A lo largo de sus experiencias pasadas ha logrado desentrañar un gran número de pequeños misterios, pero esto únicamente ha servido para hacerle consciente de cuánto le queda aún por descubrir y comprender. Cada nueva inmersión en esta ventana hacia otras realidades le ha servido para saber que la comprensión no deja de ser otro estado más dentro de su búsqueda. Un estado que, en multitud de ocasiones, se ha mostrado como una fase transitoria y no como su final. No importa cuántas veces repita este camino. No importa la cantidad de ocasiones en las que se vea expuesto a este flujo de información. Sabe que su curiosidad continuará sin verse saciada y, en el fondo, cualquier otro resultado lo decepcionaría. La espera le resulta agradable al igual que a todos aquellos que, como él, jamás han percibido al tiempo como un antagonista. A quien no ha conocido la pérdida y no teme las respuestas o las nuevas preguntas que pueda encontrar. A quien solo ha conocido a la incertidumbre como uno más de sus compañeros de viaje.
El caudal de datos le alcanza antes de lo que esperaba, pero esto ni le sorprende ni le alarma. Una vez más, el umbral que le separa de su destino ha vuelto a expandirse. La información de cuanto acontece más allá de lo físico y lo conceptual no puede ser contenido por un simple espacio hexadimensional. Mientras recorre sin moverse sus salas y corredores, “Aquella ante cuya mirada nada escapa” se sumerge en ámbitos que se expanden más allá de los contextos hasta los que tiene acceso por sus propios medios. Se ve expuesta a movimientos que tienen lugar en tantos niveles de realidad como es capaz de imaginar y percibir, y aun más allá de estos. A una sinfonía que no ha dejado de mutar y expandirse a lo largo de los millones de años transcurridos desde que la contempló por primera vez. Porque la realidad no deja de estar compuesta por un cúmulo de fuerzas. Por los elementos que la moldean y, junto con ella, también redefinen constantemente el mismo concepto de “verdad”. Todo lo que llega hasta sus sentidos no dejan de estados puntuales de conceptos sometidos a un imredecile estado de fluctuación. El cambio, el movimiento y la arbitrariedad imperan allí donde centra su foco de atención. La expansión y contracción son elementos consustanciales tanto de esta realidad en la que existe como de aquellas en las que fija su atención. El universo parece desconocer el significado del estatismo. No deja de verse sacudido por oleadas de arbitrariedad que lo moldean de acuerdo a criterios que aún no ha sido capaz de identificar.
Aun así, se adentra sin dudarlo una y otra vez dentro de este maremágnum de estímulos. Porque solo desde estas coordenadas tiene acceso hasta los más tenues reflejos de los movimientos que tienen lugar más allá de sus límites físicos y axiomáticos. Solo aquí tiene a su alcance la posibilidad de separar la causa de la consecuencia. Puede analiza la manera en la que surgen y re relacionan cada acción y cada reacción. Cada concepto y cada repercusión que se propaga más allá del contexto que lo vio nacer. Puede aspirar a comprender la manera en la que estos llegan a condicionar la evolución de los rincones más remotos hasta los que no deberían haber llegado. Solo desde aquí puede ser capaz de ampliar el horizonte de sucesos de su conocimiento.
Desde aquí contempló hace millones de años la construcción de Matnatur y el nacimiento de los hijos de Sholoj. Fue en estas mismas salas donde presenció la primera aparición de los irata y la llegada de la humanidad. Donde fue testigo de surgimiento de tantas formas de vida que ni siquiera es capaz de enumerarlas. Donde ha logrado encontrar sentido para su existencia.
Una vez más se adentra aquí permitiendo que las sensaciones que llegan hasta sus receptores le bañen. Sintiendo su caricia y escuchando su llamada. Vagando sin un rumbo predefinido hasta que su atención es reclamada por...