La edad moderna III

La edad moderna III
67: Tras la muerte de Enroth tercero de Silvarta, la nación isleña se ve dividida entre los bandos de los seguidores de sus dos hijos, Lainus y Loryn.
La coronación de Linus, la primogénita, desencadena una guerra civil.

72: Pese a contar con con el apoyo de Stelar Quinyanu, gobernante de Tálaspor, quien le da cobijo en sus territorios, la situación de Lainus se vuelve insostenible cuando Silvarta amenaza con declarar la guerra si no se le entrega al aspirante al trono.

73: Tiene lugar el juicio sumario contra Lainus y sus seguidores.

Más allá de los cargos de traición y conspiración para usurpar el trono, se acusó también a Lainus de blasfemia y herejía. Sólo su condición como miembro de la realeza evitó que fuese juzgado y condenado por un tribunal eclesiástico. Pese a esto, su condena fue el exilio, no sólo de Silvarta, sino de toda Shatter. Cualquier nación de la isla que le diese cobijo se enfrentaba a sufrir las hostilidades de Silvarta.

74: Tras su exilio, la flota desarmada de Lainus “El príncipe desterrado de Shatter” llega hasta la costa oeste de Shemellom en busca de asilo, pero no se permite el acceso de sus naves en ninguno de los puertos.

78: Harst concede a la flota de Lainus el acceso en el puerto de Shalatu.

79: Se funda en Harst el Chayashin Shatteru; el “Concilio de los arquitectos del mañana”. Lainus Treshán se convierte en el primer Kareg Shatter de este nuevo organismo.

Pese a que Sipskriel también es la principal figura del poder religioso en Harst, nunca ha dado muestras de ser un hombre con la mente cerrada a otras ideas. Contrariamente a otros gobernantes o pontífices, su filosofía siempre ha sido contraria al inmobilismo. promulgado constantemente la necesidad del cambio y la adaptación ante la naturaleza cambiante del tiempo y la misma realidad.
Las ideas cientifistas de Lainus le granjearon la simpatía y confianza del “Avatar del cambio”, quien creó para él un atípico organismo cuyo enfoque y ámbito jamás se han visto limitados.
El mantra bajo el que se fundó esta organización era claro:
“La tradición es el mayor enemigo del avance. El conocimiento es maleable y cambiante como lo es la misma realidad. Si tratamos de limitar el primero, jamás lograremos comprender el segundo”.

La sede de esta organización, La ciudadela del conocimiento, se situó en los restos de la antigua urbe de Mishkoldar, cuyo origen se cree que se remonta hasta el tiempo de los ailanu.
La elección de esta ubicación concreta, fuente de cientos de leyendas alimentadas por las supersticiones locales, fue una declaración de intenciones por parte de Sipskriel y Lainus de cara al pueblo. Esta elección no le granjeó muchas simpatías al nuevo organismo o a su fundador.

99: Se produce el advenimiento de dos seres en Harst. Su llegada hasta allí se ve acompañada por la destrucción de gran parte de las ciudades de Asansburg y Bispolus por sendos rayos surgidos de las estrellas.

Dependiendo de las fuentes, el impacto, repercusión y alcance de la llamada “Invasión ailanu” varía enormemente.
Si nos atenemos a los datos puros, lo que se sabe es ciertamente escaso, ni siquiera se ha logrado concretar el orden exacto de los eventos, el lugar en el que se avistó por primera vez a los extraños, su mismo aspecto o el medio que utilizaban para desplazarse.
Lo que es indudable es que las dos ciudades sufrieron grandes daños provocados por una poderosa fuerza desconocida.
Los dos seres a los que se hace referencia, a quienes ciertas fuentes describe con apariencia humana o humanoide, mientras que otras hablan de entidades colosales cuya presencia en este mundo no era completa, no fueron capaces de comunicarse con los habitantes de la zona, y su actitud ha sido como “notablemente altiva y hostil” o “a todas luces inhumana y ajena al entorno que les rodeaba o a la misma presencia del hombre”. En lo que sí que coinciden las diversas fuentes es en que su indumentaria no se asemejaba a nada conocido y su armamento eran a todas luces superior al de las tropas locales. Las armas convencionales no eran capaces de dañarles mientras que la energía que proyectaban era capaz de atravesar armaduras, edificios y murallas.
Tres días después de abandonar Asansburg llegaron hasta Sarén, la capital, donde perecieron o fueron expulsados por el mismo Sipskriel.

A partir de tan escasa información han surgido cientos de especulaciones, siendo las de mayor aceptación las siguientes:

Los extraños se materializaron desde la nada y realizaron su demostración de poder gracias a una tecnología proveniente de los tiempos antiguos. Muy probablemente tecnología ailanu. Esta teoría contempla también la posibilidad de que ambos seres fuesen a su vez ailanu regresados de más allá de las estrellas o desde otro plano.
Asimismo, y debido a la cercanía temporal y geográfica de su llegada, se cree que la razón por la que regresaron fue un experimentos realizados por parte del Chayashin Shatteru.
Se ha especulado también con la posibilidad de que estos individuos contasen con apoyo extra dimensional. Un ejército intangible que, pese a no poder ser percibido desde Daegon, sí que podía interactuar con esta dimensión.
Según esta teoría, este ejército invisible fue quien arrasó las ciudades y protegió a los ailanu en su camino hasta la capital. Una vez muertas los dos puntas de lanza y roto su anclaje con esta realidad, la fuerza invasora habría dejado de tener acceso a Daegon.

Por otro lado, teorías posteriores apoyadas principalmente por los sucesos acontecidos dos siglos después en Nivar y Baern, apuntan a que los rayos provenientes desde las estrellas iban dirigidos contra los extraños y que ambas criaturas pertenecían realmente a los talen.

