La Orden en el presente

La Orden en el presente
A lo largo de las últimas décadas, La Orden ha ido recuperando gran parte de la reputación y repercusión que poseyó durante los años de su primera expansión. Más allá de los acuerdos económicos con distintas naciones, también ha continuado expandiendo y afianzando las distintas alianzas de colaboración que ya poseía con los diferentes organismos foráneos cuya labor es similar a la suya. El radio geográfico de estas alianzas no se encuentran limitadas únicamente a los organismos occidentales como la escuela de Sunrath en Menetia, la Universidad de Amlash en Saliria, o el Chayashin Shatteru en Harst, sino que también se ha extendido más allá de las montañas Zorak alcanzando al Gohai Kaeru de Dayashu, el Chernat Ianaster en Kylburn o el Horshutu en Shirune. De la misma manera, el ámbito de estas relaciones se extiende más allá de la mera información.
La participación periférica de La Orden y el Horshutu en la creación de la ruta transitada por la “Liga de comercio marítimo del norte” fue un logro notorio para acercar ambos extremos del continente, pero aún quedan múltiples aspectos por afinar en estas relaciones. Una vez solventado el escollo que se preveía más complicado, el de lograr establecer la comunicación y colaboración con las organizaciones orientales, nuevos e inesperados problemas han ido surgiendo de manera constante. Estas relaciones han resultado ser más complejas que las establecidas con aquellas organizaciones o naciones que se encuentran más cercanas tanto geográfica como culturalmente.
La problemática excede a la distancia o el idioma, dos problemas ya de por sí complejos de solventar, sino que, en gran medida, la gran falta de comprensión de los contextos sociales en los que se mueven estas naciones están resultando ser el mayor escollo a sortear.
Aún pese a esto, su presencia a nivel global se hace cada día más sólida. Tanto el intercambio de información como el flujo bidireccional de estudiosos es algo reciente, pero esto último ha sido fomentado por los últimos dirigentes de La Orden. Desde hace cincuenta años no es raro que se puedan encontrar tanto a miembro de La Orden destinado en alguno de los cónclaves orientales como a la inversa.

En otro orden de cosas, su relación con la teocracia de Goord y con los estamentos religiosos de Menetia, El Dominio y Bra’Em’Kyg siguen siendo complejas. Las acusaciones de inducción a la herejía, pese a no ser tan frecuentes como antaño, distan mucho de ser casos aislados. Sus eruditos en esos territorios se encuentran muy controlados. De la misma manera que sólo se les permite el estudio de elementos muy concretos, tienen prohibida la enseñanza de cualquier tipo de doctrina en sus territorios bajo severas penas. Esta limitaciones se extienden a aquellos miembros de las élites enviadas para estudiar en Cahirn Ansay.
Pese a las ideas renovadoras con las que Liveska tercera llegó hasta el cargo de sumo pontífice de Goord, estas aún no se han extendido hasta los ámbitos que afectan a La Orden.
Por otro lado, el estado de guerra amparado bajo el Tanrakûl proclamado por Shar Kushén aún sigue activo. Con esta cruzada purificadora aún en curso, los caminos de la costa noroccidental de Daegon no son seguros para nadie pero, en especial, para aquellos que niegan la validez de los preceptos sobre los que se basa esta guerra santa.

Mientras que el pueblo llano se sigue refiriendo al conjunto de todas las órdenes como “Los Cronistas”, en los últimos años se ha producido un pequeño cambio en esta dinámica. Poco a poco las labores del resto de las órdenes también ha ido ganando en visibilidad ante el vulgo, siendo los avances llevados a cabo por parte de la Orden de los Naturistas, quienes se encuentran estudiando los recientes fenómenos anómalos, los datos que más interés están despertando entre los habitantes de las grandes urbes.
Por otro lado, las actividades de las órdenes pragmáticas de los Constructores y los Cartógrafos, tradicionalmente atribuidas por parte de los ciudadanos de las naciones afectadas a otro tipo de entidades gubernamentales, también han experimentado un gran impulso en su promoción y visibilidad. Esta mejora en cómo son percibidos por parte del pueblo ha sido una consecuencia directa de las múltiples expediciones que se encuentran llevando a cabo las órdenes de los Cartógrafos y los Naturistas.
Tanto la aparición de las islas flotantes, como la materialización de lo que se sospecha que es una nueva encarnación de Kaeny cerca de las costas de Menetia, han provocado que los gobiernos de las naciones afectadas financien misiones científicas que se adentren en el océano e investiguen las causas y consecuencias de tales sucesos. Estas misiones no sólo han gozado de un gran interés por parte del pueblo, sino que la cantidad de voluntarios que se han presentado para ellas ha sido muy numerosa. Este hecho también a repercutido favorablemente en el número de personas que aspiran a ingresar dentro de las filas de La Orden.

