre de “Los Angoru“, adoran realmente a una suerte de conceptos híbridos entre diversos integrantes de los progenitores de la humanidad y otras criaturas ya desaparecidas que existieron en aquellos tiempos remotos. De acuerdo a sus mitos, todos ellos poseen una suerte de antecesores comunes. Una línea sanguínea que une a todos las tribus que pueblan este territorio anómalo.

Más allá de estos dos grupos dispersos de tribus también podemos encontrar a aquellas que adoran al concepto de Lyg Andrós, “El gran cazador”. Pero la uniformidad en cuanto a sus mitos tampoco es algo que sea frecuente dentro de este último grupo. En él también podemos encontrar cientos de diferentes sub-divisiones. Los mitos son tan dispersos como las propias tribus, y se pueden encontrar tantas atribuciones asociadas hacia un mismo nombre como grupos humanos que pueblan su extensión. Tribus que afirman descender de animales mitológicos de los cuales también el mismo mundo desciende, y otras que consideran que estas bestias míticas proceden a su vez del propio Lyg Andrós. Quienes atribuyen a un mismo concepto nombres como Gashu, Totnemoq, Oglashen y quienes utilizan estos mismos vocablos para referirse a otros conceptos hostiles, amistosos o indiferentes.
Por más que pueda existir una tenue coherencia interna dentro de cada mito individual, la suma de todos ellos da origen a una cacofonía indescifrable. No existe relación alguna dentro cómo se refieren al mundo, las entidades que afirman que le dieron origen, o los mitos que han ido desarrollando para tratar de darles sentido. Ni Lyg Andrós ni el resto de las llamadas bestias primigenias comparte características o relaciones y, mientras que ciertas tribus narran cómo se establecieron sus alianzas en los tiempos mitológicos, en otras son presentados como enemigos, vástagos o siervos de manera indistinta.

Por su parte, también se pueden encontrar culturas cuyo evolución y condiciones les han llevado a adoptar el nihilismo como fuerza motora. Pueblos que en un momento u otro se han visto sometidos, humillados o traicionados. Etnias sometidas por fuerzas externas que les ha llevado a desarrollar un odio irracional a todo aquello que provenga de fuera de su círculo más cercano. Culturas como puede ser la de algunas de las tribus dengar que habitan en Rearem.

El camino recorrido por estas tribus dista mucho de ser racional o siquiera inteligente, sino que las ha convertido en una amenaza incluso para otros integrantes de su misma etnia que pueblan territorios con los que no han tenido contacto durante generaciones. Porque el contacto con lo ultraterreno no se limita a conceptos que pueden resultar amistosos o neutrales hacia la vida, sino que el material del que están compuestos el miedo, el dolor o las pesadillas también ha tenido su impacto en Daegon.
De esta manera, aquellos que adoran conceptos como Koroktomoj “Señor de la sangre”, Matektokoal “Quien acompaña al fuego”, Jarletuktal “El Devorador de todo lo vivo”, Dustukan “El vacío infinito”, Shaduktukumal “El Padre de los gusanos” o Kushund “Fuente de bestias”, rara vez lo hacen por ambición o con un plan. Estos, al igual que todos aquellos credos surgidos de la influencia proveniente de los distintos aspectos de la destrucción no acostumbran a concebir el mañana como algo lleno de esperanza.

Existe ciertos vínculos establecidos entre la humanidad y entidades que existen más allá de su comprensión. Relaciones inconscientes por parte de cada uno de sus integrantes que no atienden a leyes físicas, no ligadas al momento o el lugar. El hecho de que las entidades que existen más allá del velo no pidan, sean conscientes, recompensen o agradezca ante esta devoción no convierte a quienes las adoran en amenazas menos peligrosos tanto para ellos mismos como para quienes comparten territorio con ellos.

Por fortuna, las encarnaciones más cerriles de estos cultos, en gran medida condenados por su propia naturaleza, desaparecieron hace siglos, pero aún se conservan pequeños vestigios de ellos en la actualidad. Versiones atemperadas de los principios sobre los que se construyeron estos cultos pero igualmente dañinas. Quizás sean minoritarios dentro de las etnias en las que se encuentran presentes, pero el rencor y el odio que les mueven son fuerzas motoras con las que no se puede negociar.

No todos los pueblos que proclaman ser los pobladores originales del territorio de Rearem rinden culto a estas entidades, sino que un gran número de ellas sólo buscan que se respeten sus tierras ancestrales, pero las culturas “civilizadas” con las que conviven no acostumbran a hacer distinciones entre los que no se adaptan a sus costumbres. Estos pueblos se ven amenazados por partida doble; tanto por una parte de los que podrían considerarse como “los suyos” y por “los pueblos invasores”, y sus propias mitologías han ido evolucionando para terminar contemplando este escenario. Una evolución que en ocasiones ha llegado a recuperar tradiciones que llevaban largo tiempo desterradas.

Así pues, no importa que las etnias más peligrosos hayan sido exterminados tanto por los pueblos civilizados como por las tribus que se han visto atacadas por ellos, la posibilidad del resurgimiento de estos cultos es una amenaza constante. La última larga noche no sólo fue el campo de cultivo ideal para su resurgimiento, sino que las grietas que se abrieron permitió un acceso aún mayor a la influencia de los señores del dolor. No sólo afloró de nuevo el culto a estos seres en varias tribus dispersas de manera simultanea, sino que estas se unieron para esparcir su legado allí por donde pasaban.

Esta es una amenaza que hoy parece haber quedado sofocada, pero aún permanecen los últimos vestigios aquellos días. Su culto ha logrado ser desterrado una vez más como amenaza a gran escala, pero su presencia aún permanece en lugares puntuales. Son culturas cuya vida se centra en el conflicto, gentes que, salvo durante situaciones excepcionales como esta última, ni siquiera se alían con quienes adoran a sus mismas deidades. Culturas incapaces de evolucionar o construir en las que sus propios integrantes se encuentran atrapados.

Quizás el que ha tenido lugar en Rearem haya sido el brote más repentino, virulento y dramático de estas tendencias nihilistas de los últimos tiempos, pero ni ha sido el único no esta influencia se ha visto totalmente erradicada del resto de territorios.

- El esquema de poder en occidente

Más allá de las organizaciones que hemos ido mencionando, en la zona occidental del continente existen un número enorme de estamentos de diferentes tamaños, objetivos y zonas de influencia. Organizaciones científicas como el Anstogor Vecsali de Rearem o los anteriormente mencionados Lugens Gaumoru de Tembi o la escuela de Sunrath en Menetia conviven con los diferentes cismas de las grandes iglesias o los pequeños cultos locales que se encuentran esparcidos por todas su orografía.

El tapiz que dibuja el complejo entramado de relaciones existentes entre todas ellas no sólo no es menor a aquel que conforman los gobiernos de los distintos pueblos de Daegon, sino que se encuentra poderosamente engarzado en estos.

Pese a lo que pueda parecer en un primer vistazo, la fe ciega y las promesas de una recompensa final no son las únicas armas que se esgrimen en el terreno de combate. La ambición no atiende únicamente a lo irracional sino que, cuando logra avanzar, su punto de partida siempre proviene de alguien metódico, alguien que no se deja llevar por las emociones, alguien con un plan.

En ciertos lugares existe desconfianza ante los hallazgos de los organizaciones dedicadas a amasar conocimiento. La Orden de Cahirn Ansay es temida por muchos gobiernos y no sin cierta razón, pero si mantiene su independencia es porque ninguno de ellos quiere que su saber se encuentre en posesión del “otro”.

Los distintos Omniarcas que ha tenido La Orden son perfectamente conscientes de esto, y es una baza que Cahirn Ansay ha utilizado siempre con suma cautela.

La pertenencia al Yishin Amat no implica una adhesión incondicional hacia las decisiones del “Guardián del conocimiento”, y las luchas internas son tanto o más intensas que las que pueden dar en cualquier organización. Tras los sucesos recientes La Orden vive días convulsos. Su actual líder es alguien ciertamente atípico y su perfil no encaja completamente con el de un estadista. Su preocupación principal es desentrañar el gran misterio detrás de estos sucesos, y esto le ha llevado a priorizar y dar más recursos a los grupos de estudio relacionados que a las intrigas que se encuentran actualmente en curso.

Porque La Orden, más allá de la neutralidad a la que se ha visto forzada, no está libre de sus propias apuestas arriesgadas. Jugadas que, de ser demostradas, podrían ocasionar un mayor nivel de intervención por parte de los gobiernos de las naciones que les rodean.
Algunas de ellas se encuentran auspiciadas por parte de su consejo rector, pero otras atienden a maniobras individuales. Existe un gran número de extensas redes clientelares que se propagan a lo largo de casi toda la columna central del continente y tienen su centro en Cahirn Ansay. La Orden no cuenta sólo con gente ansiosa por el saber, sino que en su seno también cuenta con gente que sólo la ve como un medio para alimentar sus propias ambiciones.

La relación que mantiene La Orden con todas aquellas naciones en las que tiene embajadas, bibliotecas o universidades varía enormemente, y el nivel de libertad del que gozan sus miembros en cada una de ellas se ve afectado por cómo es percibida su casa madre allí.
Por más que La Orden se defina y haya tratado de posicionarse como una organización agnóstica a todos los niveles, esto es algo a todas luces imposible y, mientras sus diplomáticos sí que se encuentran preparados para mantener esta fachada, quienes se dedican a la investigación y la formación, por más que también hayan sido aleccionados para ello, acostumbran a tener sus propias visiones y prioridades.
No han sido pocos los conflictos diplomáticos iniciados por una elección desafortunada de palabras durante alguna charla, o a la hora de impartir lecciones a alguien perteneciente a una clase social alta o a familias practicantes de algún credo.

Su relación con Goord siempre se encuentra sometida a un escrutinio especial y, al mismo tiempo que su conocimiento de las ciencias es muy valorado en su versión más pragmática, la visión que dan acerca del culto de Gâldaim o la visibilidad que dan sobre otros modos de vida acostumbran a verse muy acotados. Esta relación también se ha visto siempre muy mediatizada por la colaboración que han mantenido con el gobierno de Saliria.

De la misma manera, su relación con Menetia también ha pasado por momentos de tensión no sólo por el recordatorio de lo que les fue arrebatado con la Escuela de Sunrath, sino por tiranteces con la iglesia Tayshari.
Mientras que la relación con aquel órgano que les fue expropiado hace mucho tiempo que se normalizo, y acostumbran a mantener con ellos una sana competencia, los sectores más reaccionarios dentro del clero no ven con buenos ojos que las generaciones de potenciales futuros líderes sean formados por un organismo externo y completamente laico.

A su vez, los distintos cismas de la Iglesia Tayshari han sido históricamente jugadores muy importantes dentro del escenario político occidental. Allí donde ha arraigado con fuerza este credo su relación con el poder no ha tardado en florecer y, con ello, también se ha incrementado su capacidad de presión. Pero la ambición de sus respectivos líderes locales ha supuesto a su vez un problema para el conjunto de la organización.

La fragmentación existente dentro de sus líneas ideológicas es algo que siempre ha desagradado profundamente a un gran número de sus distintos dirigentes, pero el deseo de cada uno de ellos por ser única cabeza visible de una gran organización sólo ha servido para que sus posiciones cada vez se encuentren más alejadas.

En la actualidad existen cuatro grandes cismas de esta iglesia, cada uno de ellos con sus propios sumos pontífices que proclaman ser la única voz autorizada para hablar en nombre de los dioses; el Gran Teogonista de Menetia y el Yartas Malasteri de Mystaler. Cada uno de ellos, a su vez, niega la legitimidad del resto.

Las más beligerantes de estas cuatro son las de Menetia y Mystaler, siendo su enemistad tal que en el pasado sus dirigentes han llegado a declarar la guerra santa contra la otra acusándolas de ser heréticas. Por su parte, los cismas existentes en Shemmellom y Shattegar han acostumbrado a mantener un perfil más bajo, algo a lo que en gran medida ha condicionado su menor relación con los poderes establecidos de sus respectivas naciones.

Indudablemente, la Iglesia Tayshari de Menetia es el culto más importante de todos ellos y, a pesar de que sus relaciones con el Vim Ubar, el órgano de gobierno de esta nación, han fluctuado mucho a lo largo del tiempo, su integración dentro de la vida civil les hace ser una fuerza a tener en consideración.

Las relaciones entre Naltor y Menetia han sido históricamente muy complicadas. Si bien es cierto que la causa de estas dificultades bebe de un gran número de factores, la iglesia tiene un papel predominante en ellos.

Por un lado, la utilización que realizó Naltor de su prohibición de todo religión organizada dentro de sus territorios como elemento diferenciador entre ellos y el antiguo impero del que formó parte atendía menos a criterios filosóficos que políticos, pero la potenciación con posterioridad de este rasgo por parte de un gran número de sus gobernantes ha hecho que la suya sea una relación sumida en un constante estado de tensión.

Los distintos Teogonistas de la iglesia siempre han exigido un cambio en la actitud del Vim Ubar ante estos que consideran una ofensa, pero nunca han logrado provocar un enfrentamiento directos entre ambas naciones. Aun así, las tensiones que existen en la franja fronteriza entre ellas debidas en gran medida a esto ha llegado a escalar para terminar convirtiéndose en enfrentamientos mayores.

Los recientes hechos catastróficos acontecidos han hecho aflorar en occidente movimientos largo tiempo adormecidos y, si bien los posteriores años de vuelta a la normalidad los han atemperado, su presencia aún se encuentra muy lejos de ser totalmente erradicada.

Por más que los territorios que más afectados se han visto a este respecto hayan sido los de la costa oeste, las regiones del sudoeste continental también se han visto drásticamente afectadas, siendo Naltor y Bra’Em’Kyg quienes han padecido con mayor dureza sus secuelas.

Todos estos estamentos se han visto cuestionados de una forma u otra, ya sea por su incapacidad para predecir o contener el suceso, o por su fracaso a la hora de interceder ante “los poderes que se encuentran más allá del mundo” para que sus efectos sólo afectasen a los impíos, pero esto no ha impedido a los oportunistas el tratar de utilizarlos para su propio beneficio.

La actividad de aquellos grupos que continúan promulgando las teorías más catastrofistas se encuentra acotada principalmente en los territorios más afectados, pero lo infeccioso de su mensaje ha logrado llegar de manera soterrada hasta aquellos lugares que han quedado indemnes. A este respecto, la comunicación existente entre los pueblos se ha convertido en un arma de doble filo. Una que ha llevado un mensaje de normalidad hasta los territorios más dañados y de alerta a los han quedado libres de su efecto. Al mismo tiempo, las noticias llegadas desde el este del Pramayán también han servido para alimentar toda clase de teorías. La desaparición de Dairus ha sido celebrada por unos y entendida por otros como la señal de algo aún por llegar. Como una oportunidad para alimentar las ansias expansionistas de los más ambiciosos o como una advertencia para el resto de los gobernantes inmortales.

Durante los últimos años han aflorado en Menetia distintos grupos que acostumbraban a moverse en la clandestinidad; aquellos que promulgan que esta nación tiene que volver a ser un gran imperio y reclaman la disolución del Vim Ubar. Algunos de los altos dirigentes de la iglesia no sólo se han hecho eco de estos movimientos, sino que también han sido parcialmente sus instigadores.

Mientras tanto, en la costa oeste del continente el conflicto iniciado por Sar Kushén continúa su curso. Lo único en lo que coinciden todas las escuelas de pensamientos ligadas a los Adeptos es una; se ha iniciado una nueva era, pero tanto el significado de esto, como los debates acerca del concreto de lo qué ha dado comienzo continúa siendo fuente de conflicto. Ya sea desde un punto de vista metafórico o literal, todos ellos coinciden en que la existencia actual sólo es un paso previo hacia algo distinto, pero no logran ponerse de acuerdo en qué les espera después, o en la manera de llegar hasta ese estadio.

Tanto sus corrientes teológicas como las filosóficas han sufrido drásticos cambios que sólo han servido para generar nuevas fragmentaciones en sus dogmas. Divergencias que son cada vez más frecuentes en aquellos territorios en los que la guerra continúa su curso.

Porque, por más determinista que pueda ser la visión global de las diferentes escuelas de pensamiento sobre el devenir del mundo, sus acercamientos a la hora de afrontar este momento también son igualmente antagónicos. En su seno se puede encontrar desde aquellos que, como promulga Kushén, se consideran a sí mismos como los únicos merecedores de alcanzar el nuevo mundo como, hasta aquellos que, al igual que sus detractores, ven su labor como la de heraldos y guías hacia lo que vendrá. Desde quienes centran su labor en la advertencia y la concienciación hasta aquellos que la usan como herramienta para imponer su agenda. En resumidas cuentas, entre quienes apoyan la cruzada del Dominador, y quienes lo critican tanto a él como a la misma legitimidad de su título.

De acuerdo a los designios proclamados por quien tiene un mayor peso en este culto en la actualidad, el final no es tal cosa, sino el momento en el que da comienzo una nueva era; esta nueva era recién comenzada.

El momento definitorio que separará a los pueblos dignos de aquellos que siguen la vía equivocada. Un ideario que lleva décadas sido utilizado para mantener viva una cruzada en la que se pueden haber ganado territorios, pero que no ha proporcionado una mayor prosperidad a su pueblo sino todo lo contrario.

El nivel de permisividad o integrismo de cada uno de los cismas en los que se han ido desgranado los Adeptos ha convertido en un momento u otro a quienes los practican en miembros reconocidos y aceptados por el alto estado de su iglesia o en proscritos.
A pesar de que la encarnación predominante de este culto en la actualidad se encuentra liderada por el gobernante del Dominio, esto no implica que quienes le siguen se encuentren cegados por la fe, todo lo contrario. A día de hoy su control se ejerce a través de la amenaza, la fuerza y el miedo, armas de doble filo que deben ser usadas con mesura.

La división entre iglesia y estado aún es clara, y el hecho de que el poder poder de una dentro de la otra sea el mayor que se ha conocido en lo últimos siglos, esto no ha evitado que sus decisiones en cualquiera de estos dos terrenos le sean discutidas. Su control sobre la nación y sus ejércitos sigue siendo absoluto, pero el pago por los favores requeridos para llegar hasta el poder puede terminar haciendo mella en este.

De cualquier manera, el tiempo y la guerra han provocado que tanto en su mensaje como en el de los propios Adeptos sean cada vez más cuestionados. Las voces en contra de la persona van perdiendo su timidez y cada vez se escuchan con mayor claridad y frecuencia, sólo para ser silenciadas de forma drástica. Tanto la visión que afirma defender como las acciones llevadas a cabo en su nombre han hecho que sus detractores se apoyen en las corrientes de pensamiento opuestas a las mayoritarias, algunas de ellas prohibidas hasta tiempos recientes, para cuestionarlo. La disidencia no se ha limitado a estas voces en contra de su líder, sino que han llegado a plasmarse en hechos concretos. Se han producido varios atentados fallidos contra su persona, pero aún cuenta con los apoyos suficientes como para ejercer su control con puño de hierro.

La que fue su arma principal lentamente se está volviendo en su contra, y todos aquellos mensajes de advertencia y conquista de los que se ha hecho proselitismo, han pasado a convertirse en una herramienta que se está utilizando para minar su imagen y su mensaje. Lo prolongado del conflicto ha hecho que su sueño de implantar un totalitarismo ideológico y político se tambalee, pero aún le quedan bazar por jugar.
El mundo continúa, y el esta nueva era se parece demasiado a aquella que supuestamente finalizó.

Por fortuna la presencia de credos tan agresivos acostumbra a encontrarse muy ligada a sus lugares e ideólogos de origen. El ciclo entre sus extremos tiende a oscilar, siendo necesario el transcurso de una gran cantidad de tiempo dentro de los márgenes de la lectura más moderada antes de que la llegada de otro aspirante a conquistador. Al igual que sucede con todo lo subjetivo, la flexibilidad de su preceptos permite que sean interpretados de acuerdo a una gran variedad de intereses. Así pues, hasta el credo más pacífico ha sido utilizadas en diferentes momentos como excusa e ignitor para las ansias expansionistas de los líderes de aquellos territorios en los que han estado presentes.

Uno de los pueblos que históricamente ha sido más beligerante a este respecto, el de Goord, está jugando un papel más conciliador de lo que ha costumbre en él. Tanto en el caso de las naciones en las que imperan el culto a Gâldaim como en las que se encuentra presente el de los Adeptos del Tanrakul, en los últimos tiempos se han producido eventos que se podrían entender como opuestos.

La llegada al poder de la Teócrata Liveska Tercera hace casi tres décadas supuso un cambio dentro de la actitud general de Goord. Tras la ascensión hasta el poder de su última jerarca, se han comenzado a dar pasos hacia una nueva modernización de esta religión. Así, mientras que en el caso del Dominio su posición no ha hecho sino retomar las lecturas más extremas que se han hecho de su ideadio y radicalizarlas aún más, en la teocracia de Goord se ha tratado de impulsar una la lectura más acorde a los tiempos de sus textos fundacionales.

Dentro de la teocracia uno de los elementos que más han marcado a las clases altas ha sido la ostentación de su fe en público, algo que para nada coincide con las prácticas que llevan a cabo en sus vidas privadas. Para quien buscaba encontrarse cerca del poder o aspiraba a hacerse con él, las muestras de devoción han sido históricamente herramientas sobre las que han construido sus estrategias, ya que este culto impregna todas y cada una de las instancias que componían la vida política en estas sociedades, pero esta situación ha ido dando un tímido vuelco con la llegada de Liveska.

La religión continúa encontrándose íntima e indisolublemente ligada a los estamentos del poder, y las muestras públicas de culto hacia la deidad, si bien no es algo que dictaminen sus leyes, a su vez siempre fue entendida también como una muestra de patriotismo. El hecho de que los ciudadanos de a pie no profesen una devoción real hacia estos credos de poco sirve cuando, de no dar muestras de fe, corren el riesgo de ser señalados.

Porque no solo quienes tiene el poder han esgrimido la tradición como arma, sino que esta también la han utilizado para sus pequeñas rencillas. El espacio público que ha ocupado este culto dentro del escenario político y social de su nación ha sido absoluto, pero esto no ha impedido en distintos momentos de su historia el surgimiento de voces discrepantes para con la interpretación imperante.

Si bien es cierto que en el caso de Goord el gobierno teoctático ha gobernado de manera ininterrumpida durante cerca de un milenio, esto no ha impedido que surgiesen cismas o nuevas interpretaciones de sus escrituras. Por más ligado que haya estado al poder durante tanto tiempo, la presente no es la única evolución que ha tenido lugar en su seno, sino que en el pasado también ha existido una alternancia constante entre miembros pertenecientes a las distintas fracciones de esta iglesia, al igual que han aparecido muestras de descontento y revueltas fuera del núcleo del poder.

Estas muestras de repulsa no siempre han tenido su origen como consecuencia de desavenencias ideológicas o de las luchas internas por el poder, sino que también se han construido sobre la desesperación de aquellos que ya nada tienen que perder. Durante las épocas de mayor escasez y necesidad la necesidad se han impuesto sobre el miedo y el poder de la masa se ha demostrado superior al de quien gobierna.
Al contrario de lo sucedido en otras naciones, en el caso de Goord cada vez que se ha producido un cambio violento, no ha existido un poder absoluto que controlase sus idearios o una lógica férrea guiando sus pasos. La certeza de sus partícipes en que ningún poder superior fuese a proveerles de los cambios necesarios se imponía sobre todo lo demás. La única alternativa a morir de hambre era la de morir a manos de quien tenía en su mano una posible solución. No luchaban por librarse de un poder despótico, sólo por la remota posibilidad de poder aspirar a una vida menos miserable.

Por más que la voz del pueblo se encuentre acallada en este tipo de culturas, esto no sólo no evita el surgimiento de voces discordantes entre los más desfavorecidos, sino que en ocasiones ha resultado ser el desencadenante de las revueltas más violentas.

Aun así, siempre que se han producido este tipo de levantamiento quienes han salido perdiendo han sido los mismos. En las escasas ocasiones en las que triunfaron estos movimientos, esto ha venido dado por el apoyo recibido por alguno de los aspirantes al poder. Por oportunistas o rivales que se han aprovechado de la situación de necesidad o descontento para construir sobre ellos su camino hasta aquello que ambicionan. Con esto, al no estar sustentadas sus reclamaciones sobre el estrato teológico de su opresión, estos triunfos del pueblo no han servido para que quienes profesan estas devociones por mera costumbre se hayan planteado su eliminación.

En Goord siempre se ha encontrado prohibida toda muestra de la práctica del culto de cualquier otra religión ya sea esta pública o privada, y esto es algo que ha cambiado con la llegada al poder de Liveska. Aun así, esta no deja de ser una medida diplomática destinada a mejorar sus relaciones con otras naciones. Por más que las muestras públicas de esto continúen prohibidas, los diplomáticos de otras naciones que se encuentran en los territorios de la teocracia puedan practicar sus ritos dentro de sus residencias y embajadas.

A su vez, las penas por el incumplimiento de este mandato también han sufrido leves alteraciones para el resto de ciudadanos, algo que no ha estado libre de controversia.
Por más que una gran parte de quienes forman parte de sus jefaturas, de la misma manera que sucede con toda gran organización, son individuos ávidos de poder, entre sus filas también se puede encontrar a gente con inquietudes altruistas o que defienden los valores positivos que se pueden extraer de sus enseñanzas. Liveska ha tratado de mantener un equilibrio entre estos perfiles en lo que respecta a sus consejeros y apoyos, pero los mares que navega son peligrosos y no ha podido evitar el granjearse la enemistad de personajes que han resultado ser escollos importantes en su camino.

Si bien es cierto que sus días de mayor grandeza ya han quedado atrás, la reputación del Iluma dentro de las estructuras de poder de Bra’Em’Kyg ha logrado mantener una cuota nada despreciable, razón esta por la que, en gran medida, su relación con la de los distintos jerarcas de la Iglesia Tayshari de Mystaler siempre ha sido complicada. Una situación esta que se ha acentuado tras la desaparición de la mitad de los territorios de esta nación durante los eventos acaecidos durante la última “Larga noche”.

El ser un organismo independiente le ha pasado factura en más de una ocasión, y los vaivenes ideológicos que se han producido a lo largo del tiempo dentro del Cinrath Yotunen, el órgano de gobierno de Bra’Em’Kyg, han provocado que en más de una ocasión su presencia se haya visto reducida a la mínima expresión.
Al contrario de lo que sucede con La Orden, dentro del perfil de los integrantes del Iluma nunca se ha prodigado el de los gestores o los animales políticos, algo que les ha causado más de un quebradero de cabeza, pero el apoyo que han recibido de otros grupos públicos y privados como puedan ser La Orden, La universidad de Amlash, el Chayashin Shatteru o las distintas sociedades pantallas que ha tenido de Sigma dentro de Daegon les han permitido sobrevivir a todos estos percances.

Esto no quiere decir que ninguno de sus líderes haya estado jamás interesado en el crecimiento de la organización, o que nunca haya entrado en su seno alguien con la única intención de usarlo como trampolín para llegar más alto, pero lo particular de la situación en Bra’Em’Kyg siempre ha hecho que cualquiera de estos pasos haya sido siempre excepcionalmente complejos.

arcanus

¿Qué es Daegon? IV: Daegon Oriental

¿Qué es Daegon? IV: Daegon Oriental
La separación que se da al este del Pramayán en lo tocante saber y el mito es tanto o más diversa de la que se puede encontrar uno en occidente. Por un lado, si en occidente, a pesar de su diversidad, existe una clara predominancia del culto a las diferentes escisiones de la iglesia Tayshari, oriente se encuentra aún más fragmentado en cuanto a sus creencias. Por otro, el mapa del saber se encuentra igualmente disgregado.

La iglesia Tayshari también se encuentra presente en oriente, aunque esta presencia, aparte de ser tangencial, ha evolucionado de maneras muy distintas a como lo ha hecho en occidente, se encuentra totalmente desligada de las intrigas y ni siquiera reconoce a ninguna de sus autoridades como figuras de referencia.

De haber alguna organización que ocupe una cuota de presencia similar a esta en oriente, este sería la que comprende la multitud de interpretaciones existentes del concepto de Ytahc. Un concepto que debe su popularidad al recientemente desaparecido Dairus, aunque ni la forma ni el fondo de esta teología guardan ningún tipo de similitud con la mitología dedicada a los Tayshari.

Oriente podría ser considerado como la cuna del conocimiento científico. Los organismos dedicados al estudio de lo anómalo se encuentran dentro de su circunscripción, y esto es algo que atiende a razones puramente prácticas. Durante los cuatro siglos inmediatamente posteriores al Gran Imperio Menetiano, aquellos que corresponderían a los albores de la llamada “Edad Moderna”, oriente fue el foco de un considerable número de eventos anómalos. Sucesos que causaron la pérdida de miles de vida y que condicionaron de manera indeleble el imaginario de los territorios en los que tuvieron lugar.

Con el paso del tiempo y la llegada de largas épocas de normalidad, la función de estas organizaciones ha ido variando, habiéndose visto forzadas varias de ellas a reinventarse o desaparecer, pero con las noticias llegadas desde occidente las voces de los agoreros han hecho que surjan nuevas voces reclamando una nueva priorización de esta clase de estudios. Quizás lo que ha sacudido occidente haya sido magnánimo con sus territorios, pero algunas de las consecuencias de estos hechos van plasmándose de manera inexorable ante sus ojos.

No existe en oriente ninguna organización de unas características similares a las de La Orden, pero esto no quiere decir que, dentro de sus campos de investigación, un gran número de ellas superen con creces en conocimiento a aquellos especialistas que poseen los estudiosos de Cahirn Ansay.

- El culto a Arcthuran

De entre todas las mitologías existentes en Daegon, se podría decir que el culto a Arcthuran es el más antiguo de todos ellos. Tanto es así que su origen es previo incluso a la aparición de la misma humanidad sobre el planeta.

Si nos remontamos hasta la misma raíz conceptual de esta teogonía, esta no haría referencia a nada remotamente humano. Su mito fundacional se encuentra basado en gran medida en la entidad que da cohesión a esta realidad, el concepto conocido como Ytahc; El Cambio.

Así pues, el culto a Arcthuran no tendría su origen en la humanidad, sino en los Mayane Undalath. Este fue durante aquellos días un concepto carente de nombre pero poseedor de todos los atributos imaginables. No existían palabras para describirlo pues todas las palabras formaban parte de su ser. Aquel a quien los progenitores de la humanidad bautizaron como Adai, y sus descendientes han ido segmentando en un cuasi infinito número de aspectos ha sido asociado erróneamente con otros conceptos. Ha sido confundido con la vida y la muerte, con todo lo que es perceptible y con otras de las entidades a las que también se han referido como “Daegon”.
De acuerdo a todos estos mitos fundacionales, sería una entidad cuyo corazón y el del mundo que habitan son uno, pero cuyo cuerpo se extendería por toda la bastedad del cosmos. Como tal, sería el sustento de la misma vida, la dadora de alimento y protección, el origen de todo lo que crece, camina, nada y vuela.

Retomando su núcleo fundamental, aquel que lo vincula con cualquier aspecto del cambio, este concepto formaría parte de los aspectos primarios cuya suma conforma el conjunto de todas las realidades, pero su presencia se encuentra especialmente ligada al nivel de existencia en el que se encuentra ubicado Daegon. El cambio es algo consustancial a esta realidad.

Si bien en la actualidad este es una abstracción que apenas tiene reconocimiento de acuerdo a como la hemos descrito hasta este punto, en en pasado remoto contó con un papel fundamental en la evolución de todo lo que se encuentra ubicado en su interior. Su culto desde aquellos tiempos ha adoptado una gran cantidad de formas, nombres y mitologías, porque Adai, Ytahc o Arcthuran no son los únicos nombres por los que ha sido conocido esta fuerza.

El nombre que le fue otorgado por parte de los primeros hombres y mujeres fue también el que utilizaron referirse a su hogar, un concepto y un entorno que no se encontraban constreñido por las limitaciones de un único planeta.

Ytahc es, dentro de las abstracciones primarias, algo que escapa a toda definición. Es en sí mismo también es un concepto atípico. Una abstracción que no se limita a reaccionar ante la presencia de lo que no es ella, sino que se encuentra en un constante estado de expansión y compresión. Una serie de espasmos involuntarios de los que no sólo surgió la humanidad, sino toda la diversidad que existe en el universo. Una diversidad que fue precedida por el único concepto, los Mayane Undalath, surgido de su seno con algo similar a un propósito. Seres surgidos de un espasmo de dolor. Conceptos incapaces de comprender su potencial o la motivación detrás de sus instintos pero que, a pesar de eso, de una forma casi inconsciente rendían culto al concepto que les otorgó la vida y al que vivían para proteger.

Cuando la humanidad fue consciente de su existencia los bautizaron como Dragún Adai; los hijos de Adai, y la relación que se estableció entre estos seres y los progenitores fue casi simbiótica. Juntos aprendieron sobre ellos mismos y el mundo en el que habitaban. Poco a poco, lo que los Mayane Undalath aceptaban por instinto fue siendo verbalizado, comprendido y transmitido.
Porque quizás los Dragún Adai no descubriesen la curiosidad o comprendiesen de qué eran capaces hasta que no se formalizó su contacto con la humanidad, pero no por ello dejaron de ser sus maestros en una gran cantidad de materias.

Juntos dieron nombre y delimitaron las cualidades de una gran parte de los conceptos que existían en ella. Aprendieron e impartieron importantes lecciones. En ningún momento la devoción formó parte de sus vidas o culturas, pero aprendieron a comprender, temer y aceptar lo que les rodeaba. A respetar aquello que escapaba a su control y conocimiento. A conocer la indefensión y el temor ante un futuro incierto, ante el final.

Como tal, su presencia forma parte del acerbo cultural de la humanidad. Gracias a esto, y como consecuencia de ello, los progenitores fueron capaces de moldear esta realidad mientras, a su vez, se veían moldeados por ella. Según la realidad se fue haciendo más vieja y compleja, esta característica también pasó a formar parte de la humanidad. Y, de esta manera, según sus culturas fueron ganando en sofisticación, el interés por un concepto tan abstracto fue apartándose.

A día de hoy la interpretación que se hace de este concepto continúa siendo muy diversa. Al igual que sucedió durante aquellos días, lo basto y abstracto de su naturaleza ha que ninguna escuela de pensamiento haya logrado desarrollar una teoría filosófica, teológica o metafísica en la que tengan cabida todos sus aspectos. Esto ha hecho que los distintas teismos que se han construido a su alrededor y han sobrevivido hasta la actualidad, pese a basarse en una misma idea, sean muy complicados de identificar como tales.

De todos ellos, quizás el que cuenta con un mayor número de adeptos es el que se puede encontrar en a lo largo de la ladera oriental del Pramayán, El culto de Arcthuran. Pero, irónicamente, por más que se utilice el nombre de la deidad para referirse a los practicantes de esta devoción, su estructura no se ha desarrollado alrededor del aspecto concreto de esta abstracción que representa la deidad. Por el contrario, desde siempre esta se ha encontrado mucho más ligada a la persona concreta que dio a conocer sus preceptos y a las acciones que llevó a cabo durante los días en los que la dio a conocer.

En el caso concreto del culto a Arcthuran, por más que la extensión total de territorios en los que se encuentra presente es con mucho superior al de la iglesia Tayshari en occidente, su poder real está muy lejos de ser comparable a este. Asimismo, la pérdida de quien ha sido su gran valedor durante los últimos dos milenios ha hecho que se avecinen tiempos de cambio para este teismo.

Porque el culto de Arcthuran desde siempre se ha centrado en la figura del recientemente desaparecido Dairus y en la hazaña que llevó a cabo hace dos milenos y que le valió el sobrenombre de “El Golpeador”. La rama teológica construida alrededor del “Señor de las profundidades” debe su propagación casi en exclusiva a la victoria de Dairus y los señores de las montañas sobre el Gran Imperio Menetiano. Su popularidad no fue algo buscado y ni su estructura ni sus preceptos o la manera en la que se le rinde culto han ayudado a que se convierta en un elemento clave a la hora de ser utilizado como una herramienta para la lucha o la conservación del poder.

Distintas aproximaciones a otros aspectos similares de Ytahc ya se encontraban presentes en las alturas del Pramayán con anterioridad a aquel suceso, pero su llegada arrasaron como una ola homogenizadora e imparable sobre todas ellas, pero su influencia directa se fue mitigando con el paso del tiempo.

Por más que en la actualidad existan un gran número de iglesias construidas en honor a Arcthuran repartidas por toda la orografía del oriente continental, cada una de ellas rinde culto a algún aspecto único de este concepto. Ninguna de ellas reconoce guardar relación alguna con la otra salvo por un único detalle; pese a no haber tenido contacto alguno con él, históricamente todas ellas han reconocido a Dairus como su sumo pontífice.

Con el transcurrir de los siglos tanto su credo como el mensaje sobre el que se sustenta han pasado a ser temas sobre lo que apenas se debate, pero también han perdido toda su fuerza. Algunos de sus preceptos se han convertido en una serie de ideas que se han ido incorporando al lenguaje coloquial de manera natural, pero lo han hecho sin dar peso alguno a las ideas que subyacen detrás de ellas. Frases hechas cuyo significado y sentido originales se obvian. En las naciones en las que se encuentra presente este culto acostumbra a convivir con otros, pero ninguna de sus sedes cuenta con un número de seguidores equiparable al de aquella que Dairus fue capaz de propagar más allá de Beretear durante el comienzo de su mandato.

Porque el culto moderno al Señor de las profundidades poco tiene que ver ya con el que fuese originario de las ciudades estado situadas en las alturas del Pramayán. Tanto su presencia como su impacto se han visto diluidos dentro de cada una de las sociedades que lo adoptaron. Existen ciertas maneras de rendir culto a esta encarnación concreta del mito, como es aquella que encarnan los monjes mendicantes, que son transnacionales, pero la manera en la que se encuentra presente dentro de aquellos pueblos que lo han integrado dentro de su sistema no tiene tanto que ver con el mundo de las ideas, como la protección que les garantizaba la presencia continuada de Dairus.

El suyo es un culto que no se encuentra basado en una jerarquía eclesiástica o una serie de dogmas de obligado cumplimiento, sino que su núcleo se encontraba fundamentado sobre la optimización de los escasos bienes de los que disponían. Los habitantes de las T’Nar, Beretear, Ton’Kaheru y Troll’Kahn originales, quienes fueron conocidos como los “señores de las alturas” no eran pueblos ricos ni gozaban de grandes recursos naturales. Todos ellos vivía en lo alto de alguno de los picos del Pramayán. Una situación que, al mismo tiempo que les otorgaba una clara protección ante cualquier intento de conquista, también limitaba enormemente su acceso a un gran número de elementos básicos para la subsistencia.

Para cada uno de ellos, el concepto del “Señor de las profundidades” era algo diferente. Pese a encontrarse sustentado sobre una serie de preceptos muy similares, tanto los nombres que se le daban como su mito de creación tenían detalles únicos.

De acuerdo al mito clásico, esta entidad abstracta cuyo corazón se encontraba ubicado en el centro del mundo era quien les concedía todo lo necesario para sobrevivir. En un tiempo lejano todo ser vivo se encontraba ligado a ella de alguna manera, y tanto el agua como la luz, los alimentos o la misma vida era sus dones. Regalos que eran entregados de forma desinteresada.
No pedía nada a cambio, ya que todo formaba parte de ella. No había nada que se le pudiese entregar que no hubiese sido suyo con anterioridad. A su vez, su cuerpo no se encontraba limitado por el mundo que pisaba la humanidad, sino que su esencia se filtraba más allá de lo que era capaz de percibir o comprender esta.

Pero con la llegada de un nuevo concepto, el del tiempo, el mito primario se fue haciendo más complejo. Junto con el tiempo llegó la muerte. La vida dejó de ser un regalo y se convirtió en un préstamo. En algo a defender, algo por lo que había que luchar, algo que podía ser arrebatado. Una vez que esta llegaba a su fin, regresaba al seno de donde había partido para volver cambiada. Para que diese comienzo un nuevo ciclo.

Lo que carecía de tales atributos se vio forzado a asumir intencionalidad y fisicidad, a limitarse a sí mismo y a sus dones. Los tiempos de carestía provocaron conflictos y migraciones desde la cima de los picos en los que habitaban los primeros habitantes del mundo. Sólo los más cercanos a Arcthuran / Zorak / Pramaya / Ytahc permanecieron en los hogares ancestrales. Sólo los señores de las alturas tuvieron el coraje para no abandonar a quien lo había dado todo y, de acuerdo al mito tardío, sólo en su mano se encontró el poder para detener al Enemigo.

Este mito no deja de ser una traslación de aquel que transmitieron los Mayane Undalath cuando lograron ser capaces de comunicarse con la humanidad. Ellos fueron quienes tuvieron un contacto más directo con el planeta que les dio a luz, los guardianes del mundo y quienes nacieron de su roca, su fuego y su misma esencia axiomática. Quienes surgieron como un acto reflejo de Daegon tras la llegada del tiempo. Quienes nacieron para proteger a esta realidad del Enemigo, del Destructor, cuando esta realidad fue consciente por primera vez de su lejana presencia.

La interpretación tardía de los pueblos del Pramayán desvió el foco de la historia para ponerse a ellos en el centro del mito, y para sustituir al Destructor por el Gran Imperio Menetiano. Una profecía confeccionada para cuadrar con los hechos que anunciaba ya habían tenido lugar. Una profecía que vio la luz una vez que ya había sido cumplida.

- Otros aspectos de Ytahc

Pero, más allá de esta interpretación concreta del concepto que dieron a conocer los Mayane Undalath, existe otro gran número de mitologías derivadas del mismo. Todas ellas acostumbran a ser atípicas cuando las comparamos con aquellos predominantes en occidente o las grandes religiones organizadas, pero su presencia a escala global no es para nada despreciable.

La evolución de este concepto ha adoptado multitud de formas y enfoques. Ha hecho que, aunque todas ellas beban de una fuente, el encontrar los puntos que comparten todas sea una tarea harto compleja. La consolidación de estos credos no ha tenido lugar únicamente en oriente, sino que se pueden encontrar trazas del mismo a lo largo y ancho de toda la extensión del continente y las grandes islas.

A pesar de que es indudable su impacto en ese constructo de fronteras difusas que es Trollellom y algún otro pueblo con estructuras sociales complejas que escapa de su ámbito, su presencia acostumbra a encontrarse más presente en pueblos con unas estructuras sociales más básicas. Así, de entre todos los aspectos de este concepto que han sobrevivido hasta la actualidad bajo distintas formas, estos acostumbran a predominar en territorios considerados como no civilizados.

Dentro de cualquiera de estos dos grupos, y centrándonos en lo puramente teológico, podríamos decir que su culto también está presente en occidente bajo otra gran variedad de nombres, descripciones y formas.

Dentro del mundo civilizado podríamos encontrarlo bajo el nombre de Devas Knode, la divinidad a la que se atribuye la inmortalidad a Sipskriel, aunque el aspecto de este concepto que se al que responde esta deidad difiere levemente al que se puede encontrar en oriente.