En otras localizaciones se ha tratado de asociar este evento con apariciones extrañas sucedidas en otras naciones. Con estos datos se ha tratado de establecer un intento de invasión a una escala mayor. Por más que a lo largo del tiempo diversas voces han tratado de dar validez a esta teoría, con el paso del tiempo siempre se han terminado demostrado falsas.

Sea como fuere, y pese a tratarse de un suceso que casi se podría llegar a considerar como anecdótico, su repercusión trascendió enormemente.
Quienes acusaban a loa “Arquitectos del mañana” de ser los causantes de la llegada de los extraños solicitaron la disolución del organismo. Pese a que el gobernante de Harst no accedió a esta petición y defendió la necesidad de su labor, la desconfianza generada provocó que muy pocos voluntarios pasasen a engrosar sus filas.

121: En la provincia sheparni de Jezael se descubren los restos de lo que parece ser una estructura de construcción jonudi.

Se carece de los datos necesarios como para poder afirmar si su llegada hasta nuestro nivel de realidad era reciente o si su se produjo en el pasado lejano. El hecho de que, en un periodo de tiempo relativamente breve, se descubriesen en diversos lugares del mundo otra serie de construcciones y territorios cuyo origen se sospechan que es el mismo, ha hecho que se sospeche que su llegada se produjo en aquellos días.
Si bien todo esto parece probado, el estado en el que se encontraban los territorios que rodeaban a la construcción hallada en Jezael parece contradecir esta teoría.

Asimismo no existe consenso acerca de si estas apariciones se produjeron de manera intencionada, o si algún evento externo y fortuito fue quien las trajo hasta nuestro mundo. Ni siquiera los propios jonudi que vinieron con ellas fueron capaces de responder a estas preguntas.

Al respecto de esto, se ha especulado tanto con las posibilidad de que se tratase de un ataque masivo contra nuestra realidad, de un nuevo solapamiento de planos a una escala nunca vista, o de la confluencia de ambas cosas.

De cualquier manera, al contrario que sucediese con los domos, las únicas construcciones jonnudi que se conocían hasta la época, su naturaleza, formas y tamaños resultaron únicos en cada uno de los diferentes emplazamiento. El material utilizado para su construcción, o la manera en la que se había consolidado en Daegon, les habían conferido unas cualidades y características identitarias, permitiendo el acceso hasta su interior utilizando medios convencionales. Una vez en su interior de las construcciones o los terrenos, si bien algunas leyes físicas se veían alteradas, el normal funcionamiento de los sentidos no se veía afectado.

Dentro de las estancias de aquellas estructuras que parecían “artificiales” no se hallaron vestigios de ningún tipo de tecnología comprensible o compatible con el uso humano. Lo que sí que se halló fueron unas sustancias carentes de forma o consistencia en un estadio constante de fluctuación. Estas entidades, lo que se cree que puede tratarse de un estadio embrionario o primario de los jonudi, se encontraban contenidas en lo que se ha descrito como “receptáculos o cámaras formadas a partir de oscuridad cristalizada”.

Se sospecha que, tanto la composición de las estructuras, como el propio estadio en el que se halló a los jonudi se puede deber a que su dimensión originaria no sea Nusureh, sino alguna otra más cercana o alineada con la nuestra. Un lugar al que se ha denominado Monrasén.
Estos postulados llevaron a los estudiosos de la época a plantearse una pregunta aún no respondida:
¿Sería este hipotético lugar capaz de albergar la vida humana?.

Alrededor de la teórica existencia de Monrasén, la filósofa y antropóloga Sanyali Órstenlau (Ámars Galsú, Nivar 221, 267) planteó que, dada la posible existencia de una forma de vida derivativa de los jonudi procedente de un paradigma diferente, pudiesen existir también formas de vida derivativas de la del hombre nativas de otras dimensiones.
Hasta el día de hoy, pese a que la comunidad científica ha aceptado ambas posibilidades, ninguna de estas dos teorías han podido ser demostradas.

123: En las cercanías de la ciudad arictariana de Noeps se descubre una nueva construcción jonudi. En su interior, al igual que sucedió en Jezael, se encuentran también cientos de lo que se ha venido a denominar como jonudi durmientes o latentes.

126: Aparecen nuevas estructuras cuyo origen se sospecha extraplanar en Naltor, Baern, Goord, Harst, Saliria, Menetia, y, Werela.

En contraposición a las anteriores anomalías, no todos estos lugares aparecieron bajo la forma de edificaciones u objetos fabricados, sino que gran parte de ellas se podrían llegar a interpretar como parajes extraños, abismos que asomaban hacia lo imposible o accidentes geográficos que desafiaban los axiomas que gobiernan nuestra realidad.
Pese a desconocerse su origen concreto, la naturaleza de todas ellas ha llevado a los estudiosos a asumir una procedencia común, cuando no de una cercanía axiomática, para todas ellas.

Estas nuevas llegadas fueron recibidas de diferentes maneras por parte de las cada una de las naciones. Mientras que, en la edificación aparecida en Harst las cámaras que contenían a las entidades durmientes fueron desmantelada por una turba que, posteriormente, trató de destruir la edificación y, en Goord, esta misma actuación vino auspiciada por el teócrata, el paraje surgido en Werela llevó a algunas de las tribus de entre los angorm a asociar aquel lugar con los terrenos en los que mora Lycantros “El cazador que acecha entre las sombras”, una de sus deidades locales.
Por su parte, el resto de naciones trataron de aislar las zonas que habían sido alteradas por aquellos surgimientos. El acceso hasta aquellos lugares sólo fue permitido para los hombres de ciencia designados para su estudio.