Aparte de todas estas investigaciones, su actual Omniarca, la nivari Tilsaya Misshin (Inyashu, Nivar 699), está impulsando todo tipo de medidas que prioricen las investigaciones de los Cartógrafos, tanto en los cambios que se han producido en el plano material como en Nusureh, Nayistra y Monrasén.
Más allá de esto, también ha demostrado un gran interés en retomar el estudio de los territorios anómalos de Werela y las Llanuras Heladas.

Proveniente de la Orden de los Futuristas, Misshin afirma tener datos que demuestran que la estructura del tiempo ha cambiado, y que la aparición de los últimos sucesos anómalos son una consecuencia directa de ello.
Estas afirmaciones, pese a ser acertadas en su diagnóstico, aún carecen de la información necesaria como para ser capaces de comprender los eventos recientes en toda la extensión. Aún se desconoce cómo estos cambios han afectado a la realidad o a la humanidad, de la misma manera que se carece de la comprensión necesaria para calibrar sus consecuencias una vez que se hayan terminado de consolidar.
Los datos de Tilsaya son considerados por algunos de sus detractores como vagos en detalles, mientras que sus predicciones apocalípticas, las advertencias de que, muy probablemente, aún quedan repercusiones de este cambio por plasmarse en Daegon, todos los recursos que está dedicando a concretarlos y la falta de resultados se están comenzando a utilizar en su contra.
Si bien su ascensión hasta el cargo hace diez años fue casi unánime, una vez superados los primeros momentos y las consecuencias iniciales de los grandes cambios, sus rivales no están tardando en comenzar a sembrar dudas acerca de su capacidad y el camino por el que está llevando a la organización. Las voces críticas la acusan de paranoica, excéntrica y alarmista, al mismo tiempo que siembran la duda acerca de posibles trastornos debidos a su estancia en Baen’Shull’Ilay. Sus periodos de estancia en las zonas periféricas de Nusureh durante su tiempo entre los futuristas le están empezando a pasar factura política, mientras que sus hombres de confianza están teniendo problemas para encontrar pruebas que validen sus teorías.

Más allá de las intrigas políticas dentro de la propia Cahirn Ansay, el aumento de popularidad de los especialistas de La Orden destinados en el extranjero también está comenzando a afectar a sus ambiciones personales y a cómo son percibidos por parte de los gobiernos locales.
Sobre ellos sobrevuela la sombra de sus antecesores. Mientras que se les insta a que todo descubrimiento sea inicialmente propiedad de quien sufraga gran parte de los gastos de sus investigaciones, tampoco es extraño que se les tiente con las mieles de una mayor autonomía bajo la benévola y atenta supervisión de los organismos autóctonos.

Sedes y Embajadas

Más allá de Cahirn Ansay la influencia de La Orden se presenta bajo diversas formas. Mientras que dentro de Baern se encuentran implantados a través de diversas bibliotecas y universidades, también conocidos como los Palacios de la Comprensión y Estancias de la Razón, más allá de las fronteras de su nación originaria su presencia se ha ido transformando, adoptando formas y maneras de trabajar más acordes a cada una de las culturas que se encuentran implantadas. De esta manera, mientras que en lugares como Menetia o Goord sus embajadas adoptan la forma y función de meras sedes diplomáticas, en Saliria, Nivar o Harst estas funciones se encuentran integradas de manera orgánica con las universidades y los organismos científicos de estas naciones. Por otro lado, en Rearem y Bra’Em’Kyg, donde carecen de este tipo de estamentos, las labores de La Orden exceden a los meramente diplomáticos, extendiéndose hasta la formación de los miembros de las clases pudientes y los servicios de consultoría en materia de ciencia y las labores diarias de sus administraciones.

