VII - Epílogo

VII - Epílogo

Por arcanus, 12 Febrero, 2023
–Supongo que ha llegado el momento –el pensamiento surge de sus procesos mentales casi como algo sólido y no tarda en desintegrarse ante sus sentidos–. Aquí poco más podemos hacer.

Se siente extraño. Calmado. Sereno. En paz ante lo que le que sabe que le depara el futuro. Intrigado mientras contempla en la lejanía lo único que le recuerda a su hogar de cuanto tiene a su alcance. A esas criaturas surgidas de su ADN. A esa mutación de los extractos que le fueron biopsiados que ahora percibe como seres vivos e independientes. Reconfortado al verlos finalmente como entidades cuya mera existencia no resulta una amenaza potencial para su existencia. Al descubrir que el tiempo que ha dedicado a investigarlos les ha convertido en algo que le importa. En lo único que queda de algo y alguien que ya no es.

Las lecturas y el resultado de las simulaciones resultan concluyentes. Tras la batería de pruebas el diagnóstico final es inequívoco. Dentro del contexto en el que se encuentra ya no dispone de medios para llevar a cabo nuevos avances. Como ya sabía antes de comenzar, no es capaz de lograr ningún cambio en en su propia situación. Por otro lado, mientras que el estado de Lexa da muestras de una clara mejoría, el de Sersby continúa siendo crítico. No importan los elementos comunes de sus genes y axiomática, ninguno de los tres se ha visto afectado de la misma manera por la fuerza a la que se han visto expuestos. A su vez, el mismo tratamiento ha generado una respuesta diferente en cada uno de los tres sujetos expuestos.

Quizás en esta realidad tratar de medir el transcurrir del tiempo sea algo absurdo, pero sí que es consciente de los miles de pruebas que ha llevado a cabo desde que comenzó con esta nueva línea de investigación. El esfuerzo que ha dedicado a la única tarea que servido para mantener ocupada su mente. Los datos a ese respecto son precisos. Metódicos. Detallados. Pero nada de esto importa. En ocasiones le continúa asaltando la duda. Le resulta difícil aceptar la existencia de algo como lo que ha experimentado. Se pregunta cuánto de lo que su parte racional se resiste a plantearse puede haber sido tal y como lo recuerda. Cuánto de lo que se niega valorar han sido realmente meros constructos y aproximaciones generadas por su imaginación y sus miedos. Cuántos de sus conclusiones son fruto del conocimiento y cuántas pueden haber estado condicionadas por sus sesgos.

“Real”. Incluso el mismo concepto le resulta ahora falso y vacío. No deja de repetirse que los datos no mienten, pero también ha visto como la misma información se corrompía al entrar en contacto con ese concepto. Cada vez que regresa la duda el ciclo se prolonga durante más tiempo, y ese es un riesgo que no se podrá permitir fuera de aquí. Una vez que se haya ido, continuar con la disgresión no solo carecerá de sentido, sino que pondrá en peligro todo lo que es.

Ha de partir. Lo sabe. Lo necesita. Ha de optar por alguna de las opciones aunque sepa que ninguna de ellas es óptima. Aunque sea consciente de que no puede hacerse ilusiones. Por más que los contenedores que nutren y protegen a Lexa y Sersby puedan mantenerles durante muchos tiempo, el estado en el que se encuentran está muy lejos de poder considerase como “vida”. No importa que, dependiendo del marco referencial desde el que se les observe, puedan sobrevivir ahí durante miles o millones de años. No importa que, mientras permanezca aquí, su estado no se deteriore a la misma velocidad que lo hará cuando se exponga a otras realidades. Sabe que a él no le queda tanto tiempo.

Lo único que puede hacer es esperar en este espacio axiomático en la que el tiempo no es secuencial. Esperar a que este contexto en la que se encuentra coincida en su vagar por los océanos de lo primario con otros territorios conceptuales. Esperar a que la unión de estas realidades desencadene un nuevo punto de acceso que le proporcionará un camino de regreso hasta su nivel de existencia nativo. Lo único que puede hacer es esperar y tratar de controlar el vagar del observatorio a través de sustrato que cimenta el todo.