No se ha logrado hallar datos que determinen el momento exacto de la llegada de estas entidades. Si bien es cierto que la situación en la que se produjeron estos nuevos advenimientos, así como lo escasa uniformidad de los mismos parecen indicar una cercanía temporal, no podemos descartar que la vegetación de nuestro mundo no fuese capaz de crecer en su interior. Las mediciones que se realizaron para tratar de datar las ubicaciones se basaban, en gran medida, en el estado de la vegetación que las rodeaban, al igual que se hiciese con la ciudadela de Jezael.
De acuerdo a estas métricas, su llegada se habría producido poco antes de su descubrimiento, pero dada la unicidad de cada una de ellas, es probable que cada uno de los diferentes entornos haga imposible establecer un criterio único para todos ellos.
Si bien las ciudadelas sobre las ciudadelas podía crecer cierto tipo de floresta, los territorios extraños parecían estancos a esta causística.
Basándose en estos datos, se sospechó que, a diferencia de la construcción encontrada en Jezael, la llegada de las ciudadelas fue reciente. El hecho de que unos terrenos tan amplios como los que se hallaron no fuesen descubiertos con anterioridad, o que no existiesen registros sobre tales anomalías en ninguno de los extremos del continente, ha reforzado esta teoría.

Asimismo, también se sospecha que las causas que trajeron hasta nuestro nivel de existencia cada uno de estos constructos difieren entre sí.

129: Se halla una estructura artificial que en los terrenos surgidos en Werela.

Tras este descubrimiento y la apertura de las cámaras en las que se encontraban contenidas las esencias de los durmientes, se produjo el primer contacto no hostil entre la humanidad y los jonudi.

130: Las cámaras del resto de las edificaciones jonnudi se abren de manera paulatina.

Si bien no existen registros escritos acerca de la apertura de las cámaras en Werela, sí que existen documentos que dan testimonio sobre los que se produjeron en los territorios civilizados.
Tras la apertura de sus contenedores, los durmientes no parecieron tomar consciencia o forma en un primer momento. Se ha tratado de equiparar el tiempo que les llevó el comenzar a actuar con la recuperación tras el prolongado sueño pero, por más poética que pueda sonar, esta analogía parece a todas luces imprecisa y falsa.
Su periodo de “despertar” y adaptación al nuevo entorno pareció prolongarse durante varios genom. Durante ese tiempo ninguno de los componentes de esta nueva generación / etnia / estirpe de los jonudi asumió una forma o dio señales de ser consciente de su propia existencia o de lo que le rodeaba. No fue hasta el “Beso de Idiam” que puso fin a aquel año que se produjo su auténtico “despertar”.

Hasta aquel momento, la creencia popular había atribuido a estas criaturas, como entidades derivadas de la oscuridad primaria y lo que se había escrito sobre ellas en el pasado, todas las características intrínsecas de un concepto como es “el mal”.
El miedo atávico que siempre ha atenazado al hombre cuando ha tratado con la oscuridad, o con todo aquello que es distinto siempre le ha condicionado en gran medida. Lo que no puede percibir o comprender, sumado a los constructos culturales creados alrededor de las dicotomías bien/mal y luz/oscuridad, han llevado a la humanidad a granjear casi en exclusiva valores negativos hacia este concepto. Ya desde la utilización que se hace de la misma palabra en el mismo lenguaje coloquial, hasta su uso que se hace de estos conceptos como demostraciones de teorías filosóficos, la relación del hombre con la oscuridad siempre ha estado viciada.
Filósofos como Lanyar Bertanshi (Stergión 521, 563) se han preguntado si esta relación ya existía antes del primer encuentro de la humanidad con los jonudi, o si este contacto fue el que lo cambió todo.

Según esta máxima, ayudado a su vez por las consecuencia de los encuentros previos que habían tenido las culturas humanas con los jonudi a lo largo de sus diferentes edades, la predisposición general hacia este nuevo encuentro había sido la del miedo y la cautela ante la “certeza” de un nuevo conflicto. Un conflicto que, en esta ocasión, no fue tal.

De nuevo, y continuando con la absoluta falta de información sobre las causas de este evento, se desconoce las razones por las que se abrieron estas cámaras cuando lo hicieron, o el por qué de la tardanza de estas nuevas criaturas en ser conscientes de su misma existencia.
Hasta donde se ha podido documentar, las entidades informes contenidas en las cámaras no llegaron hasta allí de manera voluntaria. Conceptos como la intención, lo material o la individualidad les eran desconocidos. Carecían de una memoria propia e individual, pero no por ello los debemos considerar ignorantes o indefensos. Tras alcanzar a comprender el lugar en el que se encontraban, y contradiciendo su tardanza inicial en alcanzar la consciencia, su proceso de adaptación fue asombrosamente rápido.

Estas nueva estirpe de jonudi, si bien parecía compartir elementos identificativos comunes con aquellos que se conocen por los textos del tiempo de los ailanu, tal y como son descritos en los relatos de esta época parecen a todas luces más “humanos” que sus predecesores.
Pese a carecer como aquellos de una forma concreta involuntaria, materia o unos métodos de percibir o interactuar con el mundo en la manera en la hacemos nosotros, su acercamiento y actitud difería notoriamente. Parecían comprender y aceptar la desconfianza inicial de sus anfitriones, al mismo tiempo que las formas que adoptaban durante sus intentos de interactuación se iban suavizando hasta adquirir rasgos semejantes a los humanos. Asimismo, al igual que sus predecesores, no parecían ser capaces de existir más allá de los muros de sus ciudadelas y territorios nativos.

Tras los primeros intentos exitosos de comunicación con ellos, sus interlocutores interpretaron que los habitantes de Monrasén eran lo que podría llegar a equipararse con unos refugiados. Unas entidades que trataban de alejarse de la oscuridad primaria de la que un día formaron parte.
Según este mismo relato, un solapamiento de realidades los aisló de Jonud; “La gran negrura” y, aún sin ser conscientes de su individualidad, algo que podríamos equiparar al instinto les hizo alejarse de su antiguo hogar. Al ser el tiempo una variable ajena a su existencia, desconocen el momento en el que se produjo este evento. Tal suceso podría haber tenido lugar poco antes de su llegada a nuestro nivel de existencia, en el principio de los tiempos o en un futuro lejano.