En cada una de las naciones en las que se encontraban establecidas, de la misma manera que la presencia de sus estudiosos adopta una gran variedad de sus funciones y apelativos, sus edificios también acostumbran a asumir diferentes formas y roles.
Mientras que, en el exterior, arquitectónicamente tratan de encajar con los diseños y formas de las ciudades que las rodean, en su interior sí que acostumbra a mantener una cierta uniformidad. Pese a todo, estos edificios no suelen pasar desapercibidos.
En aquellas sedes en las que los miembros de La Orden habitan alguna edificación preexistentes en el lugar, acostumbran a convivir con con los estudiosos y funcionarios locales. Esto no implica que no tengan laboratorios, salas, pabellones o alas enteras para su utilización exclusiva. Estos lugares, salvo excepciones puntuales, son considerados a todos los efectos territorio de Cahirn Ansay donde no se aplican las legislaciones locales.
Este último detalle es así salvo en las embajadas ubicadas en Goord. En ellas no hay excepción alguna en la aplicación de las leyes teocráticas. Todo cuando sucede en su interior es susceptible de ser auditado, investigado y juzgado de acuerdo al Libro de los pecados, el códice de conducta que recoge los divinos preceptos de Gâldaim.
Otras naciones o provincias con mayor autonomía de sus gobiernos centrales, como puedan ser Mytaler en Bra’Em’Kyg o diversos de los raktariones de Rearem han tratado de negociar condiciones similares con La Orden, pero carecen de la capacidad de presión como para imponer tales excepciones.
De cualquier manera, no todo lo que sucede más allá de Cahirn Ansay no siempre llega hasta los oídos de los mandatarios de La Orden. Ya sea por el temor de los estudiosos a las represalias o por su propia ambición, existen cientos de acuerdos cuyos documentos no han llegado hasta la sede central. Lo que sucede en una embajada acostumbra a no salir de allí, y no es extraño que en sus galerías se sellen acuerdos que, a priori, exceden de su capacidad de decisión.

Aparte de las sedes diplomáticas, La Orden también dispone de edificios dedicados a otras funciones. En las grandes urbes de las naciones aliadas con la organización, y de manera independiente a las embajadas, la orden de los Tecnócratas gestiona otras serie de locales que acostumbran a tener unas características muy diferentes.
Por un lado, buscan y reclutan a nuevos talentos locales para su incorporación en las distintas áreas de estudio de La Orden. Aquellos aspirantes reclutados por este organismo, salvo raras excepciones, suelen encontrarse entre los hijos de la gente de poder. Su incorporación implica tanto un aumento en las filas de La Orden como el abastecimiento de sus arcas ya que, durante sus años de formación, está en su mano y la de sus progenitores el asumir todo el coste que esto conlleva.
Aparte de esta tarea, ya sea bajo la forma de casas de prestamos y crédito a largo plazo, o como meros especuladores, buscan oportunidades de negocio a través de las que financiar a La Orden, al mismo tiempo que tratan de captar a inversores y mecenas interesados en la posible explotación futura de los grandes proyectos de investigación.
La preponderancia de estas tareas, sumadas a otros roles que se atribuyen a este grupo, han llevado a la orden de los Tecnócratas a ser más conocida dentro de los círculos del poder es por su búsqueda de del beneficio económico o político por encima de todo lo demás que por cualquier otra razón.

Pero estas no son sus únicas misiones fuera de Marndayal. Más allá de sus labores administrativas, financieras, funcionariales y puramente especulativas, cumplen una función que acostumbra a ser solapada por su la reputación que les precede.
En aquellas sedes que no suelen encontrarse en las grandes urbes, su espectro de acción es más amplio. Allí donde los recursos económicos no abundan su presencia suele venir dada por un intento de activar zonas cuyo potencial se cree que aún no ha sido correctamente explotado. En este tiop de ubicaciones, aunque de manera excepcional, las entidades financieras de La Orden también pueden llegar a realizar inversiones que se podrían llegar a considerar como a fondo perdido. Préstamos que no dejan de ser una apuesta arriesgada, inversiones en lugares asolados por alguna catástrofe, allí donde sus propios gobernantes carecen de los recursos necesarios para iniciar su recuperación. No siempre estas apuestas obtienen resultados ganadores, pero siempre se realizan con la aspiración de que esto les repercuta favorablemente en el futuro de la zona y, por añadidura, de La Orden.