Él es el cambio inmisericorde, una fuerza indiferente ante las necesidades o miedos de la humanidad, una entidad que, dependiendo de quien la describa, es caprichosa o completamente libre. Ni odia ni siente afecto alguno por la humanidad, por lo que no tiene sentido el temerla o adorarla, ya que no atiende a súplicas u ofrendas. De la misma manera que sus movimientos pueden traer como resultado una cosecha copiosa, pueden acarrear la furia del mar o los cielos.

Otros pueblos, como puedan ser algunas de las tribus de Shemmellom o Shattegar, al igual que sucede en otras culturas animistas, tienen una visión más amable de este concepto. Una serie de visiones que, a pesar de que haber ido heredando versiones adulteradas del mito original generación tras generación, apenas se han alterado su núcleo.

Una gran parte de las tradiciones que viven de lo que les aporta la tierra, al igual que otros credos más abstractos y, en cierta medida, primarios basados en aceptar el entorno en lugar de tratar de controlarlo, beben de esta fuente.

Sin importar que hayan transcurrido millones de años desde los días en los que sus lejanos ancestros se relacionaron con los Mayane Undalath, algunas de las lecciones aprendidas entonces aún perduran. La llegada del Enemigo es un hecho que se da por superado o que se espera con temor. Un hecho que augura el final de todo o que ha supuesto algún cambio drástico en su modo de comprender el mundo. Un temor que regresa cíclicamente y que les sobrevivirá bajo la forma de una nueva miríada de distintos cultos.

De haber algo en lo que coinciden todos estos pueblos es en la falta de una estructura en sus creencias, algo que ha hecho que todas ellas mantengan siempre un delicado equilibrio en el terreno de lo etéreo y el de lo literal. Sus tradiciones acostumbran a ser mayormente orales, y las lecciones aprendidas de su pasado no siempre han sido transmitidas de una manera fidedigna.

No existen muchas diferencias entre quienes adoran a la naturaleza, los vientos o las estrellas y quienes rinden culto a Arcthuran. Todos ellos rinden honores al mundo en su conjunto, a su arbitrariedad y, en gran medida, a la insignificancia de la humanidad dentro del gran esquema. Algunos expresan estas creencias en forma de respeto, agradecimiento y miedo reverencial de diferentes maneras. Las formas, nombres y alcance de los conceptos a los que rinden culto varían enormemente en cada cultura, pero quienes practican este tipo de ritos siguen esta tradición con una cierta distancia. Rara vez acostumbran a tener jerarquías férreas, tienden al integrismo o confían en que los hados jugarán a su favor si hacen gala de algún tipo de devoción. Abogan por la diversidad en las formas de expresar sus muestras de respeto hacia los conceptos a los que rinden culto y no suelen tener problemas en adoptar dentro de sus cosmogonías a otras entidades que puedan encajar con su visión del mundo.

Por más que no entiendan al mundo o los distintos aspectos de la realidad como una serie de entidades preocupadas por la protección de la humanidad, sí que interpretan este conceptos como algo eminentemente justo. Quizás sean arbitrarios en sus acciones, pero esto se debe a que son seres cambiantes como lo es el hombre y, también como este, se adapta ante las amenazas. No pide nada, pero de él/ella/ellos se puede extraer todo lo necesario para que la vida continúe. Quienes comprenden su funcionamiento y respetan sus designios pueden llegar a ser capaces de vivir en una cierta armonía con ellos sin penurias adoren o no a estos conceptos. Algo que, en menor medida, también se encuentra a la disposición de quienes optan por ignorar algunos de estos principios.

A partir de esta base se han construido un gran número de relatos y mitologías. Parábolas y versos que han ido añadiendo en algunas culturas capas de sofisticación a la idea original. Que han dotado a los conceptos que pueblan estas historias de propósito, personalidad y una narrativa, desglosando cada uno de los posibles aspectos de mundo natural y la realidad exterior bajo la forma de entidades independientes cuya interacción forman el todo.

Cada una de las culturas que ha heredado y ha ayudado a perpetuar alguno de los mitos que componen este mosaico les ha atribuido nuevos nombres, características y motivaciones acordes a su conveniencia y entendimiento, pero es raro encontrar en ellos panteones que aglutinen a un gran número de ellos. Pese a haber bautizado a estos conceptos, haber elaborado complejas relaciones entre algunos de ellos, “humanizar” las razones detrás de ciertos desastres naturales o sucesos anómalos, achacando a alguna de estas entidades las acciones que tuvieron como consecuencias estos hechos, no se atribuye a sus hipotéticos causantes una forma o un objetivo.

Dentro de estas culturas que han ido fragmentando el mito no existe un panteón o un credo único que los unifique, sino que su número se ha visto ampliado tras la llegada de acontecimientos extraños. Los sucesos acontecidos a lo largo de las eras en cada lugar han dado lugar al nacimiento de nuevas cosmogonías y relatos fundacionales que, por más que algunos de ellos pueden ser muy similares a los ya existentes, no son capaces de reconocer su parentesco. Nuevas ideas y entidades que han sido adoptadas por sus descendientes y cuyo desarrollo continúan estos, desligándolos cada vez más del concepto inicial.

Si cada uno de los cismas de la iglesia Tayshari afirma ser el único interprete fidedigno de un mismo concepto, la miríada de religiones en las que se fragmentó los mitos de Ytahc o Arcthuran tras su propagación no reconoce vinculación alguna con quien lo originó. Por más que los señores de los páramos a los que se rinde culto en las Llanuras Zulera naciesen de este credo, la forma y el fondo en la que se les plasma este credo nada tiene que ver con cómo ha evolucionado la mitología y la teología del “Señor de las profundidades”.

Aun así, quienes adoran a unos y otro no tienen problema a la hora de reconocer y aceptar la existencia de otros mitos sin importar su origen o que guarden algún parentesco con el suyo. Esto es algo que, por otro lado, quienes siguen los predicados de organizaciones con estructuras más rígidas acostumbran a rechazar. Esta negativa no está basado únicamente en el orgullo, sino que también se construye sobre la ignorancia y en el impacto que tuvo en la cultura de sus ancestros la invasión del Gran Imperio Menetiano.

- El Gohai Kaeru

Si el culto a Arcthuran podría entenderse como el homologo a la Iglesia Tayshari en oriente en cuando a su extensión, al este del Pramayán no existen ninguna organización científica que haya gozado de una estabilidad o crecimiento equiparables a los de La Orden. Aun así, esto no quiere decir que el conocimiento no sea un bien apreciado en estas longitudes geográficas.

Por el contrario, se podría decir que el antecesor de La Orden tuvo su origen en oriente bajo la forma de la primera iteración del Gohai Kaheru.

La historia de esta organización no deja de ser una muestra palpable de la manera en la que han evolucionado las sociedades de Daegon tras sufrir las consecuencias de algún fenómeno anómalo. El miedo y el desconcierto iniciales siempre ha dado paso al surgimiento de quienes han tratado de comprenderlo pero, de la misma manera que su impulso inicial parece imparable, aquello que nace casi en exclusiva del temor no tarda en desvanecerse cuando la amenaza ya se ve como algo lejano.

Así, por más que sus actuales integrantes proclamen que esta organización sea el estamento científico más antiguo de cuantos se pueden encontrar en Daegon, esta no deja de ser una verdad cierta sólo a medias.

Dentro de esta afirmación parcialmente cierta hay datos que no pueden ser discutidos como pueda ser el de la fecha de nacimiento de su primera encarnación, pero en los registros históricos también se encuentra plasmado el momento en el que fue desmantelada.

Para trazar su origen tendríamos que retrotraernos hasta los albores de la conocida como la “Edad moderna”, más concretamente hasta los días posteriores a la finalización del evento anómalo conocido como el Nyarl Noidems.

A pesar de que este suceso, conocido también como el “Gran dolor” o el “Gran terror”, no llegó a alcanzar a los territorios interiores en los que se encuentra situada Dayashu, el impacto que supuso para la costa nororiental del continente fue tal que provocó que incluso quienes no lo habían padecido de manera directa quedasen marcados por las historias y las secuelas que devinieron de él. Una serie de consecuencias que tardarían en ser olvidadas.

De esta manera, si bien este hecho resultó clave para la fundación de quienes entonces fueron conocidos como los “Forjadores del mañana”, y que estos fueron los primeros en reconocer la magnitud de los mismos, la longevidad de aquella primera encarnación se vio íntimamente ligada al recuerdo de su advenimiento. Asimismo, el suyo no fue el último de los estamentos científicos surgidos como consecuencia de algún suceso anómalo acontecido durante aquellos tiempos.

Una vez transcurridas varias generaciones tras el advenimiento del temor inicial, y ya superado el recuerdo de aquellos días, tanto su andadura como la de aquellas organizaciones surgidas bajo su sombra no fue sencilla.

Este nombre ha sido recuperado con posterioridad en numerosas ocasiones a lo largo del tiempo, siendo la última de sus encarnaciones relativamente joven para los estándares en los que nos hemos estado moviendo hasta el momento. Porque, de la misma manera que los eventos anómalos suponen una grave situación de crisis allí donde han tenido lugar, una vez pasado el momento de temor y recuperada la normalidad, la urgencia por tratar de comprender el origen del mismo no tarda en quedar relegada hasta un segundo plano. En ser tapada por los quehaceres diarios y la superación de las secuelas que ha dejado ese hecho.

Por más que su nombre haya perdurado desde aquellos días, sus funciones se han visto adaptadas para un gran número de fines con cada una de sus nuevas iteraciones. La utilización este nombre ha atendido más a un ejercicio de memoria que a la recuperación de sus investigaciones previas y, a día de hoy, la misma expresión es un arcaismo, una suerte de fórmula exótica cuyo significado ha sido moldeado de acuerdo a las necesidades de quien la ha recuperado. Una frase hecha cuya traducción a lo largo de los siglos ha adquirido un gran número de significados. Algunos de ellos han tratado de preservar el legado de quienes les precedieron, conservando la acepción original de aquel nombre, pero su significado ha pasando por un gran numero de alteraciones, algunas de las cuales han sido conocidas como el “Concilio de los Navegantes del futuro” o los “Vigías de la realidad”.
Unos apelativos que no han hecho sino reconocer la incapacidad de la humanidad para “construir” su propio futuro, sino este se encuentra sometido a las salvajes oleadas del tiempo y la incertidumbre.

Detrás de estos epítetos tan rimbombantes siempre se ha ocultado el temor a lo desconocido. El deseo por desterrar esa incertidumbre que provoca lo que se desconoce. El objetivo de lograr la supervivencia ante la inevitable llegada de lo anómalo.

Su campo de acción ha abarcado un gran número de ámbitos desde su resurgimiento, al igual que lo ha hecho su presencia tanto dentro de la sociedad su nación de origen como la de aquellas que la rodean, pero no ha sido hasta lo últimos años que ha vuelto a hacer suyos campos de estudio que habían sido condenados al ostracismo. La necesidad de recuperar la investigación acerca de la ciencia arcana ha sido uno de los puntos centrales de su último equipo de dirección, y los informes que han recuperado de los archivos de este organismo no han hecho sino darle la razón en tales afirmaciones.

En la actualidad, y tras cerca de dos siglos en los que se ha visto relegado a languidecer en la irrelevancia pública dentro de su hogar, la presencia de la actual encarnación del Gohai Kaeru en Dayashu ha recuperado un cierto prestigio y relevancia gracias a las noticias llegadas desde occidente.

Estas noticias, sumadas a la desaparición de Dairus o a la aparición de nuevos territorios errantes en el firmamento ha hecho que el temor resurja en la ciudadanía y los gobernantes. Un temor que, en gran medida, ha sido alimentado y utilizado por los dirigentes del Gohai Kaeru para volver al primer plano de la vista pública.

Aun así, sus recomendaciones no han sido recibidas de la misma manera por parte de todos los integrantes del gobierno de Dayashu o por los propios investigadores que forman parte de la organización. El conocimiento pragmático y los encargos del exterior es lo que les ha permitido sobrevivir desde su formación, y el derivar recursos hacia un terreno que no es del interés de sus contratistas puede suponer una merma de sus ingresos y, con ello, de su capacidad para mantenerse como una entidad independiente.

- El Chernat Ianaster

La otra gran organización surgida como consecuencia de los eventos anómalos acontecidos durante los albores de la edad moderna en oriente se encuentra en una situación algo menos convulsa, pero no por ello goza de una mayor representatividad. Esta organización, que ha dedicado de forma ininterrumpida su atención en este tipo de sucesos se encuentra ubicada en la frontera entre Dayashu, Shinzay y Dagorel pero sus dimensiones son tan escuetas que ni siquiera aparece reflejada en los mapas políticos globales.

El Chernat Ianaster debe su nacimiento a un solapamiento planar que tuvo lugar sobre los territorios en los que se encontraba ubicada una de sus ciudades, Dyamin, hace más de un milenio. A pesar de todo el tiempo transcurrido desde aquellos sucesos, el constante recordatorio que supone la existencia de los restos de aquellos días, y la incapacidad de convertirlo en una zona habitable de nuevo han supuesto un refuerzo constante para su existencia.

A pesar de esto, desde entonces la propia sociedad de Kylburn se encuentra divida entre quienes tratan de dejar en el pasado lo que sucedió y quienes tratan de prevenir que esto suceda de nuevo.

Si bien es cierto que el Chernat Ianaster centra su radio de acción en la pequeña nación de Kylburn, sus miembros han viajado hasta todo lugar en el que se ha producido algún sucedo anómalo. Una labor que ha hecho a los integrantes de esta organización, conocida también como “Los topógrafos de lo etéreo” o “Los custodios del velo”, hayan representado un importante papel a la hora de ayudar al establecimiento de otros organismos de una índole similar.

El suyo, como parte de uno de los concilios de estudiosos más antiguos que se conocen, siendo superando únicamente en edad por el Gohai Kahero original en oriente, y por la Universidad de Amlash en occidente, ha sido uno de los grupos más activos a la hora de tratar de mantener con vida el concepto del Nalushat Avasanyali, pero lo ajustado de sus recursos siempre ha hecho que su capacidad para jugar un papel importante a este nivel se haya visto muy limitada.

La suya ha sido una historia llena de altibajos. Una trayectoria vital que ha hecho que sus logros se hayan visto ensombrecidos por los de organizaciones más grandes, y sus fracasos en ocasiones se hayan magnificado. A pesar de contar en su haber con numerosos momentos de gloria ganados con esfuerzo, constancia y coherencia, la historia no ha sido amable con esta organización.

En el pasado se ha achacado a sus estudios el ser la causa de la llegada de nuevos sucesos anómalos. Tanto los distintos gobiernos de Kylburn como los de otras naciones los han dotado de un gran número de recursos o les han expropiado sus posesiones forzando a sus integrantes al exilio. Han sido aliados del poder y quienes más alto han hablado contra él.

Porque su historial está muy lejos de ser perfecto. Dentro de sus filas también se han llegado a posicionar personajes cuyos intereses poco tenían que ver con el conocimiento y que lo han visto como una herramienta para acumular dinero y poder. Gentes que se han aprovechado de los descubrimientos de sus miembros para tratar de desarrollar armas, herramientas inestable y peligrosas o que han utilizado la información de la que disponen para ejercer presión en círculos que, a priori, nada tienen que ver con el propósito de la organización

Dentro de esta organización siempre ha existido una dualidad que ha marcado su propia trayectoria. Una cualidad que, en ocasiones, le ha hecho destacar por encima de otros más grandes o que le han hecho caer cuando parecía tener una mano ganadora. Una estructura interna ductil que ha sabido adaptarse a cada uno de los tiempos que le ha tocado vivir y que, por más que su tamaño siempre haya sido muy pequeño, le ha permitido poseer recursos que parecían por encima de sus posibilidades.

De lo que no cabe ninguna duda es de que ha sido la muestra viva de que no siempre los recursos garantizan el éxito ni la escasez es una condena al fracaso. Su irregularidad les ha convertido en una pieza impredecible ahí donde han estado. Afirmar que han sido la sorpresa cuando nadie esperaba nada de ellos y la decepción cuando tenían a su disposición sería una simplificación excesiva, pero esto no ha evitado que se convierta casi en un mantra en sus momentos más complicados, a la par que una losa ante la expectación que esto podía llegar a despertar.

Sea como fuere, ya sea con recursos muy limitados a su disposición o con el apoyo de distintos equipos de gobierno o inversores exteriores, su aportación al conjunto de las ciencias puras ha sido significativa. A su vez, la falta de ética o preparación de algunos de sus dirigentes les ha supuesto la pérdida de multitud de sus mentes más brillantes, audaces y comprometidas.

Han logrado diseñar métodos para contener la expansión de ciertos solapamientos más allá de su puno de entrada y descubrir cualidades únicas de ciertos elementos que han quedado atrás cuando estos han llegado a su fin, pero quienes han logrado tales hazañas casi siempre han pagado un alto precio ya que, en un gran número de ocasiones, su cercanía con las zonas afectadas por lo extraño han tenido como consecuencia la muerte de los equipos que han llevado a cabo estos estudios, o la propagación de ciertos elementos anómalos más allá de donde se encontraban estables.

Dado este juego de luces y sombras que ha sido su existencia, nadie es capaz de predecir o afirmar qué papel desempeñarán sus miembros en los años por venir.

- La jerarquía celestial

De entre todos los grandes cultos existentes en Daegon, quizás aquel que goza de una mitología más diversa y compleja es aquel que se encuentra presente mayoritariamente en la porción nororiental del continente.

Las diferentes interpretaciones de esta mitología se pueden encontrar principalmente en Dilirm, Dayashu, Shinzay, Sheparn y Dagorel, aunque algunos aspectos de las mismas también se pueden adivinar en otras naciones.

Este culto basa todas su teología en la devoción hacia los ancestros, realizando una lectura tremendamente creativa de la historia. A pesar de que afirma que el mundo y la vida sobre él tienen una edad aproximada de doce mil años, los hechos que se describen en aquellos poemas y leyendas que describen aquellos primeros tiempos realmente obtienen su inspiración en hechos acontecidos millones de años antes de aquello. Esta mitología compartida no contiene un auténtico núcleo común, sino que cada territorio que la ha adoptado a su propia evolución. El que ha sido su hogar ancestral es utilizado como el centro del mito y sus predecesores directos fueron quienes dieron forma y sentido a la realidad. Es pasado más remoto es un lugar colorido, un momento lleno de aventura, una utopía a alcanzar de nuevo. Y, a pesar de esto, también hay batallas y tragedia, traiciones y hechos despreciables. Lecciones morales a aprender.
El mito es una contradicción que aceptan sin problemas porque sólo es leyenda. Una romantización, algo que jamás existió realmente, pero desearían que fuese cierto.

Por más que dentro de sus mitologías puedan reconocer la existencia de territorios y personajes externos a sus respectivas culturas, sus ancestros acostumbran a ser el origen de todo. Cada uno de ellos es el heredero de una gran tradición.

Cada pueblo tiene a sus propios gobernantes ancestrales, los reyes o emperadores divinos, aquellos de quienes desciende cada hombre y mujer. Seres que trascendieron más allá de esta vida mortal y que ahora viven en algún lugar indeterminado desde el que contemplan su legado. Dependiendo del acercamiento filosófico de quienes han construido estos credos, este lugar es algo material o etéreo, metafórico o literal. Puede ser alcanzado en vida o únicamente tras lograr un estado diferente de existencia del que no existe vuelta atrás.

Si bien es cierto que en su intento por crear un relato coherente cada uno de estos interpretaciones de mito acostumbra a tomarse un gran número de licencias, no es menos cierto que una pequeña parte de este se encuentra basado sobre una verdad objetiva que no se encuentra presente en otros relatos teológicos. Porque su narrativa está sustentada en gran medida sobre la existencia y las historias de los progenitores de la humanidad.

Estas referencias no son algo accidental, sino que es uno de los elementos esenciales sobre los que fue construida la misma escuela de pensamiento de la que surgieron las demás.
De la misma manera que el mito en el que se basa el culto a los Señores de Ilwarath bebe de las experiencias de Ýlar de Jomsul, y que la iglesia Tayshari lo hace de las de Nostat de Yburq, la Jerarquía celestial debe su núcleo teórico a los escritos de Yavintra de Hebdalah.

Al contrario de lo que sucedió con los profetas de los otros cultos, la consciencia de Yavintra no fue trasladada hasta otros momentos en el tiempo u otros niveles de existencia, sino que su obra se basó en un testimonio directo; las narraciones de una de las últimas progenitoras de la humanidad que lograron prologar su existencia más allá de la primera llegada del Destructor.

Estas historias no fueron un intento por traer hasta el presente e inmortalizar hechos acontecidos en los tiempos de los que la humanidad ya ni siquiera conserva su memoria, sino la transcripción de una serie de historias reales. Hechos que, a pesar de que fueron interpretados como una obra de ficción por quien los inmortalizó, calaron mucho más profundamente que cualquier otra obra ficticia.

El impacto que causaron las pinturas y poemas de Yavintra en sus contemporáneos la convirtieron en el material del que surgen las leyendas. De manera inconsciente, la historia ficcionalizada se tornó en mito, y el mito en algo que trascendió y se impuso por encima de las historias que le había dado origen.

En gran medida, los personajes que se describen en las distintas versiones del mito de la Jerarquía celestial jamás existieron, pero algunas de las acciones que se narran en ellos, a pesar de haber sido adornadas y dramatizadas, sí que tuvieron lugar.

Los sucesores, discípulos y coetáneos de Yavintra adaptaron su obra de acuerdo a los preceptos culturales de aquellos lugres y momentos en los que era narrada. Diluyeron las partes verídicas en grandes dosis de subjetividad y épica impostada, de valores morales y lecciones ejemplarizantes. De todo lo necesario para llegar a alcanzar el actual marasmo de influencias cruzadas y reescrituras interesadas. No existe una teología de la Jerarquía celestial, sino tantas como regiones tienen las naciones que la han ido adoptando.

De todas estas, quizás quien más profundamente ha interiorizado este mito ha sido la nación de Shinzay. Un país que ha llegado a unos niveles tales que le han llevado a tratar de establecer una línea genealógica completa entre aquellos primeros pobladores del mundo y las distinta dinastías de sus gobernantes; El Dengeyi zhidú Tianshang.

Mientras que el resto de naciones no poseen una estructura eclesiástica que gestione u homologue la manera en la que se rinde culto a los ancestros, el Dengeyi zhidú Tianshang hunde las raíces del gobierno de la nación en el mito. La diversidad lingüística de Shinzay hace que este concepto pueda ser traducido o interpretado con una gran variedad de significados que embellecen o puntualizan alguno de los aspectos de esta jerarquía inmortal. De acuerdo a estas interpretaciones, también son conocidos como “La Hegemonía divina” o los “Héroes inmortales”. Algunas de ellas presentan a su emperador como a un descendiente directo de alguno de los jerarcas de los tiempos pretéritos, mientras que otras más revolucionarias lo presentan como a un usurpador.

De esta menera, si bien conceptos como el Dengeyi zhidú Tianshang han sido la manera en la que se ha legitimado el poder establecido, esta herramienta a través de la que se dota de una autoridad superior a quien se encuentra en el poder también ha logrado ser subvertida para que se produzcan otra serie de cambios sociales.

Gracias a esto, tanto Dilirm como Dayashu, Sheparn y Dagorel hace ya siglos que abandonaron un modelo de estado basado en una monarquía hereditaria. Por más que el mito de la Jerarquía continúa muy vivo en su acerbo cultural, este ya no dota de autoridad sobre este mundo a quienes no se encentran sobre él.
El mito ha pasado a ser la respuesta sencilla que ha adoptado el pueblo ante las preguntas complejas, a lo que sucede tras la muerte, a las causas de los desastres naturales o los eventos anómalos. No se adora a los jerarcas celestiales como a deidades todopoderosas, sino que cada aldea reverencia a quienes les precedieron, a padres, abuelos o hijos no natos, y les ruegan para que intercedan por ellos ante los emperadores del más allá o los héroes legendarios en los momentos de necesidad. Es una herramienta para ayudar a sobrellevar una pérdida traumática. El mito se alimenta de todas estas personas, y crea para ellos historias costumbristas o épicas en el otro mundo.

Surgida como consecuencia del exilio de todos los integrantes de la etnia shizune de la isla de Mashulanu, Shinzay, a su vez, también ha pasado por un gran número de estadios a lo largo de su historia. Cambios que han afectado tanto a su percepción del mito como a aquello a lo que ha hecho referencia. Los cambios sociales no sólo han tratado de reescribir el pasado la nación sino que también han alterado su relación con el pasado mitológico.

Dentro de su mitología Mashulanu ha jugado un gran número de papeles. El hecho de que el hogar del que sus ancestros fueron expulsados fuese un lugar cuyo acceso se encontraba vetado para ellos durante siglos, ha sido utilizado en multitud de ocasiones como una excusa de carácter casi religioso para mantener vivas las hostilidades. De la misma manera, los cambios que se han ido produciendo desde entonces en el gobierno de la nación isleña también han sido interpretados de acuerdo a las necesidades o intereses del momento.

Tanto esta isla como el prolongado aislamiento a la que la sometió su gobernante más longevo, ya antes del exilio de la etnia shizune, también había jugado diferentes papeles dentro de la mitología del resto de las naciones costeras en los que se encuentra presente el credo de la Jerarquía. Ha sido un premio o un castigo, la fuente de todo misterio o la respuesta a todas las preguntas, el origen de la vida o el final de la misma. La puerta a través de la que acceder a otros niveles de existencia o el camino que ha seguido la adversidad para llegar hasta ellos.

Así pues, la asimilación por parte de Shinzay de los preceptos de los Jerarcas fue mucho más tardía que la del resto de naciones que la rodean y comparten esta escuela de pensamiento, aunque esto no significa que fuese la última nación o el de los shizune el último de los pueblos, en hacerla propia. Debido a la propia naturaleza de este credo resulta muy sencillo el integrar en su seno a otras entidades, algo que ha hecho que algunos pueblos que tradicionalmente han rendido culto a otras teogonías hayan terminado por crear nuevas versiones del mito fundacional o fusionarlo con otros preexistentes.

De la misma manera, lo convulso y humano de su propia mitología ha hecho que no exista una sensación de hermanamiento real entre quienes profesan la misma creencia, sino que ha llevado al florecimiento de todo lo contrario. Dependiendo del momento, y al igual que ha sucedido en la relación entre las naciones del continente y Mashulanu, el crecimiento del mito se ha alimentado del revisionismo o la interpretación interesada de alguno de sus pasajes. Distintos equipos de gobierno han tratado de alejarse todo lo posible del legado que dejaban atrás, o de aferrarse a él como excusa para justificar sus propias ambiciones. Sucesos que se han repetido de manera cíclica e intermitente entre pueblos que tienen un largo historial de enfrentamientos.

Por otro lado, sus mitologías, al igual que todos los aspectos de sus culturas, se ha visto eminentemente afectadas por cada uno de estos ajustes culturales e, irónicamente, esta aparente amplitud de miras en ciertos aspectos no ha servido para ayudar a que su integración con en resto de culturas del continente, sino que en ocasiones también han sido utilizadas para ir marcando aún más sus diferencias.

Cada una de las tradiciones que lo han adoptado han hecho que su versión de la Jerarquía evolucione junto a sus culturas, siendo la versión que poseen del “otro mundo” una traslación casi directa de sus propias sociedades.

De esta manera, de la misma forma en la que, de acuerdo a la tradición de Shinzay, los emperadores y emperatrices que gobiernan y han gobernado Shinzay son considerados como descendientes directos de la dinastía de los emperadores celestiales, de acuerdo a la que existe en el resto de pueblos el “mundo más allá del mundo“ se encuentra gobernado por complejas estructuras de alianzas sociopolíticas en un constante estado de tensión.

De haber un rasgo que comparten todas ellas, este es el que determina cómo se ha llegado a estas situaciones. Cada una de sus teogonías y textos sagrados describe la razón detrás de los cambios. La historia divina se ve reconstruida para que coincida con la de Daegon, y los personajes históricos que han resultado relevantes en este mundo siempre acaban siendo determinantes en estos cambios.
La importancia que se da al linaje es también muy importante dentro del folclore, pero este no es el único criterio que se ha utilizado para ejemplificar la valía de quienes intervienen en el relato celestial.

En aquellos momentos en los que se han producido unos cambios sociales más drásticos, los linajes ancestrales han dejado paso a personajes carentes de todo bagaje familiar. Dentro de su historia se ha descartado el concepto del destino manifiesto y se ha valorado por encima de cualquier otro elemento su valor, determinación y esfuerzo. A su vez, cuando se ha tratado de recuperar el estatus quo, la situación ha tendido a decantarse en la dirección opuesta.

A lo largo de la historia de Shinzay, esta ha sido gobernada por un gran número de dinastías. Individuos que, tras lograr derrotar a quienes les precedieron en su posición, han ampliado el Dengeyi zhidú Tianshang para que los cambios en el mundo terrenal sean coherentes con los acontecidos en el reino divino.
Dentro de esta misma historia, esta nación también ha cambiado en dos ocasiones su modelo de estado sólo para que regresase nuevamente la figura del emperador tras prolongados periodos de tiempo de ausencia. Cada uno de estos cambios también se encuentran plasmados dentro de su mitología, al igual que lo ha sido toda gran revuelta que ha tenido lugar en sus territorios o el cuasi perpetuo enfrentamiento con Mashulanu, pero el estatus de cada uno de los personajes implicados ha sido alterado con cada uno de estos cambios.

Mientras que los héroes revolucionarios del resto de naciones que han interiorizado a la Jerarquía en su cultura acostumbran a ser figuras veneradas por encima de la de los antiguos emperadores, en Shinzay en una época han sido libertadores para, a continuación, verse convertidos en traidores sanguinarios cuando se ha restaurado el sistema anterior. De la misma manera que los emperadores de antaño del resto de naciones, de manera independiente a cómo ejerciesen el poder, acostumbran a ser descritos como seres de costumbres casi grotescas.

Existe un constante proceso de mitificación del pasado en casi todas las culturas en las que se encuentran presente el credo de la Jerarquía, pero esto no atiende únicamente a motivos religiosos ni implica que el pueblo crea a ciencia cierta todo lo que se encuentra plasmado en sus textos. Dentro de sus respectivos acerbos culturales gustan del relato épico y los héroes y heroínas más grandes que la vida misma. Para alcanzar este estatus no es necesario haber logrado una gran hazaña, sino que este es un logro que se obtiene gracias a la tradición oral. La ausencia de un gran registro en el que se plasmen todas las grandes historias han convertido al cuento, el relato, la poesía y la tradición transmitida de generación en generación en los principales transmisores de historias. Es la popularidad de la historia la que marca la diferencia y logra que esta pase a formar parte del mito. Los héroes legendarios más importantes no han surgido de la pluma de grandes escritores sino de la narración alrededor del fuego de las acciones de un ancestro. Para cuando estas llegan hasta los oídos de poetas, escribas o dramaturgos que las inmortalizas, las historia ya se ha hecho popular, y ha tenido tantos protagonistas como lugares por os que ha pasado.
Aún así, que un relato sea registrado dentro de los anales no implica la desaparición de todos aquellos que le sirvieron como fuente. De la misma manera, que un relato haya sido escrito no le otorga una validez o credibilidad superiores a las de aquellos en los que se inspiró ni lo convierte en algo inmutable. No existe un proceso de “validación” del mito al igual que nadie lo entiende como algo literal. Su legado es algo tan fluido como la narración oral, el de historia inmortal es un estatus que sólo se alcanza gracias a permanecer largo tiempo dentro de la tradición. No hay mayor validación que la del cuento que se narra al recién nacido. No hay prueba, por más documentada, detallada o compleja que esta sea, capaz de “demostrar” su autenticidad.

Todos aquellos que han pasado a la historia reverenciados como grandes héroes también han sido ligados de alguna manera al mundo divino. El Shiongäo chaojí, el gran manuscrito que narra las andanzas de la corte celestial de acuerdo al mito de Shinzay está repleto de batallas e intrigas entre los dioses, de conflictos en los que también median e intervienen los emperadores y héroes humanos. Todo hecho acontecido con cinco generaciones de distancia es susceptible de ser mitificado, y las historias que han tenido lugar en Daegon, ya sea dentro o fuera de Shinzay, son plasmadas como parte de estas narraciones.
Los panteones pertenecientes a otros pueblos se encuentran integrados dentro del Dengeyi zhidú Tianshang, aunque sus teogonías se encuentran completamente descontextualizadas.

De la misma manera, por otro lado tendríamos obras como el Hirenprata yilase nabraki, el mayor poema épico que se conserva en Dayashu, el Prévam gesatu, su homólogo en Dilirm, el Yugni dosh amat de Sheparn o el Rig budah de Dagorel tampoco ha dejado jamás de crecer de formas similares.

A pesar de que este credo se encuentra presente en la vida diaria de los ciudadanos de todos estos pueblos, las manera que tienen sus habitantes de verlo tiene muy poco que ver entre sí. A pesar dee formar parte de sus respectivos lenguajes y coloquialismos, la devoción no tiene nada que ver con este hecho. Por más que esta sea expandida de forma constante, existe una clara diferenciación entre mitología y realidad. Entre la ficción y el hecho. Ni los distintos cantares de gesta ni el Shiongäo chaojí pretenden hacerse pasar por textos históricos.

Al contrario que otras culturas en las que la mitología se encuentra tan integrada con el costumbrismo, ni el pueblo llano ni la nobleza hacen uso de esto fuera del territorio de la ficción. El poder del emperador o la emperatriz no se pone en duda, pero tampoco se considera su largo linaje como un hecho objetivo. Sólo es algo que forma parte del folclore y de las expresiones comunes, de la misma manera que nadie considera las historias narradas en las biografías de los héroes legendarios como hechos objetivos.

Por más que en Shinzay la corte imperial sea un híbrido entre un lugar de culto y la sede de toda la burocracia de la nación, la labor que realizan sus funcionarios poco tiene que ver con la de un sacerdote. El respecto y la devoción con la que tratan al emperador forma parte del protocolo de quienes habitan en la corte.

Dentro del proceso de mitificación que tiene lugar en todos los estratos de estas sociedades, tanto los integrantes de su vida política como su nobleza o sus generales de renombre acostumbran a falsificar y adornar sus árboles familiares. Los alteran para que encajen en alguno de los versículos de los grandes cantares, haciendo ver que sus ancestros participaron en alguno de los grandes sucesos, o interactuaron con sus protagonistas.

Nuevamente, estos hechos no dejan de ser algo que, de la misma manera en la que nadie los interpreta como ciertos, tampoco se critican o se contrastan salvo en el caso de que alguno de ellos caiga en desgracia. Su mera existencia no significa que vayan a pasar a formar parte de alguna de las distintas versiones que se pueden encontrar recopiladas de estos cantares, pero sí que ha sido utilizado por algunos de ellos para crear nuevas versiones que se han terminado popularizando en regiones concretas.

- El Diguó ilong xuenyuá

Si bien es cierto que el proceso de mitificación al que se ve sometido el pasado de aquellos pueblos en los que se encuentran presentes los distintos aspectos de la Jerarquía celestial no ha impedido el surgimiento o supervivencia de distintos estamentos científicos, no todos ellos disfrutan del mismo grado de libertad. Por más que el Chernat Ianaster o el Gohai Kaeru gocen de una autonomía considerable, otros cuerpos científicos, como el caso del Dengeyi zhidú Tianshang de Shinzay, se encuentran supeditados por completo a los designios de la corte imperial. Aun así, esto no ha evitado que de su mano se hayan surgido importantes aportaciones para la comunidad global.

Porque, por más tradicionalista que pueda ser la sociedad de Shinzay, el saber es un bien muy valorado dentro de su cultura y tradición. Un bien que ha tratado de ser controlado desde las instancias del poder.
Dentro de las páginas del Dengeyi zhidú Tianshang no sólo se narran las hazañas de los héroes caídos en batalla sino que también hay hueco para quienes aportaron el conocimiento necesario para levantar la nación. Quizás estos individuos tengan una posición inferior dentro de la escala jerárquica, pero su camino siempre ha ido ligado al de los emperadores. El conocimiento es otra forma de poder, y toda muestra de este se encuentra contenida dentro de la corte imperial.

El Diguó ilong xuenyuá o “Colegio imperial de ingenieros” de Shinsay es uno de los organismos más respetados de la nación. Tanto sus miembros como las obras que han realizado a lo largo de su historia han llegado a ser equiparados con las grandes gestas heroicas pero, al contrario de lo que sucede cuando se les equipara a otros estamentos, esta es una comparación que no acostumbra a agradar a todos sus integrantes. En su seno ha habido diversos intentos por desligar al colegio de ingenieros de todo vínculo con la mitología así como de desterrar la idea de que el conocimiento o cualquier otra capacidad es algo ligado a líneas sanguíneas.

Si bien es cierto que quienes componen esta organización tienen un rango equiparable al de cualquiera de los funcionarios de la corte, tanto sus responsables como sus miembros de rango más bajo cuentan con un estatus similar al de quienes pertenecen a los estamentos militares. Por más que los recursos dedicados a ambos estamentos se encuentren gestionados por los administradores de la corte, la autonomía de la que disfrutan dentro de sus respectivos campos de acción ses encuentran totalmente diferenciado al de aquellos que se dedican a desarrollar funciones administrativas.

Esto ha provocado que, en un gran número de ocasiones, la relación entre los funcionarios dedicados a labores de gestión y quienes se dedican a la investigación no acostumbren a ser sencilla. Dentro del colegio de ingenieros existen perfiles específicos dedicados a la interlocución con el resto de integrantes de la corte, pero la búsqueda de resultados inmediatos y ajustados al presupuesto ha sido uno de los obstáculos que han lastrado esta relación. Ni dentro de las grandes obras arquitectónicas, ni en los estudios más teóricos, la capacidad que han demostrado para predecir su éxito de sus labores de acuerdo a unos parámetros y condicionantes que en gran medida les vienen dictados desde el exterior han servido para mejorar esta relación.

El foco de sus investigaciones viene marcado de manera exclusiva por criterios externos a ellos y, en más de una ocasión, han sido algunos de los funcionarios que más alto han hablado en contra de las decisiones de los distintos emperadores.
Durante los tiempos en los que en Shinzay se prohibió el estudio de la ciencia arcana y se cortaron relaciones con Kylburn y Dayashu este fue el estamento más combativo de cuantos formaban parte de la corte, algo que llevó al despido, el exilio e incluso a la ejecución de quienes se determinó que eran los cabecillas de los disidentes.

Después de aquello, y a pesar de que no se han vuelto a producir incidentes de la misma magnitud, este tipo de estudio nunca ha vuelto a ser visto con buenos ojos por parte de quienes se encuentran en el poder. Aun así, por más que se haya llegado a argumentar que la profundización en esta clase de materias fomenta el cuestionamiento del estatus quo y el deterioro de la imagen de los emperadores, hace ya mucho que dejó de ser una materia vetada. Si bien es cierto que no se dotan partidas presupuestarias a este efecto, los investigadores pueden dedicarle sus propios recursos y tiempo libre si así lo desean.

Lo que sí que es cierto es que los integrantes del Dinguó Ilong xuenyuá acostumbran a ser algunos de los funcionarios que más contacto tienen con las naciones del exterior. Existen becas imperiales que les han permitido conocer lo que se extiende más allá de las fronteras de su nación. Otras culturas y maneras de entender el mundo que, en cierta medida, han ayudado a fomentar su actitud crítica con lo que encuentran a su regreso.

Las grandes urbes de Shinzay poseen algunos de las construcciones modernas más sofisticadas que se pueden encontrar en todo Daegon y, a su vez, también han logrado preservar o recuperar algunas de las grandes obras arquitectónicas del pasado lejano. Tanto la investigación como la recuperación de algunas de algunas de estas infraestructuras de quienes les precedieron han supuesto notorios avances en las técnicas de construcción.

Desde el momento de su establecimiento, hace más de medio milenio, sus componentes han recorrido toda la costa oriental del continente aprendiendo de los distintos legados arquitectónicos tanto de su propio hogar como del que se extiende más allá de sus fronteras.
El Diguó ilong xuenyuá ha demostrado ser uno de los embajadores de Shinzay más apreciados de cuantos se han encontrado presentes en otras naciones a la par que es uno de los estamentos más admirados por sus propios conciudadanos.

Sus creaciones han ayudado a llevar unas condiciones de vida más aceptables a aquellos lugares en los que han sido implantadas y esto ha hecho que los aspirantes a entrar a formar parte de sus filas nunca falten.

- El Ichigo Aralashi

De la misma manera que el suceso de Dyamin supuso el nacimiento del Chernat Ianaster y ha sido uno de los elementos determinantes para su supervivencia, la relación de Hanrath con lo extraño es en gran medida la razón detrás de la existencia del Ichigo Aralashi.

Lo anómalo es algo consustancial a su cultura, y un elemento con el que conviven a diario quienes habitan en la frontera con las Llanuras Zulera. Los integrantes de esta organización son mucho más que los meros descendientes de quienes decidieron abandonar las Llanuras hace siglos sino que, en cierta medida, se han convertido en sus custodios y defensores. Son quienes tratan de entender lo que se encuentra más allá de la tenue línea que separa lo convencional de lo excepcional y una fuente de información invaluable para quienes aspiran a alcanzar este tipo de conocimiento.

Si bien es cierto que esta organización no nació junto a la nación que lo acoge, desde el momento de su fundación el Ichigo Aralashi forma parte indisoluble del gobierno de Hanrath. Su estudio de la manera en la que se expanden y contraen las fronteras del territorio anómalo con el que conviven es algo único, una herramienta que no puede ser encontrada en otro lugar y que ha sido utilizada por otras organizaciones para tratar de adelantarse a la llegada de algún otro tipo de evento anómalo.
Por más que la casi totalidad de las grandes naciones civilizada de oriente compartan frontera con las Llanuras, sólo Hanrath ha aceptado este reto como algo propio. Quizás sus ancestros decidiesen abandonar aquel territorio, pero este continúa formando parte de su vida.

Los territorios que les fueron entregados para su establecimiento fueron aquellos que habían sido descartados como habitables. Aquellos en los que la tenue línea que separa los territorios estables y los anómalos eran más complejos de delimitar. Una pequeña franja que el azar y la buena fortuna les ha permitido ir ampliando pero que, de la misma manera, podría volver a verse reducida sin que puedan hacer nada por evitarlo.

Se podría decir que Hanrath en sí mismo es una zona de excepción. Un territorio que se encuentra cerca de lo interregno y en el que, a pesar de su apariencia de normalidad, su concepción de lo convencional difiere levemente de la que poseen las culturas que los rodean. Una gran parte de su población se encuentra agolpada en la costa y en sus fronteras con Ashgurn y Muliria.

El Ichigo Aralashi se creó como una herramienta para tratar de mitigar esta situación y expandir los territorios habitables de Hanrath de forma segura, pero la obtención de tales objetivos a través del conocimiento puro no fue su primera opción.
En origen se utilizó a criminales como avanzadilla en los territorios inestables, vidas cuya pérdida se consideraba aceptable en pos del avance, pero aquellos métodos se mostraron inefectivos en el lago recorrido. Con el tiempo, la traducción original de este concepto como “Escuadrón de castigo” fue cambiando su significado. Esta primera acepción se mantuvo mientras su erario se encontraba ligado a organismos dependientes del ejército y prisiones pero, con cada traspaso de sus funciones, esta se vio sometido a un gran número de giros radicales.