Se sabe que, en Werela, los habitantes de la ciudadela jonudi de Usul’Dash’Nahalu recibieron a los lideres de los clanes angorm Dogoshu, Salat Varase, Glassanu y Ranngar. Pese a que se desconoce el contenido exacto de sus negociaciones o durante cuánto tiempo se prolongaron hasta que lograron comunicarse, de una manera u otra, inalterado o con posteriores renegociaciones, el tratado de alianza que se alcanzó en aquellos días parece haberse mantenido hasta el día de hoy.
Usul’Dash’Nahalu es la única de estas ciudadelas que ha perdurado hasta nuestros días.

131: Ocupando el mismo espacio que la ciudadela surgida en Sheparn, un nuevo domo jonudi, Bushen’Geth’Ilmior, comienza a adquirir consistencia y extiende su radio con cada noche que pasa hasta sobrepasar las murallas de Immor, la capital de Jezael.
En Norotgard el domo Shall'Taen'Naú también vuelve a mostrarse activo, pero sus fuerzas no se muestran en la isla.

Al otro lado del mundo, tras el despertar de los habitantes de la ciudadela de Uli´Shur´Maesh, los domos jonudi alrededor de los que se habían construido las ciudades de Bran y Marndayal, inactivos en Baern desde la expulsión de sus ocupantes en los tiempos antiguos, volvieron a dar señales de vida en su interior.

La cercanía temporal de estos eventos llevó a los estudiosos de la época a emitir teorías basadas en datos tremendamente parciales. La tesis con mayor aceptación entonces y que, aún a día de hoy, sigue vigente en distintos círculos de intelectuales, es la que proclama que los jonudi nunca habían abandonado aquel lugar. Pese a esto, no se puede afirmar si realmente sus habitantes originarios habían permanecido allí desde los tiempos de los ailanu, o si se trataba de nuevos jonudi que hubiesen llegado atraídos por el despertar de la nueva estirpe o de algún otro evento del que no somos conscientes.

Si bien esta afirmación fue refutada menos de un siglo después, las respuestas a las preguntas que genera la segunda opción continua siendo un misterio. Pese a referirnos a todos ellos con un mismo apelativo, los jonudi de cualquiera de las dos generaciones carecen de la uniformidad cultural o racial que se les ha querido atribuir.
Cada uno de los eventos que se produjeron tras el regreso de los habitantes de los domos atendían a razones independientes. Si bien todas ellas pudieron coincidir en el tiempo, los datos recopilados por el Chernat Ianaster parecen indicar que esto fue debido a las condiciones únicas en la alineación de los planos que confluyeron en aquellos días.
El caminó hasta Nusureh se había abierto de nuevo y los domos eran la vía a través de la que se había consolidado esa comunicación. Las reacciones de quienes se encontraban al otro lado fueron tan diversas como sus intereses.

Los eventos acaecidos en Rearem fueron de dos tipos. Por un lado, en los antiguos domos jonudi situados en las provincias de Áldern y Mitlanesh también comenzó a detectarse nueva actividad pero, mientras que el propósito de los habitantes del primero fueron amistosos, sobre los territorios que rodeaban a Mayin’Isul’Galath, el segundo de ellos, con el transcurrir de los días, la luz que llegaba hasta sus habitantes se hacía más tenue.
No hubo peticiones o exigencias de ningún tipo, no se produjo ningún intento de comunicación. El comienzo y la punta de lanza de la verdadera invasión comandada por Kade'Saún'Forst se fraguó en esta ubicación.
Sus fuerzas, comandadas por Thiongord "Mano de Hierro" emergieron de los muros de los domos de Mayin’Isul’Galath, Baen'Shul'Ilay y Bushen’Geth’Ilmior.

Dependiendo de las fuentes que tomemos como referencia, Forst buscaba, trataba de crear, o aspiraba a convertirse en el Taj’Lei’Gobeh; “El que vendrá”. De igual manera, se desconoce la función concreta que representaba esta figura dentro de sus planes. Mientras que diversos textos cuya procedencia no se ha podido concretar hablan de un “jonudi supremo” y otros hablan de un “dios fabricado” para sustituir a Enai, la oscuridad primaria que les había rechazado, algunos relatos lo presentan como un artefacto mediante el que transformar Daegon y convertirlo en una realidad habitable por los jonudi.

132: Se forma la Alianza de Elerien.

Ante la clara amenaza que representaban los jonudi, las naciones de Menetia, Baern, Rearem, Goord, Nivar y Saliria, dejando atrás las rencillas de antaño, lograron alcanzar a un acuerdo de colaboración militar. Este tratado se llevó a cabo en la ciudad reani de Elerien.
Poco antes de que la finalización del año, el shraeb, Harlad Nytil de Baern y gran parte de los habitantes de Bran entraron en contacto con los jonudi.

Al este de las montañas Zorak, Sheparn y Troll Kahn, las naciones afectadas por la invasión jonnudi reclamaron que se hiciese honor al antiguo Pacto de Áractur.

A ambos lados de la cordillera central la batalla no era sencilla. El hombre ya no poseía el conocimiento y la ciencia que se utilizó para enfrentarse a los jonudi durante su primer advenimiento. Lo etéreo e inmaterial no puede ser derrotada mediante métodos físicos. Los hijos de la oscuridad, si bien gran parte de ellos no parecían tener objetivos más allá de los límites de sus domos, parecían haber llegado para quedarse.

133: Se comienza a crear un domo sobre la ciudad baerni de Yalan.