Más allá de que aquellas sedes que se encuentran enclavadas dentro o en la cercanía de grandes urbes, también existen otra serie de emplazamientos de diversa finalidad, tamaño, e índole asociados a la organización.
La causística puede ser muy variada, tanto como la orden a la que pertenecen o la misión concreta que cumple cada uno de estos edificios. Por un lado, órdenes como la de los Naturistas disponen de diversos enclaves ubicados en las cercanías o el mismo interior de los lugares en los que se han producido diversos eventos anómalos. Los estudiosos emplazados en estos lugares acostumbran a dedicar su tiempo en exclusiva a la investigaciones de los mismos y a analizar su propagación e impacto dentro de nuestro nivel de realidad.
Este tipo de edificaciones han acostumbrado a nacer históricamente como campamentos temporales, o a aprovechar los restos de algún antiguo emplazamiento preexistente. Debido a la complejidad de los fenómenos que se estudian desde ellos, con el paso del tiempo estos grupos de estidio han sufrido todo tipo de altibajos, cambiando de manos de acuerdo a los distintos acuerdos con los gobiernos locales, transformándose en entidades independientes cuando La Orden no ha sido capaz de garantizar su sustento o su seguridad, creciendo hasta convertirse en aldeas de distintos tamaños alrededor de las que han generado pequeñas comunidades, o desapareciendo y siendo recuperados por un nuevo equipo rector con posterioridad.
La expectativa de vida y el dimensionamiento de este tipo emplazamientos acostumbran a encontrarse muy ligadas a un equipo rector y su supervivencia depende enormemente de los avances logrados durante ese tiempo. Son emplazamientos peligrosos, muy costosos de mantener y ubicados en unos territorios en los que, debido a los eventos acaecidos en ellos, la situación socio económica acostumbra a ser muy inestable.

Dada la dispersión de todas estas sedes, ya sea en aquellas que se ubican en emplazamientos muy remotos o en las ubicadas en territorios sumidos en algún conflicto, la autonomía de la que acostumbran a gozar este tipo de centros suelen suele ser muy amplia. Siempre que sean capaces de auto abastecerse, apenas suelen padecer ingeréncias provenientes desde Cahirn Ansay.
Los responsables de aquellas misiones que no requieren de una presencia diplomática, rara vez presentan cuentas ante el Yishin Amat mientras no se han obtenido resultados. De la misma manera, algunas de sus investigaciones tampoco suelen venir auspiciadas por las altas instancias, sino que son fruto de iniciativas locales. Resultado de las investigaciones o intereses de los miembros de La Orden ubicados en esos territorios.
En aquellas investigaciones más remotas tampoco es raro que, años después del comienzo de una expedición, y dada la separación geográfica, la comunicación con la sede central se vea interrumpida dejando a los investigadores a merced de sus propios recursos.
De situaciones como esta han surgido iniciativas como las de la Lugens Gaumoru o “Escuela de Gaumot” situada entre las fronteras de las Llanuras Heladas de Skartaria, Tembi y Werela, o el Unlyshe Telamoq ubicado en archipiélago de Kúbor Yolasté, surgidas ambas a partir de la negativa de diversos miembros de La Orden a abandonar su tarea tras la cancelación de sus respectivas misiones por parte del Yishin Amat. Gracias al apoyo de los habitantes locales estos y otros organismos han logrado financiarse y sobrevivir hasta nuestros días ofreciendo a los habitantes de la zona servicios de todo tipos, desde educación hasta consejo científico.

Por más que desde Cahirn Ansay se trata de mantener un cierto control y uniformidad sobre cada una de sus sedes remotas, tal meta es a todas luces imposible. No existen dos sedes iguales, no existen dos universidades con los mismos libros. Cada una de ellas pueden ser utilizadas de manera indistinta para cumplir la función de la otra. Cualesquiera que sea su función primaria, en ambas se han producido eventos que no le correspondían, se han ido construyendo alas y pabellones dedicados de manera indistinta a labores eminentemente diplomáticas o educativas. Todas ellas han visto sucederse en su interior chantajes, acuerdos económicos no oficializados, intrigas políticas, investigación, descubrimientos y enseñanza.

La Catedral Infinita / La Biblioteca Etérea / La Universidad Intangible

La ciudad estado en la que se encuentra la sede central de La Orden ha conocido múltiples apelativos a lo largo de la historia moderna. Incluso en la actualidad, dependiendo de quien se refiera a ella, no existe una uniformidad de criterios al respecto ya sean estos referentes a su nombre o su función. Esto ha llevado a que Cahirn Ansay reciba también la denominación de “La de los muchos nombres”, cada uno de los cuales depende del contexto en el que se la mencione.
Para los habitantes de la misma ciudad, dependiendo de su estrato social, puede ser Manrdayal o Cahirn Ansai. Mientras tanto, los miembros de La Orden se refieren a ellos indistintamente como Baen’Shull’Illay o Cahirn Amsay. Al mismo tiempo, los diplomáticos extranjeros continúan refiriéndose a ella como Marndayal, el nombre que poseía cuando aún formaba parte de Baern. Por otro lado, quienes se refieren a ella de acuerdo a los diferentes roles que cumple dentro de la organización el domo de Baen'Shul'Ilay, se refieren a ella como La Catedral Infinita, La Biblioteca Etérea o La Universidad Intangible.