Sus funciones fueron transferidas en un gran número de ocasiones ya que, desde siempre, la suya fue una misión considerada como condenada a fracasar. Un concepto que no dejaba de ser como un brindis al sol, una muestra de populismo recuperada por los rivales de quien se encontraba en el poder para hacer promesas que no se podían cumplir. Una de tantas promesas olvidadas una vez que se alcanza el poder.

Los políticos ambiciosos lo han visto desde su inicio como una manera perfecta para arruinar sus carreras. Como un regalo envenenado o un castigo nada encubierto ante sus fracasos. El testigo fue pasando de manos hasta que, cinco siglos atrás, pasó a depender de aquellos dedicados a la investigación y la innovación donde ha residido desde entonces.

Con el paso del tiempo si misión se ha visto menos centrada en la “conquista” de territorios a lo anómalo y más en la comprensión de todo lo que esto implica. A día de hoy, aquellas mismas palabras sirvieron para bautizar a los expedicionarios y chivos expiatorios, se usan para referirse a los “Desentrañadores de lo imposible”, pero su labor no se ha vuelto ni más agradable ni menos peligrosa.

Los territorios que conforman la zona inestable de su frontera con las Llanuras siguen ocultando un gran número de amenazas que no han podido ser medidas o pautadas. Entre esta nación y aquella de la que provienen sus ancestros sigue existiendo una barrera que aún no se ha podido acotar y cuyo tamaño se encuentra en un constante estado de expansión y compresión. Una serie de territorios cuya extensión no ha sido posible acotar con precisión y en los que la incertidumbre es la norma.

Pero, si bien es cierto que Ichigo Aralashi centra la mayor parte de sus escasos recursos a esta labor, este no es el único campo de estudio que abarca su currículo. A través de este estudio se han ido desarrollando otras áreas cuya utilidad ha servido para solventar problemas cotidianos. Se han desentrañado misterios cuya auténtica naturaleza no era perceptible en otros lugares. Lo imposible ha podido ser utilizado para responder preguntas que nadie más se había planteado.

A partir de sus datos e investigaciones, por más que todo lo específico de las Llanuras haga que la extrapolación de la información obtenida a partir de su estudio hasta algún otro contexto rara vez llegue a buen puerto, este ha sido un campo en el que sí que se han logrado algunos éxitos.

Al contrario de lo que sucede con organismos como el Chernat Ianaster o el Gohai Kaeru, la utilizad o necesidad del Ichigo Aralashi, por más escuetos que hayan sido los recursos dedicados para ello, rara vez ha sido puesta en duda por los estamentos del poder. Se pueden haber cuestionado sus conclusiones o su acercamiento hacia el problema. En momentos de necesidad los recursos dedicados a sus investigaciones pueden haber sido los mínimos necesarios para mantenerlo en funcionamiento, pero el riesgo que suponen las Llanuras para las zonas habitadas con las que colindan con ellas es una amenaza que jamás se ha tomando a la ligera.

Pero, de manera independiente a esto, la pertenencia a esta organización no es algo que despierte un especial interés para los habitantes de Hanrath sino todo lo contrario. Si bien es cierto que quienes forman parte de sus puestos administrativos se encuentran más alejados de las zonas de riesgo, los peligros implícitos a relacionarse con lo anómalo se ven amplificados por su mera pertenencia.
Porque no sólo se ven expuestos a peligros los exploradores que se adentran en las Llanuras o quienes investigan los materiales que se extraen de ellas, sino que quienes habitan en la cercanía de los lugares en los que estos son almacenados y estudiados también se ven expuestos a sus posibles efectos.
Aquellas sedes en la que se realizan este tipo de investigaciones se encuentran alejadas de las zonas habitadas, con lo que quienes trabajan allí se ven forzados a vivir en un casi constante estado de aislamiento.

Ni el prestigio internacional que pueden llegar a aportar los resultados de los experimentos que tienen lugar allí hacen atractivo el formar parte de esta organización. El hecho de que un gran número de ellos se capaz de soportar estas condiciones durante mucho tiempo, convirtiendo a sus miembros más longevos en gente devota hacia su labor.

- El Horshutu

No todas las grandes organizaciones cuyo fin es la obtención del conocimiento dedican sus esfuerzos a lo intangible o las ciencias puras. Algunas, como es el caso del Horshutu; el Colegio de cartógrafos de Shirune, tienen su área de interés mucho más acotadas, pero no por ello su labor es menor relevante o su estatus a escala global es menor.

El Horshutu ha sido una pieza fundamental a la hora de restablecer las comunicaciones entre oriente y occidente pero, más allá de esto, también ha sido capaz de trazar rutas hasta lugares olvidados y recónditos en el interior del continente o los mares que lo rodean.

Esta es una organización eminentemente pragmática. Una idea fundada originalmente por los gremios de comerciantes de esta nación que, con el paso del tiempo ha sobrepasado con creces su propósito inicial y que, como sucediese con La Orden en occidente, terminó por obtener la cantidad de recursos necesaria como para desligarse de quienes la controlaban.

Ha sido esta cualidad eminentemente práctica de su labor la que le ha llevado a alcanzar el poder que posee en la actualidad y le ha permitido continuar creciendo en poder e influencia, pero también ha sido la causa de sus principales problemas. La ambición de sus equipos de dirección les ha llevado a tomar decisiones imprudentes. Decisiones que han ocasionado la muerte o la pérdida de algunos de sus activos más valiosos en momentos concretos de su historia y que les han llevado a perder importantes apoyos en el exterior. Aun así, la acumulación rápida de poder y relevancia continúa siendo una de las características más comunes en quienes pugnan por convertirse en sus líderes.

A pesar de esto, todo lo que han obtenido las naciones de Daegon gracias a su aportación interesada no es para nada despreciable. Existen otras organizaciones poseedoras de una ambición y características similares, pero ninguna ha logrado eclipsarles y, cuando esta amenaza ha estado cerca de convertirse en un hecho, generalmente han sido absorbidas por el Horshutu. Gracias a esto, a pesar de lo que podría dar a entender su nombre, esta organización dispone de sedes en distintas naciones a ambos extremos del Pramayán. Una estructura muy compleja de gestionar que le ha llevado también a desarrollar encarnizadas luchas internas por quienes aspiran a gobernarla.

Si bien es cierto que su camino no siempre ha sido ascendente, con el establecimiento de la ruta marítima entre los nortes de oriente y occidente su popularidad no ha dejado de crecer. Aún queda mucho de Daegon por cartografiar, y los exploradores de todo el mundo acuden a ellos con propuestas de todo tipo de manera constante. Algunos lo hacen requiriendo de los servicios de sus cartógrafos, geógrafos, geólogos y botánicos, mientras que otros lo hacen con propuestas que buscan la financiación del Horshutu.

Su campo de acción no se limita únicamente a del mero plasmado de los mapas, sino que también cuentan entre sus filas con gente dedicada a las ciencias puras, un rango ecléctico de materias que abarca también el estudio de la ciencia arcana. La cartografía de los territorios anómalos continúa siendo el gran reto a superar, y entender la naturaleza en su interior es algo que requiere de una gran cantidad de recursos.

A su vez, también hacen la función de mecenas para otras organizaciones e individuos que se encuentran realizando estudios que pueden serles de utilidad. Estudios sobre cuyo uso sus dirigentes acostumbran a tratar de obtener sus beneficios directos de forma exclusiva durante la mayor cantidad de tiempo posible.

El Horshutu ha sido desde siempre el hogar y el objetivo de gente ambiciosa. Los escrúpulos y la ética es algo que no abunda en sus rangos más altos y, la obtención de un resultado cortoplacista, en un gran número de ocasiones ha llegado a repercutir negativamente sobre ellos.
La pérdida de expediciones escasamente preparadas ya sea en su mala planificación o en cuanto a la experiencia de los equipos enviados han producido auténticas tragedias para todos sus integrantes. Su negativa a la hora de reconocer su parte de culpa o responsabilidad a la hora de indemnizar a los familiares de los expedicionarios les han hecho llegar a ser una organización impopular a lo largo de prolongados periodos de su historia en los lugares afectados, pero estos son errores de los que han aprendido.

Una parte nada despreciable de sus presupuestos se dedican a mantener una imagen pública sin tacha, pero los escándalos de distinta índole les persiguen de manera constante tanto cuando el peso de la culpa recae sobre ellos como cuando los desastres son consecuencia del azar y el infortunio.

En aquellas naciones en las que sus sistemas legales más estrictos aún se pueden encontrar las sentencias que les encontraron culpables de ciertas tragedias, y que han condicionado su capacidad para llevar a cabo su labor dentro de los territorios sobre los que tienen jurisprudencia.

- La Iglesia de Vashirevna

La percepción que se tiene de la fe en oriente difiere en gran medida de aquella que podemos encontrar de forma mayoritaria en el Daegon occidental. Por lo general su presencia se encuentra enraizada dentro de la historia de cada pueblo pero sus representantes carecen de un papel determinante en las acciones del día a día de los ciudadanos. Incluso en casos como los de Dairus o de la actual emperatriz de Shinzay sus papeles dentro de la vida pública tienen menos que ver con su posición como cabeza de sus respectivos cultos que con sus cargos políticos.

De haber una región en la que la religión cumpla un papel similar al que se pueden encontrar en Menetia o Goord, este sería el de la Iglesia de Vashirevna. Un culto que cuya relación con occidente tiene mucho más que ver que el del mero formalismo.

Quedan pocos restos del paso del Gran Imperio Menetiano por oriente. Aun así, a pesar de que el tiempo que transcurrió entre que fue capaz de atravesar el Pramayán y el momento de su debacle no fue demasiado prolongado, una pequeña parte de su legado sí que logró impregnar a quien se encontró en su camino. Por más que quienes detentan en la actualidad este legado sean en gran medida desconocedores de su origen, esto no hace que la fuente a partir de la que surgió cambie.

Apenas una década fue tiempo más que suficiente para que la marca que dejó el Gran Imperio quedase grabada de manera especialmente significativa en la ciudad ocupada de Uzlar tin syé. Este territorio situado entre Ashgurn y Muliria había pasado de manos entre ambas naciones en tantas ocasiones que sus habitantes no se sentían parte de ninguno de estos dos pueblos, y fue la llegada de aquella tercera fuerza el elemento necesario para que comenzase a fraguarse en su interior el germen de lo que sería una identidad propia.

Si bien este no fue el único territorio ocupado por los menetianos, sí que fue aquel que quedó marcado de una forma más profunda por su llegada. La ruptura con todo lo que les había sido impuesto hasta entonces permitió a sus ciudadanos comprender que existía algo más allá de lo que siempre se les había mostrado como única alternativa. Aquella semilla tardaría aún mucho en germinar, pero fue la base sobre la que sus fundadores construyeron la primera Vashirevna.

El concepto de que podía existir un poder ultraterreno interactuando con ellos, guiando el destino de los pueblos, fue utilizado por los artífices del culto a Shirevna para construir un mensaje revolucionario en el centro del cual colocaron a aquel concepto. El pueblo de Uzlar tin syé era algo distinto a lo que le rodeaba; eran los receptores de un mensaje llegado desde más allá del mundo conocido, un mensaje entregado a ellos por los portadores de una verdad innegable; la humanidad se encuentra atada por los designios de los dioses. Nadie que no sea portavoz de estos designios está capacitado para guiar el camino de los pueblos.

Aquel mensaje fue suficiente para causar una pequeña revolución. Las carencias en el terreno metafísico de los pueblos de aquellos territorios, sumado al constante estado de conflicto tanto entre quienes aspiraban al trono como con las naciones vecinas, les llevó aceptar aquellos preceptos con facilidad; aquella no podía ser la única forma de vida posible. Tenía que haber otro camino.

Pero si esta revolución llegó a conseguir algo no fue gracias a sus instigadores, sino que su mayor aliado fue la fatalidad bajo la forma de una pandemia. La plaga conocida como la “Muerte silenciosa” que asoló la costa sudoriental del continente hace más de ocho siglos fue breve, pero sus efectos encumbraron hasta el primer plano de la vida pública a quienes afirmaban poseer la cura.

Por más que aquella no fuese una solución que no se encontraba en sus manos, y que fue de la mano de los científicos de donde provinieron los métodos para lograr controlar y aislar la causa de la misma, la falsa ilusión de esperanza que propagó el patriarca de la iglesia de Vashirevna lo elevó hasta unas cotas de popularidad que nadie más había alcanzado. Unas cotas que le dieron el control absoluto sobre Uzlar tin syé y le permitieron establecer acuerdos muy beneficiosos con Ashgurn y Muliria.

Ha pasado ya mucho tiempo desde aquello, pero los acuerdos continúan en vigor. Uzlar tin syé cambió su nombre menos de una década después de aquello y ha logrado mantenerse como una entidad independiente desde entonces, pero el poder de los jerarcas de la iglesia ha sufrido diversos cambios desde aquellos días.

La iglesia tiene sedes en distintas provincias de Ashgurn y Muliria, aunque en estas naciones no goza de la misma cercanía con el poder del que disfruta en su sede central. Aun así, cuenta con devotos en ambas naciones y su visión del la realidad que se tiene en estos territorios se encuentra muy influenciada por sus enseñanzas. Una visión que, por más que no sea interpretada de forma literal por la gran mayoría de quienes se encuentran bajo su zona de influencia, les ha permitido mantenerse fuera de la zona de acción de sus gobernantes.
Vashirevna es territorio “sagrado” y se encuentra más allá del poder político de estas naciones. Ambicionar su posesión supondría una grave afrenta hacia la tradición. Una traición contra los acuerdos que se establecieron antaño y una muestra desafío a lo divino por parte de quien lo intenta.

A pesar de todo lo que debe al Gran Imperio y a la iglesia Tayshari, el de la Iglesia de Vashirevna es un credo que ha evolucionado para ser al mismo tiempo la antítesis del credo en el que se inspiró y un reflejo distorsionado de lo que este fue en aquellos días.

De la misma manera en la que lo hicieron sus culturas, la evolución teológica tanto de Ashgurn como de Muliria se vio tremendamente influenciada por su breve contacto con occidente, siendo considerados por muchos como las naciones más occidentaluzadas de oriente. Un hecho este que no sólo es afirmación tremendamente simplista, sino que también es utilizado como un insulto entre ambas.

Al igual que sucede con con los cultos mayoritarios de las naciones civilizadas de occidente, el suyo es un credo excluyente. Uno que no acepta la existencia de otros mitos de creación o de otras deidades.
Quizás debido a lo limitado de su zona de propagación sus patriarcas nunca se han atrevido a declarar una cruzada para convertir a los equivocados, pero ninguno de ellos ha tenido palabras de reconocimiento para la Jerarquía celestial, el culto a Aracthur o a alguno de los demás aspectos de Ytahc.

También en gran medida debido a esto, tanto Vashirevna como Ashgurn y Muliria fueron las primeras naciones en abandonar formalmente el Pacto de Aractthur, aunque esto no les ha impedido con posterioridad invocarlo cuando su enemistad ha escalado o alguno de los aspirantes a sus gobierno ha tratado de buscar apoyos en el exterior a su ambición.

Porque el compartir este credo no ha evitado que la relación entre estas dos naciones haya abandonado un estado casi constante de tensión, sino que esta ha sido una herramienta más en el arsenal de sus dirigentes para mantener vivo sus conflictos.

- El Ixanyali

Dentro de todos los organismos científicos que se pueden encontrar en Daegon hay uno que, a pesar de encontrarse dentro de los más jóvenes, su naturaleza lo ha convertido en algo a todas luces distinto a la de los demás.

La situación del ministerio de conocimiento de Beretear y Stergión es ciertamente atípica dentro de cualquiera de los escenarios que hemos tratado hasta el momento. Sus miembros tienen acceso a una serie de elementos, lugares y condiciones que son casi imposibles de encontrar en cualquier otro lugar.

Este es un organismo que, no sólo ha estado dirigido desde su nacimiento por dos inmortales y se encuentra profundamente ligado a dos naciones que gobiernan, sino que también ha llegado a extender su influencia más allá de las barreras del mundo material. Una organización que se encuentra a medio camino entre la herramienta institucional más pragmática y el estudio de las abstracciones más difusas.

El Ixanyali es un punto de unión en el que confluyen varios niveles de cuantos componen el gran esquema. Bajo la superficie de lo que se muestra como una asociación de algunas de las mentes más brillantes de Daegon podemos encontrar a individuos tratando de encontrar soluciones a problemas cotidianos, de dar sentido a elementos que afectan a distintos niveles de existencia y aspirando a prolongar la misma existencia de todas las realidades.

En el primero de estos aspectos, aquel que se encuentra ubicado dentro del mundo convencional, se le conoce como el Ministerio del conocimiento de Stergión y Beretear. Como tales, son los encargados de gestionar los distintos equipos de trabajo que se encuentran bajo su control así como de dotar de fondos y recursos a personas y organizaciones externas con quienes han firmado acuerdos de colaboración.

Las líneas que separan sus otros dos aspectos son más difusas y tienden a encontrarse en contacto de una manera u otra. Porque su ámbito de acción excede con mucho los territorios que abarcan estas dos naciones o al mismo Daegon y, una vez que estas fronteras se ven sobrepasadas, es muy complejo el determinar cuál es el fin último para el que sirven sus investigaciones.

Esta es una organización cuya estructura se encuentra dividido en infinidad de capas y subcapas aisladas entre sí. Departamentos y secciones que, por más que pueden llegar a trabajas de manera conjunta, acostumbran a verse muy distanciadas en cuanto al enfoque de lo que buscan.

Sus recursos no son utilizados en exclusiva por las naciones que lo sustentan, sino que han sido utilizados tanto por otras naciones como por agrupaciones tan dispares como el Kilgar Doreth, de quien se podría decir que es una extensión, como por los tripulantes de Sigma 3.0 o los Siete reyes dragón. Sus agentes no sólo se encuentran en este nivel de realidad, sino que algunos de ellos son conceptos no humanos que habitan otras capas de la existencia.

Dentro de su estructura jerárquica, quienes guían su camino son los componentes del Órdalus, el consejo de la ciudad de Stergión, pero una gran parte de estos individuos sólo son meros administradores de algunos de sus recursos. Gente que, en su gran mayoría, son mandos intermedios ajenos a las complejidades y el alcance de cuanto es estudiado por quienes responden ante ellos.

Mientras que ellos gestionan la parte más mundana, permanecen ignorantes de un gran número de asuntos cuya escala puede ser compleja de asumir incluso para los conceptos atemporales. Se les oculta la parte más compleja de la labor que se realiza entre bambalinas y de cuyos resultados puede depender la misma humanidad en su conjunto.

Quienes realmente han dirigido desde siempre la parte más cercana a lo extraño de la organización han sido tres de los antiguos jerarcas del Kilgar Doreth, tres de los líderes del concilio de los inmortales. Tres individuos de los cuales en la actualidad sólo uno permanece realizando esta labor.

Porque el Ixanyali fue el fruto del trabajo de Lag’Tsat, Dairus y Ulmar. De un renegado entre los Mayane Undalath, un inmortal y el último de los padres de la humanidad que quedaba con vida. Ahora, tras la desaparición de Dairus y la muerte de Ulmar, esta parte de su labor ha sufrido un duro golpe.

Su nacimiento apenas se remonta a hace dos siglos, pero la labor que llevaban a cabo estos tres individuos se remonta mucho más atrás en el tiempo. Por más que la percepción que se tiene de él dentro de los círculos científicos sólo llegue hasta sus estratos más mundanos, desde el mismo momento en el que se oficializó su creación en el mundo científico no dejado de ser un rumor a gritos el hecho de que existe algo más detrás de su fundación. Un rumor que ha sido utilizado en diversas ocasiones para atacar a la organización y a sus promotores.

Existen un gran número de leyendas negras alrededor del Ixanyali. Mitos, habladurías, teorías conspiratorias y verdades parciales o ocultas. Especulaciones que van desde lo más mundano y terrenal hasta las asunciones más catastrofistas. Conjuras que se han creado alrededor de su excesivo secretismo en ciertos temas o por el resultado de algunos de sus estudios. Algunas de ellas se encuentran basadas en hechos reales, pero aquellas que se encuentran basadas en la realidad rara vez son a las que acaparan la mayor atención.

Aun así, es raro que los rumores hayan llegado a acercarse al motivo real detrás de esta creación. Los intenciones que se han atribuido a quienes han dedicado sus existencias inmortales a tratar de retrasar la llegada del fin de los tiempos son tan complejas de adivinar como lo es de aceptar la posibilidad de tal hecho pueda llegar a producirse. Siempre se les ha atribuido motivos más mundanos. Razones egoístas que tienen más que ver con la ambición que con la generosidad.
Los poderosos siempre han temido a los inmortales no tanto por lo extraño de su naturaleza como por la amenaza que pueden representar ante sus ambiciones.

A pesar de la suspicacia y el secretismo, el Ixanyali ha demostrado ser una fuente inagotable de nuevas preguntas antes jamás cuestionadas, a la par que otros estamentos del mundo científico han encontrado en ella una herramienta invaluable desde entonces.
Es conocido que han logrado establecer métodos para llegar de forma segura hasta otros niveles de realidad, y que de estas expediciones se han logrado extraer elementos que no existen en este mundo para su estudio, pero tanto este es un conocimiento como los métodos a través de los que han logrado alcanzar estas proezas no han compartido con otras organizaciones.
Sí que han permitido que investigadores del exterior participen en este tipo de expediciones, pero el secretismo con el que guardan este saber ha generado una cierta leyenda negra a su alrededor. En no pocas ocasiones se les ha acusado de ser los causantes de algún suceso anómalo con sus estudios.
Este secretismo no tiene tanto que ver con el deseo de mantener el control absoluto de este proceso como con los requerimientos necesarios para su práctica.

Porque Stergión no es una isla errante anómala, sino que su comportamiento está sustentado sobre la ciencia del pasado. Un conocimiento que ha servido para aumentar la comprensión de la realidad de quienes la han investigado. En su interior se pueden encontrar restos de tecnología en distintos estadios. Algunos de ellos pueden funcionar dentro de los axiomas que gobiernan la realidad actual, pero una gran parte de ellos están inertes. Las condiciones necesarias para su funcionamiento simplemente no existen en Daegon. A su vez, una pequeña parte de esta ciencia, como pueda ser la que controla la apertura de puertas a otros niveles de existencia, puede funcionar cuando la ciudad se encuentra ubicada en ciertos contextos anómalos.

Es indudable que el Ixanyali y sus líderes tienen secretos, pero el número de estos no tan elevado como los que le atribuyen las habladurías.

Las porciones de información acerca de lo anómalo que llegan hasta sus investigadores acostumbran a encontrarse fragmentados. A dividirse en pequeñas píldoras totalmente extraídas de un contexto mucho mayor diseñado para evitar, generalmente sin éxito, el surgimiento de rumores infundados o teorías conspiranóicas. Mientras no se conocen los riesgos que implica su manufactura se oculta su origen para evitar la tentación de explotarlos de forma descontrolada.

El estudio de este tipo de campos, pese a encontrarse muy controlada, no deja de ser peligrosa, y esta es una verdad que no se oculta a quienes las investigan. Cada uno de los fragmentos que investigan los diferentes equipos son piezas de un puzzle mayor cuyas preguntas, por norma general, rara vez logran ser resultas a lo largo de la vida de quienes han acometido su investigación.

Hasta ellos han llegado textos procedentes de épocas pasadas y futuras, fragmentos de materiales que ni existen ni pueden coexistir con esta realidad, restos de conceptos cuya naturaleza aún no ha podido ser explicada. Sus investigadores han trabajado de forma consciente o inconsciente con seres procedentes de cada uno de estos niveles de existencia.

Pero su labor no se centra únicamente en lo anómalo o en el “gran esquema”. El objetivos de cada uno de estos investigadores es aquel que comparte todo científico, la resolución de las preguntas que aún no tienen respuesta, y no todas ellas tienen que ver con materias tan abstractas.
De la misma manera, también trabajan abiertamente con otros estamentos científicos y comparten su conocimiento con ellos. Tanto de sus investigaciones como de estas colaboración se han llegado a dar accidentes afortunados. Experimentos que, a pesar de no haber dado frutos válidos para el gran objetivo de sus mandos dentro del Ixanyali, sí que han servido para solventar problemas más mundanos y urgentes.

A pesar de su relativamente corta edad, del poder de sus dirigentes o lo altruista de su misión, el Ixanyali no se ha librado de escándalos que poco tienen que ver con la especulación, los rumores o las habladurías.
Dentro de sus filas se ha llegado a aceptar a gente ávida de poder. Personas que han entrado en ella con el objetivo de cimentar sus propias ambiciones. Que han utilizado los medios, la influencia y los bienes que se encuentran en sus cámaras de contención con el único fin de garantizarse una vida cómoda y ampulosa una vez que la han abandonado.
Algunos de estos personajes han terminado saliendo a la luz pública como consecuencia directa de sus acciones, pero otros han logrado sus objetivos sin ser descubiertos. Algunos de los artefactos que se almacenan en las instalaciones del Ixanyali han sido la causa de accidentes que se han cobrado la vida de quienes los estudiaban o quienes trataban de aprovecharse de ellos.

Como consecuencia de esto su proceso de selección que pasan quienes van a formar parte de esta organización es especialmente escrupuloso. Se ha ido endureciendo con cada nuevo escándalo o desgracia, pero aún está lejos de ser infalible.

Si bien esto es algo harto excepcional, algunos de integrantes del Ixanyali han llegado a convertirse a su vez en agentes del Kilgar Doreth expandiendo con ello su radio de acción. A pesar del profundo vínculo existente que une a ambas organizaciones sus estructuras acostumbran a ser totalmente estancas. Incluso ante estos agentes la extensión completa de lo que significa formar parte de esta organización se encuentra muy matizado. Cada uno de estos agentes es seleccionado por motivos únicos y la información de la que disponen se encuentra delimitada por estos factores. Por más que hayan sido informados de la naturaleza real de la organización de la que forman parte, pocos son capaces de comprender la escala de los eventos que son tenidos en consideración.

A pesar del secretismo con el que se tratan este tipo de asuntos, todas las medidas que han puesto para tratar de matizar la verdad a sus subalternos no siempre han resultado eficientes. Los secretos siempre son difíciles de guardar, más aún cuando se trata con mentes tan activas como las de quienes dedican todo su tiempo a tratar de desentrañar las verdades ocultas detrás del funcionamiento de la realidad.

Es normal que quienes logran ascender dentro de los rangos de la organización sean capaces de ver cómo las piezas del gran puzzle van encajando. Aquellos que tienen a su disposición un mayor número de elementos del conjunto son capaces de elaborar una visión más completa del gran dibujo. Piezas que no son capaces terminar de ubicar pero que les abren un enorme abanico de posibles escenarios. Verdades parciales que en más de una ocasión se ha vuelto en contra de la organización.

Es la única agrupación de Daegon que ha ha llegado a tener contacto con los miembros del Agon Lur Seshén en distintos momentos de su historia, la única que ha tenido acceso a mima esencia de las destrucción, una de las pocas que ha logrado tener constancia de la existencia de los supervivientes de las colonias humanas en otros mundos.

- El esquema de poder en oriente

La distribución del poder que se reparten el mundo científico y religioso en oriente es muy diferente a la existente en occidente.

Salvo en el caso de la Iglesia de Vashirevna, no existen cúpulas de poder ligadas al mundo religioso. Aun así, por más que no exista una casta clerical ligada a una estructura organizada, dentro de algunas de sus escuelas filosóficas existe recelo hacia el mundo científico por su capacidad para interactuar con lo anómalo. Un recelo cuyo foco se ha centrado históricamente en el Chernat Ianaster y el Ichigo Aralashi y que, tras su fundación, ha criticado con especial dureza al Ixanyali.

Para poder llegar a entender la evolución política y social del occidente continental a lo largo de la considerada como “edad moderna de Daegon” es necesario profundizar en uno de los elementos claves que desencadenó la ruptura con aquella que le precedió; la figura de Dairus “El Golpeador”. A su vez, para comprender a la figura que a lo largo de los dos últimos milenios ha sido una pieza clave en la estructura de poder del continente, es imprescindible ser capaces de entender uno de los factores que resultaron determinantes para que llegase hasta su posición.

Asimismo, de haber existido una figura clave para la relativa estabilidad de oriente esta sería la del concepto de Trollellom y la manera en la que ha sido entendido a los tiempos. Este conocimiento no sólo es necesario para comprender la evolución de las estructuras de poder en oriente, sino que tanto la manera en la que han sido percibidos tanto el ideólogo y la su obra han sido puntos determinantes en la evolución social de las naciones a ambos extremos del Pramayán. Su llegada supuso mucho más que el final del último de los grandes imperios; supuso el punto de partida de la edad moderna.

Con la victoria de Dairus sobre los menetianos, el líder de los ejércitos pasó a convertirse en algo que nunca pidió ser, en un ser sobre cuyas espaldas recaía la posibilidad de que hubiese paz. La suya pasó a ser la voz del mundo, la ley que regía el destino de la existencia. Pero ni su poder ni su mera presencia fueron suficientes para garantizar esta estabilidad.

Con una cuota de poder que nadie ha vuelto a poseer, el simple hecho de su inmortalidad supuso más de un siglo de esa paz, pero no pasó mucho tiempo hasta que su figura se fuese convirtiendo más en la de una leyenda que en la de una persona real. En un mito de cuya existencia muchos llegaron a dudar.
Una vez pasado ese tiempo no sólo su nombre se fue convirtiendo en algo difuso para quienes vivían alejados de la zona de influencia de Beretear, sino que sus decisiones y acciones condicionaron cómo era percibido ante quienes se encontraban bajo su mandato directo. Como no podía ser de otra manera, se convirtió en alguien falible. En alguien cuyos errores eran ocultados o justificados en contra de su voluntad por sus mandos intermedios o magnificados por parte de quienes aspiraban a deponerlo.

Así, mientras que tras su llegada el nombre de Arcthuran se propagó de forma desmedida en oriente, los valores que representada allí donde era adoptado se fusionaron con los de las deidades y escuelas de pensamiento locales. Su propagación se produjo con mayor con especial presteza y fuerza en el resto de las ciudades de las alturas, pero con el transcurso del tiempo también lo hizo a lo largo de las “tierras bajas”. Llegó hasta todos aquellos que firmaban el “Pacto de Aracthur”, hasta todos aquellos que pasaron a formar parte de la “Gran Nación”; de Trollellom.

Dairus pasó con ello a convertirse en el sumo pontífice de un credo sobre la que apenas se sabía nada. De una obra cuya estructura era fluida. Un culto que, al igual que ha sucedido con todo lo expuesto al paso del tiempo, también ha sufrido multitud de alteraciones en cada momento y lugar en el que se ha instalado.
Los jerarcas de los credos locales no recibieron aquella noticia con buenos ojos, pero no tardaron en concluir que su poder no se vería mermado por él.

El núcleo sobre el que se había construido hasta aquel momento el culto a Arcthuran carecía de dogmas estrictos o complejas reflexiones. Sus preceptos básicos no podían ser más sencillos a la par que ambiguos e interpretables. La enseñanza sólo dictaba una norma, un único ideal la que aspirar; la única limitación que existe a la libertad de cualquier ser es aquella que entra en conflicto con la libertad del resto.

Aquella deidad no prestaba atención a las acciones que tenían lugar sobre su superficie. Ante ella no existían conceptos como el pecado o la culpa, no había exigencias o castigos, pero tampoco recompensas. Dairus podía ser su portavoz, pero ellos eran quienes dotaban de sentido a las palabra de aquel lejano pontífice. Quienes le daban contexto ante quienes se encontraban bajo su influencia. Dairus estaba muy lejos y ni su voz ni sus brazos o sus tropas estaban ahí para negar o cuestionar la validez de sus palabras.

Aun así, el tiempo demostró que las conclusiones de los representantes del resto de credos fueron erróneas. Quizás Dairus no llegase hasta sus dominios, pero su inmortalidad se interpretó como un regalo a su devoción y su victoria como una señal de cambio. Él no era sólo el modelo a seguir si se quería alcanzar aquello que había obtenido, sino que también poseía el poder para señalar y detener a quienes ignoraban el mandato de la deidad, al “enemigo”, a quien amenazaba la libertad del resto.
Los descontentos y los desfavorecidos comenzaron a migrar hacia las laderas del Pramayán, hacia la sombra protectora del libertador, pero estos colectivos no fueron los únicos que comenzaron a orbitar alrededor del nuevo poder establecido.

Fue sustentado sobre esta premisa que se firmó el pacto de Aracthur. A través de él se establecía una alianza común. Quien atacaba a un miembro del pacto los atacaba y se exponía a las represalias de todos ellos.

Como consecuencia de esto las ciudades estado crecieron hasta convertirse en grandes naciones, pero el Pacto no dejaba de ser algo simbólico. Una relación de conveniencia bajo cuyo paraguas se creó un nuevo y complejo ecosistema de poder. Un castillo de naipes en el que, por más que el que era aclamado como el profeta del culto a Arcthuran se encontraba en su centro, la fe, la filosofía y la metafísica no entraban dentro de la ecuación.

Se estableció el abuso del poder, ya fuese este físico, económico o político como el mayor de los crímenes, pero no existían métodos para llevar un control sobre quien lo incumplía. Esta era y sigue siendo una máxima demasiado tenue y subjetiva como para poder ser dictaminada en casi ningún caso, pero resultó ser un recurso especialmente atractivo para los pequeños estados. La violencia directa se fue difuminando y haciendo más sutil mientras la diplomacia, las verdades parciales, la ambigüedad y el sofismo se convirtieron en las nuevas herramientas predilectas del arsenal de los arribistas.

Primero Beretear, y después el resto de las “Ciudades de las alturas” se convirtieron en el foco de enormes flujos migratorios, pero todos ellos eran lugares que carecían de los recursos necesarios para sustentar a tantas personas.
Se comenzaron a construir pequeños asentamientos bajo ellas que crecieron hasta convertirse en ciudades a lo largo de gran parte de las laderas del Pramayán que daban a estas ubicaciones. La fe era el menor de los motivos para estos movimientos ya que lo único que se buscaba era la protección del Portavoz del mundo. La fuerza de quien había derrotado al Enemigo.

Todo este cúmulo de situaciones llevaron a este credo y su portavoz a convertirse en un arma arrojadiza. Su mención podía ser una amenaza o la defensa definitiva, algo que llegó a moldear las relaciones políticas de la casi totalidad del oriente continental.

A pesar de la lejanía entre Beretear y la costa oriental del continente, fue gracias a la intervención de Dairus que los exiliados de Mashulanu o las tribus zulera obtuvieron unos territorios en los que asentarse, pero también de su torpeza a la hora de gestionar ciertos conflictos estos escalaron hasta alcanzar unas cotas de virulencia mayores.

Si ha habido una razón para que Trollellom como concepto haya sobrevivido esta ha sido la presencia de su creador pero, al mismo tiempo, ha sido su inacción en un gran número de ocasiones lo que ha llevado a que sea una idea totalmente desvirtuada. Una abstracción que hace siglos que sólo es usada como herramienta interesada que se ha usado en su contra.

La estructura de poder en oriente es mucho más amplia de lo que puede dar a entender la alianza alcanzada en el pacto de Aracthur. La proximidad filosófica o teológica no ha hecho que los pueblos que comparten credos sean aliadas y, si bien se pueden establecer tres grandes bloques teológicos, ninguno de ellos es homogéneo en lo cultural.

Por su parte, el mundo científico también se encuentra igualmente fragmentado. En algún momento u otro de sus historia todos los grandes estamentos han formado parte activamente del Nalushat Avasanyali, pero ciertas rivalidades pueriles les han llevado a limitar sus aportaciones.
Así como en occidente el mundo científico ha rechazado generalmente a los estamentos religiosos y sus teologías, este enfrentamiento no se encuentra tan presente en oriente. La ausencia de unas estructuras organizadas tan poderosos como las existentes en occidente ha hecho que el objetivo sea mucho más difícil de identificar. A excepción de casos como el de la Iglesia de Vashirevna no se pueden encontrar las cabezas visibles de quienes propagan el pensamiento mítico. Existen un gran número de filósofos, pensadores, profetas y monjes que hacen proselitismo de las ideas ligadas a los diferentes teismos, pero no acostumbran a tener una sede fija en la que prediquen o un gran número de seguidores.

Por otro lado, a pesar de continuar siendo la cabeza visible del culto de Arcthuran, hace siglos que Dairus dejó de hacer proselitismo de este concepto. Su alianza con Lag’Tsat y su apoyo a la hora de la fundación del Ixanyali hicieron de él una figura atípica. Una figura que ha llegado a ser cuestionada por parte de quienes han continuado con el legado que él inició con su ascenso al poder.
Si bien es cierto que jamás ha renegado públicamente de las ideas que ayudó a propagar, hace ya mucho que descartó la posibilidad de un propósito detrás de su inmortalidad. Si ha continuado en el poder ha sido por un exacerbado sentimiento de responsabilidad, pero su participación en la toma de decisiones siempre se ha visto condicionado por su propia inseguridad.
Siempre trató de rodearse de gente cuya ética e inteligencia respetase, pero su capacidad para juzgar el carácter de los demás, si bien ha sido una cualidad cuyo ejercicio a lo largo de los siglos ha sido afinada, no siempre ha sido certera. La llegada de Tsat hasta Beretear supuso la liberación de una enorme parte de la carga que sentía sobre sus hombros, pero no ha evitado que se hayan llegado a producir enfrentamientos entre ellos a lo largo de su dilatada relación.

Las relaciones de poder en oriente y las ambiciones expansionistas de los líderes de los distintos pueblos no se han basado tanto en la dicotomía entre el mito y el saber como los que se han conocido en occidente. en la mera cercanía geográfica.
Si bien los argumentos de este estilo puede haber sido usados por parte de los integrantes de la Iglesia de Vashirenvna en los conflictos entre Ashgurn y Muliria, incluso en estos lugares su presencia ha sido anecdótica dentro de su historia.

En la costa nororiental del continente el mito se ha visto alimentado por la conclusión de los conflictos, pero rara vez ha sido el origen de los mismos. La rivalidad entre Dilirm, Dayashu, Shinzay, Dagorel y Sheparn se han alimentado de sus diferencias sociales, siendo el miedo de los emperadores y emperatrices de Shinzay a que se propaguen las ideas y modelos de estado de de las naciones que les rodean el principal de los motivos para darles inicio.

El resto de naciones están muy lejos de ser utopías. La ausencia de gobiernos totalitarios o de credos íntimamente ligados al poder no hecho que sus gobernantes se conformen con las atribuciones que les otorgaba su posición. El ansia por preservar su cuota de poder ha llevado a los líderes de estados teóricamente más avanzados a restringir las libertades utilizando argumentaciones aparentemente racionalistas.

Quizás el nivel retórico de sus discursos haya apelado a aspectos más sofisticados, nobles o elevados que el de la mera ambición, pero por debajo siempre ha subyacido el mismo ansia por el control de los demagogos que se han apoyado en el destino manifiesto o el servicio a un poder mayor.

La influencia del Pacto de Aracthur y el temor a Dairus hace siglos que se desvanecieron. Pueden formar parte de algunos de los arcaismos que pueblan el lenguaje diario de algunos de los pueblos de oriente, pero estos son conceptos que apenas poseen un significado no formulaico.

Tras más de medio milenio sin ser invocado, la referencia al Pacto fue utilizada por Dairus hace dos décadas para tratar de detener el conflicto que se encontraba en curso entre Dayashu y Shinzay, pero su mención sólo sirvió para demostrar que ya nadie lo considera como algo válido.
Tanto el acuerdo como quienes los firmaron son vestigios de un pasado olvidado y su mención sólo sirvió para que algunos de sus supuestos integrantes hiciesen explícito algo que había sido una realidad de facto.

arcanus

¿Qué es Daegon? IV: Las islas - Thurgold

¿Qué es Daegon? IV: Las islas - Thurgold
Las islas

La frontera que constituyen los mares de Daegon ha supuesto que las naciones que se encuentran separadas por las aguas hayan desarrollado maneras particulares de entender y enfrentarse a lo que se encuentra más allá de la vida y lo tangible.

Cuando más escaso ha sido el contacto entre estas y las naciones del continente, por más que en un pasado más o menos cercano hayan tenido contacto, ha hecho que esta visión sea más dispar.

Thurgold

La gran isla que colinda con el sudeste continental no sólo se ha visto afectado por la influencia de los pueblos de oriente sino, en gran medida, dentro de una parte muy importante de sus culturas se encuentra muy presente la marca de dos de los pueblos occidentales; Naltor y Menetia.

A pesar de esto, la distancia geográfica y cultural existente entre estos pueblos ha hecho que estas influencias haya evolucionado de una manera diferente a la hora de afectar a estas culturas que se pueden encontrar en su interior. Con todo esto, y por más que no se podría realizar una aproximación global hacia ninguno de los aspectos culturales presentes de todos los pueblos que habitan la isla, sí que sería sencillo el trazar el punto de origen de un gran número de sus culturas costeras.

Por más que lo descendientes lejanos de quienes fundaron estas civilizaciones hayan tratado de olvidar o tapar estos parentescos y, si bien es indudable que, mirando desde un punto de vista histórico, sería sencillo el identificar qué culturas externas han tenido una mayor presencia en cada uno de ellos, no es menos cierto que los habitantes presentes de cualquiera de estos pueblos que colonizaron la isla no se verían reconocidos en manera alguna.

Incluso si profundizamos en ciertas características de los pueblos que habitan en el interior de la isla podríamos encontrar ciertos paralelismos con alguna de las civilizaciones más primarias de cuantas poblaron el pasado del continente.

Por más que desde el continente sea percibido erróneamente como un todo coherente, dentro de Thurgold no existe una uniformidad cultural. Está compuesta un un pequeño número de ciudades estado que gobiernan sus costas norteñas, dos culturas que habitan los restos de civilizaciones de antaño y una infinidad de pequeñas tribus nómadas en distintos estados de avance cultural y social que recorren sus desiertos interiores. Por más que en la isla no hayan tenido lugar grandes conflictos bélicos entre sus integrantes, esto no siempre ha garantizado una situación de fraternidad o entendimiento.

La relación entre las civilizaciones costeras y las de interior tampoco son uniformes, sino que dependen de factores del todo arbitrarios. Elementos que también han impactado en la manera en la que todos ellos entienden el mito y el mundo natural. A pesar de su pretendida independencia, ninguno de los aspectos que diferencia a las ciudades estado de los pueblos del interior es algo completamente estanco. Todos ellos son únicos, pero lo son como consecuencia de las relaciones que se han ido desarrollando y manteniendo a lo largo del tiempo. De la misma manera que sus respectivos teismos carecen de puntos comunes en lo que respecta a sus bases metafísicas y filosóficas, su evolución sí que se ha encontrado ligada a la forma en la que han interactuado. A su vez, y en gran medida como consecuencia de esto, todos ellos se encuentran divididos en un gran número de cismas.
Ante sus propios ojos, todos ellos son nativos de la isla y, al igual que ellos, sus respectivas mitologías también nacieron en aquel lugar. Afirmaciones ambas que, analizadas desde una perspectiva antropológica, no dejan de ser falsas en algunos de sus aspectos.