Las historias acerca del contacto entre las gentes de Baern y las fuerzas extra dimensionales son confusas cuando no contradictorias. Los documentos internos de aquellos días se plasmaron en una escritura y soportes que aún no se han podido traducir completamente.
Mientras que los textos escritos por fuentes externas afirman que Nytil y los suyos fueron convertido en yunraeh, engrosando con ello las filas del jonudi Shaen’Tau’Hyé, estudios posteriores indican que se estableció una alianza entre ambas fuerzas.
La anómala longevidad de Nytil y el notorio cambio en su comportamiento y prioridades han hecho que se especule acerca de una posible abducción, pero sus decisiones durante los años posteriores a este evento parecen contradecir esto, al indicar una notable libertad de acción.

Sea como fuere, la construcción del domo de Yalan fue llevada a cabo principalmente por manos humanas. Si bien su estructura, materiales y técnicas de edificación escapan con mucho de las capacidades de la ciencia humana, ya sea de la actual o de la de aquella época, se desconoce si esta obra se realizó de manera voluntaria o forzada.

134: Tras largas discusiones y deliberaciones en “La gran nación” se contó con las ciudadelas jonudi como miembros del Pacto de Áractur.

Pese a las reticencias iniciales por gran parte de las naciones que componían el Pacto, esta alianza resulto tremendamente provechosa. Gracias al conocimiento de la nueva estirpe jonnudi sobre la naturaleza de sus predecesores se pudieron preparar defensas capaces de frenar su avance y proteger las ciudades.
Dentro del mito de cómo se logró alcanzar esta alianza, se narra que Amlea Toshur, gobernante de la ciudad estado de Ton’Kaheru, se ofreció como interlocutora ante los habitantes de la ciudadela, aceptando convertirse en un yunraeh de manera voluntaria. Mediante este acto se convertiría en un puente entre ambas culturas.

142: La ciudad de Bakul y sus alrededores se ven sumidos en la oscuridad. El acceso hasta esas ubicaciones se vuelve imposible.

Pese a la ausencia de pruebas a este respecto, tras este suceso, lo que parecía un nuevo ataque jonudi, el gobierno de Bra’Em’Kyg se unió a la alianza Elerien.
Al no existir constancia de la aparición de domos dentro de sus territorios, a día de hoy aún se desconoce la causa o fuente originaria del solapamiento así como la procedencia exacta de sus territorios.

145: Se acepta a las ciudadelas jonudi y al domo de Baen'Shul'Ilay como miembros del la alianza de Elerien.

El mito de la consciencia monolítica que se había propagado acerca de los jonudi quedó desterrado de manera definitiva. Con el paso del tiempo, aquellos que habían estudiado al hombre lograron desarrollar unos métodos de comunicación más eficientes. Si bien continuaban existiendo diferencias insalvables a nivel cultural o conceptual que impedían la plena comprensión de los mensajes, la división en sus filas era un hecho más allá de toda duda. Parte de los jonudi se aliaron a la humanidad en su lucha contra sus hermanos.

Es muy complicado realizar un seguimiento de sus actuaciones, o distinguir cuales de ellas fueron realizadas por cada bando. Gran parte de los enfrentamientos tenían lugar más allá de los límites de nuestra realidad. No existe un registro de movimiento de tropas, el tiempo que les costaba cada uno de sus desplazamientos, a qué lugares tomados por sus rivales tenían acceso o cuáles les quedaban vedados. Si este conflicto venía motivado por la alianza con el hombre, o por motivos ulteriores entre ambas etnias, también continua siendo un misterio.

153: Bakul vuelve a ser accesible desde los territorios que la rodean.

Debido a la sintomatología del evento, se ha achacado esta acción a un ataque por parte de las fuerzas de invasión jonudi, pero esta afirmación jamás ha podido ser demostrada.
A falta de cualquier tipo de información que confirme la presencia de domos jonudi en Bra’Em’Kyg, así como ante la ausencia de documentos que constaten la aparición de otras construcciones provenientes de Monrasén, el origen y causa de este suceso continua siendo un misterio.
La naturaleza del ataque contra la ciudad de Bakul tampoco coincide con ninguna de las actuaciones previas atribuidas a los hijos de la oscuridad. La oscuridad en la que fue sumida la ciudad, según fue trascrita a partir del testimonio de un supuesto superviviente anónimo, vino acompañada por la sensación de total indefensión:

“El frío te atenaza mientras te vuelves incapaz de percibir lo que se encuentra a tu alrededor. Ciego e inmóvil, ellos te rodean y entran en tu cuerpo. Absorben todo lo que eres y has sido. Aparecen en tus recuerdos, en tus pesadillas sumiendo en el olvido todo lo que conforma tu persona.
Siempre han estado ahí, aunque jamás los has visto. Su presencia se remonta hasta tus primeros recuerdos, habitando en cada recoveco tu mente, contemplando cada fragmento de tu memoria, copando cada fragmento de tu piel.
Deseas sentir algo, palpar tu cuerpo para saber que sigue ahí, pero no eres capaz de hacerlo. Quizás te mueves, pero no eres capaz de afirmarlo. No puedes sentir ninguna de tus extremidades, no eres capaz de palpar tu propio cuerpo. Apenas recuerdas el último roce que sentiste, no notas tus pulmones hinchándose al respirar, tus pies no están apoyados sobre nada. Flotas en un vacío de la que pronto serás parte.
La consciencia se convierte un recuerdo vago, el yo y el ser dejan de tener sentido. No sientes dolor ni angustia mientras te desvaneces hacia el olvido.”

Algunos fragmentos de los testimonios de los supervivientes han hecho que el ámbito de las investigaciones se amplíe, llevando a estudiosas como Mizuo Koroshi (Shanrú, Rearem, 412, 477), en su ensayo “Un estudio de lo etéreo” plantease la posibilidad de un nuevo solapamiento planar. Dentro de las alternativas que barajaba este estudio claramente influido por los preceptos de Agnus Gimoiran, se elucubra con la posibilidad de que se tratase de alguna de las dimensiones más cercanas a otros planos primarios.
Según las matizaciones que realizaba Koroshi sobre la obra de Gimoiran, Enai “La oscuridad primaria”, también sería la ausencia de materia. Siguiendo con esta misma línea de pensamiento, Suritán, el origen de todo lo tangible, también era considerado como “la luz”, o aquello a través de lo que nuestros sentidos son capaces de confirmarnos nuestra propia existencia.