Pese a que las primeras encarnaciones de La Orden surgieron en Bran, y en esa ciudad sigue existiendo su edificio fundacional, Cahirn Anshay es donde se encuentra ubicado actualmente su corazón y núcleo central. El lugar sobre el que se produjo su refundación. Esta misma ciudad, aunque no pertenece desde hace mucho tiempo a la nación de Baern, es considerada por gran parte del pueblo llano, tanto dentro como fuera de ella, como la capital de facto de la esta nación.
El Domo de Baen'Shul'Ilay, la cúpula / constructo jonudi alrededor de la que ha crecido la ciudad y los cimientos sobre el que se consolidó la refundación de La Orden, no sólo es una de las edificaciones más antiguas que se conservan de los tiempos de los ailanu, sino que también cumple una serie de funciones críticas para la misión primordial de esta última encarnación.

Es gracias a este constructo que la Orden de los Naturistas ha logrado atravesar el velo que separa las distintas capas de la realidad, recuperando gracias a él parte del conocimiento perdido por la humanidad. Desde el interior del Domo se ha logrado acceder tanto a Nusureh y Monrasén como a instancias más alejadas del nivel de realidad que los originó. Es el umbral a través del que se han asomado hasta la comprensión de la naturaleza de la oscuridad primaria; la entidad / concepto que comunica todos los niveles de la existencia. Una puerta que abre el camino hacia lo que no se puede ver, lo que se encuentra “al otro lado”. Aquello que no se puede tocar y que el pensamiento y los sentidos convencionales apenas son capaces de percibir y comprender.
A través de su interior se ha podido llegar hasta las cercanías de Jonund, uno de los entes primigenios que, al igual que la Vida y la Muerte se extienden a lo largo de todo tiempo y espacio de manera simultanea. La fuerza que contiene a toda la existencia aislándola y protegiéndola de La Nada.
Aventurarse en su esencia, en esa oscuridad casi sólida y parcialmente consciente que reacciona de manera instintiva ante las emociones del visitante, conlleva un gran riesgo. Perder la cordura es sencillo, desaparecer en su inmensidad y ser consumido por ella, el destino más frecuente. Fatal cuando el visitante es afortunado, doloroso y agónico en toda ocasión, iluminador en los casos más extraños. Aún así, no faltan voluntarios para adentrarse en Jonund.

En el interior del Domo se encuentran dispersas las memorias de todo lo que ha entrado en contacto con él desde que surgió en Daegon. Arremolinándose de manera dispersa y anárquica por toda su infinita extensión, se encuentran también los restos, recuerdos y ensoñaciones de todas aquellas realidades con las que se ha fusionado desde desde el principio de los tiempos hasta el final de la existencia. Las respuestas a toda pregunta.
Desde su periferia, desde Nusureh, y tras una ardua preparación, aquellos que se aventuran en su interior y logran sobrevivir a la experiencia, son capaces de percibir estas memorias de una manera fragmentada. En momentos estos contactos toman forma alegóricas, otras totalmente abstractas. Son asaltados por las imágenes palabras y emociones de quienes les precedieron en aquel lugar. En las capas exteriores perduran las de aquellos que pertenecientes que llegaron desde Daegon, ya fuesen estos humanos, dragún adai o entidades híbridas. Según se adentran en las capas más profundas, el del los conceptos o entidades que han perdido su nombre y significado dentro de Jonund.

El riesgo es enormemente alto y quienes han logrado regresar desde su interior son escasos. De los cientos de investigadores que se han adentrado más allá de la periferia a lo largo de los siglos, poco más de una decena han logrado regresar. Tras su estancia en ese lugar, incapaces de percibir y comprender el entorno en el que habitaban, con sus cuerpos casi consumidos y sus mentes en situaciones cercanas a la locura, lograron encontrar el camino de vuelta mediante procedimientos que no fueron capaces de explicar.
Antes de perder por completo su capacidad de raciocinio, o de ser incapaces de comunicarse de acuerdo a criterios humanos, algunas de sus experiencias lograron ser plasmadas por quienes les acompañaron en sus últimos días. De estas transcripciones de sus delirios febriles, de muchos de estos textos e imágenes aún se desconoce si contienen algún tipo de información utilizable.
Para el estudio de los mismos, y la comprensión de la estructura del tiempo, nació la Orden de los Futuristas. Tanto ellos como los Cartógrafos y los mismos Cronistas tienen equipos dedicados en exclusiva a estudiar estos materiales y los distintos aspectos accesibles desde el interior del Baen’Shull’Ilay. Estas investigaciones, al mismo tiempo que son considerados como uno de los más críticas y más peligrosas, también suelen ser muy solicitadas. Su estudio es uno de los más codiciadas por los eruditos de estas tres órdenes y uno estos materiales cuya acceso está más restringido por parte de los Censores. No son pocos los estudiosos que han perdido la cordura entre sus páginas, o quienes, tras leer los textos, se han aventurado de manera imprudente desapareciendo en Nusureh.