Aun así, y a pesar de que los aspectos que han alimentado la divergencia en lo que respecta a estas evoluciones son múltiples, también se pueden encontrar en la isla pueblos cuya naturaleza apenas se ha visto afectada de forma directa por la presencia de los pueblos procedentes del exterior.

Así pues, los elementos que componen las maneras de ser de los distintos pueblos que habitan Thurgold están basados en dos grandes factores; el rechazo hacia la herencia del continente y la necesidad de adaptarse al complicado contexto en el que viven. Por más que puedan compartir rasgos culturales comunes entre algunas de ellas, las diferencias que las separan son con mucho superiores a sus similitudes. En su interior se ha tejido una intrincada maraña de relaciones que ha llevado a la creación de una infinidad de bloques heterogéneos que perméan los distintos estratos de sus sociedades. A su vez, y dado el tamaño, su orografía y las complejidades de vida en la isla, el contacto entre todas las civilizaciones que la habitan es harto complicado. Tanto es así que algunas de ellas ni siquiera son conscientes de la existencia de la totalidad de sus compatriotas.

No hay una religión mayoritaria dentro del llamado “mundo civilizado”, de la misma manera que los credos de las tribus del interior también se ven divididas en una gran diversidad de interpretaciones de un mismo mito fundacional. A su vez, quienes en apariencia son los guardianes de las tradiciones más ancestrales de la isla, poco tienen que ver con quienes les precedieron o sus coetáneos en su manera de percibir o entender la existencia.

El número de cismas en los que se encuentran fragmentados sus credos más propagados, si lo comparamos de manera proporcional a la extensión de cada uno de ellos, poco puede envidiar en cuanto a su cantidad o diversidad a los que esta posee en el continente. Algunos de ellos se encuentran tan atomizados como para que quienes profesan una misma fe puedan encontrar en una misma ciudad a los máximos dirigentes de más de una de sus escisiones.

La estructuración del “mundo civilizado” en la isla adopta varias formas, siendo el principal exponente de este las ciudades estado que antaño fundase los colonizadores y aspirantes a conquistadores continentales. A su vez, las diferencias entre las ciudades que ocupan sus costas orientales y occidentales son un reflejo distorsionado de la relación que guardan las naciones que alumbraron. Una situación que ha hecho que cada una de ellas se convierta en un compartimento culturalmente estanco.

De haber una característica que se ha perpetuado a lo largo del tiempo en las grandes ciudades, esta ha sido la reticencia histórica de sus líderes a reconocer mérito alguno a quienes los fundadores de las mismas mientras reiteran una y otra vez los errores que estos trajeron consigo. En su empeño por perpetuar su posición como responsables absolutos de sus territorios, así como su negativa a establecer relaciones duraderas con quienes les rodean han sido la gran lacra que han arrastrado. Algo que les ha impedido el llegar a ser algo más que la mera suma puntual de las partes.

A su vez, este mismo rasgo ha sido el germen de la enorme diversidad, en un gran número de ocasiones forzada, con la que conviven. Una característica que, por otro lado, ha sido clave a la hora de determinar la forma en la que los cultos mayoritarios se han ido consolidando en el panorama general Thurgold.
Tanto los líderes políticos como los religiosos han llevado a los suyos hasta una posición en la que la división es la norma, pero la suya no deja de ser una separación real sólo en apariencia. Una separación de formas pero no de fondo. El de la ambición ha sido el lenguaje común hablado por todos cuantos han llegado hasta el poder de ambos estamentos. El deseo por mantener su cuota de poder intacta por encima de cualquier otra cosa.

La llegada hasta este escenario de nuevos elementos no ha supuesto un cambio en esta dinámica a este respecto sino que la ha afianzado aún más. Los campamentos mineros que se establecieron en la porción nororiental de la isla hace menos de un siglo no tardaron de seguir el mismo patrón que sus homólogas de occidente. Tras su rebelión y ruptura con las naciones que las crearon han terminado por convertirse en algo similar a lo que se puede encontrar en occidente. En nuevos elementos con el deseo de ser tenidos en cuenta dentro del panorama global.

Con la llegada de estos nuevos jugadores dentro del esquema de poder, la riqueza proveniente del continente comenzó a redistribuirse. La costa occidental y la oriental comenzaron a ser rivales en cierto aspecto. Rivales en lo económico, político y cultural, pero el bagaje histórico que arrastran las relaciones en occidente ha hecho complicado que se pueda crear un bloque homogéneo para plantar cara al “invasor”.

Aquellos campamentos mineros de hace un siglo han crecido para llegar hasta el día de hoy convertidas en nuevas ciudades estado. Con su presencia la ya de por sí fragmentada situación de la isla se ha continuado dividiendo en nuevos bloques de poder. Una división cuyas evolución e influencias, por más que podrían ser perfectamente trazadas y acotadas tanto en lo cultural como en lo geográfico, no cejan en su empeño de distanciarse de quienes les dieron origen.

Irónicamente, tanto sus estructuras como sus pugas e interacciones no dejan de ser una versión a escala de aquellas de las que reniegan y afirman haberse desligado. Una réplica que puede llegar a alcanzar unas dimensiones proporcionales a las que se han dado en los grandes conflictos continentales.

A pesar de todo esto, por más reminiscencias que puedan haber perdurado de sus primeros integrantes, la vida en la isla tiene poco que ver con aquella de los pueblos del continente. Las particularidades de la isla han permeado a todas sus culturas en cada uno de sus niveles de manera independiente a su origen. De la misma manera que las condiciones en las que viven les han hecho entender de diferente manera teismos con bases similares a los que existen más allá de sus costas, estas diferencias conceptuales también se han visto plasmada a la hora de tratar de comprender y acometer el estudio de lo que les rodea.

- La iglesia Redmiana

Dentro del mundo teológico podemos encontrar restos difuminados de la influencia del continente bajo varias formas pero es probablemente en los distintos cismas de la Iglesia Redmiana donde se pueden encontrar elementos que guarden un mayor número de similitudes con aquel que lo originó. Este es sin lugar a dudas el culto organizado que goza de una mayor presencia en las ciudades costeras.

Mientras que los credos del interior han formado parte de las culturas de la isla desde los tiempos en los que esta se encontraba unida al continente, la Iglesia Redmiana fue una respuesta al legado dejado por los conquistadores menetienoa. Al mismo tiempo que no deja de tratarse de una evolución y adaptación de los dogmas promulgados por parte de la iglesia Tayshari, también es una respuesta, una muestra de repulsa y una versión distorsionada de uno de los legados de los invasores.

El origen de esta escisión no reconocida del dogma menetiano vino de la mano de quienes lograron obtener la independencia de las colonias imperiales. Como una respuesta por parte de las primeras generaciones de nacidos en la isla que poseían raíces continentales que, tras crecer lejos de aquella cultura, trataron de construir su propia identidad buscando maneras de distanciarse de ellas.

Durante el proceso de definición de lo que fue su cultura propia, y mientras los habitantes de las ciudades estado rechazaron las tradiciones heredadas en pos de crear las propias, y los nuevos líderes trataban de afianzar su poder, el resultado no dejaba de ser ciertamente irónico.
El resultado de todas estas intentonas generalmente se limitaba a implantar pequeñas desviaciones de la norma, alteraciones formales que dejaban intacto el fondo. Discursos poco inspirados que no dejaban de ser versiones levemente modificadas de las costumbres continentales.
En gran medida, quienes promulgaron aquellos canto de sirena eran perfectamente conscientes de la ironía, pero no dejaban de sentirse más cercanos culturalmente hablando a quienes pretendían abandonar que a quienes eran sus actuales compatriotas. Por más que estos cambios tratasen de centrarse en el terreno de lo social, esto no evitó que también impactasen en una parte importante de sus mitos. De la misma manera en la que no se sentían identificados con las tribus nómadas del interior, los pasajes de los textos sagrados continentales tampoco les representaban.

Pero Thurgold carecía de un poder central. Cada una de las ciudades estado luchaba por mantener su independencia y personalidad, algo que también se vio reflejado en su manera de entender la religión.
Con el paso del tiempo, los nombres que aparecían en las escrituras fueron adaptándose a los dialectos locales, y todo aquello que podía ser interpretado fue localizado de acuerdo a la geografía de la isla. Todas estas rescrituras crearon un corpus disperso e incoherente, y no fue hasta que fueron recopiladas y estructuradas siglos después por Eshena Redmial, la primera profeta, que la Iglesia Redmiana comenzó a tomar forma.

A lo largo del tiempo el impacto de este credo ha sido distinto dentro de cada una de las ciudades estado de Thurgold. Su expansión se ha encontrado a partes iguales con rechazo y aceptación por parte de sus habitantes y gobernantes, por lo que el proceso de formalización e introducción dentro de sus sociedades ha sido lento y no exento de contratiempos. Un proceso tan paulatino y lleno de altibajos que ni Redmial ni sus sucesores directos llegaron a ver cómo se consolidaba.

La Iglesia Redmiana no fue el primero de cuantos mitos han surgido de forma nativa en la isla, ni siquiera aquel que ha llegado a tener un mayor nivel de difusión, pero sí que es uno de los pocos que han logrado permanecer activos hasta el presente. Por más que su radio de acción históricamente se haya circunscrito a la zona occidental de la isla, su influencia también se puede encontrar tímidamente en las jóvenes ciudades pertenecientes a su porción oriental. Una presencia que, si bien se encuentra en pugna con la influencia de la Iglesia de Vashirenvna, de manera paulatina ha logrado que la adhesión que los descendientes de los colonos de Ashgurn y Muliria tenían hacia ella haya ido en decremento.

En casi todas las grandes ciudades de la isla se pueden encontrar pequeñas células y cismas de este credo, pero su presencia ha llegado a extenderse más allá de sus costas. Al mismo tiempo que debe toda la base teológica y mitológica a la influencia continental, ha sido capaz de cambiar hasta convertirse en algo capaz de recorrer el camino inverso y transformarse en una fuerza que trata de mostrarse como una influencia y una alternativa más dentro del panorama global.

Las formas que adopta las diferentes interpretaciones de este credo atienden a multitud de razones, algo que ha provocado que la percepción que se tiene de ellos tanto en la isla como en el exterior no sea uniforme. Esta imagen viene dada más por el contexto concreto en el que se muevan quienes hacen proselitismo de ella que por el fondo de su mensaje. Así, mientras que en aquellos casos en los que esta presencia aparece en el interior de la isla acostumbra a ir ligada a los misioneros que tratan de convertir a las pueblos que lo habitan, en los casos de las ciudades estado o el continente su presencia tiende a estar sustentada sobre razones mucho más pragmáticas.

Al igual que sucede con todos los grandes credos, bajo la apariencia de misiones evangelizadoras o embajadas, lo que buscan estos individuos es tratar de extender el área de influencia de sus respectivos cismas. De la misma manera que sucedió antaño con la llegada de los misioneros procedentes de Menetia, el curso de acción seguido por quienes no dejan de ser sus sucesores es harto similar a aquel que siguieron los fundadores de la Iglesia Tayshari de la que surgió y de la que tanto se han esforzado por tratar de desligarse.

Por más que ambos credos compartan rasgos similares y un mismo origen teológico, el suyo es un parentesco que rara vez es reconocido o aceptado por parte de quienes los practican. Sin importar la cantidad de información documentada que pueda encontrarse acerca de sus respectivas historias o en las crónicas almacenadas en bibliotecas y universidades, en los textos que pueblan sus iglesias cuentan otro relato. Una narración cuyos detalles cambian en cada uno de estos recintos sacros.

Al mismo tiempo, cada una de las instancia de su iglesia busca su propia identidad. Cada una de ellas tiene a su propio gran teogonista y jerarquías eclesiásticas que afirman ser el único referente válido. Su presencia en Anuar, Greyshard, Tarxis y Yarna es dispar, al mismo tiempo que en Bélaster es prácticamente anecdótica.
Su respectivas historias están pobladas por líderes que han tratado de unir la masa de feligreses de todos los cismas, de crear una iglesia única, o de imponerse sobre las demás, pero la falta de recursos o líderes carismáticos, así como su falta de influencia en los gobiernos de las distintas ciudades, ha llevado a casi todas estas intentonas al fracaso.

Donde su presencia se encuentra más afianzada es en las aldeas que existen alrededor de las ciudades estado. Tanto en aquellas que viven de la pesca y rodean sus costas como en las que ocupan los islotes que actúan como satélites de algunas de sus casas comerciales, la palabras de uno de sus sacerdotes puede llegar a imponerse sobre la de un representante de las autoridades locales.

Dada esta casuística, el mayor cambio que se ha producido entre su mito y el del continente es aquel que centra el origen de la vida en el mar. Dentro del panteón de la Iglesia Redmiana son las deidades marítimas las que ocupan una posición más alta en sus rangos y quienes acumulan un mayor número de aquellas virtudes a las que aspiran sus devotos.

La versión que defiende cada uno de los cismas difieren del otro en detalles de mayor o menor índole, pero los enfrentamientos entre ellos no acostumbran a surgir por aquellos más extremos. Suele ser alguno de los pequeños matices, por norma general el más nimio e infantil de ellos, el que provoca mayor controversia entre quienes lo siguen. Dentro de cada uno de sus respectivos textos sagrados sobre los que se cimentan los cismas. Donde se puede encontrar el cuándo y el dónde y el porqué los dioses se comunicaron por primera vez con la humanidad. El momento, lugar y la razón por la que esta supo su papel dentro del gran esquema de las cosas. Una serie de datos y eventos que cada uno de ellas afirma que se produjeron de distinta manera, ya sea en lo referente a la persona, el momento, o los territorios en los que se encuentran sus respectivas iglesias.

- El Prósoc Logestas

Pero Thurgold no es únicamente un territorio gobernado por el misticismo o las luchas por el poder, sino que el saber en sus distintas formas también tiene un hueco en sus sociedades.

Así, de la misma manera en la que las sociedades de Tarxis o Greyshard son aquellas en las que más se ha fomentado el estudio de los campos de estudio del comercio y la exploración marítima, la actitud de los gobernantes de Anuar les ha llevado a girar su mirada hacia otros territorios y otros momentos. Hacia los misterios que aún quedan por desvelar del interior de su hogar y su pasado.

Si bien esta es una ciudad que también vive en gran medida del comercio con el continente y como puerto de paso para los navíos que viajan a ambos extremos del Pramayán, una parte nada despreciable de los materiales que exporta proviene de su relación con distintos pueblos del interior. Una relación construida en gran medida gracias al Prósoc Logestas, a quienes algunas de estas culturas denominan como la “Memoria de la isla”.

Este consejo de historiadores no sólo se ha dedicado a documentar la historia de las ciudades estado, sino que también se ha preocupado por recopilar la tradición oral, los distintos contextos y el saber de las quienes les precedieron.
En su seno se pueden encontrar integrantes de un gran número de las etnias del interior, algo que ha llevado a Anuar a ser la ciudad más diversa de cuantas componen Thurgold.

Si bien es cierto que dentro de sus labores no se encuentran aquellas que exploten directamente los aspectos técnicos de los datos que recopilan, su aportación sí que ha resultado una fuente sin parangón para otros a la hora de tratar de comprender el funcionamiento axiomático de algunos de los rincones más oscuros de la isla.

Dado el tamaño de sus grandes ciudades, Thurgold no posee ningún gran estamento puramente científico que que pueda ser equiparable a alguno de los mencionados hasta el momento, pero esto no ha impedido para que en su interior no se encuentren estudiosos preocupados por desvelar los grandes misterios, o que los gobiernos de las ciudades estado sean capaces de apreciar los beneficios del saber objetivo.

La exploración del interior de la isla es la gran labor a la que han aspirado tanto sus habitantes como los eruditos y casas comerciales de Menetia, Naltor, Ashgurn o Muliria. Por más que el distanciamiento fomentado por los gobernantes de Anuar a lo largo de los pasados siglos haya creado una relación muy difícil con ellas y con el resto de las ciudades estado, el Prósoc Logestas siempre ha adoptado una actitud mucho más abierta a este respecto.

De esta manera, si bien es cierto que ninguno de estos esfuerzos han resultado ser algo uniforme a lo largo de este tiempo, durante el gobierno de una gran número de sus mandatarios este estamento ha dedicado grandes esfuerzos al fortalecimiento de estas relaciones. Tanto la cantidad como el propósito de los recursos destinados a este fin por parte de cada uno de estos líderes ha variado, pero la suma de todos ellos ha servido para establecer una manera muy personal de entender el papel de la ciudad, los pueblos del interior y la misma isla dentro del esquema general.

En multitud de ocasiones las necesidades económicas han hecho que su labor principal se viese supeditada al comercio y, con ello, que sus relaciones con estos pueblos se hayan visto mercantilizadas por este hecho con algunas de ellas. Sus relaciones con aquellas que tienen acceso a aquellos recursos más demandados se mueven desde siempre en un delicado equilibrio entre el utilitarismo en ambos sentidos. Pueblos como los de los Onkeni o los Matsokani pronto aprendieron que los bienes de los que proveían a las ciudades les podían dar acceso a su vez a un trato especial, y esto es algo de lo que se han tratado de aprovecharse desde aquellos primeros días.
La idiosincrasia de casa uno de ellos es único al igual que lo son las acuerdos a los que han llegado, pero estos rara vez han sido óbice a la hora de permitir la documentación de su historia y costumbres.

Como consecuencia de esto, en Anuar no sólo se ha fomentado una comunicación muy cercana con los pueblos no costeros, sino que tanto en la ciudad como en los alrededores se pueden encontrar elementos de lo más dispares pertenecientes a centenares de culturas distintas. Obras y artefactos que han sido fuente por igual de acercamiento y enfrentamiento. Entre las páginas custodiadas en sus bibliotecas se hayan plasmados las que posiblemente sean las únicas muestras escritas de la cultura y costumbres de aquellos pueblos cuya tradición es principalmente oral. Cientos de relatos que en un gran número de ocasiones acostumbran a ser contradictorios y de cuya lectura y reivindicación se han obtenido diferentes resultados.

La cultura de la ciudad en la que existe el Prósoc Logestas se ha visto influenciada por una multitud de fuentes. Factores algunos de los cuales, por más que se encuentren aún presentes en segmentos concretos de su población, son rechazadas tanto por los ideólogos de la moderna Anuar como por sus leyes. Porque, al mismo tiempo que se ha rechazado y vilipendiado la herencia recibida por su contacto con el continente, ha sido gracias a esta dualidad que se ha logrado mantener vivo el conocimiento de pueblos ya desaparecidos. Ha sido gracias a la protección y legitimidad de la que se ha dotado a los últimos de entre quienes participan de estas tradiciones, que se mantienen vivos las últimas muestras de algunos pueblos que, de facto, ya no existen.

Pero la misión de esta organización no se encuentra secundada de la misma manera por parte de todos los habitantes de Anuar o de la isla. No sólo en la actualidad, sino ya desde que comenzase a dar sus primeros pasos, la manera en la que han afrontado esta tarea ha sido cuestionada por distintas razones. De la misma manera en la que han llegado a sucumbir ante las presiones o las ofertas de quienes trataban de reescribir la historia, también han sido críticos antes personajes de esta índole y decisivos para su desenmascaramiento. A su vez, la suya es una tarea que se basa mucho mucho a la especulación e interpretación de los datos, de subjetividades y extrapolación de contextos cuyas conclusiones no siempre han sido compartidos no sólo por los agentes externos, sino también entre los miembros de este organismo. En multitud de ocasiones los motivos detrás de estas han sido puestos en duda, y tanto la vida profesional como la personal de quienes han participado en las investigaciones han sido sacadas a la palestra para tratar de desprestigiar el resultado de las mismas. Auditorías internas y externas que, a pesar de haber sido consideradas muchas veces como cazas de brujas injustificadas, no siempre han resultado ser tales.

Porque la trayectoria de organización no ha estado libre de controversias justificadas. El poder que otorga la capacidad para determinar qué ha sido cierto en la historia de un lugar no sólo ha llevado hasta sus puertas a agentes de la práctica totalidad de las ciudades estado, sino también a líderes tribales deseosos de oficializar ambiciones construidas sobre falsedades. Su historia está trufada de cientos de casos en los que estos agentes han logrado sus propósitos. De registros que han aparecido y desaparecido de sus libros de acuerdo a los intereses de quienes se han encontrado guiando sus pasos. Registros que incluyen a aquellos que documentan la propia historia del mismo Prósoc Logestas.

Si bien es cierto que algunos pueblos han llegado a prohibir en el pasado la comunicación entre los suyos y el Prósoc Logestas, por norma general estos vetos han venido de la mano de líderes autoritarios que han basado su ascenso en interpretaciones interesadas del pasado. Aquellos que han tratado de reescribir la historia para acceder al poder o para tratar de mantenerlo. Pero, por más que estos individuos hayan tratado de desvirtuar la obra de esta organización ante los ojos de sus pueblos, rara vez han sido los más efectivos en este campo.
Porque, por otro lado, también se han dado casos en los que individuos de estos mismos perfiles han tratado de utilizar a la “Memoria del mundo” para sus propósitos. Quienes han ofrecido a sus escribas ofertas difíciles de rechazar y han logrado que alguno de estos moldee la historia escrita de acuerdo a sus necesidades.

Los volúmenes que se agolpan en sus estanterías están repletos de correcciones y acotaciones. De versiones diferentes de un mismo hecho, de narraciones desestimado total o parcialmente incluso en el caso de aquellos momentos en los que ya existía la organización. La tradición dictamina que ninguno de los textos que han documentado debe ser destruido, de cada uno de ellos, incluso de los erróneos, se pueden extraer lecciones que ayuden a evitar los errores del pasado, pero esto no ha impedido que esta tradición no siempre se respete de manera firme y pulcra.

Esta organización ha cumplido un gran número de papeles contrapuestos a lo largo de su trayectoria. A lo largo de esta han actuado tanto agentes como libres como formando parte integrante del estado. Han sido legisladores y proscritos, héroes y villanos, relevantes e intrascendentes. Ha sido abrazada y repudiada por los instrumentos del poder, ha sido una fuerza mayor y un elemento de disidencia. Un referente de objetividad y un estamento vilipendiado. Una contradicción en estado puro en aquellos momentos en los que algunos de esos aspectos antagónicos han llegado a coincidir en el tiempo. Su información ha sido utilizada como arma arrojadiza entre quienes aspiraban al poder y, al mismo tiempo, el simple hecho de que se encontrase documentada en sus libros ha hecho que fuese considerada como poco fiable.

A partir de las recomendaciones de sus integrantes o en respuesta hacia ellas se han creado, modificado o eliminado las leyes que controlaban el acceso hasta las entradas interiores y portuarias de la ciudad. Se ha limitado o vetado el paso de quienes provienen del mar o del resto de las naciones costeras de la isla. Se ha ha fomentado la interacción con alguno de los distintos pueblos que habitan en el interior por encima de cualquier otra relación institucional.

El impacto de esta disparidad de criterios en su relación con los distintos pueblo que habitan la isla y sus dirigentes ha sido indudable. La comprensión del lugar del que provienen todos ellos no está ligada a lo que son hoy, sino también a quienes fueron sus primeros integrantes. Sus estructuras sociales han cambiado mucho a lo largo del tiempo y la culpa de todo mal ha acostumbrado a ser achacada a sus orígenes continentales, pero el estatus del que gozan quienes hoy ostentan el poder hace mucho que quedó separado de ese origen. Todos ellos tienen cadáveres en sus armarios que no desean que sean descubiertos o recordados. Espectros que les acechan desde las páginas custodiadas por el Prósoc Logestas.

No sólo el estatus y la vida social de los dirigentes de Anuar se ha visto afectado por esta información, sino que su influencia se extiende mucho más allá de sus fronteras o de la de los pueblos costeros. Los derechos que cada uno de estos pueblos reclama sobre los territorios que ocupa es una cuestión que sale a la luz de forma recurrente, una serie de reclamaciones que, en momentos del pasado, ha hecho que se desarrollase una xenofobia explotada por sus líderes. Un espíritu de recriminación que siempre permanece en estado latente entre cada una de estas disputas y cuya documentación ha sido usada como un arma de doble filo.

Por más que estas luchas acostumbran a tener preponderancia entre los pueblos considerados como civilizados, el contacto entre los distintos pueblos del interior tampoco ha estado libre de afrentas. Ante los ojos de la historia, quienes hoy habitan la isla son nativos de ella, pero esta es una percepción que no siempre ha sido compartida. Los pueblos costeros que existían en el momento de la invasión que tuvo lugar hace más de un milenio quedaron extintos o totalmente integrados tras la reconquista, y quienes viven en el interior rara vez muestran interés por esos territorios, pero la recuperación de ciertos fragmentos de aquel pasado previo acostumbra a ser recibido con suspicacia. A pesar de que se ha producido una hogenización de las etnias que pueblan las grandes ciudades, aquel pasado lejano y casi mítico ha sido usado por ciertos líderes para reclamar la potestad sobre esos territorios. Acciones llevadas a cabo quienes afirman ser los “descendientes de los pobladores originales de la isla” pero que no tienen tanto que ver con un espíritu reivindicativo como con las ambiciones expansionistas.

No sólo los gobiernos con los que se relaciona esta organización se han llegado a enfrentar a ellos, sino que quienes han acostumbran a mostrar una papel más activo en estas luchas son los dirigentes de la Iglesia Redmiana. La beligerancia entre las jerarquías de los diferentes cismas de este credo y el Prósoc Logestas es casi tan vieja como el germen de ambas organizaciones. Si bien es cierto que en Anuar el claro ganador de esta pugna han sido los historiadores, no es menos cierto que no son pocos los segmentos de su sociedad se encuentran fuertemente implicadas con las altas instancias clericales.
A pesar de que la presencia de esta iglesia no se encuentra muy imbricada dentro de la estructura de poder de Anuar, sus diferentes cismas siempre han pujado por ofrecen más que mero cobijo espiritual a las clases bajas de la ciudad. Una parte de ellos sí que cuentan con el apoyo de quienes aspiran a acceder hasta el poder; los oligracas que controlan las grandes casas comerciales que dominan su puerto.

La memoria de la isla ha resultado ser una gran amenaza para estas organizaciones en diversas ocasiones. Los derechos de explotación que ostentan estos grupos de individuos no siempre han sido obtenidos a través de medios lícitos y, pese a no formar parte de forma explícita del gobierno de la nación, tienen una poderosa influencia en varios de sus distritos.

La relación entre esta organización y los pueblos del interior de la isla tampoco ha sido algo homogéneo a lo largo del tiempo. El hecho de que recolecten sus historias y, hasta cierto punto, respeten sus tradiciones, no ha logrado evitar que sus medios y sus objetivos se hayan visto cuestionados.

A pesar de que gozar de una relación sólida con una gran parte de estos pueblos, la manera en la que ha evolucionado esta con cada uno de ellos ha cambiado mucho dependiendo de un gran número de factores. Su respeto por las particularidades de cada pueblo ha hecho que tanto el Prósoc Logestas como, por añadidura, Anuar, dispongan de sedes más allá sus territorios costeros. Gracias a ello esta ciudad no sólo se ha convertido en la más multicultural de las naciones de Thurgold, sino también en la más extensa.
Aun así, el hecho de que no todos sus territorios se encuentren ubicados dentro de una frontera uniforme también ha demostrado ser un arma de doble filo. Aquellos que viven extramuros han sido utilizados como moneda de cambio en más de una ocasión, y la narración de sus fatídicos y sangrientos destinos también ocupan un lugar dentro de los anales que pueblan las estanterías de sus bibliotecas.

Estos emplazamientos alejados de la seguridad de la costa no se encuentran situados únicamente en los territorios habitados del interior de la isla, sino que también disponen de campamentos estables en aquellos lugares en los que antaño hubo o se sospecha que existieron ciudades. Ruinas y vestigios de civilización separados en ocasiones del resto por territorios controlados por los pueblos que no han aceptado firmar tratados de alianza o amistad con ellos, o cuya posesión se encuentran en disputa con otras naciones.

Ha sido a través de estos estudios que, de la misma manera en la que muchos de los habitantes de Thurgold han tratado de desligar sus caminos del de sus ancestros menetianos o naltorianos, algunos de ellos han querido establecer vínculos artificiales con culturas que desaparecieron milenios antes de su llegada.

Dentro de sus muchos campos, la suya hace ya mucho tiempo que dejó de ser una labor de mera documentación, sino que se han llegado a convertir en los jueces de la historia. Un organismo sometido a un gran número de investigaciones tanto por parte de sus propios miembros como por quienes en alguna ocasión han depositado en ellos su confianza.

- Los cultos de los pueblos nómadas

Más allá de las zonas costeras, en los territorios habitados por las culturas principalmente nómadas que pueblan el interior de la isla, la presencia de las iglesias de las ciudades estado es algo excepcional. La gran mayoría de todas ellas conservan las tradiciones de antaño. Costumbres, muchas de las cuales, no sólo nacieron antes de la llegada de los menetianos llegasen a la isla, sino que también llegan a anclar sus raíces en los tiempos previos a que Thurgold se separase del continente.
Estos son credos que, bajo nombres como el de Yyvylion, Nigoor, Nesenya o Yel no dejan de rendir culto al concepto de Ytahc, al suelo que pisan, la naturaleza que les provee del escaso alimento que les permite sobrevivir o al cambio que llega con cada nuevo día.
La manera en la que cada una de estas culturas ha bautizado, plasmado y rinde culto a su credo es distinta pero, a pesar de estas diferencias de forma, es raro que entre ellos no reconozcan en las entidades a las que rinden culto las demás a aquello a lo que ellos adoran.

El interior de Thurgold es una tierra hostil. Un páramo desértico, un erial donde apenas se puede hallar vida. Una serie de territorios que en su gran mayoría se encuentran deshabitados.

Un gran número de los pueblos que viven en estos territorios lo hacen recorriendo estos desiertos. Han aprendido a vivir en ellos, de sus ciclos y particularidades, de sus bondades y crueldad. La cultura de cada uno de estos pueblos ha evolucionado de acuerdo a los territorios que recorren y ha sido de acuerdo a estos que también ha evolucionado su manera de entender el mundo. Si bien es cierto que existe una gran diversidad de visiones a este respecto, no es menos cierto que casi todas ellas se encuentran construidas alrededor de una misma base; el cambio primario. El concepto que en el continente recibe el nombre de Ytahc, Arcthuran o Devas Knode en Thurgold recibe otros nombres, rasgos y atributos. Mientras que en las tradiciones animistas de algunos de estos pueblos se le han otorgado cualidades muy abstractas, en otras se lo presenta bajo aspectos antropocentristas.

Así pues, mientras los clanes que componen los pueblos Chanasayani, Eneleshi o Takuro es presentado como la personificación del desierto y los distintos elementos que lo componen, para otros como los Bochanyi, Devyeni o Thomsaru se encuentra dividido en un panteón de seres anteriores a la humanidad del que ellos descienden. Mientras para unos la vida es un regalo otorgado por estos conceptos a cambio de respetar el que es su hogar, para los otros es un derecho. Una herencia en ocasiones envenenada cuyo uso es juzgado con dureza por quienes les precedieron. Seres no completamente humanos o tangibles a los que no llegan a comprender. Entidades que vivieron en un mundo más más amable, en un lugar en el que la vida y la tierra eran menos áridas.

Cada pueblo ha asociadas a su percepción del cambio las características y cualidades de los territorios que recorren. Mientras que los pueblos teistas hablan de estos conceptos casi como si se tratase de sus iguales en lo referente a sus pulsiones y su modo de actuar, las tradiciones animistas ha sido adoptado visiones más mucho más abstractas. Miles de formas distintas pueden ser la personificación de cada uno de los aspectos del cambio. Mientras los primero atribuyen a la ira, la avaricia o el deseo el comportamiento del mundo natural, los segundos rara vez dotan de esta clase de rasgos a los conceptos a los que rinden culto. Mientras que unos reverencian y agasajan a sus deidades, los otros se limitan a mantener una actitud respetuosa para con las señales que creen percibir de ellos.

A pesar de que estos pueblos rara vez poseen organizaciones dedicadas a la obtención del conocimiento, los poseedores de este sí que tienen reservado un lugar preferente dentro de sus estructuras sociales. Ya se trata de personas que preserven y transmitan el conocimiento ancestral o que traten de encontrar nuevas respuestas a las preguntas de antaño, estos individuos resultan claves para la supervivencia de cada uno de estos pueblos. En ocasiones acostumbran a adoptar roles asociados tradicionalmente al mundo místico, papeles similares a aquellos ocupados por sacerdotes o chamanes. Portavoces del mundo que poseen un conocimiento superior al del resto de los integrantes de la unidad familiar, el clan, la tribu o el asentamiento acerca del funcionamiento de la realidad.

Este es un conocimiento que, en gran medida, se encuentra sumergido bajo grandes capas de formalismos y superstición. Un conocimiento que es transmitido de maestros a alumnos pero no deja de ser una forma muy básica de ciencia. Un saber que no ha permanecido estanco sino que se ha visto forzado a evolucionar con cada nuevo cambio de su entorno.

Estos sacerdotes y chamanes adoptan un gran número de títulos diferentes dentro de cada uno de los pueblos del interior. No suelen ser gentes atadas a las tradiciones, sino que son capaces de leer cómo va cambiando su hogar y adaptan las lecciones aprendidas a estos cambios. Si la tradición se vuelve ineficiente la descartan ya que, en caso contrario, existe una gran posibilidad de que ellos y los suyos no sobrevivan.
Ante ellos el mito y el conocimiento no son conceptos diferenciables, sino elementos que conviven sin crearles disonancia. El pragmatismo se encuentra por encima de la tradición, y no es raro que algunos de ellos se hayan formado en alguna de las ciudades estado. Una lección aprendida puede ser al mismo tiempo obra de una entidad caprichosa y la suma de un gran número de elementos aleatorios sin voluntad alguna. Aunque no es infrecuente la aparición de individuos que sólo llegan hasta estas posiciones para amasar poder, ante su mirada lo importante no acostumbra a ser el mantenimiento del estatus quo sino el ser capaces de identificar los sucesos significativos, adaptarse a ellos y ser capaces de sobrevivir.

- Los herederos del antiguo mundo

Pero no todas las creencias del interior están basadas sobre los mismos mitos. Por más que Ytahc y sus diferentes aspectos representen una gran parte del mosaico de creencias de los auto proclamados como “Auténticos nativos de Thurgold”, dentro de los territorios también se pueden encontrar conceptos ligados de manera exclusiva a algunos de sus contextos. Credos como aquellos que veneran a quienes habitaron ciertos lugares antes que ellos.

Algunos de los pueblos del interior afirman poseer raíces más antiguas que el resto, legados que se remontan a los tiempos no sólo anteriores a los del la llegada de los pueblos del continente, sino incluso previos al milenio negro. Afirmaciones casi siempre imprecisas pero no por ellos carentes de toda verdad.

Existen en el interior restos de ciudades que aún no han sido descubiertas por los pueblos de la costa o el continente. Ruinas apenas accesibles que contienen porciones de la historia cuyo descubrimiento podría suponer la respuesta a un gran número de respuestas, el inicio de una nueva era.

Son lugares por los que no sólo el tiempo apenas ha pasado, sino que también conservan una naturaleza axiomática que tampoco se ha visto alterada por gran parte de los cambios que ha padecido el mundo. Un gran número de sus máquinas ya no funcionan, pero aquellas que aún lo hacen han permitido a ciertos pueblos tener acceso a lugares que no sólo no parecen pertenecer a la isla, sino que en ocasiones también dan acceso a otros mundos. Ruinas que permiten llegar hasta territorios que nada tienen que ver con su hogar y que estos, no sin cierta razón, han confundido con el territorio mítico.

La recuperación de estos fragmentos del pasado ha sido confundida con el folclore y el misticismo de estas tribus, un pequeño goteo de información que se funde con la interpretación que han hecho estos pueblos de ella. Estos mitos hablan de viajes hasta lugares remotos, de nombres, fechas y lugares que no pertenecen ya a este mundo o esta realidad. Relatos que, por más imposibles de creer que puedan ser, no dejan de ser ciertos.

Si bien es cierto que estos teismos podrían ser confundidos con aquellos que rinden culto a los progenitores de la humanidad, esta sería una apreciación equivocada. Su nacimiento no se encuentra tan ligado al mito primigenio como a los restos hallados en las ruinas de las que fueron las grandes ciudades de Dammar y Annyosha. Ciudades surgidas en las naciones de Mibushe y Dabnare durante los días del Gran Imperio Ailanu.

Estas dos ciudades son los únicos asentamientos estables que pueden encontrarse en el interior de la isla. Lugares en los que se dan una serie de características únicas que han permitido que una agricultura sostenible para los pueblos que lo habitan y un hogar que les permite tener una existencia más sencilla que aquella que viven el resto de los pueblos del interior. Unas condiciones que han llevado a sus habitantes a concluir que los territorios en los que se construyeron fueron moldeados por seres superiores.

La primera de ellas, situada en el valle de Amalashu se encuentra habitada por el pueblo de los Onkeni. Tanto el lugar como sus gentes son una anomalía dentro del contexto de Thurgold. Pero esta no es una anomalía provocada por la axiomática, sino que sustenta sobre la preservación del legado de quienes les precedieron.
Al contrario de lo que sucede con la gran mayoría de las grandes tribus que recorren los territorios que los rodean, la suya es una cultura sedentaria.

El valle de Amalashu es un lugar fértil gracias a los sistemas de irrigación diseñados para aprovechar y maximizar las propiedades de aquellos territorios. Las canalizaciones subterráneas que se construyeron no necesitaban de complejos motores que impulsasen, son el resultado de la matemática y la física más elementales. Si bien es cierto que para terraformar aquel lugar se utilizaron herramientas que a día de hoy serían inviables, ninguna de ellas es necesaria para su mantenimiento.

De acuerdo a la mitología de los Onkeni, antaño toda la isla fue poseedora de los dones que hoy se encuentran a su disposición, pero la humanidad abandonó la senda marcada por los dioses y estos castigaron a los infractores con dureza. Sus deidades, aquellos a quienes bautizaron como los Miboru, dejaron este mundo dejaron este mundo hace milenios para construir un lugar mejor. Para edificar un jardín eterno que sólo puede ser alcanzado por sus devotos.

Pero la preservación de su regalo no es algo que lleven a cabo únicamente quienes creen en el mito. El mantener activas las infraestructuras que les legaron es uno de los puntos claves de todos los estamentos de su civilización. No es la fe la que repara diques, elimina las obstrucciones de las canalizaciones subterráneas o mantiene las compuertas que controlan sus flujos sino una versión muy personal de la ingeniería. La preservación de tiene mucho más que ver con garantizar su modo de vida que con agradar a quienes nunca han dado señales de vida.

Por más que sean las tribus más beligerantes las que ocupan una mayor parte de la extensión de la isla, o los pueblos de la costa quienes se encuentran más avanzados social o técnicamente, en el interior de Thurgold no prima únicamente la ley del más fuerte o el más sofisticado. En casos como en el de los Onkeni, la suma de las características específicas del que ha sido su hogar durante los últimos cinco siglos y su adaptación a él les ha llevado a convertirse en una fuerza a tener en consideración.

Porque, por más que sus mito afirmen que su legado se remonta hasta los días anteriores a la llegada de los menetianos, lo cierto es que antes de la llegada de sus ancestros hasta aquel valle el de los Onkeni sólo fue un pueblo nómada más.
Su cultura no es algo homogéneo sino que se debate entra quienes aceptan de forma acrítica el mito y su proclamado “destino manifiesto” y quienes tratan de mantener viva la auténtica historia de este pueblo. Una lucha soterrada dentro de la dualidad de ambos aspectos. Un bagaje que les ha llevado a desarrollar una particular percepción de sí mismos.

El suyo es un ecosistema cerrado tanto social como geográfica y ecológicamente, pero esto no ha evitado que establezcan relaciones con los pueblos del exterior. En sus territorios no sólo crecen plantas que no se pueden encontrar en otros lugares de Thurgold, sino que también cuenta con una fauna local única. La domesticación de los animales con los que conviven también ha condicionado su cultura y les ha llevado a desarrollar técnicas han integrado a estas en su gestión de los recursos de los que disponen. La suya es una cultura que se basa su fuerza en la comprensión de su entorno y en las maneras de utilizarlo a su favor.

Quizás no tengan a su alcance inmediato materiales con los que construir grandes edificaciones, pero sí que han desarrollado formas de agricultura y ganadería que no se pueden encontrar en ninguna otra parte del mundo, y han sabido utilizar los resultados de estas para obtener a cambio todo aquello de lo que carecen.
Dada la naturaleza de su hogar, históricamente no ha sido un pueblo que haya buscado expandir sus dominios. Su cultura es muy territorial y elitista lo que ha convertido al Valle en un lugar que no acostumbra a recibir de buen grado a los extranjeros. Tanto las lecciones aprendidas del pasado como la percibida fragilidad de su propio ecosistema les hacen ser recelosos a este respecto aunque, irónicamente, si sus ancestros no hubiesen abandonado sus territorios originales al ser atacados, jamás habrían llegado hasta un lugar en el que la vida les es más sencilla.

La que ha sido su gran baza a distintos niveles ha sido la domesticación de las dos grandes especies animales con las que comparten territorio. Criaturas autóctonas cuya posesión se ha convertido en una marca de estatus en el exterior no sólo del valle sino también más allá de las costas de la isla.

El suyo no sólo es un ecosistema que les ha permitido prosperar, sino que también les ha convertido en el punto de mira de otros pueblos. No sólo el valle de Amaleshu se ha convertido en su hogar, sino que lo que todo lo que se encuentra contenido y crece dentro de su interior también es lo que les ha convertido en un objetivo para las ambiciones de quienes están fuera. En una fuerza a batir, en una propiedad a expoliar. Las transacciones siempre tienen lugar fuera de sus fronteras, y el acceso de extranjeros hasta su interior se encuentran muy controladas. De la misma manera que les ha dotado de las herramienta necesarias para sobrevivir, también lo han moldeado para transformarlo en quien les defienda de todo lo relacionado con el exterior. En cierta medida no dejan de ser prisioneros en una jaula dorada. Ante los ojos de quienes creen en el mito, no son pocos los que consideran que este es un regalo envenenado de sus deidades.

De entre todas las especies autóctonas que han logrado domar, tanto los bochanyi como los thomsaru son la joya de su corona. Ambos son al mismo tiempo lo que han aprendido a temer quienes se han enfrentado a los Onkeni, como lo que ambicionan tanto ellos como el resto de pueblos que han entablado alguna vez relaciones con ellos. Son criaturas muy resistentes ideales para trabajar el campo, pero también unos transportes insuperables a la hora de cruzar los territorios que rodean al valle. Al mismo tiempo, son muy eficientes y capaces de mantener la calma en el fragor de un combate. Criaturas cuyo valor les ha hecho forman parte de las diferentes interpretaciones del mito.

Uno sólo de los bochanyi puede transportar con facilidad a más de una docena de personas sin necesidad de repostar durante días, mientras que los thomsaru, si bien no son más veloces que un caballo, sí que se encuentran mucho más adaptados a surcar el desierto.

La adquisición de cualquiera de estas dos criaturas es un objetivo ambicionado por todos los que saben de su existencia, y su precio sólo es asumible por muy pocos. Ambas criaturas han tratado de ser criados fuera del valle, pero los especímenes resultantes siempre han resultado inferiores a los nacidos en él, algo que sólo ha servido para afianzar su valor.