Por el contrario, históricamente otros estudiosos como Urlys Telgarashu (Lar’kain, Naltor 233, 281) han defendido que se trató de un evento de características similares a los que se produjeron tiempo atrás en el este, y que el solapamiento se produjo con una dimensión cercana a Namak.

Otras líneas de pensamiento han apuntado hacia la posibilidad de que la fuente del incidente proviniese del objeto que se estrelló en el monte Klawe siglos atrás.

171: Se inician las Guerras Tarnraqui en El Dominio.

Dependiendo de las fuentes que se consulten, Ólger Engaras, Maesc Zahard de Tarnaq, interpretó los eventos de los últimos tiempos como señales del advenimiento del Tanrakûl, o como una oportunidad única para extender sus dominios. Sea como fuere, existen registros de los preparativos para comenzar una campaña militar contra las naciones vecinas.
Los preparativos para la “santa misión” se encontraron con no poca oposición por parte, no sólo de la nobleza, sino también del clero. Estas discrepancias terminaron desembocando en una guerra civil.

198: Un grupo de disidentes del Dominio liderados por la karsten Lesbeth Horoshu llega hasta los territorios de Harst.

Tras ser recibidos por Sipskriel, se permitió a la comitiva asentarse en las cercanías de Mishkoldar. Pese a las amenazas de represalias desde el Dominio por dar cobijo a los últimos opositores al Maesc Zahard, estas amenazas jamás llegaron a convertirse en hechos.
Tras la llegada de los nuevos refugiados, estos territorios pasaron a ser comúnmente conocidos como Mysdar Tansayal; “El hogar de los sin tierra”.

203: Annlysh Níhildor, miembro de la orden de los tecnólogos al servicio del araki del distrito de Jonur en Áldern, logra acceder al domo que se haya en estos territorios.

Según sus escritos, esta hazaña fue posible gracias a la colaboración del señor del domo, el jonudi Jógar’Nasud’Carstanu. De las conclusiones de su estudio se pueden extraer varios descubrimientos.
Por un lado, tras analizar al jonudi pasó a habitar durante largas temporadas dentro de la materia/dimensión/nivel de realidad que componía a Carstanu.
Tras este proceso constató una serie de alteraciones en su propia química corporal y constantes vitales, así como un progresivo alejamiento de sus antiguas necesidades. Pese a que estos se han logrado reproducir con éxito en pocas ocasiones, mediante sus experimentos Annlysh logró alcanzar un estado de hibridación diferente al que se conoce como los yunraeh. Un nuevo estado de existencia que abría ante la humanidad una nueva realidad por explorar.

Pese a que la exploración de Nusureh aún se encuentra en un estado muy primario, de una manera aún muy limitada, controlada y no exenta de grandes riesgos y peligros, gracias a este conocimiento, la Orden de los Cronistas ha sido capaz de asomarse hasta momentos concretos del pasado sucedidas alrededor de los domos.

212: El karsten Malstar de la casa de Engaras contrae matrimonio con el Holsrer séptimo, Ilstern de Shattegar.

Mediante esta unión, el nieto de Ólger se apartaba de la lucha por el trono, pero aportaba un importante aliado para el Dominio. Pese a esta renuncia, es sabido que algunas voces dentro de los círculos de poder de Tarnaq acusaron a Malster, quien se consideraba que tenía pocas posibilidades dentro de la línea sucesoria, de tratar de acceder al trono por otros medios.
El tratado de alianza obtenido con esta unión, no sólo no mejoró la relación entre ambas naciones, sino que estas comenzaron a deteriorarse. Tras consolidarse la unión, la presencia militar en los puestos fronterizos aumentó.

219: Se frustra un intento de asesinato contra Bergesta de Undalaya, Maesc Zahard del Dominio.

221: El Dominio invade Shattegar.

Según ha quedado reflejado en los informes oficiales, las investigaciones llevadas a cabo por los inquisidores del Dominio acerca del pasado intento de asesinato, llevaron hasta el descubrimiento de indicios de una posible implicación del aspirante al trono. Ante la negativa de Malstar a personarse en Tarnaq para su defensa, se le declaró culpable y se ordenó a Shattegar su deportación.
Las negociaciones alrededor de esta petición, que no se prolongaron durante mucho tiempo, no lograron llegar hasta un acuerdo diplomático. Pese a que los gobernantes de Shattegar siempre proclamaron su inocencia, ante esta situación, se desató un conflicto militar que azotó ambas naciones prolongándose hasta fechas posteriores al fallecimiento de todos los implicados.

Décadas después de la finalización del conflicto se hallaron pruebas de la implicación Tolmeth de Orcnost, otro de los karsten aspirantes al trono, junto a miembro de los inquisidores del Dominio cuyos nombre no se han logrado desvelar, como instigadores de la conspiración.

254: A través del domo artificial de Yalan se filtran nuevas entidades hasta este nivel de realidad.

Debido a su punto de acceso, así como los tiempos en los que se produjo su llegada, durante mucho tiempo se especuló con la posibilidad de que estas nuevas entidades que entraron en contacto con el hombre fuesen una nueva estirpe de los jonudi. Estudios más recientes han llevado a los hombres de ciencia a corregir a quienes realizaban estas afirmaciones.
Pese a que se desconoce casi todo acerca de estas nuevas entidades que llegaron hasta Daegon, su comportamiento, naturaleza y ámbito de acción difieren enormemente de todo lo que se sabe de los hijos de la oscuridad.