Pese a todo, a partir de esos textos y gracias también a los restos físicos que se conservan de algunas de las civilizaciones más antiguas, se está logrando articular una reconstrucción de gran parte de la historia perdida del mundo antiguo, a la par de lo que se creen atisbos del futuro.

El Gutrakage

A lo largo de la historia, diversos individuos han sido capaces de tener acceso a breves instantes del futuro, ya fuese este cercano o remoto. A pesar de que estos hechos se han producido casi siempre de manera accidental, en unas ocasiones este logro se ha obtenido gracias a la ciencia, mientras que, en otras, ha sido fruto del puro azar. Independientemente del medio, aquellos que han sido partícipes de esta experiencia, han quedado marcados por ella y han tratado de trasladar este marasmo de sensaciones al lenguaje escrito o el visual, pero esta no ha sido nunca una tarea sencilla. Las sensaciones a las que se han visto expuestos los marcan de manera drástica e indeleble. En una gran parte de los casos, estos individuos ni siquiera han sido conscientes de a qué se han visto expuestos, y mucho menos han sido capaces de plasmarlo de una manera en la que fuese comprensible.

De entre todas las entidades que pueblan el infinito, sólo tres de ellas, aquellas cuya esencia se expande a lo largo de toda la existencia, son capaces de percibir los distintos niveles de realidad en toda su extensión. Tres entes que, por su propia naturaleza, son capaces de contemplar toda la extensión de sus propios “cuerpos”: Avjaal, quien fue principio de la existencia y se convirtió en el final de todas las cosas y sus dos hijas, Sakuradai, El Tiempo y Layga, La Vida.
Pero mientras que sus esencias se extienden de manera ininterrumpida a lo largo del todo, conteniendo en su interior todo aquello condenado a ser consumido por la Nada, sus consciencias, esa característica heredada de la humanidad, se encuentran ancladas en el “ahora”. Ese atributo que les permite tomar decisiones está constreñido a moverse de libre a través del tiempo. Tienen la posibilidad de contemplar la magnitud de sus propios seres, pero en su mano no se encuentra la capacidad para moldearlos a su antojo, o de que sus consciencias viajen libremente a través de ellos de manera no lineal.
Mientras su inconsciente ha visto y “vivido” las decisiones y acciones que tomarán a lo largo del tiempo, no son capaces de conocer qué ha motivado cada una de ellas hasta el momento de llevarlas a cabo. Carecen de la visión de conjunto. Sumado a esto, sus formas no son la consecuencia directa únicamente de sus acciones, sino que se ven afectadas también por las decisiones y las acciones de todos los que se encuentran bajo su influjo. Son conscientes de sus acciones pero no del contexto completo en el que se producirán. No es hasta que han llevado a cabo esas acciones que comprenden realmente las razones o los impulsos reales que les llevarán hasta ellas, o las consecuencias de ellas que se propagarán a lo largo de cada nivel de existencia.