De acuerdo a estos cálculos, cuando este evento tenga lugar, le llevará hasta un punto ubicado a varios miles de millones de años luz de su mundo natal, pero esto no le preocupa. Conoce caminos que le permitirán recorrer ese espacio de manera no lineal. Por otro lado, en el momento de esta confluencia, su eje cronal le llevará de regreso hasta un momento de ese universo en el que habrán transcurrido más de cuatro milenios desde el momento en el que lo abandonó, y esto sí que le supone un problema. Quizás esta cifra resulte irrelevante a la hora de compararla con la edad de esa realidad, pero resulta lo suficientemente significativa como para privarle de casi todo lo que ha conocido. Lejos de herramientas y aliados. De cualquier tipo de certidumbre. Definitivamente, las expectativas de éxito son escasas, pero sabe que cualquier otra llegará demasiado tarde.

–Inmortal –sonríe mentalmente al contemplar el concepto que toma forma ante varios de sus sentidos. No hay pesar o cinismo en este gesto, sino aceptación. No es un signo de fatalismo. No es una señal de rendición– La mente más brillante de su generación –lo único que contempla es la constatación de una verdad a la que siempre ha tratado de engañar o esquivar. El punto final a una inocencia y una soberbia a las que no echará de menos.

Centra su atención en el cuerpo que le aguarda. En ese frágil constructo que le ha servido de habitáculo y sustento desde el día de su nacimiento. Conoce cada partícula subatómica de ese envoltorio. Cada unión axiomática. Cada vínculo y enlace con el resto de su ser. Lo ha reformulado y reconstruido infinidad de veces. Ha experimentado tantas formas, géneros y realidades físicas como ha conocido. Ha expandido y afinado cada uno de sus componentes de acuerdo a sus necesidades. Ha conservado y desechado tantos atributos y cualidades como ha considerado pertinente. Podría rehacerlo desde cero sin necesidad de tener acceso al original. Sabe dónde hallar cada uno de los elementos que lo compone. Pero nada de eso serviría para solucionar su problema. A pesar de las realidades que los separan es capaz de percibir y sentir lo precario del estado de sus componentes orgánicos. No ha dejado de sentirlo en ningún momento de este viaje. Ha sido consciente de la manera en la que cada una de sus decisiones lo han deteriorado. De cómo sus acciones lo drenaban en cada una de sus etapas. Es consciente de lo que sucederá una vez que la distancia y el aislamiento dejen de protegerle. Sabe que nunca podrá escapar al dolor. Que cada día se convertirá en una lucha contra la disgregación de todo su ser. Que no se podrá permitir un momento de duda o vacilación. Que, en el mismo instante en el que su entereza falle, dejará de existir. Siente una tristeza infinita mientras lo observa ahora y contempla el resultado de su estupidez y su prepotencia. Al ser consciente de todo lo que ha perdido. Lo que ya no volverá a ser.

Hasta su mente consciente regresan también otras preguntas del pasado. Aquellas en las que se planteaba la posibilidad de reconstruir el resto de los elementos esenciales que lo componen. La reconstrucción de su núcleo a partir de la información previa de la que dispone. La posibilidad de borrar parcialmente sus errores. Un ejercicio teórico con el que siempre ha jugueteado. Uno que siempre le ha resultado muy atractivo.

La posibilidad está ahí. Una solución hipotética. Volver a ser quien fue antes de iniciar este viaje. Antes de localizar el espacio axiomático que habita en estos momentos. Pero ¿Por qué limitarse a eso? ¿Por qué no retroceder aún más?

Resulta tentador, pero no está dispuesto a pagar el precio. A la pérdida de conocimiento acumulado que eso supondría. A la parte que llega asociada a la experiencia. Por otro lado, sabe que con esto únicamente lograría retrasar la llegada hasta este mismo punto. Conoce perfectamente al yo que comenzó este viaje. Conoce su obstinación y la sensación de urgencia que siempre le ha dominado en su búsqueda del saber y la comprensión. No importa las pruebas que le proporcionase a ese individuo. No importaría lo fehaciente de los datos. No importarían las advertencias. Sin duda volvería a recorrer el camino que le ha llevado hasta esta situación. Lo sabe porque, aun sumido en la agonía, aun habiéndolo experimentado, esa parte continúa en su interior. Continúa elucubrando y trazando nuevos cursos de acción. Continúa analizando los datos buscando rutas alternativas. Continúa luchando por hacerse con el control. Se pregunta si en los sujetos que ha estado investigando se encuentra la solución a su problema. Si únicamente necesitaría recuperar lo que un día fue suyo. En ocasiones su voz resulta atronadora. Entra en conflicto con el ser que regresó del viaje. Con la voz que le dice que no puede permitirse el lujo de volver a ser esa persona y con otra más. Con la que le dice que no quiere volver a serlo.