Mientras que los primeros siempre han sido descritos como cúmulos informes y fluctuantes en un perpetuo estado de indefinición y constante cambio, quienes contemplaron a estas nuevas presencias hablaron de entidades formadas por líneas perfectas que componían estructuras de una precisión imposible. Seres estáticos de una coherencia absoluta e inalterable.
Al igual que los jonudi, estas nuevas entidades parecían carecer de materia o sustancia que les permitiese interactuar directamente con lo físico. Se cree también que el aspecto con el que han sido descritas no es sino la manera en la que el cerebro humano ha tratado de acotar unas formas que escapan al limitado espectro que somos capaces de percibir.
Otra de las teorías que se han originado alrededor de estas entidades es la que defiende que su presencia en nuestro nivel de realidad era sólo parcial. Que quienes los contemplaron sólo tuvieron acceso a una manifestación limitada de conceptos más complejos, pero que su forma completa se extiende a más niveles.

Si debemos asemejar a estas entidades con algo que que conociese el hombre con anterioridad, se cree que podrían poseer rasgos comunes con los kesari que aparecieron en Norotgard más de un milenio atrás. Se cree también que ambas criaturas pueden tener algún tipo de vínculo con los llamados “Talen”.
Todo parece indicar que, estas entidades, cuya existencia se conoce gracias al contacto con los habitantes del recientemente regresado continente de Nargión, podrían ser la encarnación pura de las apariciones de Yalan.
Durante el escaso contacto que se ha mantenido con los hombres y mujeres del continente flotante, se ha podido saber que los talen son criaturas con una naturaleza antagónica a la nuestra. Características como la inteligencia, emoción o intención carecen de sentido cuando se habla de ellos. Debido a esta descripción se ha querido ver también similitudes entre ellos y los kurbun pero, pese a lo poco que sabemos de cualquiera de estos dos conceptos, múltiples principios y axiomas que dan sentido a sus existencias difieren en gran medida.

Estas criaturas, nativas del llamado plano de Kestra, serían totalmente ajenas a la existencia de la vida humana como tal. Si bien el hombre no ha sido capaz de comprenderlos durante su larga convivencia en su plano natal, tal y como ha sido descrito su comportamiento, se presenta a los talen como unas criaturas que tampoco son capaces de comprender o relacionarse voluntariamente con todo lo que no es estático.

En vista de estos nuevos datos, lo que fueron descritos como comportamientos erráticos y acciones fortuitas, podría estas motivado por lo anómalo del nuevo entorno en el que se encontraron. No sólo esto, sino que otros hechos en apariencia inconexos sucedidos en otros lugares podrían finalmente tener una explicación.

Asumiendo que conceptos cambiantes y relativos como el mismo tiempo, el espacio y la distancia son completamente ajenos a su naturaleza, se podrían explicar ciertos eventos sucedidos muy lejanos a Yalan en los que los talen podrían haber participado. Siguiendo con esta línea de pensamiento, durante el tiempo que se prolongó su proceso de consolidación en nuestro nivel de existencia, fragmentos de su presencia podrían haberse propagado en distintos puntos.

En fechas cercanas a este suceso, Nivar se vio afectada por un evento de características similares. De acuerdo a la documentación de la que disponemos, durante este el genom de shûrtain de aquel mismo año, parte de la ciudad de Árgonstad desapareció, dejando en su lugar un hueco en el que nada parecía ser capaz de existir. Durante este suceso desapareció también la ogarn Sheiden Natlos, quien se hallaba en la ciudad.
Asimismo, se cree que durante esos mismos días se produjeron apariciones del mismo tipo en Edirth y Bra’Em’Kyg aunque, en estos casos, no tuvieron lugar en zonas habitadas. La falta de testigos en estos eventos ha hecho imposible en datar la fecha exacta de tales sucesos.

Con el paso del tiempo se pudo identificar la forma y dimensiones aproximadas de los diferentes constructos que se superpusieron sobre aquellas porciones desaparecidas de nuestro mundo.
Pese a la posterior desaparición de estas entidades, el espacio que ocuparon continuaba resultando antagónico para todo lo material u orgánico. Una vez acotadas sus dimensiones, se construyeron estructuras que impidiesen el acceso accidental hasta esas zonas.
Aún hoy se desconoce y se continua debatiendo acerca de si realmente no hay nada en esos lugares, o si unas estructuras impenetrables incluso para los sentidos permanecen allí.

Lejos de allí, en Shinzay, también se produjo un acontecimiento que no ha sido hasta estos últimos años que se ha relacionado con las apariciones Yalan.
Sobre el mar, en las cercanías de la ciudad costera de Beiyán, dos nuevas entidades emergieron desde lo que parecía una ruptura en los mismos muros de la realidad. Su llegada fue precedida por lo que los cronistas del evento han descrito como “un sonido que emanaba de la misma existencia mientras esta se tensaba y era rasgada lentamente”.
Según este testimonio, narrado en las Crónicas de Beiyán (Yen Chang Shu, Shimizu, Shinzay 214, 280):
“A su alrededor, todo es quietud. Una calma tensa y forzada que atenaza al mar ahora inmóvil y que parece ralentizar el mismo paso del tiempo. La noche no llega jamás hasta ese lugar, convirtiéndose en una segunda y lúgubre luna que se atisba con claridad cuando la noche alcanza la costa.
Mientras tato, la lucha que mantiene contra el tejido de la existencia continua siendo audible. Un murmullo cuyas ondas no se propagan por el aire, sino que, simplemente, están en todas partes. Todo aquello que entra en su rango de acción se detiene, se descompone y deja de existir. No queda rastro de las aves cuyo vuelo les llevó hasta allí. Ninguna huella de su existencia quedó en el aire o sobre el mar.”