Esa misma consciencia, esa característica que les emparenta con el hombre y les hace gozar y padecer, que les permite comprender y, en cierto modo, compartir la percepción humana sobre su propia existencia y la de los demás, también les hace susceptibles de padecer algunas de sus cargas. La frustración, el sufrimiento, el dolor o el agotamiento no les son desconocidos, y estos son males de los que también necesitan liberarse. Situaciones con las que necesitan lidiar de una manera similar a la humana, sumiéndose en un estado equiparable al sueño.
En esos momentos, cuando el tiempo y la existencia descansan, su consciencia, al igual que la de los hombres, viaja al mundo de los sueños. Un lugar en el que tratar de olvidarse temporalmente de sus cargas y convertirse en seres diferentes, criaturas libres de tales cargas. Un lugar en el que dejan de ser eternos, en lo que todo deja de formar parte de ellos, para ser ellos quienes forman parte de algo más grande. Pero, al igual que todos los soñadores, ellos no crean la narrativa que van a experimentar. Ni siquiera ellos están libres de las pesadillas, de repetir y revivir en ese lugar las tragedias que saben que les esperan o ya han padecido.
En ocasiones puntuales, cuando esto sucede, cuando el infinito sueña, las imágenes que proyectan sus mentes son tan poderosas e intensas que logran atravesar el velo de su propia ensoñación. Cuando pierden el control de su propio ser de esta manera, partes de su consciencia alcanzan otros niveles de existencia y llegan a mezclarse con la de otros soñadores proporcionándoles breves atisbos de otros tiempos, lugares o conceptos.
Aquellos que a lo largo del tiempo se han visto afectados por estas imágenes, incapaces de escapar de su poder, se han visto irremediablemente afectados. Impelidos a tratar de comprender lo que les ha sucedido, sus búsquedas han terminado por ser tomados por las de locos o gente con una conexión especial con el universo. Por dementes y videntes, demagogos y profetas. De entre los textos, grabados y obras de quienes trataron de plasmar estas experiencias, comenzaron a escribirse las primeras páginas de lo que ha terminado por convertirse en el Gutrakage; La profecía del fin de los tiempos.
Este mito, mezclado, alterado y transmitido a lo largo del tiempo junto a cientos de leyendas de manera oral y escrita, ha sido interpretado de diferentes maneras dependiendo de cada cultura. Pasando desde la incredulidad hasta el fatalismo, no fue hasta que varios estudiosos de distintas escuelas de pensamiento comenzaron a analizar las pautas en estas historias, vincularlas con eventos sucedidos en periodos muy alejados cronológicamente de su escritura y tratando de establecer una línea temporal dentro de aquella cacofonía de mitos, invenciones y hechos reales, que se tomó en consideración la posibilidad de plantear la ineludible conclusión final: El tiempo es finito, la existencia está condenada y no está en la mano de nadie la posibilidad de hacer algo para evitarlo.

Ante este hecho se han creado a su vez nuevas y diversas escuelas de pensamiento y actuación. Escuelas, en ocasiones, con acercamientos divergentes y contrapuestas incluso dentro de la misma Orden. Por un lado, los Cronistas aceptan que lo único que se encuentra en su mano es posibilidad de documentarlo todo. Por otro, la más joven orden de Los Futuristas trata de prever los eventos, analizar qué sucesos pueden ser capaz de desencadenar aquellos que se perciben como más dañinos, y diseñar medidas que los eviten.

Los últimos siglos han supuesto un gran avance en la labor de los Futuristas. Con el estudio de Baen’Shull’Ilay y el domo de Jonur, el contacto con los jonudi que habitan estos y otros moradores de Monrasén así como los descubrimientos acerca de Kaeny y el observatorio dimensional de Suli’Gier’Nal, su percepción y comprensión del la realidad se ha visto sometida a múltiples pruebas a la par que daba un salto exponencial. El conocimiento que se daba por contrastado se ha visto superado y su aproximación hacia lo que es el tiempo se encuentra en un constante estado de evolución. Aún lejos de comprender toda su extensión y funcionamiento, sus teorías van ganando en certeza. El tiempo ya no se plantea bajo la visión simplista de antaño, como un elemento ajeno e inmune al resto de la realidad o una línea imperturbable.
Los eventos recientes les han dado unas nuevas pautas de estudio. Indicios que les han replantearse estas teorías y acercarse hacia la verdad: La misma estructura ha cambiado, y este no ha sido un hecho aislado. Aún no comprenden qué ha sucedido o las implicaciones que tendrá, desconocen la existencia de los Kayane Mashur, pero comienzan a hacerse las preguntas correctas.

Si bien el antagonismo entre los miembros de Los Cronistas y de los Futuristas se extiende a varios niveles, esta rivalidad rara vez ha llegado a pasar del plano teórico y dialéctico. Mientras los primeros cuestionan el sentido de estudiar aquello que, muy probablemente, no se va a llegar a conocer jamás, los segundos responden afirmando que lo que carece de razón de ser es el profundizar en lo inevitable, en lo ya aprendido y consolidado, en lo que ya ha pasado y no se podrá experimentar, cambiar, vivir o confirmar.
Si hay algo en lo que ambas órdenes coinciden es en su visión acerca de los preceptos sobre las que se creó La Orden y cuál es la que consideran su función primaria:
Ellos investigan para allanar el camino a quienes les sucedan. Esa y no otra es su labor esencial.

A su vez, tanto de las investigaciones y las interpretaciones de los relatos, obras pictóricas de los profetas, como de los restos y hallazgos de las antiguas civilizaciones sobre los que han trabajado los historiadores, en el exterior se han extraído cientos de conclusiones. Teorías acerca de entidades que gobiernan el devenir del tiempo y conceptos como el destino y el determinismo. Visiones tremendamente limitadas, parciales, incompletas, interesadas y casi siempre equivocadas.