Más allá del territorio de lo comercial, la relación que han mantenido los Onkeni con el exterior ha sido con el Prósoc Logestas y distintas organizaciones científicas del continente; con quienes les han ayudado a comprender y conservar activos los mecanismos dejados por los habitantes originales de Dammar. Aun así, las suyas tampoco han sido relaciones sencillas. En los momentos en los que han sido gobernados por defensores a ultranza del mito, la “Memoria de la isla” no ha sido bien recibida en sus territorios.

Otro caso anómalo que podemos encontrar en la isla es el de los Matsokani, un pueblo que tendría más que ver con los “Señores de las alturas” de Trollellom que con el resto de los nativos de la isla.

Este pueblo habita los restos de la antigua ciudad de Annyhosa situada en lo alto de la ladera occidental de la columna de Yyvylion. Al igual que sucede con los Onkeni y su valle, los actuales habitantes de esta ciudad no son descendientes directos de quienes la poblaron antaño, pero esto no ha impedido que muchos de ellos se proclamen como sus sucesores directos y, a partir de esta mentira, creen un pasado mítico a su alrededor. Pero sus similitudes terminan ahí.

El modo de vida en los habitantes de Annyhosha difiere enormemente tanto del de los Onkeni, como del los de las ciudades estado o una gran parte de los pueblos del gran continente pese a ser sedentario como el de todos estos.

Su hogar carece de los recursos naturales de los primeros, o de las comunicaciones de los que disponen el resto, pero tiene a su disposición algo de lo que carecen todos estos; se encuentra ubicado en un punto axiomáticamente estable desde hace millones de años. Al contrario de lo que sucede con los restos tecnológicos que se conservan en otros lugares, las infraestructuras con las que conviven no sólo podrían llegar a funcionar, sino que algunas de ellas continúan activas desde hace milenios.

Aquellas máquinas que no requerían de factores externos, o que no se estropearon por el mal uso, la falta mantenimiento o el desgaste de sus componentes continúan cumpliendo las labores para las que fueron construidas. Algo que incluye a los elementos que comunicaban a la ciudad de Masitora, una de las colonias ubicadas en el planeta Hayashu.

Esta no es una comunicación que se encuentre establecida de forma permanente dadas las particularidades de ambas localizaciones, pero el contacto entre ambas localizaciones se produce de manera cíclica. A través de él, los Matsokani no sólo pueden acceder hasta otro mundo, sino también hasta una serie de recursos que no son accesibles desde ningún otro lugar de Daegon.
Ante sus ojos, Masitora y Hayashu son localizaciones que existen en el interior de la montaña. Lugares míticos que les permiten estar más cerca del hogar que habitaron sus ancestros y las deidades con las que estos convivieron. Hasta un lugar hoy muerto.

Existen infinidad de teorías, mitos y profecías alrededor de este enlace. Historias que hablan de expulsión y huida, de salvación y condena, pero también algunas que se acercan tímidamente hacia la realidad.
La ventana de oportunidad que se establece entre ambas localizaciones apenas supera una decena de días a lo largo del año, algo que no ha impedido que se intenten ambiciosas expediciones hasta “el interior de la montaña”, pero estas rara vez han logrado sobrevivir al tiempo de separación.

Pero estas no son las únicas infraestructuras que han logrado sobrevivir al paso del tiempo. Existen infinidad de canalizaciones bajo la montaña que se extienden a lo largo de gran parte de la isla. Túneles que hoy en su gran mayoría permanecen bloqueados o inundados. Los vehículos que surcaban estos conductos dejaron de funcionar tras el último gran cambio axiomático una vez que abandonaron los territorios estables de Annyhosha, pero algunos de ellos aún son transitables hasta estos puntos. La gran ciudad accesible desde del exterior se extiende bajo la montaña a lo largo de una extensión superior a la que es perceptible desde fuera. Los túneles y galerías se encuentran habitados y no necesitan del fuego para tener luz o calor. Las canalizaciones que se extienden desde lo alto de la montaña permiten que el agua acumulada en su cima llegue hasta todos estos lugares dotándoles de una habitabilidad superior a la de muchos lugares exteriores, y la temperatura es mucho menos extrema que aquella que se puede encontrar en el resto de la isla.

Dentro de la cultura de los Matsokani existe una relación directa entre el mito y la ciencia. Entre la necesidad de preservar su modo de vida y la aceptación de que no disponen de la capacidad para comprender cómo funciona el contexto en el que viven. Esta complicada dicotomía ha impactado fuertemente en su modelo de gobierno a lo largo del tiempo, llevando a sus líderes a tratar de justificar su posición de acuerdo a un gran número de criterios en ocasiones contrarios al de quienes les precedieron.

Existe también un conflicto entre el misticismo y la necesidad de fomentar el estudio científico que aún no ha logrado ser superada. Un enfrentamiento que ha servido para que una parte nada desdeñable del pueblo otorgue la misma validez a cualquiera de estos acercamientos, condicionando con ello su visión no sólo del pasado, sino también de su presente.

Los Matsokani han sido algo más permeables a la influencia del exterior que los Onkeni. El mito de los Lendar Agothu Ilén; “Los señores de cuanto mora en el interior” no es el único que se encuentra presente en su cultura, sino que también se pueden encontrar dentro de su sociedad restos de los credos animistas de sus días como nómadas o incluso de algunos de los cismas de la Iglesia Redmiana.

La suya es una sociedad muy abierta en este sentido, una que ha variado cubriendo un amplio espectro de cuando puede ser encontrado en la isla, ya sea para tratar de adaptar su historia a la visión de los distintos modelos de estado que han tenido, o para tratar de negar la validez de aquellos que han parecido fracasar.

Porque, por más que esta tendencia actual se haya prolongado durante mucho tiempo, su historia se encuentra poblada por momentos de rechazo y cambio para con cada una de estas tradiciones y lo han podido significar dentro de su entorno más directo.

Existe una lucha entre las facciones más tradicionalistas y quienes buscan aires de renovación. Entre quienes buscan la razón detrás del mito y quienes han construido sus parcelas de poder sobre su inefabilidad. Luchas que salen a la luz de forma abrupta principalmente en los momentos de mayor necesidad. La suya es una sociedad que se encuentra a la misma distancia de abandonar el mito de forma definitiva o de abrazarlo sin ambages.

Tanto los motivos para dar un paso en una dirección como para decantarse hacia la contraria no vienen motivados únicamente por discrepancias a la hora de decantarse hacia un modelo y otro, sino que su origen acostumbra a estar íntimamente ligado a la ambición, intereses personales o al simple afán revanchista de sus instigadores. Con el nivel de conocimiento actual no es posible el explicar todo aquello a lo que se encuentran expuestos, y la elección de un modelo de estado no cambiaría su situación, sólo se limitaría a darle una nueva capa de pintura.

Esta lucha tiene lugar a distintos niveles. Desde el fomento de la crispación social hasta la política, pasando por formas más sutiles. Se han llegado a sabotear partes de las infraestructuras para forzar el posicionamiento hacia cualquiera de estos dos frentes. Acciones que, en más de una ocasión, han terminado por ser irreversibles y han condicionado con ello alguno de los aspectos de su cultura.
Así pues, más allá de la pretensión de veracidad y objetividad que afirman poseer ambos bandos rara vez se ha mostrado como algo cierto. En sus bibliotecas se pueden encontrar cientos de textos glosando las teorías formadas alrededor de las particularidades de su hogar, pero ninguna de ellos contiene hechos demostrados de manera objetiva. Estas bibliotecas han sido visitadas por un gran número de estudiosos procedentes del exterior, pero todo aquel que ha sido capaz de encontrar afirmaciones a todas luces falsas o, cuando menos, de dudosa validez ha acostumbrado a ser ignorado sistemáticamente, cuando no acusado de algún tipo de conspiración.

Tanto en sus bibliotecas como en las del Prósoc Logestas también se almacenan los textos de aquellos entre sus estudiosos que han tratado de impulsar un acercamiento antropológico hacia su propia historia, pero estos conviven sin ningún criterio concreto junto a los más imaginativos. Allí conviven junto los sesudos estudios acerca de ellos mismos o de los pueblos con los que han tenido contacto y los que los señalan como un pequeño grupo de elegidos. Se codean en igualdad de condiciones textos contrastados con aquellos que no dejan de ser meras transcripciones de mito, leyendas y relatos interesados. Obras que, por mayor que pueda ser su valor cultural, sean un fiel reflejo de los intereses de quienes se encontraban en el poder en un momento dado, o plasmen los intereses de quienes aspiraban a él, no pueden ser considerados como representaciones fidedignas de lo que pretenden explicar.

A pesar de sus diferencias, tanto el pueblo de los Onkeni como el de los Matsokani han sido históricamente dos de los pueblos que han tenido un mayor enfrentamiento tanto con la Iglesia Redmiana como con los pueblos que comparten una visión más extendida del mundo.

Porque no sólo el mundo civilizado encuentra difícil de aquello que se escapa de su manera de entender la realidad. Los pueblos nómadas del interior, aquellos que se aglutinan bajo el nombre de los “Thurg”, tampoco han demostrado una especial afinidad para con quienes abandonaron su seno.
Dentro de sus distintos mitos se encuentran referenciados de una u otra manera estos dos pueblos pero, por norma general, su abandono de las antiguas costumbres los convirtieron en algo que ya no merece su respeco.

Por otro lado, los cismas de la Iglesia Redmiana que han logrado entrar dentro del contexto de los Matsukani son aquellos que cuentan con un seguimiento minoritario; aquellos que abogan por una visión más abierta de los diferentes teismos.

- El Korstand

La situación de Bélaster en el presente se encuentra en un territorio similar al de Annyhosha. En un lugar intermedio entre varios lugares. Entre la ciencia y el mito, entre la objetividad y lo subjetivo, entre la dictadura y una autoproclamada utopía racionalista.

Esta nación se encuentra gobernada por el Korstand; el Cabildo de Bélaster, quienes se autodenominan como “Arquitectos de la civilización del mañana” o lo ”Reyes filósofos”.

Tras este nombre se oculta una mutación de la escuela de pensamiento de Áldryar Nalot, el ideólogo de la Naltor moderna. Una ideología cercana al totalitarismo oculta bajo un gran número de capas de reflexiones superficiales acerca de la naturaleza de la humanidad y su papel sobre el mundo.

Al igual que sucede en Naltor, no se reconoce la superioridad intelectual de ningún concepto por encima del de la humanidad pero, de acuerdo a esta misma escuela de pensamiento, no todos los humanos nacen iguales. Sus integrantes han desarrollado una serie de mecanismos que han permitido que se perpetúe un sistema de castas construido alrededor de una pretendida objetividad a la hora de medir las capacidades intelectuales de sus súbditos.

El conocimiento tiene un peso preponderante dentro del Korstand, y su seno se encuentra dividido en un gran número de organismos dedicados al estudio de distintos campos, pero las bases sobre las que se ha construido distan mucho de ajustarse a los criterios que afirma defender. Su enfrentamiento con el Prósoc Logestas y, por añadidura, con Anuar ha sido una constante desde el momento en el que se fundó este organismo hace apenas cuatro décadas. Una lucha que, irónicamente tiene su origen en los textos que hallaron sus ideólogos dentro de las bibliotecas de los historiadores.

Al igual que sucede en Naltor, todo tipo de “misticismo” se encuentra prohibido desde entonces en Bélaster, ya provenga este del continente, la Iglesia Readmiana o de los pueblos del interior. Si bien es cierto que el comercio con cualquiera de estos grupos no está prohibido, sí que lo está la práctica de cualquiera de sus ritos dentro de los territorios gobernados por la ciudad o en aquellos aliados con ella.

La crítica hacia el Korstand y sus decisiones se encuentra permitidos, pero esto no deja de ser un espejismo. Un formalismo más dentro de sus dogmas cuya interpretación última queda determinada por quienes ostentan el poder. Pero, en contra de lo que afirman muchos de sus detractores, no fue su llegada la que trajo hasta la ciudad las figuras del autoritarismo y el clasismo, simplemente cambió los lugares hacia los que estas apuntaban. De la misma manera, no todo lo que llegó con su gobierno supuso un cambio a peor para sus súbditos.

Lo que subyace bajo el modo de vida que defienden es un ideal inalcanzable para la gran mayoría de quienes viven bajo su yugo, pero sus dictámenes no son una barrera insalvable para todo el mundo. La critica dentro del terreno del debate público no sólo está permitida, sino que se fomenta desde las instancias del poder, lo que no quiere decir que no pueda ser castigada. Toda crítica debe aportar una solución factible a aquel aspecto sobre el que se disiente pero, al mismo tiempo, dependiendo del aspecto tratado y la naturaleza de las críticas quien la elabora también se arriesga a ser encarcelado.
La determinación de qué mensaje entra dentro de cada una de estas categorías es labor exclusiva de los dirigentes del Korstand. No existe un escrito que dictamine qué es aceptado y qué es punible, sino que esto viene marcado únicamente por las simpatías de los dirigentes y la manera en la que negocian entre ellos hasta llegar a la decisión final. Este funcionamiento ha hecho que tanto críticas como las denuncias y las sentencias finales permanezcan postergadas hasta que sus líderes tengan tiempo para dilucidar acerca de ellas. A lo largo del tiempo dentro de su seno se ha jugueteado con la idea de la creación de un cuerpo de guardianes de la integridad ideológica, pero hasta el momento este camino ha logrado ser evitado por las discrepancias dentro del mismo Korstand.

Uno de los pilares del Korstand es el no olvidar las lecciones aprendidas de quienes les precedieron, pero su concepción de la historia es algo fluido. Se fomenta un respeto reverencial a un pasado que no fue el suyo, a unos pueblos que jamás conocieron, y se han dedicados una cantidad ingente de recursos para tratar de recuperar y mantener en un estado aceptable los edificios de los tiempos pasados. Esfuerzos en su mayor parte baldíos ya que el momento en el que estos fueron construidos las condiciones ambientales de aquellos territorios eran muy distintos.

De esta manera, por más tratamientos que se hayan tratado de dar a las ruinas que precedieron a Bélaster, y más resplandeciente y grandiosos que puedan ser los metales que forman parte de su estructura, estos no tardan en volver a unos estados similares de decrepitud al verse sometidos al viento y la arena con los que que hoy conviven.

De acuerdo a sus proclamaciones, el conocimiento objetivo guarda un papel muy importante dentro de la escala de prioridades del Korstand, pero la objetividad no deja de ser una palabra usada muy a la ligera por parte de sus dirigentes.
Si bien es cierto que los recursos que dedican a la investigación no son desdeñables, palidecen ante los esfuerzos que dedican para desacreditar a todo aquello que ponga en duda alguno de sus preceptos o amenace su hegemonía.

Tienen acuerdos de investigación firmados tanto con La Orden como con la universidad de Amlash, pero todo dato que son compartidos en cualquier dirección debe pasar una aprobación previa por parte de sus censores lo que complica enormemente cualquier intento de colaboración. La distancia es otro gran impedimento a la hora de la fructificación de estas relaciones, al igual que lo son el estricto control que se tiene sobre cada navío que atraca en sus puertos pero, a pesar de todo esto, se han logrado obtener resultados reseñables en aquellos campos en los que se está colaborando.

El objetivo último del Korstando es el de convertir a Bélaster y a sus habitantes en “el pueblo del futuro”. Un propósito a la vez tan ambiguo y tan ambicioso que la presión por alcanzarlo ha hecho que sus gobernantes hayan llegado a tomar decisiones muy arriesgadas orientadas hacia el largo plazo. Propuestas que han supuesto problemas y escasez para sus súbditos presentes y quizás futuros, y que sólo han servido para alimentar el apoyo de quienes desean el regreso del antiguo régimen.

Los impuestos derivados del comercio con el continente es su mayor fuente de ingresos, pero tanto las restricciones que han establecido para el atraque en él, como el hecho de que sus relaciones con los pueblos del interior se hayan deteriorado desde su llegada al poder han hecho que el flujo de los vienes con los que comerciar se hayan visto mermados.

Por el momento los integrantes del Korstand han logrado sobrevivir a una parte de los problemas que acarreaba Bélaster y que les auparon hasta el poder, pero la duda acerca de si serán capaces de sobrevivir a sus propios errores es una que sobrevuela sus cabezas de manera constante.

- El Rashen Agor

En un espectro teóricamente opuesto al del Korstand podríamos situar al Rashen Agor, la Federación comercial de las ciudades estado del este de Thurgold, pero esto no deja de ser otro más de los juegos de espejos que sustentan las diferencias entre estos equipos de gobierno.

Ubicadas en la costa nororiental de la columna de Yyvylion podemos encontrar un escenario similar a aquel que puebla occidente; una serie de antiguas colonias continentales emancipadas de sus vínculos con las naciones que las fundaron. Ciudades estado de distintos tamaños cuyo cuño mucho más reciente que el de aquellas que componen su sección occidental, pero igualmente sustentadas gracias al comercio. Asentamientos surgidos como consecuencia del descubrimiento de metales exóticos en la cordillera que atraviesa la isla y el intento de explotación de estos recursos de la isla por parte de los gobiernos y las casas comerciales de Asgurn y Muliria.

Estas colonias mineras, pobladas en sus orígenes principalmente por presidiarios y gente desesperada con poco o nada que perder, no tardaron en revelarse contra sus señores y establecer alianzas con sus rivales. Una alianza que se consolidó bajo la forma de esta alianza comercial.

El Rashen Agor nació bajo la promesa de ser algo nuevo. De no tener señor o referentes ideológicos heredados del continente, de no verse limitado por las convenciones morales o éticas de quienes les precedieron.
De acuerdo a su declaración fundacional, su propósito principal era el de lograr mantener la independencia de las colonias tanto de las naciones de las que se escindieron como de cualquier otra potencia. Un propósito para el que el dinero era el su máxima prioridad. El dinero con el que pagar a los soldados que les protegerían de sus antiguos señores y con el que poder permitirse el lujo de negociar con quienes ambicionaban los bienes que ellos atesoraban.

De esta manera, al igual que Anuar, Bélaster, Greyshard, Tarxis y Yarna deben su origen a colonias establecidas por Menetia y Naltor en su intento por llegar al otro extremo del Pramayán, por su parte, los primeros habitantes de las ciudades Dozo, Godosu Nayal, Betharan, Iwasanli y Nimala Sinratu procedían de aquellos territorios a los que estos trataron de llegar.

Su nacimiento se encuentra muy cercano en el tiempo, no llegando la más antigua de ellas al siglo de edad, pero esto no ha evitado que en su interior se hayan desarrollado una gran cantidad movimientos políticos y sociales. Así, por más que el periodo de tiempo transcurrido desde la llegada de las expediciones procedentes de estas naciones hasta las costas de Thurgold haya sido tan breve, hace ya mucho tiempo que ninguna de ellas controla el destino de sus antiguas colonias.

Si bien estas jóvenes naciones no han podido alcanzar unas dimensiones similares a las de las antiguas colonias occidentales, su ambición no es menor. El poder y la influencia que ha ido amasando el Rashen Agor le ha permitido tener acceso hasta una gran cantidad de recursos y mano de obra, algo que, durante las primeras décadas de su existencia revirtió también en las ciudades que se aliaron con él. Con el paso del tiempo esta situación cambió. La Federación comercial amasó la suficiente fortuna para dejar de depender de sus antiguos mecenas y convertirse en una potencia por méritos propios.

Desde aquel momento su manera de relacionarse con quienes pasaron a ser iguales, cuando no sus inferiores, sufrió un drástico giro hacia territorios menos idealistas.

Sin importar lo que proclamasen sus fundadores, en ella se han plasmado todos los vicios y defectos de las culturas de las que renegaban. Sus líderes se han convertido en una oligarquía que aspira a controlar el comercio de los minerales extraídos de La Columna con las naciones de oriente y occidente. Un monopolio que no guarda un trato preferente para las antiguas colonias. Los acuerdos que se firmaron en sus inicios les otorgaban de manera simbólica la explotación en exclusiva de gran parte de las minas durante un siglo, y este es un derecho que han ejercido de manera estricta y literal. Suya es la gestión de los beneficios que se obtienen de ellas al igual que suyo es el control de la mano de obra que las trabaja.

Pero esta explotación no es su única área de interés. Aún queda más de una década para que aquel acuerdo inicial tenga que renegociarse, y saben que la lucha en ese momento será dura y tendrán que renunciar a una gran parte de sus recursos. A pesar de que una parte de las cabezas de familia de los oligarcas no han mostrado preocupación por este hecho, los que han sido sus mandos intermedios sí que fueron demostrado una visión de futuro algo más realista.

El Rashen Agor comenzó a diversificar sus intereses hace más de medio siglo, invirtiendo diferentes campos de investigación relacionados con los minerales que vendía, y atrayendo hasta su seno a todas aquellas mentes brillantes interesadas en este campo. Se ha convertido en una bestia bicéfala que por un lado ha invertido en las infraestructuras de las ciudades y por otro se ha dedicado a explotar a una gran parte de sus ciudadanos en sus campamentos mineros.

No todas las ciudades estado de oriente se encuentran vinculadas con Federación y, de la misma manera, su control sobre los minerales de la isla no es absoluto. El tamaño y la influencia de esta ciudades no ha creado de la misma manera en la que lo han hecho los de las demás, pero sí que s cierto que las desigualdades en estas son menores. El crecimiento de las ciudades construidas alrededor del comercio de estos minerales ha sido exponencial, y eso ha tenido un impacto significativo en quienes las habitan, y ha causado que el de la urbanística sea otro de los campos cuyo estudio se haya vuelto crucial.

Porque el tamaño de las antiguas colonias es el menor de los problemas de sus habitantes, o al menos no lo es de una forma directa. La afluencia de gente que generaron las promesas de riqueza del Rashen Agor hicieron que su crecimiento fuese desmesurado. La fiebre del xalisch provocó un estallido en la inmigración, un flujo constante de gente que las infraestructuras de las colonias no estaban preparadas para asumir, y que lo limitado de los recursos naturales de la propia isla convirtió en una tragedia.

Ha pasado ya más de medio siglo de aquello y las colonias han crecido hasta convertirse en ciudades, pero aquellos hecho aún no se han olvidado. Entre los actuales habitantes de las ciudades todavía quedan alguno de quienes vivieron aquellos días de penurias y mantienen vivo el rencor contra quienes consideran sus causantes.

En cualquiera de estas ciudades la calidad de vida es muy dispar, pero no lo es más que en cualquier otra ciudad del mundo civilizado. Existe una clara separación entre las diferentes clases sociales, siendo la de los mineros la más perjudicada de todas ellas. La vida en estas ciudades es muy dura, pero tanto en sus barracones como en los campamentos adheridos a las zonas bajas esta es especialmente despiadada. Se han producido varios intentos de crear movimientos sindicales pero, a pesar de que hasta el momento estos no han logrado prosperar, el clima que se respira está lleno de tensión.

- El esquema de poder en Thurgold

A pesar de todo lo que diferencia a Thurgold del continente, las luchas por el poder y el control de sus recursos no son muy diferentes en su fondo de aquellas que se pueden encontrar más allá de sus costas.

El de Thurgold es un territorio que se encuentra en su mayor parte despoblado en gran medida como consecuencia de las condiciones geográficas y climatológicas que se dan en su interior. A pesar de la diversidad de los pueblos que habitan en él, estos se encuentran dispersos a lo largo de su superficie viéndose sus relaciones condicionadas por lo árido del territorio así como por lo extremo y lo hostil de sus temperaturas.

No existen se han construido vías terrestres que comuniquen a las ciudades de oriente con las de occidente, y los caminos que llevan hasta el interior sólo acostumbran a verse transitados por los pueblos nómadas en épocas muy concretas.

Al igual que sucede con el continente, se podría dividir esta isla en dos grandes bloques geográficos con escaso contacto; aquellos situados en ambos extremos de la gran cordillera. A su vez, dentro de estos dos grandes bloques territoriales, cada una de las ciudades ocupa en sí misma el papel de cualquiera de las grandes naciones transoceánicas. La de una serie de fuerza en pugna por su control de todo lo que las rodea. Pero la contienda que tiene lugar en cualquiera de los territorios de Thurgold no es convencional. Dentro de estas luchas que se perpetúan entre gobiernos, oligarcas, jefes tribales, casas comerciales e iglesias, cada una de ellas tiene lugar en distintos frentes. Históricamente, las suyas han sido unas contiendas en las que es difícil encontrar alguna que haya escalado lo suficiente como para hacer que intervenga un factor militar.

Mientras que la rivalidad entre las ciudades costeras tienen su foco en el territorio de lo económico y lo cultural, las que tienen lugar en el interior acostumbran a basarse en el control de los pequeños territorios en los que la vida es más sencilla. Luchas que acostumbran a verse justificadas sobre hipotéticas afrentas del pasado, destinos manifiestos, o la reclamación de la desesperación pura cuando se recrudecen las condiciones de sus respectivos hogares.

Mientras que en el primer caso el conflicto rara vez llega a extenderse hasta los territorios del interior, esto no sucede así a la inversa. Aun así, cuando los niveles de desesperación, urgencia y necesidad han alcanzado cotas especialmente extremas, estas reclamaciones se han llegado a hacer a un lado para formar alianzas hasta entonces contranatura. Alianzas que han servido para crear nuevos pueblos, para expulsar a terceros de sus hogares, o para hacer que quienes se encuentran protegidos tras las murallas de las grandes ciudades no se sientan seguros.

Cada uno de estos pueblos acostumbra a ser un elemento estanco tanto en lo cultural, siendo organizaciones no ligadas directamente al poder central como puedan ser la Iglesia Redmiana o el Rashen Agor algunos de los escasos estamentos cuyos agentes se encuentran presentes en más de uno de estos emplazamientos. Esto los convierte en jugadores que se mueven en un nivel distinto. Quizás su poder crudo no sea suficiente como para hacerse con el control de ninguno de los territorios, pero su capacidad de influencia a mayor escala les ha llegado a convertir en elementos clave para la llegada de nuevos contendientes en el tapiz de juego. Este ha sido un tipo de jugadas que, en no pocas ocasiones, se han terminado volviendo contra ellos a varios niveles costándoles parte de las parcelas de poder e influencia de la que ya se encontraban en su poder.

Cuando viajamos hasta el interior la división y el aislamiento entre los pueblos es aún mayor. Tanto es así que, en un gran número de ocasiones, ha sido dentro de las ciudades costeras en el único punto en el que han llegado a coincidir algunas de estas culturas.

En el tiempo transcurrido desde su separación del continente, Thurgold no ha sido el escenario de un conflicto se extendiese a lo largo de toda su geografía.
Desde distintas naciones del continente sí que se ha tratado de controlar alguno de sus territorios costeros, pero estos enfrentamientos rara vez se han propagado más allá de lugares puntuales. Hasta el descubrimiento de los yacimientos de minerales exóticos, su porción oriental apenas había sido explorada y, lo escaso de sus recursos, ni siquiera lo había logrado despertar intereses superiores a los de un mero lugar de paso.

Su redecubrimiento por parte de occidente fue un mero acto fortuito, un desvío imprescindible para sortear las anomalías que rodean al Estrecho de Panyal. Un desvío tan grande hacia un territorio tan poco atractivo que hizo que su recuperación fuese un esfuerzo a todas luces desproporcionado.

Desde aquel momento se convirtió en un punto intermedio entre oriente y occidente. Una serie de ubicaciones que se nutrían principalmente de tráfico de las mercancías que pasaban por sus ciudades portuarias. Así pues, y dentro del nivel global, ninguna nación ha mostrado un especial interés por hacerse con su control.

Los enfrentamientos que han tenido lugar en su interior han sido por obtener una posición ventajosa dentro de las rutas comerciales. Sus clases privilegiadas se han construido sobre la acumulación de los bienes que han circulado por sus puertos, pero sus niveles de opulencia se encuentran muy alejados de aquellos que se pueden encontrar en las naciones medias del continente. La buena gestión de algunos de sus gobiernos ha permitido que algunos de estos materiales no hayan sido acaparados de manera exclusiva por los poderosos para hacer sus vidas más cómodas, sino que a través de estas materias primas se ha logrado que sus ciudades creciesen de una manera pausada.

Lo que sí que ha sido históricamente una fuente de conflicto a distintas escalas ha sido la lucha de clases. En cualquiera de los dos extremos de La Columna, las condiciones en las que se ven obligados a vivir una gran parte de sus clases más bajas han sido el origen de un gran número de revueltas. Conflictos que han finalizado con conclusiones desiguales que no han contentado por completo a ninguna de las partes.

De acuerdo a la distancia en la que se encuentra cada barrio y distrito de la zona portuaria, estos se convierten en emplazamientos que están muy lejos de poder ser considerados ciudades. Si ignoramos las partes directamente ligadas con el comercio o el estudio, el resto de sus extensiones son poblados principalmente por pescadores, artesanos y milicias al servicio de distintos grupos. Una serie de estructuras sociales a la que se añadiría la de los mineros que habitan en su porción oriental. En la costa es muy raro encontrar grupos sociales dedicados a la agricultura o la ganadería, una serie de ocupaciones que sí que se dan en el interior.

Los recursos de los que disponen cualquiera de estos grupos para poder sobrevivir, tratar de crecer o convertir sus vidas en algo más llevadero provienen casi en exclusiva del continente. Bienes en su mayoría inalcanzables para las clases más bajas y que son capitalizados casi en exclusiva tanto por parte de los gobiernos oficiales como de las oligarquías comerciales para afianzar sus parcelas de poder.

Tanto las fuente del poder de cada uno de los contendientes en esta lucha como sus áreas de influencia son diversas. Así, mientras que la influencia del Korstand o Prósoc Logestas se encuentran confinados en gran medida dentro de sus respectivas ciudades, otros como los grandes consorcios comerciales, el Rashen Agor o la Iglesia Redmiana no se encuentran limitados de la misma manera.
Por otro lado, mientras que la preocupación de las ciudades occidentales rara vez proviene de más allá de aquellos territorios con los que colindan, aún existen hostilidades abiertas entre las orientales y las naciones de las que se desligaron.

A pesar de que las instituciones de cada una de estas ciudades se encuentran ya consolidadas, tanto la presencia del Rashen Agor como la llegada de misioneros pertenecientes a los diferentes cismas de la Iglesia Redmiana y ciertos agentes continentales ha hecho que sobre ellas sobrevuele de forma constante un aire de duda. Al mismo tiempo que desde los pueblos más asentados se critica su inmadurez, irónicamente, y dada su relativa juventud, sus estructuras sociales se han visto sometidas a muchos menos cambios que aquellas encontradas en la parte occidental de La Columna.

Todas las ciudades occidentales han pasado por un gran número de cambios a lo largo de su prolongada existencia. Evoluciones que les han hecho distanciarse no sólo de su herencia continental, sino también de lo que fueron unos pocos siglos atrás.
Los dirigentes de las ciudades occidentales han tratado de re-escribir su historia en un gran número de ocasiones para justificar sus posiciones de poder, al igual que también lo han hecho los mandatarios de los diferentes cismas de la Iglesia Redmiana.

Estamentos como el Korstand, cuya presencia en la isla apenas se remonta a hace medio siglo, no han cejado en su empeño por realizar una lectura de la historia de la isla totalmente irreal. De acuerdo a su propia cronología, no es que siempre se hayan encontrado en un estado latente dentro de las sociedades de Bélaster y Anuar sino que, de acuerdo a las interpretaciones más desquiciadas de sus textos e historia, el nacimiento de la la Naltor moderna habría surgido de sus ideólogos.

Si bien es cierto que en la costa oriental de la isla no se pueden encontrar iglesias o templos, sus habitantes no se encuentran libres de la superstición. Por más que las antiguas colonias de Muliria cortasen de forma abrupta su relación con la nación que les dio origen, no fueron capaces de hacer lo mismo con otros aspectos de su cultura.

Aunque esta sea leve, la influencia de la Iglesia de Vashirevna sobre ellos aún se encuentra presente en algunos de sus estratos sociales, una presencia que adopta muchas formas. En un periodo de tiempo tan breve no ha dado tiempo al surgimiento de nuevos mitos, pero esto no ha evitado que algunos de los integrantes de estas jóvenes culturas hayan tratado de dar forma a sus propias versiones de las teologías de las que bebieron sus antecesores. Interpretaciones que ligan a este culto a distintos aspecto de la Iglesia Redmiana, a las tradiciones animistas del interior, o que lo han desvinculado totalmente de su origen continental para convertirlo en algo totalmente distinto.

Casi todos los cismas surgidos a lo largo del tiempo de cualquiera de estos cultos no han logrado arraigar lo suficiente como para ganar una cuota de poder significativa, pero esto no ha impedido que en ciertos momentos las condiciones sociales les hayan permitido ampliar su cuota de adeptos.

Se pueden encontrar distintos aspectos de estos cismas presente en algunas de las ciudades estado de la isla, llegando a convivir varios de ellos en algunos de sus distritos o en sus zonas periféricas. Los nombres de las deidades y algunos de los detalles del mito pueden haber cambiado, pero el núcleo de su mensaje acostumbra a permanecer casi intacto ante los ojos de alguien versado en la teología clásica.

Si bien alguno de estos cismas cuentan con un número de feligreses suficiente como para haber edificado iglesias en las ciudades en las que se encuentran ubicados, su relación con los estamentos del poder ha oscilado enormemente a lo largo del tiempo. Algunos de ellos también se pueden encontrar en los territorios del interior bajo la forma de mitos hibridados con las tradiciones locales.
A su vez, la evolución de alguno de estos credos animistas también se encuentran presentes en las grandes urbes. La llegada de integrantes de los pueblos nómadas hasta ellas conllevó la creación de pequeños gettos en los que predominaban algunas de sus costumres que, con el paso del tiempo, fueron ganando en estructura y adaptándose a sus nuevos contextos.
Por más que estos credos heredados de los pueblos del interior tengan una mayor presencia en la sociedad anuari, su propagación no se detuvo en sus fronteras.

La visión sesgada que ofrecen cada uno de estos cultos del conjunto de pueblos de la isla no dejan de ser otra fuente de conflicto. Quizás los gettos sean algo del pasado y las diferencias étnica sean casi imperceptibles, pero ciertos aspectos de sus diferencias han terminado conformando otra clase de divisiones. Sus textos sagrados no dejan de ser obras metafóricas llenas de incoherencias y contradicciones, pero esto no ha evitado que existen miembros en los sectores más extremistas de sus acólitos que las interpreten de manera literal, o que predican acerca de las bondades de una pureza étnica que desapareció hace cientos de generaciones.

Pero, por encima de todos estos conflictos, tanto dentro de las ciudades estado occidentales como en las orientales, la problemática que se encuentra más presente en sus sociedades es la causada por la escasez. Una problemática que ha hecho que la lucha de clases sea algo presente en todas ellas y que se ha cristalizado en periódicos brotes de violencia interna. Brotes de los que siempre se han tratado de aprovecharse quien se encontraban en la posición de aspirante al poder.

Si bien es cierto que la economía de las naciones de Thurgold se basa en gran medida su posición como puertos francos para el comercio exterior, algunos de los bienes que se pueden encontrar en la isla también son de interés en el continente.
Más allá del reciente interés por los yacimientos encontrados en La Columna, tanto los resultados de la pesca de proximidad como algunas de las especias que se pueden encontrar en el interior, dado su exotismo, son muy apreciadas por la nobleza continental. Bienes que, por más que sean nativos de la isla, apenas son consumidos por sus habitantes. A pesar de que su alimentación se basa principalmente en lo que se puede extraer del mar, la gran mayoría de las embarcaciones pesqueras pertenecen a las casas comerciales, dejando apenas una pequeña flota de pequeñas para abastecer a los mercados locales o a las pequeñas islas de los alrededores.

Estas casas comerciales también disponen de embarcaciones de mediano tamaño dedicadas al transporte de mercancías. Navíos dedicados a la importación y exportación de aquellos bienes que no acostumbran a pasar por sus puertos en los viajes continentales.

La evolución de estas culturas se ha visto condicionada por todos estos factores y, de la misma manera en la que las naciones costeras se han enfrentado a un gran número de cambios a lo largo de su historia, los del interior aún conservan gran parte de las tradiciones de los días previos a la llegada de los menetianos.

La memoria de todos los acuerdos establecidos y rotos entre todos estos pueblos es una herramienta que han aprendiendo a utilizar en su favor todos los bandos. Un elemento de presión a la hora de negociar nuevos tratados o renovar los ya existentes. Ante los ojos de los habitantes de las grandes urbes los pobladores del interior acostumbran a ser como un cúmulo de salvajes. Como un medio a través de los que obtener recursos en el interior o una amenaza potencial, pero quienes negocian con ellos saben que esta visión no se ajusta para nada a la realidad. Quienes llegan hasta sus puertas con propuestas comerciales suele ser gente sabedora de a qué se enfrente. Individuos que, en ocasiones, han sido formados dentro de estas naciones o incluso en alguna de las del continente.

Saben de lo valiosas que son sus mercancías y que grupos sociales pueden mostrar un interés superior por ellas. A su vez, el desprecio o la incomprensión que sienten por los habitantes de la ciudad puede llegar a ser equiparable al que existe a la inversa. No son pocos de ellos quienes consideran a los habitantes de las grandes ciudades como estúpidos por vivir en condiciones precarias. Por no abandonar unos lugares que carecen de lo necesario para abastecer a unas poblaciones tan nutridas como las que componen estas urbes.

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¿Qué es Daegon? IV: Las islas - Shatter

¿Qué es Daegon? IV: Las islas - Shatter
Al contrario de lo que se puede encontrar en Thurgold, la evolución social, política y religiosa de las civilizaciones de la otra gran isla de Daegon, la de Shatter, es mucho más similar a aquellas que se pueden encontrar en el continente.

La relación entre los pueblos que habitan la isla y sus vecinos de la costa continental ha sido fluida, algo que ha supuesto una clara influencia en ambos extremos del mar. Como consecuencia de esto, de entre las culturas existentes en todas las grandes islas, las existentes en Shatter serían las que más se asemejan en su estructura y forma de entender el mundo a las civilizaciones que componen la costa occidental del continente. La relación de las distintas naciones que existen en su interior tanto con Harst como con el Dominio o Shemellom ha sido continua a lo largo de los siglos, aunque esto no quiere decir que esta siempre haya sido una relación sencilla o amistosa.

Dentro de los distintos pueblos que habitan en su interior, el peso específico de tres de ellos tienen una preemencia especial fuera de sus territorios. Se podría afirmar que las naciones de Silvarta, Tálaspor y Sinráesh son las únicas cuya existencia es conocida más allá de sus fronteras. Una presencia que ha hecho que la existencia de las demás se haya visto ignorada en gran medida.

A pesar de que que sus nombres se han mantenido a lo largo del tiempo, la asunción de su edad está basada en una premisa errónea. La inestabilidad pasada de la isla ha hecho que estos apelativos hayan sido adoptados por distintos pueblos. Culturas que, por más que hayan afirmado ser los herederos de quienes les precedieron, carecían de cualquier tipo de vinculación directa con ellos. Son nombres han aparecido y desaparecido a lo largo de la historia. Una suerte de brindis al sol que ha sido realizado por distintos pueblos cuyos sistemas sociales, religiosos y políticos poco o nada tenían que ver con los de aquellos a quienes afirman suceder.

Por más que los límites de sus fronteras hayan cambiado a lo largo del tiempo, cada uno de ellos, en mayor o menor medida, ha sido en el pasado quien ha dominado una mayor porción de los territorios de la isla. A su vez, ha sido de su fragmentación y divisiones donde han tenido su origen un gran número del resto de estados que se pueden encontrar en Shatter. Este hecho es algo que no sólo ha afectado a los territorios contenidos dentro de la isla, sino también ha llegado a afectar a algunas naciones del continente.

Quizás el mayor exponente de este influencia sea el que se puede encontrar en la nación de Shattegar. A pesar del tiempo transcurrido desde su nacimiento, dentro de esta nación fundada por un grupo de exiliados de una de las encarnaciones previas de Silvarta, aún se pueden reconocer algunos rasgos de quienes fueron sus habitantes originales. Pero no es el único vestigio existente en el continente de su legado, porque, por otro lado, y en tiempos aún más remotos, su cultura también se entremezcló con la de los Baleni antes de que estos conquistaran el continente para formar el Gran Imperio Menetiano.

No han sido pocos los intentos de conquista en ambos sentidos. Mientras que los territorios que se encuentran más allá del mar han tratado de hacerse con el control de Shatter en más de una ocasión, por parte de los pueblos que habitado las costas orientales de la isla también han sido los protagonistas de diversas incursiones bélicas en el continente. A través de estos conflictos sus culturas se han ido entrelazando, estableciendo vínculos que han servido para que algunos de los rasgos de unos y otros se propaguen más allá de sus fronteras naturales.

Pero, mientras todos estos eventos tenían lugar en las porciones más oriental de la isla, los pueblos que han existido en el resto de sus territorios no se han visto tan afectados por esta influencia. Si bien es cierto que algunos de estos rasgos han podido llegar hasta allí a través de sus vecinos, tanto el interior con las porciones occidentales podrían ser percibidas como pertenecientes a otro mundo.
Por más que en alguna ocasión estas culturas también se han podido enfrentar con los pueblos del continente, estos han sido sucesos casi anecdóticos. Cuando más se aleja uno de la costa este de la isla, este contacto constante ha supuesto una influencia menos notable.

En el plano general, Shatter nunca han sido un apéndice periférico del continente o de los pueblos con los que conviven, sino un compartimento casi estanco culturalmente hablando. Uno para el que toda influencia llegada desde el exterior se ha visto filtrada a través de su manera de entender el mundo hasta convertirse en algo casi irreconocible.

A todo esto ha ayudado el hecho de que Shatter no es una isla rica en recursos, pero sus habitantes tampoco viven en la precariedad a este nivel. Si bien es cierto que en distintos momentos se han producido intentos de conquista, las naciones que la han poblado generalmente se han encontrado en un raro punto de equilibrio. Un punto que ha oscilado entre que la vida en ella se haya podido desarrollar con normalidad y que el esfuerzo por hacerse con sus recursos sea mayor que la hipotética recompensa. De la misma manera, este ejercicio especulativo también se ha hecho a la inversa en multitud de ocasiones. La ambición no es sólo una característica endémica de los continentales, sino que distintas naciones largo tiempo extintas de cuantas compusieron la estructura de poder de Shatter también han tratado de expandir sus dominios más allá de los océanos. Culturas que en no pocas ocasiones desaparecieron como consecuencia de su ambición y unos riesgos que no habían sido capaces de calcular.

Desde hace ya siglos existe un pacto tácito de no agresión entre Shatter y el continente. Quizás los acuerdos comerciales existentes no lo expliciten, pero la estabilidad y prosperidad que les ha otorgado esta larga paz ha sido tan obvia que pocos han tratado de romperla.
Este es un tratado no basado tanto en la confianza mutua como en las lecciones aprendidas del pasado. La promesa de un riesgo que no ofrece una recompensa lo suficientemente suculenta como para despertar el interés de quienes son conocedores de su pasado.