“Pese a que el crujido provocado por la gran tensión siempre nos acompaña, algunos de los armónicos más temibles generados por su presencia se propagaron hasta el puerto y el interior de la ciudad, dejando en un estado de lenta y prolongada agonía a quienes se veían afectados por ellos.
Las frecuencias reverberaban en su interior impregnando cada parte de lo que eran. Su vibración se ajustan hasta contrarrestar el movimiento del flujo de su torrente sanguíneo, o en una fuerza que opuesta al movimiento de su caja torácica, anulando a sus pulmones cuando tratan de respirar, pero no mueren. No en ese momento.
Su vida se detiene mientras el mundo continua a su alrededor. Su mente ya no es capaz de comprender el movimiento, la vida o el cambio, pero, pese a todo, lucha contra ello. La existencia es quietud, una quietud no electa y claustrofóbica.
La lucha interna los desgarra de una manera precisa y metódica. Las líneas y formas de su figura se van haciendo más regulares, su cuerpo comienza a descomponerse hasta quedar reducido a los valores más elementales. Finalmente, no queda nada de la persona, sólo una leve vibración, una alteración cacofónica en tu oído interno cuando atraviesas el espacio que una vez había ocupado.
No parece haber lucha posible, sólo la confirmación de un realidad inalterable; Por más que podamos aspirar a ser el centro de la creación, por más que queramos creer que nuestra existencia tiene un motivo ulterior, somos irrelevantes. El universo no existe para satisfacernos o probarnos, no existe ningún equilibrio cósmico en cuyo centro estemos situados, sólo somos una casualidad, el fruto de un accidente fortuito que a nadie importa”.

Pocos días después de comenzar este suceso comenzaron las migraciones masivas desde la costa de Shinzay hacia el interior.

Dada la naturaleza de los talen, de aceptar que todos estos eventos están relacionados, aún no se ha logrado concretar qué acciones habrían sido causa y cuáles consecuencia. El orden cronológico dentro de nuestro espectro temporal no tendría por qué coincidir con la manera en la que ellos interactúan con el plano material.
Por más que, históricamente, este suceso se consideró como un asalto intencionado, desconocemos también si su llegada hasta nuestro hogar fue algo voluntario o una mera consecuencia casual del eterno movimiento del cosmos.
Estudiosos como Rayán Saydenbur (Xargnath, Menetia 443, 491) han llegado a la conclusión de que, muy probablemente, los talen ni siquiera eran conscientes del lugar en el que se encontraban y su abducción hasta Daegon fue interpretada como un ataque hacia ellos.

255: Comienza “La Gran Purga” en Shinzay.

Tras la muerte del emperador Tentai, su hijo, Seichiro cuarto, declaró el estudio de las grietas dimensionales y, por añadidura, de las ciencias puras, ilegales en el imperio.
Aquellos que no entregaron sus estudios para que fuesen destruidos, fueron perseguidos y encerrados.
Alentado por el consejero Bao Chen Zhu, sacerdote de la “Orden del inmortal y magnánimo Lo Wang Chi, custodio de las puertas de Manlau”, acusaba a estos estudiosos de haber provocado el suceso de Beiyán al liberar a dos criaturas mitológicas.
Seichiro solicitó también al gobierno de Kylbrn que desmantelase el Chernat Ianaster. Ante la negativa de Concilio de Twindar a acceder a su petición, Shinzay cerró sus fronteras con la nación vecina y rompió todo tipo de relación con ella.

267: Fallece Vernheid Amal, Maesc Zahard del Dominio.
Tras la muerte de Amal, su sucesora, Kelen Yelsteva firmó la paz con Shattegar

273: Se documentan sucesos anómalos en Nama Nayín. Se sospecha que el efecto de la presencia de los talen se ha propagado hasta el interior de Shinzay.

278: Shinzay y Kylburn retoman sus relaciones diplomáticas.

279: Shinzay declara la guerra a Kylburn.

Tras la nueva negativa de Kylburn a destruir los estudios de lo “Los topógrafos de lo etéreo” y terminar con sus investigaciones, Seichiro los acusó de ser los causantes de los recientes eventos en el las provincias centrales de Shinzay.

301: Las entidades extrañas aparecidas en las ciudades de Baern, Nivar y Shinzay desaparecen. Asimismo, en un corto periodo de tiempo las construcciones jonudi y los parajes extradimensionales también se desvanecen de nuestro mundo.

De nuevo, existen cientos de teorías alrededor de estos sucesos, ninguna de las cuales ha podido ser demostrada.
Testimonios anónimos coinciden en afirmar que la desaparición de las entidades de Yalan y Árgonstad se produjeron tras un “estallido, o un haz de luz procedente de las estrellas” aunque otros dicen que la luz no provenía de las estrellas, sino que se dirigía hacia ellas.

Tras la desaparición de las estructuras que trajeron a los nuevos jonudi, la actividad en los domos también cesó.

Bajo el auspicio del Yishin Amat, el órgano rector, liderado por Jeroth Rusandali, La Orden de los Cronistas trasladó su sede central hasta las cercanías del domo de Baen'Shul'Ilay.
Tras esto, Marndayal comenzó a ser conocida también como Cahirn Ansay “La de los muchos nombres”.
Este movimiento supuso a su vez un gran cambio en el órden político y social de la propia de Baern. La influencia de la orden dentro de la nación era indudable y esto quedó corroborado cuando gran parte de la nobleza comenzó a trasladar sus residencias principales a esta zona. Marndayal se convirtió en el nuevo centro neurálgico de Baern. Su nueva capital de facto. Asimismo, el domo, gracias al conocimiento sobre su funcionamiento que habían adquirido de los jonudi, se convirtió en una pieza clave de sus investigaciones, un lugar que, con el tiempo, adquiriría tantos nombres como la propia ciudad. Nombres como “La Catedral Infinita”, “La Biblioteca Etérea” o “La Universidad Intangible”.

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