Porque, si bien el determinismo o el destino tal y como son descritas en la tradición no son fuerzas que se encuentren representadas en el universo en el que se encuentra enclavado Daegon, esto no ha impedido que su existencia haya sido teorizada por la humanidad. Para una gran parte de la población que lo habita y ha habitado, el tiempo no es una entidad sino una consecuencia de las acciones de fuerzas que se encuentran más allá de su comprensión o control.

Independientemente de las creencias irracionales o las teorías más o menos certeras, el futuro, al igual que el pasado, son entidades relativas al momento cronológico en el que se encuentra ubicado el individuo. Una referencia a partir del punto de vista del observador.
El futuro “existe” y es algo que se encuentra consolidado. Pero, al mismo tiempo que esto, y de manera independiente a ello, el tiempo, esa entidad consciente de la que forma parte este futuro, no está “escrito” o “moldeado” por los designios de ningún demiurgo.
De la misma manera, el futuro no es algo inmutable. Es un ente complejo y sensible cuya masa conceptual se ve afectada por cada una de las decisiones que se han tomado jamás.
Este cúmulo de características contradictorias es algo que sólo se ha comenzado a comprender recientemente por parte de los miembros de La Orden. Una verdad que sólo se comenzó a vislumbrar gracias al estudio de la oscuridad primaria junto a los textos primigenios de Ýlar de Jomsul y otros soñadores. Aquellos que vaticinaron por primera vez el final de este concepto y toda la existencia.

Hasta tiempos recientes, la limitada comprensión acerca de la misma arquitectura del tiempo, el desconocimiento sobre el comportamiento de su masa estructural, así como la nula percepción de los cambios que se producen en ella, han incentivado el predominio de la superstición, el victimismo y la aceptación de una fatalidad inevitable.
La historia de la humanidad está plagada de líderes que han utilizado estas ideas erróneas para tratar de justificar sus decisiones, explicar el devenir de los eventos que se producían más allá de los límites de lo que su comprensión, o demostrar la afinidad de sus acciones con respecto esas fuerzas que se encontraban más allá del entendimiento humano en un momento dado. Para aquellos que seguían los dictados de los mal llamados profetas, interpretando sus visiones como advertencias o amenazas, el futuro era la fuerza impulsora de sus acciones, el vehículo imparable e inevitable sobre el que se movían. Sólo con el conocimiento real se han comenzado a desmontar aquellas teorías que vinculan lo anómalo y desconocido a un gran plan.
Diversos hombres de ciencia, ya fuesen o no miembros de La Orden, han luchado tratando de imponer el dominio de la razón sobre la superstición a lo largo del tiempo, aunque la lógica, el análisis y las pruebas rara vez han acostumbrado a ser atendidas o comprendidas por aquellos que sustentan su poder sobre la ignorancia.
Así pues, aunque el determinismo o el destino no sean más que una invención humana, esto no ha impedido que su existencia haya sido comúnmente aceptada y utilizadas como verdades absolutas o herramientas en la búsqueda del poder.

Dicho todo esto, que algunos hayan utilizado esta falacia de acuerdo a su conveniencia no implica que toda la existencia no esté condenada. El tiempo, al igual que todo aquello que tiene un inicio es, por definición, finito.
La certeza de este hecho ha sido plasmada de diferentes maneras por parte de los ideólogos de algunas de las culturas que han poblado Daegon, siendo el fatalismo y miedo unas constantes inalteradas. Algunos de estos pensadores lo han plasmado de manera fría, certera y aterradora, mientra que otros, aquellos para los que la verdad resultaba algo demasiado terrible como para aceptarla de manera resignada, han optado por interpretado como el paso intermedio hacia un estado superior.

La certificación de los terribles hechos presagiados por gente como Ýlar de Jomsul, Bashukur “El Loco” o Ludstavic de Úlister, de una u otra manera, no han hecho sino asentar de una manera indisoluble la fatalidad del imaginario colectivo. La gran mentira es más fácil de aceptar que una verdad dolorosa e inevitable, pero esto no convierte lo falso en verdadero.
Porque, independientemente de que el devenir de los acontecimientos no se encuentre decidido previamente por ninguna entidad absoluta, por alguien contra quien luchar o con quien negociar, esto no implica que el final de todo no se vaya a producir. El cuerpo del tiempo está formado por la suma de las acciones de todos y cada uno de los seres, entidades y conceptos que han existido, y el final de la existencia ha sido, es y será la consecuencia directa de todas ellas.

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