Si bien es cierto que ninguna de las naciones en las que se divide Shatter en la actualidad existieron durante aquellos tiempos de hostilidad, no es menos cierto que ninguna de las tres grandes naciones que afirman gobernar la isla en el presente podría ser considerada como uno de los pueblo más antiguo de cuantos la habitan.

Por más que alguno de estos pueblos se atribuyan ese mérito a sí mismos o a alguna de sus encarnaciones previas, el título como la nación más antigua de cuantas pueblan la isla recaería sobre el pequeño estado de Bahersy. Aun así, a pesar de que este nombre ha existido en distintas ocasiones a lo la historia, la última de sus encarnaciones no se remonta más allá de los tres siglos.

El pasado de la isla siempre ha sido convulso pero esto no ha impedido que el surgimiento de ideas, estructuras sociales o aciertos que han logrado perdurar más allá de las civilizaciones que les dieron a luz. De la misma manera, también una gran parte de sus errores han sobrevivido como parte fundamental de los pueblos que las siguieron.

No se podría afirmas que en la actualidad ninguna de las grandes naciones que construyen su estructura del poder posea un papel hegemónico en la isla, pero esta no por ello esta es una lucha que se considere perdida por ninguna de ellas.

Lo que es indudable es que la proximidad ha hecho que sus pueblos se relaciones de una manera muy cercana, y que ciertas tradiciones hayan sido asumidas e interiorizadas como propias de manera independiente a su origen, tanto social como culturalmente hablando. Aun así, cada una de ellas siempre ha seguido evoluciones muy diferenciadas.

El estado de tenso equilibrio en el que se ha mantenido la isla a lo largo de los últimos siglos no ha sido del agrado de ninguno los gobernantes de quienes aspiraban a convertirse en la potencia hegemónica. Por más que durante los últimos tiempos no se haya producido ningún conflicto de gran calado no ha evitado que en su seno hayan tenido lugar un gran número de luchas internas. Si nos ceñimos únicamente a los territorios ocupados por las tres grandes naciones de la actualidad, sus integrantes han sido quienes más se han visto afectados por estas luchas. En su intento por tratar de romper el equilibrio de poder existente en sus naciones antes de lanzar el gran asalto al resto de los territorios, han sido ellos mismos quienes más perjudicados se han visto por ello.

Los cambios sociales que se han ido produciendo en su interior han desembocado en el surgimiento de nuevos modelos de estado que luchaban por mantener el estatus quo o por acabar con él. A la aparición de organizaciones que han revolucionado la manera en la que se relacionan, o a grupos que han luchado por la recuperación de algunos de sus modelos ya superados.

- La Iglesai Treyeliana

Para entender la importancia del que muy probablemente sea el culto organizado más importante de Shatter tendríamos que remontarnos a los días del Gran Imperio Ailanu. Más concretamente a los días en los que Shatter se encontraba ubicada entre Daegon y Nargión.

La desaparición del continente del mayor de los dos continentes supuso una conmoción a escala global como no se recuerda otra. Una catástrofe que, a pesar de tener su efecto más visible en el plano físico, tenía su epicentro mucho más allá de este.
Las fuerzas que causaron esta debacle provocaron que, durante siglos, los territorios afectados se viesen afectados por un gran número de inestabilidades planares de todo tipo. A la confluencia de elementos de distintos orígenes algunos de cuyos fragmentos quedasen temporalmente expuestos hasta este mundo.

Durante los periodos de tiempo en los que aquellas grietas inestables permanecieron abiertas, los viajes hasta sus alrededores fueron frecuentes e incluso se realizaron pequeñas expediciones hasta su interior. Viajes en los que se trató de ampliar el conocimiento de lo que se encuentra más allá de las barreras de este mundo muchos de los cuales partieron desde Shatter.

Quienes sobrevivieron a estos viajes volvieron cambiados de maneras casi imperceptibles, pero con ellos llegaron aspectos de otros mundos que quedaron sin documentar. Rasgos que, cuando no terminaron con la muerte de sus portadores, permanecerían en su mayor medida latentes durante generaciones.

Las particularidades del legado de estos individuos no se hicieron presentes hasta que transcurrieron casi dos milenios de aquellos eventos; durante los últimos estertores de la edad conocida como el “Milenio negro”.
La coincidencia de un gran número de elementos dispares de la mecánica axiomática confluyó en un nuevo periodo de actividad en aquellos territorios. Una serie de sucesos que aquellos portadores de este legado vivieron de una manera especial. La actividad anómala hizo que, de manera inconsciente, fueran capaces de tener acceso hasta los territorios más allá de lo material que habían visitado sus ancestros lejanos. Que viviesen solapados entre distintos lugares y condiciones con cada pulso generados por estos sucesos. Que fuesen capaces de obtener una visión más amplia del gran esquema. Que fuesen capaces de obtener una serie de respuestas ante lo que estaba por llegar hasta las que nadie más había sido capaz de llegar.

Cada uno de estos individuos experimentó el suceso de una manera distinta. La gran mayoría de los integrantes de este reducido grupo perecieron en el proceso, y otros enloquecieron, pero tres de ellos no sólo sobrevivieron a lo incosgnoscible, sino que también lograron encontrar una serie de patrones en todo aquello. Tras cada uno de sus viajes hasta estos territorios plasmaron sus experiencias y percepciones acerca de lo que se hallaba al otro lado. Dotaron de forma y propósito a aquello que no lo tenía, y describieron a una serie de conceptos que no guardaban relación alguna con con nada que se conociese hasta aquel momento.
Bautizaron a aquellos lugares que visitaron como Treyel; como “el origen de todo”, y sus textos no tardaron en convertirse en dogmas. En algo a lo que se aferraron muchos de los habitantes de la isla en sus cuatro extremos. En una serie de doctrinas diseñadas para tratar de poner un contexto y una razón de ser a lo que sucedía a su alrededor y no eran capaces de comprender. Se convirtieron sin pretenderlo en profetas de un nuevo credo. En los artífices de algo que no llegarían a conocer.

La confusión y la necesidad por encontrar un sentido a lo que pasaba hizo que el auge de este credo se volviese imparable. Quizás los conceptos de los que hablaban aquellos textos fuesen incomprensibles, pero lograron unir como no había logrado ninguna otra fuerza a todos los que se vieron afectados por el suceso. Por más que quienes padecieron aquellos sucesos no llegasen a ser jamás totalmente conscientes de la naturaleza y condición de lo que experimentaron, esto no impidió que quienes continuaron con su obra llegasen hasta conclusiones aún más alejadas de la realidad que las presentadas por sus predecesores.

Fue con ellos que conceptos alejados de lo humano o lo material adoptaron forma y propósito., en algo que encajaría con el concepto de una divinidad o una suerte de entes superiores. En los precursores y guías de la humanidad, en quienes, desde Treyel, trataron de impedir que sus descendientes y sus creaciones fuesen destruidas. Ante sus ojos aquel contacto no fue el resultado del azar, sino que de acuerdo a sus textos, la vida en inteligente de Daegon provenía de aquel lugar, y era allí donde regresaba tras terminar su periplo en este mundo.

Así pues, el mito fundacional de este credo no se encuentra íntimamente ligado a ninguna de las abstracciones sino que bebe de los restos de una tragedia.

Durante aquellos días en los que Shatter se encontró sumergida en aquel suceso el culto creció hasta alcanzar toda su extensión. Desde las ruinas costaras de Siburn hasta la bahía de Nalús, desde la ciudad de Nálasen hasta la playa de Rumica, el credo creció y mutó para, una vez finalizado el suceso, ir desvaneciéndose de manera paulatina.

De acuerdo a sus textos, la vida es sólo un estado transitorio que te prepara al individuo para el regreso hasta su verdadero hogar. Este mundo es una prueba, una pálida sombra de lo que se puede encontrar al otro lado. Los caminos que llevan hasta Treyel no transcurren en un único sentido o tienen un único destino, sino que se encuentran entrelazados con todo tipo de realidades. El tránsito a través de Daegon forma parte de este camino, sólo es una parte del todo, un desvío que no todos toman.
Dependiendo del cisma al que se atienda, los Treyelanos son seres que observan y juzgan a la humanidad, o sus ancestros. Quienes les han creado o en quienes se convertirán. Entidades que hablan a través de señales que sólo los dignos son capaces de percibir, o seres que, imbuidos en sus propias preocupaciones, no prestan atención a lo que pasa en este mundo o ni siquiera son conscientes de su existencia. Daegon es el campo de entrenamiento para una gran batalla, o el premio a una existencia mucho compleja.

Debido a la gran fragmentación y las rencillas internas que han afectado a este credo a lo largo del tiempo, sus diferentes iglesias han perdido mucha relevancia desde aquellos tiempos. Aun así, a pesar de este hecho, la presencia de su mitología aún se deja sentir con fuerza no sólo en diversas zonas y culturas de la isla, sino que también se pueden encontrar vestigios de esta fe en distintos lugares del continente.

De esta manera, si bien es cierto que este credo cuenta con una presencia aún significativa en Bahersy, y que también se pueden encontrar algunos de sus cismas en otras naciones habitadas por la etnia mandal como son, Silvarta, Vanyashi o Tálaspor, no se encuentra únicamente presente en la isla, sino que también se ha logrado establecerse más allá de sus costas bajo distintas formas. Ya sea a través de vestigios de ella que han logrado sobrevivir en Shattegar, la nación continental fundada por un grupo de exiliados de la isla, o en ciertas provincias de Harst.

El centro neurológico de la encarnación más antigua de este culto se encuentra en la catedral de Dayata Gerindra. Esta edificación, a pesar de encontrarse ubicada actualmente en los territorios pertenecientes a Bahersy, goza de una autonomía mayor que la de cualquiera de sus provincias. La localización de la sede central de este cisma ha cambiado en más de una ocasión dependiendo de los designios de sus jerarcas o de los acuerdos que han logrado establecer con los gobernantes de cada nación. A pesar de esto, tanto el edificio como el culto se encuentran presentes en esa zona antes de que la nación se estableciese tal y como es conocida en el presente.

Su fuerza no reside únicamente en la devoción, sino que cuenta con sus propias fuerzas de seguridad. Soldados contratados que, si bien por contrato deben procesar esta fe, sustentan mayormente su devoción y apego al credo sobre el sueldo que reciben. Aun así, a pesar de que su poderío militar no es despreciable, es a todas luces insuficiente para enfrentarse a las fuerzas armadas de cualquiera de las naciones de la isla.

Pero no todas las encarnaciones y cismas de este culto gozan de los mismos privilegios. Aquellos que se pueden encontrar en Tálaspor o Vanyashi dependen directamente de los gobiernos de estas naciones, y la encarnación presente en Silvarta, tras el cambio que se produjo recientemente en su modelo de estado ha pasado a depender en exclusiva de sus propios medios.

Al igual que sucede con los cultos continentales, su área de influencia mayoritaria se encuentra desperdigada en las zonas rurales y con algunos pequeños estados que mantienen tratados con ellas, pero la vida en las grandes urbes no acostumbra a tener tiempo para dedicar a plegarias.
Algunos de los dirigentes de estos cismas han tratado de sacar réditos de los eventos que han acompañado al regreso de Nargión, pero al final del día sus vaticinios y lectura de las supuestas señales eran tan eficaces como los de el campesino más iletrado.
No obstante, las capacidades retóricas de algunos de estos líderes sí que han logrado afianzar nuevos acuerdos. Alianzas, algunas de las cuales, amenazan con romper la larga paz que ha conocido la isla a lo largo de las últimas décadas.

Porque las ramas más belicosas de este credo afirman que dentro de su seno se prepara a los soldados del mañana. El bastión que resistirá la embestida del enemigo, la última esperanza de todo cuanto merece ser salvado. Dictaminan que quienes no siguen sus dictámentes son agentes de fuerzas que sólo buscan la destrucción de todo cuanto es puro. Peones inconscientes en una lucha que no son capaces de percibir o entender.

Por fortuna para el equilibrio de poderes, los estados con los que han llegado a acuerdos estos dirigentes carecen de la capacidad para iniciar una cruzada a gran escala. Las alianzas existentes entre las grandes naciones pueden ser débiles, pero aún son capaces de prolongar esta paz duradera. Aun así, las tensiones generadas por estos nuevos agentes no son tomadas a la ligera. Elementos que, de manera paulatina, no sólo han servido para acrecentar el distanciamiento entre ellas, sino que pueden inducir a alguna de estas grandes potencias a actuar drásticamente incumpliendo con ello los términos de la tregua.

Porque quizás los gobernantes no presten especial atención a las palabras de los representantes de la iglesia, pero el clamor de la guerra santa y por la preservación de la “auténtica fe” que propugna cada una de sus líderes es un hecho que ha ido ganando fuerza dentro de sus discursos. Palabras que han acarreado penas severas a quienes las han pronunciado. Castigos que, a pesar de no ser letales, sólo han servido para cambiar su estatus por el de mártires.

- El Sishin Midou

Si hablamos dentro del plano sociológico, uno de los cambios más importantes que se ha producido en Shatter a lo largo de los últimos siglos ha sido el que llevó al nacimiento del Sishin Midou; el “Consejo de los iguales” de SIlvarta.

Su formación vino precedida por un gran número de movimientos sociales, y sus primeras decisiones hicieron que se iniciasen una serie de cambios que, a día de hoy, continúan evolucionando. Aun así, la llegada de esta organización no ha supuesto la solución revolucionaria que prometía, ni mucho menos una mejora en las condiciones de vida para todos los integrantes de cada uno de sus estratos sociales.

La historia de Silvarta no corresponde a la de una única nación sino a la de un nombre utilizado a lo largo de los siglos por parte de distintos grupos de personas sin relación alguna.

A lo largo del tiempo, no sólo los territorios en los que se encuentra ubicada esta nación han sido conocidos bajo este nombre, sino que este ha formado parte del legado de un gran número de localizaciones diferentes. De haber un rasgo común entre quienes han ido adoptando esta palabra como seña de identidad, este sería el que ha hecho que estas naciones siempre se hayan encontrado pobladas mayoritariamente por individuos de una misma etnia; la de los mandal, pero este dato no puede entenderse como algo especialmente relevante.

Los integrantes de la etnia mandal son los pobladores mayoritarios de la porción oriental de la isla e, históricamente, han sido ellos quienes han formado parte de algunas de las naciones más ambiciosas de cuantas la han poblado. De entre todas ellas, las distintas culturas que han ocupado su costa nororiental han acostumbrado a ser las más belicosas y quienes han interactuado de una forma más directa con los pueblos que se extienden más allá de sus costas. La cercanía del continente, del archipiélado del Kúbor Yolasté y de Sembia han llevado a sus líderes a tratar de expandirse más allá de la isla. Ambiciones que, por norma general, han terminado con grandes pérdidas para los suyos.

El de Silvarta es un nombre que lleva ligado a la isla desde hace milenios. Una palabra que ha adoptado un gran número de significados y que ha sido adoptada por distintos grupos sociales a lo largo del tiempo como reivindicación o como modo de rebelión contra lo establecido. Ha sido utilizado de igual manera como una muestra de nostalgia y como muestra de rechazo al pasado. Unas dinámicas de las cuales el Sishin Midou no deja de ser una clara muestra más.

Si bien es cierto que la actual Silvarta existe desde hace más de un siglo, la llegada del actual modelo de nación es mucho más reciente. Hasta hace apenas medio siglo su gobierno había estado basado en un modelo de estado similar al de una monarquía hereditaria, pero no fue sino uno más dentro de su convulsa historia ya que, apenas unas décadas tras su formación, ya había pasado por otros sistemas como el de una república o una tiranía. Una sucesión de gobiernos fallidos que ha terminado desembocando en la actual oligarquía tecnocrática que lo gobierna desde hace poco más de cuatro décadas.

A pesar del propósito inicial con el que llegó hasta el poder el Sishin Midou, el “consejo de iguales” que dirige el destino de esta nación en la actualidad dista mucho de aquello que prometieron sus creadores. Lo que aspiraba a ser una meritocracia real basada en criterios objetivos se ha ido deformando paulatinamente hasta transformarse en un sistema diseñado para perpetuar en el poder a los miembros de siete grandes familias.
Su mandato no ha estado exento de aciertos en algunos campos, pero estos no han sido suficiente para logar ocultar la verdad y las imperfecciones detrás de este modelo. Por el contrario, sus defectos han eclipsado sus indiscutibles bondades dejando al descubierto el hecho de que una lectura totalmente irreal de la situación de sus súbditos ha conducido al surgimiento de nuevas desigualdades. De la aparición de nuevos puntos de fricción que han generado unas condiciones de vida cada vez más precarias para ciertos grupos sociales. Una situación que amenaza no sólo con revueltas internas, sino también con romper el equilibrio del poder de la isla.

Los integrantes de la etnia mandal siempre han tenido una cultura que ha tendido hacia la expansión y la conquista. Una tendencia de la que pocos de ellos han logrado deshacerse, y que, bajo los preceptos de algunos de los cismas del mito Treyeliano sirvió para auspiciar enfrentamientos con quienes no los compartían. Una actitud que no ha entendido de color de piel, rasgos comunes o ancestros compartidos. La llegada del Sishin Modou se basaba en el final de estos instintos. En que, independientemente de su origen, estrato social o credo, ante los ojos de los dirigentes no debía existir distinción alguna.
Se expurgó a la clase sacerdotal de sus privilegios, pero su posición fue sustituida por una nueva casta funcionarial. Un movimiento que no fue bien recibido ni por sus feligreses ni por parte de los cismas rivales presentes en otras ubicaciones.

Con este decreto, una de las primeras decisiones del Sishin Midou, se restringía el acceso de los religiosos en las esferas del poder político. Un movimiento que convertía a Silvarta en el primer estado teóricamente laico de la isla en siglos, pero que puso en su contra a una gran parte de sus habitantes. Las competencias de educación y justicia pasaban por completo a manos del estado con el propósito de que las siguientes generaciones quedasen despojadas de la influencia del misticismo, pero con esto no lograron que las tradiciones que ya tenían interiorizadas sus ciudadanos fuesen erradicadas. Silvarta puede haberse convertido en un estado laico, pero su ciudadanía aún está muy lejos de interiorizar este hecho.

Más allá de estas decisiones también se ha potenciado la utilización del estudio y el método científico, y se han destinado grandes recursos a este fin con la creación de Hiesh Dukol; su “ministerio del conocimiento”. Este es un estamento en el que sus promotores pusieron muchas esperanzas pero, de la misma manera que los recursos destinados a este fin aún no han comenzado a dar sus frutos, esta decisión sólo ha servido para que empeorasen las condiciones de los grupos más desfavorecidos y generar nuevas tensiones.

A pesar de estos intentos, la iglesia Treyeliana ha logrado mantener su poder dentro de Silvarta. Su presencia no sólo no ha ido menguando con el transcurso de las últimas décadas, sino que el descontento ha servido para que recupere una capacidad de presión de la que no gozaba desde hace siglos bajo uno modelos de estado a priori más propicios.

Los recursos dedicados el joven Hiesh Dikol han sido retirados de las partidas presupuestarias destinadas a la Iglesia de Treyel la cual, a su vez, ha hecho que esta disminuya su dotación dedicada a beneficencia. Ahora la Iglesia de Silvarta sólo dota de recursos a quienes realizan labores para ellos. El dinero y el cobijo sólo es destinado para los guerrero de la fe.
La iglesia continúa contando con una gran influencia dentro del pueblo, una influencia que no duda en usar en su provecho con una campaña mediática en contra del nuevo orden, y que ha llevado a sus estrategas a promulgar las loas hacia los integrantes de la anterior dinastía en ciertos círculos.

Al mismo tiempo, la promesa del conocimiento, iluminación e igualdad no ha llegado a todos por igual. El número de personas capacitadas para llevar a cabo estas funciones es muy limitado, y la cantidad de alumnos que pueden formar es igualmente limitado. El número de personas alfabetizadas ha crecido considerablemente con respecto a lo que ya existía, pero aún se encuentra muy por debajo de lo que aspiraban los ideólogos del nuevo orden.

A pesar de la hipotética posibilidad de poder llegar a formar parte de los “iguales” con un conocimiento y preparación adecuado, la sociedad de Silvarta se encuentra totalmente segmentada. El conocimiento está custodiado por los descendientes de sus fundadores. Unas oligarcas de facto que son las que deciden quién tiene acceso a él.
Más allá de aquellos que gozan de una relación directa con los gobernantes, tan sólo quienes logran superar unos mínimos ciertamente arbitrarios son capaces de continuar con su progresión dentro del saber y el poder, una estructura de la que la no sólo la iglesia, sino también el ejército se encuentran excluidas. A pesar de que el segundo de estos estamentos se encuentra teóricamente controladas por el consejo, no han sido pocos los integrantes de entre sus filas que han dado muestras de desaprobación acerca de la manera en la que se gestiona el proceso de meritoriaje.

Al mismo tiempo que la justicia, quien debería ser el garante de la “igualdad de oportunidades” también se encuentra plenamente integrada dentro de las dinámicas del poder. El grado de desafección y indignación que han generado algunas de sus decisiones sobre el pueblo ha ido minando de manera paulatina la confianza de este sobre el sistema en su conjunto. Este aprecio ha pasado por un gran número de fases en un periodo de tiempo tan corto y, las carencias a la hora de comunicar las razones detrás de sus decisiones no han ayudado a este respecto.
Cambiar los rostros de quienes se encuentran al frente del gobierno, y hacer nuevas promesas han servido para limitar los daños, pero cada fracaso supone un escollo cada vez más difícil de solventar únicamente con palabras.

A su vez, aún quedan vivos quienes recuerdan a los dos anteriores regímenes que gobernaron Silvarta. Individuos que conocieron tanto sus aspectos buenos como los malos. Nostálgicos y temerosos de su regreso. Pero no sólo en estos grupos se puede encontrar a quienes reclaman el regreso de otros tiempos. De manera cíclica surgen quienes exigen la instauración de modelos anteriores. El regreso de unos tiempos que jamás conocieron.

En su momento el Sishin Midou utilizó los eventos que estaban teniendo lugar en el continente como justificación de su desconfianza hacia la iglesia, pero esto también corre el riesgo de volverse en su contra. El leve descenso en los feligreses de la Iglesia de Treyel hace ya tiempo que comenzó el camino inverso. Las noticias de los estragos causados por la santa cruzada del actual gobernante del Dominio sirvieron para calmar los ánimos de los más beligerantes, pero este pico causado en gran medida por las noticias que llegaban desde el continente acerca de las consecuencia de la cruzada de Shar Kushen, de no ser tratado correctamente, puede llegar a producir una situación similar en la isla.

Y, a pesar de lo arbitrario y en ocasiones injusto del sistema, de sus múltiples imperfecciones y de los errores de cálculo de sus líderes, el camino hasta los siguientes escalafones del poder no es algo que se encuentre completamente vetado. Más allá de las relaciones sanguíneas o políticas con las siete familias, por más complejo, rebuscado o matizable que pueda ser este sistema, no han faltado quienes han logrado usarlo a su favor. Gente que ha demostrado que el sistema puede llegar a funcionar o que puede ser vencido. Individuos ejemplarizantes que no siempre han sido una herramienta para calmar los ánimos, e arribistas que se han aprovechado de las debilidades de sus procesos para alcanzar sus propios fines.

De la misma manera, por más segmentada que se encuentre la sociedad, apenas hay pobreza extrema en su interior. Las muestras públicas de crítica contra el gobierno no están perseguidas, y existen distintas escuelas de pensamiento sufragadas por este que se dedican a señalar sus errores, las causas de su ineficiencia y las corruptelas que tienen lugar en su seno. Los impuestos sobre agricultores, ganaderos o artesanos no son abusivos, y siempre hay plazas disponibles para quienes se alistan en el ejército aunque sólo lo hagan para poder comer a diario.

En gran medida, estas políticas en ocasiones contradictorias no son sino una muestra de la diferencia de parecer entre las familias de los oligarcas. Mientras que una parte del poder establecido siempre prefiere los estómagos agradecidos a su favor antes que aquellos de los hambrientos en su contra, otra, actualmente en minoría, aboga por una mano más dura ante el temor de que los recursos que se dedican a estos fines terminen por consumir las arcas del estado y volverse contra ellos en tiempos de mayor escasez.

Esto genera una situación de crispación que es trasladada hasta el mismo pueblo por parte de los agentes de cada una de las familias. Mensajes que afirman que los recursos para mantener este estilo de vida son limitados, arengas que proclaman que la única manera de poder continuar con él es la asimilación y conquista de otros territorios y discursos que tratan de promulgar una falsa confianza que para nada se basa en los datos de los que disponen.

Por su parte, los extranjeros no pueden entrar dentro del este sistema. No son ni pueden ser “midou”, no son ni pueden ser “iguales”. El cambio de gobierno no sólo dedicó escasos recursos en tratar de disminuir el enfrentamiento con el resto de naciones, sino que una parte de este fue dedicado al afianzamiento de este en base a criterios supuestamente objetivos. En la teoría no importan la etnia o los ancestros familiares, no importan los recursos de los que dispongan, no importa su preparación. No importan hasta que se encuentra una manera de tergiversar la norma.

Porque si hay un criterio que prima dentro de la actitud de los cabeza de familia, este el del pragmatismo. Los miembros del Sishin Modou, tanto en los matices del su lenguaje como en su propia historia, han demostrado ser unos individuos la suficiente inteligencia y cabeza fría para ser capaces de leer correctamente la situación en la que se encontraban. Quizás las soluciones por las que opte cada uno de ellos sean antagónicas pero, hasta el momento, han sido capaces de llegar a acuerdos de compromiso válidos para ser capaces de salir de ellas.
Su poder les permiten la suficiente holgura como para adaptar el mensaje al momento. Como para poder acusar a quien es crítico con ellos de no haber sido capaz de comprender las sutilezas de la norma. La extensión de estas y otras afirmaciones han variado de acuerdo a un gran número de criterios, y el mismo concepto de la extranjería ha sido sometido a multitud de reescrituras. Interpretaciones que les han levado a afirmar que no todos los habitantes de aquellos territorios no controlados por ellos puedan ser consideradas como extranjeros.
Las relaciones establecidas con alguna de las naciones vecinas se han visto afectadas por un gran número de bandazos oportunistas. En aquellas que, como pueden ser aquellas que, como Maelic y Vanyashi, son una importante fuente de recursos no sólo gozan de una salud de hierro, sino que se ha dotado a sus ciudadanos de un estatus propio. Quizás estos no gocen de los privilegios de los “iguales”, pero no por ello carecen de prebendas propias.

El hecho de que la colaboración entre los gobiernos sea muy estrecha no sólo se ha visto reflejado en el trato a sus habitantes, sino que también en la manera en la que sus respectivas iglesias han comenzado a tratar con ellos. Existe temor tanto por parte de los dirigentes de los distintos cismas Treyelianos como por la de los jerarcas de otros cultos de que la actitud del Sishin Midou se propague más allá de Silvarta.

Dentro del seno de las grandes naciones de componen la estructura de poder de la isla, es muy probable que la de Silvarta haya sido la que ha sufrido un cambio más drástico a lo largo de las últimas décadas, pero puede que el suyo haya sido el comienzo de un cambio mayor, o el ignitor de un nuevo retroceso.

- El Rapán Tohale

Shatter es un entorno heterogéneo. Un lugar en el que conviven diferentes etnias cuyas culturas se encuentran muy fragmentadas. Un cúmulo de influencias tanto de quienes les precedieron como de sus contemporáneos y, a su vez, el germen de un gran número de maneras de concebir la existencia o la misma civilización. Maneras y acercamientos que, de la misma manera, pueden abrazar lo más convencional que diferir de esto de forma desmedida.
Si bien es cierto que su diversidad no es tan grande como la que se puede encontrar en el continente, no es menos cierto que que en su interior también se pueden encontrar grupos de individuos cuyo estado de evolución sería muy complejo de ubicar en una escala objetiva.

Por más que las culturas de los integrantes de la etnia mandal han evolucionado de una manera más pareja, los de la otra gran etnia mayoritaria que se puede encontrar en la isla; la de los nirgedu, ha seguido un gran número de caminos divergentes. Una serie de rutas que, en ocasiones, les ha llevado a no lograr ser capaz de reconocerse entre ellos mismos.

Nirgedu es una palabra que, para los habitantes de las grandes naciones, y de manera casi despectiva, ha pasado a ser sinónimo de barbarie o de algo obsoleto. Algo que se debe en gran medida al gran número de pueblos de esta etnia que se organizan principalmente bajo la estructura de clanes. A pesar de esta apreciación, las culturas que han llegado a surgir con una participación mayoritaria de los nirgedu no se limitan únicamente a aquellas que son referidas con esta palabra, sino que naciones como la de Tálaspor tienen su origen en ella.
A su vez, fue dentro de una de las primeras encarnaciones de las naciones que han ostentado este nombre que tuvo su origen el Rapán Tohale; la iglesia de los “Hijos de Dwanyé”.

De acuerdo a este credo, los mandal y los nirgedu tienen una serie de antecesores comunes; las tribus que precedieron a los clanes, al Imperio Menetiano e incluso al mismo Imperio Ailanu. Un pueblo que, surgiendo de la isla cuando esta aún formaba parte del continente, llegó a conquistar no sólo los territorios que se encontraban más allá de su hogar, sino también los que se encuentran fuera de este mundo. Una hazaña que sólo fue posible gracias al beneplácito de Dwanyé y su cohorte; gracias a la intercesión de los “poseedores de la realidad”.

Este mito aúna un gran número de referencias de todo tipo y así, mientras que la figura de Dwanyé podría equipararse tanto a la de la encarnación primigenia de Avjaal como aglutinador de todas las cosas como a distintos aspectos de Ytahc. Por su parte, los seres que componen su panteón beben de fuentes de lo más diversas. Raíces que se podrían remontar hasta algunas de las madres y los padres de la humanidad, a deidades pertenecientes a otros panteones, o algunos de los gobernantes de las naciones que existieron en la isla durante el milenio negro.

Con el paso del tiempo, tanto el mito como este culto surgidos durante los últimos estertores de la edad surgida con posterioridad a la caída del Imperio Ailanu, se fueron sofisticando y adaptándose a las nuevas maneras de entender la mitología y su lugar dentro de la sociedad. Desde su nacimiento su fe se propagó de forma paulatina por los territorios occidentales de la isla y, durante breves lapsos de tiempo, su sede central se encontró ubicada en distintos territorios habitados por las culturas nirgedu. A pesar de esto, no fue hasta el establecimiento de la ciudad sacra de Vacta Krabi hace cuatro siglos que la expansión de este credo alcanzó unas cotas que le permitiesen alcanzar la autonomía de cualquier otro gobierno.

En la actualidad, a todos los efectos, Vacta Kravi es una nación más dentro del escenario político de la isla. A pesar de su tamaño, su ubicación con respecto a las grandes naciones que la rodean le ha granjeado una cierta posición de ventaja en relación a los estados vecinos. Es un punto de paso casi obligatoria en todas las rutas comerciales de la isla, y esto le ha permitido lucrarse con el tráfico que atraviesa sus dominios, al mismo tiempo que ha hecho que su fe no sólo se consolide en las provincias que tienen frontera con ella, sino que también se propague más allá de estas.

A pesar de que se encuentra gobernada por el alto clero del Rapán Tohale, Vacta Kravi no es una teocracia. La composición de su cúpula de gobierno puede estar liderada por la clase sacerdotal, pero quien gobierna el día a día de la nación son los funcionarios que componen el gobierno civil. Aun así, esto no ha sido óbice para que el misticismo haya pasado a formar parte de la cultura de la ciudad y sus habitantes. Tanto sus expresiones comunes como su arte o su literatura se encuentran imbuidas de un aire místico y una espiritualidad muy particular.

La posición del Rapán Tohale acerca de su lugar ha evolucionado tanto como su credo o la manera en la que la sociedad de Vacta Krabi lo ha entendido. De una encarnación original formada por sacerdotes que urgían a la guerra santa y la conquista, esta ha pasado por un gran número de estadios hasta llegar a ser quienes guían el camino del habitantes de este mundo en su tránsito hacia alguno de los que le seguirán.

De acuerdo al mito reformulado hace más de siglo y medio, los ancestros de la humanidad conquistaron todas las realidades, creando hogares en el más allá que se adaptan a la manera en la que uno plasma su legado en esta vida. Existen tantos estadios posibles como personas han poblado el mundo, y este número se amplía con cada nuevo individuo que traspasa el umbral que separa la vida terrenal de la que le aguarda una vez finalizado este tránsito.
El suyo es uno de los pocos mitos que se ha alejado de la visión fatalista de la realidad. Según este, la existencia no está condenada, no hay un final sino una sucesión de nuevos comienzos en otros lugares. La vida es el tránsito hacia el Hathsanyal; el camino infinito que conduce a mil millones de destinos.
Los dioses contemplan este camino desde sus remotos hogares y juzgan las acciones de fieles y herejes. Son ellos quienes comunican a los miembros del Rapán Tohale las lecciones que deben ser impartidas para recorrer este camino de acuerdo a sus máximas. Quienes dan las indicaciones para llegar a reunirse con ellos, pero no quienes juzgan a quienes las infringen.
Tras la muerte no hay marcha atrás, no creen en la resurrección o la reencarnación bajo otra forma, sino que las acciones y decisiones tomadas en esta vida dictaminan el camino que se seguirá. Un camino que, millones de años después, puede devolver a un ser hasta el punto desde el que partió. De esta manera, no son los dioses quienes castigan a quienes contravienen sus dictámenes, sino que son las propias acciones y decisiones del individuo las que les conducen hasta lugares en los que la vida está llena de penurias.

A pesar de toda la liturgia y la visión del mundo que promulga esta organización, rara vez llegan hasta la posición de dirigentes quienes se mueven por el altruismo o la devoción. Internamente tiene una estructura muy pragmática que, al mismo tiempo que promueve las palabras contenidas en sus escrituras, favorece el ascenso de quienes incumplen sus principios de forma sutil.
Si bien es cierto que algunos de sus componentes, generalmente los que se encuentran en los rangos más bajos de la orden, pueden predicar con convicción sus lecciones, lo normal es que estos individuos sean enviados al exterior para la captación a nuevos adeptos bajo la supervisión de mandos intermedios con una visión más terrenal. Quienes entran a formar parte de su estructura abandonan su etnia, familia o posesiones. Pasan a ser buscadores de caminos, aquellos que guían los pasos de quienes tienen una visión incompleta o errónea de la realidad.

Fuera de la propia organización, si bien sus leyendas forman parte de la cultura popular del pueblo, lo hacen bajo la forma de parábolas aleccionadoras más que como hechos objetivos de un pasados más o menos lejano. El culto les puede proporcionar sustento y protección, pero la laxitud y la falta de presión a la hora de imponer su credo con la que ha actuado, al mismo tiempo que les ha ayudado a cimentar su presencia, les ha hecho un flaco favor a la de cimentar su posición como figura de autoridad en el territorio de lo místico.
Cuando alguno de sus dirigentes ha tratado de invertir estas dinámicas, lo adverso de la reacción del pueblo casi siempre les ha llevado a reconsiderar su curso de acción. Tanto es así que, cuando el equipo de dirección se ha negado a cambiar su política, en más de una ocasión han sido sus propios subalternos quienes les han apartado del poder.

La tradición tiene un papel muy importante tanto en el interior de la vida de Vacta Krabi como en otras ciudades en las que esta organización tiene una presencia consolidada. Esta ha sido una de las herramientas a través de la que los distintos líderes del Rapán Tohale han logrado introducir y afianzar en el imaginario colectivo sus enseñanzas. La estratificación de su sociedad es algo que se encuentra muy marcada dentro de sus enseñanzas y, por más desigualdades y conflictos que esto haya generado, el papel predominante de la iglesia jamás se ha puesto en duda con los apoyos suficientes como para que esta pueda temer por su caída.

La suya acostumbra a ser una actitud en ocasiones llena de ambigüedades. Su historia está poblada por un gran número de actuaciones en las que han abogado por una dualidad en apariencia antagónica y contradictoria a la hora de afrontar los distintos avances de las sociedades que les rodean. Una que les ha llevado a la construcción de unas estructuras sociales en las que, a la par que priman principios profundamente materialistas, también existe una tremendamente presencia de lo espiritual. Dentro de su esquema de las cosas la forma ocupa un papel mucho más predominante que el fondo. La duda no lleva hacia la cuestión sino hacia la indiferencia o sirve como impulsor para la creatividad. Allí donde la pobreza es aceptada por quienes la padecen sin apenas una muestra de rebelión, la verdad se ha convertido un concepto subjetivo.

Pero, al mismo tiempo que sucede esto, el saber también ocupa una posición importante dentro del esquema de prioridades de las clases altas. El férreo control que han ejercido sobre el conocimiento ha llevado al surgimiento de disidencias dentro de sus propias estructuras sociales. El desarrollo de grandes obras colosalistas, impensables en otros lugares cuyos recursos son incluso superiores a los suyos, ha sido el germen de algunas de las escasas luchas sociales que han tenido lugar en los territorios en los que el Rapán Tohale tiene preponderancia. Irónicamente, no han sido los más desfavorecidos quienes han iniciado estas luchas, sino que en su mayoría han venido auspiciadas por integrantes de las clases privilegiadas. Conflictos no tan motivados por los excesos de esta organización como por la amenaza que ha supuesto para quienes ostentan el poder allí donde han llegado.

Porque no sólo el saber es un bien que han tratado de acaparar, sino que ha sido una herramienta más en su lucha por hacerse con el poder allí donde se ha implantado, y su crecimiento siempre ha ido acorde a un plan. A una metodología que, mientras ha tratado de apartar del saber a quienes podrían suponer una amenaza, oculta bajo una máscara de ascetismo y espiritualidad, también ha sido utilizada para controlar a estos mismos individuos para que se enfrenten a sus actuales señores.

- Sinráesh

Las relaciones existentes entre las dos etnias mayoritarias de la isla son complejas y cambiantes. Una serie de interacciones que han dado como resultado conceptos cuya autoría o posesión, en algún momento, ha sido reclamada por integrantes de casi todos estos grupos sociales.

Dentro de este bagaje, quizás la idea de Sinráesh sea el ha resultado ser la más consistente a lo largo del tiempo, aunque esto no implica que su autoría o adopción haya sido algo unilateral o inamovible.

A pesar de la reputación de la que goza en la actualidad entre los pueblos que se autodenominan como civilizados, este concepto no es algo exclusivo de los clanes nirgedu. Tampoco es una religión o un estamento social. No nació como un arma o una herramienta de control, sino como una escuela de pensamiento que precedió a las culturas que existen actualmente en la isla. Como una teoría utópica, como un ideal inalcanzable. Pero su mensaje inicial no tardó en mutar y asentarse bajo distintas formas en cada una de las sociedades con las que entró en contacto.

Así, mientras que los pueblos mandal adaptaron e interiorizaron una parte de su mensaje dentro de sus idearios nacionalistas, dentro de los territorios controlados por los clanes su presencia se propagó de una manera más diluida.

Porque, a pesar del temor que despiertan entre algunos de sus vecinos, no existe nada similar a la cohesión cultura dentro de los clanes. Si bien es cierto que en sus dominios también se pueden encontrar estructuras sociales más complejas que las de un clan o una tribu, estas no dejan de ser la excepción. Organizaciones cuyo origen proviene del exterior y que se integran con su organigrama de distintas maneras. Que se limitan a ocupar un espacio tangencial en su día a día o que tratan de hacerlas cambiar. Que se dedican a aprovecharse de sus carencias o que tratan de suplirlas. Grupos que se dividen mayormente entre aquellos que pujan porque el concepto que estos han desarrollado alrededor de Sinráesh sea una realidad y quienes tratan de evitar la unión de los clanes bajo un único estandarte.
Por su parte, en lugares como Silvarta, Tálaspor o Vanyashi, su presencia se encuentra principalmente relegada a un papel muy secundario. Tanto es así que, en muchos lugares, esta ni siquiera se conserva como una nota en el margen sino que se ve como algo ya superado, como un cuento infantil promulgado por gentes que no eran capaces de comprender las complejidades de la interacción humana.

Porque el de Sinráesh ha sido un concepto difuso y fluido. Uno que, a lo largo del tiempo, ha sido poseedor de un gran número de significados. Una amplia colección de la cual, el último de ellos, aquel que defienden sus valedores en la actualidad, sólo es uno más. Uno que, a pesar de haber logrado sobrevivir durante un prolongado periodo de tiempo, no ha logrado esto sin realizar ciertas concesiones durante el camino.

Así pues, Sinráesh, por más que con frecuencia sea referido de esta manera, no es ni ha sido jamás un concepto equiparable al inexistente constructo social de “la Nación nirgedu”.

Las estructuras sociales desarrolladas a lo largo de los últimos siglos por los nirgedu no se asemejan a los de una nación o una agrupación de pueblos. Para aquellos entre los suyos para los que Sinráesh significa algo, su significado se asemejaría a otras tantas ideologías en su forma más pura. A un ideal primigenio, a una abstracción y una quimera. A un concepto por el que nadie lucha en el terreno de lo político, lo mísitco o lo social, pero al que todos aspiran a llegar en el plano teórico. Para unos significa la paz, el fin de las rencillas entre los clanes, pero para otros representa un nuevo comienzo; el punto de partida hacia una conquista.

Es una herramienta en ocasiones utilizada como amenaza, en ocasiones blandida como una promesa de entendimiento. Un pacto entre quienes, a pesar de sus diferencias, se consideran hermanados de una manera más cercana, al mismo tiempo que una muestra de respeto hacia las tradiciones de los demás. Un propósito a todas luces imposible.

Cada clan es un ente unitario. La suma de una serie de circunstancias únicas, de conflictos y alianzas con el resto de los pueblos nirgedu y mandal, de los sucesos que han acontecido en los territorios que habitan, de las tragedias y éxitos que han vivido. Las relaciones entre los propios clanes, independientemente de la distancia que los separan, no son sencillas. Se ven supeditadas en gran medida a las simpatías de quien se ha encontrado como cabezas de familia en cada momento.

De haber un rasgo común entre una gran parte de ellos, esta es su querencia por crear relatos míticos a partir de los retales más lejanos de su pasado. Su respeto formal hacia el saber y la historia, pero también su gusto por deformar estos valores para que se adecuen a sus intereses o a una narrativa mayor.

Así, por más que gusten de hacer ostentación de las reliquias del pasado, o de textos en los que se plasma su historia, no son pueblos que dediquen una gran cantidad de sus recursos a transformar esta ostentación en algo un saber real. Lo que sienten por la apariencia del saber es devoción, pero el conocimiento es tratado como algo casi mítico. Algo que no se cuestiona. Los grandes caserones acostumbran a tener altares dedicados a los ancestros que pueden ser visitados por cualquier miembro del clan, pero no tienen templos o edificios dedicados en exclusiva a este culto. La voz de ancianos y sacerdotes tiene el mismo peso en su cultura, y ambos acostumbran a vivir en alas habilitadas a este efecto en las grandes mansiones.

Sin importar el el campo de estudio o los resultados que hayan obtenido durante su años hábiles, es raro que la presencia de cualquiera de los más ancianos entre los estudiosos sea cuestionada en los consejos del clan. Su papel dentro de las decisiones diarias en la vida del clan puede verse sometido al dictamen de los señores, pero si pide la palabra en alguna instancia pública la tradición dicta que esta se le tiene que conceder. Este hecho ha llevado a que la percepción que se de a los ancianos tanto dentro como fuera de los clanes sea algo dado a equívoco, un error de apreciación al que ha ayudado su folclore reciente.

Dentro de la tradición moderna, es sobre los hombros de los ancianos sobre los que recae la decisión de proclamar el acuerdo que daría lugar al establecimiento de Sinráesh. Una tradición que ha sido promulgada por algunos de los integrantes más ambiciosos que han formado parte de este colectivo. A su vez, la interpretación que ha realizado del mismo a lo largo del tiempo cada uno de los clanes es diferente enormemente.

Tanto los pasos a dar para llegar hasta Sinráesh como las consecuencias de su llegada son debatidas por estos dentro del plano teórico pero, en la realidad, carecen del poder necesario como para transformar este concepto en algo tangible. Más allá de las posibles luchas y debates internos de los diferentes grupos de estudiosos, existe una lucha que mantienen en paralelo con los señores de los clanes. La utopía que teorizan implicaría la creación de una entidad monolítica, una donde las divisiones entre los clanes desapareciesen y, con ello, el poder que estos ostentan sobre ellos.

Por su parte, este concepto también es considerado como algo peligroso por parte del resto de las naciones de la isla. Como algo que amenazaría al equilibrio que reina en la actualidad. Un nuevo contendiente en la pugna en la que ellos desean ser los vencedores.

El concepto de Sinráesh se encuentra fuertemente ligado a la tradición de los nirgedu, y esto es algo de lo que se han aprovechado místicos, eruditos y arribistas. Su base son los designios de los ancestros. De un concepto que se ha usado de manera indistinta para crear nuevos panteones y para rendir culto a los antecesores de los actuales gobernantes de los clanes. La cultura nirgedu, lejos de ver una contradicción en esto, lo ha abrazado y potenciado. La verdad es un concepto mutable. Un concepto forjado por quien tiene el poder para imponer su agenda. Por quien es capaz de reescribir la historia y mantener su versión hasta que esta se consolida. Ya venga esta verdad de filósofos, científicos, soldados o poetas, su validez la determinará el transcurrir del tiempo.

Así pues, tanto el concepto de Sinráesh como las proyecciones que se han hecho de él están muy lejos de ser algo coherente y aceptado por todos los que lo promulgan. Sólo se trata de una serie de constructos puramente circunstanciales. Ideales teóricos que, al igual que ha sucedido en otros lugares en el continente, como puedan ser Bra’Em’Kyg, Rearem o Trollellom, han mutado para adaptarse a las necesidades del momento.

Una hipotética alianza entre los clanes nirgedu sería más probable como una medida defensiva antes un posible avance de alguno de sus vecinos que como una alianza basada en un propósito más elevado. Como sucede con toda religión o escuela de pensamiento, los cismas que han surgido de su seno han llegado a eclipsar a quien les dio origen. Sus defensores son conscientes de esto, pero aspiran que sean sus iteraciones e interpretaciones de los preceptos que dieron origen a la Sinráesh primaria sean los que prevalezcan.

Puede que, de acuerdo a su mitología, tanto los habitantes de la isla como del continente provengan de una misma fuente, pero no por ellos los consideran como sus iguales o, ni mucho menos, sus aliados. Históricamente han existido alianzas entre los defensores de los distintos cismas con entidades en apariencia antagónica. Alianzas que se han forjado para combatir a quienes comparten su etnia, credo base o línea genealógica.

Las alianzas tradicionales se han subvertido y los principios sobre los que se construyeron se han convertido en anatema. Porque el de Sinráesh es un concepto dual. Uno que, mientras aboga por el entendimiento, fomenta la imposición de las tradiciones sobre las de otras. La verdad o la ambición de unos ideólogos sobre la de la de los demás.

La última vez que se logró consolidarse fue como una llamada a las armas, como una reacción violenta ante una violencia aún mayor. Como algo que sólo ha servido para fomentar en la mente del resto de naciones su imagen como amenaza.

Como tal, la suya fue una alianza frágil. Una que únicamente tenía sentido ante la presencia de un rival del exterior. Una que no tardó en fragmentarse por las rencillas internas cuando esta amenaza se desvaneció. Cuando dejó de ser utilizada como una herramienta para defenderse de un antagonista plausible.

Pero, después de aquello, esto no ha impedido el surgimiento de otros que han abogado por su regreso. Que han tratado de presentar tanto al vecino como al hermano como alguien que requería de una acción desesperada. Como un peligro inminente. Quizás estos cismas sean los menos comunes, pero son los que cuentan con una visibilidad mayor más allá de los territorios de los clanes. Quienes tratan de provocar que su regreso sea una necesidad instigando a quienes viven fuera de sus fronteras.

A pesar de que hace mucho que no existe como tal, el de Sinráesh sigue siendo un nombre que continúa estando en boca de muchos de forma constante, y no sólo en la de los nirgedu.

Este descrédito ha sido históricamente el mayor escoyo a sortear para quienes buscaban de manera sincera el fin de las hostilidades entre los nirgedu. Una mala reputación que, con frecuencia, ha llevado a muchos a creer erróneamente que Sinráesh es un proyecto puramente militar, cuando no directamente una muestra de la escasa evolución de los nirgedu, llevando a todos ellos a categorizar a todos ellos por igual como la menos sofisticada de cuantas culturas se pueden hallar en la isla. Pero esta es una afirmación que, aparte de ser tremendamente simplista, muchas veces también ha sido interesada. Ni todos los clanes se encuentran afiliados a alguna de las iteraciones de Sinráesh, ni aquellos que sí que lo están pertenecen a culturas construidas sobre el afán de conquista.

Por más que sus estructuras sociales puedan ser en apariencia menos sofisticadas que las de los pueblos que se autodenominan como civilizados, esta percepción se encuentra basada principalmente en los prejuicios y la incomprensión. Existe una gran diversidad de culturas dentro de los nirgedu y, por añadidura, dentro de los pueblos que se han pretendido englobar dentro de Sinráesh.

- El Yannkhor Nusung Ileth y el Visenyán

De la misma manera que considerar a la suma de los clanes nirgedu como una nación sería algo impreciso, asumir que el poder que tienen sus cabezas de familia ante el resto de los suyos es algo consolidado e inamovible sería realizar una aproximación muy simplista hacia sus diferentes realidades.

Las disputas entre ellos son tanto o más frecuentes y violentas de las que han tenido con otros pueblos, siendo estas, en un gran número de ocasiones, las razones por las que han surgido nuevas maneras de entender las estructuras sociales. De esta manera, a pesar de que en el terreno de lo formal quien rige el destino del clan es su referente familiar, el poder real del que gozan los ancianos o los eruditos en cada uno de ellos es algo de lo más dispar.

Ha sido esta una situación que, en gran medida, la que ha permitido que se genere el caldo de cultivo necesario para el surgimiento de otros organismos que no terminan de encajar con sus sociedades. Estamentos surgidos fuera de los clanes pero que, a pesar de esto, han logrado asentarse en sus dominios e interactuar con ellos de maneras inesperadas. Que han permitido que se den una serie de sinergias y estructuras únicas como las del Yannkhor Nusung Ileth y el Visenyán. Organismos que han sido combatido y fomentado a partes iguales por quienes forman parte de las estructuras de poder dentro de los clanes. Dos organizaciones que han crecido y evolucionado hasta ocupar espacios contrarios dentro de estas estructuras. Hasta convertirse la una en la cara opuesta de la otra.

A pesar de las diferencias que separan a ambas organizaciones, las funciones que desempeña cada una de ellas han sido confundidas en multitud de ocasiones. Se ha tratado de equiparar el papel del Yannkhor Nusung Ileth con el de una religión al uso, y el Visenyán ha tratado de presentarse a sí mismo como una reinterpretación de La Orden de Cahirn Ansay, pero ambas interpretaciones no dejan de ser nada más que meras traslaciones descontextualizadas de algo que no tiene sentido fuera de la isla. Una muestra más de cómo ciertos elementos sólo tiene sentido en el contexto en el que han surgido, y de como el desconocimiento y la incomprensión, el confundir una parte con el todo, lleva a la formulación de teorías erróneas muy alejadas de la realidad.

Porque, por más que tanto la nación de Silvarta como la de Tálaspor no valoren en demasía todo lo relacionado con las distintas civilizaciones de los nirgedu, esta visión se encuentra tremendamente limitada por sus propios sesgos. No se trata únicamente de que estas civilizaciones poseen cualidades que, en ciertos aspectos, superan a las que ellas valoran, sino que, añadido a esto, al incluir dentro del mismo saco a todo lo que se encuentra ubicado dentro de los territorios dominados por los clanes, este error de apreciación aumenta de forma exponencial.
A pesar de que ambas naciones a un tiempo desprecien y teman a las que consideran como una serie de culturas bárbaras, el valor que estas dan al conocimiento quienes componen estos pueblos supera con creces al de los suyos. A pesar de que ambas naciones posean en su interior organismos que realicen tareas en apariencia homólogos a los del Yannkhor Nusung Ileth o el Visenyán, la manera en la que estas están engarzadas dentro de sus estructuras sociales ha impedido que el saber se convierta en una prioridad. Quizás los organismos que existen dentro de estos pueblos autodenominados como civilizados pueden ser más sofisticadas y poseer unas estructuradas en apariencia más complejas, pero esto no les ha llevado a obtener una comprensión mayor acerca de su entorno en el que habitan.

Contrariamente a lo que se puede encontrar en otras agrupaciones similares, el material del que se nutren los estudiosos de estos organismos no se almacena en sus sedes centrales o remotas. En ellas se pueden encontrar copias parciales y resúmenes de las obras a las que han tenido acceso, pero la fuente de la que beben se encuentran dispersas fuera de su control. Estas se agolpan en los grandes caserones que habitan los cabeza de cada clan bajo la forma de los antiguos textos que narran su linaje, los artefactos que exponen en sus salones o aquellos que forman parte de su misma arquitectura.
Es ahí donde se encuentra su principal fuente de documentación. Donde se pueden encontrar las obras que contienen un conocimiento anterior al que se conserva en las bibliotecas y universidades de sus vecinos. Porque el saber ancestral es uno de los bienes más apreciados por los clanes, siendo su posesión un honor y una muestra de prestigio que en raras ocasiones se ve superado por el de otros artefactos. Quizás sean unos bienes cuya explotación rara vez supere al de la mera ostentación pero, dentro de su limitada comprensión, sus poseedores saben que el valor que se atesora entre sus hojas es superior al de las tierras, las estatuas o el dinero.

La integración de ambas organizaciones dentro de las estructuras sociales de los clanes no se uniforme. Si bien han sabido sacar partido de la estratificicación y fragmentación que existe dentro sus culturas, este es un hecho que sólo les ha servido parcialmente para consolidar su presencia en ellas. Las diferentes capas que componen sus sociedades atienden a criterios que el observador externo ha acostumbrado a percibir como algo difuso. A razones y prioridades cambiantes que, al mismo tiempo que han permitido que el poder de los cabezas de clan sea algo casi absoluto dentro de sus dominios, han relegado ciertos aspectos de su gobierno a designios de lo más impredecible. A elementos culturales que han llegado a verse afectados por los influencias provenientes ded exterior. Por organismos transversales que afectan de distinta manera a cada uno de los señores.

Porque la relación sanguínea tiene una importancia vital dentro de las sociedades compuesta por los distintos clanes de la etnia nirgedu, pero el conocimiento real es respetado por encima del poder físico o económico. A pesar de no existir una estructura de poder común que englobe a todos los clanes, la palabra del erudito llegado desde fuera del núcleo familiar directo puede llegar a tener más poder que la del caudillo militar local.

De esta manera, un gran número de ellos aceptaron el papel del Visenyán como el de un poder central en asuntos de índole metafísica, al igual que otros convirtieron al Yannkhor Nusung Ileth sus guías en el terreno de lo espiritual. A pesar de que aún no ha transcurrido un siglo desde que se formasen ambos estamentos, su influencia no ha dejado de crecer.
Por supuesto, ellos no han sido ni los primeros ni los únicos que han cubierto estos huecos dentro de la estructura de poder. Sustituyen y complementan a una larga lista de organizaciones que ocuparon posiciones similares en el pasado o que han ido perdiendo su relevancia con el transcurrir del tiempo. A otra suerte de individuos que han guiado el camino de los nirgedu hasta que sus designios fueron en contra de los deseos de quienes encontraron alguna manera de acabar con su poder.

Los vestigios de algunas de estas organizaciones ya desaparecidas aún permanecen dentro de los clanes bajo la forma de consejeros y escribas. Gente que ocupa cotas de poder que se ven amenazadas por cada nueva encarnación de quienes tratan de centralizar el conocimiento o por la presencia de quienes tratan de aprovecharse de los fallos o lagunas para convertirse en sus sucesores. El pasado de los nirgedu es rico historias acerca del auge de quienes han afirmado comprender la realidad y su posterior caída. Porque la infinidad de capas que componen el todo es demasiado basta como para poder prever todos su movimientos, y quienes se han negado a reconocer su propia falibiliad, cuando la misma realidad no ha demostrado a sus argumentos como algo falaz, no han tardado en encontrar a alguien que les desenmascarase ante el pueblo.

A pesar de este ciclo de fracasos se han logrado ciertos avances pero, con cada nueva demostración de las carencias en su saber, estas sólo han servido para hacerles retroceder. Un retroceso que, en ocasiones, ha resultado ser mayor que los avances que habían logrado. Que ha convertido a algunas de las culturas nirgedu en pueblos en los que el escepticismo y el descreimiento han dejado paso a la cerrazón y el cinismo.
Esto estas culturas ambas organizaciones son miradas con recelo, pero esto no ha impedido que su presencia algo prohibido. El legado dejado por quienes les precedieron no ha hecho que la influencia de quienes han tratado de adoptar el papel de sus guías sea rechazado de forma directa, pero ya con anterioridad a su desaparición quienes aspiraban a sucederles eran mirados con suspicacia. Tanto una gran parte de los errores cometidos por todos estos, como algunos de sus aciertos, forman ya parte del acerbo cultural de los nirgedu a todos los niveles. Se han convertido en los inestables cimientos sobre los que han tenido que caminar y construir quienes les han sucedido.

De esta manera, el camino recorrido tanto por el Yannkhor Nusung Ileth como por el Visenyán se ha visto entorpecido por un gran número de problemas añadidos a aquellos con los que acarreaban por sí mismos. Su avance fue lento y, en el momento de su nacimiento, ninguno de los dos fue algo rompedor, sino que se limitaron a recuperar distintos aspectos de estos legados perdidos. A todos los efectos, los clanes perciben a ambas organizaciones como órganos análogos. Como el receptáculo de dos aspectos dispersos dentro del amplio espectro del saber. Como los lugares a los que acudir en busca de respuestas cuando los suyos no han sido capaces de dárselas.
Si atendemos al plano teórico, sus respectivos consejo no discriminan por origen o creencia a quienes entran a las organizaciones. Estas se encuentran formados por quienes teóricamente son los miembros más ancianos y sabios de entre quienes buscan el conocimiento puro. Esta ha sido una percepción que ha tratado de ser perpetuada por sus equipos de dirección, pero que no podría ser más errónea.

Existe una lucha de poderes entre ellas que excede sus ámbitos más directos. Una lucha en la que se encuentran implicados también una gran parte de los cabezas de clan nirgedu. Una lucha por dictaminar qué es la verdad, por escribir no sólo la historia sino también las leyes que gobiernan la realidad de acuerdo a sus necesidades.

Ambas organizaciones se encuentran desligadas de los clanes pero, al mismo tiempo, no dejan de depender de ellos. Tanto su seguridad como una gran parte de economía se encuentran vinculadas a acuerdos cuya validez no es fija. Tratados que deben ser renegociados con cada nuevo cambio de su cúpula directiva o cuando alguno de los clanes más importantes cambia de cabeza visible.

Más allá de en ciertos aspectos formales, su forma y su fondo guardan pocas similitudes. Ambos estudian los textos de antaño, pero mientras que los primeros lo hacen desde el punto de vista del mito, los segundos basan su investigación en el saber histórico y científico. Allí donde uno fomenta la superstición o el pensamiento mágico, el otro trata de obviar su presencia dentro del saber popular. A pesar de esto, dentro de su ánimo no se encuentra el deseo de extirpar el saber de toda referencia a las tradiciones. Son conscientes de que estas aún se encuentran demasiado presentes dentro de las culturas nirgedu y que su eliminación o negación podría desencadenar consecuencias desastrosas para ellos. Así pues, sus búsquedas se centran en la consecución de medios a través de los que lograr afianzar su poder entre ellos para poder aspirar a objetivos mayores.

A pesar del estatus de venerabilidad del que se ha tratado de dotar a sus estudiosos, el rango de edad de quienes son sus integrantes tampoco es algo acotado, pudiendo encontrar entre sus filas a individuos entre los diez y los ochenta años cumpliendo diferentes roles.

Lo que es indudable es que, dado el bagaje cultural de los nirgedu, la capacidad de ambos organismos para participar en la toma global de decisiones es considerable. Existe una ley no escrita entre ellos que dictamina que, quienes tienen la capacidad para comprender, promulgar y perpetuar el saber, tienen abiertas las puertas hacia los lugares en el que este se encuentra. Y el saber se almacena en los hogares de los cabezas de clan, por lo que negar el acceso hasta ellas a los componentes de estos grupos es una muestra de desprecio hacia la tradición.

Este hecho ha sido aprovechado tanto por miembros de estas organizaciones como por otra clase de individuos en beneficio propio. Porque el saber puro es algo que no siempre motiva a acceder hasta estos lugares, sino que su mera presencia en ellos también es interpretada como un símbolo de estatus, así como de un medio para acceder a una vida más cómoda.
Estos son algunos de los individuos que, paulatinamente, han ido obteniendo una mayor relevancia dentro de estas sociedades o han sido fuente de descrédito hacia sus alma mater. Que han sido aupados hasta posiciones que no se corresponderían al estrato en el que nacieron o sus capacidades reales, o cuyo camino les ha llevado a ser tratados como a criminales.

En una misma mansión, caserón o palacio pueden encontrarse miembros de ambas organizaciones junto a santones que afirman hablar en nombre de los ancestros. Sus estancias pueden prolongarse ahí hasta el final de sus días sin que nadie cuestione su presencia, labor o la manera en la que la realizan. Porque el hecho de poseer los medios en los que se almacena el saber, o el tener acceso hasta ellos, no lleva implícita la capacidad para apreciarlo, comprenderlo o ser consciente de lo que se encuentra a disposición de uno. Se han perdido incontables cantidades de tiempo y esfuerzo investigando bellas carcasas vacías, mientras junto a ellas se encontraban ocultas a simple vista otras que albergaban respuestas y verdades inapelables bajo formas menos llamativas.

Como consecuencia de que todo esto, una gran parte del conocimiento que se agolpa en sus paredes, estantes y expositores oculta aún tesoros por desentrañar y su comprensión, ya sea por parte de quienes lo poseen o quienes lo investigan, en ocasiones no es el objetivo final de quienes reclaman su custodia. Sus orígenes son diversos y no se limitan en exclusiva a los habitantes nativos de la isla. Ya haya sido mediante la conquista, el comercio o el robo, el acopio de textos y obras provenientes de la practica totalidad de las naciones con las que han tenido contacto, su posesión no deja de ser una muestra más de poder.

Pero este saber potencial ignorado no se aglutina únicamente en los hogares de los poderosos, sino que la incapacidad para comprender lo que poseen es un mal endémico. Uno que no se limita a las obras albergadas en los grandes salones, sino que también se ha extendido hasta las sedes de estas organizaciones.

Con el transcurso del tiempo tanto el Yannkhor Nusung Ileth como el Visenyán también han ido ampliando sus respectivas colecciones y materiales de estudio. Porque, a pesar de lo que puedan llegar a afirmar, el hecho es que, en gran medida, lo que se valora por encima de todo es la posesión del objeto físico por encima de su contenido o su significado. La demostración de que es uno y no el otro quien posee lo que tiene el mayor valor. Y esto es así porque el estudio de una gran parte de los textos supervivientes a culturas de antaño no sólo es algo que escape a las posibilidades de estas organizaciones, sino que también supera las capacidades de la práctica totalidad de los eruditos actuales de Daegon.

A pesar de su relativa juventud, sus respectivas historias se encuentran pobladas por numerosos cambios. Tanto la fidelidad hacia las que fueron las misiones fundacionales de ambos organismos han dependido por entero de quienes han formado sus cúpulas directivas, y esto es algo que ha fluctuado enormemente desde sus respectivas fundaciones.

Las suyas han sido tareas harto complejas. Lidiar con las particularidades de cada uno de los clanes ha demostrado ser una tarea que les ha consumido una gran cantidad de recursos. Una labor que les ha llevado a acumular y dedicar grandes esfuerzos a estudiar obras que saben sin valor para contentar las demandas de sus valedores, mientras que otras envueltas en formatos menos vistosos eran descartadas. Modestos manuscritos cuyo valor no han sido capaces de apreciar continúan perdidos en un mar de ignorancia que nadie ha sido capaz de navegar.

Irónicamente, quienes más se vanaglorian de valorar todo esto son quienes, históricamente, más han caído presa de estos juegos de espejos. Porque, al final del día, los componentes de algunas des las culturas que más se han preocupado por promover la valoración del conocimiento por encima de lo demás han sido quienes menos han hecho por que todos los suyos hayan tenido la posibilidad de catarlo. Por más que sus dirigentes se regodeen en su acumulación, la preocupación de las estructuras sociales más bajas siempre se ha orientado hacia los quehaceres del día a día.
Dentro de las culturas de los nirgedu no se ha estilado jamás la construido colegios o universidades, a pesar de que sus señores viven en los edificios que antaño albergaron estas funciones. Al igual que ha sucedido dentro de otras culturas, la popularización de ese bien tan valorado no ha sido jamás la preocupación de quienes lo poseen. Esto es algo que ha llevado a que, quienes realmente se han dedicado a buscar su comprensión y a asimilación tiendan a encontrase fuera de estos círculos más afortunados.

De esta manera, ambos grupos fueron creados por quienes casi podrían ser considerados como parias. Por gente que decidió cuestionar el estatus quo, o quienes, bajo el pretexto de subvertirlo, sólo buscaban crear los medios para su propio ascenso social. Son organismos transversales, elementos externos a las clases gobernante que han hallado una excusa cultural que estos no les pueden cuestionar. Herramientas a la disposición no sólo de los clanes, sino también del resto de pueblos de Shatter o Daegon, pero sin una vinculación directa con los líderes de esta red clientelar. Órganos consultores para todos ellos, pero ajenos a sus cadenas de mando. Ni el el Yisén Morag; el consejo de los jefes de clan que se reúne de forma excepcional, ni el Sishin Modou tienen control sobre las decisiones que tienen lugar en Uwais y Jaa, sus sedes centrales.

A pesar de que el núcleo de su actividad se encuentra centrada en los territorios dominados por los clanes, ambas organizaciones han logrado extender su zona de influencia más allá de estas demarcaciones. De esta manera, si bien es cierto que los habitantes de Vanyashi, Silvarta o Bahersy acostumbren a referirse a ellas como elementos íntimamente ligados a los nirgedu, los distintos estamentos de estas naciones son muy conscientes de dónde terminan estos lazos.
Aun así, su presencia se ha dejado sentir de forma sutil a distintos niveles. Tanto los mandal como los nirgedu no son un todo coherente cultural. Esta es una generalización que ha es utilizada en ambos sentidos para referirse a las culturas que han surgido como una escisión de ellas, pero los miembros de estas etnias también han formado naciones cuyas estructuras son más similares a las que se pueden encontrar en el Continente.

Ambas etnias se han dividido en un gran número de cultura heterogéneas. En un complejo mosaico de pueblos que, a pesar de compartir rasgos con aquellas culturas surgidas durante el milenio negro, también están llenos de contrastes y contradicciones para con aquellos. La manera en la que cada una de estas culturas interpreta las tradiciones y preceptos de sus ancestros se encuentran sustentadas sobre sus particulares condiciones geográficas y la evolución de sus respectivas culturas. De la misma manera, las relaciones establecidas entre cada una de ellas con el Yannkhor Nusung Ileth y el Visenyán poco tienen que ver con las de las demás.

Mientras que en el caso de los nirgedu el respeto hacia ellas o sus decisiones dependen más de materias geopólica o simpatías personales que de la tradición, por su parte, las naciones pobladas por la etnia mandal mantienen acuerdos en apariencia más formales con ellas. Tratados establecidos con estas organizaciones pero que, una vez analizados, han sufrido un gran número de reescrituras. La interacción que se ha formado entre ellas, a pesar de sus diferencias, también ha pasado por un gran número de estados y, en un pasado no demasiado lejano, no fue raro encontrar a sus estudiosos colaborando con ciertos estamentos de algunas de las grandes naciones.

En la actualidad, a excepción del nuevo gobierno de Silvarta, tanto las organizaciones científicas de la isla como las del exterior han expresado sus dudas acerca de la capacidad de la presente directiva del Visenyán para llevar a cabo su labor. Esta no ha sido una situación infrecuente dentro de su historia ya que, cuando no se han relacionado con culturas pertenecientes a los sectores más tradicionalistas de la etnia nirgedu han sido tratados como norma general con desprecio y escepticismo. Una casuística de la que tampoco ha estado exenta su relación con Tálaspor, la que fuese su alma mater.

Este trato ha tenido menos que ver con su actitud hacia el conocimiento que con las diferencias culturales. A pesar de los bandazos ideológicos que han podido dar sus distintas directivas, estos hechos concretos apenas han afectado a sus relaciones, Por más grandes que hayan podido ser estas diferencia, su reputación se ha visto igual de cuestionada cuando sus equipos de dirección han tratado de hacer honor a las directrices bajo las que fueron fundados que cuando su único objetivo ha sido el lucro o la ocupación de una parcela de poder. El acercamiento que tienen hacia el conocimiento se encuentra tan condicionado por su contexto que esto ha tenido como consecuencia que, en sus relaciones con otros grupos, hayan sido más frecuentes los enfrentamientos que las alianzas duraderas.

Por su parte, los enfrentamientos más feroces a los que ha visto sometido el Yannkhor Nusung Ileth ha sido con los miembros de las culturas más primarias. Su presencia siempre se ha visto cuestionada por los santones y ancianos que han sido los guardianes del conocimiento tradicional, y la visión que han tratado de dar del mundo metafísico frecuentemente ha chocado con la de estos. Esto no ha impedido que, en aquellos lugares en los que el cabeza de clan pugnaba por el control con los ancianos, se hayan establecido alianzas de conveniencia, pero estas, en gran medida, han sido tan duraderas como el conflicto en curso.

Estas han sido una serie de relaciones que también se ha llevado al surgimiento de cismas a todos los niveles. Al fomento de la persona por encima del mensaje, al uso de la inversa y la picaresca. Esta organización también ha usado y ha sido usada por los ancianos o ancianas de los clanes cuando la eran estos quienes trataban de minar el poder de sus superiores jerárquicos dentro y fuera de los círculos religiosos. El origen de muchos de sus integrantes proviene de los linajes de santones y místicos, y esto ha ayudado a que se estableciesen relación extraoficiales entre alguno de los componentes del Yannkhor Nusung Ileth y sus familiares.

Su integración con las estructuras del poder siempre ha sido al mismo tiempo más cercana y más intrusiva. Han acostumbrado a buscar su lugar en aquellos lugares que se encuentran más ligados al de las personas que se encuentra tomando las decisiones en él día a día de los clanes en los que se encuentran presentes. Las líneas de sangre son muy complejas, y los árboles genealógicos de cada uno de ellos están poblados por ancestros de los que se sabe muy poco. De nombres que sacar a relucir cuando el momento así lo dicta, al igual que de aquellos sobre los que se prefiere no hablar.

Esta es una situación que, aunque en menor medida, también se da en la cultura Talasporiana. Un lugar en el que su pasado más lejano también se encuentra muy mitificado ha demostrado ser el caldo de cultivo ideal para insertar nuevos mitos y buscar explicaciones a los ya existentes. Por más claros y concisos que puedan ser los registros de la familia, la interpretación que se ha hecho de quienes les precedieron puede convertirse en un arma política. En un as a jugar en un momento de necesidad o interés puntual. En una narrativa que puede llegar a ser adaptada de acuerdo a lo que requiera el momento.

- El Talath Shantyl Natoge

Ciertas culturas de Shatter han tendido a sentir un apego casi enfermizo hacia su pasado, aunque la manera en la que lo ha plasmado cada una de ellas a sido dispar. No sólo los nombres con los que han sido bautizadas las naciones han ido obteniendo nuevos significados a lo largo de la historia, sino que esta es una cualidad atribuible a todo concepto que ha adquirido una cierta relevancia. A conceptos como han sido los de Sinráesh o el Talath Shantyl Natoge.

El trayecto recorrido por este apelativo lo ha ligado a un gran número de ideas y estamentos en distintos lugares de la isla, llegando a ser su “posesión en exclusiva” el origen de varios conflictos en el pasado. Enfrentamientos que, a su vez, han hecho que su mención pasase a ser algo peligroso en los tiempos que los siguieron.

El suyo ha sido un camino que le ha llevado tanto a convertirse en la denominación por la que han sido conocidas tanto distintas naciones como un gran número de agrupaciones de todo tipo. Que le ha hecho formar parte de la vida de diversas culturas y le ha llevado a asentarse en distintas localizaciones de la isla. Un camino que le ha permitido dejar cientos de pequeños legados bajo diferentes formas. No todas las culturas que han tenido relación con los diferentes aspectos de este concepto han sido tocadas de la misma manera. Este contacto ha hecho que el significado de la misma expresión haya cambiado a lo largo y ancho de cada uno de estos emplazamientos. Que se le haya considerado como la causa de todo mal causando con ello su condenado, o que haya logrado reinventarse una y otra vez. Que se haya visto forzada a desaparecer, o que aún logre mantener viva su presencia.

En su encarnación más reciente, esta es una organización que se encuentra a medio camino entre la ciencia y el misticismo. La historia de esta iteración no se remonta demasiado en el tiempo, encontrándose los inicios de esta andadura menos de cuatro décadas atrás. Este hecho no es algo que haya logrado evitar que sus diferentes instancias se haya visto sumida en numerosas sucesiones de momentos álgidos y de debacle interna.

No es la primera vez que los territorios en los que se asienta su actual encarnación se han visto asociados con alguno de cuantos le antecedieron. Esta es una ubicación en la que, durante los tiempos del Imperio Ailanu, se estableció el observatorio axiomático de la nación de Myantal, y la ubicación en la que se constituyó una de las primeras encarnaciones de Silvarta. Uno de los lugares en los que con mayor dureza se plasmaron las consecuencias de la apertura de la grieta de Treyel. Un lugar desde donde, en momentos puntuales, se tiene acceso de manera parcial hasta algunas de las realidades con las que colinda este mundo.

Esta organización bebe de todas estas fuentes porque, a lo largo de su historia, este nombre ha sido utilizado de forma errática por parte de individuos de intereses contrapuestos. Se ha visto asociado a sectas que promulgaban mensajes catastrofistas así como a agrupaciones cuyo interés era el de comprender la naturaleza de la realidad. A demagogos y a filósofos, a oportunistas y a científicos. En la actualidad, y no por primera vez, bajo su seno se encuentran individuos pertenecientes a todas estas categorías.

La misión de la presente encarnación del Talath Shantyl Natoge no se limita al estudio de Treyel en exclusiva, sino que sus miras son mucho más amplias. Desde el momento de su fundación han dedicado una gran parte de sus esfuerzos a estudiar el destino de Nargión, así como el estado en el que su partida dejó a los territorios que antaño ocupase. Sus miras se centraron desde sus comienzos hacia donde no había nada más que un océano vacío ininterrumpido. Para sufragar esta tarea ha adoptado tanto el papel de asesores como el de guías espirituales. Se han convertido en todo lo que ha sido necesario para mantener su independencia, asegurar una posición cómoda dentro de las estructuras del poder y continuar con la búsqueda de respuestas.

Cada una de las naciones con las que mantiene relaciones conocen a esta agrupación por distintos nombres. Apelativos que traducen a sus lenguas nativas aquellas cualidades que les definen ante sus ojos, o los riesgos que atribuyen a su mera existencia. Sus dominios no se encuentran constreñidos a la región de Dasirvayal en la que se encuentra su sede central, sino que también se puede encontrar a sus agentes en Slvarta y Tálaspor así como en los centros que estudias las particularidades del Kubör Yolasté.

Dasirvayal se encuentra ubicado dentro de los territorios pertenecientes a los clanes. Técnicamente, se encontraría ubicada dentro de la demarcación a la que muchos llaman Sinráesh, algo que ha hecho que, en momentos dados, la convivencia con estos pueda haber sido complicada.
Por un lado, en su interior se han desarrollado una gran parte de los mitos más controvertidos de historia de estos clanes. Por otro, tanto la naturaleza de su misión como el origen de los integrantes de esta agrupación han llevado a los más supersticiosos y los más xenófobos dentro de estos clanes a verter toda clase de acusaciones sobre ellos.
A pesar de esto, la labor que han realizado como arquitectos en la recuperación de los territorios que habitan, y como médicos en aquellos casos en los que los métodos de sus hombres del saber han fallado, han permitido que la imagen que se tiene de ellos dentro de la etnia nirgedu sea más favorable que negativa.

En cierta medida, el camino de esta organización siempre se ha visto ligado al de otra serie de conceptos. De aquellas ideas que han servido para dar nombre a las naciones que precedieron a aquellas que existen a día de hoy. Una unión que debe mucho al temor a ser los siguientes en desaparecer. Al miedo a sufrir el mismo destino de Nargión. Así pues, el regreso de los territorios desaparecidos ha impactado de forma especial en los moradores de la isla, y la necesidad de respuestas así como la relevancia del Talath Shantyl Natoge, quien muchos esperan que sea capaz de responderlas, han comenzado a crecer dentro del autodenominado “mundo civilizado”.

Pero este regreso no ha supuesto sólo buenas nuevas para esta organización, sino que no han faltado quienes les han acusado de ser los causantes del mismo y, por añadidura, de ser los culpables de las consecuencias que acarreó el suceso.
A lo largo de los años transcurridos desde entonces les ha tocado navegar en tiempos complicados. En un fuego cruzado de acusaciones y peticiones de ayuda. Su fama se ha propagado más allá de las costas de Shatter, pero esta no está construida sobre unos cimientos muy sólidos.
Durante toda su existencia se han dedicado a teorizar sobre las causas de la desaparición y el destino de quienes habitaban el continente perdido, pero las hipótesis que han manejado cubrían el espectro que abarca desde los más sesudos análisis hasta las más desquiciadas fantasías. En su seno se han producido enfrentamientos tanto o más cruentos que aquellos que provenían del exterior, y no han sido pocas las escisiones que se han producido por esta causa.

La negativa a despreciar cualquier teoría fantástica al no disponer de pruebas que constatasen los hechos reales han abierto sus puertas a charlatanes, agoreros y arribistas. Individuos que, afirmando hablar en nombre de la organización, han propagado todo tipo de falacias y mensajes catastrofistas. Tanto ha sido así, que su directiva se ha visto obligada a crear cuerpos dedicados en exclusiva a matizar y desmentir este tipo de comunicados. Cuanto más ha crecido su fama, mayores han tenido que ser los esfuerzos dedicados a controlar los daños causados por sus propios integrantes. Esfuerzos que les han llevado también a endurecer los requisitos para entrar a formar parte de la agrupación.
A su vez, este tipo de medidas también han sido utilizados en su contra. Se les ha acusado de querer ocultar la verdad, de dejar entrar únicamente a quienes tienen una visión similar a la de sus líderes, de tratar de evitar que se sepa que toda su existencia se ha basado en un gran cúmulo de mentiras que ahora, con el regreso del objeto de su estudio, no tardarán en ser desmontadas.

- La iglesia Lahesiana

Dentro de Shatter la religión ocupa distintos lugares en el seno de cada una de sus culturas pero, de haber un organismo religioso que cuenta con una mayor presencia dentro de la sociedad en la que se encuentra enclavado, este no se encontraría dentro de las culturas consideradas como “primarias” sino en la nación de Tálaspor. Pero esto no siempre ha sido así.

El camino recorrido por la iglesia Lahesiana hasta llegar a encontrarse ligado a las estructuras del poder ha sido largo y tortuoso. Un camino cuyo movimiento definitorio se llevó a cabo hace poco menos de un siglo.
El hecho de que el actual gobierno de Tálaspor se encuentre basado en el derecho divino se debe en gran medida a la penetración de las enseñanzas de este credo. Aun así, la decisión de quien ocupará la posición como cabeza del estado no se encuentra en manos de un religioso.
El Driptka Lahesh, el órgano que gobierna Tálaspor, no sólo se encuentra formado por los altos cargos de la iglesia, sino que una parte muy importante de sus estamentos se encuentran ocupados por las integrantes femeninas de la familia Vinlaya.

Este ha sido un linaje que sólo lleva gobernando de forma ininterrumpida la nación desde que hace poco más de un siglo su alianza con la iglesia les aupase hasta el poder, pero esto no le ha impedido afirmar que el suyo es un derecho que ostentan desde la formación de la isla. Un derecho que les ha sido usurpado en distintos momentos de la historia pero que siempre han logrado recuperar gracias al sacro designio. Una afirmación que sólo es cierta a medias.

Si bien es cierto que la dinastía Vinlaya ha ostentado el poder en estos territorios en el pasado, poco ha tenido que ver la ayuda sobrenatural a su regreso. A pesar de sus afirmaciones y de los textos que han creado para sustentarlas, tampoco ha sido el designio divino el que les ha otorgado el poder sobre el estado y la iglesia Lahesiana. De la misma manera, tampoco existe una relación directa entre quienes afirman ostentar el legado de los Vinlaya y quienes gobernaron en el pasado.

En tiempos recuentes, la naturaleza de su sistema de gobierno ha hecho que se haya llegado a confundir a Tápaspor con una teocracia, pero esta afirmación está muy lejos de ser cierta. Esto es así no sólo porque el Driptka Lahesh sea por naturaleza un órgano dividido, sino también por la evolución que han tenido sus integrantes a lo largo del tiempo.

La relación existente entre la cúpula de la iglesia y las cabezas de familia de los Vinlaya han sido complicada desde hace dos generaciones. Una que les ha llevado hasta una situación en la que cualquier movimiento por ambas partes se ve cuestionado y auditado por la otra.
En gran medida fue la iglesia la que pugno por la ascensión hasta el poder de esta familia, algo que le permitió obtener una posición privilegiada en la nueva estructura, pero la suya fue una unión de mera conveniencia. Los acuerdos que se firmaron para formar aquella nueva jerarquía convirtieron a ambos grupos en parte imprescindible para el gobierno de la nación, pero también impusieron serias limitaciones a las capacidades de cada uno de ellos.

La capacidad para llegar a alcanzar acuerdos duraderos desde que comenzaron las desavenencias no ha dejado de verse mermada. De acuerdo al grado de enfrentamiento que se ha ido desarrollando entre las facciones que componen sus rangos en la actualidad se ha ido consolidando, la imagen que se tiene de todos ellos ante sus súbditos se ha visto afectada. Se han lanzado distintas campañas de desprestigio contra ellos tanto dentro como fuera de sus filas. Una serie de movimientos que en numerosas ocasiones también se han vuelto contra sus instigadores.

Desde el seno de la iglesia Lahesiana se ha fomentado en tiempos recientes dudas acerca de la legitimidad de la posición que ostenta la familia Vinlaya, pero la estrecha relación que han mantenido con ellos desde el nacimiento del gobierno del Driptka Lahesh ha hecho que, como consecuencia, también se haya llegado a cuestionar su estatus dentro de la sociedad. A su vez, este tipo de cuestionamientos no han surgido únicamente desde el interior de Tálaspor, sino que también se han levantado voces en su contra desde Silvarta y, sobretodo, desde el Rapán Tohale.

Las dogmas de ambas religiones se encuentran íntimamente ligadas, siendo en origen la iglesia Lahesiana un cisma no confeso de este credo. Antaño fueron las enseñanzas del Rapán Tohale las que ayudaron a moldear una parte de los pueblos que terminaron por convertirse en la actual Tálaspor, y fue su legado el que recogieron los padres del pensamiento lahesiano.

De acuerdo a esta escuela de pensamiento, el de Tálaspor no sólo es el pueblo elegido por quienes precedieron a la humanidad para esparcir su saber, sino que también será quien lidere las tropas ultraterrenas en la batalla final.
Dentro de este credo se conserva una parte de la visión fatalista de la realidad de cultos como el de los Señores de Ilwarath, pero en su seno también se pueden encontrar a quienes han adoptado interpretaciones menos dramáticas del llamado Meitai Kuram Ulashe, de la “batalla final”.

De esta manera, mientras que las ramas más tradicionalistas presentan a esta como una épica lucha en la que todas sus antiguas jerarcas se unirán de nuevo para frenar el camino de la nada, aquellos cismas más influenciados por el Dominio se refieren a él como el “conflicto que pondrá fin a todos los conflictos”.

La interpretación que se ha hecho desde el poder de los textos sagrados ha convertido al de Tálaspor en un pueblo que cultiva la espiritualidad de una manera desaforada. Conceptos como el determinismo, el destino manifiesto o el poder de la voluntad sobre todos los obstáculos pueblan la práctica totalidad de su ficción y su acerbo cultural. Ambos se encuentran poblados por gestas a todas luces imposibles llevadas a cabo por los gobernantes del pasado y distintos héroes del pueblo. Hazañas en las que se rasga el velo que sepera las realidades y que les llevó a luchar junto a sus deidades contra el mal definitivo. Un enemigo que ha adoptado un gran número de formas con cada nueva rescritura de sus dogmas.

La iglesia cuenta con sus propias tropas. Cuerpos especiales que no responden ante el Driptka Lahesh o las altas instancias del ejército, sino que únicamente lo hacen ante los estamentos eclesiásticos. Quienes, de acuerdo a sus instructores, formarán parte de las tropas de élite en la que será la gran batalla que tendrá lugar en los territorios que se extienden más allá de lo material. Pero, a pesar de que estas tropas son adoctrinadas de manera acorde a los dogmas lahesianos, es raro encontrar entre ellos a fanáticos.

Puede que, de acuerdo a su folcore, estos cuerpos especiales no sean considerados como simples soldados sino como guardianes de las puertas de este mundo. Que su vida en este mundo terrenal sea presentada únicamente como la preparación para lo que les espera una vez que abandonen el caparazón físico. Pero, al final del día, la mayor parte de ellos forman parte de esta tropa porque, tanto en tiempo de paz como en la guerra, les ofrece una calidad de vida con mucho superior al de la media de sus conciudadanos.

De haber existido un momento que ha supuesto un zenit en la influencia de la iglesia lahesiana en la nación que lo acoge, este se ha tenido lugar en tiempos recientes. El momento cumbre de su popularidad se ha producido durante el periodo de tiempo a lo largo del que se prolongó “la gran penumbra”. A pesar de que el impacto de este evento sobre Shatter fue mínimo, la constante llegada de noticias del continente provocó en su interior el surgimiento de profetas y agoreros. De individuos que proclamaban la llegada del momento que pondría fin a este mundo. De quienes buscaron enriquecerse ofreciendo soluciones a un problema que muy pocos creían que fuese a llegar hasta sus costas.

A pesar de que los elementos que vinculan a la iglesia lahesiana y el Rapán Tohale son mucho mayores que aquellos que los separan, la suya es una rivalidad que se ha construido principalmente alrededor del terreno de lo teológico. La suya ha sido una relación que ha condicionado la manera en la que este culto y sus practicantes han sido percibidos en Tálaspor. A este respecto, la manera en la que cada uno de sus teólogos ha presentado al reciente evento anómalo ha sido muy diferente.

Más allá de la mitología, los mensajes que se han transmitido para tratar de fomentar la superstición han terminado por volverse en su contra. No es la primera vez que las distintas iglesias de la isla han tratado de aprovechar alguna desgracia como una herramienta para afianzar su control sobre el pueblo con resultados similares pero, tanto la separación temporal entre los grandes eventos como la impredecibilidad de cada uno de ellos, ha hecho que estos errores se repitan cíclicamente.

Cuando los vestigios del más reciente aún se encuentran frescos el mensaje del miedo aún permanece asentado en estas sociedades, pero los primeros visos de duda y crítica no tardaron en surgir cuando el continente errante se perdió en el horizonte oceánico. Un evento que dio nueva vida a una serie de movimientos que han dejado de ir ganando fuerza dentro de Tálaspor.

Desde entonces, los bandos dentro del Driptka Lahes se han ido distanciando cada vez más. El poder de la iglesia Lahesiana dentro de la nación continúa intacto, pero su imagen ha sufrido una gran merma.

No sólo la situación de crispación dentro de las instancias del poder ha ido en aumento, sino que también ha dado comienzo una ola de descreimiento en el pueblo. Siguiendo el modelo que se ha establecido en Silvarta, se han establecido bandos entre los más tradicionalistas y quienes buscan el cambio. Entre quienes apoyan a su gobernante, quienes buscan un mayor poder de la iglesia y quienes tratan de alterar el estatus quo de la nación en su favor.
Desde de la cúpula de la iglesia se pueden encontrar sectores que tratan de mantener vivo el esquema actual y quienes buscan separar a la figura de la Upstalashi, la “hija del más allá” y quien es la cabeza visible del Driptka Lahes, de la familia Vinlaya. Se puede encontrar a quienes buscan centrar su mirada en el terreno de lo teológico y romper todo resto de vinculación con la iglesia con el Driptka Lahesh y quienes aspiran a afianzar aún más esta posición.

Si bien aún estos enfrentamientos aún no han sido llevados de forma abierta hasta el terreno del debate público, la vida política o las calles de las distintas ciudades de Tálaspor, esto no ha evitado que no se hayan producido filtraciones más o menos intencionadas que buscasen caldear el clima político. Son secretos a voces que han servido para generar otros conflictos derivados de ellos.

De forma inesperada, estos conflicto también ha ido adquiriendo otras implicaciones. Aquellas que han llevado a ciertos sectores de la sociedad a pensar acerca de las implicaciones de todo aquello que asumían como actos de fe. A dar voz a aquellos que desde la clandestinidad cuestionaban tanto el sistema de gobierno como el relato sobre el que se construyó su nación.

A esto ha ayudado el hecho de que, a pesar de lo integrado que se encuentra el culto dentro de la sociedad de Tálaspor, pocos son quienes han aceptado sus enseñanzas como algo más que mera tradición o metáforas más o menos educativas.

Así pues, la división dentro de la iglesia ha generado un problema que amenaza con afectar a toda la nación en su conjunto. La separación entre iglesia y estado puede parecer algo muy difuso pero, a la par, es algo dolorosamente real para todos sus integrantes.

A pesar de la vinculación con las divinidades atribuida a las integrantes femeninas de la familia Vinlaya es algo comúnmente integrado dentro de la tradición, no son ellas quienes tienen la palabra definitiva dentro de los asuntos religiosos o civiles. Quizás sean presentadas como “las elegidas para marcar el camino”, pero existe una separación de poderes que les impide gobernar sin cortaprisas. Una separación que, por diseño, también condiciona la autonomía de la iglesia.

Las campañas contra cualquiera de estos estamentos también puede ser una amenaza para el otro ya que, dada la manera en la que sus estructuras se encuentran integradas, cuestionar a una afecta de manera inevitable a la percepción que se tiene de la otra. Una unión tan íntima que ha llevado a que cuestionar la legitimidad de sus jerarcas también haya supuesto condicionar la inefabilidad de los dogmas de fe.
Aun así, esto no ha evitado que ambas hayan sido puesta en duda un gran número de veces. Dudas que en no pocas ocasiones han sido planteadas dentro de sus propias filas.

- El Yisén Morag y el Anashe Layán

Pese a la visión uniforme que se ha propagado de los clanes dentro de las grandes naciones, sus diferencias han hecho de los “suyos” sus rivales más encarnizados. Tanto es así, que el foco de sus conflictos ha acostumbrado en centrarse en intrigas, rencillas y rivalidades dentro de sus propios integrantes.

Más allá de la difusa esfera de poder poder político que representa el Yisén Morag existen otro amplio número de estamentos que luchan por el poder, una serie de organizaciones que dentro de la estructura social de los nirgedu son conocidas como el Anashe Layán; el organismo que comprende a sus mayores. Esta es una palabras y un concepto del que muchos han tratado de apropiarse, pero tanto la distancia que separa a este hipotético órgano del Yisén Morag, como la que separa a todos los que afirman hablar en representación suya son enormes. Se propósitos y métodos encuentran tan alejados como la posibilidad de que lleguen a algún tipo de acuerdo.

Porque la pugna entre los señores de los ancianos y sus mayores no es mayor que aquella que mantienen entre ellos. Tanto la adhesión a sus respectivos clanes como las diferencias culturales entre ellos o las ambiciones personales han provocado que, a pesar de la antigüedad de este concepto, rara vez haya sido algo más que una mera figura teórica.
Quizás la tradición dicte que el saber es el mayor de los bienes, y que los mayores son quienes poseen de este don en mayor cuantía, pero las propias disensiones dentro de las distintas iteraciones del Anashe Layán han hecho que su voz rara vez haya trascendido, cuando no han provocado su misma disolución.
Cada una de sus evoluciones se ha visto sometida a un constante escrutinio tanto por parte de sus miembros como de quienes se han negado a participar en ellas. Este hecho ha pasado a ser algo que, tristemente, ha pasado a formar parte de su propia tradición. Una herramienta disfrazada de inconformismo cerril que, bajo el pretexto de desterrar toda idea que se aleje lo más mínimo del ideal, ha sido utilizada para atacar a quienes han sido interpretados como una amenaza para otra clase de planes.
Tanto la idea del Yisén Morag como la del Anashe Layán están rodeadas de una poderosa carga de mito que poco ha tenido que ver con su implementación real. Son constructos teóricos inviables en la actualidad. Una parte de su folclore que se han apropiado de sendos nombres haciendo caso omiso a sus respectivos fondos ideológicos.
Sus detractores se dividen en un gran número de grupos, pero las facciones que cuentan con un mayor número de seguidores son las más antagónicas entre sí. Grupos que, al mismo tiempo que afirman que hace siglos que su razón de ser desapareció, atribuyen razones opuestas a tales aseveraciones.
Así, mientras que unos interpretan que con la tensa paz en la llevan conviviendo desde hace largo tiempo se ha logrado establecer una nueva Sinráesh, otros afirman que los métodos e ideales tradicionales no tienen ya cabida en el mundo moderno.
Al mismo tiempo que unos claman por el final de los clanes y sus estructuras de poder, para otros es un hecho ya de facto que quienes ahora afirman preservar el legado de los nirgedu poco o nada tienen ya que ver con los usos y costumbres de quienes ostentaron ese apelativo.

Tanto la percepción del resto del resto de los pueblos con los que conviven en la isla, como la manera en la que son percibidos ellos en su conjunto, también se ha visto afectada por estos enfrentamientos. Dependiendo de los territorios en los que se mire, pueden ser considerados como enemigos o como aliados. Como pueblos pacíficos o como bárbaros peligrosos. Su dispersión cultural hace siglos que ha hecho que algunos de ellos se vean más cercanas o representados por otras culturas con las que conviven a diario que por aquella a las que les uniría su etnia de origen. Lugares donde la autoridad de los señores de los clanes o los ancianos no tienen cabida.
Esta es una realidad que tanto quienes ocupan los altos cargos en los órganos de gobierno de las diferentes encarnaciones de sendas organizaciones, como quienes se encuentran bajo sus órdenes siempre se han negado a aceptar. Una negativa que no ha servido sino para cimentar aún más las diferencias existentes entre ellas y cada cultura nirgedu que se ha alejado de la evolución de las ramas principales de sus tradiciones.

De esta manera, a pesar de rara vez se han revocado las convocatorias de reunión que dicta la tradición, la norma ha sido que la asistencia a las mismas hayan sido declinadas de manera casi sistemática por las casas mayores.
Sólo los más ambiciosos entre los jefes de los clanes han tratado de convocar al Yisén Morag en tiempos recientes como otra cosa que no sea mero protocolo pero, incluso en estos casos, su llamada apenas ha suscitado una leve reacción por parte de sus iguales. No existe una unión entre los clanes, Sinráesh sólo es una leyenda lejana. Una palabra utilizada en leyendas, arengas y promesas mayormente vacías.

Por su parte, si bien es cierto que el del Anashe Layán es un concepto que, a pesar de haberse mantenido más fiel a una parte de los criterios que le dieron origen, no se ha visto libre de sus propias contradicciones. Lo errático de su trayectoria ha hecho de él algo que pocos serían capaces de describir con precisión.
Al contrario de lo que sucede con la alianza de clanes, ni su composición, su capacidad de decisión o su propósito han llegado a concretarse jamás. Dependiendo de la interpretación que se han realizado de las palabras que le dan nombre, ha sido un consejo de sabios, una alianza de eruditos, lo que podría entenderse como un gobierno ilustrado de acuerdo a los criterios de sus culturas o una herramienta de aprendizaje. Han sido un apoyo para los jefes de clan o el Yisén Morag o sus rivales. Quienes han tratado guiarles en sus decisiones o quienes han aspirado a sucederles. Un órgano agnóstico a cualquier poder o un contendiente más dentro de las luchas por él.

La ambigüedad, la indefinición y un claro desconocimiento de los problemas mundanos han sido los elementos más han identificado a quienes han tratado de lograr que el concepto del Ansashe Layán se mantenga vigente. Salvo en raras excepciones, sus planes de acción se han construido y se continúan construyendo sobre una concepción irreal o elitista de sus respectivas sociedades. Unos preceptos que ponen a mayores y “hombres sabios” de toda índole por encima del resto de los ciudadanos.
Camufladas bajo altos ideales de trascendencia o saber, las intentonas por preservar, refundar o evolucionar sus ideales han acostumbrado a ser meras herramientas para lucha por el poder, y esto sólo ha servido para que exista una fragmentación enorme entre quienes han pretendido continuar con las ideas sobre las que se construyo la primera encarnación de esta organización.

A día de hoy, a pesar de que una de ellas cuenta con una clara superioridad en cuanto a sus números, existen más de una docena de grupos que afirman ser “el auténtico Anashe Layán”. Es raro que los líderes de todas ellas se reúnan y, cuando se ha dado ese caso, esto sólo ha servido para afianzar aún más sus diferencias. Dentro de todos grupos que afirman tratar de convertir este concepto en algo real se puede encontrar a individuos de toda índole. Un amplio espectro de personalidades que oscila entre quienes realmente aspiran a obtener una paz duradera en la isla y quienes sólo quieren arrebatar el poder a los jefes de clan para crear un nuevo modelo de gobierno liderado por ellos.

La manera en la que se han presentado ante la sociedad también ha variado enormemente de acuerdo a los parámetros del momento, al igual que lo han hecho sus alianzas con los jefes de sus propios clanes, de clanes rivales o incluso de algunas de las culturas vecinas. A pesar de que sus miembros se encuentran imbricados dentro de de una gran parte de las estructuras sociales de los diferentes culturas nirgedu, esta presencia nunca ha sido algo uniforme.

Durante el tiempo que duró el reciente evento anómalo se produjeron diversos “Concilios de los ancianos”, una clase de eventos que, por más que ya habían sido convocados en los tiempos pretéritos, rara vez habían obtenido una afluencia ajena a aquella de los círculos más cercanos a quienes las invocaban.
A pesar de que estas reuniones han despertado las suspicacias de diversos cabezas de clan, en ellas no se ha logrado alcanzar ningún tipo de acuerdo.

A pesar del valor que se da dentro de las culturas nirgedu al conocimiento, tanto los hechos que llevaron a la formación de Sinráesh como las consecuencias reales de aquel conglomerado continúan siendo desconocida en gran medida. Existen tantos versiones contradictorias documentadas en las que se relata aquella historias que discernir el hecho del mito se ha convertido en una tarea casi imposible. Es tal el número de narraciones puramente ficticias que se pueden encontrar describiendo aquellos días que cada clan es poseedor más de una. Cientos de textos en los que se afirma sin ningún tipo de duda o pudor la participación crucial de sus ancestros dentro de los momentos definitorios, tradiciones en las que se detalla un mismo hecho a través de una miríada de puntos de vista enfrentados, versiones idealizadas de lo que fue y de quienes lo compusieron. La figura de esta quimera ha sido ficcionada más allá de cualquier límite razonable. Ha sido un tema recurrente tanto en actos orquestados por los mayores como en los de los jefes de los clanes más influyentes, pero también ha sido utilizada por el Visenyán o el Yannkhor Nusung Ileth para tratar de afianzar sus posiciones y afirmaciones. Una idea que ha sido puesta sobre la mesa por parte de una gran disparidad de grupos y que ha despertado temores largo tiempo dormidos en las naciones que comparten frontera con los nirgedu.

Estos miedos no siempre han sido completamente infundados. Las interacciones y las redes de influencias establecidas a lo largo de la isla entre sus pueblos siempre han sido complejas y cambiantes. En ambos extremos de cualquiera de sus fronteras se pueden encontrar a quienes retuercen los hechos en pos de sus objetivos. Los tiras y aflojas que se han producido entre cada grupo social o ideológico, por cada organización o nación, han repercutido en las relaciones futuras de quienes han colindado con ellos de maneras del todo impredecibles. Unas relaciones que se han vuelto aún más tensas tras el paso del continente errante.

El efecto que ha provocado este hecho tanto sobre aquellos que ya proclamaban la llegada del final en los tiempos pretéritos, como en quienes buscaban ser el centro dentro de un poder unificador central para todos los pueblos en los que se han fragmentado los nirgedu puede haber diferido en su forma, pero ambos lo han utilizado para un mismo fin. Así pues, quienes más perjudicados se han visto por este hecho han sido quienes aspiraban a finalizar con las tensiones que existen entre ellos y las grandes naciones.

Las acciones llevadas a cabo bajo el auspicio de este evento han sido diversas, pero no siempre han sido inocuas. Se han producido movimientos por parte de algunos de sus miembros que han tratado de generar una respuesta en las naciones vecinas. Una reacción violenta que fuerce a los suyos a tener un enemigo común. A superar sus diferencias y unirse contra una amenaza mayor procedente del exterior.

A pesar de que estas acciones rara vez se ha logrado alcanzar el consenso necesario como para convertirles en una amenaza real, han sido la semilla de la que han germinado algunos de los cambios más importantes dentro de los clanes implicados. Cambios que han amenazado con poner fin a relaciones largo tiempo trabajadas. Que han creado grietas en inseguridades que facciones en el otro lado también han tratado de explotar.

Porque, a pesar del valor que dan los nirgedu al saber, el nivel de alfabetización de sus integrantes es muy bajo. La tradición sigue continúa siendo algo que se transmite mayormente de manera oral, y el nivel de credulidad depende en gran medida de la reputación o el carisma de quien transmite el mensaje.

Por más que un gran número de sus jefes de clan, así como sus escribas y estudiosos han logrado mantener vivas algunos de sus sistemas de escritura y el habla de algunas de las lenguas del pasado, el acceso hasta ellos se encuentra muy limitado. No existe entre ellos ni la intención ni una capacidad real para que estos se propaguen o para crear un contexto en el que se puedan transmitir de una manera unificada. Organismos como el Visenyán han tratado de que este conocimiento tan restringido salga de los nichos que lo albergan, pero siempre se han encontrado con la oposición frontal de quienes lo poseen. Es un bien del clan. Algo que, de propagarse, dejaría de tener el mismo valor.

En los territorios tradicionalmente asociados a los nirguedu también se pueden encontrar otras etnias que, a pesar de referirse a sí mismas como componentes de los pueblos de Sinráesh, conservan rasgos culturales propios. Otras culturas que, si bien no pertenecían en origen a este conjunto de etnias, han pasado a tener una relación íntima con ella. A pesar de ser inferiores en cuanto a su número, algunas de ellas han logrado establecer distintos tipos de relaciones con los clanes. De esta manera, al mismo tiempo que etnias como las de los talashi, los naimanu o los sednapna han alcanzado acuerdos que les han permitido tener una cierta independencia, otras, como las de los barán, los vasnat o los lashanti han llegado a entrar a formar parte de las estructuras sociales de los clanes ya haya venido esta a través de distintas alianzas, por una unión voluntaria o mediante la conquista.

A pesar de que los nirgedu controlan una gran parte de la isla, su aprecio por la diversidad ha permitido que no se pierdan los elementos culturales de los pueblos que han asumido o que conviven con ellos, pero esto tampoco ha salvado a estos de las evoluciones que se han producido en ellos como consecuencia de esta interacción.
Estas relaciones no siempre han sido algo fluido, sino que no ha sido raro que se hayan producido fricciones dentro de estos territorios en los que han tenido lugar estas interacciones. Enfrentamientos que, en ocasiones, han desembocado inevitablemente en la aniquilación de algunas de ellas.

Las construcciones que se pueden encontrar en estos territorios son los que contienen una mayor cantidad del legado de sus anteriores pobladores intacto. La falta de interés que estos han demostrado en la arquitectura y ha hecho que los que son los grandes caserones en los que se asienta la cabeza de cada clan no sólo se encuentren ubicados sobre los restos de de civilizaciones que les precedieron, sino que también son el último vestigio que se conserva de aquellas con las que acabaron. De esta manera, junto a aquellas pertenecientes a pueblos largo tiempo desaparecidos como los de de Lartal, Ovenyatna y Dogor Kelys, el legado de otros, como los de Chasenwa, Pramayal o Nankata, pese a ser mucho más reciente, convive con estos sin mostrar signos de pudor.

A pesar de lo tumultuoso de las relaciones dentro de las culturas cercanas a los nirgedu, esto no ha impedido que, a partir de los esporádicos escarceos en aquellas zonas en las que comparten frontera con otras naciones, haya provocado que estas los hayan percibido como como un ente único y cohesionado. Como una amenaza en potencia. Como un fuego al que sólo le basta con una suave brisa para propagarse sobre sus territorios.

Estas afirmaciones interesadas han sido algo que ha resurgido en los últimos tiempos. Medias verdades basadas principalmente en hechos acontecidos hace siglos. Falacias construidas sobre hechos aislados que han tratado de ser presentados como algo que no son. Que tratan de mostrar a una pequeña parte como si fuese un todo.

No es la primera vez que afloran este tipo de acusaciones, ni la primera vez que lo hacen basándose en argumentos vacíos. Muchos de los territorios en los que se encuentran asentados han sido ambicionados durante generaciones por otros pueblos y la reclamación de aquellos bienes cuya propiedad ambiciona la nobleza de las naciones vecinas han hecho poco por afianzar la paz.
Esta no es una lucha que se centre tanto en el territorio de la memoria sino que su ámbito principal acostumbra a ser el de la unificación del poder sobre la isla. Dentro de los territorios gobernados por cualquiera de las grandes naciones se pueden encontrar los restos de un gran número de las culturas del pasado. Obras que, a pesar de poseer valor por sí mismas, su posesión rara vez es reclamada salvo como una excusa más a la hora de alimentar el argumentario de los aspirantes a conquistadores.

Dependiendo de la ubicación concreta de cada una de estas construcciones, su aspecto varía enormemente. De esta manera, aquellas que se conservan dentro de los clanes, acostumbran a ser las que se han viso alteradas en menor medida. Aun así, tanto la arquitectura como las dimensiones o el grado de preservación de estos elementos del pasado varían enormemente.

- El esquema de poder en Shatter

A lo largo del último siglo la situación global de la isla ha sido percibida de distinta manera por parte de cada una de las culturas que la pueblan.

Desde el exterior de la misma existe una sensación generalizada de paz, una ausencia de conflictos a gran escala que ha llevado a los observadores a obtener una visión un tanto idealizada de los habitantes de Shatter, pero esta es una percepción influenciada en gran medida por los intereses comerciales de los grandes oligarcas. Si bien es cierto que ha pasado mucho tiempo desde el último gran conflicto, esto no ha significado una ausencia total de enfrentamientos en la isla. Porque, quizás no haya ningún frente bélico abierto o declarado, pero cuanto más se aleja uno de la costa oriental, la frecuencia de los son los territorios que viven en un estado más tensionado se vuelve más habitual.

Existe un cierto equilibrio de poder entre las grandes naciones. Un estado que no ha hecho necesaria la utilización de sus ejércitos más allá de sus territorios, pero la tensión constante en la que se mueven los distintos gobiernos ha provocado no pocos altercados en las zonas fronterizas. Así pues, no hay uniformidad en cuanto a las relaciones de poder. A lo largo de una gran parte de su extensión se pueden encontrar lugares en los que las fricciones constantes han ido escalando hasta transformarse en breves e intensos estallidos de violencia.
Pero las tensiones existentes en la isla no se limitan a aquellas que abarcan a distintos pueblos y culturas, sino estas también se encuentran muy presentes en los distintos estamentos que componen las estructuras de poder de las naciones. Una serie de luchas internas que en las que también se encuentran quienes tratan de suceder a quienes se encuentran en el poder, o quienes simplemente quieren un cambio. Así pues, se podría decir que el conflicto es un estado casi inherente a una gran parte de sus culturas. Un estado que ha llevado al conjunto global de Shatter a mostrar múltiples rostros y a condicionar cuál de estos muestra dentro y fuera de sus costas.

Pero esta mascarada no es algo que exista de forma exclusiva en su interacción con los pueblos de más allá del mar. La relación entre vecinos también se ve marcada por esta en apariencia cara más amable de sus culturas. Cuanto mayor es la importancia de sofisticación que muestran sus habitantes, mayor es también la incomprensión, condescendencia y el desprecio con la que tratan a sus vecinos.

Este deseo por exteriorizar su pretendida superioridad no es un rasgo cuyo principal propósito es el de camuflar la sensación de inferioridad que les provoca la percepción de lujo y exuberancia que reciben desde el continente. Aunque esta no es una cualidad exclusiva de los ricos y poderosos de los pueblos autodenominados como civilizados, sino que se trata de un mal que, en mayor o menor medida, se encuentra presente en casi todas sus culturas. Que les lleva a mitificar un pasado que nunca existió. Que provoca que su alcance se encuentre mucho más enraizado en sus respectivos acerbos culturales y no se limite únicamente a lo superficial.

No existen conflictos bélicos abiertos o declarados oficialmente entre las civilizaciones quepueblan su geografía, eso es cierto, pero esto no implica que las relaciones entre ellos sean amistosas o que estas se hayan mantenido estables. A lo largo del prolongado periodo de tiempo que ha transcurrido desde los últimos grandes conflictos que han enfrentado a algunas de sus principales culturas, la tirantez ha sido una constante en la manera en la que han interactuado.

Lo heterogéneo de sus maneras de entender el mundo ha hecho que los malentendidos sean norma. Aun en periodos de aparente estabilidad y comercio fluido, la relación entre sus distintos pueblos se encuentran construidas sobre errores de interpretación y malentendidos culturales. Una serie de factores que han hecho de los nirgedu los grandes desconocidos tanto para los pueblos que conviven con ellos como para aquellos que sólo los conocen a través de terceros. A pesar de que esta es la etnia que ocupa una mayor parte de la isla, no es percibida de esa manera. Sus grandes núcleos de población son algo irrisorio cuando se comparan con los de las grandes naciones, y la manera en la que se han relacionado sus líderes con el resto de pueblos han hecho poco por cambiar esta situación.
La gran alianza que formó una gran parte de los suyos en el pasado fue suficiente para doblegar a las grandes naciones de su momento, pero su fragmentación posterior sólo ha servido para que sus contemporáneos los consideren hoy como una serie de bandas o núcleos familiares casi irrelevante.
Así, mientras que ellos se refieren a sí mismo a través de nombres como el del “Millar de reinos”, fuera de sus dominios estas “naciones” son consideradas como poco más que asentamientos o aldeas. Una visión muy distorsionada de lo que que son en realidad.

La excusa utilizada con mayor frecuencia para iniciar la gran mayoría de los conflictos entre los pueblos de Shatter ha acostumbrado a ser el legado del pasado. La posesión de los territorios y los restos de las civilizaciones que los ocuparon. Una herencia que, independientemente de su origen o de lo que dicte la historia, cada pueblo reclama como propia.

El conocimiento que se puede extraer de sus estancias también ha sido otra de las causas históricas de conflicto entre las naciones, pero su papel ocupa una posición muy inferior a los ojos de los aspirantes a dominadores cuento se compara este con los bienes materiales que se pueden extraer de ellos.
El trato que han recibido quienes han pretendido recuperar el saber olvidado de los restos de las civilizaciones del pasado ha sido diferente en cada uno de los territorios. Así, mientras que las culturas nirgedu siempre han recibido con los brazos abiertos a los investigadores procedentes del exterior, las grandes naciones como Silvarta o Tálaspor o Vanyashi rara vez han sido tan generosas a este respecto.

Esto ha sido algo que se ha acentuado especialmente durante los momentos posteriores a los grandes cambios. Un proceso que poco ha entendido de legados y respeto hacia los ancestros y que se ha reproducido de manera cíclica a lo largo de la existencia de las naciones que ocupan hoy la isla, de la misma manera en la que lo hizo con las que les precedieron.
Irónicamente, esta dinámica ha llevado a sus habitantes a desarrollar un hálito de respeto y misticismo por aquellos pueblos que les precedieron cuyo final se desconoce, al mismo tiempo que ha acostumbrado a condenar al desprecio y la vergüenza a la herencia recibida de aquellas que cayeron víctima de sus errores o de la conquista.
Esta ha sido una dinámica que he llevado a algunas de ellas a mitificar y glorificar lo desconocido y despreciar las advertencias que se pueden sacar de los errores de sus predecesores. Dentro del amplio abanico de culturas que ya no existen, aquellas que han caído en el olvido no tardan en ser recuperadas desde nuevos enfoques. Cada una de ellas son mayormente mostradas y referidas por quienes proclaman o niegan ser sus sucesores con una mezcla de incomprensión y desdén. Sus historias son una señal de advertencia, pero estas no son analizadas. Apenas se pone en valor los elementos que les han sobrevivido sino que, por norma general, su análisis se centran en las bondades de los pueblos que les conquistaron, siendo el aprecio por aquellas culturas de las que descienden de manera directa o ficticia las naciones actuales un criterio que depende por entero de este tipo de factores.

Dentro de los libros de historia de Silvarta puede haber espacio para los Prama yisán, los Prashen Olesta Ayal así como para algunas de las culturas que existieron bajo el nombre que ellos mismos ostentan a día de hoy, pero los vestigios de otras culturas, sin importar que hayan sido más antiguas o recientes que estas, se han atribuido de forma dispar entre aquellas cuya valía o existencia reconocen. Una dinámica que sus actuales gobernantes, pese a su autoproclamada ilustración, no parecen dispuestos a cambiar.

Por su parte, tanto Bahersy como Tálaspor o Vanyashi han seguido dinámicas similares. Todo elemento considerado como un avance se ha atribuido de manera unívoca a quienes proclaman que fueron sus ancestros, privando con esto casi de cualquier reconocimiento o mérito a cualquier otra influencia.

Siempre que ha surgido la la necesidad de tener un enemigo exterior que evite la crítica interna, este tipo de elementos han sido sacadas a la luz como una afrenta a corregir y la visión que se da de sus vecinos acostumbra a distar mucho de cualquier atisbo de realidad que pueda truncar esta ilusión.

Todas las culturas de la isla se encuentran impregnadas por distintos elementos pertenecientes a quienes les precedieron, y estos han sido usados con asiduidad en el pasado para iniciar guerras. A su vez, la dificultad a la hora de atribuir cada uno de estos restos a un ancestro concreto ha hecho que nadie pueda certificar más allá de cualquier duda su propiedad.
Cuando tratamos con los restos más antiguos, tanto la arquitectura de su exterior como la construcción de lo que se puede encontrar dentro de cualquier gran obra arquitectónica presente se encuentran marcadas por un gran número de influencias. Rasgos que pertenecen a distintos periodos históricos y diferentes culturas. Muchas de estas construcciones distan mucho de lo que se puede llevar a cabo con los medios presentes, y esto es algo que las convierte en algo valioso tanto para los poderosos como ante los ojos de los estudiosos. Quizás en Shatter no se hallasen las civilizaciones más avanzadas de su tiempo, quizás lo que ha sobrevivido pertenezca a los momentos en los que algunas de ellas se encontraban ya en su declive pero, aun así, los individuos que edificaron tales obras fueron coetáneos de quienes lograron construir una de las edad más importantes del progreso humano. Vivieron durante los días en los que la ciencia y las técnicas de construcción eran muy superiores a las actuales.

Su desaparición tuvo lugar mucho antes de la aparición de los primeros integrantes de las culturas actuales, y ni los nirgedu, los mandal, talashi, naimanu, sednapna, baránlos o el resto de etnias que pueblan hoy la isla llegaron a tener jamás contacto alguno con ellas. Aun así, las luchas por los restos de estas civilizaciones del pasado se remontan a los tiempos previos al nacimiento de cualquiera de ellas. Tanto las naciones que actualmente se reparten los territorios de la isla como las que les precedieron directamente guardan un gran número de similitudes a este respecto. Tanto ellas como sus antecesoras, en un momento y otro, se han proclamado como los legítimos herederos de estos pueblos con los que carecen de cualquier vínculo demostrable. Como los únicos que tienen derecho a poseer lo que estos dejaron.

Las culturas originarias de los nirgedu, a pesar de que hoy habitan una gran parte de la extensión de la isla, nacieron en su regiones noroccidentales, en unos territorios situados mucho más al norte de los que actualmente ocupan sus clanes más extensos. Este hecho no es algo que les haya impedido reclamar su derecho legítimo sobre todo aquello con lo que han entrado en contacto, todo lo contrario. Su manera de ver y entender el mundo ha llevado a algunos de ellos a defender con mayor ahinco sus derechos sobre todo nuevo valle, jungla o colina que han colonizado que sobre los lugares desde los que partieron sus ancestros.

La visión que tienen de su historia es la conjunción de todo lo que han vivido, leído e inventado. En sus leyendas no existe apenas distinción entre el mito y la realidad, entre lo que fueron y lo que afirman haber sido, entre los divino y lo humano. Todos los pueblos del pasado y el presente forman parte de ellos y su hazañas también les son propias. Por más que, en este acercamiento aglutinador de referencias, por mero azar sean uno de los pueblos cuya visión del pasado lejano puede encontrarse más más cercana a la verdad, esto no ha evitado que su ficción tenga muy poco que ver con los hechos reales que narran.

Todos sus folclores y mitologías se encuentra pobladas por los fragmentos de casi todas las culturas que han poblado la isla, tanto por aquellas con las que han tenido un contacto directo como por aquellas de las que únicamente han conocido su legado más lejano. A su vez, su contacto con el resto de naciones de la isla también han servido para que estas influencias se hayan propagado más allá de sus dominios.

De acuerdo a sus mitos, ellos surgieron del todo primordial y sus ancestros se codearon con los dioses ayudándoles a dar forma al mundo. A pesar de la magnitud de tal afirmación, su visión del mundo es muy pequeña. Son conscientes de la existencia de pueblos más allá de sus costas y el contacto con ellos también ha sido algo frecuente, pero apenas se han preocupado por aprender sus culturas. Desde siempre han mostrado muy poco interés por aprender acerca de las historias de quienes “huyeron” del hogar ancestral.
Porque, de acuerdo a estos mitos Shatter es mucho más que su hogar; es el punto del que partieron las tribus primigenias. El lugar de procedencia de cada etnia que puebla el mundo, de cada cultura que ha pisado Daegon, de cada pueblo que ha logrado superar la frontera entre los mundos. Cada una de ellas pertenecería a alguna de las primeras familias que partieron de un único asentamiento ancestral de los nirgedu.

Pero ellos no son los únicos que tienen una forma distorsionada y, hasta cierto punto, interesada, de entender su historia. Por más que Silvarta, Tálaspor o Vanyashi se proclamen superiores a estas culturas tanto en el terreno de lo social como en el de lo cultural, un gran número de sus rasgos distintivos se encuentran igualmente marcados por la superstición, la mitificación del pasado y los dejes de autoritarismo de quienes les precedieron.
Puede que el nivel de alfabetización de estos pueblos sea superior al de las grandes concentraciones de gente de los clanes dentro de las ciudades, pero en sus zonas rurales este apenas se diferencia al alcanzado por aquellos a quienes llaman “bárbaros”.

La educación ha sido un arma utilizada para separar a los estratos sociales incluso en gobiernos que se han autoproclamados “igualitarios” como es el caso del Sishin Modou. Las grandes ciudades no pueden sobrevivir son el trabajo de los campesinos a los que apenas tienen en cuenta a la hora de tomar sus decisiones, y esto es algo que se ha tratado de combatir tanto desde el mundo de la política como por métodos más hostiles. La lucha de clases está muy lejos de haber llegado a su fin en cualquiera de estos territorios.

Ha sido gracias a estas diferencias que entidades como el Yannkhor Nusung Ileth o el Visenyán han logrado que su presencia tenga una mayor penetración en las zonas más desfavorecidas. De la misma manera, el ascenso del Rapán Tohale hasta lograr hacerse con el control de Vacta Krabi vino auspiciado en gran medida a estas desavenencias y las disensiones internas de las grandes naciones.

Por su parte, y a pesar de lo reducido de su poder, organizaciones como las de las iglesias de Kanapna Yapur, Jasarta y otros cultos menores han ido logrando consolidar su presencia en diversos lugares fronterizos.

Cada una de ellas se han enfrentado de diferente manera a la percepción que se ha ido generando de los distintos mitos que han conocido las culturas de la isla. Se han aprovechado de todo lo que queda por descubrir de los pueblos del pasado para construir sus propias verdades y estructuras de poder allí donde han logrado encajar. No sólo existe una pugna entre civilizaciones, sino también entre los conceptos del mito y la razón, entre la tradición y la modernidad.

Esto no es algo exclusivo de las culturas “civilizadas”, sino que también se encuentra muy presente dentro de las distintas naciones nirgedu. El impacto del Visenyán en cada territorio controlado por los clanes es dispar, de la misma manera que lo ha ido siendo el Yannkhor Nusung Ileth o la cercanía hasta algunos de ellos de Vacta Krabi. Cada una de ellas han logrado que su mensaje cale en diferentes estratos de sus sociedades. Dependiendo del momento y el lugar concretos, las clases más bajas han apoyado al mundo de lo racional, al del poder establecido o al de la superstición.

A lo largo del tiempo ni los señores de los clanes ni quienes gobiernan el “mundo civilizado” de la isla han tenido jamás una manera uniforme o duradera de fomentar el conocimiento y la cultura. Los intentos por preservar el estatus quo en cada territorio ha sido algo tan cambiante como lo han sido la tradición que se han ido sucediendo.

Toda nueva organización que se ha salido del paraguas de los poderes consolidados han sido considerada en un momento y otro como una amenaza. De esta manera, tanto

el Yannkhor Nusung Ileth como el Visenyán, el Talath Shantyl Natoge, Rapán Tohales o las iglesia de Kanapna Yapur y Jasarta han llegado a ser consideradas una amenaza para el mantenimiento de este estatus quo. Han demostrado ser entidades al mismo tiempo útiles y peligrosas. Una herramienta eficaz para minar la influencia de las iglesias o científicos locales, al igual que para poner en duda las enseñanzas más tradicionales.

A su vez, a pesar de no pertenecer a ninguna nación, estas organizaciones tampoco han estado libres de sus propias agendas y enfrentamientos. Han sido partícipes de manera directa o indirecta de las luchas que tienen lugar en su seno como en los de sus rivales. Conflictos que, por fortuna, en los últimos tiempos han tendido a alejarse del terreno de lo bélico.

Silvarta es un ejemplo perfecto de estas dinámicas. Dentro del gran número de organizaciones y naciones que han han sido conocida bajo esta denominación, la actual encarnación de este concepto es probablemente la que menos haya recurrido a las armas para tratar de mantener su estatus. A pesar de que afirmen preservar el legado de todas cuantas le precedieron, la nación que actualmente es conocida bajo este apelativo se ha convertido en lugar en apariencia rupturista. En un concepto muy diferente del que conocieron quienes convivieron con sus antecesores. Podría decirse que el elemento que ha fomentado esta vertiente menos inclinada hacia el belicismo que las que le precedieron ha sido la llegada del Sishin Midou, pero las bases sobre las que fue construido el ideario de esta organización ya se dejaron sembradas mucho antes de su nacimiento oficial. La llegada hasta el poder de su actual sistema de gobierno, pese a pretender ser revolucionarios, no ha hecho sino potenciar lo que ya se podía encontrar en sus textos fundacionales.

Algunos de las distintos gobiernos hegemónicos que dirigieron con anterioridad esta nación entendieron que el fomento de ciertos aspectos de la cultura del pueblo era una necesidad. Un requerimiento si querían ser capaces de adaptarse a los tiempos cambiantes.
A pesar de que se trataba de dinastías hereditarias, no todas ellas fueron construidas o sustentadas sobre la fuerza de sus tropas. En su seno también se encontraron quienes buscaron convertir a Shatter no sólo en una única nación, sino también el labrarse un lugar dentro de las esferas de poder del continente. Un propósito para cuya consecución dieron un papel especial a las estrategias centradas en los terrenos de lo económico y lo social.

El Sishin Midou no deja de ser un aspecto del triunfo de algunas de esas ideas. Un grupo de gente que se limitó a usar este hecho en contra de quienes le habían dado luz. A demostrar ante el pueblo que, gracias al sistema, la figura de la monarquía era algo redundante y poco práctico. Individuos que ocultaron su ambición bajo una capa de razón que convirtieron en su estandarte. Una bandera que no atiende a criterios morales sino pragmáticos. Una fachada que, a pesar de haber puesto fin a la que históricamente ha sido las más expansiva de cuantas culturas ha conocido Shatter, no ha hecho que su ambición sea menor.

Su relación tanto con los clanes nirgedu como con las naciones que la rodean están basadas en la proyección de una clara sensación de superioridad intelectual y social. Algo que sus acciones no han logrado demostrar como cierto. Es muy probable que el nivel de alfabetización de sus gentes sea levemente superior al de la media de las naciones de la isla, pero esto es algo que tiene menos que ver con su llegada que con el legado de quienes les precedieron.

A pesar de que el Sishin Midou ha tratado de hacer todo esto de forma sistemática, la cantidad de factores que se han escapado a su control ha sido demasiado elevada. Silvarta se ha convertido en una nación que se mueve a distintas velocidades. Una que se ha visto sometida de una forma demasiado brusca a estos cambios.

Las culturas de Tálaspor y quienes componen esa abstracción conocida como Sinráesh, si bien algo más consolidadas que la de la moderna Silvarta, no por ello se encuentran libres de sus propias contradicciones y problemas.
Existe paz entre ellas. Un pacto tácito en el que algunos han querido ver una alianza, pero su relación se basa mucho más en la amenaza que ha supuesto en el pasado Silvarta que en la cercanía ideológica que pueda haber entre ellas. Su proximidad geográfica no les ha hecho similares, sino que ha acentuado sus diferencias. En ciertos aspectos, la cultural de Tálaspor tiene muchas más similitudes con la de Silvarta que con la de los clanes, la de Bahersi o la de Vanyashi.

La suya es una cultura que, a pesar de ser de naturaleza orgullosa, curiosamente ha tenido un carácter que ha tendido más hacia lo conciliador.
Irónicamente, este carácter ha sido el que históricamente ha resultado ser el origen de un mayor número de conflictos. La cadencia en su hablar así como su autosuficiencia han hecho que sean tomados por gente arrogante y condescendiente. Rasgos estos de los que no han sido sus únicos poseedores los miembros de la nobleza.

Los tres grandes bloques que habitan Shatter no sólo no comparten mitos o teismos, sino que esta carencia ha provocado que en la isla no exista un organismo central que haga las veces de árbitro en las disputas éticas o teológicas. Los dictámenes en lo referente a los dogmas de fe, lo correcto o lo incorrecto han acostumbrado a ser los elementos que han mantenido vivos los conflictos entre ellos o los que en el pasado han impedido que las épocas de paz sean duraderas.

A pesar del papel que representa la iglesia de Treyel en Silvarta, este culto no ha logrado expandir su influencia más allá de las fronteras de esta nación. A su vez, también se han desarrollado otros cultos organizados de distintos tamaños en Shatter. Organizaciones que en ocasiones sólo han servido para enrarecer o para que los locales se uniesen contra ellas. Credos como los que se rinden en las iglesias de Kanapna Yapur o Jasarta que, partiendo de una poderosa influencia proveniente tanto del Cisma Sailani de la Iglesia Tayshari el primero, como del culto a Devas Knode de Harst el segundo, han evolucionado hasta convertirse en algo muy diferente. Ambos se encuentran implantados de distinta manera en cada una de las culturas de la isla, siendo, a su vez, el origen de multitud de conflictos y aspirantes a entrar a formar parte de las estructuras del poder.

A pesar que “el continente errante” apenas rozó Shatter, tanto las noticias que llegaban acerca del mismo como las consecuencias que le siguieron sí que impactaron en su interior. El surgimiento de agitadores no tardó en producirse. De individuos que afirmaban ser portadores del “Mensaje de los cielos”; la señal que indicaría la llegada de la lucha final.

El hecho de que aquel momento no llegase a producirse no hizo que estos individuos moderasen su mensaje, sino que estos se volvieron aún más audaces. Retaron a los teólogos treyelianos, a los del Yannkhor Nusung Ileth y los del Talath Shantyl Natoge a rebatir sus argumentos. Pusieron a prueba a estos credos allí donde tenían una mayor presencia y les forzaron a responder. A convertirles en una fuerza lo suficientemente relevante como para ser atendida.

Quizás no fuese de manera directa, pero el regreso de Nargión ha sido el causante de grandes cambios dentro de los preceptos que guiaban a varios pueblos. Preceptos que jamás se habían llegado a poner a prueba y que, una vez testados, se han mostrado tan débiles como los de los recién llegados.

No importa que desde los gobiernos se haya negado de manera sistemática las palabras de los agitadores y falsos profetas, ya que esta negativa ha sido interpretada en ciertas provincias como un acto de cobardía. Una interpretación en gran medida basada en los intereses de quienes las instigaron para minar la imagen de sus soberanos.

arcanus